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Nostalgic Classical Music | Beautiful, Emotional Pieces of Classical Music




NOSTALGIC CLASSICAL MUSIC
A collection of beautiful, emotional pieces of classical, orchestral and instrumental music for when you’re feeling a bit blue.

01 PUCCINI - Tosca: "Vissi d'arte" (instrumental version) 00:00
02 TCHAIKOVSKY - Symphony No. 6 in B Minor, Op. 74 "Pathetique": IV. Adagio lamentoso 02:38
03 BARBER - Adagio for Strings in B-flat minor 12:37
04 TCHAIKOVSKY - Serenade for Strings in C Major, Op. 48: III. Élégie 19:43
05 DVORAK - Serenata per archi in E Major, Op. 22, B. 52: IV. Larghetto 29:14
06 LANZETTA - Trio for Strings in A-flat major. Andante 34:27
07 TELEMANN - Viola Concerto in G Major, TWV 51:G9: III. Andante 37:51
08 STAMITZ - Sinfonia Concertante in D Major: II. Romanza 42:35
09 MORRICONE - Suite from Nuovo Cinema Paradiso 49:08
10 MORRICONE - Gabriel's Oboe 53:19
11 FRANCOIS - My Way (orchestral version) 55:37
12 BEETHOVEN - Piano Concerto No. 3 in C Minor, Op. 37: II. Largo 59:33
13 SCHUMANN - Kinderszenen (Scenes from Childhood), Op. 15: No. 7, Traumerei 1:10:51
14 LISZT – Liebesträume (Love Dream), S. 541: No. 3 in A-Flat Major 1:14:10
15 SATIE - Trois Gymnopedies: No. 1, Lent et doloreux 1:19:56
16 COSTANTINI - PianoPianoForte: Desert 1:22:44
17 COSTANTINI - PianoPianoForte: Elegia 1:26:41
18 EINAUDI - Nefeli 1:29:00
19 SAKAMOTO - Piano Collection "BTTB" (Back to the Basics): Energy Flow 1:32:44
20 DEBUSSY - Deux arabesques, L. 66: No. 1 in E Major, Andantino con moto 1:36:21
21 CHOPIN - Berceuse in D-Flat Major, Op. 57 1:41:13
22 BACH - Orchestral Suite No. 3 in D Major, BWV 1068: II. Aria 1:46:52
23 BEETHOVEN - Bagatelle No. 25 in A Minor, WoO 59 "Für Elise" 1:53:13
24 BEETHOVEN - Piano Sonata No. 14 in C-Sharp Minor "Moonlight Sonata": I. Adagio sostenuto 1:57:02
25 DEBUSSY - Suite bergamasque, L. 75: No. 3, Clair de lune 2:03:43
26 RAVEL - Pavane pour une infante défunte in G Major, M. 19 2:09:34

Track 1: Ukrainian Philharmonic Orchestra
Track 2: Wroclaw Symphonic Orchestra, Natalia Ponomarchuk
Tracks 3, 6, 9-12: Orchestra da Camera Fiorentina, Giuseppe Lanzetta
Piano on track 12: Giuseppe Andaloro
Track 4: Aachen Symphonic Orchestra, Giuseppe Lanzetta
Track 5: I Virtuosi del Teatro alla Scala
Track 7 & 8: Warmia Symphonic Orchestra, Silvano Frontalini
Tracks 13, 14 & 20-26: Giovanni Umberto Battel
Tracks 14-19: Carlo Balzaretti

La hipocresía del alto a la guerra química


Robert Fisk

Oh, la hipocresía de todo. Los innobles objetivos. La distracción. Las escandalosas mentiras y excusas.

No hablo del presidente estadunidense, dado a tuitear como si disparara un revólver, y su deseo de escapar a la incursión de la policía en la oficina de su abogado; claro que hay una conexión rusa. Y tampoco hablo de su desaseo más reciente. Tal vez la vida con Melania no sea estupenda en este momento. Es más distractor sentarse con los generales y ex generales y hablar de Rusia y Siria.

No hablo de Theresa May, que quiere salir de la zanja del Brexit con cualquier distracción propia: los ataques en Salisbury, Duma… incluso Trump. ¿Así que Trump telefoneó a Macron cuando la pobre dama creía que había ganado su mano? ¿Qué tonterías son esas?

Macron ha atado ahora su propia carreta a los sauditas contra el expansionismo israelí, y sin duda las ventas de armas al reino tienen algo que ver con eso. Pero qué triste que el deseo de los jóvenes presidentes franceses de actuar como Napoleón (puedo pensar en algunos otros) signifique unirse a una guerra en vez de negociar contra ella.

Ahora tenemos a nuestros voceros y ministros despotricando sobre la necesidad de prevenir la normalización de la guerra química, evitar que se convierta en parte de la guerra normal, en un retorno a los terribles días de la Primera Guerra Mundial.

Esto no significa ninguna excusa para el gobierno sirio, aunque sospecho, luego de ver con mis propios ojos el involucramiento ruso en Siria, que tal vez Putin se impacientó con terminar la guerra y quiso erradicar a los que quedan en los últimos túneles de Duma para no esperar que pasaran más semanas de combates. Recuérdese la crueldad de Grozny.

Pero todos conocemos los problemas de obtener pruebas cuando se trata de armas químicas y gas. Al igual que el uranio empobrecido –que solíamos usar en nuestras municiones–, no dejan un revelador trozo de metal con una dirección grabada, como un fragmento de proyectil o un recubrimiento de bomba. Cuando empezó todo esto con el primer ataque con gas en Damasco, los rusos lo identificaron como municiones de gas manufacturadas en la Unión Soviética, pero enviadas a Libia, no a Siria.

Pero hoy recuerdo una guerra diferente: la de Irán-Irak entre 1980 y 1988, cuando Saddam Hussein invadió Irán. Cuando los iraníes volvieron a cruzar su frontera e irrumpieron en Irak, años después, Saddam usó gas contra miles de soldados iraníes… todos civiles, porque había enfermeros y médicos en el frente de guerra. Curioso que hoy olvidemos eso. No hablamos del tema. Hemos olvidado todo lo referente a él. Hablando de normalización de la guerra química… ¡aquello lo fue!

Pero en nuestro deseo de concentrar las mentes en Siria, no mencionamos los gaseos en Irán –ese país es otro de nuestros enemigos actuales, claro–, y tal vez sea por nuestra falta de memoria oficial.

Más probablemente es por lo que ocurrió: la institucionalización de la guerra química, el uso de químicos por Saddam, que entonces era aliado de Occidente y de todos los estados sunitas del Golfo, nuestro héroe sunita en el frente. La radio iraquí se refirió a los millares de soldados iraníes que iban a morir después de cruzar la frontera. Anunció que los insectos persas habían cruzado la frontera. Y así los trataron.

Los precursores del gas iraquí provinieron en gran parte de Estados Unidos –uno de Nueva Jersey– y más tarde personal militar estadunidense visitó el frente sin hacer comentario alguno sobre los químicos que fueron vendidos al régimen iraquí, desde luego, para fines agrícolas. Así es como se trata a los insectos, ¿o no?

