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Mujeres en movimiento  


Raúl Zibechi

www.jornada.unam.mx/091216



Decir que las mujeres, con sus hijos e hijas, son el corazón de las resistencias, es tan cierto como insuficiente. Hace falta convivir en la cotidianeidad de los ‘abajos’ para comprobar los tremendos cambios que se registraron en apenas una década y media, desde el ciclo de luchas anterior (entre finales de los 90 y comienzos de la década de 2000, en Sudamérica) hasta las renovadas luchas de estos años.



En el movimiento piquetero argentino, entre 1997 y 2002 aproximadamente, las organizaciones tenían mayoría de mujeres, un 55-60 por ciento de quienes acudían a las asambleas. Las razones que encontramos en aquellos momentos son que ellas tomaron en sus manos la alimentación de sus hijos, mientras los varones estaban deprimidos, porque la desocupación les imposibilitaba seguir siendo los proveedores de sus familias y, por lo tanto, perdieron el papel central que habían tenido.



En los movimientos de las periferias urbanas actuales, el porcentaje de mujeres siguió creciendo. En un reciente intercambio con un movimiento territorial en Córdoba, en Barranca de Yaco, periferia muy pobre de la ciudad, comprobamos que son mujeres más de 90 por ciento de quienes asisten a las asambleas. Además de la asamblea semanal, a la que acuden unas 90 personas, el movimiento puso en pie una asamblea quincenal de mujeres, lo que revela que la participación femenina empieza a modificar las relaciones entre géneros y no está sólo volcada a conseguir alimentos.



Ellas son mayoría también en los grupos de trabajo en las huertas y en la albañilería, por lo que desbordan el involucramiento tradicional en espacios como los comedores y las meriendas de los chicos. El papel de las mujeres ha cambiado no sólo en la cantidad de mujeres involucradas, sino también en la calidad de los trabajos que hacen.



Lo más sorprendente fue conocer un pequeño pueblo del norte de Córdoba, Sebastián Elcano, de apenas 2 mil 500 habitantes rodeados de cultivos de soya a 180 kilómetros de la capital. En el pueblo hubo varios feminicidios, el último hace apenas un mes. Las mujeres se concentraron en repudio del asesinato, convocadas por la Federación de Organizaciones de Base (FOB). La mayoría de las movilizadas acuden semanalmente a las asambleas del movimiento.



Por lo menos dos mujeres del pueblo acudieron a los últimos Encuentros Nacionales de Mujeres, en Mar de Plata en 2015 y en Rosario este año, y unas cuantas compañeras viajan tres horas hasta Córdoba para las marchas del Ni una menos. El movimiento de mujeres impacta incluso en pequeños pueblos rurales, donde el poder de los caciques y de la policía es muy fuerte aún.



Este potente crecimiento de las mujeres en movimientos está enviando mensajes muy profundos al mundo de las luchas emancipatorias, que deberíamos no sólo tener en cuenta, sino aprender y compartir. Algunas de las realidades que constatamos, tanto en las ciudades como en las zonas rurales, tienen puntos en común con otras luchas como las bases de apoyo del EZLN, las que se registran entre pueblos indígenas y negros, entre movimientos campesinos y en multitud de experiencias concretas como las comunidades urbanas de la Organización Popular Francisco Villa Independiente en la ciudad de México.

Quisiera compartir algunos rasgos que encuentro en los movimientos actuales, sin pretender agotarlos ni jerarquizar cada uno de los aspectos que expongo.



El primero es que la presencia masiva de mujeres modifica los rasgos más patriarcales de las organizaciones. Esto no sucede de forma mecánica ni reactiva, sino que es consecuencia de un largo trabajo de las mujeres, acompañadas por sus hijas e hijos que ya no están tan moldeados por la dominación patriarcal. En rigor, debe decirse que la masiva presencia de mujeres abre la posibilidad de que se mueven hacia relaciones distintas. Porque también hemos comprobado, en asambleas donde nueve de cada diez son mujeres, que ellas demandan la palabra masculina, sobre todo en movimientos urbanos de las periferias pobres.



Lo segundo es que las resistencias más profundas asumen formas comunitarias. Dicho de otro modo, para resistir y seguir siendo, los pueblos crean comunidades. Podemos decir que la comunidad es la forma política que asumen los pueblos cuando resisten la acumulación por despojo/cuarta guerra mundial. En este sentido, la comunidad no prexiste, sino que es producto de la lucha (como la clase en E. P. Thompson).



La tercera es que las resistencias se ordenan en torno a la reproducción. Este rasgo, como los anteriores, es de carácter estructural, aunque a muchos les suene extraño. El capitalismo realmente existente, condena a muerte o a desaparición física y simbólica a las mayorías de abajo, y por lo tanto resistir es sostener la vida; por tanto, reproducirla.



Tenemos aquí tres aspectos que marchan juntos: comunidad, reproducción y mujeres, con sus hijos e hijas. Que integran también a los varones no violentos, como ha hecho la organización de mujeres campesinas e indígenas de Paraguay (Conamuri). Creo que Cherán es un buen ejemplo de cómo se anudan las comunidades con la reproducción de la vida y las mujeres.



Sólo cabría agregar dos cuestiones. Una, que el camino seguido no es el que creen los académicos: primero leyeron a Simone de Beauvoir y a otras feministas, y luego cayeron en que debían hacer las cosas de ese modo. Las lecturas sirven, pero en general vienen después que se aprende a poner el cuerpo, nunca antes. O sea, no sirven para explicar la vida real, que sólo se explica por sí misma.



Dos, que las tareas de reproducción son femeninas, pero no necesariamente de mujeres. Parir es de mujeres. Pero la reproducción es asegurar la vida y puede ser sostenida por unas y otros. Si me perdonan algunos revolucionarios, diría que los movimientos antisistémicos son femeninos en un doble sentido: la mayoría de quienes los integran son mujeres (aunque no siempre), pero son cualitativamente femeninos en el sentido de cuidar y sostener la vida, aunque seamos varones los que acompañemos.

El juramento de Mariano Rajoy  


Juan José Tamayo

www.religiondigital.com/111216


En la toma de posesión como Presidente del Gobierno en la Zarzuela, Mariano Rajoy juró el cargo colocando la mano izquierda sobre la Biblia y la derecha sobre la Constitución Española, teniendo como testigo mudo del acto el Crucifijo. Lo mismo hicieron once de los treces ministros de su Gabinete unos días después. Han seguido el mismo ritual que cuando tomaron posesión del cargo por primera vez en 2012.



La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, que no puso la mano sobre la Biblia, expresó posteriormente su deseo de cumplir con las obligaciones de su ministerio con la ayuda de Dios. Eso se llama teísmo político, más propio de regímenes medievales que de democracias modernas. Sí puso su mano izquierda sobre un anacrónico y sexista texto bíblico, como ahora explicaré, Dolors Montserrat, Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que espero no lo aplique políticamente en el ejercicio de su cargo.



La Biblia estaba abierta, según me cuentan, por el capítulo 30 del libro de los Números, que regula lo referente a los votos o juramentos y contiene las normas relativas a los votos de las mujeres y que son fiel reflejo de una sociedad en la que las mujeres ocupaban una posición subalterna. El texto establece que un voto hecho por una mujer está siempre sujeto a la autoridad del varón, salvo en el caso de que sea viuda o haya sido repudiada, es decir, cuando no haya ningún varón que se hiciere responsable de ella. Si la mujer es soltera y el padre desaprueba el voto o juramento, no puede cumplirlo. Solo si el padre da su pláceme, tiene que llevarlo a la práctica. Si una mujer está casada y hace un voto, está obligada a cumplirlo si el marido no lo objeta; si este no lo autoriza, tampoco debe cumplirlo. Me gustaría hacer algunas reflexiones sobre el juramento y las condiciones en que se produjo:



La promesa o el juramento de los cargos presidenciales o ministeriales en la Zarzuela ante la Biblia y el Crucifijo me parecen un resto de nacionalcatolicismo que no resulta fácil de entender en un Estado no confesional, como declara la Constitución de 1978: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal” (art. 16,3a). Con ello se demuestra que, más de cuarenta años después de la muerte del dictador, en España todavía no se ha producido la transición religiosa.



