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MÚSICA CATÓLICA QUE DA TRANQUILIDAD 2020 - HERMOSA ALABANZA PARA ORAR - ...



MÚSICA CATÓLICA QUE DA TRANQUILIDAD 2020 - HERMOSA ALABANZA PARA ORAR - MÚSICA PARA EL ALMA

Elementos para un análisis de coyuntura Panamá, MARZO 2020


Jorge Sarsaneda del Cid
Panamá / 310320

1. En general

Se cumplen nueve meses del nuevo gobierno. Pocas cosas se aclaran y demasiadas se complican, sobre todo con el covid19. Problemas de agua, comunicación, inseguridad, desempleo, y los diputados siguen en su “fiesta” particular: seguir politiqueando y engañando, aprovechando para meter “camarones” y madrugonazos. Ahora estamos “embarcados” en la lucha contra el covid19 y no sabemos realmente a dónde vamos a ir a parar. Lo que queda claro es que con discursos estilo Coello o religiosistas, no vamos a ningún lado.

2. En particular

2.1. Economía: Al fin de mes, los precios* están como sigue: petróleo brent, 24.93 dólares el barril (bajó  mucho); oro, 1,624.13 la onza (subió bastante); del ganado, arroz, café, cobre, gas natural, no dan precios.[1] [LP-300320]. Si la situación estaba mal, el covid vino a ponerla “patas arriba”.
+ Otros indicadores:
            *Zona Libre de Colón: En 2019, se redujo la actividad en 9.2%: las reexportaciones fueron de 9,814 millones, con una reducción de 994 millones. Son 2,600 empresas activas ahí [LE/040320]. En esto no tuvo que ver el covid, pero la empeorará.
            *Crecimiento: El menor desde 2009 (3%), aunque en números subió de 25,066 millones (2009) a 43,061 millones (2019) [LP/040320].
           
2.2. Política:
+ Asamblea y leyes necesarias: En este mes “virulento”, la Asamblea ha insistido en sesionar a pesar del peligro de contagios. De hecho, tres funcionarios han dado positivo, varios diputados viajaron a España, Italia y Japón, pero no se hicieron exámenes. Han seguido sesionando y han sancionado leyes con uno que otro “camarón”.
+ Asuntos serios, pendientes de decisión: La resolución de casos de “alto perfil”, aunque algunos los están desechando; el agua para la población y el canal; todos los proyectos que afectan la ecología (electricidad, agua, tala indiscriminada, puentes, comunicación, contaminación de ríos y mares); el asunto de la educación sexual que dicen que “ahora sí va a empezar”, pero también el virus la detuvo; el hospital oncológico, el cuarto puente sobre el canal… El hospital del Niño, cuando por fin se iba a comenzar, se tiene que aplazar…
+ Funcionarios: El presidente nombró a una nueva ministra de gobierno, con una “hoja de vida” impresionante por sus estudios, no sabemos cómo funcionará en la práctica. Tiene que lidiar con estamentos difíciles del Estado (cárceles, coordinar con Seguridad). ¿Quién le pone el cascabel al gato?
+ Crisis en salud: Aunque la crisis actual es por salud pública, se ha manejado con ciertas actitudes políticas y, sobre todo, sin hacer daño a las empresas y al sector financiero. ¿Por qué no hay una moratoria (en el pago del agua, la luz y etc)? Se ha dicho que se pueden negociar las hipotecas, pero los intereses siguen “corriendo”. Se ha rebajado el costo de la energía eléctrica, pero no se ha hecho la moratoria pedida. ¿Qué pasa con la gente que vive “al día”? ¿Qué hay del sector informal que dicen que anda por el 40%? Se va a necesitar mucho dinero para esta crisis, ya se emitieron bonos, se sacó dinero del ahorro nacional. ¿Por qué no entregan los diputados, aunque sea la mitad de sus salarios, para el fondo de emergencia? Hasta votos ganarían con esto (asesoría gratis). Un dato: en dos años, la Asamblea ha recibido muchos más millones que el Laboratorio Gorgas en diez años. ¿Cuál es la prioridad?

2.3. Sociedad: Habría varias cuestiones que comentar:
+ Salud = Ahora que estamos en crisis por el covid19, vemos que hay 6,932 médicos y 6,913 enfermeras en el país. Supone una densidad real de 33.8 x cada 10 mil habitantes cuando la densidad ideal -según la OMS- es de 25. Sin embargo, Bocas del Toro, Darién y las comarcas no llegan a esa densidad ideal. Es más, la Comarca Ngäbe-Bugle tiene 2.4 de personal médico por cada 10 mil habitantes, a nivel de los peores países de África. Y la Comarca Enbera-Wounaan no le va a la zaga (2.45). ¿Qué va a pasar cuando el covid19 llegue ahí? Si es que no hay llegado ya… Más aún, según las proyecciones oficiales, si seguimos como vamos, llegaremos a 176 mil contagiados, hacia finales de abril.
+ Educación = El año escolar ha sido truncado por la epidemia. Probablemente el primer trimestre se pierda -en la práctica- porque la mayoría de los colegios (sobre todo en las comarcas y en los campos) no tienen la capacidad de entregar materiales y clases vía internet. Si la educación ya andaba mal, ¿qué pasará ahora? ¿Se está pensando la forma de arreglar esto?
+ Migrantes = En 2019 llegaron unos 4 mil niños a Darién, el 50% de ellos, menores de seis años. ¿Qué se está haciendo? Unicef propone y ¿quién hace algo?
+ Basura = Ya sabemos que la ciudad de Panamá tiene un problema de basura muy serio. De hecho, se generan 334 toneladas de desechos alimentarios por día. Sólo el mercado de abastos genera 22 toneladas diarias de desperdicios. Si a esto unimos la basura electrónica que fue de 32,597 (en 2015) toneladas, tenemos serios problemas. Y pensar que más de 400 mil panameños pasan hambre…

3. Conclusión:

Lo que más resalta en este mes: el covid19. Se han dado pasos serios de información, campañas de concienciación, se ha hecho el esfuerzo para que la gente permanezca en sus casas… pero muchos no obedecen. La disciplina no es nuestro fuerte. Una pregunta: si ya se sabía que el covid19 se iba a extender, ¿por qué se permitió la promiscuidad carnavalera? ¿Cuánta gente se habrá contagiado en ese tiempo? A la fecha en que escribo, se han hecho unos 6,500 exámenes (84% negativos) y hay cerca de 1,100 contagiados y los fallecidos son 27. ¿Por qué no se da la moratoria de electricidad y agua? ¿Qué más hay que hacer?

