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El asesor de seguridad del presidente Jimmy Carter: ¡Yo creé el terrorismo yihadista y no me arrepiento!

Nazanin Armanian
www.publico.es / 20 Agosto 2017

“¿Qué es lo más importante para la historia del mundo?  ¿El Talibán o el colapso del imperio soviético?” Es la respuesta de quién fue el asesor de seguridad del presidente Jimmy Carter, Zbigniew Brzezinski, a la pregunta de la revista francesa Le Nouvel Observateur (del 21 de enero de 1998) sobre las atrocidades que cometen los yihadistas de Al Qaeda. Una escalofriante falta de ética de individuos como él que destruyen la vida de millones de personas para alcanzar sus objetivos.

En esta entrevista, Brzezinski confiesa otra realidad: que los yihadistas no entraron desde Pakistán para liberar su patria de los ocupantes infieles soviéticos, sino que seis meses antes de la entrada del Ejército Rojo a Afganistán, EEUU puso en marcha la Operación Ciclón el 3 de julio de 1979, enviando a 30.000 mercenarios armados incluso con misiles Tomahawk a Afganistán para arrasar el país, difundir el terror, derrocar el  gobierno marxista del doctor Nayibolá y tender una trampa a la URSS: convertirlo en su Vietnam. Y lo consiguieron. A su paso, violaron a miles de mujeres, decapitaron a miles de hombres y provocaron la huida de cerca de 18 millones de personas de sus hogares, casi nada. Caos que continúa hasta hoy.

Esta ha sido la piedra angular sobre la que se levanta el terrorismo “yihadista” y al que Samuel Huntington dio cobertura teórica con su Choque de Civilizaciones. Así, consiguieron dividir a los pobres y desheredados de occidente y de oriente, haciendo que se mataran en Afganistán, Irak, Yugoslavia, Yemen, Libia y Siria, confirmando la sentencia de Paul Valéry: “La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para el provecho de gentes que sí se conocen pero que no se masacran”.

Consiguieron neutralizar la oposición  de millones de personas a las guerras y convertir en odio la empatía. Con el método nazi de «una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad»:

1] El atentado del 11S no lo cometieron los talibanes afganos. La CIA en 2001 había implicado al gobierno de Arabia Saudi en la masacre. ¿Por qué, entonces, EEUU invadió y ocupó Afganistán?

2] Las armas de destrucción masiva no las tenía Irak. El único país en Oriente Próximo que las posee, y de forma ilegal, es Israel y gracias a EEUU y Francia.

3] Tampoco EEUU necesitaba invadir a Irak para hacerse con su petróleo. Demoler el estado iraquí tenía varios motivos, como eliminar un potencial enemigo de Israel y ocupar militarmente el corazón de Oriente Próximo, convirtiéndose en el vecino de Irán, Arabia Saudi y Turquía.

4] Las cartas con ántrax que en EEUU mataron a 5 personas en 2001, no las enviaba Saddam Husein como juraba Kolin Powell, sino Bruce Ivins, biólogo de los laboratorios militares de Fort Derrick, Maryland, quien “se suicidó” en 2008.

5] Ocultaron la (posible) muerte de Bin Laden (agente de la CIA), hasta la pantomima organizada el 1 de mayo del 2011 por Obama, en el asalto hollywoodiense de los SEAL a un domicilio en Abottabad, a pesar de que la ex primera ministra de Pakistán, Benazir Bhutto, ya había afirmado el 2 de noviembre del 2007 que el saudí había sido asesinado, por un posible agente de MI6 (quizás en 2002). Benazir fue asesinada casi un mes después de esta revelación. Mantener “vivo” al Laden durante 8-9 años le sirvió a EEUU aumentar el presupuesto del Pentágono (de 301.000 millones de dólares en 2001 a 720.000 en 2011), incrementar los contratos de armas de Boeing, Lockheed Martin, Raytheon, etc. y vender millones aparatos de seguridad y cámaras de video vigilancia, montar cárceles ilegales por el mundo, legitimar y legalizar el uso de la tortura, practicar asesinatos selectivos y colectivos (llamados “daños colaterales”) y concederse el derecho exclusivo de invadir y bombardear al país que desee.

6] Una vez probados en Afganistán, la OTAN envió a estos “yihadistas” a Yugoslavia con el nombre del Ejército de Liberación de Kosovo; luego a Libia  y les puso el nombre de “Ansar al-Sharia, y a Siria, donde primero les denominó “rebeldes” y luego les dio otros 5-6 nombres diferentes. En esta corporación terrorista internacional, la CIA se encarga del entrenamiento, Arabia Saudi y Qatar de “cajero automático” como dijo el ministro alemán de Desarrollo, Gerd Mueller, y Turquía, miembro de la OTAN, acoge, entrena y cura a los hombres del EI. ¡Son los mismos países que forman la “coalición anti –terrorista!

¿Cómo decenas de servicios de inteligencia y los ejércitos de cerca de 50 países, medio millón de efectivos de la OTAN instalados en Irak y Afganistán, que han gastado miles de millones de dólares y euros en la “guerra mundial contra el terrorismo” durante 15 largos años, no han podido acabar con unos miles de hombres armados con espada y daga de al Qaeda?

Así fabricaron al Estado Islámico

Siria, finales del 2013. Los NeoCon aumentan la presión sobre el presidente Obama para enviar tropas a Siria, y necesitan una casus belli. El veto de Rusia y China a una intervención militar en el Consejo de Seguridad, la ausencia de una alternativa capaz de gobernar el país una vez derrocado o asesinado el presidente Asad, el temor a una situación caótica en la frontera de Israel, eran parte de a los motivos de Obama a negarse.  Sin embargo, el presidente y sus generales pierden la batalla y los sectores más belicistas del Pentágono y la CIA, Qatar, Arabia Saudi, Turquía y los medios de comunicación afines, asaltan la opinión pública con las imágenes de las decapitaciones y violaciones cometidas por un tal Estado Islámico. Una vez que el mundo acepta que “hay que hacer algo”, y al no tener el permiso de la ONU para atacar Siria, el Pentágono, el bombero pirómano, diseña una especial ingeniería militar:

Traslada en junio de 2014 a un sector del EI de Siria a Irak, país bajo su control, dejando que ocupara tranquilamente el 40% del país, aterrorizando a cerca de ocho millones de personas, matando a miles de iraquíes, violando a las mujeres y niñas.

