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EE.UU., el petróleo venezolano y la piedra en el zapato de Tillerson


www.rebelion.org / 150218

A la luz del anuncio de la realización de elecciones presidenciales en Venezuela antes de abril próximo y con una oposición debilitada y desunida, el periplo de Rex Tillerson aparece como un nuevo capítulo de la opción intervencionista de la administración Trump, y apunta a dar continuidad a la estrategia de fortalecer la acción concertada del bloque de gobiernos de derecha con el objeto de bloquear toda posibilidad de integración regional no dependiente.

La reciente gira demuestra que el segundo año de la administración Trump será de grandes peligros para Latinoamérica y el Caribe, porque la Casa Blanca tiene dos objetivos que rayan en la obsesión: uno, descarrillar las relaciones económicas, políticas, de seguridad y defensa que China y Rusia están forjando en el continente; y la destrucción de la Revolución Bolivariana, con el propósito (no confeso) de apropiarse de las riquezas petroleras venezolanas.

En la Universidad de Texas, el 1 de febrero, definió a China y Rusia como “potenciales actores predadores que están apareciendo en el hemisferio”, “poderes lejanos que no representan los valores fundamentales de la región” y concluyó que “Latinoamérica no necesita nuevos poderes imperiales que sólo buscan el beneficio propio”. No es casual que la gira de Tillerson se produzca casi inmediatamente después del II Foro ministerial China-CELAC, en Santiago de Chile, con la presencia del canciller Wang Yi.

EEUU siente la necesidad de mostrar presencia en la región, frente a la propuesta de China a la CELAC de incorporar a la región al gigantesco proyecto de infraestructura conocido como la Nueva Ruta de la Seda. Poco antes y con muy escaso éxito, el vicepresidente Mike Pence pasó en agosto pasado por Colombia, Argentina, Chile y Panamá, recogiendo sólo rechazos ante la mención de una intervención armada. Washington enfrenta asimismo la inminente concreción del Tratado Transpacífico entre 11 países naciones de América Latina y Asia, a ser firmado en Chile en marzo próximo sin la participación de EEUU.

El otro gran eje del discurso de su gira fue la Revolución Bolivariana y la “restauración de la democracia” –¿será la que llevaron a Irak, Afganistán o Libia?- en Venezuela, misión para la cual cosechó apoyos en Argentina, Colombia y Perú, cuyos presidentes están dispuestos a embarcarse en la aventura con opciones que van desde las sanciones a la comercialización del petróleo venezolano o la creación de un supuesto “corredor humanitario” para enviar “ayuda” a Venezuela desde Colombia, hasta el aumento de la presión e injerencia diplomática del llamado Grupo de Lima.

Ya con Tillerson de regreso, el senador republicano Marco Rubio - quien tiene un papel clave en las políticas hacia Caracas y La Habana- se manifestó en favor de un golpe de las fuerzas armadas venezolanas para derrocar al gobierno: “El mundo apoyaría a las fuerzas armadas en Venezuela si decidieran proteger al pueblo y restaurar la democracia removiendo al dictador (…). Los soldados comen de la basura y sus familias pasan hambre en Venezuela, mientras Maduro y sus amigos viven como reyes y bloquean la ayuda humanitaria”, dijo en dos tuits.

¿Coincidentemente?, la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya, anunció el jueves pasado un examen preliminar por presuntos crímenes atribuidos a cuerpos de seguridad estatales en el contexto de las protestas antigubernamentales entre abril y julio de 2017 dejando unos 120 muertos que, según el gobierno, son atribuibles a las acciones terroristas.

En cada una de sus visitas Tillerson habló de la Cumbre de las Américas de la OEA, proyectada para a abril en Perú, donde EEUU espera lograr una “condena” contra Venezuela que incluya sanciones a nivel regional y recibió la inesperada noticia de que Nicolás Maduro asistirá a esa cita.

Todo expresa la perspectiva política, histórica e ideológica desde la cual Washington se plantea las relaciones interamericanas y el curso de sus inminentes acciones en la región. “El tiranosaurio Rex tiene apetito de petróleo y sufre la resaca de la vieja hegemonía en decadencia, está desbocado y carece de escrúpulos, lo que lo convierte en una amenaza todavía mayor. Sus bramidos que invocan la guerra han encontrado eco entre un puñado de presidentes y élites políticas latinoamericanas dispuestas a acelerar la intervención y radicalizar los métodos de lucha, con la opción militar como prioridad”, señala el catedrático tico Andrés Mora.

La estadía en Jamaica, un cercano cofrade de EEUU en el Caribe, perseguía el objetivo de atraer a los pequeños países que hasta ahora han resistido con firmeza y decisión amenazas de todo tipo provenientes de Wshington para que cesen su apoyo a Venezuela. Si en lo político, Jamaica era el país menos importante en la gira de Tillerson, en términos diplomáticos, fue el propósito más preciado del viaje del Secretario de Estado. Pero Colombia fue la parada más transcendental a fin de ultimar detalles para la agresión.

En Jamaica dijo que Estados Unidos, México y Canadá estudian cómo mitigar el impacto en el Caribe y las refinerías, si Washington impone sanciones a la industria petrolera venezolana y agregó que cualquier acción contra el petróleo venezolano afectaría a los países caribeños, muchos de los cuales han disfrutado durante mucho tiempo de combustible subsidiado de la nación sudamericana. Las refinerías de la costa estadunidense del Golfo de México también se verían afectadas, destacó.

La nueva estrategia de EEUU sería estrechar lazos comerciales y militares con los países de Petrocaribe ante el peligro de contagio mimético de los ideales chavistas al depender en exclusiva de esta alianza para su abastecimiento energético. Recientemente, el gobierno estadounidense celebró una Cumbre de Seguridad Energética en el Caribe, en la que instó a los países de la subregión a diversificar sus fuentes de energía, confiar más en las inversiones privadas y reducir así su dependencia de Petrocaribe.

¿Monroe vive?

No se sabe bien si fue Juan Manuel Santos o el mismo Tillerson, quien ordenó desde Colombia a la oposición venezolana que no firmara el acuerdo al que había llegado con el gobierno en Santo Domingo, ante el estupor del presidente dominicano Danilo Medina y al ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero. Cuando Santos, Mauricio Macri, P. Kuszynski y otros adláteres vociferan que no reconocerán los resultados de las elecciones venezolanas, le están diciendo a la oposición que aunque ellos ganaran, no serán reconocidos, porque el único camino que aceptarán es el de la guerra.

Venezuela está alerta. Colombia y Brasil están movilizando tropas a su cordón fronterizo que los une con este país. Santos creó un grupo especial de seguridad que operará en Cúcuta, y aprobó la movilización de casi 3 mil efectivos militares y de otros cuerpos de seguridad para reforzar la Operación Esparta.

