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Razones e implicaciones del traslado de la Embajada de EEUU a Jerusalén

Nazanin Armanian
www.publico.es / 071217

Después de ordenar la mayor reducción de tierras públicas protegidas de la historia de EEUU, hacer la mayor bajada de impuestos en 30 años, y conseguir que el Tribunal Supremo avalase su infame solicitud de prohibir la entrada de personas procedentes de ocho países en su mayoría musulmanes (entre los que no está Arabia Saudí, acusada por el propio Trump y el Congreso de estar detrás del 11-S), el presidente de EEUU deshace la política tradicional de EEUU respecto a Palestina: anuncia el reconocimiento de Jerusalén ocupado como capital de Israel y ordena el traslado de la Embajada de su país a esta ciudad.

Trump así, en un acto suicida, despoja a los palestinos de todos sus derechos para dárselos a Israel.

Durante 70 años, EEUU ha permitido a Israel robar las tierras palestinas (incluso cuando pretendía ocultarlo firmando la Resolución 2334) y hacer una limpieza étnica. Esta decisión de Trump representa una nueva fase en la agresión al pueblo palestino. Ni Bill Clinton ni George W. Bush, que también prometieron mudar la Embajada a Jerusalén, se atrevieron a hacerlo. Habían dejado que el propio Israel a través de sus políticas ilegales y leyes se apoderase de la Ciudad Santa.

De hecho, la ‘Ley del Gran Jerusalén’ incluye la expulsión de los palestinos “residentes” de su ciudad natal con mil artimañas, aumentar la población judía de la urbe trasladando a miles de colonos judíos como votantes elegibles, ampliar sus límites municipales para incluir los asentamientos ilegales en Cisjordania, y limitar aún más los derechos de los palestinos, todo ello para distorsionar la identidad de Jerusalén.

Entonces, ¿qué ganaría Donald Trump con una medida que aísla a EEUU, perjudica sus intereses en Oriente Próximo y amenaza su seguridad?

El anuncio ha sido un balón de oxígeno para Netanyahu, que tuvo que soportar la protesta de decenas de miles de israelíes el pasado 2 de diciembre pidiendo la dimisión de su gabinete por corrupción.

Una urbe santísima

Jerusalén, cuyo nombre árabe es Al-Quds (“Lo sagrado”), fue fundada por el reino Ugarit (1450 a. C – 1180.C.) con el nombre de Ur-shalim (Ciudad Apacible). Es para los judíos el lugar de la construcción del primer templo de su fe, para los cristianos la ciudad donde Jesús desarrolló su misión, y para los musulmanes desde donde Mahoma ascendió al cielo.

Conquistada por casi todos los imperios viejos y actuales, Jerusalén fue ocupada en su mitad Occidental por Israel durante la guerra árabe-israelí de 1948 y en su mitad Oriental (que estaba bajo el control jordano) en la guerra del 1967. En 1980, Israel aprobó la “Ley de Jerusalén” para anexionar la parte oriental, que desde entonces está ilegalmente bajo su jurisdicción.

Los posibles objetivos de Trump:

1. Conseguir el apoyo del Congreso (apodado “otro territorio ocupado por Israel”) ahora que el caso de Rusiagate le apunta directamente: se baraja la posibilidad de que el ex asesor de seguridad nacional, el general Michael Flynn, testifique contra el presidente.

2. Exhibir el poder de su yerno judío Jared Kushner, acorralado por la justicia de EEUU por ordenar a Flynn conseguir el apoyo ruso para anular una votación en el Consejo de Seguridad, que iba a condenar los asentamientos ilegales israelíes en Cisjordania. Es además una muestra el aumento de la influencia del vicepresidente Mike Pence (un sionista cristiano) en la Casa Blanca. Pence ha sido el portavoz de los partidarios de reubicación de la embajada en Jerusalén.

3. Contentar al lobby proisrailí de EEUU, que le criticaba por su trato poco entusiasta hacía Israel e incumplir su promesa electoral al respecto. El magnate de los casinos de Las Vegas, Sheldon Adelson, vinculado con el partido Likud israelí, que había donado 35 millones de dólares a la campaña electoral de Trump, le acosaba con la pregunta de ¿cuándo el traslado de la embajada? El giro en la política exterior de Trump ha sido tal que hasta su hija se ha convertido al judaísmo. AIPAC no sólo ha conseguido colocar a Irán como “el principal enemigo de EEUU por encima del terrorismo” en la agenda de Trump, sino que también ha logrado cambiar la postura de “neutralidad” de Trump en el conflicto palestino-israelí. Retiró su cooperación con la Unesco por criticar la anexión de Jerusalén Oriental a Israel.

