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Un crimen llamado educación Versión completa HD dirigido por Jürgen Klaric





Un crimen llamado educación
Versión completa HD
Dirigido por Jürgen Klaric
Más información en: http://www.uncrimenllamadoeducacion.com/

La educación es el factor más importante en el desarrollo de la sociedad. Sin embargo, en los últimos años el currículo y el ambiente de las escuelas han afectado negativamente el desarrollo del estudiante, la autoestima, el presente y el futuro de nuestros niños, estudiantes y profesionales. Aunque hay muchos desafíos negativos, hay personas sorprendentes descubriendo nuevas formas de educar correctamente. Al no cambiar no nos estamos comprometiendo...

PARTE 1
Visitamos 14 países, de los cuales cuatro tenían los mejores sistemas educativos del mundo, incluyendo a Finlandia, Singapur, Corea del Sur y Estados Unidos. Otros de los países que visitamos fueron Bolivia, Colombia y México. Descubrimos que aunque los países del primer mundo tienen una mejor educación, no se preocupan por el estado emocional de los estudiantes que se deteriora y conduce al alcoholismo y al suicidio. Independientemente del estado económico de un país, el bullying sigue siendo un problema y como resultado de que los educadores no pueden combatir esta cuestión, más de 350.000 estudiantes se suicidan anualmente.

PARTE 2
Entrevistamos a los mejores neurocientíficos y expertos en educación para recabar opiniones sobre la mejor manera de arreglar la estructura educativa de nuestro sistema escolar para las generaciones futuras.

PARTE 3
Mostramos a las mejores personas y escuelas que están haciendo cosas increíbles para inspirar a nuestros niños, jóvenes y futuros profesionales. Mostramos la forma correcta y posible de la educación.

Si requieres más información escribe al correo sandrac@jurgenklaric.com

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Canadá y el genocidio de los pueblos indígenas


www.alainet.org / 27/09/2019

Discurso del Primer Ministro Justin Trudeau en el acto de presentación del Informe sobre el asesinato de mujeres y niños indígenas (Quebec, 3 de junio de 2019)

Canadá es uno de los países que enfrentan su propia crisis humanitaria mientras que sancionan Venezuela.

En Canadá, más de 4.200 mujeres y niñas de los pueblos indígenas Inuit y Metis fueron asesinadas, secuestradas o violadas durante las últimas 4 décadas. Gracias al incansable trabajo de un grupo de mujeres que lucharon contra la impunidad, el gobierno canadiense realizó finalmente una exhaustiva investigación oficial. La primera en la historia del país.

En 2015 las defensoras de derechos humanos habían logrado una intervención de la ONU. El organismo internacional pidió al estado canadiense un informe acerca de la persecución actual e histórica de los pueblos nativos canadienses.

El gobierno reconoce los hechos

En junio del año en curso, el Primer Ministro Justin Trudeau entregó públicamente a familiares de víctimas y a representantes de grupos étnicos un informe de más de 1,000 páginas. El estudio se remonta al pasado, a la época colonial.

Aceptamos el resultado de la investigación. Se trata de un genocidio. Haremos todo lo posible para poner fin a esta tragedia nacional en curso", dijo Trudeau.

En este país norteamericano predomina hasta el día de hoy "una política gubernamental practicada deliberadamente durante siglos, que causó un genocidio", según la Comisión de Investigación.

En el trabajo de campo que duró tres años entrevistaron a unas 2.000 familias. Muchas de ellas habían intentado aclarar el paradero de sus madres, hijas o hermanas desaparecidas, en vano. La pasividad de los órganos públicos, policías y jueces, formaba un muro alrededor de las víctimas.

El riesgo de ser secuestrada, violada y asesinada es 16 veces mayor entre las mujeres indígenas que en la población de origen europea de Canadá. El 47 % de estos delitos contra las mujeres nativas son impunes. La violencia se centra en las grandes ciudades de Toronto y Vancouver.

Miles de casos no fueron investigados debidamente. Según los familiares, la policía los clasificó erróneamente como suicidios, accidentes o muertes debido a causas naturales. En el caso de llegar a juicios, no llamaron a las víctimas con su nombre, las identificaron solo con “la india”.

Asesinos en serie bajo los ojos de la policía

En varios casos, los victimarios, siendo ya identificados, podían seguir matando mujeres en complicidad con la policía y la justicia. Tal fue el caso del asesino en serie Robert Pickton, en cuyos terrenos de granja se encontraron docenas de esqueletos. Él admitió 49 asesinatos, pero las familias de víctimas lo acusan de un total de 70 casos.

O el caso de Shawn Lamb, condenado en 2013 por el asesinato de dos mujeres indígenas, aunque familiares de desaparecidas lo denunciaron por haber causado más víctimas.

Métodos de genocidio colonial

Al principio del siglo pasado se creó un sistema de escuelas de internado para separar los niños indígenas de sus familias y adoctrinarlos en la religión y el idioma de la sociedad eurocanadiense.

Desnutrición, palizas, abuso sexual y experimentos médicos forzados: las escuelas fueron el horror más puro y existieron durante casi cien años. Alrededor del 75% de los niños y adolescentes indígenas pasaron por estas instituciones. El resultado fue, sobre todo, una identidad personal destruida.

Estas y otras experiencias provocaron graves consecuencias traumáticas entre los pueblos, que siguen persistiendo. La investigación demuestra que así se crearon las condiciones de asesinato y desaparición de muchas mujeres y niñas indias hasta el día de hoy.

La Oficina de Estadísticas del Estado señaló entre 2011 y 2016 que la tasa de suicidios entre los indígenas es tres veces mayor que entre los canadienses no indígenas.

El informe también revela que aún persisten pautas oficiales enfocadas en eliminar las culturas y pueblos nativos canadiense.

“El estado no ha protegido a las mujeres de la explotación y la trata, no evitó las muertes de mujeres detenidas. Tampoco impidió que los asesinos identificados sigan matando ", dijo un miembro de la comisión.

Los niños arrebatados de su entorno cultural

Los métodos de hacer desaparecer las etnias incluyen separar los niños indígenas de su entorno familiar y cultural para educarlos en familias de acogida no indígenas. También se realizaron numerosas esterilizaciones forzadas en mujeres nativas. La falta sistemática de servicios estatales básicos en áreas con mayor proporción de población originaria aumenta su experiencia de ser excluidos de su propio país.

Todavía existe una “Ley de Indios” de 1924, que prohíbe a los pueblos indígenas contratar abogados sin permiso oficial en el caso de reclamos de tierras y asuntos legales.