Llama la atención que se comience transgrediendo la Ley de leyes en un acto de tanta trascendencia para la vida política como la toma de posesión del Gobierno de España. Esto viene sucediendo ininterrumpidamente desde el primer Gobierno constitucional, con gabinetes de todos los colores: de derechas, de izquierdas y de centro. Dos preguntas me queman en los labios ante un comportamiento político-religioso tan anacrónico:



– ¿Nadie había reparado en un texto de tamaño carácter patriarcal? Bueno, al menos en este caso alguna utilidad tiene el trabajo de detective de un teólogo varón que hace hermenéutica feminista de la Biblia. Espero que, alertada la Zarzuela, si es que lee este artículo, no vuelva a repetirse tan anacrónica ceremonia. Y si los inquilinos reales persisten en el empeño, confío en que los miembros de futuros gobiernos tomen buena nota y se nieguen de jurar o prometer ante un texto así.



– A estas alturas, ¿necesita la voluntad popular ser legitimada por la Biblia y el Crucifijo? Hace tiempo que en Europa pasamos de la teo-cracia a la demo-cracia, pero parece que en el terreno político ese cambio no ha logrado pasar los Pirineos. El reloj de la historia política y religiosa de España quizá se detuviera hace dos siglos y no ha habido quien le pusiera en la hora europea. En esto ¡también España es diferente! Bueno España no, sino algunos de sus gobernantes, porque la sociedad ha logrado un ejemplar grado de secularización. Aunque con un largo retraso, todavía estamos a tiempo de acompasar el ritmo secularizador y laico de Europa.



Tampoco es fácil de justificar tal anacrónica y nacional-católica escena, aun cuando fuere por deseo expreso de los reyes conforme a sus creencias católicas –que no parece fue el caso–. Porque dichas creencias deben permanecer en la esfera privada, nunca explicitarse en el espacio público. No se olvide que el Monarca del Estado Español no es constitucionalmente rey católico, como lo fueron sus antepasados.



Poner a Dios por testigo en el juramento de cargos políticos constituye un acto de teísmo político que termina por convertirse en una crasa manipulación de Dios. Hacerlo sobre la Biblia viene a ser una sacralización de la actividad política, que va en contra de la secularización de la vida pública, seña de identidad de la Modernidad. Jurar delante del Crucifijo significa convertir a Jesús de Nazaret, condenado por blasfemo religioso y subversivo político, en legitimador de un presidente de Gobierno cuyo partido está inmerso en un presunto delito de corrupción.



Me parece un gravísimo error, en fin, seguir proclamando, en actos de tal significación política, textos claramente discriminatorios por razones de género como el del libro bíblico de los Números, en abierta contradicción con las leyes españolas que defienden la igualdad de género, condenan la violencia de género y son contrarias a la discriminación de las mujeres en todos los ámbitos de la vida: personal, familiar, laboral, cívico-social, político, educativo, cultural, moral, etc.

Termino con una pregunta: ¿al colocar su mano izquierda en la Biblia sobre un texto de ideología patriarcal, ¿no estarían Rajoy y sus ministros, sin quererlo, manifestando su voluntad de aplicar a la baja las leyes de igualdad de género? En esta como en otras materias tenemos que estar ojo avizor. Porque esa fue la tónica de la legislatura anterior. No hay más que consultar la hemeroteca para comprobar los recortes en materia de género.



Que tome buena nota la oposición y sepa qué es lo innegociable y lo que debe defender: la igualdad y la paridad de género, los derechos sexuales y reproductivos, la educación no sexista, salarios iguales por igual trabajo, lucha contra la violencia patriarcal, contra la prostitución, contra la LGTBIfobia. Lo dejo abierto para que cada lector de este artículo añada las causas de género que crea deben defenderse.



Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones, de la Universidad Carlos III de Madrid, y autor de Invitación a la Utopía. Estudio histórico para tiempos de crisis (Trotta, Madrid).

Transgénicos, toxicidad y cáncer  


Silvia Ribeiro*

www.jornada.unam.mx/241216



El maíz transgénico no es igual que otros maíces. Ya lo sabíamos por muchas razones, pero ahora un nuevo estudio científico, publicado el 19 de este mes, muestra que además un tipo de maíz que está en amplia circulación para forraje y alimentación contiene elementos tóxicos, que incluso pueden ser cancerígenos para humanos y animales. Se trata del maíz transgénico NK603, el mismo que Monsanto y otras trasnacionales pelean por plantar en cientos de miles de hectáreas en México.



El estudio fue realizado por un equipo internacional, liderado por Michael Antoniou, del King’s College de Londres y publicado en Scientific Reports de la revista Nature. Usaron tecnologías de última generación para establecer el perfil molecular del maíz NK 603 y compararlo con variedades no transgénicas del mismo maíz. Encontraron variaciones altamente significativas, que dan por tierra llamar al maíz transgénico sustancialmente equivalente a otros maíces.



Análisis en profundidad de la composición proteínica (proteómica) y otras moléculas bioquímicas (metabolómica) revelaron que el maíz transgénico analizado tiene 117 proteínas y 91 metabolitos que son diferentes del maíz no transgénico.



El hecho es profundamente significativo, porque todas las regulaciones sobre transgénicos en el mundo, usando métodos más antiguos y superficiales, se basan en afirmar que los cultivos transgénicos son sustancialmente equivalentes a los no transgénicos de la misma especie y, por tanto, aptos para su consumo.

Este estudio no sólo muestra que esta comparación es una falacia –algo que muchos científicos responsables han afirmado durante años– sino además que esas diferencias pueden ser muy riesgosas. En el caso estudiado, el maíz NK603 tenía un alto nivel de poliaminas, especialmente cadaverina y putrescina. Si los nombres les resultan un poco repugnantes, es justamente porque son las sustancias que intervienen en la descomposición de cadáveres y materia orgánica, dándole el olor fétido o pútrido.



Antoniou explicó que las poliaminas tienen efectos benéficos en ciertos contextos, pero que estas dos en particular producen además varios efectos tóxicos. Por ejemplo, aumentan el efecto de la histamina, elevando las reacciones alérgicas y ambas han sido implicadas en la formación de sustancias carcinogénicas, como las nitrosaminas y los nitritos en la carne.



La organización GMWatch de Reino Unido recuerda que el NK603 es el mismo tipo de maíz transgénico que fue usado para el experimento de alimentación prolongada de ratas de Gilles-Eric Séralini en 2012, que mostró que ratas alimentadas con ese maíz transgénico desarrollaban tumores cancerosos en alto porcentaje. El estudio de Séralini fue ferozmente atacado por la industria de los transgénicos y científicos ligados a ésta, provocando incluso la retracción de su artículo por parte de la revista donde se publicó originalmente. Pero en ningún caso, tampoco por parte de esa revista, pudieron rebatir de fondo sus argumentos, por lo que su artículo fue republicado un año después y sigue siendo una importante referencia.