Nadie menciona ahora aquella guerra terrible, librada con nuestro total consentimiento. Es casi una exclusiva mencionar ese conflicto, así de religiosamente lo hemos olvidado. Esa fue la verdadera normalización, y nosotros permitimos que ocurriera. Religiosa, sin duda, porque fue la primera gran batalla de la guerra sunita-chiíta de nuestros tiempos. Pero fue real.

De los miles de iraníes que fueron asfixiados, unos cuantos sobrevivientes fueron enviados a hospitales británicos para recibir tratamiento. Yo viajé con otros en un tren militar a través del desierto a Teherán; los vagones estaban atestados de jóvenes sin sonrisa, que tosían moco y sangre en vendajes blancos mientras leían Coranes en miniatura.

Tenían ampollas en la piel y algo horrible: más ampollas sobre las ampollas. Escribí una serie de artículos sobre esa obscenidad para el Times, en el que trabajaba entonces. Más tarde la Oficina del Exterior dijo a mis editores que mis artículos no ayudaban.

No hay tal discreción hoy día. No había temor entonces de que salieran a capturar a Saddam porque en esos días, por supuesto, los chicos buenos usaban los químicos. ¿No recordamos a los kurdos de Halabja, que fueron gaseados por Saddam con gas que la CIA ordenó a sus oficiales afirmar que fue usado por los iraníes?

Saddam debió ser juzgado por ese crimen de guerra. De hecho, fue un animal que mata con gas. Pero fue colgado por una masacre mucho menor con armas convencionales… porque, como siempre sospeché, no queríamos que expusiera a sus socios en la guerra química en un tribunal abierto.

En eso estamos, pues. May realiza un gabinete de guerra, por todos los santos, como si nuestras bajas crecieran en el Somme en 1916, o estuvieran despegando Dorniers de la Francia ocupada para arrasar Londres en 1940.

¿Qué hace esta pueril primera ministra? Conservadores más viejos y sabios han identificado la calidad juvenil de esta tontería, y quieren un debate en el Parlamento. ¿Cómo podría May seguir a un presidente estadunidense a quien el mundo tiene por un demente, crónicamente inestable, pero cuyos mensajes infantiloides –sobre misiles “nuevos, bonitos e ‘inteligentes’”– son tomados en serio por muchos de mis colegas en Estados Unidos? Tal vez debería preocuparnos más lo que ocurriría si se aparta del tratado nuclear con Irán.

Este es un momento muy malo de la historia de Medio Oriente. Y, como de costumbre, serán los palestinos quienes sufrirán, con su tragedia totalmente olvidada en medio de esta locura. Entonces, ¿iremos a la guerra? ¿Y cómo saldremos de esa guerra una vez iniciada? ¿Alguien tiene planes? ¿Qué tal si ocurre un caos gigantesco, como el que las guerras por lo regular producen? ¿Qué ocurrirá entonces?

Bueno, supongo que Rusia vendrá al rescate, como lo hizo con Obama cuando por primera vez se usó gas en la guerra en Siria.

Una Iglesia, ¿para qué?


José M. Castillo S.
www.religiondigital.com / 05/03/18

El prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, Luis F. Ladaria, ha publicado (hace pocos días: 22. II. 18) un documento importante sobre el tema capital de la “salvación”. Un documento, por tanto, que intenta dejar claros “algunos aspectos de la salvación cristiana”. En definitiva, se trata de una carta, dirigida a los Obispos de la Iglesia Católica, para responder a esta pregunta elemental: ¿de qué nos salva el cristianismo? Lo que, en definitiva, equivale a preguntar: ¿para qué nos sirve y qué aporta la Iglesia a este mundo convulso en que vivimos?

El cardenal Ladaria nos recuerda, ante todo, dos limitaciones inherentes a la condición humana. Y que, por tanto, de una forma o de otra, están presentes en todos. Estas dos limitaciones son viejas herejías, que siguen y siguen, como constantes de la condición humana. De una parte, el “neo-pelagianismo”, que consiste en el proyecto de todo el que “pretende salvarse a sí mismo”, cuando en realidad dependemos de tantos otros condicionantes y, sobre todo, de la realidad última y trascendente a la que los creyentes denominamos “Dios”.

Y, de otra parte, el “neo-gnosticismo”, que es el proyecto de los que solo aspiran a “una salvación meramente interior”, sea cual sea el origen religioso que tenga semejante idea. Y conste que, en estos dos colectivos, hay más gente de la que imaginamos. Con el agravante de que la mayoría de quienes andan metidos en estas andanzas, ni se dan cuenta de lo desorientados que van por la vida. Sin ir más lejos, yo mismo me pregunto: ¿seré yo uno de ellos?
Por otra parte, que todos anhelamos – de una manera o de otra – algún tipo de salvación, es cosa que, a poco que se piense, resulta evidente. Ya sea en esta vida (por las muchas cosas que apetecemos y de las que carecemos), ya sea después de la muerte (por lo mucho que de eso ignoramos), el hecho es que todos – lo pensemos o no, lo digamos a lo neguemos – absolutamente todos deseamos y buscamos salvación. ¿Qué respuesta le ofrece el cristianismo (la religión, la Iglesia…) a esta cuestión tan fundamental?

Por supuesto, el cardenal Ladaria, en su reciente documento, nos recuerda que Jesús el Señor es nuestro Salvador. ¿Por qué? ¿Cómo? La respuesta que ofrece hoy el Santo Oficio es clara y elocuente: “Cristo es Salvador porque ha asumido nuestra humanidad integral y vivió una vida humana plena, en comunión con el Padre y con los hermanos. La salvación consiste en incorporarnos a nosotros mismos en su vida, recibiendo su Espíritu” (nº 11).

En definitiva, si buscamos salvación (y la buscamos), la solución y la respuesta que nos da hoy la Iglesia es sencillamente genial y cuadra con nuestras más profundas aspiraciones: Jesús el Señor es nuestro Salvador porque “asumió nuestra condición humana”. Es decir, Jesús es el Salvador porque “se humanizó” plenamente. De ahí que el camino de la Salvación consiste en “incorporarnos a nosotros mismos en su vida”. Es decir, nos salvamos (y aportamos salvación) en la medida en que, como Jesús, somos plenamente humanos, superando y venciendo todo cuanto pueda ser o representar cualquier forma de deshumanización, en nuestras vidas o en nuestras conductas.

Con razón, el cardenal Ladaria indica, desde el comienzo de su Carta, que escribe sobre la Salvación, que ofrece la Iglesia, “con particular referencia a la enseñanza del Papa Francisco” (nº 1). ¿Dónde está el centro de esta enseñanza? No está en sus enseñanzas llamativas y brillantes. Ni está en sus decisiones organizativas de nombramientos que quitan y ponen dicasterios, oficinas, cargos, traslados que traen y llevan decisiones que son noticia mundial. No. Nada de eso. O mejor, en todo eso, lo indispensable.

Entonces, ¿dónde y en qué está la novedad o la originalidad de “la enseñanza del Papa Francisco”? En algo tan sencillo y tan difícil como esto, al algo tan “original” como la sabia y profunda indicación que nos acaba de hacer el cardenal Ladaria: vivir en plenitud y coherencia la profunda y llamativa humanidad de Jesús el Señor.

