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Un gobierno que tiene por asesor a Maquiavelo


Por: Rev. Manning Maxie Suárez


Entre los años 1469 al 1527 d.C., existió un filósofo italiano llamado Niccolò di Bernardo dei Machiavelli mejor conocido como Maquiavelo.  Maquiavelo, a parte de filósofo fue un diplomático, en la época de los Medici y un excelente escritor.  Autor del ya famoso libro “El Príncipe” que escribió durante su encarcelamiento en el 1512 aproximadamente.

Muchos estudiosos de las ciencias políticas han señalado que este escrito, es como una especie de manual.  Dirigido a los políticos para enseñarles el arte de la “Astucia”.  Por cierto, algunos se atreven a darle a Maquiavelo el título del Padre de la teoría de la política moderna”.  Lo cierto es que, cuando usted menciona la palabra Maquiavelo hoy día, el mismo es sinónimo de: Taimado, Astuto, Falaz, Engañoso, Deshonesto, Mentiroso, Sin escrúpulos, Inmoral, De no confiar, y hasta en algunos casos en su más extrema expresión con la Maldad.

Maquiavelo escribió muchas frases que con el tiempo se han convertido en célebres, entre ellas he encontrado una que se encarna en nuestra realidad: “Todo el mundo ve lo que aparentas ser, pocos experimentan lo que realmente eres.”

El gobierno panameño se presentó ante el pueblo panameño, aparentemente como el Salvador de las situaciones que ya nos aquejaban de arrastre de los gobiernos anteriores.  Su campaña comprendía metas grandes y soñadoras como su slogan “El Pueblo Primero”, slogan que comparten también en su momento el Partido Popular y algunos Molirenas.  ¿Cuántas promesas hechas, más de 45 y tanto incumplimiento?

He aquí algunas de ellas: 100% agua potable; Techos de Esperanza; Construcción de más de 25 mil vivienda a nivel nacional; Incentivos para la empresa privada; Construcciones de plantas de reciclajes y tratamiento; Sacar las aguas servidas de los barrios; 10 macro plantas de aguas servidas para Arraiján y la Chorrera; Más de 250 plantas modulares de tratamiento de aguas servidas a nivel nacional; El control de precios con el ahorro para los panameños de $58.00 balboas; Incentivos para el sector agropecuario; Construcción de nuevos mercados permanentes a nivel nacional; Educación bilingüe de Calidad entre otras más.

Hace pocos días, vivimos el desconcierto de los habitantes de Colón, quienes siguen diciendo por los medios de comunicación que no están contentos con las obras que el gobierno realiza en dicha ciudad.  Que dichas obras son inconsultas y obedecen a interés políticos y económicos foráneos a la provincia y no a los intereses de los colonenses.  A su vez, estuve el fin de semana en la ciudad de David donde se inauguraba el estadio Kenny Serracín en la ciudad de David, Chiriquí y se escuchan los mismos tambores de guerra ante un gobierno que no responde a las necesidades del pueblo.  Cada día más personas se sienten afectadas por las acciones de un gobierno que lejos de ser “Un Gobierno de Unidad Nacional” es un gobierno con características Maquiavélicas, es decir se nos presenta como “Astuto, Falaz, Engañoso, Deshonesto, Mentiroso, Sin escrúpulos, Inmoral, De no confiar.”

Me pregunto: ¿Quién asesora al gobierno actual, que ha permitido que la brecha social sea cada día más grande entre pobres y ricos?; ¿El Gobierno Nacional se da cuenta del grave perjuicio que hace a la nación panameña y al mundo democrático al interferir como lo ha venido haciendo en la Asamblea Nacional y la Corte Suprema de Justicia?; ¿Qué ambiente tan malsano se está gestando a un año y dos meses de las próximas elecciones?.

Tenemos un reto: gobierno y sociedad.  Sentarnos y trabajar juntos como una sola nación, pero no con esas actitudes Maquiavélicas de Astutos, Engañosos, Deshonestos, Mentirosos, Sin escrúpulos, Inmorales, De no confiados, y de Maldad. Sino abiertos ante una sociedad que desea dialogar, pero en otros términos; con pertinencia, con la verdad por delante, con honestidad, con moral y generando bienestar para todos los panameños y extranjeros que viven en nuestro suelo patrio.