Las diferencias ahora encontradas y la presencia de estas dos sustancias tóxicas, podrían explicar parte de los resultados de Séralini. Antoniu afirma que esta es una cuestión que necesita ser analizada, con nuevos estudios de alimentación a largo plazo, usando métodos que cuantifiquen la presencia de estas poliaminas y sus efectos.



En cualquier caso, Antoniou explica que este estudio deja en claro que el proceso de modificación transgénica resulta en profundas diferencias de composición del maíz NK603 y por tanto no es sustancialmente equivalente al maíz no transgénico. Nuestros resultados llaman a una evaluación mucho más cuidadosa sobre la seguridad del consumo de maíz NK603 a largo plazo.



El estudio muestra el potencial dañino y carcinogénico de ese maíz por ser transgénico. Recordemos además que la transgenia del NK603 es para hacerlo resistente al glifosato, sustancia que también fue declarada cancerígena por la Organización Mundial de la Salud en 2015.



Este mismo maíz transgénico y otros tipos que usan el mismo gen son la mayor parte de las solicitudes de siembra de maíz transgénico en cientos de miles de hectáreas en el norte de México que presentaron Monsanto, PHI México (DuPont) y Dow, y que junto a otras de Syngenta, están paralizadas desde 2012, tanto por la amplia oposición popular, como por la acción legal colectiva de organizaciones e individuos que logró paralizar su liberación comercial desde octubre de 2013. Esas trasnacionales, junto a Sagarpa y Semarnat, han presentado más de cien recursos en múltiples juzgados para revertir esa suspensión y asegurar que ese maíz tóxico y potencialmente carcinogénico se pueda plantar en México.



Otros autores han encontrado ese tipo de variaciones moleculares en la soya y otros transgénicos autorizados en México. Todos conllevan además enorme uso de agrotóxicos cancerígenos y la contaminación de aguas, suelos y alimentos, al tiempo que producen deforestación, daños a la apicultura campesina y a la salud de todos. Y como vemos, no existen ni siquiera formas adecuadas para su verdadera evaluación de bioseguridad.



Es hora de que los juzgados que tienen el tema en trámite den por terminados esos costosos procesos y sentencien que los transgénicos, incluidos soya y maíz transgénicos, por sus impactos en la biodiversidad en México, centro de origen del maíz, así como por sus impactos en ambiente y salud de la población, deben ser prohibidos.





*Investigadora del Grupo ETC

Fidel Castro y la represión contra los intelectuales  






La muerte de Fidel Castro ha dado lugar -en algunos grandes medios- a la difusión de cantidad de infamias contra el comandante cubano. Eso me ha dolido. Sabido es que lo conocí bien. Y he decidido por tanto aportar mi testimonio personal. Un intelectual coherente debe denunciar las injusticias. Empezando por las de su propio país.



Cuando la uniformidad mediática aplasta toda diversidad, censura cualquier expresión divergente y sanciona a los autores disidentes es natural, efectivamente, que hablemos de ‘represión’. ¿Cómo calificar de otro modo un sistema que amordaza la libertad de expresión y reprime las voces diferentes? Un sistema que no acepta la contradicción por muy argumentada que sea. Un sistema que establece una ’verdad oficial’ y no tolera la transgresión. Semejante sistema tiene un nombre, se llama: ‘tiranía’ o ‘dictadura’. No hay discusión.



Como muchos otros, yo viví en carne propia los azotes de ese sistema... en España y en Francia. Es lo que quiero contar.



La represión contra mi persona empezó en 2006, cuando publiqué en España mi libro «Fidel Castro. Biografía a dos voces » -o «Cien horas con Fidel»- (Edit. Debate, Barcelona), fruto de cinco años de documentación y de trabajo, y de centenares de horas de conversaciones con el líder de la revolución cubana. Inmediatamente fui atacado. Y comenzó la represión. Por ejemplo, el diario « El País » (Madrid), en el que hasta entonces yo escribía regularmente en sus páginas de opinión, me sancionó. Cesó de publicarme. Sin ofrecerme explicación alguna. Y no sólo eso, sino que –en la mejor tradición estalinista- mi nombre desapareció de sus páginas. Borrado. No se volvió a reseñar un libro mío, ni se hizo nunca más mención alguna de actividad intelectual mía. Nada. Suprimido. Censurado. Un historiador del futuro que buscase mi nombre en las columnas del diario « El País » deduciría que fallecí hace una década...



Lo mismo en « La Voz de Galicia », diario en el que yo escribía también, desde hacía años, una columna semanal titulada « Res Publica ». A raiz de la edición de mi libro sobre Fidel Castro, y sin tampoco la mínima excusa, me reprimieron. Dejaron de publicar mis crónicas. De la noche a la mañana: censura total. Al igual que en « El País », ninguneo absoluto. Tratamiento de apestado. Jamás, a partir de entonces, la mínima alusión a cualquier actividad mía.



Como en toda dictadura ideológica, la mejor manera de ejecutar a un intelectual consiste en hacerle ‘desaparecer’ del espacio mediático para ‘matarlo’ simbólicamente. Hitler lo hizo. Stalin lo hizo. Franco lo hizo. Los diarios « El País » y « La Voz de Galicia » lo hicieron conmigo.



En Francia me ocurrió otro tanto. En cuanto las editoriales Fayard y Galilée editaron mi libro «Fidel Castro. Biographie à deux voix» en 2007, la represión se abatió de inmediato contra mí.



En la radio pública «France Culture», yo animaba un programa semanal, los sábados por la mañana, consagrado a la política internacional. Al publicarse mi libro sobre Fidel Castro y al comenzar los medios dominantes a atacarme violentamente, la directora de la emisora me convocó en su despacho y, sin demasiados rodeos, me dijo: «Es imposible que usted, amigo de un tirano, siga expresándose en nuestras ondas». Traté de argumentar. No hubo manera. Las puertas de los estudios se cerraron por siempre para mí. Ahí también se me amordazó. Se silenció una voz que desentonaba en el coro del unanimismo anticubano.



En la Universidad Paris-VII, yo llevaba 35 años enseñando la teoría de la comunicación audiovisual. Cuando empezó a difundirse mi libro y la campaña mediática contra mí, un colega me advirtió: « ¡Ojo! Algunos responsables andan diciendo que no se puede tolerar que ‘el amigo de un dictador’ dé clases en nuestra facultad...». Pronto empezaron a circular por los pasillos octavillas anónimas contra Fidel Castro y reclamando mi expulsión de la universidad. Al poco tiempo, se me informó oficialmente que mi contrato no sería renovado... En nombre de la libertad de expresión se me negó el derecho de expresión.



Yo dirigía en aquel momento, en París, el mensual «Le Monde diplomatique», perteneciente al mismo grupo editorial del conocido diario «Le Monde». Y, por razones históricas, yo pertenecía a la ‘Sociedad de Redactores’ de ese diario aunque ya no escribía en sus columnas. Esta Sociedad era entonces muy importante en el organigrama de la empresa por su condición de accionista principal, porque en su seno se elegía al director del diario y porque velaba por el respeto de la deontología profesional.