Organizó una fuerte campaña de propaganda sobre la crueldad del EI, semejante a la que hicieron con las lapidaciones de los talibanes a las mujeres afganas, y así poder “liberar” a aquel país. ¡Hasta la eurodiputada Emma Bonino cayó en la trampa, encabezando la lucha contra el burka, mirando al dedo en vez de la luna!

Afirmó que al ubicarse el cuartel general de los terroristas en Siria, debían atacar Siria.

Obama cesó de forma fulminante al primer ministro iraquí Nuri al Maliki, por oponerse al uso del territorio iraquí para atacar a Siria.

Objetivo conseguido: EEUU por fin pudo bombardear, ilegalmente, Siria el 23 de septiembre del 2014, sin tocar a los “yihadistas” de Irak. Gracias al EI, hoy EEUU (y Francia, Gran Bretaña y Alemania) cuentan con bases militares en Siria, por primera vez en su historia desde donde podrán controlar toda Eurasia. Siria deja de ser (tras la caída de Libia en 2001 por la OTAN) el único país del Mediterráneo libre de bases militares de EEUU.

Y lo sorprendente: desde esta fecha hasta julio del 2017, el EI mantiene ocupado el norte de Irak sin que decenas de miles de soldados de EEUU hicieran absolutamente NADA. Al final, el ejército iraquí y las milicias extranjeras chiítas liberan Mosul, eso sí, cometiendo terribles crímenes de guerra contra los civiles.

El terrorismo en la estrategia del “Imperio del Caos”

El terrorismo “yihadista” cumple cuatro principales funciones para EEUU:
*militarizar la atmósfera en las relaciones internacionales, en perjuicio de la diplomacia;
*arrebatar las conquistas sociales, instalando estados policiales (los atentados de Boston, de Paris e incluso el de Orlando) y una vigilancia a nivel mundial;
*ocultar las decisiones vitales a los ciudadanos;
*hacer de ‘buldóser’, allanando el camino de la invasión de sus tropas en determinados países, y provocar caos, y no como medio sino como un objetivo en sí.

Si durante la guerra fría Washington cambiaba los regímenes en Asia, África y América Latina mediante golpes de estado, hoy para arrodillar a los pueblos indomables recurre a bombardeos, enviar escuadrones de muerte, y sanciones económicas, para matarles, debilitarles dejarles sin hospitales, agua potable y alimentos, con el fin de que no levanten cabeza durante generaciones. Así, convierte a poderosos estados en fallidos para moverse sin trabas por sus territorios sin gobierno.
EEUU, que desde 1991 es la única superpotencia mundial, ha sido incapaz de hacerse con el control de los países invadidos, debido al surgimiento de otros actores y alianzas regionales que reivindican su lugar en el nuevo mundo. Y como el perro del hortelano, ha decidido sabotear la creación de un orden multipolar que intenta gestarse, provocando el caos: debilita BRICS conspirando contra Dilma Russef y Lula en Brasil; impide una integración económica en Eurasia, propuesta por Rusia a Alemania, archivada con la guerra en Ucrania, y mina el proyecto chino de la nueva ruta de la seda y una integración geoeconómica de Asia-Pacífico que cubriría dos tercios de la población mundial, y en cambio crea alianzas militares como la “OTAN sunnita” y organizaciones terroristas con el fin de hundir Oriente Próximo en largas guerras religiosas.

Anunciar que ha diseñado un plan para el “cambio de régimen” en Irán –un inmenso y poblado país-, ante la dificultad de una agresión militar, significa que pondrá en marcha una política de desestabilización del país mediante atentados y tensiones étnico-religiosas. La misma política que puede aplicar Corea del Norte, Venezuela, o Bolivia, y otros de su lista del “eje del mal”, y todo el servicio de perpetuar su absolutista hegemonía global: que intentase derrocar a su aliado Tayyeb Erdogan es el colmo de la intolerancia.

Antes de los trágicos atentados en Cataluña, el Estado Islámico atacó a la aldea afgana de Mirza Olang. Llenó varias fosas comunes con al menos 54 cadáveres de mujeres y hombres y tres niños decapitados, y se llevó a unas 40 mujeres y niñas para violarlas.


Conclusión: que el “yihadismo” no es fruto de la exclusión de los musulmanes, ni siquiera se trata de la lógica de los vasos comunicantes y el regreso de los “terroristas que hemos criado en Oriente”.  “Vuestra causa es noble y Dios está con vosotros”, dijo Zbigniew Brzezinski a sus criaturas, los yihadistas.

Notas sobre la tensión entre EEUU y Corea del Norte

Nazanin Armanian
www.publico.es / 130817

Con el fin de mantener su estatus de la primera potencia militar,  EEUU sigue intentando preservar sus zonas de influencia y conquistar las más estratégicas del planeta controladas por sus rivales, utilizando el clima bélico que él mismo crea como el bombero pirómano que es. Entre los próximos candidatos amenazados de ser escenarios de la próxima gran guerra -Siria, Irán, Venezuela y la República Popular de Corea (RPDC)-, éste último es el más difícil y menos rentable para su hazaña. Entonces ¿por qué lo ha elegido?

Para desmantelar su sistema político semisocialista, unificar luego la península bajo el régimen capitalista de Seúl, y crear en la región un nuevo equilibrio de poder con el fin de garantizar sus intereses en el espacio de influencia China. En 1998, el Pentágono diseñó el proyecto “Oplan 5027-98” para bombardear este país en colaboración con Corea del Sur y Japón. O sea, que su actual beligerancia no se debe a la prueba de misiles.  