Cuando la Iglesia se despoje de sus muchas elucubraciones estelares y de tantos oropeles, que apuntan a glorias y tronos, en lugar de seguir el camino de Jesús, que se inició entre pobres pastores y acabó entre malhechores, “como uno de tantos”, cuando veamos ese día, sin duda alguna, hemos inaugurado la enorme autopista que nos lleva derechos a la salvación. ¡Gracias, querido hermano y amigo, Luis F. Ladaria!


Las maniobras de los empresarios para buscar una salida conservadora a la crisis que vive Guatemala


Comité de Unidad Campesina
www.publicogt.com / 24-03-18  

Análisis del Comité de Unidad Campesina -CUC- sobre el Frente Ciudadano contra la Corrupción

Varias personas sorprendidas en su buena fe porque no había información sobre quién convocaba; otros creyendo que era solamente una actividad de respaldo a la jefa del Ministerio Público y el Comisionado de la CICIG y algunos más, quizá sin haber hecho el suficiente análisis, participaron en el lanzamiento público del llamado “Frente Ciudadano contra la Corrupción”. Aparentemente dicho frente ha logrado unir a distintos actores de un amplio abanico de posiciones, Sin embargo, es necesario hacer un análisis más profundo y detenido para establecer cuáles son las intenciones detrás de dicho frente.

En las siguientes páginas abordamos nuestras consideraciones sobre los últimos movimientos de las élites económicas y el pacto de corruptos, porque creemos que se debe clarificar el panorama, en particular los movimientos que no son tan evidentes y que están siendo tejidos con mucho cuidado por grupos interesados, con el fin de ponernos frente a hechos consumados.


Para empezar, la iniciativa es atractiva en un momento en el que el Pacto de Corruptos ha impulsado varias medidas para ir teniendo mayor control de todo el aparato de Estado y también se constituye en una respuesta para quienes dicen que la lucha contra la corrupción es una cuestión que impulsan grupos de izquierda. Sin embargo, no es la primera vez que las élites empresariales impulsan una iniciativa supuestamente para luchar contra la corrupción o para salir de una crisis.

LA SEGUNDA VERSIÓN DE UNA MISMA INICIATIVA

Hay que recordar que el 15 de mayo del 2015, el sector empresarial agrupado en el CACIF impulsó la iniciativa denominada “Movimiento Ciudadano contra la Corrupción”, formado por el mismo CACIF y otras agrupaciones cercanas a ellos como FUNDESA, Madres Angustiadas, Movimiento Cívico Nacional. A esta iniciativa también se sumaron otras expresiones que, sin ser cercanas al CACIF, sí tienen interés en acabar con la corrupción.

En su momento se planteó como una iniciativa que había logrado aglutinar, con objetivos comunes, a la cúpula empresarial, a centros de pensamiento y a organizaciones sociales con posicionamientos ideológicos muy diversos, e incluso hasta opuestos. En otras palabras, ahora estamos viviendo la segunda versión de la misma iniciativa. Sin embargo, este movimiento terminó sin pena ni gloria por su naturaleza y porque, ayer como hoy, detrás había otras maniobras que buscaban llevar agua para su molino.

Como históricamente lo han hecho las cúpulas empresariales conservadoras, cuando algún movimiento amenaza con desbordar, se echan el barniz de ser los principales impulsores de ese movimiento, pero con el objetivo de cooptarlo, controlarlo y limitar sus alcances para que los cambios, no cambien nada en el fondo.

Ese fue el papel que jugaron los grupos empresariales en 1993, ante el autogolpe de estado impulsado por el presidente de ese entonces, Serrano Elías, que generó una crisis política que planteaba distintas salidas. Una de estas salidas era impulsada por la élite empresarial conservadora que se agrupaba en la Instancia Nacional de Consenso en la que participaba, entre otros, Dionisio Gutiérrez. Estos empresarios se reunieron el 29 de mayo de 1993, coincidentemente en el hotel Camino Real, junto con líderes de sindicatos y otros sectores sociales, con el fin de impulsar su estrategia para salir de la crisis y salirle al paso a las posiciones más avanzadas que se expresaban en la Multisectorial Social, y que planteaban que no era suficiente con resolver la crisis generada por el golpe de estado y que era necesario resolver la crisis estructural.

En ese entonces, las cúpulas empresariales logran excluir a la Multisectorial Social, tomar el control de la crisis, privilegian las “reuniones” en lugar de las movilizaciones en las calles y evitan que se pierda la “gobernabilidad”. Posteriormente impulsan una depuración del Congreso y cambios a la Constitución que les posibilitaron mantener sus negocios, sacar ventajas de la crisis e imponer su visión de “desarrollo”.

En el 2015, el objetivo del Movimiento Ciudadano contra la Corrupción era que las protestas desembocaran únicamente en una serie de tímidas medidas “anticorrupción”, que Pérez Molina terminara su mandato para conservar la “gobernabilidad” y que las demandas de transformaciones más profundas fueran perdiendo fuerza.

A cambio de ya no insistir con la renuncia y brindarle su apoyo, la cúpula empresarial demandó que el gobierno autorizara una serie de negocios: la revisión del contrato para el servicio de modernización del registro y documentación del control migratorio; la compra de cámaras de vigilancia, infraestructura de cárceles y mantenimiento a helicópteros y radio patrullas, todos a cargo del Ministerio de Gobernación; compras de medicinas e insumos médicos por parte del Ministerio de Salud Pública; la adquisición de maquinaria pesada por el Ministerio de Desarrollo Social -MIDES- y las adquisiciones para la Industria Militar. En otras palabras, en el fondo les interesaban más sus negocios que el combate a la corrupción.

En el comunicado del CACIF en el que pedía a Pérez Molina que se pusiera al frente de las acciones contra la corrupción, finalizaron “señalando nuestra preocupación por la falta de cumplimiento de las fuerzas de seguridad en su función de resguardar el orden y el estado de derecho, en varios casos acaecidos en el interior de la República, en los que se han cometido delitos flagrantes. La inacción y el incumplimiento de deberes, aparte de generar responsabilidades administrativas y penales, están ocasionando graves consecuencias sociales y una mayor ingobernabilidad en el país”.

¿A qué se refería el CACIF con el último párrafo de su comunicado? A las acciones y luchas que se estaban realizando en varios lugares, en particular a la ocupación, por varios días, de la planta de Naturaceite, propiedad de la familia Maegli, uno de los principales productores de aceite de palma aceitera. Esta planta fue ocupada como medida de presión por parte de 15 comunidades de El Estor, Izabal, para exigir la liberación de uno de sus líderes que fue capturado con lujo de fuerza y con la intervención del ejército, en el lago de Izabal.

Apenas dos días después de ese comunicado, el presidente Pérez Molina anuncia los cambios en su gabinete. Para sustituir a López Bonilla nombra a Eunice Mendizábal y en lugar de Erik Archila, nombra, para dirigir el ministerio de energía y minas, a Carmen Urízar que era presidenta de la Comisión Nacional de Energía Eléctrica. Sin embargo, ni las medidas que tomó tardíamente el gobernante, ni la negociación con el CACIF impidieron que la movilización ciudadana y las presiones diversas obligaran a la renuncia y posterior captura y procesamiento de Pérez Molina. En esa ocasión, a diferencia de 1993, el CACIF no pudo impedir el desenlace del 2015.