Son elementos (y opiniones) para el análisis…


*Los datos son tomados de periódicos La Prensa (LP) y La Estrella (LE) o de tv-radio.
[1] ¿Por qué fijarnos de estos precios? Porque dependemos del petróleo y hay que seguir lo que suceda con ese precio, si es más caro, pagamos más por la gasolina, como de hecho sucede. Porque no somos autosuficientes en producción de arroz, de modo que hay que vigilar ese precio, además de mejorar nuestra producción nacional. Porque el café es un ingreso importante y hay que mejorar la calidad y cantidad; además, muchos ngäbe dependen de ese precio. Porque el cobre, el oro y la plata comenzaron a producirse en la mina de Donoso y Panamá recibe solamente el 2% de las regalías (lo cual es una miseria). Además, hay otras cuatro posibles minas (concedidas en exploración) de cobre y oro. El gas natural es el futuro de la energía en Panamá, según dicen. Panamá ha empezado a exportar carne de ganado a China,

Sahel, el peligro del efecto talibán


www.rebelion.org | 26/02/2020


La guerra que se libra en el norte de Mali, desde 2012 y que comenzó siendo una “simple” revuelta Tuareg, una más de periódicas con las que intentan revindicar sus ancestrales derechos sobre la región de Azawad, no solo se extiende en el tiempo, sino que suma kilómetros cuadrados y víctimas casi a la misma velocidad.

Miles de muertos y heridos, centenares de miles desplazados, hasta ahora han sido los únicos resultados que produjo la intervención occidental y particularmente la de Francia, que con la operación Barkhane, tiene desplegados en ese territorio, una región mayor a toda el área de la Unión Europea, a unos 4,500 hombres, que ya suma cerca de 50 bajas. Un número demasiado alto, para la baja paciencia del electorado francés.

Al estallar la crisis, estaba prácticamente circunscrita a un sector del norte de Mali, ahora la mancha conforma un arco, que abarca todo el norte de ese país, el norte de Burkina Faso, Níger y con coletazos cada vez más frecuentes en Chad y mientras que en el área de Nampala (Mali), junto a la frontera con Mauritania, existen varios campamentos terroristas esperando el momento de comenzar a operar en ese país, que no registra ataques terroristas desde 2011.

El ataque de Inates (Níger) en diciembre pasado, en el que murieron 74 militares nigerinos (Ver: Sahel: Terrorismo, una razón para subsistir.) es la confirmación de que toda la región se ha encendido y ya no existe ni para Francia, ni para sus socios de la Unión Europea y Estados Unidos, que ya opera abiertamente en Níger, más que dos salidas.

Una: retirarse humillados, con la carga simbólica que eso puede representar en la política interna francesa, lo que dejaría herido de muerte al presidente Emanuel Macron, pero lo realmente peligroso es el altísimo riesgo de generar el mismo efecto que el triunfo de los muyahidines en Afganistán, sobre el Ejército Rojo, a principio de los años noventa.

Aquella victoria, alcanzada gracias a los ingentes esfuerzos de los Estados Unidos, junto a una entente anticomunista que abarcaban países como Egipto, Turquía, China, Pakistán Israel, Arabia Saudita, Qatar, Reino Unido, Francia y un largo etcétera, disparó a cientos de miles de jóvenes musulmanes, que coqueteaban con las vertientes más extremas del islam, gracias al adoctrinamiento recibido en las miles de mezquitas y madrassas, financiadas por Arabia Saudita en todo el mundo musulmán y muchas grandes ciudades de occidente, a lanzarse a lo que ellos y sus doctrinantes llamaron yihad, un término que va mucho más lejos de lo que en occidente rebajamos a la categoría de “guerra santa”.

Con ellos y veteranos de la guerra afgana, a la que habían llegado miles de voluntarios, y no tanto, para combatir, en la primera gran guerra islámica, prácticamente desde la caída del Imperio Otomano, encontrando la manera de resarcir a sus pueblos y su Dios, de la humillación y el sometimiento a los que fueron sometidos por los imperios cristianos y católicos.

Muchos de aquellos veteranos, con los financistas de siempre (Washington y Riad), abrieron frentes en Chechenia, Kosovo y Argelia y lanzaron operaciones en Egipto, Filipinas, entre otras naciones a donde llegaron las olas de lo que podríamos llamar “el efecto talibán” y que se verifica en las muchas guerras que hoy sacuden al mundo islámico, en las que miles de veteranos de Afganistán y también forjados en los otros frentes, llevados por el fanatismo en muchos casos y la falta de expectativas e incentivos, se enrolan en movimientos vinculados a al-Qaeda y el Daesh, lanzados a por todo, cuando nada tienen para perder.

Tal es el caso del Sahel, donde miles de muyahidines no solo participan, sino que, a la luz de resultados tras ya ocho años de guerra, y saben que los ejércitos occidentales no los pueden controlar y que con mejor preparación, paga y armamento apabullan descontroladamente a las fuerzas locales, que, en el mejor de los casos, apenas pueden resistir sus embestidas.

Por lo que para que no se repita “el efecto talibán”, en el Sahel, hablamos de una superficie más grande que Europa, por lo que Occidente deberá implementar medidas extremas, ya ese arco de conflictividad podría alcanzar dos polos muy activos en África Occidental, Boko Haram, que no solo opera en el norte de Nigeria, sino que cada vez con más frecuencia lo hace en Camerún, (Ver: Nigeria, la amplía estela del terror) y en oriente del continente, en la siempre crítica Somalia, donde al-Shabbab, golpea desde la capital Mogadiscio, en el centro del país, y en vastas zonas rurales del sur del país e incluso con alguna frecuencia en Kenia.