El senador Murray Sinclair, presidente de la Comisión de Verdad y Reconciliación (TCR), dijo que el genocidio cultural era solo un aspecto del crimen de lesa humanidad:

Las escuelas lejos de los territorios indios y la violencia contra las mujeres y niñas indígenas fueron parte de este concepto general para expulsar a los pueblos indígenas de la tierra, quitarles su cultura y expulsarlos de sus comunidades”.

Genocidio colonial

El estudio, que documenta el "genocidio colonial en la historia de Canadá”, destaca, por ejemplo, la "guerra biológica" alrededor del año 1700. En ese momento, las fuerzas coloniales entregaron mantas infectadas con viruela a los pueblos indígenas.

En los años alrededor de 1750, la colonia emergente de Nueva Escocia pagó recompensas por el cuero cabelludo de los indios Mi'kmaq. Toda la población del Terranova Beothuk fue "completamente aniquilada" en la década de 1820, según el estudio.

En 1870, una hambruna mató a los indios en las praderas, mientras el gobierno les negó partidas de alimentación. Una epidemia de tuberculosis terminó con miles de personas debilitadas por las carencias.

En consecuencia, de este informe, algunas familias y organizaciones nativas exigen una mayor participación de las naciones aborígenes en niveles gubernamentales, en el poder judicial y la administración.

Fuentes:






Lágrimas



No sabes quién es importante
para ti mientras no lo pierdes.
Mohandas Gandhi.

He asistido a muchos funerales y en todos ellos, independientemente del dolor que me causaran, siempre me consoló la suerte de no haber sido yo el difunto. Esta vez no fue así porque estaba seguro de merecer yo el ataúd más que la persona cuyo cuerpo iba dentro.

Cuando el cura terminó su rutina sobre Lázaro, la otra vida y demás tópicos que repetía de memoria, el ruido seco de las paladas de tierra se confundió con los gimoteos de mi hermana, de mis primas, de mi tía Mercedes… Ni tíos ni primos ni vecinos lloraron porque, ya se sabe, los hombres no lloramos. Ni siquiera yo, que soy especial.

Se suelen asociar los entierros con la lluvia por aquello de que también el cielo lamenta la muerte del fallecido. Los paraguas que aquel día se abrieron entre las tumbas del cementerio de mi pueblo solo protegían del sol. El cielo no lloró y yo tampoco; estoy acostumbrado a ocultar mis sentimientos. Las gafas oscuras que me puse al salir de la iglesia para que creyeran que ocultaban mis lágrimas, ocultaron en realidad la vergüenza de no mostrar dolor por la muerte de mi padre.

De vuelta almorzamos en aquella casa que treinta años atrás también había sido mía y mientras tomábamos el café, mi hermana me preguntó si me quedaría con el olivar de Fuentelfresno o las huertas de la Vega. Le dije que no quería nada porque las atenciones que tuvo con nuestros padres durante tantos años que viví en el extranjero valían más que lo que ellos hubieran dejado, aunque fueran diez millones de euros. Mi hermana disimuló su alegría fingiendo sorpresa. Mi cuñado arqueó las cejas y no dijo nada. Ella me preguntó cuánto tiempo me quedaría en el pueblo. Dije que hasta que renunciara ante notario a mi herencia.

El desfase horario me tenía soñoliento y me retiré al dormitorio que me habían asignado. Cerré la puerta y la ventana y me acosté vestido pensando dormir un par de horas, pero el recuerdo de mi padre me espantaba el sueño. Él sufrió mis travesuras infantiles y mi conducta juvenil más que mi madre. Ella supongo que se sentiría como una gallina que hubiera puesto un huevo del que salió un pato, pero se desahogaba llorando, buscando motivos y colocando mi retrato junto a las velas que le encendía a la Virgen del Carmen. Él se tragaba en silencio mis rarezas y los argumentos y devociones de ella. 

Me compró un montón de juguetes masculinos un día que me vio jugando con una muñeca de mi hermana. Aunque venía cansado del trabajo se empeñaba en patear conmigo aquel balón de reglamento que trajo para mí de la capital de la provincia. ¡La cantidad de cosas que hizo tratando de corregir aquel «defecto» con el que yo había nacido!

Cuando cumplí 20 años les confesé a ambos lo que era evidente: mi homosexualidad. Mi madre, que todavía abrigaba la esperanza de que aquel pato se convirtiera en pollo, lloró como si me hubieran diagnosticado un cáncer. Tuve que explicarle que nunca me iba a ver con ropa femenina ni haciendo nada que pudiera avergonzarlos, que la única diferencia con los demás de mi edad era que no me entusiasmaban las muchachas. Él ya había asumido que lo mío no tenía cura.

Se supo que yo «andaba liado» con Felipe, un colega de un pueblo cercano. Perdí los pocos amigos que me quedaban, fui objeto de burlas y la situación se hizo insostenible. Lo pasé mal, pero estoy seguro que mis padres lo pasaron peor. Cuando les dije que pensaba irme del pueblo, mi madre volvió a los sollozos, pero a mi padre le pareció bien porque no tendría que soportar a la pandilla de ignorantes de los que estábamos rodeados. Corrían los años cincuenta y en la España franquista no faltaban los energúmenos que hubieran querido repetir conmigo lo que le hicieron a García Lorca.

Australia necesitaba mano de obra y su gobierno daba facilidades para los inmigrantes europeos. Felipe y yo abordamos un barco que nos llevó donde nadie se avergonzara de nosotros y allí vivimos muchos años exiliados de nuestras familias.

Luchamos sin descanso en aquel país hasta que logramos una satisfactoria posición económica.

Mi madre murió sin comprender a su hijo. Cuando hablábamos por teléfono siempre me preguntaba si me trataban bien y si seguía «junto con ese muchacho». A mi padre le interesaba más saber dónde vivía, en qué trabajaba y cosas así. Nunca dejé de comunicarme con él, desde aquellos años en que las «conferencias telefónicas» eran carísimas hasta cuando nos podíamos comunicar con más facilidad. Él siempre me asesoraba y hasta me envió el dinero necesario para mi primer negocio. Incluso cuando la demencia senil le impidió aconsejarme, cada vez que yo emprendía algún asunto pensaba primero qué habría hecho él en mi lugar. 

Fue la brújula que me impidió naufragar durante toda mi vida y se lo había llevado un infarto antes de que pudiera despedirme de él. Eso me producía una sensación de orfandad, de soledad, de vacío… Era como si me hubieran arrancado el alma.

La oscuridad del cuarto fue piadosa con mi dolor y me ayudó a dormir. Cuando me llamaron para cenar me di cuenta de que la almohada estaba empapada con mis lágrimas.