En virtud de esta responsabilidad precisamente, unos días después de la difusión de mi biografía de Fidel Castro en librerías, y después de que varios medios importantes (entre ellos el diario « Libération ») empezaran a atacarme, el presidente de la Sociedad de Redactores me llamó para transmitirme la «extrema emoción» que, según él, reinaba en el seno de la Sociedad de Redactores por la publicación del libro. «¿Lo has leído ?», le pregunté. « No, pero no importa -me contestó- es una cuestión de ética, de deontología. Un periodista del grupo ‘Le Monde’ no puede entrevistar a un dictador». Le cité de memoria una lista de una docena de auténticos autócratas de África y de otros continentes a los que el diario había concedido complacientemente la palabra durante décadas. «No es lo mismo” -me dijo-, precisamente te llamo por eso: los miembros de la Sociedad de Redactores quieren que vengas y nos des una explicación». «¿Me queréis hacer un juicio? Un ‘proceso de Moscú’? Una «purga» por desviacionismo ideológico? Pues vais a tener que asumir vuestra función de inquisidores y de policías políticos, y llevarme a la fuerza ante vuestro tribunal». No se atrevieron.



No me puedo quejar; no fui encarcelado, ni torturado, ni fusilado como le ocurrió a tantos periodistas e intelectuales bajo el nazismo, el estalinismo o el franquismo. Pero fui represaliado simbólicamente. Igual que en « El País » o en « La Voz », me « desaparecieron » de las columnas del diario « Le Monde ». O sólo me citaban para lincharme.



Mi caso no es único. Conozco -en Francia, en España, en otros países europeos-, a muchos intelectuales y periodistas condenados al silencio, a la ‘invisibilidad’ y a la marginalidad por no pensar como el coro feroz de los medios dominantes, por rechazar el ‘dogmatismo anticastrista obligatorio’. Durante decenios, el propio Noam Chomsky, en Estados Unidos, país de la «caza de brujas», fue condenado al ostracismo por los grandes medios que le prohibieron el acceso a las columnas de los diarios más influyentes y a las antenas de las principales emisoras de radio y televisión.



Esto no ocurrió hace cincuenta años en una lejana dictadura polvorienta. Está pasando ahora, en nuestras ‘democracias mediáticas’. Yo lo sigo padeciendo en este momento. Por haber hecho simplemente mi trabajo de periodista, y haberle dado la palabra a Fidel Castro. ¿No se le da acaso, en un juicio, la palabra al acusado? ¿Por qué no se acepta la versión del dirigente cubano a quien los grandes medios dominantes juzgan y acusan en permanencia?

¿Acaso la tolerancia no es la base misma de la democracia? Voltaire definía la tolerancia de la manera siguiente: «No estoy en absoluto de acuerdo con lo que usted afirma, pero lucharía hasta la muerte para que tenga usted el derecho de expresarse». La dictadura mediática, en la era de la post-verdad, ignora este elemental principio.


Trump y Putin: el vínculo petrolero  


Alejandro Nadal

www.jornada.unam.mx/221216



Los nombramientos para el gabinete de Donald Trump revelan mucho sobre lo que vendrá. En materia de seguridad destacan el de Mike Flynn y el general Mattis (apodado el perro rabioso), ambos con una perspectiva sumamente agresiva frente a Irán. En el ámbito económico sobresale el nombramiento de Steve Mnuchin como secretario del Tesoro y de Gary Cohn como jefe del consejo de asesores económicos. Ambos vienen directo de Goldman Sachs y tienen un historial ligado a la nueva y más peligrosa generación de especuladores financieros.



Pero sin lugar a dudas lo más sorprendente ha sido la designación de Rex Tillerson como secretario de Estado. Éste es uno de los nombramientos más importantes y tradicionalmente ha recaído en personas con experiencia en el terreno diplomático. Ese no es el caso del señor Tillerson, quien venía desempeñándose como director ejecutivo de Exxon, la compañía petrolera más grande del mundo. Pero si bien este personaje carece de experiencia en la diplomacia internacional, sí tiene un largo camino recorrido en el espacio de grandes proyectos energéticos que tienen alcances geoestratégicos.



Algunos piensan que esa trayectoria en el mundo de los grandes negocios de la industria de combustibles fósiles puede llevar al nuevo funcionario a un serio conflicto de intereses. Pero la realidad es que el nombramiento ya lleva la huella de una geopolítica de la administración Trump centrada en la expansión de los vínculos con el sector energético ruso.



Es bien sabido que las dos compañías petroleras más grandes de Estados Unidos (Exxon y Chevron) estuvieron ausentes del auge de la industria de la fractura hidráulica para explotar el petróleo y gas de esquistos en ese país. Lo cierto es que mientras cientos de pequeñas compañías se lanzaban a la aventura del fracking, a veces con esquemas de financiamiento muy frágiles, Exxon estaba muy ocupada en otro tipo de proyectos de mayor escala y les llamaba la atención en el panorama mundial el potencial de crudo y gas natural en Rusia, un potencial estimado en más de 8 billones (castellanos) de dólares.



Entre 2011 y 2013 Exxon firmó una serie de convenios con la empresa estatal rusa Rosneft para explorar campos en el Mar Negro y para desarrollar recursos a través de su tecnología de fractura hidráulica en Siberia occidental. Además, y quizás estos acuerdos son lo más importante, Exxon firmó contratos para realizar perforaciones en los campos más prometedores del ártico ruso en donde se localizan lo que probablemente sean los yacimientos vírgenes más importantes que restan en el mundo. En esos años Exxon y Rosneft invirtieron más de 3 mil millones de dólares (mmdd) en un proyecto cuyos rendimientos se calculaba superarían con creces la inversión inicial.



En 2013 las exploraciones rindieron frutos y se descubrió un yacimiento muy rico en el glacial mar de Kara, al este de la isla de Nueva Zembla. Estos proyectos en las durísimas condiciones árticas representaron para la compañía petrolera el eje rector de su estrategia a largo plazo. Ese mismo año Putin galardonaba a Rex Tillerson como miembro de la Orden de la Amistad, un premio reservado a los más fieles amigos de Rusia.



Pero en 2014 comenzaron los problemas. Ese año la administración Obama impuso sanciones económicas a Rusia en respuesta a las incursiones en Ucrania y la anexión de Crimea. Tillerson se opuso a las sanciones, señalando que ese tipo de medidas raramente surtía efectos, pero la empresa no tuvo más remedio que detener sus operaciones en el ártico.



No es evidente lo que hará la administración Trump con las sanciones sobre Rusia. Durante la campaña y después de las elecciones el presidente electo ha insinuado en repetidas ocasiones que un acercamiento con Putin es una prioridad. Y para el mandatario ruso la reducción significativa de estas medidas punitivas es de suma importancia.



En los últimos tres años los ingresos fiscales derivados de la explotación petrolera rusa han estado decayendo alarmantemente. Para detener esta erosión en su posición fiscal Rusia necesita explotar sus recursos, incluso los de más difícil acceso en el Mar Ártico, así como los campos en el Mar Negro. Es claro que si Washington levanta las sanciones, Exxon estaría en la primera posición para reanudar sus operaciones conjuntas con sus socios rusos, aún en el escenario actual de precios bajos para el crudo. Para Exxon la inversión en Rusia es un proyecto de largo aliento que permite en el corto plazo incrementar sus reservas probadas y con ello mantener el valor de sus acciones.



Muchos analistas están preocupados por el evidente conflicto de intereses que existe en el nombramiento de Tillerson. Se preguntan si el nuevo funcionario será el responsable de la diplomacia del gobierno federal o si seguirá pensando en las prioridades de Exxon. De cualquier manera, las malas noticias para los ecosistemas en el ártico, las emisiones de gases invernadero y el calentamiento global no dejarán de acumularse.