Frente a esta realidad, Estados Unidos y Francia, las dos naciones de mayor actividad militar en África, tendrán que alentar al resto de sus socios de la OTAN y a Naciones Unidas, para que incrementen su presencia no solo aportando ingentes cantidades de armamento, sino y fundamentalmente, tropa propia para suplantar a los muy poco confiables efectivos de los ejércitos locales, como la fuerza del Grupo Cinco de Sahel (G5S) compuesta por hombres de Níger, Mali, Burkina Faso, Mauritania y el Chad, que no han logrado prácticamente ningún avance.

Dudar acerca de la implementación de medidas urgentes y extremas en referencia al Sahel, tendría connotaciones suicidas para los intereses occidentales.

Retrato de un espectro.

La crisis ya es inconmensurable para países como Burkina Faso, que apenas un año atrás, prácticamente no sufría consecuencias de la guerra que se libraba a pocos kilómetros de su frontera con Mali. Poco a poco la porosidad de esas fronteras ha permitido que milicianos tanto del Grupo Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes o Jama’at Nasr al-Islam wal Muslimin, que responde a al-Qaeda o el Daesh en el Gran Sahara, multipliquen sus operaciones en las provincias de Sum y Udalan, del norte burkinés, concentrado sus ataques esencialmente contra escuelas, lo que obligó el cierre de ciento de ellas, junto a la defección de sus maestros quienes son víctimas propiciatorias de los atacantes e iglesias cristianas donde se han producido masacres, ya que se ataca en plena misa. El último de estos ataques se produjo el pasado domingo 16 de febrero, en una iglesia protestante en el pueblo de Pansi en Yagha, una provincia volátil cerca de la frontera con Níger. Aunque en las últimas semanas se registraron dos ataques explosivos contra mercados comunales, donde obviamente las víctimas también puedan ser musulmanas.

Este marco de situación ha hecho que los desplazamientos de civiles desde enero de 2019 a enero de 2020, sea de 700 mil personas, se estima que 150 mil en las últimas tres semanas, cuando antes de enero de 2019, los desplazados alcanzaban a las 65 mil almas. La mayoría de estos contingentes buscan llegar a las ciudades malíes de Andéramboukane y Ménaka. Donde ya había casi 8 mil desplazados provenientes de otras regiones de Malí.

La situación en Níger, no es mejor, donde 11 mil habitantes de zonas rurales fronterizas con Mali, han debido abandonar sus casas, y trasladarse a otras poblaciones del sur de su país, En campamentos en las áreas cercanas a las ciudades nigerinas de Tillaberi y Tahona, hay cerca de 60 mil refugiados malíes y otros 82 mil llegados de localidades del interior de Níger. Mauritania ha debido recibir en la última, semana mil desplazados llegados desde los poblados de Segou y Niono, en la región central de Mali.

Y en consecuencia de que ya los terroristas tienen campamentos en Mali, muy cerca de la frontera de Mauritania, se incrementan los ejercicios militares Flintlock (trabuco) que, desde 2005, Mauritania realiza junto a los Estados Unidos. Esta nueva versión del Flintlock, comenzó el lunes 17 y se extienden hasta el día 28, junto a una treintena de países africanos y europeos, en Atar, el centro-oeste del país en Nuakchot y Kaédi (Mauritania) y en la ciudad senegalesa de Thiès, con la asistencia de unos 1,600 soldados, con la supervisión del Comando de los Estados Unidos para África (Africom).

A pesar de ellos y de las declaraciones de Mike Pomeo acerca de que Estados Unidos seguirá colaborando con los países africanos en su lucha contra el terrorismo, otras versiones señalan que esa asistencia está cada día más cerca del fin, lo que sin duda aceleraría de manera absoluta “el efecto talibán”.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.

En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.

El coronavirus y la sociedad de la mentira global


www.rebelion.org | 28/02/2020

Durante el año pasado se registraron en España 277.000 casos de cáncer. La mitad de los enfermos morirán en un plazo inferior a cinco años, sufriendo durante el resto de su vida un calvario indecible de idas y venidas al hospital, de quimio y radioterapia, de dolor y sufrimiento y de miedo indescriptible. En una sociedad avanzada y civilizada, las investigaciones para curar o paliar el cáncer, las enfermedades cardíacas y las degenerativas deberían ocupar un lugar preeminente, dedicándoles todos los medios económicos posibles.

Del mismo modo, en un mundo civilizado y justo, la Organización Mundial de la Salud, en vez de callar, debería denunciar los precios altísimos de los tratamientos para esas enfermedades que están arruinando a los sistemas estatales de salud, declarar la libertad de todos los países copiar cualquier medicamento que sirva para mejorar la vida de los enfermos y condenar el reparto mafioso y monopolístico de los nuevos tratamientos por parte de los grandes laboratorios. No lo hace, mira para otro lado, y la curación de esas enfermedades que tanto dolor causan a tantísima gente se pospone hasta que la mafia quiera. 

El año pasado murieron en España por accidente laboral casi setecientas personas, resultando heridos de gravedad o enfermos debido al trabajo varios miles de personas. Las causas están claras, precariedad laboral, jornadas interminables, destajo, escasas medidas de seguridad y explotación. Ningún organismo estatal ni mundial alerta sobre el deterioro de las condiciones de trabajo ni esas víctimas, que podrían haberse evitado con muy poca inversión, abren los telediarios ni ocupan más de su tiempo.

En 2019, seis mil españoles murieron de gripe, una enfermedad tan común como el sarampión que mata todos los años a miles de personas en África sin que la OMS exija a los Estados miembros que aporten las vacunas necesarias -que valen cuatro perras- para evitar ese genocidio silencioso. Al fin y al cabo, la mayoría son negros.

En 2018, más de cuarenta mil personas murieron en España por la contaminación ambiental, siendo directamente atribuibles a esa misma causa el fallecimiento de ochocientas mil personas en la Unión Europea y casi nueve millones en el mundo, aparte de los millones y millones que padecen enfermedades crónicas que disminuyen drásticamente su calidad de vida.

En 2017 más de seis millones de niños murieron de puta hambre en el mundo mientras en los países occidentales se tiran a la basura toneladas y toneladas de alimentos. Ese mismo año, más de dos mil millones de personas trabajaron jornadas superiores a 15 horas por menos de 10 euros al día. Ningún informativo, ningún periódico, ninguna radio lleva días y días insistiendo machaconamente en esa tragedia que martiriza a diario a media humanidad y amenaza con llevarnos a todos a condiciones de vida insufribles.