Por eso, ahora es importante no tener corta la memoria histórica y analizar toda la trama de acontecimientos y maniobras que están detrás de esta iniciativa.

EL PACTO DE LA CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD LLEVA AL PAÍS AL AISLAMIENTO

Los integrantes del Pacto de la Corrupción y la Impunidad, en el afán de salvar su pellejo, comenzaron a tomar medidas que han polarizado más la situación. Las últimas medidas como la imposición de Álvaro Arzú Escobar, hijo del alcalde Arzú, como presidente del Congreso, la destitución del superintendente de la SAT, Juan Francisco Solórzano, la destitución del ministro de Gobernación, Francisco Rivas y de la cúpula de la PNC y la insistencia de expulsar al Comisionado de la CICIG, junto a los rumores que están dispuestos a romper el acuerdo con las Naciones Unidas que dio lugar a la instalación de la CICIG y neutralizar a la Corte de Constitucionalidad que les ha desbaratado varios de sus planes, desataron la preocupación en otros integrantes de las cúpulas empresariales.

La forma de neutralizar a la Corte de Constitucionalidad sería a través de aprobar la iniciativa 5300 presentada por Fernando Linares Beltranena, que ya cuenta con dictamen favorable. Esta iniciativa de ley plantea que la solicitud de levantar el antejuicio de los magistrados sea aprobada directamente por el Congreso, sin pasar por la Corte Suprema de Justicia, como está en la actualidad en la Ley de Antejuicio.
Con ese poder en manos del Congreso y la participación de la mayoría de diputados en el Pacto de Corruptos, aunado a los niveles de corrupción dentro del mismo sistema judicial, sería altamente probable que querellas contra la CC como las presentadas por la Fundación contra el Terrorismo, dieran lugar a que los diputados aceptaran la solicitud de antejuicio, lo que en la práctica significaría la disolución de la Corte de Constitucionalidad; todo dentro de una supuesta “legalidad”.

Sin embargo, estas medidas impulsadas por el Pacto de Corruptos han dado lugar a una serie de respuestas del campo internacional que han preocupado a un grupo de empresarios. El 26 de febrero el Grupo de Donantes, conocido como G13, en un comunicado público hicieron un llamado a las autoridades de Guatemala para trabajar junto a la CICIG para que pueda seguir cumpliendo sus funciones y mandatos y subrayaron la importancia que el nombramiento de las autoridades del Ministerio Público, Contraloría General de Cuentas, Procuraduría General de la Nación y Superintendencia de la SAT puedan dar continuidad y estabilidad a los esfuerzos en la lucha contra la corrupción.

Habrá que recordar que a nivel internacional fracasó la ofensiva que el Pacto de Corruptos impulsó para expulsar a Iván Velásquez. En su lugar, la embajadora de Estados Unidos en Naciones Unidas, la Cámara de Representantes; una comisión bipartidista del Congreso de Estados Unidos, el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes; integrantes del Subcomité de Asuntos del Hemisferio Occidental del Congreso de Estados Unidos y el mismo Secretario de Estado expresaron su apoyo a la CICIG, urgieron al gobierno a trabajar coordinadamente e incluso advirtieron que habría consecuencias económicas para Guatemala si el gobierno insistía en la expulsión de Iván Velásquez o la cancelación de la CICIG.

La esperanza del Pacto de Corruptos es poder influir suficientemente en la Comisión de Postulación para Fiscal General que está en proceso de selección de 6 aspirantes a dicho cargo. Jimmy Morales, que tiene a su hijo y hermano bajo proceso y él mismo tiene graves acusaciones de financiamiento electoral ilícito, a la hora de elegir a la nueva persona que asumirá como Fiscal General es muy probable que seleccione a alguien totalmente afín a sus intereses y con ello no solo suspender la persecución contra los corruptos, sino dejar de trabajar con el Comisionado de la CICIG; dar marcha atrás en los procesos judiciales de los funcionarios, políticos, militares y empresarios que en la actualidad están presos y sometidos a juicio por actos de corrupción y violaciones a los derechos humanos y lograr que los que fueron capturados desde el 2015, puedan salir en libertad.

Una de las respuestas del gobierno a las presiones norteamericanas ha sido el retiro de 187 militares de las brigadas de Petén, Huehuetenango, fuerzas especiales Kaibil, Mariscal Zabala y del Centro Regional de Operaciones de Paz –CREOPAZ- ubicadas en Alta Verapaz. Hay que recordar que estas brigadas están en zonas donde domina el narcotráfico y se dieron después de capturas y acusaciones del involucramiento de altos oficiales del ejército con el crimen organizado.

LA ESTRATEGIA DE CONTENCIÓN

Ante estas perspectivas se ha ido gestando por parte de un grupo de empresarios una estrategia de contención que se ha ido tejiendo de forma pública desde febrero del presente año.

En un artículo titulado Escenarios y Desarrollos Previsibles, publicado el 5 de febrero, José Rubén Zamora, presidente del diario El Periódico traza un escenario que incluye “…la expulsión de Iván Velásquez,… con el respaldo de cúpulas extremistas y de las mafias criminales, esencialmente del narcotráfico… [quienes] retomarían en mayo el control del Ministerio Público, y a través de grupos paraestatales, provenientes de las entrañas del Estado, elevarán la violencia y conflictividad a niveles exponenciales, incluyendo la muy posible ejecución de testigos protegidos en casos de alto impacto”. Eso provocaría que “empresas y personas de Guatemala, tendrán prohibición oficial de realizar negocios de cualquier tipo con los Estados Unidos de América; perderán sus visas, propiedades y activos fijos, cuentas de depósitos e inversión, y acceso a financiamiento”.

Ante esa posibilidad llama a “que la derecha económica y política, seria, civilizada y responsable, junto a la propia CICIG, el MP, las altas Cortes y el propio Congreso, desarrollen un paquete de políticas transicionales orientadas a que quienes han cometido infracciones y delitos puedan allanarse a la majestad de la Ley, reconocer sus errores, indemnizar y resarcir al Estado y a la sociedad apropiadamente y que, en consecuencia, su pena quede en suspenso”. En otras palabras, se plantea una especie de amnistía para los corruptos media vez reconozcan sus “errores” de corrupción e indemnicen al Estado y la sociedad.

Con el fin de ir creando condiciones se ha comenzado a difundir la idea de que es necesario hacer una “mea culpa” es decir un reconocimiento de la culpa. El 13 de febrero, Phillip Chicola, Director de Gestión Pública de CACIF publica un artículo titulado “Hacia un Mea Culpa Colectivo” en el cual expresa que “todos fuimos tolerantes con el viejo sistema, nos hicimos de la vista gorda frente a actos ilícitos o ilegítimos, dejamos de denunciar, aprendimos a coexistir con el mal, o peor aún, nos beneficiamos directa o indirectamente de esa forma de hacer las cosas…el reconocimiento social es el punto de partida para plantear la ruta de transición… permite plantear una discusión sobre mecanismos jurídicos para facilitar la aceptación de hechos y promover la reparación de los males causados. Permite también identificar con mayor facilidad y grado de consenso la hoja de ruta de cambios institucionales”. El mismo planteamiento de Zamora al que le agrega que el reconocimiento de las culpas el punto de partida para los cambios institucionales.