1) Impulsar un desorden “controlado” en la frontera de China, como lo hizo en Ucrania, frontera de Rusia.

2) Porque los misiles de la RPDC no amenazan a EEUU, lo que hacen es cuestionar su hegemonía sobre la región.  

3) Impedir que RPDC cuente con una fuerza de disuasión nuclear eficaz, impidiendo un cambio en el balance de fuerzas en aquella región. El motivo de que exista una Corea nuclearizada es justamente las amenazas de guerra de EEUU. ¿Hubiera atacado EEUU a Irak o Libia si hubieran tenido armas de destrucción masiva?
4) Aplicar la “pedagogía del terror” aleccionando a los estados no “clientes” que se atrevan a seguir el ejemplo de Corea del Norte y garantizar su propia seguridad de los depredadores como EEUU. Para Trump, el hombre más peligroso y armado del mundo, y un apasionado del “mito del excepcionalismo norteamericano”,  hay dos clases de países: los que tiene derecho a destruir a otros y los que deben ser sometidos.

5) En caso de tener suerte y ganar la guerra, acceder a los inmensos recursos minerales de la RPDC, como lo está haciendo en Afganistán, El Dorado de Asia Central: hierro, oro, magnesita, cinc, cobre, grafito, tierras raras, entre otras minerías, valorados entre 6 y 10.000 millones de dólares que a falta de infraestructura y abandono no han sido explotadas.

Sin embargo, hay factores que disuaden a EEUU a iniciar una guerra, aunque no se lo impedirían:  

* El hecho de estar ambas partes armadas con bombas nucleares.

* No poder realizar un ataque quirúrgico sobre Corea del Norte, puesto que sus instalaciones nucleares están ocultas y repartidas por el país.

* El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, apoya el diálogo con Pyongyang, marcando diferencia con respecto al militarista jefe del gobierno japonés Shinzo Abe.

* La población de Corea del Sur se opone a una guerra que sería devastadora; además tienen familiares en el otro lado de la frontera.

* Pyongyang puede convertir a Seúl en cenizas y destruir la provincia poblada de Gyeonggi, el corazón político-económico del país, y paralizar las fábricas como Samsung o Hyundai, golpeando incluso la propia economía de EEUU.

* EEUU desconoce cómo reaccionarían los ciudadanos de la RPDC, cuya memoria histórica les recuerda hasta el olor de los cadáveres carbonizados de sus padres, abuelos, de millones de compatriotas asesinadas en los años cincuenta por 32.000 toneladas de napalm soltadas por EEUU. “El hombre descalzo no teme al hombre que usa zapatos” dice el refranero chino, advirtiéndole a Trump que tenga cuidado con aquel pueblo sufrido y lleno de rabia.

* El Pentágono no puede realizar una guerra relámpago a miles de kilómetros de EEUU en un escenario que no es Irak, ni Afganistán.

* Es difícil que consiga financiar esta nueva hazaña bélica. Aquí no puede pedir los jeques saudíes y qatarís, como en las guerras contra Irak o Siria.

* ¿Será una guerra de la OTAN o el mismo EEUU basta y sobra? De momento sólo se han apuntado Australia y Nueva Zelanda, que tienen un acuerdo de defensa colectivo con EEUU dentro de la alianza Anzus.

Por lo que Trump utiliza los tambores de guerra para:

+ Desviar la opinión pública en EEUU del escándalo de “Rusia–Gate” que está poniendo en peligro su permanencia en el poder.

+ Vender más armas, fabricando enemigos y “amenazas”. Japón planea gastar miles de millones en la compra de vehículos de asalto anfibios, aviones y drones estadounidenses. Trump hizo lo mismo con agitar la “amenaza” de Irán: consiguió sacar de los jeques saudíes 110.000 millones de dólares en armas y de los qataríes, 12.000 millones en menos de dos meses.

+ Apuntarse un gol histórico haciendo que China y Rusia votaran en favor de la resolución que presentó el día seis de agosto en el Consejo de Seguridad para imponer nuevas sanciones sobre las exportaciones de la RPDC. Así reducirán sus ingresos hasta en 1.000 millones de dólares al año, obtenidos de la venta de carbón, hierro y plomo o pescados y mariscos. Hay que ver cómo la actitud irracional de Pyongyang (entre otros motivos) colocó a China y Rusia al lado de EEUU. La RPDC es el único país sancionado por la ONU por probar los mismos tipos de misiles que prueban EEUU, India o Francia. No hace mucho que la India lanzó los misiles balísticos de Agni-V, y Pakistán al misil balístico Ababeel, capaz de entregar varias cabezas nucleares, y el propio EEUU (con un arsenal de 7.000 cabezas nucleares) disparó los misiles Minuteman 3 y Trident, sin que escandalizara a otros amos del mundo. Washington reconocería a la RPDC como un estado nuclear si fuera su “vasallo”. ¿No “blanqueó” las ojivas nucleares ilegales de la India, con el fin de atraerla a su órbita e impedir la formación de “Chindia”? De hecho,  expertos en la tecnología militar como Markus Schiller afirman que RPDC puede tardar hasta diez años en desarrollar un misil balístico intercontinental (ICBM) plenamente operativo, siempre y cuando realice al menos una docena más de lanzamientos de prueba.

+ Aumentar sus bases militares en la región. En Guam, la población de la isla convertida en la colonia de EEUU se opone a la ampliación de la base que ya contaba con 6.000 efectivos. En Corea del Sur, la empresa estadounidense Gilbane Federal de Concord ha recibido 133,4 millones de dólares para construir dos nuevas bases militares.

¡Es que hasta una guerra aún no hecha es un negocio redondo!

¿Qué dicen China y Rusia?