Hace unas semanas surgió en una región de China un virus que causa neumonía y tiene una incidencia mortal menor al uno por ciento. Los medios de comunicación de todo el mundo, acompañados con las redes sociales de la mentira global, decidieron que ese era el problema más terrible que había azotado al mundo desde los tiempos de la peste bubónica del siglo XIV que diezmó la población de Europa en casi un tercio. No hay telediario, portada de periódico por serio que sea o red social en la que el coronavirus no ocupe un lugar preferente y reiterativo hasta la saciedad, como si no tuviésemos bastante con las enfermedades ya conocidas que matan de verdad a muchísima gente después de largos periodos de sufrimiento y tortura vital. No sé cómo surgió ese nuevo virus, tampoco si es nuevo, carezco de conocimientos científicos para ello, lo único que sé es lo que cuentan los especialistas, y es que apenas mata ni deja secuelas importantes. Pese a ello, a que lo saben, los informativos siguen creando alarma a nivel mundial. ¿Por qué?

No creo que nada de lo que pasa en el mundo sea por casualidad, ni que los informativos ignoren inocentemente el número de muertos por guerras absurdas que cada año asolan al mundo de los pobres.

Vivimos un tiempo de relevos, la potencia hegemónica –Estados Unidos– tiene por primera vez desde el final de la Guerra Fría un serio competidor que se llama China. Ese competidor fue alimentado desde los años ochenta por las potencias occidentales debido a su enorme población, a su pobreza y a los salarios bajísimos de sus trabajadores. Han pasado cuarenta años y lo que entonces pareció una decisión magnífica para acabar con los Estados del Bienestar, abaratar costes e incrementar riquezas de modo exponencial, ha tomado otro cariz y ahora esa potencia pobre produce casi el 18% de todo lo que se fabrica en el mundo y está en disposición de dar el gran salto que la coloque en como primera potencia mundial, algo que será inevitable hagan lo que hagan Trump y sus amigos porque tienen el capital, la tecnología y la mano de obra necesaria.

La suspensión del Congreso Internacional de Móviles de Barcelona -Congreso que probablemente no se vuelva a celebrar tal como lo hemos conocido en años sucesivos- no se debió al coronavirus, sino a la exhibición que las grandes tecnológicas chinas iban a hacer sobre sus avances en el 5G. Se trataba de impedir de cualquier manera que los chinos pudiesen demostrar que hay campos en los que ya están por delante de Estados Unidos y, por supuesto, de Europa. No hay otra explicación ni otra razón. Con la cancelación del congreso de Barcelona y la información apocalíptica sobre las consecuencias de la expansión del coronavirus se daba un paso más en la nueva guerra fría que se ha inventado Donald Trump, dejando claro a China que todo vale en la guerra y que su ascenso al primer puesto les va -nos va- a costar sangre, sudor y lágrimas.

El coronavirus es una enfermedad que no arroja datos alarmantes, primero porque no se expande al ritmo de las grandes epidemias que ha sufrido el mundo, segundo porque tampoco los porcentajes de mortandad son equiparables a los de otras plagas como la “gripe española”. Sin embargo, y dentro de un lenguaje medieval, se está intentando crear pánico a escala global y por eso cada día nos cuentan el nuevo caso que se ha descubierto en Italia, Croacia, Malasia o Torrelodones, uno por uno, haya dado muestras de quebranto o no.

Se trata de alimentar el bicho del miedo a escala global con fines estrictamente políticos y económicos, y nunca antes como hoy, en la sociedad de la desinformación, han existido tantos medios para imponer las mentiras como verdades absolutas al servicio de intereses bastardos. El coronavirus no es el fin del mundo ni nada que se le parezca, es una enfermedad normal, como tantas y con poca mortandad, pero la manipulación mediática interesada puede llevarnos a una crisis de consecuencias devastadoras.



El Ecoceno como alternativa al Antropoceno

Leonardo Boff
04-02-2020

Entrevista a Leonardo Boff. Reportaje de Annachiara Sacchi, publicado en el cuaderno La Lettura, del Corriere della Sera del 26-01-2020, reproducido por IHU on line, el 26/01/2020.

¿Profesor Boff, está usted optimista?
En realidad, estoy preocupado. La situación en Brasil es trágica: el ultraliberalismo de Jair Bolsonaro, la extrema derecha política que hace apología de la violencia y de los regímenes dictatoriales, que exalta a los torturadores como héroes nacionales… Nunca vivimos nada semejante.

¿Cuál es la explicación?
Detrás de eso, está el proyecto de recolonizar América Latina y obligarla a ser solamente exportadora de commodities (carne, alimentos, minerales…). Y, en esa estrategia perversa, Brasil es central.

¿Por qué?
Porque es un país riquísimo, una reserva de bienes naturales que faltan en el mundo. Como dijo varias veces el premio Nobel Joseph Stiglitz, en los próximos años toda la economía dependerá de la ecología. Y Brasil tendrá un papel primordial en ese juego.

¿Es difícil vivir en Brasil hoy?
Mucho. El ministro de Economía, Paulo Guedes, es uno de los “Chicago Boys”, formados en la Universidad de Chicago, que trabajaron en el Chile de Pinochet. El ultraliberalismo de derecha está haciendo una política de los ricos para los ricos, está privatizando todo. Guedes está trayendo la política de Pinochet a Brasil. ¿Y sabes por qué nadie protesta, por qué la gente no sale a la calle como está pasando ahora en Chile?

No.
¡Porque el gobierno anunció que reprimirá cualquier protesta con el ejército! Aquí todos tienen miedo, aunque el descontento crezca. Pero dentro de las paredes de casa. Asistimos a una triste forma de inercia popular.