Además de no aceptar que los 16 y medio millones de guatemaltecos y guatemaltecos somos corruptos, hay que recordar que los responsables de que el cáncer de la corrupción e impunidad creciera hasta los niveles actuales, es una cúpula empresarial formada por un grupo de familias que, tal y como lo expresara Plaza Pública, el CACIF, “con el apoyo del poder político (Congreso y Ejecutivo) ha asegurado ocupar una silla, con voz y voto, en al menos 58 juntas directivas, comisiones y comités de diferentes rangos en instituciones estatales que les permiten darle forma al sistema de reglas y normas que rigen multitud de transacciones y decisiones, además de acceder de manera urgente o privilegiada a información”.

De la misma manera el Banco Interamericano de Desarrollo –BID- en su informe La Política de las Políticas Públicas, ha señalado que “El sector empresarial influye en la formulación de políticas en toda América Latina, pero en ningún lugar tanto como en Guatemala. Su influencia refleja no solo la fuerza del sector privado, sino también la debilidad relativa de las demás instituciones del país. Las organizaciones empresariales han demostrado ser suficientemente poderosas para alterar el curso de importantes políticas económicas, como el régimen impositivo… la capacidad de las empresas guatemaltecas para influir en el proceso de formulación de las políticas se debe a que es el sector mejor organizado del país y lo ha sido desde la época de la colonia cuando el poder estaba en manos de los grandes terratenientes y comerciantes”. Eso significa que si ahora hay un Estado corrupto cooptado por las mafias es no solamente porque los empresarios lo han permitido, sino que, al igual que la política, el sistema económico de Guatemala descansa en la corrupción creada, impulsada, promovida y permita porque quienes han sido los grandes beneficiarios de ella: las élites económicas guatemaltecas.

Curiosamente esa misma expresión: “tenemos que empezar por un mea culpa”, fueron las palabras que Peter Lamport expresó en la presentación pública del Frente Ciudadano contra la Corrupción. Peter Lamport miembro del CACIF, fue co-coordinador de la Instancia Nacional de Consenso mencionada arriba, ministro de Finanzas durante el gobierno de Arzú y embajador de Guatemala en Washington del 2000 al 2001 y candidato a la vicepresidencia de Encuentro por Guatemala en el 2015. Esas mismas palabras uso Dionisio Gutiérrez en un programa de Guatevisión el 26 de febrero. Es claro que las cúpulas económicas buscan una salida a la persecución ya que están hundidos hasta el cuello en la corrupción.

La intención de obtener una amnistía para los corruptos se apoyaría en alguna de dos iniciativas que están en trámite en el Congreso. La primera es la iniciativa 5132 presentada por los diputados Manuel Conde y Oliverio García Rodas en agosto del 2016, que fue dispensada de dictamen y ya ha sido aprobada en primera lectura. Esta iniciativa contempla que, si se aceptan los cargos en la audiencia de primera declaración, las penas se reducirían a la mitad. Si a lo anterior se suma que, según la Ley de Régimen Penitenciario, podría reducirse la pena a la mitad, por “buena conducta”, resultaría que únicamente cumplirán el 25% de la condena que muy posiblemente terminará en arresto domiciliario, es decir se cumple el 25% de la condena desde la comodidad de sus casas.

La otra iniciativa es la 5311 que fue presentada por Comisión Ordinaria de Legislación y Puntos Constitucionales y Comisión Ordinaria de Reforma al Sector Justicia en agosto de 2017 y que ya cuenta con dictamen favorable de la Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales. Esta iniciativa plantea que si se aceptan los cargos en la audiencia de primera declaración, la sentencia se reduciría en una tercera parte. La diferencia con la anterior está en no aceptar este procedimiento para los casos de genocidio, desaparición forzada, ejecución extrajudicial y delitos contra los deberes de la humanidad.

Cualquiera de las dos iniciativas que se apruebe en primer lugar y que han de estar en proceso de negociación, implicaría la posibilidad que los empresarios corruptos se acojan a esta amnistía y se termine la persecución contra ellos; mientras tanto, seguiría en marcha otro componente de esa maniobra.

Con el fin de institucionalizar el proceso de “transición controlada”, por ahora se cuenta con dos actores: Adrián Zapata quien fuera miembro de la guerrilla donde se le conocía con el apodo de “Fouché”, un político y jefe de la policía francesa del siglo diez y nueve, conocido por no tener principios, al que calificaron como “el genio tenebroso” por ser el poder tras la sombra de varios gobiernos. Fue también Comisionado para el Desarrollo Rural y Secretario Ejecutivo del Gabinete de Desarrollo Rural, pero sobre todo se le recuerda por ser uno de los doce firmantes de un campo pagado que negó el genocidio en Guatemala.

El 21 de febrero, por medio del periódico Prensa Libre, lanzó la propuesta del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac) para que el país salga de la crisis. Dicha iniciativa comprende tres ejes. El primero busca la solución de los problemas superestructurales, que tienen que ver con la justicia y la política; el segundo propone atacar los problemas “históricos” del país, como son la pobreza, pobreza extrema y la desigualdad y el tercer eje es un “diálogo serio”. Este tercer eje, que será el que permitirá operativizar los dos primeros, tiene dos componentes que llaman la atención: que en el diálogo no se tome en cuenta las posiciones “extremas” y que sea solo entre guatemaltecos, sin la presencia de la comunidad internacional.

El otro actor es Dionisio Gutiérrez, presidente corporativo de Corporación Multi-Inversiones -CMI-, una de las más poderosas de Centroamérica, la cual cuenta con presencia en tres continentes; miembro de la Instancia Nacional de Consenso, con serios señalamientos de corrupción y lavado de dinero, vinculados a diversos negocios, entre ellos cuatro proyectos hidroeléctricos construidos o por construirse sobre el río Cahabón, entre los municipios de San Pedro Carchá y Lanquín, departamento de Alta Verapaz, denominados Renace I, II, III y IV.

Dionisio Gutiérrez, Peter Lamport, Felipe Bosch y Antonio Malouf, presidente del CACIF fueron los que aprovecharon el lanzamiento del Frente Ciudadano contra la Corrupción.

¿Qué significa eso? ¿Que la élite empresarial conservadora que, durante décadas se ha beneficiado y ha desarrollado sus negocios amparados en la corrupción, de un día para otro se han convertido en los principales luchadores contra la corrupción?

¿Cómo es posible que Felipe Bosch Gutiérrez, el 12 de octubre de 2017, en el ENADE de ese año, le haya dicho a Jimmy Morales “Porque le soy sincero, no lo tomo como un guatemalteco corrupto. No lo tomo con un político corrupto. Usted y sus ministros son guatemaltecos de principios y de valores…”, y el 28 de febrero haya corrido a subirse a la tarima del Frente Ciudadano contra la Corrupción?