De Little Bighorn a Standing Rock La guerra y la paz en Estados Unidos  


Gerardo Honty

www.alainet.org/081216



En mayo de este año la empresa Energy Transfer Partners inició la construcción del oleoducto Dakota Access Pipeline que debe unir los campos petroleros de Bakken, en Dakota del  Norte, con las refinerías de Illinois. El ducto, de casi 2.000 kilómetros de extensión, transportará medio millón de barriles diarios y su tendido tendrá un costo de USD 3.000 millones. Si bien los cuatro estados por donde debe pasar el ducto (Dakota del Norte, Dakota del Sur, Iowa e Illinois) habían aprobado las obras, aún faltaba la autorización del cuerpo de ingenieros del ejército para el cruce de la tubería por debajo de los ríos Mississippi y Missouri. 



Standing Rock



En el límite entre los estados de Dakota del Norte y del Sur, sobre el río Missouri se encuentra la reserva sioux (pueblos lakota y dakota) de Standing Rock. Esta reserva, de 9.000 km2 de extensión y 8.000 habitantes, es una de las mayores de Estados Unidos y es parte de la Gran Reserva Sioux definida en 1851 por el tratado de Fort Laramie. Algunos años después de la firma del tratado en las montañas de Black Hill (Colinas Negras), sagradas para los sioux, fue descubierta una importante veta de oro y el Congreso de Estados Unidos modificó unilateralmente y sin consentimiento indio los límites del tratado para apropiarse de Black Hills.



Esto dio origen en 1876 a una de las mayores guerras entre el ejército y los nativos americanos en la historia de Estados Unidos y tuvo su epicentro en la famosa batalla de Little Bighorn donde Toro Sentado derrotó y dio muerte al general George Custer. Pero finalmente los Sioux fueron vencidos por el poderío del ejército y en 1889 la Gran Reserva Sioux fue dividida en seis reservas menores entre las que se encuentra Standing Rock. 



Como en una batalla definitiva, o como manera de avasallar el corazón sagrado de las montañas indias, el Congreso de Estados Unidos aprobó la construcción en las laderas de las Black Hills de las famosas esculturas con los rostros de los cuatro presidentes de EEUU: George Washington, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln y Theodore Roosevelt, finalizadas en 1941. 



La población de Standing Rock manifestó desde el principio su oposición a que el oleoducto pasara por sus tierras y por debajo del lago Oahe, en el río Missouri, argumentando que destruirían sus sitios sagrados, contaminarían el agua y destruirían su ambiente.



Según los líderes indígenas el tendido proyectado pasa a menos de un kilómetro de la frontera de su territorio y, por lo tanto, la tribu defiende lo que entiende es su interés soberano sobre la protección del agua, sus recursos culturales y su patrimonio. Además, a lo largo de la ruta del oleoducto existen sitios de importancia religiosa y cultural, incluyendo sitios de entierro de sus antepasados. El oleoducto cruzaría las tierras tradicionales y ancestrales de la tribu, que formaron parte del tratado de Fort Laramie poniendo en peligro muchos lugares sagrados. Los indígenas argumentan que la ley federal y los tratados internacionales obligan a la consulta y su consentimiento previo, obligaciones que no se han cumplido. 



La resistencia



Unos meses atrás, se estableció el campamento Oceti Sakowin para sostener la protesta. Cientos de personas fueron llegando, provenientes de diferentes tribus y pueblos el país, hasta transformase en la mayor concentración sioux en Estados Unidos desde la batalla de Litle Bighorn. Oceti Sakowin (Och-et-eeshak-oh-win) es el nombre lakota del Consejo de los Siete Fuegos, la histórica unión de varios clanes tribales para dar origen al pueblo sioux. A fines de noviembre unas 7.000 personas acampaban cerca de la zona donde la policía mantenía bloqueado el puente de Backwater, cerca de Cannon Ball.



Los activistas de la protesta fueron reprimidos en varias ocasiones por la policía y la seguridad privada de la empresa utilizando gas lacrimógeno, balas de goma, granadas y perros. A pesar del intenso frío, llegando a fines de noviembre, el campamento seguía creciendo y personas de distintas partes del mundo llegaban para apoyar a los manifestantes. El 25 de noviembre, la corporación de ingenieros del ejército envió una carta al presidente sioux de Standing Rock, declarando que planeaba cerrar la propiedad federal al norte de Cannonball River el 5 de diciembre, incluyendo el campamento Oceti Sakowin. Cualquiera que acampara más allá de esa fecha sería considerado intruso y sujeto a procesamiento.



Llegan refuerzos



Ante esta amenaza, en los primeros días de diciembre un grupo de al menos 2.000 veteranos de guerra del ejército de los Estados Unidos se hicieron presentes para formar un "escudo humano" de protección de los sioux en lucha. Convocados por Wesley Clark Jr. (un ex teniente de caballería, hijo del reconocido general retirado y ex candidato presidencial Wesley Clark) y Michael Wood Jr. (veterano de la marina), los ex militares vestidos con sus uniformes, rangos y banderas militares, comenzaron a arribar al campamento. “Nos congregaremos como una milicia pacífica y desarmada en la Reserva Sioux Standing Rock”, dijo Clark a los medios de prensa a su llegada al campamento.



Otro veterano, Jason Brocar, de 44 años, dijo al New York Times que se conmovió por las escenas televisadas entre la policía y los civiles y que eso estuviera sucediendo en los Estados Unidos. "Incluso en Irak, había algunas reglas que cumplir. Si esos chicos no tienen armas, simplemente no tiene sentido, esto no es un polígono de tiro".



Finalmente, en la tarde del 4 de diciembre, esta batalla llegó a su fin: el cuerpo de ingenieros del ejército decidió no aprobar el actual trazado del oleoducto. La resolución argumenta que, después de extensas consultas, entiende que la mejor forma para proceder es “explorar rutas alternativas para el cruce del oleoducto” y elaborar un estudio de impacto ambiental más amplio. Seguramente no sea la batalla final. La amenaza de una rectificación de esta decisión una vez que Donald Trump asuma la presidencia, pende sobre la cabeza de los sioux. Tampoco es evidente que un nuevo trazado vaya a minimizar las amenazas para los sitios y el agua de su población.



El perdón



Pero lo más significativo, o quizá la batalla tal vez más trascendental para el futuro fue lo que ocurrió el lunes 5 cuando los cientos de veteranos del ejército de los Estados Unidos pidieron perdón por las atrocidades cometidas contra el pueblo Sioux. "Hoy fui testigo de algo poderoso y profundo", dijo Jon Eagle, oficial tribal de la Reserva Sioux en Standing Rock. "Wes Clark Jr. y los veteranos reunidos se arrodillaron y colectivamente pidieron perdón por el genocidio y los crímenes de guerra cometidos por los militares de Estados Unidos contra naciones tribales en este país".



"Muchos de nosotros, yo particularmente," comenzó diciendo Clark, "provengo de unidades que los han lastimado a lo largo de muchos años, tomamos sus tierras, firmamos tratados que luego rompimos, robamos minerales de sus montañas sagradas, insultamos con las caras de nuestros presidentes sus colinas sagradas y tratamos de eliminar su idioma... Nosotros no los respetamos, contaminamos su tierra y los hemos herido de muchas maneras". Luego se arrodilló ante el jefe Leksi Leonard (Crow Dog) y agregó: "Pero ahora venimos a decir que lo sentimos, que estamos a su servicio y le rogamos su perdón". 



El jefe Leonard, en nombre de las tribus presentes, a su vez pidió perdón por cualquier daño que podría haber sido causado el 25 de junio de 1876, cuando la Gran Nación Sioux derrotó a la 7 ª caballería dando muerte a más de doscientos cincuenta soldados estadounidenses. "Hoy perdonamos y pedimos la paz mundial", dijo al finalizar su discurso.



