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Amazonia: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral



Compartimos la homilía del Papa Francisco del pasado domingo 6 de octubre, día en que se da inicio en Roma al Sínodo de la Amazonía.

El apóstol Pablo, el mayor misionero de la historia de la Iglesia, nos ayuda a “hacer Sínodo”, a “caminar juntos”. Lo que escribe Timoteo parece referido a nosotros, pastores al servicio del Pueblo de Dios.
Ante todo, dice: «Te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos» (2 Tm 1,6). Somos obispos porque hemos recibido un don de Dios. No hemos firmado un acuerdo, no nos han entregado un contrato de trabajo “en propia mano”, sino la imposición de manos sobre la cabeza, para ser también nosotros manos que se alzan para interceder y se extienden hacia los hermanos. Hemos recibido un don para ser dones. Un don no se compra, no se cambia y no se vende: se recibe y se regala. Si nos aprovechamos de él, si nos ponemos nosotros en el centro y no el don, dejamos de ser pastores y nos convertimos en funcionarios: hacemos del don una función y desaparece la gratuidad, así terminamos sirviéndonos de la Iglesia para servirnos a nosotros mismos.

Nuestra vida, sin embargo, por el don recibido, es para servir. Lo recuerda el Evangelio, que habla de «siervos inútiles» (Lc 17,10). Es una expresión que también puede significar «siervos sin beneficio». Significa que no nos esforzamos para conseguir algo útil para nosotros, un beneficio, sino que gratuitamente damos porque lo hemos recibido gratis (cf. Mt 10,8). Toda nuestra alegría será servir porque hemos sido servidos por Dios, que se ha hecho nuestro siervo. Queridos hermanos, sintámonos convocados aquí para servir, poniendo en el centro el don de Dios.

Para ser fieles a nuestra llamada, a nuestra misión, san Pablo nos recuerda que el don se reaviva. El verbo que usa es fascinante: reavivar literalmente, en el original, es “dar vida al fuego” [anazopurein]. El don que hemos recibido es un fuego, es un amor ardiente a Dios y a los hermanos. El fuego no se alimenta por sí solo, muere si no se mantiene vivo, se apaga si las cenizas lo cubren. Si todo permanece como está, si nuestros días están marcados por el “siempre se ha hecho así”, el don desaparece, sofocado por las cenizas de los temores y por la preocupación de defender el status quo. Pero «la Iglesia no puede limitarse en modo alguno a una pastoral de “mantenimiento” para los que ya conocen el Evangelio de Cristo. El impulso misionero es una señal clara de la madurez de una comunidad eclesial» (Benedicto XVI, Exhort. apost. postsin. Verbum Domini, 95). Porque la Iglesia siempre está en camino, siempre en salida, jamás cerrada en sí misma. Jesús no ha venido a traer la brisa de la tarde, sino el fuego sobre la tierra.

El fuego que reaviva el don es el Espíritu Santo, dador de los dones. Por eso san Pablo continúa: «Vela por el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros» (2 Tm 1,14). Y también: «Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de prudencia» (v. 7). No es un espíritu cobarde, sino de prudencia. Alguno piensa que la prudencia es una virtud “aduana”, que detiene todo para no equivocarse. No, la prudencia es una virtud cristiana, es virtud de vida, más aún, la virtud del gobierno. Y Dios nos ha dado este espíritu de prudencia.

Pablo contrapone la prudencia a la cobardía. ¿Qué es entonces esta prudencia del Espíritu? Como enseña el Catecismo, la prudencia «no se confunde ni con la timidez o el temor», si no que «es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo» (n. 1806). La prudencia no es indecisión, no es una actitud defensiva. Es la virtud del pastor, que, para servir con sabiduría, sabe discernir, sensible a la novedad del Espíritu. Entonces, reavivar el don en el fuego del Espíritu es lo contrario a dejar que las cosas sigan su curso sin hacer nada. Y ser fieles a la novedad del Espíritu es una gracia que debemos pedir en la oración. Que Él, que hace nuevas todas las cosas, nos dé su prudencia audaz, inspire nuestro Sínodo para renovar los caminos de la Iglesia en Amazonia, de modo que no se apague el fuego de la misión.