En América Latina presidentes como Evo Morales y Lula cerraron su era. Ahora, nuevas fuerzas orientan la opinión pública. ¿El impulso reformista acabó?
Tuvimos gobiernos que hicieron mucho por los pobres. En Brasil, 36 millones de personas fueron incluidas en el welfare. Pero el año pasado, un millón de familias pasaron de la pobreza a la miseria. El gobierno está desmontando las políticas sociales de Lula. Estamos tratando con una élite reaccionaria y esclavista que nunca aceptó que un obrero –en el caso de Brasil, Lula, o un indígena en el caso de Bolivia, Evo Morales– llegase a la presidencia del país. Esa élite ha hecho de todo con los medios más brutales. Pero a esta ola de violencia se le está oponiendo un movimiento de grupos progresistas, de afro-latino-americanos, de indígenas. Son los brotes de una realidad que veremos. Esa es la esperanza que nutrimos.

¿Ve usted algún nuevo líder político?
Lamentablemente no. Estamos en un momento de vacío, faltan figuras carismáticas, principalmente en Brasil. Tal vez también por culpa de Lula, gran carismático, pero que no supo formar una clase dirigente con nuevos carismas.

Su nuevo libro en italiano, “Soffia dove vuole” (Sopla donde quiere) habla del Espíritu Santo. ¿Por qué?
Los tiempos inquietantes que estamos viviendo exigen una reflexión seria sobre el Spiritus Creator.

Que quedó al margen de la teología.
Eso no es cierto. Existen estudios grandiosos sobre el Espíritu, desde el de Yves Congar hasta el de Jürgen Moltmann, en diálogo con el nuevo paradigma cosmológico. Pero lo que podemos decir es esto: el Espíritu Santo ha estado casi siempre al margen de la jerarquía eclesiástica. Y con razón.

¿Cómo es eso?
La jerarquía está orientada hacia “áreas” como el poder, el orden, los dogmas, el derecho canónico, en una condición constante de autorreferencia. Son todos aspectos que sirven para mantener el statu quo y que tienen su razón de ser, no niego eso. Del mismo modo, sin embargo, ellos no pueden ser predominantes. El Espíritu es más carisma que poder, más movimiento que estabilidad, más innovación que permanencia. Él sigue una lógica diferente a la de la jerarquía de la iglesia (católica). Por eso, casi todos los predicadores del Espíritu Santo fueron marginados o perseguidos. Los hechos confirman eso. Mi libro juzgado en 1985 por la Congregación para la Doctrina de la Fe (cuyo prefecto era Joseph Ratzinger), se titulaba Iglesia: carisma y poder. En Roma sin embargo lo leyeron como “Iglesia: carisma o poder”. Por esa confusión, me condenaron.

¿En vez de eso, que es lo que usted quería decir?
Yo quería crear un equilibrio entre carisma y poder. Pero ese equilibrio debe comenzar por el carisma. Si se comienza con el poder, se corre el riesgo de que este sofoque al carisma. En vez de eso, si se comienza con el carisma se impide que el poder sea ejercido de forma autoritaria, se le imponen límites, y se le obliga a ser poder-servicio y ponerse al servicio de la comunidad.

¿Cuál es el papel del Espíritu Santo hoy?
Estamos en un momento histórico, el Antropoceno, en el que las bases que sustentan la vida y la tierra han sido profundamente atacadas. O cambiamos o morimos. El Espíritu es Spiritus Creator, Spiritus Vivificans. Sólo el Espíritu puede restaurar el equilibrio destruido por la voracidad del hombre. Sólo con el Espíritu es posible superar el Antropoceno y llegar al Ecoceno, a una sociedad sostenible, vital, abierta a la convivencia de todos con todos donde lo ecológico ocupará la centralidad. De ahí, ecoceno.

¿Por qué, en su elaboración teológica, usted insiste en enfatizar el papel de la ciencia?
No es posible hacer una teología actualizada sin un diálogo profundo con la nueva visión del mundo proveniente de las ciencias de la vida, de la tierra, del cosmos. Esa lectura tiene ya un siglo, pero no es hegemónica. Son pocos los teólogos que han aceptado este desafío.

¿Por qué?
Porque obliga a estudiar ciencias diferentes: la física cuántica, la nueva biología, la astrofísica, la teoría del caos y de la complejidad. Después de tal camino, digo esto por experiencia, es más fácil hacer teología, porque con esos datos, Dios aparece inmediatamente como la energía misteriosa y amorosa que sustenta todo y que lleva adelante todo el proceso cosmogénico. La categoría teológica del Espíritu Santo es más adecuada para esa nueva forma de teología.

La conciencia ecológica, ¿qué tiene que ver con el Espíritu Santo?
El principal objetivo de mi libro es afirmar que el diálogo con la ecología y con la nueva cosmología nos obliga a cambiar el paradigma. El paradigma de la filosofía y de la teología occidentales es de raíz griega, esencialista, basado en naturaleza, sustancia, esencia y otros términos semejantes que pertenecen al área de la permanencia, de la estabilidad. En vez de eso, cuando se habla de Espíritu, todo es dinamismo, innovación. Hay que cambiar la forma de pensar a Dios, la historia, la iglesia. Dios es dinamismo de tres personas divinas en comunicación entre sí y con la creación.

¿Teología de la ecología, entonces?
Yo he tratado de hacer una teología con un nuevo horizonte de comprensión. El mismo que el Papa Francisco indica en la encíclica Laudato si’: todo es relación; nada existe fuera de la relación. Poéticamente Francisco escribe: “El sol y la luna, el cedro y la florecilla, el águila y el gorrión: el espectáculo de sus incontables diversidades y desigualdades significa que ninguna criatura se basta a sí misma. Ellas existen solo en dependencia unas de otras, para completarse mutuamente en el servicio de unas a otras”. La tesis de la ecología es precisamente esta: todo está conectado para formar la gran comunidad de vida, el todo de la naturaleza y del universo. Y este modo de pensar corresponde a la naturaleza del Espíritu Santo.

¿Le parece a usted que la iglesia católica está lista para aceptar estas reflexiones suyas?
La situación es diferente en cada país, pero en todas partes faltan profetas. Con Wojtyla y Ratzinger asistimos al retorno de la gran disciplina, vimos una iglesia cerrada en sí misma, preocupada con la ortodoxia, atenta a combatir enemigos como la modernidad, las nuevas libertades. Y, sobre todo distante del pueblo, con una teología erudita pero pobre en innovación y una liturgia ajena a la sensibilidad moderna.