La lucha de la Hna. Stang continúa en la Amazonía


www.reflexionyliberacion.cl / 15-09-2019

La Hermana Dorothy Stang, de 73 años y Misionera de la Congregación Hermanas de Nuestra Señora de Namur, conocida por dedicar gran parte de su vida a luchar para salvar la selva amazónica y mejorar la calidad de vida de las personas pobres que vivían en las zonas rurales, fue asesinada en 2005 en el norte de Brasil por un hombre armado que había sido contratado por un grupo de ganaderos de la región. Hoy, su testimonio y martirio recobran una dramática vigencia histórica.

El asesinato de la Hna. Dorothy, que recibió seis disparos en el pecho, la espalda y la cabeza, conmocionó al mundo. Quince años después, sus compañeros denuncian que en la ciudad de Anapu en el estado de Pará, el área sigue siendo tan peligrosa como siempre.

“La gente aquí está deseando plantar árboles, preservar el bosque, mantenerlo en pie y defenderlo, incluso con sus vidas”, ha detallado la Hermana Jane Dwyer, mientras sostenía una foto de Dorothy. “Porque aquí hay personas que han huido de hombres armados y de amenazas”, ha añadido.
La Hna. Dwyer y otras monjas han registrado 18 muertes de agricultores locales en la región desde 2015 y han denunciado que al menos 40 personas han huido después de haber sido amenazadas.

Los incendios en el Amazonas han provocado que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, haya sido criticado por su gestión a la hora de proteger uno de los baluartes clave contra el cambio climático a nivel mundial.

Bolsonaro que asumió el cargo el pasado mes de enero prometiendo llevar progreso a la Amazonía ha criticado durante mucho tiempo las reservas indígenas y las multas ambientales, al considerar que son un freno para el desarrollo.

El mandatario brasileño también ha menospreciado a las ONG que trabajan en la Amazonía y las ha llegado a acusar, incluso, de provocar los incendios. Este enfoque le ha llevado a enfrentarse al Papa Francisco que ha afirmado que “la rápida deforestación no debería tratarse como un problema local, ya que amenazaba el futuro del planeta”.

El próximo mes, el Vaticano -por petición expresa del Papa Francisco-  realizará un Sínodo con obispos y otros representantes, incluidos pueblos indígenas de toda América del Sur, en el que el tema de la protección de la Amazonía probablemente cobrará gran importancia.

“TENEMOS MIEDO”

En lo profundo de la selva tropical, proteger el Amazonas es una tarea solitaria y cada vez más peligrosa, según han explicado con detalles las comunidades autóctonas que están en la primera línea de lucha y preservación de esta rica y vital zona con millones de arboles y foresta hoy en peligro.

En Anapu, el Gobierno federal rescindió un contrato el mes pasado por falta de fondos con una empresa de seguridad local que fue creada para brindar protección a los residentes y al bosque circundante contra los invasores, han detallado los residentes.

Vinicius da Silva, de 37 años, que lidera una sociedad de conservación ambiental en una reserva local ha asegurado que ha tenido que hacer frente a una serie de amenazas por parte de los madereros y ha denunciado la falta de apoyo. “No tenemos protección”, ha lamentado.
“Estamos asustados. No sabemos quién entra en la reserva y qué harán dentro de ella. Sabemos que están haciendo cosas malas allí, pero cuando pedimos ayuda al Gobierno, vienen a mirar el daño ambiental y dicen que nosotros lo hemos provocado”, ha asegurado.

Bolsonaro ha afirmado que Brasil, que enfrenta un fuerte déficit presupuestario tras varios años de recesión, no tiene los recursos suficientes para vigilar el gran territorio del Amazonas. Aun así, el P. Amaro Lopes de Souza, quien al igual que Stang ha luchado por los derechos de la tierra y la preservación del medio ambiente en la región, ha criticado que el presidente no haya hecho lo suficiente para proteger a las personas o a la vegetación.

“Los que están destruyendo el Amazonas son las grandes haciendas, y son esos grandes agricultores los que votaron a Bolsonaro y lo hicieron presidente. Ahora, creen que pueden deforestar, quemar y destrozar todo”, señala el P. Amaro.


Este sínodo va a reafirmar nuestro compromiso como congregación


Luis Miguel Modino
Si hay una congregación que tiene un rostro amazónico esas son las lauritas, nacidas en la selva, y que, a lo largo de sus 105 años de existencia, han respondido al deseo de su fundadora, Laura Montoya, “de acompañar, de estar junto a los pueblos indígenas”, como afirma la hermana Inés Zambrano, actualmente su superiora general, y que ha sido nombrada por el Papa Francisco auditora del Sínodo para la Amazonía.

Este Sínodo haría feliz a la fundadora, “Laura sería la primera en hacer sentir el grito de los pueblos amazónicos”, según la superiora general, que dice que “de alguna manera este Sínodo va a reafirmar nuestro compromiso como congregación”, siempre presentes en aquellos lugares de la Amazonía “donde no hay ninguna presencia de Iglesia”.

A partir de su experiencia, al hablar de la Eucaristía, uno de los elementos que debe estar presente en la asamblea sinodal, la religiosa afirma que “si queremos la presencia eucarística, si queremos la presencia viva de Jesús entre los pueblos, eso tiene que primar”, pues según ella “se defiende estructuras, pero no se defiende la esencia misma de la vida cristiana”. De hecho, en las comunidades ellas hacen de todo, y la gente les pide “las misas de las lauritas”, porque como señala la superiora general, “ustedes nos hacen entender el Evangelio, ustedes se quedan con nosotros, ustedes conocen nuestra realidad, ustedes nos escuchan, ustedes celebran desde nuestra vida, desde nuestros ritos, ustedes nos conocen, su celebración es parte de la vida nuestra”.

Sin duda, una voz autorizada, fruto de una vida personal y de una congregación que no ha tenido miedo de ensuciarse en los lodazales de la selva para ir al encuentro de los más distantes, entre quienes dice haber aprendido muchísimo.

¿Quiénes son las Misioneras Lauritas?

Las Misioneras Lauritas somos una congregación fundada hace 105 años por Laura Montoya en las selvas antioqueñas. Una congregación que nació siempre en el sueño de Laura Montoya de acompañar, de estar junto a los pueblos indígenas. Esta congregación que siempre se ha definido por esa presencia cercana hacia ellos. Desde el inicio de la congregación, en plena selva, que es donde nació.

¿Qué diría hoy Laura Montoya ante la celebración del Sínodo para la Amazonía?