El fuego de Dios, como en el episodio de la zarza ardiente, arde, pero no se consume (cf. Ex 3,2). Es fuego de amor que ilumina, calienta y da vida, no fuego que se extiende y devora. Cuando los pueblos y las culturas se devoran sin amor y sin respeto, no es el fuego de Dios, sino del mundo. Y, sin embargo, cuántas veces el don de Dios no ha sido ofrecido sino impuesto, cuántas veces ha habido colonización en vez de evangelización. Dios nos guarde de la avidez de los nuevos colonialismos. El fuego aplicado por los intereses que destruyen, como el que recientemente ha devastado la Amazonia, no es el del Evangelio. El fuego de Dios es calor que atrae y reúne en unidad. Se alimenta con el compartir, no con los beneficios. El fuego devorador, en cambio, se extiende cuando se quieren sacar adelante solo las propias ideas, hacer el propio grupo, quemar lo diferente para uniformar todos y todo.

Reavivar el don; acoger la prudencia audaz del Espíritu, fieles a su novedad; san Pablo dirige una última exhortación: «No te avergüences del testimonio […]; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios» (2 Tm 1,8). Pide testimoniar el Evangelio, sufrir por el Evangelio, en una palabra, vivir por el Evangelio. El anuncio del Evangelio es el primer criterio para la vida de la Iglesia: es su misión, su identidad. Poco después Pablo escribe: «Pues yo estoy a punto de ser derramado en libación» (4,6). Anunciar el Evangelio es vivir el ofrecimiento, es testimoniar hasta el final, es hacerse todo para todos (cf. 1 Cor 9,22), es amar hasta el martirio.

Agradezco a Dios porque en el Colegio Cardenalicio hay algunos hermanos cardenales mártires, que han probado, en la vida, la cruz del martirio. De hecho, subraya el Apóstol, se sirve el Evangelio no con la potencia del mundo, sino con la sola fuerza de Dios: permaneciendo siempre en el amor humilde, creyendo que el único modo para poseer de verdad la vida es perderla por amor.


De Juan Pablo II a Francisco: luces y sombras


Fernando Bermúdez López
www.religiondigital.org / 18.10.2019 

Luces y sombras de Juan Pablo II

Luces.

Juan Pablo II ha sido uno de los hombres más carismáticos y populares de los últimos tiempos. Tuvo una fuerte incidencia en la vida eclesial y social, tal vez debido, no solo a su carisma, sino también a que su ministerio apostólico fue uno de los más largos en la historia de la Iglesia. Es considerado uno de los líderes más influyentes del siglo XX. Fue un Papa viajero. Realizó 104 viajes, visitando más de 60 países durante su pontificado. Hablaba varios idiomas: italiano, alemán, inglés, español, portugués, ruso, latín, griego clásico y su idioma materno el polaco. Fue un gran comunicador. Tuvo un gran don de gentes.

Fue un hombre coherente consigo mismo y sus principios religiosos. Un auténtico creyente. Un hombre convencido de su fe. Su sentido de la justicia le llevó a la defensa de los derechos humanos y de la justicia social por donde quiera que peregrinó. No siempre.

De cara a la sociedad defendió los derechos humanos, sin embargo, de cara al interior de la Iglesia ejerció un autoritarismo medieval, potenció el centralismo romano, descalificó y reprimió a notables teólogos y teólogas, destituyó a respetables obispos que estaban comprometidos con sus pueblos.

Sus encíclicas “Centésimus Annus”, “Laborem Exercens”, “Solicitudo Rei Socialis”… han marcado línea en la Doctrina Social de la Iglesia en defensa de la justicia y del bien común, aunque siempre dentro del pensamiento neoliberal.

La doctrina social fue siempre un tema privilegiado. Condenó duramente, en nombre del Evangelio, los abusos del sistema capitalista. Durante su visita a Cuba llegó a denunciar el neoliberalismo y sus perversos efectos.