Mientras que ahora…
Con el Papa Francisco surge otro tipo de iglesia, abierta como un hospital de campaña, donde la centralidad no es tanto la ortodoxia, sino la pastoral del encuentro, de la ternura, de la convivencia. Para el Papa Francisco las doctrinas son importantes, pero lo más importante es entender que Cristo vino para enseñarnos a vivir los bienes del reino como el amor incondicional, la misericordia, la solidaridad, la compasión por quien sufre, por los últimos en total apertura al Padre de bondad y misericordia.


¿Mensaje recibido?
No siempre. Muchos católicos tradicionalistas no se han dado cuenta de que estamos ante otro tipo de papa, menos doctor y más pastor en medio de su pueblo. Un papa que lleva menos los símbolos paganos de los emperadores romanos y más la sencillez de un párroco de aldea, sencillo humilde, amigo de todos. Un hombre que viene de lejos, por eso es libre. Si no fuese así, ¿por qué el nombre de Francisco? Sería una contradicción pensar en San Francisco de Asís en un palacio pontificio. Pero tenemos a Francisco de Roma que vive y come con todos los demás, no él solo.

¿El aumento de las protestas públicas en la iglesia contra el Papa Francisco le preocupa?
No me preocupa, porque no le preocupa. ¿Cómo sé esto? Un amigo suyo Carlo Petrini, con el cual el Papa le gusta dialogar porque es agnóstico y que me visitó aquí en Petrópolis-Rio, reveló que el papa duerme desde las 21h30 hasta las 5h30 como un tronco, bebe su mate y lleva adelante, franciscanamente, su misión, con una irradiación mundial en sentido religioso, ético y político. Nos conocemos desde 1972. Intercambié con él algunas cartas sobre temas de ecología y sobre el Sínodo para la Amazonia de octubre pasado.

¿A propósito, qué espera usted de la exhortación apostólica pos-sinodal de Francisco, que se espera en breve?
Algo bueno. Sobre todo, sobre la defensa del rostro indígena de la iglesia y sobre las mujeres. En mis cartas le pedí que hiciese un gesto profético sin pedir nada a nadie, como hizo Juan XXIII cuando convocó el Concilio Vaticano II.

¿Qué gesto?
Ordenar a las mujeres.

¿Y le respondió?
Me gradeció la carta sin comentar nada.

Usted dedica su libro a las mujeres
Yo digo que la primera Persona divina en entrar en este mundo, o en irrumpir en el proceso de la evolución, no fue el Hijo, como dice la iglesia. Fue el Espíritu Santo. Esto está muy claro en el texto de Lucas: “El Espírito vendrá sobre ti… y te cubrirá con su sombra”. Hice una búsqueda de meses en patrología: no hay ningún rastro de la centralidad del Espíritu. Ni siquiera en los grandes teólogos. De acuerdo con una lectura predominantemente masculina, prevalece el Hijo. Pero el Hijo vino después de la aceptación (“fiat”) de María, por lo tanto, después del Espíritu. Y digo más aún: el Espíritu asumió a María, la divinizó. En el proyecto del Altísimo, hombre y mujer son igualmente divinizados. Forman parte de Dios.

Hoy la teología de la liberación es ecoteología, teología feminista, teología afro. Los pobres siguen siendo muchos y oprimidos. ¿La teología de la liberación tiene todavía un largo camino por delante?
La existencia de los pobres, de los oprimidos me hace pensar siempre en Jesús, en San Francisco y en tantos otros que tuvieron misericordia de ellos. Mientras existan pobres, especialmente en la medida en que su número aumenta, más necesaria se hace una teología de liberación. Es la situación actual en todo el mundo.

Le acusaron de ser pro-marxista.
Marx nunca fue padre ni padrino de la teología de la Liberación, como insinuaban los dictadores latinoamericanos. Pero hoy, más que nunca, la teología de la liberación es urgente. El ejército de los pobres ha aumentado terriblemente. Si la teología, sea la que sea, no toma en serio la situación actual difícilmente se librará de la crítica de cinismo y de irrelevancia histórica. Es preciso leer los signos de los tiempos. El Espíritu nos invita a tomar una posición del lado de las víctimas, de aquellos que el sistema imperante ha hecho invisibles.

La guerra de los muchachos


www.rebelion.org / 20/02/2020


La guerrilla más antigua de Asia acaba de cumplir 50 años de existencia, y lo hace con una gran cantidad de jóvenes en sus filas. Viajar a las entrañas de este conflicto, caminar con sus frentes móviles y escuchar sus motivaciones es descubrir la cara menos paradisíaca de las siete mil islas que componen las Filipinas.

Más que llover diluvia, pero nada impide al camarada Drigo terminar su arriesgada tarea. “Mira, la única forma de llegar a donde hemos acampado es mediante este sendero. Si un operativo del Ejército se acerca, cojo estos dos cables, los pego a la batería, y la carga explosiva que he dejado a un lado del camino, estalla. Con eso tenemos unos cuantos minutos extra para escapar tan lejos como podamos”. Drigo, de veintitrés años, complexión fuerte y bigotillo incipiente, es miembro del Nuevo Ejército del Pueblo (o NPA según sus siglas en inglés) la guerrilla más antigua de todo Asia. Fundada en 1969 por el profesor de Literatura y Ciencias Políticas, José María Sisón, esta estructura armada está formada por unos 5.000 hombres y mujeres que responden a las directrices del ilegalizado Partido Comunista filipino.

Sisón, que a sus 80 años sigue gozando de buena salud, reside desde 1987 en Holanda, país de una Unión Europea que en el 2009 decidió suprimirlo de su lista de líderes y organizaciones “terroristas”. Ajena a cómo la puedan juzgar los gobernantes de unos estados tan ricos como distantes, la guerrilla es capaz de mantener combatientes en todas las islas más importantes del archipiélago. En el caso del “Frente Apolonio Mendoza” del que hace parte el camarada Drigo, esta presencia significa vivir a las faldas de la Sierra Madre, en la Isla de Luzón, no muy lejos de esa metrópoli de 21 millones de almas a la que sus habitantes se refieren como “la Gran Manila”.