Estaría feliz, porque ella precisamente, antes de iniciar la congregación, sufría muchísimo por la realidad de los pueblos indígenas. Y precisamente, ella quería hablar con el Papa, yo estoy hablando de 1912. Ella quería hablar con el Santo Padre para decirle que los indígenas están sufriendo mucho en la Amazonía, están sufriendo mucho por las caucheras, por toda esa gente, y le pide a la Virgen, dice Virgen, yo tengo unos ahorros, un dinero para hacer un viaje a Roma para decirle al Santo Padre que escuche el gemido de los pueblos indígenas.

Y después, cómo que siente, y le dice, Virgen, por qué no me haces un mandado, no voy a Roma, dile al Santo Padre que escuche el gemido de los pobres. Y al poco tiempo, envió la encíclica Lacrimabili, en donde Pío X habla sobre la realidad de los pueblos indígenas. Entonces, ella era feliz porque hubo una respuesta de la Iglesia hacia la realidad de los pueblos indígenas. Está repitiéndose esa misma historia, en este momento. Por eso, Laura sería la primera en hacer sentir el grito de los pueblos amazónicos. Ella le dolía, como ella dice, como verdaderos hijos, toda esa realidad.

Lo de Lacrimabili se está reviviendo nuevamente ahora, porque el Sínodo es una manifestación como Iglesia, de decir, bueno, el pueblo indígena, el pueblo amazónico está viviendo esta realidad. Entonces, qué hacer como Iglesia. Es el tiempo de Laura para nosotros también en este momento.

Laura no va a estar personalmente en el Sínodo, pero usted que podríamos decir que es una de las sucesoras de Laura, va a estar ¿Qué es lo que va a expresar en los trabajos del Sínodo, representando a todas las lauritas, a todas las religiosas que trabajan con los pueblos indígenas?

Primero dar gracias a Dios, para mí el participar allá es dar gracias a Dios, porque de alguna manera este Sínodo va a reafirmar nuestro compromiso como congregación. Hace dos años hicimos el capítulo general, y en éste, optamos como congregación, por defender la vida amenazada de los indígenas. O sea, tenemos una conclusión, en donde nos permite a la congregación, estar junto a este dolor del pueblo, tanto del pueblo indígena, que está en vías de extinción, que está amenazado en su identidad, que quieren desaparecer su espiritualidad, y también por la defensa de la Madre Tierra.

Entonces, es ir a decir, esto es lo que como congregación hemos hecho y qué bueno que ahora como Iglesia reafirmen este compromiso. Para nosotros, como lauritas, es una bendición de Dios este Sínodo porque es reafirmar este sueño de Laura Montoya y este compromiso que como congregación en este momento tenemos.

Las lauritas están principalmente en la Amazonía, en las selvas amazónicas, y muchas veces en lugares donde muchas congregaciones o la Iglesia no llegan. ¿Qué significa estar en esos lugares tan alejados con los pueblos que muchas veces no tienen un contacto más directo con la Iglesia?
Para nosotras, como dije en su momento, es una bendición de Dios, el poder ser fieles a ese carisma que Dios regaló a Laura Montoya, viviendo durante estos 105 años, siempre permaneciendo en esos lugares donde nadie va. Ese era el sueño de Laura, ir donde no hay ninguna presencia de Iglesia, nosotros estamos ahí haciendo esa presencia, es compartir sus sueños, es compartir su dolor, es compartir el sufrimiento, pero también es compartir su vida. Nos hemos enriquecido muchísimo con la espiritualidad de los de estos pueblos, mutuamente nos hemos enriquecido. Ellos desde su espiritualidad y nosotros compartiendo la nuestra.

En algunos momentos sí que ha sido un poco difícil, hemos sentir ese vacío, por ejemplo, la ausencia de sacerdotes; en muchos lugares dos veces al año van los sacerdotes, todo el tiempo estamos solas por allá, pero sintiendo la compañía y la presencia de todo el pueblo que nos acoge con cariño y nosotras también haciendo todo lo que podemos desde la nuestra.

Desde esa experiencia de falta de sacerdotes, ustedes como religiosas, ¿cuáles deberían ser los nuevos caminos que la Iglesia debería ofrecer para la Amazonía en ese sentido?

Yo esos días me estaba cuestionando. Yo digo, qué es lo que se defiende o qué es lo que se ataca, no sabría decir la palabra. Si queremos la presencia eucarística, si queremos la presencia viva de Jesús entre los pueblos, eso tiene que primar. Los medios que tenemos que buscar. Están hablando que el celibato sí o el celibato no, es Jesús presente en esos pueblos, la presencia eucarística, los sacramentos allá. Decir, bueno, qué medios vamos a proponer, qué medios vamos a asumir. O sea, qué es lo que necesitamos o queremos nosotros como Iglesia hacer presente allá.

Entonces, hasta ahorita, la experiencia que tenemos es de haber trabajado junto con los diáconos indígenas, sobre todo. Con ellos hacemos equipo de trabajo. Se está hablando de los sacerdotes casados, pero tienen que ser también sacerdotes con espíritu firme, fuerte, de mucha experiencia. A mí me gusta cuando hablan de los sabios, de los mayores, porque es gente que ya ha experimentado, no es gente que va a probar a ver si puede o no. Pensando en los sacerdotes tiene que ser gente de mucha trayectoria, de mucho compromiso, de mucha profundidad y de una claridad vocacional muy grande.

Inclusive, imaginándonos, ¿por qué no hacer realidad que, en una comunidad donde solamente están las lauritas, y donde los sacerdotes van una o dos veces por año, por qué no soñar con que un día, también hasta para que las propias religiosas puedan celebrar la Eucaristía, que una religiosa pueda presidir la Eucaristía?

Nosotras hemos soñado mucho con eso. No sabemos todavía los procesos que se van a dar. Lo que nosotras no hacemos es consagrar, pero nos toca todo, nos toca todo, inclusive la gente cuántas veces nos ha dicho, hermanas queremos la misa de las lauritas, queremos una misa de ustedes, porque ustedes nos hacen entender el Evangelio, ustedes se quedan con nosotros, ustedes conocen nuestra realidad, ustedes nos escuchan, ustedes celebran desde nuestra vida, desde nuestros ritos, ustedes nos conocen, su celebración es parte de la vida nuestra.

Así vivimos todo el tiempo, cuántas veces nos dicen, queremos confesarnos, pues vamos a escucharlos, y sabemos que en ese momento el sacerdote no está. Esperemos que Dios les perdone y hacemos una celebración penitencial comunitaria, nosotras no tenemos esa potestad. Pero a nosotras nos ha tocado bautizar, nos han tocado los matrimonios, es que en ausencia del sacerdote nos toca de todo, por los lugares donde estamos.