En sus viajes a América Latina insistía constantemente en la  unión de fe y vida frente al discurso de las sectas protestantes que predicaban que solo la fe basta, y que tanta confusión generaban en algunos medios católicos.

Denunció en repetidas ocasiones la carrera armamentista y la política materialista del “capitalismo salvaje”. Tomó una actitud valiente frente a la paz del mundo. En sus numerosos viajes alrededor del planeta levantó siempre la bandera de la paz que nace de la justicia.  No siempre.

Se opuso firmemente a la invasión de Irak por parte de Estados Unidos y sus aliados (España y Gran Bretaña) considerándola como una inmoralidad histórica.

Tuvo el coraje evangélico de visitar en la cárcel a Ali Agca, quien intentara asesinarle en mayo de 1981. Le dio un abrazo y le perdonó. No lo sacó de la cárcel porque el perdón no está reñido con la justicia.

Impulsó la recuperación de la memoria histórica sobre los tristes acontecimientos del nazismo, con el objetivo de que nunca más se vuelva a repetir. Asimismo, animó al obispo mártir de Guatemala, Juan Gerardi, en su proyecto de la Recuperación de la Memoria Histórica en este país centroamericano, cuyo objetivo fue contribuir a la reconciliación nacional.

Fue un gran defensor de la vida. Adoptó una firme oposición al aborto y a la aplicación de la pena de muerte.

En lo doctrinal fue valiente al desafiar la creencia tradicional de que el cielo es un lugar, diciendo que no es un lugar sino un estado espiritual.

Insistía en la “mundialización de la solidaridad”, pero sin llegar a abordar en las causas profundas de la pobreza y las desigualdades sociales. Denunció valientemente el hambre en el mundo y la pobreza extrema, pero no denunció las causas que generan pobreza y hambre. En contraste, destacados obispos y cardenales de América Latina decían: cuando somos solidarios con los pobres nos llaman santos, pero cuando señalamos las causas de la pobreza nos llaman comunistas”.

Juan Pablo II vivió su enfermedad y ancianidad sin miedo al dolor y a la muerte, asociándose a la pasión de Cristo.

Sombras. 

Durante su pontificado la Iglesia católica sufrió una cuantiosa sangría de fieles debido a la corrupción que se generó en la Curia romana y altos dignatarios de la Iglesia. Multitud de católicos se pasaron a las sectas protestantes, sobre todo en América Latina. Y grandes contingentes de hombres y mujeres, especialmente jóvenes, han dejado de creer en la Iglesia. El islam creció notablemente durante el pontificado de Juan Pablo II.

Encubrió a innumerables obispos y clérigos pederastas. Cuando algunos obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos enviaron cartas al Vaticano o le entregaron personalmente información de casos de pederastia, él no tomó cartas en el asunto, más bien los protegió, como es el caso de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo y amigo personal suyo, y los numerosos escándalos de pederastia en Chile. Quiso evitar que se conozcan en los medios de comunicación.

Configuró una Curia Romana fuerte conformada por monseñores corruptos, avarientos de poder y de control de las finanzas del Banco Vaticano (IOR), algunos de los cuales estaban implicados en la mafia con Michele Sindona y Roberto Calvi. Monseñor Marcinkus, director del Banco Vaticano mantenía relaciones con la masonería y la CIA. Fue imputado por la justicia italiana. Juan Pablo II permaneció pasivo frente a los escándalos financieros del Banco Vaticano.

Guardó silencio ante la misteriosa muerte de Juan Pablo I, su antecesor, ocurrida en 1978, quien había determinado acabar con los negocios vaticanos haciendo frente a la mafia, apostando por una Iglesia más evangélica.

Ante la muerte violenta en Londres del banquero católico Roberto Calvi (junio 1982), que durante años había negociado en nombre de las finanzas del Vaticano, no pronunció una sola palabra. Guardó silencio absoluto.