  


ADAGIOS



In today’s hectic world, it is increasingly important to relax and take time out for yourself. This special collection of beautiful and serene adagios will help you do just that. The set features over two hours of soothing music, including many slow movements that are at the emotional core of timeless and best‐loved masterpieces.

You’ll be captivated by the variety of wonderful and instantly recognizable melodies heard here: the wistful spiritual from Dvořák’s ‘New World’ Symphony, the exquisite interweaving lines of Bach’s ‘Air on a G String’, and some of Mozart’s most impressive showcases for how to really make an instrument sing in the Clarinet Concerto and ‘Elvira Madigan’ Piano Concerto. And evocative and atmospheric adagios – such as Grieg’s ‘Morning’ and the slow movement from Beethoven’s ‘Pastoral’ Symphony with its distinctive birdsong calls in the flute, oboe and clarinet – will transport you to another world, far away from the stresses and strains of everyday life. Other highlights include some of the most enchanting slow movements in the piano repertoire – such as the poignant Adagio cantabile from Beethoven’s ‘Pathétique’ Sonata and stunning concerto movements by Chopin, Ravel and Rachmaninoff – Fauré’s intense Élégie for cello, and Mahler’s tender and heartbreakingly romantic Adagietto. The emotional power of these adagios is brought to the fore by first‐rate orchestras such as the Staatskapelle Dresden, Philharmonia and Royal Philharmonic, under the baton of eminent conductors such as Theodore Kuchar, Herbert Blomstedt and Rudolf Barshai. 

A moment to relax, to withdraw from an increasingly hectic life, overfed with stimuli from work, society obligations and social networks: this music will calm down your jittery nerves, and will take you on slow waves of soothing melodies to a world of pure sound and tranquillity.  A generous selection of the most famous slow movements: Air (Bach), Adagio (Marcello), Adagio (Rachmaninoff 2nd piano concerto), Scene at the Brook (Beethoven’s Pastorale), The Adagietto from the movie ‘Death in Venice’ (Mahler) and many more.

Excellent performances by Staatskapelle Dresden, Royal Philharmonic Orchestra, Philharmonia Orchestra and soloists Klára Würtz and Misha Goldstein. 

Bach
00:00:00 Orchestral Suite No. 3 in D Major, BWV 1068: II. Air 

Johannes Brahms
00:04:17 Symphony No. 3 in F Major, Op. 90: III. Poco allegretto
00:53:40 Violin Concerto in D Major, Op. 77: II. Adagio

Beethoven
00:10:17 Piano Sonata No. 8 in C minor “Pathétique”: II Agagio cantabile
00:28:15 Symphony No. 6 in F Major, Op. 68 “Pastoral”: II Andante molto mosso (Szene am Bach)
00:40:56 Piano Concerto No. 3 in C Minor, Op. 37: II. Largo
01:03:23 Piano Sonata No. 12 in C-Sharp Minor “Moonlight”: I. Adagio sostenuto

Alessandro Marcello
00:15:04 Oboe Concerto in D Minor: II. Adagio
Maurice Ravel
00:18:56 Piano Concerto in G Major: II. Adagio Assai
  
Edvard Grieg
01:09:06 Peer Gynt Suite No. 1, Op. 46: I. Morning Mood
01:13:18 Piano Concerto No. 1 in E minor Op.11: II. Romance. Larghetto
01:24:05 Élégie, Op. 24

Gustav Mahler
01:30:34 Symphony No. 5: IV. Adagietto. sehr langsam

Rachmaninoff
01:44:54 Piano Concerto No. 2 in C Minor, Op. 18: II. Adagio sostenuto

Franz Schubert
02:03:21 Symphony No. 5 in B-Flat Major, D. 485: II. Andante con moto