1] En una declaración conjunta, Moscú y Pekín han pedido a la RPDC suspender sus pruebas de misiles y a EEUU, la retirada del sistema de misiles THAAD (capaz de lanzar 48 misiles de forma simultánea) que ha instalado en Corea del Sur, socavando el equilibrio estratégico regional y que en realidad apunta a China.   

2] Pekín, que no tiene tanta influencia sobre Pyongyang como se cree, permanecería neutral si es Kim el que empiece la guerra, pero defendería a su viejo aliado si EEUU ataca primero o intenta derrocar al presidente del país. China evitará una Corea unificada bajo el control de Washington.

3] A Rusia y China, que consideran a la RPDC un estado de “tapón” entre sus países y Corea del Sur (con 30.000 soldados de EEUU en su suelo) les interesa una península coreana desnuclearizada con un Sr. Kim aunque “controlada” mediante lazos económicos: China construye infraestructuras en este país y Rusia amplía el programa de invitación de trabajadores norcoreanos a Rusia.

4] Ni Rusia ni China irían a una guerra con EEUU por Corea del Norte. O sea, que este país, su pueblo están solos.

Lo que puede poner en jaque al poderío de EEUU no son los misiles del Sr. Kim, sino una alianza cada día más sólida entre Pekín y Moscú.
De modo que, por la relación costo-beneficio, una guerra entre EEUU y Corea del Norte no interesa a ninguno.


La Casa Blanca ha dividido el trabajo: Trump será el señor de guerra afirmando que la muerte de miles de coreanos puede hacer “más grande a América“, mientras Rex Tillerson le rescatará proponiendo más diálogo con Kim Jong-un. 

Extractivismo, medios y un genocidio que no termina


“Los indígenas no aceptamos el extractivismo. Y vamos a morir luchando contra las mineras, petroleras, empresas transgénicas. Por eso nos consideran un peligro”. Los líderes mapuches se defienden y contestan los discursos que los tratan de separatistas, terroristas o cosas peores. “La plurinacionalidad no es una propuesta separatista ni excluyente. Por el contrario, es una herramienta para la unidad en la diversidad”.

Se encargan de explicar lo que – parecía- ya estaba dado: la propia legislación argentina reconoce los derechos de los pueblos originarios. Pero no se cumple. Por qué: las presiones de terratenientes y empresas como Benetton. La operación de los medios. El rol del modelo económico. Y un genocidio que no termina. Darío Aranda explica en esta nota el marco de la avanzada del gobierno contra los mapuches, en medio de la desaparición de Santiago Maldonado.

El modelo extractivo: petrolero, minero, agropecuario, forestal.
Una multinacional (Benetton) con directa influencia en el poder político y judicial.
Políticas de Estado de despojo y sometimiento.
Un genocidio que jamás tuvo su “nunca más”.
Sólo algunos de los elementos detrás de la campaña que pide represión para el Pueblo Mapuche.

Extractivo

Durante el menemismo se aprobó la ingeniería legal que dio pie a la profundización del extractivismo en Argentina: leyes mineras, privatización de YPF, ley forestal, aprobación de transgénicos con uso de agrotóxicos. Pero la implementación en los territorios se dio durante el kirchnerismo. Dos ejemplos: se pasó de 40 proyectos mineros en estudios (en 2003) a 800 proyectos (en 2015); de 12 millones de hectáreas con soja transgénica se pasó a 20 millones (22 en la actualidad).

El macrismo continúa esa línea: quite de retenciones a la minería, baja de retenciones al agro, flexibilización laboral para trabajadores petroleros. Más extractivismo, más avance sobre territorios rurales, donde viven pueblos indígenas y campesinos.

Amnistía Internacional contabilizó un piso de 250 casos conflictivos, entre los que detectó un punto en común: detrás siempre hay empresas (agropecuarias, petroleras y mineras, entre otras), que actúan con la complicidad, por acción u omisión, de los gobiernos.

Cómo sucedió con la Campaña del Desierto, que tenía como fin económico incluir tierras al mercado capitalista, la Argentina del siglo XXI repite la historia de avanzar sobre los pueblos indígenas.

Preexistente

“Mapuche” significa en mapuzungun “gente de la tierra”. Los mapuches, como todos los pueblos indígenas del continente, son a partir del vínculo con el territorio. De allí proviene su historia, su cultura, su filosofía, su vida y de ese territorio dependen sus hijos, nietos y su futuro como pueblo.

Un argumento falaz para atacar a los indígenas del sur es que decir que son chilenos. Los pueblos indígenas tienen miles de años de historia, y el pueblo mapuche en particular existe desde muchos antes de la conformación de los Estado-nación. Es decir, son previos a la existencia de Argentina y Chile. El artículo 75 de la Constitución Nacional lo reconoce: “Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano (…). Asegurar la participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten”.

Ante cada campaña mediática de ataque a los mapuches, académicos repudian las falsedades de sectores periodísticos. En enero pasado, investigadores del Conicet escribieron un texto que resume cientos de estudios académicos: “Afirmamos que los mapuches no son araucanos de origen chileno y no exterminaron a los tehuelches (…) Los mapuches no son “indios chilenos”, sino pueblos preexistentes. Esto significa que vivían en estos territorios antes de que existieran los Estados y que había mapuches en lo que hoy es Argentina”.

Periodismo represivo

“Denuncian vínculos de grupos mapuches con las Farc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia)”, tituló el diario Perfil el domingo 8 de enero en un extenso artículo, referido al conflicto del lof (comunidad) Resistencia Cushamen con la empresa Benetton. La nota, firmada por Cecilia Moncalvo, acusó: “A medida que aparecen más datos, la acción de (Facundo) Huala y su grupo puede ser leída como el germen de una forma violenta de protestar y de hacer política. Hay datos, como que en zonas limítrofes la gendarmería envió más personal, mientras que diputados chilenos y periodistas y productores argentinos mencionan a las Farc colombianas como parte de la financiación del grupo (…). Abre interrogantes sobre una zona liberada previamente y de tráfico de armas de Argentina a Chile. Facundo Jones Huala sería el nexo”.