Cuando el 4 de mayo de 1998 aparecieron asesinados en el Vaticano el coronel de la Guardia Suiza Alois Estermann, su esposa Gladys Meza, y el cabo Cédric Tornay, el Papa se limitó a una lamentación y aceptó que la Curia romana impidiera una investigación que averiguase la verdad sobre el triple crimen. Las autopsias se realizaron dentro del Vaticano y quedaron como un asunto secreto.

Protegió incondicionalmente al cardenal Cody, de Chicago, hombre de muy mala reputación en los Estados Unidos por actos de corrupción. Éste ofrecía anualmente al Papa 50.000 dólares.

Combatió la libertad de pensamiento en la Iglesia, silenciando y condenando a casi 200 teólogos y teólogas porque disentían sobre algunas normativas que él dictaba. Ejerció un pontificado marcadamente autoritario e inquisitorial.

Apoyó con dinero del Banco Vaticano al sindicato “Solidaridad” de Polonia en la lucha política contra el gobierno de su país, mientras condenaba a los sacerdotes y religiosos que colaboraban con las organizaciones sociales y populares en América Latina.

En su visita a Nicaragua amonestó públicamente al monje y poeta nicaragüense Ernesto Cardenal que, en señal de respeto estaba hincado de rodillas ante el Papa, porque provisionalmente ocupaba el cargo de ministro de Cultura. En Nicaragua hizo caso omiso al clamor popular pidiéndole al Papa que condenara la guerra de la “Contra”, que tantas muertes y destrucción estaba ocasionando.

En sus visitas a Polonia, transformó las homilías en mítines políticos contra el régimen prosoviético. Cuando asesinaron al sacerdote polaco Jerzy Popieluzko, militante del sindicato polaco Solidaridad, lo calificó de héroe y mártir.

Designó prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antiguo Santo Oficio) al cardenal conservador Joseph Ratzinger, que como un inquisidor fue vigilando paso por paso el pensamiento de cada teólogo y teóloga, sobre todo los que transitaban por caminos de la libertad y la liberación abiertos por el Concilio Vaticano II y Medellín. No aceptó que los teólogos repiensen críticamente la fe para dar razón de ella en cada contexto histórico.

Puso en marcha rígidos controles y procesamientos que terminaron en dolorosas condenas y sanciones de teólogos y teólogas. Algunos reducidos al silencio. No admitió el pluralismo ni el diálogo intraeclesial.

Atacó duramente a la teología de la liberación, llevando a cabo un proceso sistemático de desarticulación de la Iglesia que camina al lado de los empobrecidos de la tierra. El 6 de agosto de 1984 la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó la Instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación, firmado por el cardenal Ratzinger (después Benedicto XVI). Es un documento que no responde a lo que es verdaderamente la teología de la liberación, por lo tanto, un documento injusto, porque lo que en este documento se condena no es realmente la teología de la liberación sino una interpretación subjetiva y equivocada de la misma. La teología de la liberación es de clara inspiración evangélica. Se fundamenta en el mensaje y en la praxis de Jesús de Nazaret quien nos ha revelado que los pobres son el lugar teológico donde se manifiesta Dios. La teología de la liberación no es una ideología o una teoría sino una manera de vivir el Evangelio en la proximidad y solidaridad con la humanidad sufriente. La teología de la liberación tiene dos fuentes: una, la experiencia de fe en el Dios de la vida manifestada en la práctica de Jesús; y la otra, el análisis de la realidad socioeconómica y política. Nace en el corazón del pueblo creyente, de su hambre y sed de Dios y de su hambre y sed de justicia.

Juan Pablo II no llego a entender la teología de la liberación, la cual estaba apoyada por multitud de obispos en América Latina. Realizó nombramientos de obispos próximos al Opus Dei y algunos de discutida conducta. En las diócesis donde había un obispo comprometido con los pobres y defensor de los derechos humanos, al jubilarse éste, nombró a otro de línea totalmente opuesta, por ejemplo, San Salvador, Recife, Sao Paulo, Cuernavaca, Tehuantepec, Quiché…

Cerró Institutos teológicos, facultades de teología y seminarios que preparaban sacerdotes al estilo de Jesús, servidores y defensores de los pobres, comprometidos con la justicia (ITES y  SERESURE en México).