La hora de los veteranos



Sin duda, más allá del gran apoyo logrado de miles de personas, la presencia de los veteranos fue un elemento clave en la resolución del conflicto. Iba a ser muy difícil para la policía arremeter contra ellos como lo habían hecho contra los miembros de la comunidad y los demás activistas en ocasiones anteriores.



Pero además, estos veteranos han logrado un cierto reconocimiento y organización que les permite imaginar nuevas batallas alineadas con sus nuevos objetivos. Estos ex militares están planeando dirigirse a la ciudad de Flint en Michigan, donde la población está embarcada en una batalla contra el gobernador Rick Snyder por la contaminación con plomo del agua potable. 



"No sabemos cuándo vamos a estar allí, pero nos dirigiremos a Flint", dijo Wesley Clark Jr. quien ha logrado recolectar más de un millón de dólares para su causa a través de GoFundMe, un sitio de recaudación de fondos para campañas de interés público. Según ABC News, este sábado 10 de diciembre, los veteranos tendrán su primera asamblea para resolver la mejor manera de apoyar la lucha de los ciudadanos de Flint.



Un inesperado y poderoso apoyo viene a recibir el activismo ambiental norteamericano. Apoyo que aparenta ser una consecuencia directa de la victoria electoral de Donald Trump, una victoria que parece haber sembrado un nuevo mapa de alianzas en el corazón de la ciudadanía norteamericana.



- Gerardo Honty es analista de CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social).


La empresa española Ecoener-Hidralia anuncia su retirada de Guatemala tras años de lucha indígena  



www.eldiario.es/261216


La llegada de la empresa a Santa Cruz de Barillas en 2009 fue el inicio de casi una década de conflicto/Imagen: Pedro Armetre-Alianza por la Solidaridad





La compañía hidroeléctrica Hidro Santa Cruz, empresa subsidiaria de la transnacional española Ecoener-Hidralia, ha anunciado que no continuará en Guatemala, después de ocho años de resistencia indígena. En un comunicado oficial, la empresa ha hecho pública a los derechos asociados a la construcción de una presa hidroeléctrica sobre el río Cambalam, en el municipio guatemalteco de Santa Cruz de Barillas.



"El proyecto Cambalam, fruto de los estudios realizados, de los estándares de sostenibilidad y de las exigencias técnicas y económicas que implican, ha evidenciado no ser viable", ha reconocido la compañía.



"Es una gran noticia", celebra Almudena Moreno, coordinadora de Desarrollo Local Sostenible en Alianza por la Solidaridad, en una conversación con eldiario.es. El pasado noviembre, esta ONG, Amigos de la Tierra y Mujeres de Guatemala, entregaron más de 20.000 firmas al embajador de Guatemala en España, Fernando Molina Girón, para exigir la retirada definitiva de Ecoener-Hidralia del país.



Pese a que el proyecto lleva paralizado desde 2009, "al no haber una comunicación oficial al Estado, existía incertidumbre en las comunidades afectadas", explica Moreno. La decisión, según la empresa, fue adoptada hace meses tras analizar el "impacto social y las peticiones recibidas por parte de diferentes ONG". Ahora, se ha comunicado de forma oficial al Estado de Guatemala la renuncia a la concesión.



Según un informe de Alianza por la Solidaridad, el proyecto consistía en aprovechar un salto natural de agua en el río Canbalam para instalar una minicentral hidroeléctrica con una potencia de 4,96 megavatios. Sin embargo, esta zona es utilizada tradicionalmente por los indígenas, población mayoritaria en Santa Cruz de Barillas, como centro ceremonial y de recreo. La apropiación de los recursos del río Cambalam por parte de la empresa se confrontaba, así, con el derecho de los pobladores locales al uso de sus aguas.



"Después de años de lucha, es una gran victoria. Esto demuestra que la movilización cambia las cosas", asegura la representante de Alianza. En total han sido ocho años de resistencia por parte de las comunidades q’anjobal, chuj, akateko y popti', que habitan en el municipio. La propia compañía admite que el proyecto "no ha adquirido la aceptación de una parte significativa de los habitantes del territorio".



Pero aún queda mucho por hacer. El conflicto que ha supuesto la presencia de Ecoener-Hidralia en la zona trajo, según la ONG, "altas cotas de vulneración de derechos humanos" entre los que denuncian "asesinatos, secuestros, amenazas, agresiones a mujeres, encarcelamiento de líderes comunitarios y un grave deterioro del tejido social".



Por esta razón, uno de los retos más importantes en el escenario que deja la retirada de la compañía es, en opinión de Moreno, la reconstrucción de las relaciones en el tejido comunitario, dañadas por la división que crea un proyecto de estas características. "Se trata de una comunidad con una fragilidad enorme con raíces en el conflicto de los años 80. La irrupción, con malas formas, de la empresa abrió viejas heridas", explica.



El otro gran reto es lograr las reparaciones morales de los daños causados. En este sentido, Moreno valora que Ecoener-Hidralia diera un primer paso al retirar las acusaciones contra 30 líderes comunitarios encarcelados "por delitos que no cometieron". Los acusados fueron puestos en libertad sin cargos el pasado agosto.


2016, en clave de derechos humanos  


Un repaso a algunos de los temas y noticias que han marcado la actualidad de este año desde un enfoque de derechos humanos




www.eldiario.es/301216


Macedonia devuelve a Grecia al millar de refugiados que cruzó la frontera EFE






2016 arrancó con varios frentes abiertos y deja a su paso, entre otros muchos ruidos, el eco de un aldabonazo en las puertas que Europa ha decidido cerrar a quienes llegan tras huir de los conflictos. Focos de violencia que, en este año que termina, han permanecido activos y en los que la población civil continúa siendo la más perjudicada.



Son muchos los acontecimientos relevantes en materia de derechos humanos que han tenido lugar en este 2016. Desde Desalambre hemos recopilado algunos de los más decisivos. Conscientes de que toda selección deja siempre ausencias importantes, invitamos a los lectores a que destaquen en los comentarios aquellos otros hechos que, en su opinión, han marcado este año que finaliza.



Un año más, 2017 se abre paso tras un balance de más sombras que luces. Aquí estaremos para contar cómo evolucionan.



1. La UE, desenmascarada con los refugiados


El primer buque llegó a Puerto de Dikili, acompañado por la guardia costera turca. | Foto: AP - Emre Tazegul



Operarios intentan tapar con una lona a los refugiados y migrantes recién llegados al puerto turco de Dikili. El primer buque de deportación de migrantes y refugiados desde la isla griega de Lesbos cuando estaba atracado en el puerto de Dikili. Al amanecer un grupo inicial fue escoltado hasta dos pequeños ferries por agentes de Frontex.



2016 comenzaba con imágenes ya habituales en los últimos meses: frágiles embarcaciones cargadas de cientos de personas intentando llegar a las islas griegas desde Turquía en busca de refugio. De nada había servido tanta conmoción por la muerte del pequeño Aylan Kurdi el Mediterráneo había seguido cobrándose vidas. De nada servían las constantes denuncias de las ONG especializadas, ni los llamados a cumplir el derecho internacional: Europa continuaba desoyendo la llamada de quienes llegaban a sus fronteras tras huir de los conflictos.



Pero la medida más controvertida de la UE aún estaba por llegar. En marzo, la firma y entrada en vigor del acuerdo con Turquía marcó un antes y un después en la gestión de las fronteras europeas. El pacto, que legalizó la devolución de refugiados de Grecia a Turquía, recibió de inmediato una lluvia de críticas de organizaciones humanitarias, expertos y la propia  ONU. Entre estas, las que se refieren a las expulsiones colectivas o el criterio de discriminación por nacionalidad, así como la consideración de Turquía como un 'país seguro'.