El recodo de un río, y mejor aún, si éste está protegido por alguna cota desde la que divisar la posible llegada de militares, es el lugar ideal donde poder instalarse durante unas pocas semanas. Allí, mientras una unidad peina el perímetro, los oficiales de inteligencia definen sus próximas acciones armadas junto a los integrantes del bureau político.

Sentada sobre un banco hecho con juncos (todo el mobiliario de la guerrilla se construye a golpe de machete) y tejiendo una bandera roja con la hoz y el martillo, está “Cleo del Mundo”, una mujer curtida en mil batallas, y ya hoy, pese a su juventud, uno de los rostros más visibles del NPA. Con más de una década en el frente bélico, Cleo (o Ka Cleo, pues aquí el Ka de camarada se antepone a todo nombre de guerra) expone los motivos por los que se sumó a la insurrección. “En Filipinas la mayoría de los campesinos siguen viviendo en un régimen semifeudal. Ni poseen la tierra que trabajan ni su esfuerzo les da para salir del ciclo de pobreza que se releva generación tras generación. Por eso decimos que el régimen es semifeudal. Porque la tierra aún está en poder de una elite que gana mucho y paga poco. Y ese fue el primer objetivo de nuestra lucha armada. Destruir los mecanismos militares que los oligarcas tienen para dar continuidad al sistema que sigue manteniendo al país en la pobreza”.

Preguntada por las escasas posibilidades de lograr amplias victorias en el terreno militar, responde: “Cierto, pero podemos debilitarlos. Desestabilizarlos para que cedan en algunos aspectos, cosa que a menudo conseguimos. Lo nuestro es la guerra popular. Ellos llevan casi medio siglo diciendo que van a terminar con nosotros, pero aquí seguimos. Nunca nos rendiremos”.

Las acciones armadas que habitualmente se llevan a cabo son la quema de maquinaria agroindustrial en plantaciones, “donde se explota al proletariado rural”, y ataques, “a proyectos de minería que destruyen el medio ambiente, el futuro del país y la vida de sus operarios explotados”. Admiten aquello que el gobierno califica de “extorsión” y ellos tildan de simple “impuesto revolucionario”. No en vano, a lo largo de los días pasados en el campamento era común ver cómo los jóvenes guerrilleros, (algunos de ellos incluso menores) simulaban atentados con sus armas ligeras de 9 mm. En ocasiones, a empresarios que no pagan lo que se les pide. En otras, a presuntos confidentes que avisan al ejército de sus planes, rutas de suministros o escondites habituales.

Según Ka Apo, uno de los oficiales políticos del frente Apolonio Mendoza, “el dinero se pide a dos sectores. Primero a la burguesía que comercia y trafica con lo que producen los grandes industriales, y luego a los industriales terratenientes que poseen el territorio donde se produce la explotación”. Este joven con la cabeza rapada y aspecto intelectual, asegura que “ambos tienen representación en los grupos de burócratas capitalistas”, que ostentan el poder, “gracias a la financiación de los anteriormente citados, así ellos hacen el juego de la democracia mientras se valen del poder ejecutivo y legislativo para hacer la guerra al pueblo y seguir lucrándose”. En Filipinas lo del “régimen semifeudal” no es retórica marxista. Organizaciones No Gubernamentales como la británica Oxfam también se refieren en esos términos a una realidad que en muchas zonas del país mantiene a 7 de cada 10 familias bajo el umbral de la pobreza.

El NPA se ha definido como maoísta. Para ellos, dos de los principales problemas que históricamente atraviesa el archipiélago son el reparto de la tierra y las políticas neocolonialistas. Con 105 millones de habitantes, repartidos fundamentalmente en sólo 11 de sus más de 7.000 islas, la pobreza rampante es campo abonado para la continuidad de la guerrilla. Década a década, generación a generación, la suya es la guerra prolongada tal y como definió el padre de su ideario, Mao Tse-Tung. Apoyarse en las masas para subsistir; practicar una guerra ligera, donde la capacidad de moverse es mucho más importante que la capacidad de fuego; y por encima de todo, valerse del factor sorpresa. Dadas estas condiciones, encontrarse con estos combatientes exige meses de preparación, algunas formalidades y seguir un protocolo de actuación una vez se aterriza en el archipiélago.

Relativamente aislada del exterior, y siempre en zonas remotas, la insurgencia delega en su base social el contacto con lo urbano, de ahí aquello de que “el pueblo es a la guerrilla, lo que el agua al pez”, que dejó escrito Mao. Saliendo en autobús desde Manila se llega a un municipio acordado, lugar en el que, se es recibido por alguien con quien nuevamente se toma un jeep colectivo hasta alcanzar un segundo punto de encuentro, por lo general, una infravivienda del campo. Con la noche encima y una vez cenados, se hacen los preparativos para iniciar un camino que dependiendo del lugar y terreno no suele durar más de tres o cuatro horas. Selva a dentro se terminan escuchando unos silbidos, un santo y seña, y por fin, la presencia de unos guerrilleros con pistolas de 9mm asomando en la cadera.

“El secreto de nuestra supervivencia es muy sencillo. Conocemos el terreno al detalle y nos movemos donde las masas simpatizan con nosotros. Aquí particularmente nos apoyan desde hace mucho”, afirma la curtida Ka Cleo. De hecho, el embrión del NPA bebe de estas selvas, y se remonta a la experiencia del Hukbalahap, que primero fue resistencia armada contra la ocupación japonesa durante la II Guerra Mundial y después, ya en los cincuenta, contra el neocolonialismo estadounidense que terminó erradicándolos.

Esos “Huks” (tal y como se les conoció popularmente) fueron, de alguna manera, el origen del pálpito rebelde que recorre las aldeas de esta región. “De todos modos en el NPA no sólo hay campesinos. En nuestros cuadros hay también muchos universitarios que han renunciado a una vida pequeño burguesa para cambiar el país. Yo misma vengo de ese proceso”, afirma Ka Yumi, una joven de gafas, “aún en proceso de adaptación a este frente de guerra”. Una guerra que entre insurgentes, soldados y civiles ya ha costado 40.000 vidas.