Mozart
01:38:51 Piano Concerto No. 21 in C Major, K. 467: II. Andante "Elvira Madigan"
01:56:01 Concerto for Clarinet and Orchestra in A Major, K. 622: II. Adagio
02:14:10 Piano Concerto No. 23 in A Major K. 488: II. Andante
01:38:51 Piano Concerto No. 21 in C Major, K. 467: II. Andante "Elvira Madigan"

Tchaikovsky
02:20:30 Serenade for Strings, Op. 48: III. Élégie. Larghetto elegiac


Lo femenino fue primero


Leonardo Boff
090218

El presente texto quiere ser una pequeña contribución al debate sobre lo femenino, tan distorsionado por la cultura patriarcal dominante. De salida ya afirmamos: lo femenino fue primero. Veamos cómo surgió en el proceso de la sexogénesis. Varias son las etapas.

La vida ya existe en la tierra hace 3.800 millones de años. El antepasado común de todos los vivientes fue probablemente una bacteria unicelular sin núcleo que se multiplicaba espantosamente por división interna. Esto duró cerca de mil millones de años.

Hace dos mil millones de años, surgió una célula con membrana y dos núcleos, dentro de los cuales se encontraban los cromosomas. En ella se identifica el origen del sexo. Cuando ocurría el intercambio de núcleos entre dos células binucleadas, se generaba un solo núcleo con los cromosomas en pares. Antes, las células se subdividían; ahora se da el intercambio entre dos diferentes con sus núcleos. La célula se reproduce sexualmente a partir del encuentro con otra célula. Se revela así la simbiosis –composición de diferentes elementos– que, junto con la selección natural, representa la fuerza más importante de la evolución. Este hecho tiene consecuencias filosóficas: la vida está hecha más de intercambios, de cooperación y simbiosis, que de la lucha competitiva por la supervivencia.

En primeros dos mil millones de años, en los océanos de donde irrumpió la vida, no había órganos sexuales específicos. Existía una existencia femenina generalizada que, en el gran útero de los océanos, lagos y ríos, generaba vidas. En ese sentido podemos decir que el principio femenino es el primero y el originario.

Sólo cuando los seres vivos dejaron el mar, lentamente surgió el pene, algo masculino, que tocando la célula pasaba a ella parte de su ADN, donde están los genes.

Con la aparición de los vertebrados hace 370 millones de años con los reptiles, éstos crearon el huevo amniótico lleno de nutrientes y consolidaron la vida en tierra firme. Con la aparición de los mamíferos hace unos 125 millones de años ya surgió una sexualidad definida de macho y hembra. Entonces emerge el cuidado, el amor y la protección de la cría. Hace 70 millones de años apareció nuestro ancestral mamífero que vivía en la copa de los árboles, alimentándose de brotes y de flores. Con la desaparición de los dinosaurios hace 67 millones de años, pudieron ganar el suelo y desarrollarse llegando a los días de hoy.

Está también el sexo genético-celular humano que presenta el siguiente cuadro: la mujer se caracteriza por 22 pares de cromosomas somáticos más dos cromosomas X (XX). El hombre posee también 22 pares, pero con sólo un cromosoma X y otro Y (XY). De ahí se desprende que el sexo-base es femenino (XX) siendo que el masculino (XY) representa una derivación de él por un solo cromosoma (Y). Por lo tanto, no hay un sexo absoluto, sólo un dominante. En cada uno de nosotros, hombres y mujeres, existe "un segundo sexo".

Todavía en referencia al sexo genital-gonadal, es importante darse cuenta de que, en las primeras semanas, el embrión se presenta andrógino, o sea, posee ambas posibilidades sexuales, femenina y masculina. En términos de sexo genital-gonadal podemos decir: el camino femenino es primordial. A partir de la octava semana, si un cromosoma masculino Y penetra en el óvulo femenino, la definición sexual será masculina, mediante la hormona andrógina. Si no ocurre nada, prevalecerá la base común, femenina. A partir de lo femenino se da la diferenciación, lo que desautoriza el fantasioso "principio de Adán". La ruta de lo masculino es una modificación de la matriz femenina, por medio de la secreción de andrógeno por los testículos.