¿Y cómo ayudar a entender a quien vive fuera de la Amazonía y nunca vino a la Amazonía, y no conoce la realidad, que eso es necesario en la Amazonía?

Por eso digo, si tuviéramos claro el sentido eucarístico, la presencia viva de Dios en esos pueblos, se superarían esquemas que se tienen. Como que se defiende estructuras, pero no se defiende la esencia misma de la vida cristiana. Otra cosa que me gustó mucho del nuevo cardenal (Padre Michael Czerny), él decía yo vine así, ahora me voy asá, o sea, cómo la gente que está fuera difícilmente va a entender. Desde fuera se mira con recelo, desde fuera se juzga.

Yo misma, hace muchos años, en algunos momentos no lograba entender los ritos de los indígenas, hasta que no me metí en el rito, y sentí, y viví en carne propia esa presencia viva de Dios en esos ritos. Uno, cuando no se mete, critica mucho, lo sataniza demasiado, pero porque no se ha metido dentro de ese pueblo. Hay una espiritualidad profunda, muy profunda, hay una vida de Dios en esos pueblos, pero también tiene su estilo.

Conocer la realidad, meterse en la vida de los pueblos indígenas. El Papa Francisco en Puerto Maldonado pedía a los indígenas que enseñasen a los misioneros a ser misioneros en la Amazonía. ¿Qué es lo que usted ha aprendido con los pueblos amazónicos?

Muchísimas cosas, por ejemplo, la alegría, el pueblo amazónico es muy alegre. Donde yo compartí, en la Amazonía ecuatoriana, es muy alegre, es muy festivo, es muy comunitario, es muy comunicativo. Ese sentido comunitario es muy grande, todo eso se ha fortalecido. Una vida de Dios muy grande, muy fuerte, para ellos en todo momento están en esa relación con Dios. Si se van a la cacería, una comunicación con Dios, si se van a pescar, si se van a trabajar. Es todo el tiempo, eso he aprendido muchísimo.

Después, la capacidad de consejo, en sus celebraciones ellos tienen muy fuerte lo del consejo, el consejo de los mayores. Yo muchas veces he pedido, me he arrodillado delante de ellos a pedir que me aconsejen, a decir, bueno cómo puedo hacer tal cosa. Porque desde sabiduría ellos saben cómo orientar.

Usted habla de esa relación con la Madre Tierra, con la casa común. El Sínodo para la Amazonía propone nuevos caminos para una ecología integral, ¿qué pueden enseñar los pueblos amazónicos a la Iglesia sobre todo la Iglesia occidental, y a la Iglesia de la Amazonía, muchas veces con misioneros llegados de fuera, en este campo de la ecología?

Es que para el indígena no hay división, es integral, su relación con Dios, su relación con la naturaleza, su relación con los demás, o sea, su vida es integral. Nosotros, en cambio, los occidentales, separamos todo. En cambio, ellos no, y eso debemos aprender nosotros, a no hacer dicotomía, entre lo espiritual, lo material, para ellos es todo una sola.

¿Qué es lo que usted piensa que el Sínodo para la Amazonía puede aportar a la vida religiosa que trabaja en la región, especialmente a las lauritas?

A mí me encanta cuando se habla de una Iglesia con rostro amazónico, y yo le añadiría una Iglesia con corazón amazónico. A nosotras las lauritas, como dije al inicio, este Sínodo nos va a reafirmar en nuestro compromiso. Y Laura Montoya fue muy clara, desde el principio los votos nuestros como religiosas siempre estaban en función del pueblo, siempre. Ella decía, a ver, yo creo que las lauritas, nosotras, hagamos el voto de pobreza, porque no podemos hacer negocio con ellos. El voto de castidad, nos tenemos que abrir, quererlos, amarlos, estar con ellos, nada de pensar en otras cosas. El voto de obediencia, tenemos que estar juntos escuchando al pueblo, y en el pueblo escuchar la voluntad de Dios. Este Sínodo, yo creo que a nosotras nos va a dar muchos elementos, pero va a reafirmar todo este proceso que hemos tenido en estos 105 años.



Algo que yo veo con esperanza de este Sínodo es que no solamente va a ser para la parte amazónica. Yo he consultado con muchas hermanas nuestras que están en otros países, que no son amazónicos, pero están con indígenas y están en selva. Entonces, yo hice un estudio con las hermanas sobre todas las conclusiones, las propuestas del Sínodo. Y ellas se sienten identificadas. Por eso, a mí me gusta lo del Sínodo porque va a tener una dimensión universal, va a ser abierto, desde el Sínodo, como dicen, pero para el mundo. Y para nosotras, como lauritas, desde el Sínodo, también para los otros países donde como congregación estamos, porque estamos en México, estamos en Guatemala, estamos en Panamá, estamos en Costa Rica. No son países amazónicos, pero son indígenas y en las mismas condiciones que los pueblos amazónicos. 

Sinfonía Nº 9, en re menor, Op. 125 “Coral”. Ludwig van Beethoven (Germ....



Sinfonía Nº 9, en re menor, Op. 125 “Coral”. Ludwig van Beethoven (Germ./ Engl./ Span. subtitles)



La Sociedad Filarmónica de Londres encargó originalmente esta obra en 1817. Tanto el texto como la música remiten a fuentes que datan de los comienzos de la carrera de Beethoven. El texto de Schiller (1759-1805) fue escrito en 1785 y publicado por primera vez al año siguiente en la propia revista literaria del poeta, Thalia. Beethoven había planeado poner música a este poema ya en 1793. Cuadernos de esbozos de Beethoven muestran trozos de material musical, escritos en 1811 y 1817, que finalmente aparecerían en la sinfonía. Además, la sinfonía también tomó de obras como la Fantasía Coral Op. 80 (https://youtu.be/bJcO--JqBwQ) y anterior a ésta el Lied Gegenliebe WoO 118 (https://www.youtube.com/watch?v=RhqVW...). El tema para el scherzo se remonta a una fuga escrita en 1815.