En realidad, lo que está en juego son sus negocios ya que les preocupa las consecuencias si el pacto de corruptos continúa con las medidas que llevarían al aislamiento de Guatemala. Pero además hay que recordar que Dionisio Gutiérrez desde hace años ha estado enfrentado a los Arzú y los García-Granados que son parte del Pacto de Corruptos, pero más recientemente, en marzo del 2017 se firmó un acuerdo entre el gobierno de Guatemala y el representante de comercio de Estados Unidos que tendrá como resultado que para el año 2018 el mercado guatemalteco será inundado con más piezas de pollo importado más barato, sobre todo de las marcas Tyson y Hudson, lo cual le quitará el monopolio de la producción y comercialización avícola que ha dominado Dionisio Gutiérrez.

Por los anteriores elementos, despierta muchas dudas e inquietudes que los principales responsables y beneficiarios de la corrupción hoy quieran abanderar el Frente Ciudadano contra la Corrupción. Pero, además, varios de los participantes en el lanzamiento de dicho frente expresaron que fueron invitados a una actividad en respaldo del Comisionado de la CICIG y la jefa del Ministerio Público y después, sin su conocimiento ni aceptación, aparecieron en los medios como integrantes de dicho frente.

Pero es más significativo aún, que la cúpula empresarial que hoy encabeza dicho frente no ha dicho nada del conjunto de leyes regresivas que están en proceso en el Congreso y que en esencia buscan limitar derechos y crear mejores condiciones para la represión y la actuación de las empresas.

Entre éstas están: la iniciativa 5239 o Ley Contra Actos Terroristas y que tiene definiciones tan ambiguas que cualquier manifestación o comunicación en internet puede ser catalogada como acto terrorista; la iniciativa 5376 que impulsa reformas a la Ley de Reconciliación para dejar en libertad o suspender los procesos en contra de los militares responsables de gravísimas violaciones a los derechos Humanos; la iniciativa 5257 que contempla reformas a la Ley De Organizaciones Gubernamentales para el Desarrollo que además de limitar el derecho de organización, reduce cualquier asociación, fundación, ONG, etc., a entidades de beneficencia, la Ley de Consulta a Pueblos Indígenas propuesta por Oliverio García Rodas que limita los derechos de los Pueblos Indígenas y obliga a aceptar las medidas legislativas o administrativas del Estado y otras más que llevan las mismas intencionalidades.

Pero las medidas que está planteando la cúpula empresarial no son únicamente para responder a la coyuntura actual, también están dirigidas a establecer posiciones ante la próxima contienda electoral. Recordemos que con los cambios a la LEPP que se dieron en el 2016, la convocatoria a elecciones será en enero del 2019 y Dionisio Gutiérrez, que ha reconocido haber financiado a varios partidos políticos y los empresarios que se le han unido, también está moviendo sus piezas con miras a la campaña electoral del próximo año.

LOS CORRUPTOS NO PUEDEN ABANDERAR LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN

Por eso, muchas organizaciones y personas que hemos expresado nuestro rechazo a la corrupción e impunidad y participado en la lucha contra las mismas, nos hemos atrevido desde hace años a dar esos pasos. Si hoy la élite empresarial conservadora en realidad quiere respaldar la lucha contra la corrupción, deben ir más allá de las iniciativas mediáticas. Recordemos que Pérez Molina y Baldetti siempre se pronunciaron contra la corrupción. La cúpula empresarial tiene que empezar a dar marcha atrás en sus negocios que se han basado en la corrupción y el despojo de las comunidades; dejar de respaldar al mandatario y los diputados corruptos, utilizar su influencia y el hecho de que son accionistas en varios medios de comunicación para cesar las campañas en contra del Comisionado de la CICIG, la jefa del Ministerio Público y en contra de quienes hemos mantenido una lucha contra la impunidad y la corrupción; dejar de apoyarse y proteger a corruptos y violadores de derechos; respetar los derechos laborales de las y los trabajadores, así como los derechos de los Pueblos Indígenas, en resumen, demostrar con hechos claros e incuestionables su real compromiso en la lucha en contra de la corrupción y la impunidad. De lo contrario, se confirmará que todo ha sido una maniobra para salvarse de la persecución por actos de corrupción.

Los Gutiérrez, Bosch, Malouf, Lamport y otros similares a ellos, como lo han hecho desde la Colonia, no necesitan de ningún frente para actuar; tienen suficiente influencia, poder, privilegios y participación en instancias de toma de decisión para poder hacer mucho contra la corrupción. Si ahora buscan ser quienes abanderan la lucha contra la corrupción en un “frente ciudadano” es porque, además de las intenciones e intereses antes mencionados, también buscan meter una cuña entre los distintos sectores y fuerzas que nos hemos pronunciado y actuado en la lucha contra la corrupción. Quienes se sumen a ellos serán los “moderados”, “los que aceptan el diálogo”, los “flexibles”, etc. Quienes no acepten estar con ellos serán tachados de “radicales”, “extremistas”, “intolerantes”, “incapaces de dialogar” con el fin de aislar y marginar a quienes pueden ser una amenaza a su dominio e imposición.

TENEMOS LA RESPONSABILIDAD DE CONSTRUIR UNA UNIDAD EN EL ANÁLISIS Y LA ACCIÓN

Por lo anterior debemos evitar caer en su juego de descalificar o lapidar políticamente a quienes desde posiciones consecuentes y progresistas hayan participado en el lanzamiento del Frente Ciudadano contra la Corrupción o cualquier otra iniciativa similar. Nuestra responsabilidad, además de mantener la atención porque a nivel regional o departamental se pueden generar iniciativas similares, también debe ser aportar con información, análisis y criterios que permitan ver más allá de la superficie, establecer con quién hay que construir alianzas y posibilitar construir un análisis, posicionamiento y unidad de acción para enfrentar al pacto de corruptos o las iniciativas en las que las cúpulas empresariales pretendan buscar, de forma oportunista, una salida conservadora y controlada a la crisis actual.

Lo anterior, ¿significa que no es posible un amplio y variado frente ciudadano en contra de la corrupción y la impunidad? Claro que sí es posible y de hecho ya existen iniciativas como la Asamblea Social y Popular que agrupa a Pueblos Indígenas y sus Autoridades Ancestrales, Comunidades en Resistencia, mujeres, feministas, jóvenes, profesionales, organizaciones y personas diversas con quien nos une un análisis común y una perspectiva estratégica compartida. Asimismo, existe la Asamblea Ciudadana contra la Corrupción y la Impunidad, espacio más amplio, plural y diverso conformado por pueblo indígenas, campesinos, mujeres, jóvenes, trabajadores, académicos, empresarios, artistas, migrantes y residentes en el extranjero que nos unificamos para enfrentar la corrupción y su contracara: la impunidad de todo tipo.

Para ir más allá de la crisis actual y sentar las bases de los necesarios, justos y profundos cambios que necesitamos como sociedad, debemos construir una amplia articulación donde tengan cabida los empresarios progresistas que ven más allá de su negocio y desean un país fundado en la justicia y la equidad; los académicos que tienen una trayectoria al lado de las causas justas, las y los jóvenes que sueñan y merecen un país mejor, justo, democrático e incluyente; las organizaciones diversas que históricamente han luchado en contra de la injusticia, las exclusiones, la opresión y explotación y los Pueblos Indígenas que durante 500 años han resistido a la imposición y el despojo; con quienes coincidamos en un proyecto plurinacional, democrático y popular, nos atrevemos hoy y en el futuro a dar los pasos y acciones necesarias para transformar nuestra sociedad.