4. Desencadenar más conflictos étnico-religiosos en la región en el cumplimiento del Proyecto del Nuevo Oriente Próximo, imposibilitando la creación de un estado palestino, y de paso, ampliar el negocio de la militarización de la zona.

5. Forzar a la Autoridad Palestina a aceptar la llamada “Iniciativa de Paz” de Jared Kushner que propone olvidarse del “estado palestino” y del regreso de los refugiados, conseguir una autonomía con la soberanía de Israel sobre las fronteras y el espacio aéreo de Cisjordanía, a cambio de recibir un generoso paquete de ayuda financiera destinada a la burguesía palestina.

6. Con su popularidad por los suelos, Trump intenta recuperar el apoyo de millones de votantes de derecha y sobre todo de los evangelistas que le llevaron a la Casa Blanca. Durante su visita a Israel, y desde decenas de vallas publicitarias en su recorrido, los evangelistas le recordaban lo decisivos que fueron sus votos y que esperaban que cumpliese con su promesa sobre el estatus de la ciudad en disputa.

Y las posibles consecuencias de la temeraria decisión

7. Implica que EE. UU. ya no considera la presencia israelí en Jerusalén Oriental una ocupación, ni ilegales los asentamientos judíos construidos después de la guerra de 1967, que infringen el Convenio de Ginebra que establece que una potencia ocupante no tiene soberanía en el territorio que ocupa. Así, EEUU rompe con su compromiso formal de cumplir con el derecho internacional.

8. Provocar fisura en la Casa Blanca: Los secretarios de Estado y de Defensa, Rex Tillerson (con rumores sobre su próximo cese) y Jim Mattis se han opuesto a la medida de Trump.

9. Acabar con décadas de consenso internacional sobre el estado de la ciudad. Hasta la Unión Europea, el principal aliado de Washington, ha dejado solo a Trump en esta peligrosa aventura.

10. Afecta a Jordania y Arabia Saudí, y no estar preocupados por el destino de los palestinos desahuciados, sino porque actúan como guardianes de los templos musulmanes de la Ciudad Vieja.
11. Perjudica a los intereses y el poder del Vaticano; de allí la oposición del Papa Francisco.

12. Divide a la comunidad judía estadounidense: unos, porque creen que no era el momento ya que el resto del mundo se opone a este asalto de Israel a toda la ciudad, ni representa una prioridad para los judíos, y otros como el grupo J Street que defienden el derecho de palestino a su estado, que así pierde lo que iba a ser su capital.

13. Una mayor agresividad por parte de Israel en expulsar a los palestinos.

14. Provocará la intifada de una gente que no sólo hoy no tiene nada que perder, sino que ve cómo secuestran su esperanza de un futuro diferente. Situación que además propiciará el protagonismo de organizaciones como Hamas.

15. Pone en peligro los intereses de EEUU en todo Oriente próximo, y ¡no por Al Qaeda o el Estado Islámico! Jerusalén no es sólo una cuestión palestina, sino también islámica.

16. Podrá afectar a la seguridad del propio Israel, preocupación que han mostrado el comentarista militar israelí Roni Daniel.

Esta hazaña de Trump está condenada al fracaso. La cuestión es el número de víctimas que dejará en su paso.


Palestina: ¿La solución de dos estados o uno binacional?

Nazanin Armanian
www.publico.es / 231217

Mientras EEUU desafía al mundo entero, entregando Jerusalén a Israel, China y Rusia toman el protagonismo para resucitar el “proceso de paz” en apoyo a una Palestina independiente sobre la base de las fronteras de 1967 con Jerusalén Este como capital. Pero, ¿es viable la solución de 2 Estados (S2E), palestino e israelí?

De un Estado a dos

Los puntos álgidos del conflicto palestino-israelí muestran el tortuoso proceso de la resistencia de un pueblo despojado de los más elementales derechos humanos:

• Entre 1919 y 1939, Palestina, de mayoría árabe y con una minoría judía, lucha para liberarse del colonialismo británico, que había dividido su tierra entre Transjordania (ahora el estado de Jordania) y Palestina (hoy Israel y Cisjordania / Gaza).