Mientras Tillerson andaba por el sur, desde Washington, la ministra argentina de Seguridad, Patricia Bullrich anunció la instalación en la norteña provincia de Misiones de una base militar estadounidense, con la excusa de combatir el narcotráfico, negociada con el presidente Mauricio Macri.

Muchos memoriosos analistas hablan del renacer de la funesta Doctrina Monroe -América para los (norte)americanos- que tuvo como consecuencia las múltiples y continuas intervenciones militares de EEUU en México, Centroamérica y el Caribe a partir de la segunda mitad del siglo XIX y a través de toda Suramérica durante el siglo XX. Otros se preguntan qué puede ofrecer hoy Estados Unidos a su patio trasero, en momentos que China y Rusia entraron a jugar con fuerza en la región.

La Organización de Estados Americanos (OEA), en crisis de credibilidad, ha mostrado su impotencia para diseñar una salida a la crisis política venezolana, junto su indiferencia frente a la crisis política brasileña y hondureña. Lo cierto es que Washington, con éxito, se ha esforzado en bombardear todos los mecanismos de integración latinomericano-caribeña.

Ahogó las posibilidades de que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), sin EEUU, pudiera responder a las urgencias de la región, con el apoyo del Grupo de Lima, mientras la Unión de Naciones del Suramérica (Unasur), sin dirección desde hace un año, perdura inoperante, por la acción decidida de los nuevos gobiernos neoliberales y la desaparición de líderes como Chávez, Lula, Kirchner e incluso Correa.

El canciller petrolero

El canciller Rex Wayne Tillerson, lleva más de 40 años en la petrolera ExxonMobil, y fue su presidente hasta el año pasado, cuando pasó a integrar el gabinete de empresarios-ministros de Donald Trump. Y, tan apegado a sus negocios que debieran facilitarse desde el poder, obviamente tiene al petróleo venezolano entre ceja y ceja, tras sus fracasos de los últimos 18 años.

ExxonMobil es la principal empresa a la cual el gobierno de la República Cooperativa de Guyana ha permitido la exploración ilegal, por violar el Acuerdo de Ginebra de 1966, de gas y petróleo en las aguas oceánicas adyacentes o contiguas al territorio Esequibo, legítima e históricamente reclamado por Venezuela. Más grave aún, la referida compañía estadounidense ha pretendido realizar dichas exploraciones en nuestra indiscutida fachada atlántica, en la desembocadura de nuestro río Orinoco.

¿Coincidentemente? en el momento en que Tillerson realiza su gira injerencista, el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, anuncia públicamente que enviará el diferendo entre Guyana y Venezuela a la Corte Internacional de Justicia, en La Haya, desestimando los mecanismos de negociación previstos en el Acuerdo de Ginebra de 1966, único instrumento legal que reconoce Venezuela para dirimir la controversia.

Lo cierto es que la industria petrolera necesita reemplazar 34.000 millones de barriles de crudo al año, pero en el 2015 tan sólo se alcanzaron los 8.000 millones, por el drástico descenso de las inversiones en exploración y producción mundial (un 28% en el 2017 y se estima una nueva caída del 20% este año), por lo que EEUU intentará provocar un golpe de mano contra Maduro para apropiarse de las reservas petrolíferas venezolanas.

Las derrotas de Exxon y Tillerson
La primera derrota legal con el gobierno de Hugo Chávez fue en ocasión de la nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco, el primero de mayo de 2007. Un año después, la Exxon Mobil intentó una acción judicial de confiscación de activos de la estatal petrolera Pdvsa en el exterior por 12 mil millones de dólares ante tribunales ingleses (llamada "Mareva Injuction") y también fue derrotada.

Más tarde llevó a Venezuela a juicios de arbitraje -acordados durante la Apertura Petrolera en la llamada Cuarta República (antes del 1999), primero ante la Cámara de Comercio Internacional, con una demanda mil millonaria. Y también fue derrotada. Y, en seguida, volvió demandar ante el CIADI (Centro de Arbitraje Internacional) en Washington, por 1.400 millones de dólares, para sumar otra derrota legal.

Venezuela apeló este fallo porque la sentencia tenía un problema de fondo y la última sentencia a favor de Venezuela, fue el año pasado… hecho que fue tímidamente difundido en Caracas. Cuando delegados de países productores de petróleo se reunieron en la ONU para analizar este triunfo, el exministro de petróleo venezolano (hoy detenido) pidió al embajador en Naciones Unidas que "no hiciera o declarara nada" porque "se estaban tratando de llegar a acuerdos con ellos".

Lo explica (o denuncia) Rafael Ramírez, ministro de petróleo y presidente de Pdvsa cuando Hugo Chávez, y entonces embajador en la ONU, hoy separado del cargo, quien afirma que dos ministros del gobierno, pidieron reunirse con la ExxonMobil en Nueva York "para negociar el regreso de la trasnacional al país, e incluso para que explotaran en conjunto con Pdvsa el campo que la Exxon se apropió en nuestras aguas territoriales en disputa con Guyana", lo que trataba de demostrar una especie de "iniciativa pragmática" de algunos personeros del gobierno .
EEUU, el petróleo y el ahogo a la región

EEUU es el país del mundo que más hidrocarburos consume a diario, unos 20 millones de barriles, el doble que China, entre su parque industrial, la enorme cantidad de vehículos particulares y colectivos que movilizan y el gigantesco aparato militar de que dispone.  

La producción de petróleo de forma convencional en EEUU alcanzó su máximo nivel en 1970 y después comenzó a declinar, teniendo que importar en el 2005 casi el doble del total de crudo producido en dicho país hasta la aparición de la revolucionaria y controvertida técnica del fracking, que consiste en la extracción de gas natural no convencional mediante la fracturación de la roca madre (pizarras y esquistos) para la extracción de gas de esquisto (shale gas) y de petróleo ligero (shale oil).

Según datos oficiales, EEUU se habría convertido ya en el principal exportador mundial de combustibles refinados (gasolina y diésel), pudiendo convertirse en el horizonte del 2018 en exportador neto de GNL, con una producción de crudo equivalente a 10 millones de barriles diarios provenientes de los campos tradicionales y de las nuevas explotaciones de petróleo en roca porosa (Cuenca Pérmica de Texas).

Pero seguirá siendo importador de crudos hasta 2035, con un consumo de entre 16 y 20 millones de barriles diarios, pero en el 2020 el petróleo importado representará tan sólo el 26% de su mercado interno. En la actualidad, el 45% de las importaciones de crudo de EEUU proceden de Oriente Medio y Norte de África, pero la nueva geoestrategia energética pasaría por tener a Canadá como principal proveedor (con la construcción del oleoducto Keystone XL), lo que tendrá efectos colaterales como la progresiva disminución de importaciones de crudo procedentes de la OPEP, México, Colombia y Brasil.