CONSEJO NACIONAL DE COORDINACIÓN
Comité de Unidad Campesina CUC

Cabeza Clara, Corazón Solidario y Puño Combativo de las y los Trabajadores del Campo

Libia, 7 años de desgracia iniciados por la OTAN


Manlio Dinucci
www.voltairenet.org / 21-03-18

Siete años después de la intervención militar de la OTAN contra Libia, todos los observadores coinciden en reconocer que aquella intervención se basó en mentiras enormes y que contradecía el mandato otorgado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Aunque hoy reconocen que la población libia era la más rica de África y que su nivel de vida se derrumbó a raíz de la invasión, provocando que los libios se exilaran masivamente, los occidentales siguen sin tomar conciencia del hecho que Muammar el-Kadhafi había vencido en Libia la práctica del esclavismo y del racismo. Al destruir la Yamahiria, la OTAN abrió deliberadamente las puertas del infierno. No sólo fueron perseguidos los trabajadores inmigrantes de piel oscura sino también los libios negros de Tawerga. Además, el trabajo que la Yamahiria había realizado en materia de cooperación africana entre árabes y negros se ha visto reducido a nada en todo el continente.

Hace 7 años, el 19 de marzo de 2011, comenzaba la guerra contra Libia, dirigida por Estados Unidos, primeramente a través del AfriCom y después mediante la OTAN, bajo el mando estadounidense. En 7 meses se realizaron unas 10,000 misiones de ataque aéreo, con el uso de decenas de miles de bombas y misiles.

Italia participó en esa guerra aportando cazabombarderos y sus bases aéreas, rompiendo así el Tratado de Amistad y Cooperación que había firmado con Libia. Ya antes de la agresión aeronaval, sectores tribales y grupos islamistas hostiles al gobierno libio habían recibido financiamiento y armas para que operaran en Libia y se había procedido a infiltrar allí fuerzas especiales, principalmente de Qatar. Así fue destruido aquel Estado que, en la costa africana del Mediterráneo, registraba «altos niveles de crecimiento económico y elevados indicadores de desarrollo humano», como señalaba el mismísimo Banco Mundial en 2010. Unos 2 millones de migrantes, en su mayoría africanos, encontraban trabajo en Libia.

Al mismo tiempo, Libia hacía posible, con sus fondos soberanos, el nacimiento de organismos económicos independientes en el seno de la Unión Africana, como el Fondo Monetario Africano, el Banco Central Africano y el Banco Africano de Inversión.

Estados Unidos y Francia –como lo demuestran los correos electrónicos de la secretaria de Estado Hillary Clinton– se pusieron de acuerdo para bloquear primeramente el proyecto de Kadhafi de creación de una moneda africana alternativa al dólar estadounidense y al franco CFA, que Francia todavía impone a sus ex colonias africanas.

Ya destruida la Yamahiriya y asesinado Kadhafi, el botín libio es enorme: grandes reservas de petróleo –las mayores de África– y de gas natural; el inmenso manto freático nubio de agua fósil, un oro azul que puede llegar a ser más valioso que el oro negro; el territorio mismo de Libia, de primera importancia geoestratégica; los fondos soberanos [creados bajo el «régimen» de Kadhafi] de unos 150,000 millones de dólares que el Estado libio tenía invertidos en el exterior, «congelados» en 2011 por mandato del Consejo de Seguridad de la ONU.

De los 16,000 millones de euros de los fondos libios bloqueados en la Euroclear Bank –en Bélgica– ya han desaparecido 10,000 millones sin que se haya emitido ninguna autorización de retiro de fondos. El mismo proceso de rapiña está teniendo lugar en los demás bancos europeos y estadounidenses.
En la Libia actual, los ingresos fiscales provenientes de la exportación de recursos energéticos –que fueron 47,000 millones en 2012 pero sólo 14,000 millones en 2017– se comparten entre facciones de poder y las transnacionales. La moneda libia –el dinar– que antes valía 3 dólares se cambia actualmente a 9 dinares por 1 dólar mientras que los bienes de consumo corriente se importan pagándolos en dólares, con una tasa de inflación anual de 30%.

El nivel de vida de la mayoría de la población se ha derrumbado por falta de dinero y de servicios esenciales. La seguridad es inexistente y no existe un verdadero sistema judicial. Los migrantes africanos se llevan la peor parte. Falsamente acusados (alegaciones que los medios occidentales alimentaron ampliamente) de ser «mercenarios de Kadhafi», fueron encarcelados por las milicias islamistas, incluso en jaulas para fieras del zoológico, torturados y a menudo asesinados.

Libia se ha convertido en la principal vía de tránsito, controlada por traficantes de personas, de un caótico flujo migratorio hacia Europa.
También son perseguidos los libios acusados de haber apoyado a Kadhafi. En la ciudad de Tawerga, las milicias islamistas de Misurata, respaldadas por la OTAN (se trata por cierto de las mismas que asesinaron a Kadhafi) emprendieron una verdadera campaña de purificación étnica, torturando, violando y matando. Los aterrorizados sobrevivientes huyeron de esa ciudad.

Hoy unas 40,000 personas que vivían en Tawerga tratan de sobrevivir en condiciones inhumanas, sin poder regresar a esa ciudad. ¿Por qué no hablan de eso los representantes de la izquierda que hace 7 años reclamaban a gritos una intervención militar en Libia en nombre de los derechos humanos?


Una globalización con características chinas


Entrevista a Enrique Dussel Peters
www.cpalsocial.org /080318

El proyecto económico chino conocido como «One belt, one road» parece estar cobrando cada vez más centralidad para diversos países vinculados al gigante asiático. ¿En qué y cómo podría modificarse el comercio internacional a partir de esta ambiciosa apuesta?

Es fundamental comprender los detalles de la iniciativa de la Franja y la Ruta (OBOR, por sus siglas en inglés) lanzada por el Presidente Xi Jinping a finales de 2013. Se trata de una propuesta de globalización con características chinas que se diferencia de las propuestas de diversos países occidentales. China busca ofrecer tecnología, financiamiento, empresas, proveeduría, construcción, fuerza de trabajo y múltiples servicios vinculados a estos proyectos de infraestructura –de puertos a carreteras, hidroeléctricas, conexión internet– a los países interesados en adherirse e integrarse a esta propuesta de cooperación. La propuesta no solo incluye una mayor interconectividad, sino que favorece una intensificación del comercio, la inversión y el financiamiento.

Además, apunta a acrecentar los vínculos sociales, políticos y económicos que exceden el ámbito comercial. Desde una perspectiva latinoamericana –y, en tal sentido, invito a revisar las múltiples reflexiones al respecto del Cechimex y de la Red ALC-China– esta propuesta implica retos importantes. Desarrollada en extremo, la totalidad de los procesos y productos podrían ser producidos en China, lo que implicaría un retroceso al siglo XVI. El valor agregado latinoamericano –y por ende el empleo, los salarios, la tecnología y los procesos de aprendizaje— podría ser ínfimo. Es preciso que se desarrollen procesos de negociación puntuales entre países, empresas, provincias y sectores. Por otro lado, la propuesta de OBOR en América Latina y el Caribe toca una demanda insatisfecha muy sensible y relevante en la actualidad, ya que con pocas excepciones existen enormes demandas sociales y productivas en el ámbito de la infraestructura.