Tras el cierre de las fronteras, miles de personas quedaron atrapadas durante semanas en el campamento improvisado de Idomeni, entre Grecia y Macedonia. Las precarias condiciones del campo y su  desalojo final en mayo fueron el símbolo de la falta de respuesta de Europa  a la mayor crisis humanitaria tras la II Guerra Mundial. 



Siete meses después, era noticia otro desalojo, el de  la 'Jungla' de Calais, donde vivían más de 6.000 demandantes de asilo. Al blindaje de fronteras y la falta de recursos para atender a estas personas, se suma el lento ritmo de los países de la UE al cumplir sus compromisos. En julio, solo se había acogido a un 7% de los refugiados que se acordaron en 2015. 



Sin embargo, pocas decisiones políticas acaban frenando a quien huye de la violencia o desea buscar nuevas oportunidades.  La falta de vías legales y seguras para llegar a Europa, principal demanda de las ONG dedicadas a la migración, ha tenido en este año su peor consecuencia: 5.022 personas han fallecido en su intento de llegar a Europa por mar. 2016 no rompió las tendencias de años anteriores y siguió batiendo otro triste récord: en el mundo ya hay 65,3 millones de desplazados forzosos, según Acnur, y aunque en Europa se hable de "crisis de refugiados", la mayoría llegan a países en desarrollo.



2. El debate sobre el cierre de los CIE se refuerza


La Comisión de Interior del Congreso visitará el CIE del motín: Esto no lo debe capitalizar un partido



Las críticas a los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) se han reavivado en este 2016. En octubre, personas internas en el CIE de Aluche (Madrid)  pasaron más de 11 horas apostadas en la azotea del centro gritando "Libertad" y "Clemencia". Tras finalizar pacíficamente la protesta, varias de ellas denunciaron que habían sido golpeadas por la policía. Agresiones que algunas ONG llevaron a los tribunales. 



El motín de Aluche fue el más sonado, pero no fue el único de este año. Internos del CIE de Murcia han protagonizado varios intentos de fuga en estos últimos meses, algo que también ha sucedido de forma repetida en el CIE de la Zona Franca de Barcelona.



2016 termina con decenas de personas  privadas de libertad hasta dos meses sin que el Gobierno tenga la seguridad de poder deportarles a su país. El cierre definitivo de los CIE ha llegado a algunos  partidos políticos, que entienden que la privación de libertad sin haber cometido ningún delito es en sí misma una vulneración de derechos humanos. También son cada vez más las denuncias de malos tratos, hacinamiento, incomunicación e indefensión legal de los internos y ausencia de asistencia sanitaria permanente, que tiene como su mayor exponente la muerte, hace cinco años, de Samba Martine.



El nuevo ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, tendrá que hacer frente a estas reclamaciones. Hasta el momento,  ha seguido la línea del Ejecutivo en cuanto  los CIE:  negar la mayor. Por otro lado Jorge Fernández Díaz se despidió en noviembre de su mandato después de condecorar a los  ocho guardias civiles que habían sido absueltos de la acusación de maltrato a un migrante en la valla de Melilla.



El Gobierno, además, ha seguido sin dar explicaciones, dos años después, a los familiares de 15 personas en su intento de llegar a Ceuta en 2014,  que han constituido una asociación en Camerún para conocer la verdad y exigir justicia. Tampoco se les permitió el derecho de viajar a España para intentar acelerar el proceso de los cuerpos que dos años después de la muerte de sus hijos no han sido identificados: el Gobierno español les denegó el visado. 



3. Morir defendiendo la tierra: el adiós a Berta Cáceres


Berta Cáceres fundó en 1993 el COPINH junto a una docena de compañeros y compañeras para defender los territorio indígenas / © Goldman Environmental Prize



"Es fácil que a uno lo maten en la lucha por el medio ambiente". Las palabras de Berta Cáceres suenan hoy como un triste presagio. Tras años denunciando los asesinatos de activistas y luchando por los derechos indígenas y medioambientales, la líder hondureña fue asesinada el pasado marzo en su casa. Meses después, la investigación "seguía estancada".



En 2016 han seguido siendo constantes las intimidaciones, las amenazas y los asesinatos de defensores del medio ambiente en los países donde empresas transnacionales extractivas, hidroeléctricas o del sector agroindustrial tienen intereses. 185 personas fueron asesinadas por defender la tierra y sus derechos en 2015, según la ONG Global Witness.



Pero no todo han sido malas noticias. En otro país azotado por la violencia contra los defensores, Guatemala, las comunidades indígenas terminan el año con una victoria. Tras años de resistencia y violaciones de derechos humanos, la transnacional española Ecoener-Hidralia ha anunciado su retirada del país, tras renunciar a construir una presa hidroeléctrica sobre el río Cambalam.



Muchas defensoras del medioambiente insisten en que los asesinos de Berta Cáceres no lograron el objetivo de mermar su causa porque, como suena en cada una de las manifestaciones en recuerdo de la líder hondureña: "Berta no murió, se multiplicó". 



4. Las guerras que no cesan

La ciudad de Alepo en Siria ©Pablo Tosco / Oxfam Intermón



2016 ha sido el año de esas guerras que no terminan. Ha sido el año de Omran, el niño sirio de cinco años que, tras sobrevivir a un ataque, espera con la mirada perdida a que le atiendan. Una espera que es, también, la de una población civil atrapada entre fuegos cruzados durante cincos años de guerra. El año ha terminado con la batalla final por Alepo, que se ha saldado con la victoria de las fuerzas de Asad. De respetarse el acuerdo entre Turquía y Rusia, en 2017 se iniciarán nuevas negociaciones políticas entre el Gobierno sirio y la oposición en Astaná, capital de Kazajistán.



2016 además ha sido el año de las bombas de Arabia Saudí sobre Yemen mientras su población se muere de hambre. Bombas, en muchos casos,  procedentes de Occidente. Y también el año en el que Sudán del Sur, donde no cesan los combates, ha superado el millón de refugiados y ha sufrido un repunte de violencia sexual y reclutamiento de niños soldado



También hemos sido testigos de la batalla por Mosul, el último bastión del Estado Islámico en Irak. Una vez más, las personas han padecido las consecuencias de los combates entre el ISIS y las fuerzas armadas iraquíes junto a la coalición internacional liderada por EEUU, cuya ofensiva se ha ralentizado.



En 2016 han cumplido tres años de violencia enquistada en la República Centroafricana. Mientras, los combates entre militares y Boko Haram dejan altas tasas de malnutrición y desplazamientos en la región del Lago Chad (Nigeria, Níger, Chad y Camerún). 2016 no ha sido el año de la paz que nos hubiera gustado contar.



5. La ONU condena los asentamientos israelíes


Netanyahu urge a Obama a impedir que Irán llegue al umbral de potencia nuclear EFE



El año finaliza con una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que ha sorprendido al mundo. La abstención de EEUU ha facilitado que saliera adelante el texto, donde se condena la construcción de colonias israelíes los territorios palestinos y pide su cese "inmediato" y "completo", por ir en contra del derecho internacional. 