Favoreció a los movimientos ultraconservadores como el Opus Dei y las comunidades neocatecumenales (conocidos como los Kikos), renovación carismática…, mientras fustigó a las comunidades cristianas de base, a la JOC (Juventud obrera cristiana) y a la Teología de la liberación.

Ignoró los planteamientos pastorales y de renovación de la Iglesia del Concilio Vaticano II, que convocara el santo Papa Juan XXIII, para volver a la tradición más conservadora e integrista del concilio de Trento. Asimismo, ignoró los lineamientos pastorales de la Conferencia de Obispos de América Latina (CELAM): Medellín y Puebla.

Configuró un modelo de Iglesia marcadamente piramidal, clericalista y con una jerarquía de poder y no tanto de servicio. Ejerció su ministerio con una actitud autoritaria. Fortaleció la centralización romana sobre el espíritu de colegialidad propuesto por el Concilio Vaticano II.

Ignoró la inculturación del Evangelio, imponiendo la cultura romana sobre las distintas culturas indígenas de los pueblos de África, América, Asia y Oceanía.

Sus viajes por el mundo fueron manifestaciones organizadas mediante acuerdos tecnológicos y políticos con ayuda de millones de dólares (muchos de ellos programados por el Opus Dei), en vez de ser expresiones espontáneas de fe del pueblo católico. Estableció alianzas estratégicas con el presidente norteamericano Ronald Reagan.

Fue cruel con Monseñor Óscar Romero, arzobispo de El Salvador, cuando éste llegó al Vaticano con un dossier de documentos sobre las masacres que el ejército de este país centroamericano realizaba contra humildes campesinos, secuestros, torturas y asesinatos de sacerdotes, religiosas y catequistas. Juan Pablo le dijo: “Si usted se llevara bien con las autoridades esto se hubiera evitado”.  Juan Pablo II prestó más credibilidad al embajador salvadoreño en el Vaticano que al arzobispo.

Impulsó prepotentemente normativas rígidas en materia de moral sexual, condenando métodos clínicos de regulación de natalidad. No escuchó las voces críticas que le llegaron desde las bases de la Iglesia, sobre todo de África y América Latina. Sus orientaciones no son seguidas por la mayoría de los fieles. Este divorcio entre la moral señalada por Juan Pablo II y la practicada por los creyentes es una de las mayores escisiones de la Iglesia católica.

Guardó silencio frente a las dictaduras militares latinoamericanas que costó la vida a millares de personas y a innumerables cristianos (catequistas, sacerdotes, religiosos, religiosas y obispos). En su visita a Chile, en abril de 1987, bendijo a Pinochet y le dio la sagrada comunión, siendo así que éste asesinó a 40.000 personas, la mayoría de ellas torturadas. Se fotografió sonriente con el dictador en medio de las protestas populares. No aceptó reunirse con Organizaciones de Derechos Humanos que habían solicitado entrevistarse con él. Cuando el juez Baltasar Garzón emitió la orden de extradición de Pinochet, el Papa le solicitó la liberación del dictador por “razones humanitarias”. ¿No podía haberle pedido al dictador que dejara de torturar y asesinar a tanta gente “por razones humanitarias”?

Su origen polaco y la experiencia vivida durante los años de la dictadura pro-soviética le condicionó notablemente, hasta tal grado que llegó a mirar el mundo desde este prisma.

Negó la dignidad de las mujeres en la Iglesia, al no reconocer la participación del género femenino en la toma de decisiones con liderazgos similares a los hombres (Mulieris Dignitatem).

A su muerte dejó una Iglesia dividida, lánguida y sin vida debido a las tensiones internas que él mismo, sin pretenderlo tal vez, generó al rodearse de los sectores eclesiales más conservadores. Lo cual está siendo causa que numerosos cristianos que antes se confesaban católicos, hoy se confiesen agnósticos o indiferentes. Y en América Latina, continente que antes se confesaba católico casi en su totalidad, las sectas fundamentalistas avanzan considerablemente.