Asimismo, hay una drástica reducción de sus compras a Venezuela con el objetivo de lograr la asfixia económica del gobierno bolivariano y fagocitar sus reservas de petróleo (hoy son sólo de 800.000 bpd diarios frente a los 1,7 millones de bpd vendidos en 1998), lo que obligará a México y Venezuela a redireccionar sus exportaciones hacia China e India, con fletes prohibitivos.

Por otra parte, Petrocaribe fue creado en 2005 por iniciativa de Venezuela con el objetivo de suministrar combustibles a los países de la cuenca del Caribe en condiciones ventajosas de pago, como créditos blandos y bajas tasas de interés para 18 países. Venezuela exporta 100.000 barriles diarios a los países del bloque que generaban una factura de 4.000 millones de dólares, de la cual una parte se paga en efectivo.

En cada país que visitó Tillerson habló de petróleo. En Argentina quiso echarle mano a los ricos yacimientos de litio del norte del país y los de hidrocarburos de Vaca Muerta, pero se encontró con otro CEO-ministro como Juan Aranguren, directivo de la Shell.

Jeffrey Sachs, académico de la Universidad de Columbia que participó en las actividades preparatorias de la reunión del G20 – que Argentina organizará en noviembre-, dejó un par de mensajes que dejó atónitos a los funcionarios de la cancillería argentina: criticó la política de Vaca Muerta (producción de petróleo y gas por fracking, debido a su impacto ambiental) y también la decisión de Macri de reducir los impuestos de las grandes empresas, lo que hace aumentar la desigualdad, que es insustentable, dijo.

Quizá una nueva edición, para nada edulcorada de la doctrina Monroe, sirva para el despertar de un frente común de la región. Tillerson ha hecho su esfuerzo para que ello ocurra. No se auguran sino tiempos difíciles para Venezuela y toda América Latina y el Caribe, porque esta ofensiva imperial, que hace parte de la restauración neoliberal conservadora, encuentra a las izquierdas y a las fuerzas progresistas latinoamericanas y caribeñas viviendo su peor momento en los últimos 15 años.


Desafíos ante el asalto a la salud y a la soberanía alimentaria ligados al tema de las plantas medicinales


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Introducción

La historia de las plantas medicinales y alimentarias es inseparable de la vida de las comunidades indígenas, negras y campesinas, y ha estado ligada a una visión integral, cósmica y espiritual. Forma parte de las ceremonias y rituales de “los condenados de la tierra” desde el nacimiento, el desarrollo pleno, el sufrimiento y hasta la muerte.

Esa historia de dignidad ha sido violentada por quienes nos han dominado, han expropiado la cultura y han deformado la verdad. El saber popular ha sido saqueado y secuestrado por los que tradicionalmente han robado nuestros recursos en el pasado y que ahora, en el presente, vulneran al ser social con las políticas neo-colonizadoras del capitalismo globalizante y excluyente más atroz; son asaltantes de la soberanía alimentaria y medicinal y su conducta se manifiesta en un mundo de patentes, multinacionales farmacéuticas, tratados desiguales, plaguicidas y el negocio de los organismos modificados genéticamente, conocidos como “transgénicos”. Sus políticas empobrecen cada vez más a los campesinos, a los indígenas y a los trabajadores cuyos productos, sin embargo, alimentan a la humanidad.

Las consideraciones que se presentan en esta ponencia sobre las plantas medicinales están inmersas en el contexto de la soberanía alimentaria y medicinal; en consecuencia, son holísticas e integrales y toman en cuenta esa relación dinámica y contradictoria que se desarrolla entre el conocimiento de una ciencia y técnica “sin conciencia” y una sabiduría popular e histórica con conciencia de liberación.

El primer desafío es el cuidado y defensa de la Madre Tierra

Esta concepción de amor se refleja al respetar la vida, la biodiversidad, la sanidad de las aguas, los aires, los suelos y los bosques en el marco de la interacción, la comunicación y el balance comunitario. Este principio es inherente a todas las formas de vida animal, vegetal y humana y al mismo tiempo, si se rompe ese balance, algunas especies mueren o desaparecen o se desarrolla un cúmulo de enfermedades. Por eso, los lugares más armónicos son aquellos que han mantenido el principio del balance sustentado por las sabias lecciones de los abuelos y las abuelas y por los movimientos de liberación de nuestros pueblos.

En tierra sana crecen plantas, animales y seres humanos sanos; por ello las tierras más cuidadas en el siglo XXI siguen siendo aquellas preservadas por los pueblos nativos o autóctonos. Sin embargo, esas tierras son las más ambicionadas por los intereses multinacionales articulados a los sectores poderosos y a los gobiernos opresores.

Esto se refleja en la gran destrucción de los bosques por parte de las empresas madereras y mineras, las refinerías con desechos del petróleo y la agroindustria con las grandes plantaciones de monocultivos que destruyen la biodiversidad y producen monotonía; desaparece la diversidad y al final la tierra muere. De allí que los megaproyectos, incluyendo las represas hidroeléctricas, explotaciones mineras y petrolíferas; las políticas de la Organización Mundial del Comercio, el Plan Puebla Panamá, los Tratados de Libre Comercio y la proliferación de parques industriales o de maquilas; las plantaciones de monocultivos como el banano, caña de azúcar, palma africana, las plantaciones para biocombustibles y la industria camaronera destructora de los manglares figuren, junto con sus estrategias de enriquecimiento multinacional, entre las principales causas de la desaparición de todo tipo de plantas medicinales, de la riqueza genética y del patrimonio cultural.

En Honduras estos hechos se manifiestan con los desalojos violentos y despojos de la tierra en contra de indígenas, garífunas y campesinos, condenando con ello a los pueblos a la más terrible miseria. En innumerables ocasiones hemos dado nuestro testimonio médico acerca de la brutalidad policial y militar contra las manifestaciones de protesta del Consejo de Organizaciones Populares Indígenas (COPIN), y de las organizaciones chortíes, garífunas y campesinas. De manera heroica estos pueblos han resistido luchando contra el despojo de sus tierras, el divorcio de la vida comunitaria con las plantas, los animales y los seres humanos.

Hemos sido testigos de cómo en comunidades campesinas han sido demolidas sus casas con tractores y “bulldozers”; sus maizales y frijolares arrasados por los cuerpos policiales y militares y quemadas sus viviendas, tal como ha ocurrido en los campos bananeros (Tacamiche), La Paz, Las Limas y en Nuevo Despertar, en La Sabana en las proximidades del Lago de Yojoa. También hemos sido testigos y actuantes en la resistencia a la explotación minera en el Valle de Siria, en San Andrés; La Labor de Ocotepeque, Comayagua, Aramecina, Güinope, El Paraíso y otras. En igual forma, hemos sido parte de las denuncias del asesinato de campesinos y ecologistas defensores del bosque.