La introducción de la parte vocal de la sinfonía causó dificultades a Beethoven. Su amigo Anton Schindler dijo posteriormente: "Cuando comenzó a trabajar en el cuarto movimiento la lucha comenzó como nunca antes. El objetivo era encontrar una forma apropiada de introducir la oda de Schiller. Un día Beethoven entró en la habitación y gritó 'Lo tengo, acabo de emncontrarlo'. Entonces me mostró un cuaderno de esbozos con el texto 'Cantemos la inmortal oda de Schiller'". Sin embargo, Beethvoen no mantuvo esta versión y siguió reescribiendo hasta que encontró su forma final, con las palabras "O Freunde, nicht diese Töne". Beethoven estaba impaciente por interpretar su obra en Berlín, pues pensaba que el gusto musical en Viena estaba dominado por compositores italianos como Rossini. Cuando sus amigos y financiadores oyeron esto, le instaron a que la estrenara en Viena. Finalmente fue estrenada el 7 de mayo de 1824 en el Kärntnertortheater (Teatro de la Puerta de Carintia). Fue la primera aparición del compositor en el escenario en 12 años; la sala estaba repleta. Las partes para soprano y contralto fueron interpretadas por dos famosas jóvenes cantantes: Henriette Sontag y Caroline Unger. Aunque la interpretación fue dirigida oficialmente por Michael Umlauf, maestro de capilla del teatro, Beethoven compartió el escenario con él. Sin embargo, dos años antes, Umlauf había visto cómo el intento del compositor de dirigir un ensayo general de su ópera Fidelio terminó en desastre. Así que esta vez, instruyó a los cantantes y músicos para que ignoraran al casi completamente sordo Beethoven. Al comienzo de cada parte, Beethoven, sentado en el escenario, marcaba el tempo. Pasaba las páginas de su partitura y marcaba el compás para una orquesta a la que no podía oír.



Hay una serie de anécdotas sobre el estreno. Basándose en el testimonio de los que lo vivieron, se sugiere que estuvo por debajo de lo ensayado (sólo hubo dos ensayos completos) y flojo en interpretación. Sin embargo, el estreno fue un gran éxito. En cualquier caso, Beethoven no tuvo la culpa, como el violinista Joseph Böhm recordó: "Beethoven dirigió la obra él mismo, es decir, se puso ante el atril y gesticulaba furiosamente. A veces subía, y otras se encogía hacia el suelo, se movía como si quisiera tocar todos los instrumentos él mismo y cantar para todo el coro. Todos los músicos obedecían su ritmo sólo mientras se movía". Cuando el público aplaudió -los testimonios difieren sobre si al final del scherzo o de la sinfonía completa- a Beethoven aún le faltaban varios compases y aún dirigía. Debido a eso, la contralto Caroline Unger se acercó e hizo girarse a Beethoven para que aceptara los vítores y aplausos del público. Según un testigo, "El público recibió al héroe musical con el mayor respeto y simpatía, escuchaba sus maravillosas creaciones grandiosas con la más absorta atención y estallaba en un jubiloso aplauso, a menudo durante los pasajes, y en repetidas ocasiones al final de los mismos". Todo el público lo aclamó con ovaciones de pie en cinco ocasiones; había pañuelos en el aire, sombreros, manos en alto, por lo que Beethoven, que no podía oír los aplausos, al menos pudo ver los gestos de ovación.



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Fecha de composición: 1824.

Dedicatoria: rey Federico Guillermo III de Prusia (1770-1840).

1ª interpretación: Kärntnertortheater (Teatro de la Corte Imperial de Viena), el 7 de mayo de 1824, bajo la codirección de Umlauf y Beethoven.

1ª edición: B. Schott's Söhne (Maguncia), agosto de 1826.



Intérpretes:

Anna Samuil, soprano

Waltraud Meier, mezzo-soprano

Michael König, tenor

René Pape, bajo

National Youth Choir of Great Britain

West-Eastern Divan Orchestra

Daniel Barenboim, director



Alejandrópolis, nueva base de ‎Estados Unidos contra Rusia

Manlio Dinucci

Geoffrey R. Pyatt fue embajador de Estados Unidos en Ucrania desde 2013 hasta ‎‎2016. Allí organizó, junto con Victoria Nuland, el golpe de Estado de Euromaidan. ‎En 2016, Barack Obama lo nombró embajador en Grecia, desde donde organizó un ‎cisma en el seno de la iglesia ortodoxa. Actualmente su misión consiste en hacer ‎poner fin al aprovisionamiento de gas ruso a la Unión Europea. ‎

«Acabo de regresar de Alejandrópolis, visita estratégica importante que afina a la vez las ‎excepcionales relaciones militares entre Estados Unidos y Grecia y la inversión estratégica que el ‎gobierno de Estados Unidos está haciendo en Alejandrópolis»‎, Geoffrey Pyatt, embajador de Estados Unidos en Grecia, 16 de septiembre de 2019.
El puerto de Alejandrópolis, en la Grecia nororiental fronteriza con Turquía y Bulgaria, se halla ‎frente al Mar Egeo, al borde del Estrecho de los Dardanelos, que, conectando en territorio turco ‎el Mediterráneo con el Mar Negro, constituye una vía fundamental del tránsito marítimo, ‎sobre todo para Rusia. ‎
La importancia estratégica de ese puerto, que el embajador Pyatt visitó acompañado del ministro de ‎Defensa de Grecia, Nikolaos Panagiotopoulos, ha sido tema de una explicación proporcionada ‎precisamente por la embajada de Estados Unidos en Atenas: ‎ ‎

«Debido a su estratégico emplazamiento y su infraestructura, el puerto de Alejandrópolis, ‎está bien situado para garantizar apoyo a ejercicios militares en la región, como quedó ‎demostrado en el reciente Saber Guardian 2019.»‎

La «inversión estratégica» que Washington ya está haciendo en varios puertos apunta a convertir ‎Alejandrópolis en una de las bases militares más importantes de Estados Unidos en la región, con ‎capacidad para bloquear el acceso de los navíos rusos al Mediterráneo. Eso es posible gracias a ‎las «excepcionales relaciones militares» con Grecia, que desde hace tiempo ha puesto sus ‎bases a la disposición de Estados Unidos –sobre todo la base de Larissa, para los drones armados ‎‎Reaper, la de Stefanovikeio para los aviones de combate F-16 y los helicópteros Apache. ‎Esta última base va a ser privatizada y Estados Unidos ha decidido comprarla. ‎

El embajador Pyatt no disimula el interés de Estados Unidos por reforzar su presencia militar ‎en Grecia, así como en otros países de la región mediterránea. «Trabajamos con otros socios ‎democráticos en la región para rechazar a los actores maléficos como Rusia y China, con intereses ‎contrarios a los nuestros», explica el embajador estadounidense antes de precisar que «Rusia ‎utiliza la energía como instrumento de su influencia maléfica». Después subraya la importancia ‎que ha alcanzado la «geopolítica de la energía», afirmando que «Alejandrópolis tiene un papel ‎crucial como enlace para la seguridad energética y la estabilidad de Europa». Tracia Occidental, ‎la región griega donde está el puerto de Alejandrópolis, es, en efecto, «una encrucijada ‎energética para Europa central y oriental». ‎