En síntesis, los hechos demuestran que durante su “pontificado” ha habido una involución en el campo doctrinal, pastoral y litúrgico. Se ha desatendido el cambio impulsado por el Concilio que revolucionó la eclesiología al poner en el centro al pueblo de Dios y no a la jerarquía. Como consecuencia ha renacido el clericalismo, ha perdido fuerza el protagonismo de los laicos y se ha controlado el esfuerzo de emancipación y participación efectiva de la mujer en la Iglesia. Ha quedado enormemente reducida la corresponsabilidad de los sínodos y las conferencias episcopales y han sido puestas bajo sospecha la teología de la liberación y las teologías autóctonas. Benedicto XVI continuó con la línea involucionista de Juan Pablo II, con la diferencia de que fue consciente de la corrupción de la Curia romana y, ante la impotencia para enfrentarla y cambiarla, renunció al papado.

El Papa Francisco, reformador de la Iglesia

El 13 de marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, el jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio es elegido Papa y asume el nombre de Francisco, en honor al santo de Asís.

Con el Papa Francisco han llegado nuevos aires a la Iglesia.  Es un hombre conocedor de la realidad de pobreza y sufrimiento de los pueblos del Sur global. Hasta ahora, la Iglesia era más eurocéntrica. Con Francisco la Iglesia se hace más universal, más “católica”, que eso significa este término.

Abandonó el palacio pontificio y se fue a vivir a la residencia Santa Marta. Desde el primer momento dijo que quería una Iglesia pobre y al servicio de los pobres, al estilo de Jesús de Nazaret. Volvió a retomar el Concilio Vaticano II, que durante muchos años había estado marginado.

Concibe el papado como un servicio de hermano mayor entre hermanos, acentuando su ministerio de unidad y servicio a la comunidad eclesial y a la humanidad.

Su reforma está orientada hacia:
Una Iglesia centrada en Jesucristo y en su mensaje evangélico: la proclamación y vivencia del reino de Dios.
Una Iglesia-Comunidad, de relaciones interpersonales y fraternas, que refleje la práctica de las primeras comunidades cristianas de Jerusalén, donde todos poseían un solo corazón y una sola alma y compartían como hermanos cuanto tenían, privilegiando a los más pobres y necesitados (Hc 2, 42-47; 4,32-37).

Una Iglesia que revaloriza el sacerdocio del pueblo de Dios, pues Cristo, único y eterno sacerdote, lo asoció a su vida y a su misión, haciéndolo partícipe de su sacerdocio (Lumen Gentium,34). Hay un solo sacerdocio, el de Cristo y el de su comunidad, pero diferentes ministerios que emanan de este único sacerdocio. Esta existencia sacerdotal nos hace iguales a todos los bautizados.

Una Iglesia toda ella ministerial, corresponsable, fiel a las distintas vocaciones y servicios, donde los laicos y laicas tengan un papel relevante.

Una “Iglesia, en donde su jerarquía y servicio de autoridad se constituya en organismo de instancia de encuentro, de diálogo, de reflexión y decisión comunitaria.

Una Iglesia profética, libre de poderes y de riquezas, que desde su experiencia de Dios anuncie con alegría y pasión el Evangelio del Reino y denuncie con valentía todo aquello que se opone al proyecto de Dios (Evangelii Gaudium). Una Iglesia que sea voz de Dios en medio del pueblo, que consuele y levante la esperanza de los afligidos.

Una Iglesia orante, abierta al Espíritu, con una profunda espiritualidad encarnada en la historia, consciente de su vocación a la santidad, de manera que sea signo vivo del reino de Dios en el mundo (Gaudete et Exsultate).
Una Iglesia agente de reconciliación, de diálogo y tolerancia, para promover la justicia, el respeto a los derechos humanos y la paz.