Se ha relatado esta historia de violencia contra nuestros pueblos porque también es una agresión a las plantas medicinales y el primer desafío es la defensa de la biodiversidad como parte de la salud integral. Sin tierra no hay vida, no hay dignidad, no hay cultura.

El segundo desafío es la salvación de las semillas

La preservación de las semillas de maíz, papa y frijol ha servido para alimentar a gran parte de la humanidad. En igual forma, se hace necesario conservar las semillas de las plantas medicinales; existe un sinnúmero de plantas que tienen ambas funciones: ser nutrientes y ser sanadoras. Por otra parte, la ciencia moderna desconoce aún las propiedades de la mayoría de las semillas, hojas, y tallos de las hierbas llamadas “salvajes o silvestres”, quizás porque han resistido a través de los siglos las agresiones químicas.

Es necesario desarrollar la costumbre de compartir semillas entre las comunidades locales y también entre las comunidades hermanas de Meso América, América Latina, África y Asia; sería una forma de compartir la soberanía alimentaria entre las comunidades y de aprender a cómo preservarlas. Hay que organizar los bancos de semillas para conservar el tesoro genético que tenemos pero que ignoramos. Proceder por lo tanto a hacer un inventario de las semillas y plantas y educar a las poblaciones para que no participen en la extinción de las especies de animales (pájaros, murciélagos, monos, insectos) y la diversidad del bosque que mantiene la vida de las semillas. Sin embargo, los bancos de semillas debe ser componente de la seguridad por parte de las comunidades organizadas, porque los biopiratas multinacionales están, como depredadores, continuamente al acecho.

Contrastando con este espíritu, se encuentra la lógica del capital que se está apoderando de patentes no sólo de plantas medicinales sino de animales e incluso de caracterizaciones genéticas de los seres humanos. Resulta, por lo tanto, injusto que tengamos que importar semillas híbridas de plantas medicinales o bien de aquellas que crecen en climas y ambientes diferentes. Esto crea dependencia externa y empobrece a nuestros agricultores.
En el marco de la biotecnología y de la violación a la soberanía alimentaria se han desarrollado los transgénicos u organismos modificados genéticamente, que además de causar viejas y nuevas alergias y otras enfermedades, están alterando el futuro de las especies animales y de plantas de uso alimentario y sobre todo están ocasionando hambre y miseria entre los campesinos y grupos étnicos, ya que el costo de esta tecnología no está al alcance de los trabajadores de la tierra.

Como consecuencia directa de tratados comerciales sin equidad económica y social, se han presentado novedosos fenómenos de cuasi extinción cultural; tal es el caso de la tortilla de maíz, que siendo la base ancestral y milenaria de alimentación de nuestro continente mestizo, ahora no se encuentra a disposición de la gente más vulnerable por el acecho del hambre, por la simple razón de que no pueden comprar el caro maíz transgénico norteamericano; ello con el agravante de que el fenómeno ya se ha extendió a los otros países mesoamericanos, hacia el sur del continente.

El tercer desafío es el agua

El área mesoamericana es abundante en agua, dulce y salada; somos una zona de huracanes y tormentas tropicales, y sin embargo el agua ha dejado de ser libre en su intercambio con los seres vivientes. Los que menos tienen acceso al agua son los pobres, los desplazados. Las empresas no se apoderan de cualquier suelo, sino de las mejores tierras, o sea las que tienen agua disponible en abundancia para sus cultivos. Los países ricos dominantes cada vez disponen menos de agua dulce y siendo previsores y colonizadores, para tener un mejor control del vital líquido, han privatizado el agua en las naciones dominadas.

La falta de agua altera la biodiversidad, menoscaba la producción agrícola de las comunidades y vulnera el crecimiento y la reproducción de las plantas medicinales y alimentarias. Existen megaproyectos que encarcelan el agua en las llamadas represas, desplazando a pueblos enteros, despojándolos de su tierra y de su cultura. Desde luego, existe resistencia contra la construcción de represas tales como la de El Tigre, entre Honduras y El Salvador; y la de El Patuca II, en la zona nororiental de Honduras.

Cuando se mantiene la biodiversidad y el bosque y se preservan el suelo, las cuencas de los ríos y las micro cuencas, el agua respeta a la vida, porque ella es la vida misma. Los árboles amarran la tierra y aunque llueva torrencialmente o existan huracanes, los daños son menores; pero cuando se deforesta el bosque y se destruyen los manglares, se pierde la biodiversidad y por lo tanto se extinguen especies animales y vegetales.

Cuando el agua está encarcelada ya no está viva, está enferma y es lugar donde crecen los mosquitos que transmiten la malaria y el dengue. Otro caso corresponde al agua contaminada por plaguicidas; por residuos tóxicos y metales pesados de la industria minera. En esta agua no hay vida y en términos científicos estrictos ha dejado de ser agua, porque está muerta. El agua de un manantial con todas sus especies vivientes si no está contaminada podemos beberla y no nos hace daño.

En el caso de las plantas medicinales necesitamos agua sana porque si hidratamos las hierbas con agua encarcelada tenemos más bien plantas prisioneras por bacterias y hongos y por lo tanto enfermas, que también al consumirlas hacen daño a la salud. Por eso, en las “represas” las aguas están encarceladas y, tal como su nombre lo indica, han vuelto a ser “presas”. El agua libre y sana es fundamental en el crecimiento y preservación de las plantas medicinales.
El cuarto desafío es la conservación y protección de los suelos

El suelo está en contacto directo con el agua superficial y el aire atmosférico. Los humanos, al igual que las plantas, dependemos de esta íntima relación. Inmediatamente debajo del suelo, entre éste y el agua subterránea se encuentra un área que no está saturada de agua y que recibe el nombre de zona “vadosa”. El suelo es una mezcla compleja de fragmentos de rocas, residuos orgánicos que provienen de plantas y animales, agua y miles de millones de organismos vivientes, entre ellos bacterias, hongos, lombrices que remueven la tierra y otras especies. El suelo es responsable por el crecimiento de las plantas y el ciclo de los nutrientes transformados por los microbios.

Son cinco elementos los que forman el suelo: los minerales, los cambios climáticos, los organismos (plantas y microbios), la topografía y el curso del tiempo en el espacio.

La polución del suelo y la erosión son ocasionadas por la minería, los residuos tóxicos de otras industrias, los plaguicidas, los fertilizantes y la deforestación. A la erosión del suelo contribuyen las corrientes de agua y del viento.