• En 1947, la ONU plantea “El Plan de Partición” de Palestina: nace la S2E, uno judío en el territorio al oeste del río Jordán, y otro palestino. La Gran Bretaña llevaba años ejecutando el proyecto de crear “un Ulster judío en el corazón de Oriente Próximo”. Los árabes rechazan la propuesta, mientras un sector de la izquierda árabe y judío, influido por la línea marcada por la Unión Soviética (que consideraba el conflicto entre el colonialismo sionista europeo y los palestinos un conflicto étnico-religioso), la respalda.  El nuevo imperio, los EEUU, empieza a apostar por Israel como su brazo ejecutor en la región, quien cooperará en aplastar los movimientos progresistas y frenar la influencia de la URSS.

 • 1948: la ONU sigue con su plan y entrega el 56% del territorio de Palestina al sionismo a pesar de que los judíos constituían sólo un tercio de la población, dejando el resto para los palestinos.  Desde entonces, los israelíes ni siquiera han respetado esta injusta decisión de la ONU y han ido expulsando de cientos de miles de palestinos de sus hogares, provocando una profunda catástrofe (Nakba) en la vida de los palestinos.


• En 1967, cuando el Estado de Israel ya está creado pero el mundo se ha olvidado del Estado Palestino, el chovinismo israelí vence al nacionalismo árabe durante la Guerra de los Seis Días y tanto la Franja de Gaza y como Cisjordania son ocupadas por Israel; hecho que reafirma la convicción de los derrotados en la necesidad de desmantelar el Estado israelí e instalar en su lugar un Estado democrático y secular.

• Al principio de los ochenta, la masacre de Sabra y Chatila, como parte del plan israelí  de hacerse con el control del Líbano, golpea duramente a la OLP, que además es hostigada por Siria y la extrema derecha sunnita y chiita libanesa. La posición de las fuerzas progresistas palestinas se debilita de forma dramática. En 1985 la organización dirigida por Yaser Arafat tendrá que abandonar el Líbano e instalarse en Túnez.


• 1987: el avance de los asentamientos judíos provoca la primera Intifada. Un años después el Rey Hussein renuncia a los derechos de Jordania sobre Cisjordania en favor de la OLP.

• 1991: la OLP tendrá que abandonar la idea de recuperar Palestina y cederá ante Israel, por los siguientes motivos:

1. El colapso de la URSS, el principal defensor de la causa palestina.
2. La retirada de la ayuda económica por parte de Arabia Saudí y Kuwait por el apoyo de Arafat a Sadam Hussein en la Guerra del Golfo Pérsico. Expulsión de decenas de miles de trabajadores palestinos.
3. La pérdida del apoyo popular a la OLP por la creciente corrupción en su aparato directivo.
4. La derechización de la sociedad israelí, y su negativa a restablecer la legalidad exigida por la ONU.

• 1993: Una OLP acorralada por Israel y EEUU firma los Acuerdos de Oslo que prevé un pseudoestado palestino (débil, subdesarrollado y desarmado) en Gaza y Cisjordania, y el reconocimiento de la soberanía de Israel sobre el resto de sus territorios históricos. Hamás, el Yihad Islámico y el Frente Popular para la Liberación de Palestina se oponen a la S2E ya que pondría fin al anhelo de los refugiados palestinos de regresar a la patria.

Barreras ante la fundación del Estado palestino

• Israel no tiene ninguna intención de permitir un Estado palestino. ¡En las aguas de Gaza hay una enorme reserva de gas! Que Netanyahu cada día hable de la “amenaza iraní” es para desviar la atención pública de la progresión de sus fuerzas militares en las tierras palestinas y para seguir avanzando con sus políticas de exterminio, sin llamar la atención.
• Los países árabes, que han conseguido someter a la OLP a sus intereses a través de la ayuda humanitaria, temen el impacto que pueda tener una lucha exitosa de palestinos en sus feudos.

• La construcción de un muro al oeste de Cisjordania de 810 km de longitud por Israel en 2002, con el que se ha apropiado de las tierras de cultivo palestinas y el mayor acuífero de Cisjordania.

• Crecen los asentamientos israelíes en Cisjordania (con unos 400,000 colonos judíos) y no hay ninguna posibilidad de desmantelarlos. La anexión de facto de Cisjordania a Israel es un hecho, y no hay territorio continuo para formar un país palestino. Israel ha creado en Palestina algo parecido a las reservas de nativos americanos en EEUU:


¿Y un Estado binacional?