Dos días después, el martes 10 de enero, hubo feroces represiones sobre el lof Mapuche. Una por la mañana (gendarmería nacional). Otra por la tarde (policía de Chubut). El miércoles se produjo un tercer operativo violento. Tres represiones en dos días. Una cacería de mapuches. Una decena de presos. Otro tanto de heridos. Dos de gravedad. La imagen de Fausto Jones Huala, con un balazo en el cuello, recorrió el país.

A la campaña anti-indígena se sumó el diario Clarín, con un extenso artículo anunciado en tapa el domingo 22 de enero y doble página interna. “Facundo Jones Huala, el mapuche violento que le declaró la guerra a la Argentina y Chile”, fue el título, firmado por Gonzalo Sánchez. Citó en seis oportunidades voces oficiales del Ministerio de Seguridad de Nación, Cancillería y Secretaría de Seguridad. Todas voces en “off”, sin nombre ni apellido, que acusan al lof Cushamen de hechos tan insólitos como ajenos a la realidad. Según Clarín:

-Los mapuches están vinculados a grupos kurdos y a la ETA del país Vasco.
-Recibieron financiamiento del kirchnerismo.
-Afirma que el lof Cushamen ocasionó incendios, secuestro de personas e intento de asesinatos, entre otros hechos.
No se aporta ninguna prueba de todos estos hechos. Sólo la opinión del gobernador Mario Das Neves y voces en off.

Gonzalo Sánchez, autor de la nota y editor del diario, repite lo de Cecilia Moncalvo en Perfil: vincula al lof Cushamen (y a Jones Huala) con la organización Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), cuando la comunidad nunca ha declarado ser parte de esa organización. Segunda coincidencia: Sánchez no otorga ni una línea a la voz del Lof Cushamen, ni de sus abogados, ni de las organizaciones de derechos humanos que acompañan.

Infobae no se quedó atrás. “Violencia, anarquía y apoyo externo: el perfil de dos grupos mapuches que tienen en vilo a Chile y la Argentina”, tituló el 9 de agosto un artículo de Martín Dinatale, con todas voces en off y ninguna entrevista a mapuches. Un artículo que podría haber sido escrito por Patricia Bullrich.

Insólita la nota de Claudia Peiró en Infobae. Acusó a los mapuches de estar financiados por ingleses. “The Mapuche Nation, el pueblo originario con sede en Bristol, Inglaterra”. No aporta una sola prueba que acredite esa relación.

Clarín retrucó. “Jones Huala redobla la apuesta: llamó a la rebelión y la lucha armada. Desde el penal donde está detenido, el referente mapuche convocó abiertamente a la acción violenta”. Firmada por el corresponsal en Bariloche, Claudio Andrade, conocido de las organizaciones mapuches por sus continuos ataques que rozan el racismo.

Por otro lado, también sobresalen comunicadores, intelectuales, artistas y políticos no dudaban en echar sospechas sobre el líder qom Félix Díaz de Formosa y, al mismo tiempo, silenciar las atrocidades del gobierno feudal de Gildo Insfrán. Figuras radiales afines al kirchnerismo relativizaban el reclamo qom y hasta hacían entrevistas condescendientes a Insfrán. En el “mejor de los casos”, se llamaban a silencio ante la violación de derechos. El periodismo afín al kirchnerismo apoyó fervientemente la explotación petrolera en Vaca Muerta, aunque allí se violaban derechos indígenas y también se reprimía (y se reprime). Con el macrismo en el poder, esos mismos periodistas, intelectuales y artistas se horrorizan y repudian la violencia que sufren los mapuches.

Periodistas de uno y otro lado tienen una coincidencia: escriben sobre un hecho sin recorrer el territorio. No visitan (ni visitarán) las comunidades indígenas. Son periodistas de escritorio. Y sus mentiras repercuten de la peor manera: legitiman represiones.
Genocidio

Robo de bebés. Desaparición de personas. Torturas. Campos de concentración. Asesinatos. Lo sufrió la sociedad argentina en manos de la última dictadura cívico-militar. Lo sufrió el pueblo judío en manos del nazismo.

El Pueblo Mapuche también padeció robo de bebés, desaparición de personas, torturas, campos de concentración, asesinatos. Pero no hubo jamás pedido de perdón, tampoco reparación ni justicia. No hubo un “nunca más” para lo sufrido por los pueblos indígenas.

Diana Lenton, doctora en antropología y docente de la UBA, lo resume así: “El Estado se construyó sobre un genocidio. Se requirió que no hubiera más diversidad interna. Se anulan los tratados con los indígenas, el Estado se garantizó que no iban a interferir en la constitución de ese Estado. Es lo que se llama genocidio constituyente, son genocidios que dan origen a un Estado”.

Recuperaciones

“Wiñomüleiñ ta iñ mapu meu” significa en idioma mapuche “territorios recuperados”. Es un anhelo, una práctica reivindicatoria y, sobre todo, un derecho de los pueblos originarios volver a parcelas que les fueron arrebatadas en el pasado. En los últimos quince años, y luego de agotar la instancia administrativa y judicial, el pueblo mapuche recuperó 250 mil hectáreas que estaban en manos de grandes terratenientes.

Los pequeños burgueses urbanos deben permanecer tranquilos: los indígenas no ocuparán los departamentos en Palermo o Recoleta, ni les interesan las mansiones de Nordelta. Sólo vuelven a las tierras de sus antepasados que hoy están en manos de grandes empresas.
Los legalistas también deben estar conformes: las recuperaciones territoriales están respaldadas por tratados internacionales, que tienen rango superior a las leyes locales.