Basta con mirar el mapa para entender lo que quiere decir el embajador. Tracia Oriental es ‎limítrofe con la pequeña parte europea de Turquía adonde llega, después de atravesar el ‎Mar Negro, el gasoducto Turk Stream proveniente de Rusia, ya en fase de terminación. ‎Desde allí, a través de otro gasoducto, el gas ruso debería llegar a Bulgaria, Serbia y ‎otros países europeos. Esa es la respuesta rusa a la maniobra de Estados Unidos, que –con la ‎importante complicidad de la Unión Europea– bloqueó en 2014 el gasoducto South-Stream, que ‎habría llevado el gas ruso a Italia y a los demás países de la Unión Europea.
Estados Unidos está tratando ahora de bloquear también el Turk Stream, lo cual ya es más ‎difícil debido al deterioro de las relaciones entre Ankara y Washington. Así que ‎Estados Unidos espera ahora utilizar a Grecia, país al que ya están llegando grandes cantidades ‎de gas natural licuado estadounidense para sustituir el gas ruso. ‎

Todavía no se sabe con claridad lo que Estados Unidos está preparando en Grecia, incluso ‎contra China, que planea hacer del puerto griego del Pireo una escala importante de la nueva Ruta de ‎la Seda. Pero no sería sorprendente que tuviésemos próximamente en el Mar Egeo un ‎‎«incidente de Alejandrópolis», similar al «incidente de Tonkín».


El deseo oculto de Trump en Groenlandia: el tesoro de las tierras raras


Diego Herranz
www.publico.es / 23/08/2019

El objeto oculto de deseo es el tesoro que esconde la Isla de Groenlandia. Donald Trump, como si se tratase de Jack Sparrow, el lunático, pero persistente protagonista de Piratas del Caribe que encarna Johnny Deep, se ha propuesto oficialmente que este vasto territorio, más grande que México, aunque con tan sólo 56.000 habitantes censados, pase a ser el quincuagésimo primer Estado de la Unión. Con permiso de Puerto Rico, la última estrella, ficticia, de la federación, ya que se le considera como territorio asociado con capacidad y poder autónomo, pese a que sus ciudadanos ostentan la nacionalidad estadounidense.

“Acabé llorando de la risa”. Podrían ser las declaraciones de algún admirador de Deep al salir del último estreno de la saga. Pero no. Son las palabras que dedicó el exembajador de EEUU en Dinamarca, Rufus Gifford, a una emisora de radio estadounidense, la NPR, nada más leer el artículo de prensa que difundió The Wall Street Journal a mediados del pasado mes de agosto en el que revelaba que Trump había mostrado interés en comprar la isla más grande del mundo. Salvedad hecha de Australia, a cuyo territorio se le considera un continente insular. Sin embargo, a buen seguro que el rictus de Gifford se fue tornando más serio cuando desde la Secretaría de Estado y algún que otro representante del Tesoro dieron oficialidad a la nueva ensoñación del mandatario republicano.

Desde Groenlandia y Dinamarca tampoco daban crédito al asunto. “Estamos abiertos a negocios, pero no estamos a la venta”, declaró la titular de Exteriores de la isla, Ane Lone Bagger. Mientras el expremier danés, Lars Lokke Rasmussen, expresó que la noticia “tiene que ser una broma del Día de los Inocentes. Completamente equivocada de fecha”. Desde la ultraderecha del Partido Popular Danés, su portavoz para asuntos internacionales, Søren Espersen, declaró que, “si es cierto, es una muestra definitiva de que [Trump] se ha vuelto loco”. Pero no. La intención de la Casa Blanca, ni es nueva, ni es un capricho genuinamente trumpiano.

La última vez que EEUU se obsesionó con adquirir Groenlandia fue nada más concluir la Segunda Guerra Mundial. Enclave estratégico entre la extinta URSS y EEUU, en 1946 el entonces secretario de Estado James Byrnes formalizó la oferta, que fue recibida “como una conmoción” por Copenhague que, sin embargo, cinco años más tarde, suscribió un tratado con el Pentágono para que construyera la base aérea americana más septentrional del planeta. Casi tres cuartos de siglo después, Groenlandia no ha perdido ni un ápice de interés geoestratégico para Washington. Aunque, a decir verdad, no sólo por cuestiones militares. Ni siquiera exclusivamente políticas. El nuevo cheque al portador del Despacho Oval se justifica, también, por razones económicas. O, para ser más precisos, para garantizar suministros de minerales de alto valor industrial y militar.

El tesoro de las tierras verdes

La pequeña economía de Groenlandia, altamente dependiente de la pesca y la agricultura y que necesita de los 500 millones de dólares -algo más de 457 millones de euros- de los subsidios que, cada año, le reporta su metrópoli, a la que está unida desde comienzos del siglo XVIII, tiene una amplia variedad de riqueza en su subsuelo. Cada vez menos helado, por efecto de la catástrofe climática que asola las latitudes árticas. Minerales, metales, gemas, probablemente una balsa de petróleo de enormes dimensiones, aún por cuantificar y, sobre todo, tierras raras, material del que se nutren firmas tecnológicas y de Defensa en cantidades cada vez más ingentes, hacen de Groenlandia un nuevo El Dorado. Hasta el punto, que han crecido como la espuma las voces de sus residentes que piden la plena independencia de Dinamarca en 2021, coincidiendo con el 300 aniversario de la colonización danesa de la isla. A pesar de su elevado grado de autonomía que, en 2008, mediante referéndum, asumió nuevos poderes y competencias. Incluyendo la de gestión de sus fuentes minerales, que queda en manos de su parlamento. Poder que ha ejercido, por ejemplo, en 2013, cuando votó en contra de la prohibición de extracción de uranio que el gobierno danés impuso a finales de la década de los ochenta. Aunque los permisos hayan sido concedidos a cuentagotas, excluyendo cualquier intervención en suelo helado.

Pero incluso este status quo puede cambiar. El descubrimiento de elementos de alta demanda de tierras raras -como el neodimio, praseodimio, disprosio y terbio-, una de las armas de réplica más contundentes usada por China en su disputa comercial contra EEUU, y que se hallan en abundancia en la zona de Narsaq, en la parte meridional de la isla, ha propiciado, a buen seguro, la oferta inmobiliaria de Trump. Porque el régimen de Pekín ha cancelado la mayor parte de los envíos de estos materiales a EEUU como represalia a sus subidas arancelarias.