Por último, está el sexo hormonal. Todas las glándulas sexuales en el hombre y en la mujer son comandadas por la hipófisis, sexualmente neutra y por el hipotálamo que es sexuado. Estas glándulas secretan en el hombre y en la mujer las dos hormonas: el andrógino (masculino) y el estrógeno (femenino). Son responsables de las características secundarias de la sexualidad. La predominancia de una u otra hormona, producirá una configuración y un comportamiento con características femeninas o masculinas. Si en el hombre hay una impregnación mayor del estrógeno, tendrá algunos rasgos femeninos; el mismo se da con la mujer con referencia al andrógeno.

Es importante señalar que la sexualidad tiene una dimensión ontológica. El ser humano no «tiene» sexo. «Es» sexuado en todas sus dimensiones, corporales, mentales y espirituales. Hasta la emergencia de la sexualidad el mundo es de los mismos y de los idénticos. Con la sexualidad emerge la diferenciación por el intercambio entre diferentes. Son diferentes para poder interrelacionarse y establecer lazos de convivencia.

Es lo que ocurre con la sexualidad humana: cada uno, además de la fuerza instintiva que siente en sí, siente también la necesidad de canalizar y sublimar tal fuerza. Quiere amar y ser amado, no por imposición sino por libertad. La sexualidad desemboca en el amor, la fuerza más poderosa "que mueve el cielo y las estrellas" (Dante) y también nuestros corazones. Es la suprema realización que el ser humano puede anhelar. Pero quedémonos con esto: lo femenino fue primero y es básico.


"Comulgar en la mano es un ataque diabólico a la Eucaristía"


Jesús Bastante
www.religiondigital.org / 230218

Es uno de los líderes de la oposición al Papa Francisco. Seguramente, el que atesora un mayor poder en la Curia, como máximo responsable de Liturgia. Ahora, el cardenal Robert Sarah da un paso más, y arremete contra aquellos católicos que, legítimamente, solicitan recibir la comunión en la mano: "Es un ataque diabólico a la Eucaristía", proclama.

Sarah, quien ya recibió dos amonestaciones públicas por parte de Francisco tras sugerir que los curas volvieran a celebrar la Eucaristía a espaldas del pueblo y por tildar la misa del Vaticano II, al menos en muchas de sus manifestaciones, de "profana y superficial", ha escrito un prefacio al libro de un sacerdote italiano, Federico Bortoli, titulado 'La distribución de la comunión en la mano. Perfiles históricos, jurídicos y pastorales', en el que asegura que la forma de dar la Comunión en la mano es una "falta de respeto" al Santísimo.

"El ataque malvado más insidioso consiste en tratar de extinguir la fe en la Eucaristía sembrando errores y favoreciendo una forma inadecuada de recibirlo", apunta Sarah, quien añade que "la guerra entre el arcángel Miguel y sus ángeles, por un lado, y Lucifer, por el otro, continúa hoy en los corazones de los fieles: el objetivo de Satanás es el sacrificio de la Misa y la presencia real de Jesús en la hostia consagrada".

Para el cardenal, es necesario que los fieles vuelvan a arrodillarse para recibir, en la boca, la Eucaristía. "¿Por qué esta actitud de falta de sumisión a los signos de Dios? Recibirlo de rodillas y en la lengua es mucho más adecuado para el sacramento mismo".

No es única ocasión en que Sarah ha criticado la forma de comulgar. Así, el pasado año, el Prefecto de Culto Divino advirtió contra la "devastación, destrucción y guerras" que ha provocado la misa vernácula en la Iglesia a nivel doctrinal, moral y disciplinario.

El Vaticano II, admitió Sarah, ha sido responsable de algunas "buenas iniciativas" en cuanto a la participación activa de los fieles en la misa y a su progreso en la vida cristiana. Sin embargo, denunció, "no podemos cerrar los ojos al desastre, la devastación y el cisma que los promotores modernos de una liturgia viviente causaron al remodelar la liturgia de la Iglesia de acuerdo con sus ideas".