Pese al enfado de Israel, que ha tomado represalias diplomáticas contra los países que votaron a favor –entre ellos España– todo apunta a que no va a haber grandes cambios: la resolución no tiene carácter coercitivo, no es la primera condena de la ONU y Trump ya ha manifestado su rechazo a dañar las relaciones con el socio estratégico de EE.UU. A día de hoy la ocupación y el bloqueo israelí continúa y la población palestina sigue sufriendo las consecuencias



6. La paz en Colombia


Marcha por la paz, en Bogotá | Foto: Geraldkurt



Los referéndums decisivos y el carácter inesperado de sus resultados también han marcado este 2016. De la victoria del Brexit, tras la que  aumentaron los delitos de odio en Reino Unido al ajustado triunfo del 'no' de los colombianos al acuerdo con las FARC. Un pacto que, después de cuatro años de negociaciones, suponía un paso histórico para los más de 50 años de conflicto armado y por el que el presidente Juan Manuel Santos ha sido el galardonado de este año con el Nobel de la Paz.



Tras el revés en el plebiscito el alto el fuego siguió vigente y se retomaron las negociaciones, también con el sector del 'no', contrario al indulto a guerrilleros y a permitir que pudieran postularse a cargos públicos.

Aunque con el descontento de los críticos, se firmó un segundo acuerdo de paz con las FARC que fue refrendado el pasado noviembre por el Congreso de Colombia. Una victoria agridulce para un país fracturado políticamente  que aún sufre las heridas de décadas de violencia.



7. "Ni una menos", el grito que une al mundo


Realizan un paro en Argentina contra la violencia machista antes de la masiva marcha EFE



Detrás de las cifras siempre hay vidas y sueños. En América Latina y el Caribe, doce mujeres han sido asesinadas diariamente por el hecho de ser mujeres en este 2016, según datos de la comisión de la ONU para esa región,  la CEPAL.  En la misma línea, ONU Mujeres ha denunciado que "la impunidad alcanza niveles alarmantes" y que 14 de los 25 países del mundo con las tasas más elevadas de feminicidios están en América Latina y el Caribe. 



En este escenario desolador, un grito colectivo resuena: "Ni una menos, vivas nos queremos". Son las mujeres argentinas, que este año han vuelto a manifestarse en las calles para exigir el fin de los feminicidios en su país, en concreto, como respuesta al brutal asesinato de Lucía Pérez, una joven de 16 años. Pero el reclamo cruzó fronteras y ha tenido también su eco de solidaridad en México, Chile, Brasil, Uruguay, Colombia o Bolivia, también en España. 



Las calles están despiertas contra la violencia machista, también contra el retroceso de los derechos ya conquistados. La fuerte movilización social de las mujeres polacas ha conseguido tumbar una iniciativa que pretendía prohibir el aborto en el país, que cuenta con una de las leyes más restrictivas de Europa. 



8. Un paso para el fin de la ablación y más victorias


Fotografías de las niñas a las que no se les aplicó la mutilación genital femenina adornan las paredes de la organización de mujeres de Rohi-Weddu, en la región de Afar, Etiopía. | Foto: Unicef.



El triunfo de las mujeres polacas no ha sido el único de este 2016. La esclavitud sexual en conflicto armado ha sido por primera vez juzgada y condenada dentro del país donde se cometieron los abusos. Y ha sido en Guatemala, uno de los países con mayor tasa de feminicidios del mundo. La sentencia condenó a prisión a dos de los responsables de los abusos sexuales que sufrieron las mujeres indígenas que fueron utilizadas como esclavas domésticas y sexuales por parte de los militares a principios de los 80.



Asimismo, en agosto conocíamos que el Parlamento de la Unión Africana había aprobado la prohibición de la mutilación genital femenina en sus 50 Estados. Una decisión aplaudida por ONG y colectivos sociales pero con algunos matices: "El trabajo tiene que llegar las comunidades". Unicef calcula que a 200 millones de niñas y mujeres se les ha practicado la ablación en el mundo.



2016 también deja conquistas para la comunidad de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales (LGTB). Unos meses después de aprobar la adopción por parte de parejas homosexuales, la Corte Constitucional de Colombia ha avalado el matrimonio igualitario. Otro país en el que se han producido avances importantes es en Taiwan, donde se ha permitido  la unión civil entre personas del mismo sexo, algo que también ha sucedido en Italia.



Mientras tanto, Belice ha declarado inconstitucional la prohibición de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, hasta entonces penalizada. Sin embargo, uno de los golpes más duros de este 2016 lo han sufrido, precisamente, las personas LGTB:  el ataque al club gay de Orlando, que dejó 50 muertos y 53 heridos.



9. El primer equipo de refugiados en las Olimpiadas



Yusra Mardini, 17 años. Huyó de Siria a Alemania. Se prepara para participar como nadadora en los JJOO de Río 2016 | FOTO: Acnur



En agosto, una foto de la agencia AFP mostraba los contrastes de un Brasil que inauguraba los Juegos Olímpicos por todo lo alto bajo la mirada de las personas que viven en las favelas. Las Olimpiadas de Río de Janeiro comenzaban cargadas de polémica tras meses de denuncias de desalojos, represión policial, ejecuciones extrajudiciales e impunidad. 



Los Juegos Olímpicos también dejaron imágenes para el recuerdo. Por primera vez ha competido un equipo de refugiados, formado por dos nadadores sirios, dos judocas de la República Democrática del Congo y siete corredores de Etiopía, Somalia y Sudán del Sur.  



El medallista de plata Feyisa Lilesa, de Etiopía, realiza un gesto protesta contra la represión del gobierno de su país contra su etnia. Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. | Foto: Robert F. Bukaty – AP



La otra imagen fue el gesto del atleta etíope Feyisa Lilesa: tras cruzar la línea de meta en segundo lugar en el maratón, alzó los brazos en forma de 'x' en señal de protesta contra el gobierno de su

país y para mostrar su solidaridad con el grupo étnico Oromo, al que pertenece.



10. El 'burkini' o la islamofobia de género


Defensoras del burkini convierten la Embajada francesa de Londres en una playa EFE



Una mujer que disfruta de la playa de Niza es obligada por la policía francesa a quitarse parte de su ropa, en aplicación de la prohibición del burkini, norma impuesta tras los atentados que sufrió la localidad. La foto dio la vuelta al mundo este verano, en plena polémica generada después de que una quincena de municipios franceses prohibiera este traje de baño. 



Días después, en respuesta a las peticiones de organizaciones civiles, el Consejo de Estado francés suspendió la prohibición del burkini decretada en una de las localidades y dictaminaba que la medida había supuesto "un ataque grave y manifiestamente ilegal contra las libertades fundamentales: la libertad de circulación, la de conciencia y la libertad personal".



El debate sobre burkini es una muestra de cómo las mujeres están más expuestas a la islamofobia que los hombres: de todas las agresiones islamófobas registradas en Francia en 2015, un 73% fueron contra las mujeres. "No hay otra razón para que en Francia se prohíba el burkini que no sea alentar políticamente la xenofobia", recordaba la feminista Beatriz Gimeno, en su reflexión sobre la complejidad de este debate.



11. Los desastres naturales siguen cobrándose víctimas


Después de las primeras evacuaciones de emergencia, las ONG están centradas en la atención a los supervivientes y les preocupa la insalubridad, por el riesgo a la propagación de enfermedades. | Intermón Oxfam (David Illera).



Los desastres naturales también han sido protagonistas en este año que termina. En abril, el terremoto de Ecuador provocó 660 víctimas mortales y más de 27.000 heridos, según datos de Médicos Sin Fronteras. El balance de personas que perdieron la vida tras el paso del huracán Matthew por Haití oscila entre 546 y 1.000. En torno a  60 millones de personas sufren los efectos del fenómeno climático de El Niño, uno de los países más afectados es Etiopía. 



Según cifras de la ONU, nueve de cada diez desastres que se producen en el mundo están relacionados con el cambio climático y la tendencia es a continuar aumentando.