Sin agua y sin microorganismos no es posible un suelo sano. Los plaguicidas, fertilizantes, residuos tóxicos y metales pesados de las industrias mineras asesinan a nuestros pequeños hermanos y hermanas las bacterias y lombrices, y por lo tanto las plantas no nacen, se mueren o se extinguen y esta misma situación es aplicable a las hierbas medicinales que deben crecer en suelos sanos o de lo contrario, pueden causar enfermedades.

Algunas plantas tienen la propiedad de acumular metales pesados, tales como el mercurio; una de ellas es el culantro o cilantro (Coriandrum sativum); por lo tanto, hay que consumir culantro, pero a condición de que crezca en suelos sanos.

El quinto desafío es la protección de las especies animales y el bosque

Cuando ocurre la deforestación o la quema del bosque y la biomasa, uso de plaguicidas o se alteran los ciclos de vida de los animales o plantas, se producen serios trastornos en los ecosistemas y la biodiversidad ocasionando cambios climáticos en el micro o macro-clima con las consecuentes enfermedades infecciosas o parasitarias llamadas “emergentes”; o bien se ocasionan mutaciones y resistencias a los antibióticos, antiparasitarios y plaguicidas.

Ejemplo de esta situación es el caso de la enfermedad de Chagas, que afecta el corazón y el intestino grueso con el agrandamiento del colon (megacolon). La chinche picuda, chinche besucona o triatoma es un vector o sea que transporta el parásito Tripanosoma cruzi, agente de la enfermedad de Chagas. Esa chinche, al no encontrar alimento en la sangre de los pájaros, marsupiales y otros animales porque se ha deforestado el bosque, migra entonces a las casas de los campesinos o indígenas para succionar la sangre humana. Y cuando los humanos migran a su vez del campo a la ciudad, las chinches no encuentran sangre y la buscan en la sangre humana de las ciudades.

Cuando se produce el asesinato de aves o el secuestro de pájaros, éstos son debilitados, resultan menos resistentes a las enfermedades virales y transmiten enfermedades como la encefalitis que daña el cerebro. En igual forma, cuando son matadas las culebras, proliferan los ratones y estos son capaces de ser vectores de enfermedades como la leptospirosis y el Hanta Virus.

Esto nos enseña que el uso masivo de plaguicidas como el DDT y los órganos fosforados para controlar los vectores de la malaria y el dengue ha sido un fracaso a largo plazo. Además de ocasionar enormes gastos, han contaminado el ambiente y creado resistencia en los vectores. Por tanto, favorecer la biodiversidad y mantener un bosque sano y el agua libre, ayuda al control de estos agentes de enfermedades y a preservar las plantas medicinales.

El sexto desafío es el desarrollo de los cultivos orgánicos

Los cultivos orgánicos resultan fundamentales puesto que no se concibe que las plantas medicinales sean manejadas mediante plaguicidas y fertilizantes de origen industrial. Existen los cultivos orgánicos, mediante los cuales las propias plantas se comportan como plaguicidas naturales: ejemplos de ello son el ajo, el madreado y la cebolla.

Los plaguicidas de la industria química alteran profundamente la biodiversidad y son causa importante de resistencia, alterando los ecosistemas y causando dolencias e intoxicaciones agudas y crónicas. Estos productos químicos, al no ser producidos en nuestros países, contribuyen al aumento de la pobreza, la enfermedad y la dependencia económica y cultural.

Lo importante es recordar que los plaguicidas no sólo matan las plagas, sino que afectan progresivamente al agricultor, a la familia y a la comunidad. En cambio, los cultivos orgánicos ayudan al proceso de reciclaje de la materia orgánica y en consecuencia al ahorro de la energía.

La creación de cooperativas populares de productos orgánicos es por ello un excelente paso para mejorar la alimentación y la salud.
El séptimo desafío es la relación de las plantas medicinales y la energía

Todo cultivo de plantas medicinales debe estar en función del clima y la energía. Hay plantas que crecen en la sombra y otras que requieren mayor energía solar. Cualquier cultivo de plantas medicinales en forma intensiva o de monocultivo altera la biodiversidad y cuando esa especie no es nativa de la zona o es extraña puede afectar la existencia de otras plantas importantes para la salud.

Un ejemplo claro es la introducción de árboles de eucalipto, que tienen un crecimiento rápido y por lo tanto requieren mayores nutrientes y energía para su desarrollo afectando el desarrollo mismo de otras plantas. En Honduras hace una década se quiso derribar un millón de pinos y sembrar eucaliptos por parte de la empresa “Stone Container Corporation”, pero afortunadamente con el pueblo organizado nos opusimos a este diabólico proyecto.

El balance energético está relacionado con la economía política. Las emisiones de anhídrido carbónico, metano y óxido nitroso dependen mucho de la estrategia política de los gobiernos y del grado de sometimiento de los pueblos.

En Honduras, por las presiones de la industria automovilística internacional, no ha sido posible resucitar el sistema de ferrocarriles ni tampoco desarrollar el ciclismo como el más sano medio de locomoción y transporte.

El octavo desafío es el divorcio o articulación entre la sabiduría ancestral y el desarrollo científico y tecnológico de la medicina

El conocimiento ancestral ha sido negado y hasta rechazado por una visión colonialista y neocolonizadora de la medicina occidental. No obstante que las bases de farmacia y la farmacología descansan en las medicinas indígenas, ayurvédica, chinas y africanas. El conocimiento fundamental de la industria farmacéutica, tanto ortodoxa como homeopática, partió precisamente de las medicinas nativas de América Latina. Ejemplo de ello son los anti-maláricos como la quina con los incas de el Perú y las propiedades relajantes del curare con los indígenas de América del Sur, que marcaron un hito en el desarrollo de la anestesia y por tanto de la cirugía. La quina misma fue inspiración para el surgimiento de la Homeopatía.

Todavía existen cazadores del conocimiento de las plantas nativas al servicio de multinacionales a través del control de patentes, del mercado y la propiedad intelectual. Es en extremo una rareza que sea reconocido el conocimiento de un sanador o sanadora de nuestros pueblos oprimidos; nunca es citada esta información en la literatura científica.

El reconocimiento de un medicamento por parte de la industria farmacéutica sólo es posible en aquellos países con una infraestructura multimillonaria. Esta producción no es posible en los países de escasa industrialización. El problema esencial es que la medicina se ha convertido en una mercancía en la que interesa más la ganancia en la venta de productos farmacéuticos de mezclas químicas que en el restablecimiento de la salud.