"Muchos creen y declaran alto y fuerte que el Concilio Vaticano II ocasionó una verdadera primavera en la Iglesia", escribía Sarah. "Sin embargo, un número cada vez mayor de líderes eclesiales consideran esta "primavera" como un rechazo, un renuncio a su herencia milenaria, o incluso como un interrogatorio radical de su pasado y tradición". Y todo esto como consecuencia de la "tendencia sacrílega" en la Iglesia posconciliar "de reducir la sagrada misa a una simple comida social".


Panamá: ética, familia y sociedad


www.kaosenlared.net / 100218

La resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sobre el matrimonio igualitario, para parejas del mismo sexo, ha abierto un interesante debate sobre ética, moral, valores, religión, familia y derecho.

La resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sobre el matrimonio igualitario, para parejas del mismo sexo, ha abierto un interesante debate sobre ética, moral, valores, religión, familia y derecho.

Los valores emanan de la realidad social y cambian con el tiempo

La primera afirmación que corresponde hacer es que la ética, la moral, los valores y el derecho, como en general el mundo de las ideas y la cultura, no caen del cielo, sino que son producto de la sociedad. El grado de desarrollo tecnológico y la existencia o no, y de qué tipo clases sociales, que posea una sociedad determinada, produce el orden moral   que calza con sus necesidades.  Como dijera Carlos Marx, “el ser social determina la conciencia”.

Lo que quiere decir que, en términos generales, en una sociedad dividida en clases sociales los valores prevalecientes serán los que impongan los grupos dominantes y sus intereses. Aquí la moral es un mecanismo de control social tan efectivo como el aparato represivo del Estado. Por supuesto, los grupos dominados también pueden forjar valores alternos que salen a flote eventualmente por algunos “resquicios”, pero la moral prevaleciente siempre será la que convenga a la clase dominante, la que cuenta con el derecho y el Estado para imponerla.

Claro que la frase de Marx no debe ser interpretada en sentido mecanicista, pues puede haber individuos de la clase dominante que desarrollen criterios éticos confrontados con el interés de su clase, así como de hecho hay elementos de las clases dominadas que asimilan los valores que sirven a sus explotadores.

La segunda afirmación general que debemos hacer es que los valores, el derecho y los tipos de familia, cambian conforme cambian las sociedades, no son eternos. Y se nos dirá que esto es una “locura” pues hay valores fundamentales que son inherentes al ser humano. A lo cual responderemos que esos valores son interpretados acorde con la situación del momento y nunca han sido tomados por la sociedad de manera absoluta.

Por ejemplo, “no matarás”. Pareciera que estamos ante el valor más absoluto, pues lo dicta la preservación de la especie y, sin embargo, las sociedades siempre lo han relativizado. La autopreservación y el dominio de algunos pueblos o grupos sociales sobre otros siempre las ha permitido “justificar” la muerte de los contrarios. Es la ley de todas las guerras. La propia Iglesia católica y evangélica, defensora de los “diez mandamientos”, muchas veces justificó la muerte de los “infieles” en nombre de la Fe. Quien lo dude que repase la historia de la Conquista de América, de las Cruzadas o la lucha entre la Reforma y la Contrarreforma.

La religión no es eterna, también cambia

La religión misma, generadora y transmisora de valores, cambia con el tiempo. No siendo igual las religiones animistas de los pueblos primitivos, basadas en la absoluta incomprensión y el estado de impotencia frente a las fuerzas de la naturaleza; que las religiones de las primeras civilizaciones, mucho más volcadas al control de las sociedades, en que gobernantes y sacerdotes, reyes y dioses, se confundían en las mismas personas; que las religiones modernas, mucho más sofisticadas.

Incluso dentro del propio cristianismo hay múltiples variantes, surgidas históricamente por claras razones sociales: ortodoxos y católicos romanos, dos vertientes surgidas de la división del imperio romano; el cisma protestante nacido al calor de los nuevos valores capitalistas confrontados con el catolicismo medieval, etc.