El legado del imperialismo español está bien presente, no sólo en algunos edificios y topónimos, sino en la propia guerrilla que en días de fiesta hace “cocido con chorizo”, dicho tal y como suena en la lengua de Cervantes, o celebrando la boda entre los camaradas con nombres castellanos como José y Andrés, pues el NPA acepta y celebra matrimonios civiles entre combatientes del mismo sexo. Es algo que lleva haciendo desde el 2005, años antes de que la mayoría de países europeos aprobaran este tipo de derechos para el colectivo LGTB. Una mirada progresista del mundo que, en las filas del Ejército que los combate, fue vista como “inmoral y cuestionable”.
Así las cosas, mientras otros países de la región, como China o Vietnam, hacen tímidos progresos en relación a la pobreza entendida como falta de acceso a la salud, nutrición y vivienda, Filipinas no termina de sacudirse una desigualdad que empuja a sus ciudadanos a ser mano de obra barata en otros rincones de Asia como Hong Kong o Emiratos Árabes, donde se han reportado casos de semiesclavitud.

En las ciudades más pobladas del archipiélago, como Cebú o Manila, son innumerables los menores que sobreviven solos en la calle, desnutridos y a merced de todo tipo de abusos. Tierra adentro y lejos de las urbes, la situación no es mejor. En las aldeas de campesinos que a lo largo de la elaboración de este reportaje frecuentó el NPA, se vieron aldeas alumbradas a la luz del fuego y niños con heridas por sanar. De vuelta en el campamento, los muchachos del NPA viven en unas condiciones no menos difíciles que las del campesinado. Buena prueba de ello es la visión del camarada Lito bajo una lluvia implacable, comiendo arroz blanco servido en una cascara de coco, que es lo que usa como platos la guerrillerada.

En el Frente Apolonio Mendoza, el arroz es la base del desayuno, comida y cena. Este se sirve junto a un exiguo trozo de piel de cerdo, y en ocasiones especiales, con unas sardinas en lata o un trozo de lagarto a la brasa. Además de la comida, aquí el mundo de los objetos también brilla por su ausencia. Un pequeño pedazo de cristal viene a ser un espejo; un peine se comparte cada mañana, y toda bala es un objeto codiciado que se cuenta en poco más de un puñado por cada militante armado.

Aunque unos viejos M16 de fabricación estadounidense son los fusiles más populares, también se ven reliquias con más de 60 años de batalla a cuestas. Tal es el caso del M14 que se usó en la guerra de Corea y hoy tiene en las manos un combatiente con rostro de niño. Las pocas granadas que atesoran estas unidades sirven o bien para esconder trampas en el camino, o bien para persuadir al enemigo en caso de encontronazo.

Sin embargo, y aún con carencias, el buen humor es el espíritu que aparentemente predomina en el campamento. Desde que se inicia el día con la gimnasia colectiva al ritmo del, “un, dos, tres, un, dos, tres, derecho, otra, derecho…”, dicho así, en castellano, hasta el pequeño “desayuno” las bromas y risas forman parte del despertar cotidiano. Luego, tras tomarse un respiro, la tropa que no está comprometida con ninguna responsabilidad concreta se reúne para programar las actividades del día.

Asimismo, el trabajo de alfabetización y formación de cuadros políticos también es diario, tanto para los militantes como para aquellos civiles de confianza que se encuentren en el área. En fechas como las presentes, las clases coinciden con el aprendizaje de canciones y consignas que serán entonadas en las celebraciones de su próximo aniversario. Con gran ahínco y determinación, los muchachos se vuelcan con temas como la Internacional, el himno del NPA y otras canciones que relatan los sacrificios de la vida revolucionaria. Escribiendo con un rotulador sobre una bolsa de basura verde, el siempre animado camarada Lito instruye a una unidad de muchachos imberbes y algún que otro varón maduro. La tropa parece pasarlo en grande. Aquí, “salir de la rutina siempre nos gusta”, afirma Lito, que dice haber sobrevivido a una infancia de penurias en Makati.

Mientras tanto la dirección política se reúne en ese cuadrilátero de bambú y toldo al que llaman “aula”. Hoy hablan de los campesinos y de los problemas a los que se enfrentan con los grandes hacendados por la tenencia de vacas. No lejos de aquí, hay una empresa que cede las vacas a los campesinos para que estos las críen y engorden, sin embargo, los pequeños granjeros están notablemente insatisfechos. Por lo que cuentan, la empresa les paga mucho menos de lo acordado. Sin sindicatos ni cooperativas eficaces, el campesino con sobrecarga familiar se encuentra a expensas de lo que decida el empresario. Alertada la guerrilla, “se esperan consecuencias”, afirma Ka Cleo sin dar más explicaciones.

Filipinas, hoy una república y, según hallazgos científicos, territorio habitado desde hace 67.000 años, mantiene esta denominación desde el siglo XVI, cuando los colonizadores peninsulares la impusieron como homenaje a la hispanidad y Felipe II. Hoy, el presidente, Rodrigo Duterte, un abogado que ha puesto precio a las cabezas de los guerrilleros muertos, quiere cambiar el nombre del país, recuperando una propuesta de un senador que en los setenta propuso Maharlika, un término no menos polémico dado que los historiadores no se ponen de acuerdo sobre su significado real.

Para Ka Wino, uno de los más veteranos combatientes del Frente Apolonio Mendoza, “el nombre de Filipinas nos recuerda cada día que el hecho colonial aún no se puede decir que sea pasado, pues tenemos multinacionales saqueando como de costumbre y fuerzas de Estados Unidos en nuestro archipiélago… De todos modos y aun siendo un viejo debate, lo importante no es tanto los nombres, sino las políticas. Decir que se deja de ser una colonia por el simple hecho de cambiar el nombre es querer ganarse a las masas con propaganda barata”.

Duterte, quien nada más llegar al poder detuvo las últimas negociaciones de paz auspiciadas por Noruega, ha declarado la “guerra total” al NPA, asegurando que terminará con la guerrilla para el 2022, año en el que termina su actual legislatura. Esta previsión suena optimista dado que la guerrilla sigue operando en todos sus frentes y causando bajas en las filas del Estado.

Fuente: Gara, 16 de febrero de 2020