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Banalizar todo para que nada cambie...

Juan Jované

9 de septiembre de 2020


El comunicado del grupo Repensar Panamá del 28 de agosto, que aborda el tema de la planificación estratégica, sigue las pautas de sus propuestas previas, en las que, bajo la cubierta de posiciones progresistas, aparece una visión banal, incapaz de servir de base para una real transformación del país.

Lo primero que llama la atención del documento es que el mismo se refiere “al modelo de crecimiento y desarrollo”, expresión que contiene una contradicción. La diferencia entre crecimiento y desarrollo es bien conocida. Como bien lo señala Herman Daly, el economista ícono del enfoque de la Economía Ecológica, crecimiento es producir cada vez más, sin tener preocupación por el progresivo impacto sobre la naturaleza y la distribución del ingreso, mientras que desarrollo es el incremento de la calidad de vida de la población, asegurando la sostenibilidad ambiental y una distribución equitativa del ingreso. Sin embargo, este es apenas una peccata minuta del documento.

Más adelante Repensar Panamá se plantea que la problemática del país se debe simplemente a la “falta de racionalidad y coherencia para alcanzar el desarrollo sostenible”. En esta frase se oculta un hecho importante. No es cierto que la política económica del país no tenga una racionalidad y una coherencia, éstas sí han estado presentes, pero se trata de la visión perversa que sobre estas tiene el proyecto neoliberal que se ha venido aplicando sistemáticamente en el país. ¿Se trata de desconocimiento o de un intento de no molestar a algunos de los miembros del grupo? No se puede hacer planificación estratégica desfigurando el diagnóstico del modelo imperante.

En lo que sigue del comunicado bajo análisis intenta producir una especie imagen objetivo progresista, la cual, sin embargo, carece en varios de sus lugares de una precisión de la realidad. Por ejemplo, se habla de una “gestión tributaria equitativa”, la que “minimice la evasión”, obviando señalar quién es el sujeto principal de ésta. Se puede demostrar estadísticamente que la evasión generada por el sector corporativo alcanza anualmente al 7.9% del PIB.

Tampoco, por razones obvias, se menciona la evasión patronal de las cuotas de la seguridad social, que mantiene a cerca de 93,000 trabajadoras y trabajadores en condiciones de informalidad, pese a que trabajan en empresas del sector formal. A todo esto, se debe agregar que cuando se habla de un sistema tributario que “estimule la inversión”, se está haciendo referencia al enfoque de la llamada “Economía del Lado de la Oferta”, que tiene como base la desacreditada Curva de Laffer, la cual propone una reducción de los impuestos para estimular el ahorro y la inversión. Esta es la doctrina favorita de Donald Trump.

En un reciente libro (“What’s Wrong With Economics?”), Rober Skildelsky, el biógrafo más reconocido de John Maynard Keynes, advierte que entre los errores fundamentales de los economistas neoclásicos está la ausencia del tema del poder en sus análisis. Con esto se oculta la realidad de quiénes son los grupos sociales que diseñan la política económica y las instituciones para favorecer sus intereses. Es evidente que el comunicado de Repensar Panamá cae en ese “error”, ya que nunca menciona cuáles son los grupos de poder que construyeron y mantienen el actual modelo socioeconómico del país.

Es una posición que anula el proceso de construir una estrategia alternativa viable. Como lo ha señalado Carlos Matus la posibilidad de implementar una estrategia pasa por “identificar los grupos sociales que respaldarían la imagen futura de la sociedad”. Seguramente entre estos no están los sectores económicamente dominantes del país que se benefician del modelo neoliberal-transitista.

La tarea principal es la concienciación y organización de la población. Cualquier diálogo sin cumplirla solo llevará a la frustración.