Ante esta situación, los líderes palestinos empiezan a barajar la posibilidad de la Solución de un Estado Binacional (SEB) en el que el poder estaría compartido entre ambos pueblos y los ciudadanos tendrían los mismos derechos. Edward Said incluso creía que era la fórmula que posibilitaría la paz entre ambos pueblos. Pero esta opción hoy es poco realista debido a que:

• La mayoría de los palestinos la rechazan. Sería renunciar al sueño de un Estado-nación palestino en todo el territorio al oeste del río Jordán. Otros creen que Israel es irreformable, ya que el sistema del apartheid está en la naturaleza del Estado sionista. Decía Bob Avakian, el comunista estadounidense, que “después del Holocausto, lo peor que le ha sucedido al pueblo judío es el Estado de Israel”.

• Para los israelíes, como el político Ehud Olmert, sería el fin del Estado de Israel si los palestinos abandonan la demanda de su propio Estado en favor de “una persona, un voto” dentro de un mismo Estado. Porque Israel tendría que otorgar los derechos de la ciudadanía a los palestinos y dejar de ser un Estado judío.

• Para que sea viable, ambos pueblos deberían tener el mismo poder económico y político para no avasallar al otro. Y no es el caso. Los ciudadanos judíos de mayor poder adquisitivo podrían instalarse en las tierras fértiles “palestinas” aumentando la brecha entre ambos pueblos.

• Hoy, abogar por la SEB significa invitar a Israel a anexionarse legalmente lo que queda de Palestina y despojar a sus gentes de cualquier derecho. Quizás ésta solución sirva para cuando Israel se haya liberado de la ideología sionista.

Hay una tercera alternativa

El tiempo ha confirmado que es un error subordinar la lucha de clases a la lógica de la liberación nacional, sobre todo si esta lucha está dirigida por las fuerzas de derecha. Los comunistas palestinos rechazan tanto la S2E como la SEB y proponen fundar un nuevo Estado democrático que reemplace a “Israel” y a “Palestina, y esté libre de la supremacía de una religión o una etnia sobre otras y de cualquier otra forma de discriminación de los ciudadanos. Ya que el enfoque nacionalista simplista oculta el hecho de que tanto Israel como Palestina son sociedades capitalistas con numerosas contradicciones en sus senos.

La mayoría de los israelíes y palestinos, aunque en diferentes niveles, comparten preocupaciones: trabajo, vivienda, sueldo digno, corrupción, y ni la S2E ni la SEB podrían paliar los problemas del desempleo, vivienda, sueldos bajos, y las discriminaciones étnicas, de género, etc, que padecen. 

Esas graves diferencias sociales existen no sólo entre los israelíes y los palestinos sino también dentro de cada grupo. Cerca de 1,8 millones de ciudadanos de Israel (de sus 8,5 millones), incluidos 840.000 niños, vivían en 2016 en la pobreza extrema. En Jerusalén, el 55% de los niños viven por debajo del umbral de la pobreza. El 9 de diciembre, 10.000 israelíes protestaron en Tel Aviv contra la corrupción del gobierno de Netanyahu, y una semana después los empleados de Teva, la mayor fabricante mundial de medicamentos genéricos, ocuparon las calles de Tel Aviv denunciando el plan de la compañía de despedir a cientos de trabajadores. Por su parte, en la Cisjordania ocupada, durante marzo del 2016 miles de profesores de escuelas públicas participaron en una huelga que duró varias semanas exigiendo una subida salarial.

Sin embargo, hoy no existe una verdadera alternativa de izquierda en los dominios de la Autoridad Palestina ni en los de Israel. Además, el destino del pueblo palestino está enlazado con la situación política de la región que está sumida en una profunda crisis, y azotada por varias guerras imperialistas que amenazan con extenderse.

Las ideas en torno a la destrucción del “otro” pueden complacer las emociones más primitivas, pero no representan ninguna solución a este dramático conflicto. La lucha palestina requiere una estrategia realista (con utopía incluida) basada en un movimiento amplio y fuerte, capaz de atravesar las líneas sectarias. Si bien es cierto que cerca de la mitad de los israelíes piden la expulsión de los árabes de las tierras sagradas, la otra mitad se opone a este despropósito.

Son momentos muy complicados para los líderes palestinos. Necesitan prometer una solución a su pueblo para mantener la esperanza de que no sólo es su derecho, sino que también es posible.