Así mismo podríamos decir que, aun dentro del catolicismo, no es lo mismo el Opus Dei que la Teología de la Liberación; como tampoco se puede reducir a todos los musulmanes a sinónimos de talibanes. Cada versión depende del contexto social que le ha dado origen.

No hay un “diseño natural de familia”

Las formas de familia también han variado con el tiempo: en muchas comunidades primitivas, como las estudiadas por el antropólogo L. H. Morgan (citado por F. Engels en su libro “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”), en las que prevalecía ciertos tipos de promiscuidad sexual; a la familia patriarcal heredada de la antigüedad romana, en la que “famulus” era sinónimo de esclavitud o propiedad del “pater”; a la sociedad moderna capitalista, en la que las mujeres, luchando, han pasado de subordinadas legales a sus padres, hermanos y maridos, a lograr espacios de igualdad legal.

Ni hablemos de sociedades como la Grecia clásica, tan querida de los defensores de la cultura occidental, de cuyas ideas se nutrió el cristianismo, en la que prevalecía tal grado de obcecación patriarcal que, los matrimonios heterosexuales, sólo servían para la reproducción, puesto que la mujer era considerada inferior.

Por ende, el verdadero amor (“platónico”) solo era posible entre iguales, es decir, entre hombres. Donde era común que los hombres de las élites tuvieran amantes jóvenes varones (efebos). De manera que siempre han existido parejas del mismo sexo, lo único que ha cambiado es la moralidad pública, que a veces acepta y otras rechaza, las relaciones homosexuales, las cuales siempre han existido de hecho.

En ningún lado ha existido algo como “el diseño natural” de familia, ni siquiera en la Biblia, donde se aprecian todo tipo de familias, patriarcales, por supuesto. Desde Abraham, que tenía dos mujeres, a Salomón que tuvo más de doscientas, de acuerdo al texto sagrado. Lo que tienen en común la Biblia, como El Corán, es la descripción de un tipo de familia, prevaleciente en la Edad Media, en la que la mujer se supedita a la voluntad omnímoda del marido. Una época en que la Iglesia, la nobleza y el Estado se fundían.

Sobre el “matrimonio civil”

Ese tipo de familia pertenece al pasado. Desde la Revolución Francesa, la independencia de Estados Unidos y la de Hispanoamérica, y a lo largo del siglo XIX, los valores de la modernidad capitalista han ido sacando a la religión y a la Iglesia de las relaciones entre “civiles” y con el Estado.

El derecho civil moderno, impuesto en Europa por Napoleón, establece que es el Estado, mediante la Ley, el que regula las relaciones entre civiles, quitándole ese poder que en la Edad Media tuvo la Iglesia católica. La educación, los registros de nacimiento y defunción, además del matrimonio son regidos por el Estado a través de autoridades designadas por la ley.

De manera que el matrimonio que no se hace en una iglesia, sino ante un juez o notario debidamente autorizado por la ley, es un matrimonio civil.

Por ende, que las iglesias católica y evangélica pretendan que las parejas homosexuales pueden tener una “unión civil”, pero no un matrimonio, es una falacia lógica, porque toda unión de parejas regulada por el Estado es un “matrimonio civil”.

Por supuesto, las iglesias tienen el derecho de negar al “matrimonio religioso” a parejas del mismo sexo si eso contraviene sus convicciones. Pero las iglesias no pueden pretender imponerle al Estado sus valores religiosos para regular las relaciones civiles, eso sería retroceder a la Edad Media, en materia de ética, moral y derechos.

Eso es lo que debiera defender cualquier estadista o político que se jacte de “liberal”, para no decir “progresista”, menos de izquierda. Pero en la actual crisis moral de este capitalismo decadente, en que los principios no valen nada, y lo que impera es la corrupción y el oportunismo, los supuestos liberales y progres juegan con el silencio o se inclinan ante las Iglesias a ver si así ganan votos a costa de lo que sea.

La “crisis de valores” y la familia

En este sentido, la llamada “crisis de valores” de la sociedad moderna no es más que el reflejo de la crisis de la sociedad misma. Crisis compleja, donde elementos arcaicos chocan con la modernidad “globalizada” del capitalismo, así como con incipientes esfuerzos por una sociedad nueva, que chocan contra los dos anteriores. Es decir, hay un conflicto de valores provenientes de varios planos distintos de la realidad.