Las inversiones económicas para producir un producto farmacéutico son elevadas y casi incompatibles para un mercado local. Cuando no puede o no conviene sintetizarse químicamente el producto con el principio activo, se requiere enormes cantidades de plantas y el desarrollo de monocultivos.
En el enfoque de la sabiduría ancestral la planta es algo sagrado; hay que pedirle permiso a la Madre Tierra para cortar parte de ella o su totalidad: la preparación es sencilla y de aprendizaje rápido y puede ser realizada sin una gran infraestructura. Existe una experiencia acumulada y milenaria acerca del uso de las plantas medicinales, las cuales efectivamente contribuyen en la curación de las enfermedades.

Nuestra posición no es negar o rechazar la sabiduría cultural y popular; por el contrario, sin idealizarla, hay que rescatarla para que nuestros pueblos se apropien de ella. Hay que crear las escuelas o universidades donde sean rescatados íntegramente estos conocimientos y sean parte del patrimonio cultural. Estos centros de educación destinados a la prevención y promoción de la salud bajo una visión ecológica y social, deben ser protegidos y estar bajo el control de las propias comunidades, tomando en cuenta los aspectos éticos de la vida para evitar que se apoderen aquellos grandes intereses que comercian con las medicinas.

No se puede negar el avance científico y tecnológico y es importante que los pueblos también aprendan este conocimiento y se articule la visión científica y técnica de la medicina con la sabiduría cultural. Lo fundamental es que las comunidades desarrollen conocimiento para resolver sus propios problemas de salud y que también puedan saber cuándo acudir a la medicina ortodoxa, porque ambos conocimientos, cuando están basados en la vida y en la ética, son necesarios.

El noveno desafío es cómo resistir o superar las relaciones de poder dominante sobre nuestros pueblos

En este sentido, la educación es fundamental y debe comenzar con los arriates o jardines de plantas medicinales y nutricionales sembrados en los patios de cada casa o en áreas colectivas comunitarias. Este acercamiento nos educa para proteger el ambiente y a vincularnos a nuestra cultura.

La resistencia es contra el despojo de las tierras, por la protección de la biodiversidad, las semillas, los bancos genéticos, el bosque y las fuentes de agua; y por respirar un aire sano. Pero también se trata de resistir ante las prebendas y sobornos de las multinacionales.

El saber es una forma de poder porque en este caso está ligado a la cultura y a la forma de resistir no sólo a la enfermedad, sino también en cómo las plantas medicinales y nutricionales nos dan fortaleza para vivir y ser libres y aprender que debemos vivir en una comunidad nacional e internacional unida contra la injusticia ambiental y el irrespeto a los derechos humanos.

El décimo desafío es entender que existe una estrecha relación entre las plantas medicinales y los alimentos

Por lo general toda planta alimenticia es medicinal. El consumo de estas hierbas también nos ayuda a mantener los ecosistemas de los intestinos y de las vías respiratorias. En este caso, el alimento también son los aromas de las flores, el bosque y el ambiente que respiramos; porque el olor es la introducción de sustancias en forma de moléculas gaseosas que entran en contacto no sólo con la piel, la nariz, el olfato sino también con el cerebro.

Si me alimento en forma sana conservo salud. El metabolismo es intercambio de energía y materia entre el ser vivo y la naturaleza; pero este intercambio es de formación y destrucción. Nosotros producimos desechos o más bien materia orgánica; así, en la orina tenemos la urea que es un fertilizante natural y en las heces materia que nutre el suelo. Un alto porcentaje del peso de las heces corresponde a su contenido en bacterias. Bien manejados, estos residuos contribuyen al reciclaje de materia y energía en el metabolismo de todos los seres vivos. No es para nada casual que en pueblos considerados “incultos” por parte del “occidente civilizado” el abono más efectivo para las tierras sea el de los desechos vacunos y caballares, para no mencionar el riquísimo abono producido por los desechos de los murciélagos.

Al comer, por lo tanto, se mantiene la biodiversidad del intestino. Por eso las lombrices huyen cuando se ingieren ciertos alimentos como ajo, orégano, semillas de ayote, papaya u hojitas de apazote. Mi experiencia como científico me ha enseñado que consumir estas plantas nos mantiene a salvo de las amebas y lombrices.

El undécimo desafío

Reconocer y respetar el conocimiento, la sabiduría y la contribución de la mujer sobre las plantas medicinales y las diferentes terapias desde una perspectiva de género, vinculada a la movilización política de la conciencia por una sociedad justa en el marco de una transformación sustantiva del sistema opresor de nuestros pueblos.

El décimo segundo desafío 

Es necesario implantar una política del Estado que proteja y contribuya al desarrollo del conocimiento popular y cultural, y permita la libertad de las comunidades, para que conforme a sus tradiciones y cultura puedan ejercer prácticas terapéuticas de bien común en correspondencia con los valores éticos comunitarios.

En consecuencia, es imperativo que no se ejerza la persecución o estigmatización sobre sanadores(as), parteras, yerberos, sobadores; botánicos del pueblo y otros terapeutas; por el contrario, que este conocimiento sea considerado de manera permanente parte del patrimonio cultural. El acercamiento entre el tratamiento por plantas medicinales y la llamada medicina académica constituye uno de los mayores desafíos, tanto para las comunidades como para la visión ortodoxa occidental. Sin embargo, se vislumbran cambios de actitud y práctica de ciertos profesionales de la medicina que son cada vez más abiertos a la medicina alternativa; sin embargo, me refiero a aquellos que tienen bien claro un compromiso ético serio con la liberación de nuestros pueblos.

El décimo tercer desafío es la reflexión teórica y crítica, histórica y filosófica, cultural y científica sobre la salud

Y la enfermedad, con un enfoque de totalidad social dinámica donde los individuos, familias y comunidades están enfermos o sanos no sólo bajo una concepción abstracta y universal de le enfermedad, sino que su estado y proceso mórbido es resultante del contexto social, político y económico donde se vive, la clase social, la injusticia ambiental, la negación de los derechos humanos al considerar la salud y la atención médica como una mercancía. Este desafío nos demanda la necesidad de plantearnos las discusiones colectivas, la participación y movilización social para lograr la transformación de la realidad que estrangula las esperanzas y secuestra los sueños de libertad en el planeta tierra.

El décimo cuarto desafío es el ético y espiritual, negado por la globalización neoliberal

La espiritualidad se manifiesta en el ideal de vivir en comunidad y hermandad entre los sujetos humanos y todos los demás seres vivientes. Es el sentido de amor y respeto a la vida planetaria. En consecuencia, el uso de las plantas medicinales no debe estar basado en un fin utilitario, sino en una ética de liberación articulada con la vida, el respeto al género, a los derechos humanos y a la dignidad de nuestros pueblos.