“Siempre que sea posible, los pueblos indígenas deberán tener el derecho de regresar a sus tierras tradicionales en cuanto dejen de existir las causas que motivaron su traslado y reubicación”, detalla el artículo 16 del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que tiene rango superior a las leyes nacionales. El artículo 14 también apunta: “Deberán tomarse medidas para salvaguardar el derecho de los pueblos interesados a utilizar tierras que no estén exclusivamente ocupadas por ellos, pero a las que hayan tenido tradicionalmente acceso para sus actividades tradicionales y de subsistencia”.

La Declaración de las Naciones Unidas (ONU) sobre Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada en septiembre de 2007, remarca en su artículo 10 “la opción del regreso” frente a los desplazamientos forzados y, en su artículo 28, legisla que “tienen derecho a la reparación, por medios que pueden incluir la restitución (…) por los territorios y los recursos que tradicionalmente hayan poseído u ocupado o utilizado de otra forma y que hayan sido confiscados, tomados, ocupados, utilizados o dañados”.

“Las comunidades indígenas en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)” es el título del trabajo sobre Derecho internacional de Rolando Gialdino, ex secretario de Derechos Humanos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el máximo tribunal del país. Al analizar la acción de la Cidh, abordó la posesión ancestral: “Los miembros de los pueblos indígenas que involuntariamente han perdido la posesión de sus tierras, y éstas han sido trasladadas legítimamente a terceros inocentes, tienen derecho de recuperarlas o a obtener otras tierras de igual extensión y calidad”.

La recuperación territorial implica mucho más que hectáreas: instala una concepción diferente de la tierra, que interpela el concepto de propiedad individual en busca de rentabilidad y lo suplanta por un espacio de ocupación colectivo, “territorio ancestral”, imprescindible para el desarrollo como pueblo originario.

Benetton

En 2007, la comunidad mapuche Santa Rosa Leleque volvió al territorio indígena: recuperó 625 hectáreas dentro de lo que entonces era parte de la estancia Leleque de Compañía de Tierras Sud Argentino (Grupo Benetton), ubicada entre Esquel y El Bolsón. El caso tomó repercusión nacional e internacional. Rosa Rúa Nahuelquir y Atilio Curiñanco, autoridades de la comunidad, viajaron a Roma junto al premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel. Se entrevistaron con la familia Benetton, que prometió la donación de tierras dentro de Chubut. Pero la compañía sólo ofreció parcelas que eran improductivas.

La comunidad no aceptó y aclaró que los pueblos indígenas no aceptaban “donación” sino “restitución” por tierras que habían sido robados por privados. La causa avanzó en tribunales, hubo intento de desalojos, pero la comunidad permaneció en el lugar. Benetton nunca aceptó la derrota entre otras cosas porque habilitaría que otras comunidades repitieran la acción.

En noviembre de 2014, el Estado (provincial y nacional) finalizó el relevamiento territorial de la comunidad Santa Rosa Leleque. En el marco de la Ley Nacional 26.160 reconoció la posesión y uso de las 625 hectáreas por parte del pueblo mapuche. La comunidad siempre denunció las irregularidades en el título que adquirió la compañía Benetton (explicadas en detalle en el libro “Ese ajeno sur”, del investigador Ramón Minieri).

El 13 de marzo de 2015 se produjo una nueva recuperación territorial en la estancia Leleque de Benetton. “Actuamos ante la situación de pobreza de nuestras comunidades, la falta de agua, el acorralamiento forzado hacia tierras improductivas y el despojo que se viene realizando desde la mal llamada Conquista del Desierto hasta la actualidad por parte del Estado y grandes terratenientes. Sumado a esto la inmensa cantidad de reiñma (familias) sin tierra donde poder siquiera subsistir dignamente”, explicó como fundamento de la acción el comunicado firmado por lof en resistencia del departamento de Cushamen y el Movimiento Mapuche Autónomo (MAP).

Ya no era un sólo mal ejemplo. Ya eran dos. Y pueden ser más.

Benetton descargó todo su maquinaria legal contra los mapuches y contrató una agencia internacional de prensa y lobby (JeffreyGroup) para una campaña mediática, tanto a nivel provincial como nacional. El responsable en Argentina de JeffreyGroup es Diego Campal, que se presenta como “especialista en resolución de conflictos y gestión de crisis”.

Periódicamente llegaban las gacetillas de prensa y fotos en alta definición de los “atentados” que sufría la estancia Benetton. Sus principales destinatarios: el diario Jornada (Chubut), Río Negro (el más leído de la Patagonia), Clarín y La Nación. Los mismos comunicados llegaban al despacho del gobernador de Chubut, Mario Das Neves, y sus ministros.

La campaña mediático daba sus primeros pasos y vinculaba a los mapuches con grupos paramilitares (ETA, FARC).
Enemigo interno

En diciembre de 2016, el gobernador Das Neves pidió juicio político para el juez Guido Otranto por no haber condenado a Facundo Jones Huala (lonko del lof en Resistencia de Cushamen). “No queremos jueces federales que actúen en connivencia con delincuentes”, refirió en relación a mapuches. Además, instó a que la población desobedezca al juez: “Que la gente reaccione, que no permita, por más que sea un juez, llevar a cabo este tipo de acciones”.

El Ministerio de Seguridad, conducido por Patricia Bullrich, acusó en un informe interno de agosto de 2016 a los pueblos originarios de la Patagonia de delitos federales y los responsabilizó de hechos delictivos sin aportar ninguna prueba. El informe interno fue titulado “Revalorización de la ley. Problemática en territorio mapuche” y reconocía que la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) realiza “tareas de investigación” ilegales y catalogaba los reclamos como “amenazas para la seguridad social”. El Ministerio de Seguridad hizo propio el discurso de las empresas petroleras, que argumentaron la “usurpación” que realizarían comunidades indígenas sobre campos petroleros.

