"Quórum Teológico" es un blog abierto al desarrollo del pensamiento humano y desea ser un medio que contribuya al diálogo y la discusión de los temas expuestos por los diferentes contribuyentes a la misma. "Quórum Teológico", no se hace responsable del contenido de los artículos expuesto y solo es responsabilidad de sus autores.

Ya puedes traducir esta página a cualquier idioma

Déjanos tu mensaje en este Chat

ACTUALIDAD DEL HUBRIS


Por: Miguel Antonio Bernal

       El síndrome de hubris, conocido también como enfermedad del ego,

 se ha apoderado de nuestros principales gobernantes. El mismo se evidencia, de acuerdo a los científicos, por  "una propensión narcisista a ver su mundo principalmente como un escenario donde ejercitar su poder y buscar la gloria".

       Durante los últimos 14 meses, los ciudadanos concientes, hemos podido constatar que llevamos tiempo  secuestrados por “dirigentes” embusteros y embriagados de poder y de sus privilegios. 

       Dos libros, uno de David Owen y J. Davidson (2009) "Hubris syndrome : an acquires personality disorder? A study of US Presidents and UK Prime Ministers over the last 100 years"; y "In Sickness and in Power" (2008); profundizan este concepto.  

       Ellos destacan, después de estudiar el cerebro de los líderes politicos que: “el poder intoxica  tanto que termina afectando al juicio de los dirigentes”.

       Veamos algunas de las reglas de “detección del síndrome de Hubris”, basadas en los estudios de Owen:

1 Una predisposición para lanzar acciones que puedan dar al individuo una luz favorable, con el fin de embellecer su imagen.

2 Una preocupación desmedida por la imagen y la presentación.

3 Un modo mesiánico de comentar los asuntos corrientes y una tendencia a la exaltación.

4 Una identificación con la nación o una organización hasta el extremo que el individuo valora su punto de vista y sus intereses como idénticos.

5 Una tendencia a hablar de sí mismo en tercera persona o a usar la forma regia de « nosotros ».

6 Una excesiva confianza en su propio juicio y un desprecio por los consejos o las críticas de los demás.

7 Un enfoque personal exagerado, tendente a la omnipotencia, de lo que son capaces de llevar a cabo.

8 Una creencia de que antes de rendir cuentas al conjunto de sus colegas o a la opinión pública, la Corte ante la cual deben responder es: la Historia o Dios. Y la idea inquebrantable de que aquella Corte les absolverá

9 Una pérdida de contacto con la realidad, a menudo vinculada a un aislamiento paulatino.

10 Agitación, imprudencia e impulsividad.

Toca a los ciudadanos ejercer el control para evitar el ejercicio irracional del poder político.