Juan Almendares Bonilla, médico dedicado a las causas populares en Honduras. Ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Director ejecutivo del Centro de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de las Víctimas de la Tortura y sus Familiares (CPTRT), Director del Movimiento Madre Tierra Honduras, miembro de Amigos de la Tierra Internacional (ATI) y ex decano de la Facultad de Ciencias Médicas UNAH Honduras. Integrante del Movimiento M4.


“Siempre he escrito bajo la espuela de la obsesión”


A los 93 años, dejándole a Nicaragua la brillante estela de 30 libros, casi todos de poesía, murió el 26 de enero la poeta más alegre y amorosa que ha conocido nuestro país, Claribel Alegría, nicaragüense – salvadoreña. Tan sólo dos meses antes había recibido en Madrid el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Éstas fueron sus palabras ese día.

Claribel Alegría
www.envio.org.ni / febrero 2018

Salmantinos que celebran este año, y yo también, el 800 aniversario de la fundación de su maravillosa Universidad, señores y señoras: Es para mí un honor y una alegría enorme haber obtenido el prestigioso Premio Reina Sofía.

Eran las cinco de la mañana. Dormía yo profundamente cuando mi enfermera, Elsy Duarte, me despertó con un “Felicidades”. Desperté aturdida y le dije que ya mi cumpleaños había pasado hacía cinco días. “¡No -dijo ella-, no es su cumpleaños, es que le han concedido el Premio Reina Sofía!” Me costó entender y recordé a mi marido, a mi Bud, muerto ya hace más de veinte años que, cuando se concedió por primera vez el premio, me dijo: “Un premio así quisiera para ti”. Yo me reí y él continuó: “Lo malo es que cuando te lo den yo ya no voy a estar aquí y no podremos compartirlo”.

Este premio, fuera de su prestigio, es muy importante para mí y se lo quiero dedicar, además de a Su Majestad la Reina Sofía, a mi mentor, nuestro gran Juan Ramón Jiménez, a su amada esposa, Zenobia Camprubí, y a Rainer María Rilke, que, a través de uno de sus libros, “Cartas a un joven poeta”, me señaló mi vocación.

“CRECÍ EN UNA SOCIEDAD MACHISTA”

Nací y crecí en una sociedad agresivamente machista. En mi generación, en Centroamérica, una muchacha de clase acomodada tenía la opción de casarse y ser ama de llaves de su marido, o quedarse casta y virgen amasando rosquillas para sus sobrinos. La mujer campesina o proletaria nunca tuvo otra opción que la de convertirse en esclava de su marido y sus hijos.

En toda América Latina, hasta hace pocos años, eran contadas las mujeres que sobresalían. Nombres como el de Alfonsina Storni, Delmira Agustini, Gabriela Mistral, Juana de Ibarbouru, Claudia Lars, para no hablar de la más grande de todas, Sor Juana Inés de la Cruz -que hace más de trescientos años dijo: “Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón”- eran pronunciados con una especie de asombro y de pavor.

La mayoría de las muchachas de mi generación, cuyas familias tenían posibilidades económicas, ni siquiera terminaron secundaria. Se podían contar con los dedos de una mano las que obtenían título universitario. Sospecho que Sor Juana, en su época, optó por hacerse monja para tener la oportunidad de recibir una educación, que de lo contrario le habría sido vedada.

“ESCRIBÍA, PERO EN SECRETO”

Yo quería estudiar medicina, pero mi padre, médico de la vieja estirpe, me miró horrorizado y me dijo que de ninguna manera, que los estudiantes de medicina hacían bromas groseras con desechos anatómicos y que no estaba dispuesto a exponer a eso a su preciosa niña.

Tuve que pasar tres años aprendiendo a tejer, a cocinar platos exquisitos y a tocar “Para Elisa” en el piano, antes de rebelarme y amenazar con hacerme monja o casarme con el primero que pidiera mi mano y divorciarme enseguida. Ése fue el golpe maestro. Una mujer divorciada era un horror en ese tiempo.

Inmediatamente me mandaron a los Estados Unidos a estudiar. Para ese entonces yo ya escribía, pero me lo tenía muy bien guardado. Si mi secreto hubiese trascendido, mis amigas me habrían mirado como a un bicho raro y mis amigos se habrían sentido atemorizados ante una literata pedante o me habrían tomado por una libertina.

“MIS POEMAS POLÍTICOS LOS LLAMO POEMAS DE AMOR”

Ahora hay un gran número de muchachas universitarias que estudian literatura y están enteradas de lo que pasa en el mundo. En mi caso particular, poco tiempo después de llegar a los Estados Unidos, tuve la buena fortuna de conocer a Juan Ramón Jiménez, que fue mi mentor, un mentor muy duro por cierto, durante tres años.

Mi poesía era lírica. Jamás se me ocurrió en ese entonces escribir poemas que reflejaran la miseria de mis pueblos. Pensaba que los dictadores centroamericanos eran tan inevitables, tan irremediables, como los terremotos y las tormentas que sacuden mi región. Después fui cambiando y escribí poemas en que se reflejaba el sufrimiento, las injusticias, las barbaries. Más que poemas políticos, yo los llamo poemas de amor.

En mis últimos libros, hablo mucho de mitología. Me identifico con Penélope, Artemisa, La Malinche, hasta con Medea me identifico. Son los mitos griegos los que más han influido en mí. Sé que usted, Su Majestad, sabe mucho de mitología y eso me hace sentirla más cercana.

Desde París, y luego desde Mallorca, mi marido y yo seguíamos con avidez los acontecimientos en Centroamérica. ¿Qué hacía yo en Europa, mientras mis pueblos silenciosamente sufrían la implacable represión de la dinastía somocista en Nicaragua y de los rotantes coroneles-presidentes en El Salvador?

En septiembre de 1979, dos meses después de haber triunfado la Revolución Sandinista, viajamos a Nicaragua por seis meses para documentarnos acerca de la épica de Sandino y de sus sucesores del FSLN, para escribir un libro que luego se publicó en México bajo el título: “Nicaragua, la Revolución Sandinista”.

Preocupaciones sociales y políticas tienen cierta tendencia a deslizarse en mi poesía, simplemente porque la situación política en Centroamérica es una de mis mayores obsesiones y siempre he escrito bajo la espuela de la obsesión. Sin embargo, mi mayor obsesión es tratar con todas mis fuerzas de que mi próximo poema sea menos imperfecto que el anterior.

“LA INTELIGENCIA NO TIENE SEXO”

El machismo en Centroamérica, lentamente y de mala gana, ha tenido que admitir a la mujer en las oficinas de trabajo y en los medios de comunicación. En Nicaragua, por ejemplo, después del triunfo de la Revolución, empezaron las mujeres a ocupar cargos importantes en el gobierno y en otras esferas. Hasta una mujer presidenta hemos tenido. Las mujeres escritoras del Primer Mundo rompieron moldes en la década de los 20, pero no fue sino hasta en los 40 y 50 que las filas de las mujeres escritoras del Tercer Mundo empezaron a crecer ostensiblemente.