Estas concentraciones de materiales -lo que se conoce en la jerga industrial como tierras raras- han sido utilizados por los algo más de 1.700 habitantes de esta ciudad como aceite refinado o para aplicar color a sus utensilios de vidrio o cristal. Sin embargo, en la actualidad, son una parte esencial para la elaboración de smartphones o de paneles solares. También de automóviles o para la obtención de imágenes por resonancia magnética, indispensables en hospitales y clínicas médicas. Aunque, sobre todo, resultan básicos para la industria militar. Para la construcción de cazas y submarinos. Y China está en posesión de casi el 70% de la oferta global de suministro de tierras raras. Es uno de los ases en la manga que el régimen de Pekín ha mostrado a Washington para persuadir a su rival de que cese con su guerra comercial. En plena carrera armamentística en el mundo y con la primera potencia global con notables fondos presupuestarios destinados a la modernización de sus ejércitos y a abordar nuevas armas tecnológicamente avanzadas.

Punto de conexión entre Rusia y China

Quizás esta lectura esté detrás de la decisión oficial del secretario de Estado, Mike Pompeo, al que en las altas esferas estadounidenses califican como un acólito de los deseos de su jefe, de reforzar las relaciones diplomáticas con Groenlandia, el pasado mes de mayo, lo que significa, de facto, un reforzamiento de los lazos por interés estratégico, que ha coincidido en el tiempo con una misión exploratoria del instituto geológico americano (US Geological Survey) para tratar de calibrar el potencial real de las tierras raras en la isla. Pese a que la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, tildara de “absurda” cualquier discusión con EEUU sobre la compra la isla. De otro modo, Trump no se hubiera irritado tanto, hasta llegar a cancelar su visita a Copenhague en los días previos a su desembarco en la cumbre del G-7 en Biarritz. Fuentes empresariales de la industria extractora con intereses en Groenlandia hablan de que sólo en las inmediaciones de Narsaq, hay miles de millones de toneladas de estos minerales. Donde también existen intereses chinos. Interesados en facilitar el tránsito mercantil de estos materiales a Europa, a la que vende el 90% de su demanda, desde tierras más cercanas.

Groenlandia, además, es un foco de atracción para Rusia. Un lugar donde pueden colisionar los objetivos geoestratégicos de las tres grandes superpotencias. Todas ellas, dominadas por líderes con vitolas nacionalistas. Máximo peligro. Geográficamente, la isla danesa ofrece una visión más que precisa de lo próximos que están Rusia y EEUU, a través de Alaska. De ahí que, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el presidente Harry Truman ofreciera 100 millones en oro a Dinamarca para hacerse con Groenlandia. La negativa posibilitó la construcción de la base área de Thule, a menos de 1.600 kilómetros del Polo Norte. Aun operativa y clave en caso de conflicto en el Ártico porque allí está estacionado el Duodécimo Escuadrón de Alerta Espacial, encargado de vigilar la actividad espacial y balística de Rusia, según DefenseNews, una “zona ideal para rastrear misiles balísticos intercontinentales y satélites en órbita terrestre”.

Por si fuera poco, Rusia ejerce un control total sobre el tránsito marítimo a través de la llamada Ruta del Norte, que va desde el Mar de Barents, cerca de la frontera rusa con Noruega, hasta el Estrecho de Bering, entre Siberia y Alaska, un escenario con cada vez más buques mercantes en el que podría coaligarse con China por razones geoestratégicas, y dominar una ruta que será viable económicamente en apenas un par de décadas, tal y como aclara The Economist en un reciente reportaje, citados en la BBC.

Efectos mercantilistas del cambio del clima

El cambio climático también juega a favor del atractivo que despierta Groenlandia entre las tres grandes superpotencias. Porque una parte cada vez más notable de su territorio se derrite casi sin remedio. Hasta ahora, el 80% de su territorio, la mitad que Europa Occidental, ha estado cubierta de hielo; con al menos, 2,5 kilómetros de espesor y envuelta en una capa de oscuridad durante casi seis meses anuales. Pero el deshielo, que va dejando al descubierto cada vez más áreas pedregosas y, en paralelo, mayores intereses políticos y empresariales.

El deshielo que se está produciendo con rapidez en la zona está haciendo que el acceso a los grandes recursos naturales del territorio sea cada vez más sencillo. Y que las ambiciones de sus políticos afloren con rapidez. En junio pasado, las autoridades de la isla presentaron un plan a cinco años para obtener combustible y dar pábulo a las predicciones que dicen que Groenlandia está en disposición de gestionar el 13% de las reservas de crudo aún por descubrir. Además de unos depósitos de uranio y de derivados del zinc majestuosos. Y de las tierras raras, sobre las que China ha conseguido un papel casi monopolístico en todos los segmentos de la cadena de valor asociada a estos elementos químicos. Motivo por el cual el gigante asiático ha invertido en el Proyecto Kvanefjeld, en el sur de la isla, para poner en marcha una mina de uranio y tierras raras junto a una empresa australiana.

Patrik Andersson, Jesper Willaing Zeuthen y Per Kalvig, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Aalborg (Dinamarca) argumentan en un artículo de investigación que, el año pasado, una empresa estatal china se ofreció a construir tres nuevos aeropuertos en la isla, lo que acabó provocando que el gobierno danés aportara la mitad de la financiación. Según explican estos autores, la maniobra de Copenhague se interpretó como un movimiento encaminado a mantener a China alejada y evitar que pudiera contar con un aeropuerto para sus aviones militares y, de paso, frenar el creciente poder económico que está adquiriendo el gobierno de la isla. “La minería en Groenlandia, y notablemente la inversión china en ese sector, ha provocado deliberaciones sobre qué constituye y qué no una cuestión de seguridad, así como si los intereses económicos de China en Groenlandia pueden jugar un papel en los debates existentes sobre la futura independencia de la isla”, explica Marc Lanteigne, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Tromsø, en The Diplomat. Los inuit, el 80% de la población, creen que es una buena idea convertirse en estadounidenses. Al fin y al cabo, se trata de decidir entre dos aliados de la OTAN.

Es una de las armas que jugará EEUU, que va en serio en su oferta. Por mucho que parezca que sea una reivindicación imperialista, tal y como alertan en una información en Foreign Policy. De hecho, varios congresistas están respaldando el órdago de Trump. Como el senador republicano por Arkansas, Tom Cotton, quien lo acaba de plasmar en un artículo de opinión en The New York Times, y que ve en Groenlandia una fuente de suministro de agua de gran pureza si en California se producen en el futuro, cortes de fluido a hogares y empresas por las altas temperaturas o los siempre elevados riesgos de terremoto. Como ya hizo su país con la adquisición de Puerto Rico o las Islas Vírgenes. O como ya intentó, en 1867, con la propia Groenlandia, que fue moneda de intercambio en las negociaciones que acabaron con las colonias caribeñas de Dinamarca (lo que ahora son las Islas Vírgenes de EEUU).