Por ejemplo, se habla de la crisis de la familia como el origen de la crisis de los valores, lo que supuestamente es germen de diversos males sociales como la delincuencia, la drogadicción, la sexualidad libre, etc.

Frente a los descarnados valores capitalistas, centrados en el lucro y el dinero por encima de todo, algunos añoran la familia, y la sociedad tradicional, supuesto modelo de felicidad y encarnación de valores estables. Si los jóvenes se vuelcan a las pandillas o la delincuencia, se culpa a sus familias, por descuidar su crianza. Si las jóvenes se convierten en madres adolescentes, se culpa de su desenfreno a sus padres, y en especial a sus madres, por no moldearlas en los valores de la castidad y la continencia.

Pero este enfoque es doblemente equivocado. Por un lado, porque exonera de responsabilidad al verdadero causante de los males sociales y de la crisis de la familia, el sistema capitalista, sustentado en la explotación y la ley de la ganancia. Si padres y madres no pueden criar y atender a sus hijos, no se debe a que el “mal” se haya entronizado en sus mentes, sino porque el capitalismo los obliga a trabajar desaforadamente para arañar algo del sustento diario.

Por otro lado, la familia tradicional estaba lejos de ser el emporio del amor y comprensión mutua entre sus miembros. La familia tradicional, apoyada por la religión y el Estado era un centro de la opresión de los hijos y la mujer, donde padre era el “rey de la casa”.

Las conquistas democráticas de la modernidad están mediatizadas por el capitalismo
La modernidad y sus valores es un fruto contradictorio. Por un lado, ha significado la conquista de derechos y nuevos valores democráticos para sectores sociales anteriormente subordinados, como la mujer. El divorcio, la anticoncepción, la ciudadanía y el derecho al trabajo son conquistas de las mujeres que la sociedad, la familia y los valores tradicionales les negaban. Son conquistas, no depravaciones, ni antivalores.

El aspecto negativo de la modernidad es que sigue siendo una sociedad escindida en clases, donde la clase dominante obtiene su riqueza y poder de la ganancia capitalista. Entonces todas las conquistas democráticas y los nuevos valores positivos están mediatizados por el lucro. La familia se ha vuelto esclava del trabajo, la sexualidad se ha convertido en objeto de consumo, la democracia un instrumento de los ricos, y por encima de todo, reina el dinero venerado como ídolo.

Cambiar esta situación no puede resolverse en el mero plano de los valores, menos mediante la restitución de dudosos valores arcaicos, sino transformar la sociedad para que, sobre una base de equidad social puedan prevalecer nuevos valores centrados en la solidaridad humana.


En Porto Alegre: no es ser petista, es ser justo y defender la democracia


Leonardo Boff

El juicio contra Luiz Inacio Lula da Silva por el juez de primera instancia Sergio Moro y su argumentación final están llenos de vacío, de pruebas concretas. Abundan las deducciones y convicciones subjetivas, inapropiadas al ethos de un juez imparcial. No se acusa a Lula de tener cuentas en el exterior, que nunca tuvo, ni de haber desviado fortunas del erario en beneficio propio. Nada de eso. Se trata de un apartamento de tres pisos en Guarujá sin mayores calificaciones y de una finca en Atibaia modesta, como modesta era la vida de su esposa Marisa Leticia, a quien, hija de agricultores, le gustaba cultivar la tierra.

Las alegadas intervenciones de Lula junto a Petrobras en favor de la constructora OAS, que a cambio le habría dado un triplex en Guarujá-SP, no se confirmaron. La solución fue entonces la invención de una justificación esdrújula y hasta vergonzosa para un juez mínimamente serio. Escribió: Si no hubo intervención de Lula, hubo un acto de oficio indeterminado. Esto, vale decir: un acto no conocido y por eso inexistente. ¿Cómo puede un juez decidir sobre algo que él mismo no conoce? La situación colocó al juez Moro en dificultades cuando se hizo público que la OAS, en negocios realizados en Brasilia, empeñó el apartamento de Guarujá, signo de posesión y dominio del inmueble. Por tanto, no podía ser de Lula.