Una de las críticas más habituales que se le realizan a la iniciativa «One belt, one road» es que muchos países pequeños y poco desarrollados podrían acabar en una suerte de dependencia de la economía china. ¿Es esto así? ¿De qué manera puede realizarse una integración, sino simétrica, al menos en condiciones que no impliquen una desventaja marcada para los países menos desarrollados?

Los países latinoamericanos debemos comprender el origen histórico de la propuesta china y su capacidad de implementar efectivamente estos proyectos de infraestructura. Las contrapartes latinoamericanas deberían buscar integrar estos proyectos con su capacidad social y productiva definiendo en forma autocrítica en qué segmentos de los respectivos proyectos podrían integrarse a través de la fuerza de trabajo, los insumos particulares, las empresas proveedoras, y las tecnologías específicas. De este modo habilitarían un efectivo proceso de aprendizaje y desarrollo. Si las élites y los respectivos gobiernos de la región no son capaces de definir estas capacidades, se correrá el riesgo de un «regreso» a niveles de desarrollo de hace siglos. Me parece que la mayor parte de la responsabilidad está en la cancha latinoamericana, aunque tampoco sería de interés para China generar retrocesos de magnitudes mayores.

¿Qué trascendencia puede tener esta iniciativa para los países latinoamericanos? ¿Cuáles son los que más interesados se han mostrado de participar en ella?

La iniciativa responde a una propuesta de globalización con las características del gigante asiático. Hoy en día –y con base en el trabajo de la Red ALC-China– hemos contabilizado más de 60 proyectos de infraestructura china en América Latina y el Caribe. Ecuador, Brasil, Argentina, Bolivia y Venezuela son algunos de los principales receptores. En países como Ecuador estos proyectos han provocado cambios drásticos en su matriz energética. Hasta hace poco, Ecuador importaba energía y hoy es un exportador importante de energía eléctrica y con un nivel relativamente alto de energías renovables. No obstante, y como en todo proyecto de estas dimensiones, en muchos casos existen controversias y serios debates sobre los impactos sociales y ambientales. Otros países como México y las naciones de Centroamérica, han participado en forma mucho más discreta de la OBOR.

Un proyecto tan imponente como el de la Ruta de la Seda parece marcar un nuevo tiempo para China como economía en el orden global. ¿Qué papel juega el proteccionismo de Trump en este proceso? ¿La nueva posición de Estados Unidos puede favorecer el desarrollo de este proyecto y posicionar aún mejor a China en el tablero económico con una posición que, paradójicamente, parece ser la más liberal?

China ingresó a la OMC en 2001 y, desde entonces, su ascenso en la economía mundial ha sido meteórico. Como contrapartida, Estados Unidos está viendo caer su competitividad y, particularmente, su empleo manufacturero. Además, se hace evidente la creciente dificultad de Estados Unidos para colocar sus exportaciones en el resto del mundo. Desde esta perspectiva global y geoestratégica, estamos viviendo enormes reacomodamientos globales de China como potencia con presencia y aspiraciones, a la vez que asistimos a cierto declive del aparato productivo norteamericano. Sin caer en automatismos o determinismos –la «necesaria» crisis o declive de Estados Unidos- en las siguientes décadas asistiremos a una creciente competencia entre ambos países en el terreno económico, político, cultural y hasta militar. El «proteccionismo» de la administración Trump, desde esta perspectiva, contrasta con el aparente «liberalismo» de China y su apertura a la cooperación, así como a la predisposición del país asiático para entablar tratados de libre comercio con todo país interesado. Desde esta perspectiva, y nótese el sarcasmo, el proteccionismo, la incertidumbre y los cambios por parte de la administración Trump son muy funcionales –¿y hasta bienvenidos?– por China y su activa estrategia de cooperación internacional de largo plazo.

¿Qué rol ha tenido en la consolidación de esta mirada aperturista el último congreso del Partido Comunista Chino? ¿Cuáles son las líneas directrices que marcó la reunión para esta nueva etapa que tendrá, una vez más, a Xi Jinping como su referente fundamental?

El XIX Congreso Nacional del Partido Comunista Chino (PCC) llevado a cabo a finales de octubre de 2017 es altamente funcional a esta estrategia. En primer lugar, la abrumadora presencia de Xi Jinping en los puestos claves del PCC –secretario general del Comité Central, presidente de la Comisión Militar Central y presidente de la República Popular China- resulta trascendente. Sus consideraciones políticas fueron, además, enaltecidas y mensuradas en la constitución del PCC como «el pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas para una nueva era». A diferencia de anteriores Congresos Nacionales del PCC –donde se avizoraban nuevos liderazgos y grupos– Xi Jinping se encuentra en la cúspide de su poder político y ha logrado colocar a gente de su confianza en todos los puestos claves del PCC.

En segundo lugar, el proyecto de Xi Jinping va mucho más allá de su presidencia hasta 2022. Avizora y describe a China como una sociedad «moderadamente próspera» en 2020 y la define como un gran país «moderno y socialista» para 2050. Después de «quince años de trabajo arduo» (2020-2035), China iniciará una segunda etapa de «modernización socialista». En esa nueva era, China se desarrollará como «un gran país socialista moderno que es próspero, fuerte, democrático, culturalmente avanzado, armónico y bello», además de convertirse en un líder global.

En tercer lugar, será el propio PCC bajo el «pensamiento de Xi Jinping» y con un socialismo moderno con características chinas en una nueva era, el que regirá este proceso. El PCC, desde esta perspectiva, continuará con constantes reformas y procesos de modernización, incluyendo campañas contra la corrupción.

En cuarto término, el reporte de Xi Jinping ante el XIX Congreso Nacional del PCC destacó contradicciones y desequilibrios generados en las últimas décadas en términos de desigualdades en el ingreso y entre regiones. En tal sentido, priorizará un incremento en la calidad de vida –por encima de un aparente ilimitado incremento cuantitativo-, políticas para reducir la pobreza y la satisfacción de demandas populares democráticas, así como cuestiones vinculadas a la justicia y el medio ambiente. Desde esta perspectiva, China profundizará estrategias y políticas implementadas en la última década bajo el rubro de la «nueva normalidad» y con esfuerzos para incrementar el escalamiento tecnológico y su orientación al mercado doméstico para elevar el nivel de vida de su población.

Si América Latina y el Caribe tienen interés en entablar una «relación estratégica integral» en términos reales –y no sólo formales– con China, es imperioso que la región se prepare adecuadamente invirtiendo en instituciones públicas, privadas y académicas en el corto, mediano y largo plazo con agendas muy específicas y concretas en sectores puntuales que permitan una agenda de desarrollo. Si no nos preparamos en forma adecuada ante las propuestas chinas, es posible que se produzcan retrocesos muy significativos en diversos ámbitos. Por el momento los esfuerzos latinoamericanos han sido muy tímidos y limitados.

Enrique Dussel Peters, coordinador de la Red Académica de América Latina y el Caribe sobre China, analiza el proyecto económico de la Ruta de la Seda. ¿Cuáles son sus implicancias para América Latina? ¿Estamos preparados para los nuevos retos que plantea una globalización con características chinas?