Un centenar de organizaciones de pueblos originarios, Amnistía Internacional, el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj) y la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH) emitieron un comunicado para alertar sobre la “estigmatización y persecución al Pueblo Mapuche”. El texto, titulado “La lucha indígena no es delito”, cuestionó al gobierno: “El ministerio de Seguridad coloca a las reivindicaciones territoriales mapuches como amenazas para la seguridad social (…) El Estado privilegia los intereses de las petroleras y criminaliza al pueblo mapuche”.

El 21 de junio pasado, un centenar de efectivos de gendarmería nacional llegó hasta la comunidad mapuche Campo Maripe (en Vaca Muerta, Neuquén), cerró los caminos internos y escoltó a cuadrillas de YPF para realizar una nueva perforación petrolera. Los integrantes de la comunidad pidieron explicaciones, solicitaron que exhiban la orden judicial (nunca se las mostraron) y exigieron que se retiren del territorio indígena.

La gendarmería incluso impidió que la comunidad abandonara su propia tierra. “YPF usa la gendarmería para entrar ilegalmente a territorio mapuche. Ingresaron sin consulta, ni autorización, con un procedimiento totalmente desmedido, sin mediar palabra, ni exhibir orden judicial. Los miembros del lof (comunidad) fueron amenazados y fueron rehenes en su propio territorio”, denunció el Consejo Zonal Xawvn Ko de la Confederación Mapuche de Neuquén, que cuestionó la “militarización” del lugar y acusó a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, de una “escalada de represión”.

Peligro

“Ser indígena hoy es ser subversivo”, resumió con simpleza en una mateada Jeremías Chauque, mapuche, músico, productor de alimentos sanos (sin agrotóxicos). Y amplió: “Los indígenas no aceptamos el extractivismo. Nunca lo aceptaremos. Y vamos a morir luchando contra las mineras, petroleras, empresas transgénicas. Por eso nos consideran un peligro”.

Facundo Jones Huala, desde la cárcel de Esquel, fue en línea similar: “El pueblo mapuche impulsa la reconstrucción de nuestro mundo, y la expulsión de extractivas del territorio. Como mapuches no podemos ser en tierras desbastadas, no podemos ser mapuche con pozos petroleros o con mineras. Necesitamos nuestra tierra sana, en equilibrio y armonía. Restablecer ese equilibrio es hoy revolucionario, es alterar el orden actual del capitalismo extractivo. Por eso los mapuches somos un problema para el poder”.

Disparen

Ante la desaparición de Santiago Maldonado, en el marco de una represión de gendarmería nacional el 1 de agosto, la ministra Patricia Bullrich apuntó contra las comunidades indígenas: “No vamos a permitir una república autónoma y mapuche en el medio de la Argentina. Esa es la lógica que están planteando, el desconocimiento del Estado argentino, la lógica anarquista”.

La Sociedad Rural Argentina, impulsora de la Campaña del Desierto y parte de la última dictadura cívico-militar, aportó un comunicado: “Tiene que terminar la impunidad para los grupos delictivos y violentos del Sur” (en referencia a los mapuches).

La Confederación Mapuche de Neuquén le contestó a la ministra de Seguridad: “La funcionaria Patricia Bullrich en sus declaraciones cargadas de desprecio racial e ignorancia, construye una verdadera ensalada de conceptos errados. Desconoce conceptos básicos de estados modernos y evolucionados que se asumen como Estados Plurinacionales. Nuestra condición de nación mapuche está basada en la preexistencia milenaria que reconoce la propia Constitución Argentina. Negar esta realidad es propia de los estados autoritarios y colonialistas que desconocen la diversidad”.

“Un estado plurinacional no depende del permiso de una funcionaria. Está relacionado a una existencia de miles de años, ante un estado moderno de solo dos siglos de existencia”, explicó la Confederación Mapuche y afirmó: “La plurinacionalidad no es una propuesta separatista ni excluyente. Por el contrario, es una herramienta para la unidad en la diversidad. Si los mapuches no asumiéramos nuestra nacionalidad, seríamos un pueblo sin historia y peor aún, seríamos un pueblo sin futuro”.

El Consejo Asesor Indígena (CAI), histórica organización mapuche de la Patagonia, también emitió un documento: “Repudiamos el accionar del Estado frente los hechos que han sucedido (el Cushamen) y manifestamos nuestra solidaridad con las víctimas de la violencia estatal y sus familias. Exigimos la aparición con vida de Santiago Maldonado y responsabilizamos al Estado Nacional por la actual situación de militarización que sufren los pueblos originarios”.

“No queremos que la actitud de Estado y la sociedad frente a nosotros sea de represión, discriminación y racismo”, precisó la organización indígena. Recordó que el pueblo mapuche ha sufrido incendios, persecuciones judiciales y policiales, amenazas de muerte, acosos, allanamientos e intentos de desalojo. Y el CAI dejó una aclaración: “Mantenemos nuestros reclamo y la firmeza en nuestra lucha”.

¿Solución?

Una pregunta recurrente es por dónde pasa la solución. Y la respuesta indígena suele ser simple: “Que se respete la ley”.

Argentina tiene frondosa legislación que favorece a los pueblos indígenas: desde la Constitución Nacional (Artículo 75, inciso 17), constituciones provinciales, Ley 26160 (freno a los desalojos), Convenio 169 de la OIT y la Declaración de Naciones Unidas sobre Pueblos Indígenas.

La legislación vigente establece que los pueblos indígenas deben contar con “tierras aptas y suficientes” y que se debe realizar la “consulta libre, previa e informada” ante cualquier hecho que los pudiera afectar. Traducido: ninguna empresa extractiva puede ingresar a territorio indígena sin antes realizar todo un proceso de consulta (que puede llevar hasta años) con la comunidad.

De la mano de jueces y fiscales, esas leyes no se cumplen.

¿Por qué el incumplimiento? Porque es una política de Estado que atraviesa a todos los gobiernos: violar los derechos indígenas y beneficiar a petroleras, grandes estancieros, empresas del agronegocio y mineras.