El hecho es que no se ha identificado ningún crimen de Lula, mucho menos cuentas en offshore.

Lo que quedó claro, como la luz del Sol, es la voluntad condenatoria del juez Sergio Moro y de aquellos en cuyo nombre está actuando: las clases adineradas, el PSDB y parte significativa del PMDB con Temer al frente.

No se puede usar metáforas y ocultar el discurso con malabarismos. Tenemos que decir abiertamente que hubo un golpe parlamentario-jurídico-mediático, hegemonizado por los grupos altamente adinerados (0.05 por ciento de la población) que controlan gran parte del área económica y mantienen al Estado como rehén de los altos intereses que le cobra para que pueda cerrar sus cuentas.

La verdad cristalina es que la élite dominante (según L.G. Belluzzo, no es élite, sólo hay ricos) comenzó a darse cuenta de que el poder proveniente del piso de abajo, con Lula, el PT y aliados, podría consolidarse y cambiar el rumbo del país con políticas sociales de inclusión de millones de pobres, amenazando así sus privilegios. Organizaron un golpe como siempre han hecho en la historia.

No hay que olvidar la afirmación muchas veces repetida de Darcy Ribeiro de que nuestras clases opulentas y dominantes son las más reaccionarias y antisociales del mundo. Nunca pensaron un Brasil para todos, ni siquiera tienen un proyecto de nación. Están contentas con lo que el Pentágono (que también está implicado en el golpe, según fuentes fidedignas) y las grandes corporaciones mundiales están imponiendo: la recolonización de toda América Latina, particularmente de Brasil.

A éstas, en la división mundial del trabajo, les cabe ser sólo exportadoras de commodities. Este proyecto asumido por los que dieron el golpe no está sólo privatizando los bienes públicos. Están desnacionalizando nuestro parque industrial, el petróleo y otros commons brasileños. Están desmontando el país. El objetivo es abrir espacio a las grandes corporaciones a costa de la disminución del Estado, para que ocupen nuestro mercado de 200 millones de consumidores y puedan acumular excesivamente a costa nuestra.

Alguien con más autoridad que yo, el economista Luiz Gonzaga Belluzzo, en una entrevista, fue al núcleo de la cuestión: el crimen de Lula en realidad fue dirigir un gobierno vuelto hacia los más pobres, un gobierno más popular y soberano, y eso, amigos y amigas, jamás será aceptado por la Casa Grande. Defender a Lula es defender la historia, es defender la justicia. No es ser petista, es ser justo.

Lo que se juega el 24 de enero en Porto Alegre con los tres jueces de segunda instancia que van a juzgar a Lula es la definición del futuro de nuestro país: si aceptamos ser nuevamente colonia o si rechazamos ese proyecto indigno y llevamos adelante el sueño de tantos años y ahora reforzado de refundar en el Atlántico Sur un país robusto, autónomo, social y justo que se propone sanar la herida que sangra hasta el día de hoy: millones y millones de personas, víctimas de la Casa Grande de ayer y de hoy, los abandonados por ser considerados ceros económicos, en su mayoría hijos e hijas de la senzala, ante los cuales tenemos una deuda humanitaria hasta hoy nunca saldada.

El pueblo está callado, pero está atento. Conoce los derechos que le han sido secuestrados y la carga que se le quiere poner en la espalda. Dependiendo de la decisión de los jueces de segunda instancia en Porto Alegre, puede haber una especie de desbordamiento imparable.

A los jueces les recuerdo sólo las palabras de la Revelación: La ira de Dios vendrá sobre aquellos que en la injusticia aprisionan la verdad (Romanos 1,18). El instrumento de la ira de Dios será, esta vez, la acción indignada del pueblo. Por tanto, señores jueces, traten de juzgar según la justicia para escapar de la ira de Dios y del furor del pueblo indignado.