Luego vino el movimiento de liberación femenina en los 70 y las mujeres, agresivamente, empezaron a exigir iguales derechos en el campo editorial y a probar que debían ser escuchadas. Esto invita a una pregunta que ha perseguido a las mujeres escritoras por varias generaciones: ¿Hay una literatura masculina y una literatura femenina? Si es así, ¿cuál es la diferencia? Pienso que hay dos tipos de literatura: la buena y la mala. Y que el sexo del autor no tiene nada que ver con la calidad de su obra. Como bien decía Sor Juana, “la inteligencia no tiene sexo”.

“EN LITERATURA NO HAY TEMAS TRIVIALES”

Es verdad que con frecuencia hay temas preferidos por los hombres y otros por las mujeres. Sospecho que hay muy pocas novelas escritas por mujeres que traten, por ejemplo, de un camionero que viaje de costa a costa. Tampoco hay muchos hombres que en sus novelas traten de los diferentes estados del embarazo. Pienso, como Virginia Wolf, que el lenguaje literario debe ser andrógino. No hay escritura masculina ni femenina. Hay buena y mala escritura. Tampoco pienso que haya temas triviales. Cualquier tema, por trivial que parezca, si es tratado por un buen escritor, se convierte en una obra de arte. Es el cómo más que el qué, lo que importa en literatura.

“HASTA LOS 55 AÑOS NO TUVE UNA HABITACIÓN PROPIA”

En 1928 invitaron a Virginia Wolf a dar dos conferencias acerca de “Las mujeres y la novela” para audiencias compuestas mayoritariamente por mujeres jóvenes. Ella respondió con el texto “Una habitación propia”, que después fue publicado en forma de libro. El libro es brillante, agudo, un ensayo de 157 páginas en el cual ella se pregunta por qué, antes de 1920, era virtualmente imposible para las mujeres llegar a ser escritoras competentes. Al final nos dice escuetamente que una mujer -y aquí cito verbatim- “tiene que tener 500 libras esterlinas al año y una habitación con un pestillo en la puerta para poder escribir novelas o poemas”.

Si esto parece arbitrario, puede ser pero Virginia Wolf tenía una tía en Bombay que se cayó de un caballo, murió a consecuencia de ello y le dejó a su sobrina 500 libras al año para el resto de su vida. En cuanto a una habitación propia, sé exactamente lo que quería decir. Hasta que cumplí 55 años nunca tuve semejante lujo: una habitación donde pudiera encerrarme, cambiar velocidades, alcanzar un alterado estado de conciencia, recorrer la habitación de punta a punta, recitar mis poemas en voz alta y saber que nadie me iba a interrumpir.

“ESCRIBIR POESÍA ES UNA EMPRESA FRÁGIL”

Como sobreviviente que soy de más de medio siglo de estar batallando en el campo de la literatura, muchos narradores y poetas, hombres y mujeres jóvenes, me han pedido que les dé algún consejo. Lo primero que les digo es que estoy de acuerdo con Virginia Wolf acerca de tener una entrada, aunque sea modesta y una habitación propia donde se puedan defender de los intrusos.

Luego, especialmente en el caso de los poetas, les doy un consejo que me dio a mí Juan Ramón Jiménez. “Cuando estés trabajando en un poema -me decía- después de terminarlo y poner la pluma sobre¬ la mesa, abre un libro de uno de tus poetas favoritos y lee un poema que particularmente te haya impresionado. Eso te dará humildad y ambición y es posible que la musa te ilumine”.

“ME ES IMPOSIBLE COMPONER UN POEMA EN COMPUTADORA”

A propósito de pluma, en mi caso, encuentro imposible componer un poema en la computadora. Narraciones, artículos, perfecto. Poesía, jamás. Necesito mi bolígrafo y páginas sin rayas con tres agujeros al margen para meterlas dentro de tapas verdes. Una idiosincrasia, lo sé, pero las idiosincrasias son terriblemente importantes en una empresa tan frágil como es la de escribir poesía.
Y hablando de papel sin rayas y de encuadernaciones, debo confesarles que desde que publiqué mi segundo librito de poemas, tengo un semillero que mi marido me regaló: mi cuaderno donde anoto ideas, sueños, pensamientos, retazos de lecturas que me han impresionado y, por supuesto, los primeros borradores de mis poemas. Algunas de mis anotaciones dormitan allí a veces meses o años, hasta que un día releyéndolas algo hace clic y me encuentro escribiendo otro poema.

En cuanto a las mujeres escritoras, les aconsejo que se liberen del sentido de culpa por no ser amas de casa perfectas y observen lo que dijo Joseph Campbell: Follow your bliss, sigue tu vocación.

MI ÚLTIMO POEMA: “AMOR SIN FIN”

Para terminar, quisiera leerles dos fragmentos de un largo poema, el último que he publicado. Se llama “Amor sin fin” y expresa lo que siento por las palabras, que no nos sueltan nunca: Mi aventura terrestre / es intangible / quisiera olvidarme / de que existo / de que apenas soy / un instrumento / de madera tosca / y voz opaca. / A veces / me conforta la tristeza / me confortan los ecos / de voces que van en estampida / y no escuché / jamás. / Se rompió el universo / en mil pedazos / este umbral un pedazo / un fantasma /con árboles, / dentro de mí su música / quisiera que mis labios / pronunciaran palabras / palabras inconexas / solitarias / y mágicas / palabras como hojas / para sombrear el hechizo / de estas ramas / que turban. / ¿Serán amores muertos? / Me marea el silencio / cierro los ojos / sueño / otro sueño / en mi sueño / otra realidad / desconocida. / Volcanes de palabras / algunos lanzan fuego / otros lava / llegan hasta mis pies / las piedras ígneas / me arrodillo ante ellas / como ante un altar / son quizá los vestigios / de un mundo oscurecido / desamparadas criaturas / que hacen brotar / mis lágrimas / olvidadas palabras / que en este instante bebo. / Su ígnea belleza / me acongoja / palabras de otras lenguas / que no entiendo / las arrullo / las gusto / palabras que inventé / o que inventaron otros. / Bebamos tú y yo / por las palabras / por las palabras voladoras / que a ti también te alcanzan / por los árboles negros / que afilan / mi congoja. / Bebamos por el canto / que se convierte en llama / bebamos por la llama / y el incendio. Gracias.


DISCURSO PRONUNCIADO AL RECIBIR EL PREMIO DE POESÍA IBEROAMERICANA REINA SOFÍA EN SU 26 EDICIÓN,
14 DE NOVIEMBRE DE 2017