Las elecciones francesas, una farsa siniestra


La democracia electoral pluripartidista, joya de la modernidad democrática en Europa y en Estados Unidos, está gangrenada y ha iniciado el camino de su decadencia. La dictadura ejercida por el capital de los monopolios financieros ha aniquilado visiblemente el alcance y el sentido de las elecciones. Esta es una experiencia por la que Francia ya había pasado hace unos años: el pueblo francés había rechazado por referéndum la propuesta de constitución europea; esto no preocupó en absoluto al gobierno ni al parlamento, ¡que la adoptaron al día siguiente!

La lección que sacó de ello el pueblo francés fue simplemente que el voto había perdido su alcance decisivo y que ya no valía la pena acudir a las urnas. Las elecciones presidenciales de abril de 2017 y las dos vueltas de las elecciones al parlamento del 11 y del 18 de junio de 2017 así lo atestiguan. ¡Las abstenciones se acercan desde entonces al 60% del cuerpo electoral! Algo nunca visto en la historia de la democracia occidental. En estas condiciones, aunque Macron haya sido elegido presidente y disponga de una confortable mayoría absoluta en el nuevo parlamento, el voto positivo a su favor no supera el 16% de los ciudadanos, reclutados en privado en el seno de las clases medias y de los empresarios, un medio social naturalmente “pro-capitalista”, socialmente reaccionario; no constituye en absoluto “un maremoto” como lo presentan los medios de comunicación dominantes.

De haberse producido un caso análogo en Rusia, en Irán o en cualquiera de los países del sur, los medios de comunicación occidentales no habrían dejado de denunciar la farsa. Pero se guardan mucho de decir lo mismo cuando se trata de una “democracia” occidental, en este caso de Francia.

La farsa electoral es el resultado previsible del ejercicio de la dictadura continua y sin precedentes desde hace tres décadas de los monopolios financieros, una dictadura enmascarada bajo la apariencia engañosa de las “exigencias objetivas de las leyes del mercado”. Esta dictadura se ha adueñado del poder político directo, y la adhesión de la socialdemocracia al discurso y a las exigencias del neoliberalismo económico ha producido de facto una forma de poder de “partido único”, precisamente el que está al servicio de la pequeña minoría de los “más ricos”.

Ya no hay ninguna diferencia en la práctica de los gobiernos de la derecha clásica o de la izquierda electoral tradicionalmente mayoritaria representada por los socialistas. Esta forma de partido único –el de los “neocons” en Estados Unidos– regula actualmente la “vida política”, de hecho la “vida despolitizada” en el occidente europeo y norteamericano.

No hay ningún motivo para alegrarse de esta farsa siniestra. Pues la pérdida de legitimidad de la “democracia electoral” no va acompañada por el avance de una alternativa inventiva de formas nuevas y más avanzadas de una democracia real mejor. Esto vale tanto para occidente como para los países del sur: los pueblos constatan la deriva, pero finalmente acaban aceptando las consecuencias, a saber, la “marcha atrás” a todo gas. Para Francia, como para los demás países del centro imperialista, las ventajas que procura esta posición en el sistema mundial a la gran mayoría de los pueblos implicados están probablemente en el origen de la “adhesión” pasiva al liberalismo de los mercados.

Sin embargo, el porvenir sigue abierto. En Francia, la farsa electoral de la “República en marcha” no responde a ninguna expectativa de la amplia mayoría de los ciudadanos y de los trabajadores. La esperada adhesión de la derecha al proyecto supuestamente de “centro” no tardará en dejar al descubierto el verdadero rostro de Macron: el de un hombre de derechas al servicio del capital financiero y de las políticas neoliberales, y nada más.

Como contrapunto, las luchas sociales, reforzadas por la emergencia de la fuerza política representada por “la Francia insumisa”, están probablemente llamadas a adquirir una mayor amplitud. El falso “maremoto macronista” del que presumen los medios de comunicación pese a que no tiene relación alguna con la realidad de los hechos, corre el riesgo de ser de corta duración. Conviene saber, sin embargo, que la experiencia de las tres últimas décadas ha demostrado que las luchas sociales por sí mismas no son suficientes para detener la deriva de derechas y restablecer una dinámica de avances sociales que implique la superación de las estrategias defensivas y la cristalización de un proyecto alternativo positivo, auténticamente social y democrático.

Un proyecto de esta naturaleza tendrá que saber inscribirse, por la fuerza de las cosas, en una perspectiva más amplia y más larga, cuestionando de nuevo al orden mundial imperialista y al subsistema europeo atlantista que lo sostiene. Las condiciones de emergencia de las visiones de esta amplitud y de las estrategias de acción que avanzan en esta misma dirección, tendrán que ser recordadas y constituir el núcleo de los programas de debate de la izquierda radical, tanto en Francia como en el resto de Europa y en todo el mundo.


David Pendleton Oakerhater, Deacon and Missionary, 1 September 1931

(from the Episcopal Calendar)
David P. Oakerhater (born around 1850) was a warrior and leader of the Cheyenne Indians of Oklahoma, and led a corps of fighters against the United States government in a dispute over Indian land rights. In 1875 he and 27 other military leaders were taken prisoner by the U S Army and sent to a military post in Florida. There, thanks to the efforts of a concerned Army captain, they learned English, were encouraged to earn money by giving art and archery lessons to visitors, and encountered the Christian faith. David and three others were moved to become Christians and to go north to study for the ministry. David was baptized in Syracuse, New York, in 1878, and ordained to the diaconate in 1881. He returned to Oklahoma and there founded schools and missions, and continued to work among his people until his death on 31 August 1931. When he first returned to Oklahoma in 1881, he said:

You all know me. You remember when I led you out to war I went first, and what I told you was true. Now I have been away to the East and I have learned about another captain, the Lord Jesus Christ, and he is my leader. He goes first, and all He tells me is true. I come back to my people to tell you to go with me now in this new road, a war that makes all for peace.