Una Iglesia solidaria con los sufrimientos, luchas y esperanzas de los sectores oprimidos y excluidos de la sociedad: parados, desahuciados, indígenas y campesinos, migrantes y refugiados, niños de la calle... y con todas las causas justas de los pueblos.
Una Iglesia testimonialmente pobre, fiel seguidora de Jesús, comprometida en la defensa y promoción de los derechos humanos, la dignidad de la persona, la justicia, la verdad y la paz. Una Iglesia comprometida en la liberación de toda clase de esclavitud; que coloque en el centro de su actuación la solidaridad con quienes son excluidos.

Una Iglesia que valore la sexualidad como una dimensión más del ser humano, liberada de complejos y tabúes. Una Iglesia respetuosa con los homosexuales y lesbianas.

Una Iglesia que haga memoria viva de sus mártires y retome el testimonio de fidelidad y esperanza que ellos nos dejaron, como un compromiso de hacer presente en la historia la utopía del reino de Dios. Ellos son testigos fieles de Jesucristo. Nos convocan a la esperanza en el Dios de la Vida, el Dios trascendente y absoluto, que nunca defrauda a nadie. Los mártires nos interpelan para ser fieles a Jesús y a su causa hasta la muerte. Es por eso que reconoció públicamente la santidad de monseñor Óscar Romero, Enrique Angelelli y de varios sacerdotes y laicos que fueron asesinados por ser fieles al Evangelio en defensa de los pobres.

Una Iglesia acogedora y comprensiva, con un mensaje basado en el amor misericordioso de Dios a sus hijos e hijas en la fraternidad universal.
Una Iglesia comprometida con el ecumenismo y el macroecumenismo, abierta al diálogo con los hermanos de otras confesiones cristianas y no cristianas, dispuesta a trabajar codo a codo con personas, iglesias y grupos sociales que también buscan un mundo más justo y humano.

Una Iglesia pluricultural, promotora de valores éticos y culturales, defensora de los derechos de los pueblos indígenas.

Una Iglesia orientada a crear comunidades cristianas que sean agentes de transformación y humanización del mundo, siendo “fermento en la masa”, como dice Jesús en su Evangelio.

Una Iglesia defensora del medio ambiente, nuestra Casa Común. Propone reconocer la naturaleza como un espléndido libro en el cual Dios nos habla y nos refleja su hermosura y su bondad (Laudato Si).
Francisco quiere hacer incluso una reforma del papado. Dice: “Dado que estoy llamado a vivir lo que pido a los demás, también debo pensar en una conversión del papado… Me corresponde estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización… También el papado y las estructuras centrales de la Iglesia universal necesitan escuchar la llamada a una conversión pastoral” (Evengelii Gaudium, 32).

Quiere una Iglesia de puertas abiertas, que no se encierra en los templos, sino que sale a la calle, al encuentro de la gente. “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades… Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cesar: Dadles vosotros de comer” (Mc 6,37 (E.G.49).

Centra la misión evangelizadora de la Iglesia en la proclamación de la justicia y la misericordia, porque el amor es la esencia del Evangelio de Jesús. Por eso dice que, si un párroco en sus predicaciones a lo largo del año litúrgico habla solo sobre la templanza y no habla sobre la justicia, la fraternidad y la solidaridad, se abandona aquellas virtudes que deberían estar más presentes en la predicación y en la catequesis (E.G.37).

Como hemos señalado, son sugerentes y desafiantes sus exhortaciones y encíclicas Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio), Laudato Si (sobre el cuidado de la casa común), Amoris et laetitia (sobre el amor y la familia), Gaudete et exultate (sobre el llamado a la santidad en el mundo actual…) y multitud de discursos y homilías llenas de vitalidad y de profunda espiritualidad.
Francisco ha encontrado mucha resistencia en la Curia romana y en algunos cardenales y obispos conservadores, aliados con el poder y la riqueza, que no aceptan ninguna reforma en la Iglesia. Por eso,  pide humildemente a los cristianos que recen por él.

El Papa Francisco, líder moral de la humanidad

Hoy, muchas personalidades relevantes del mundo, académicos, intelectuales, premios Nóbel de la Paz, líderes políticos y religiosos de las distintas confesiones reconocen en Francisco un líder de la humanidad. Su estilo de vida sencillo y coherente así lo atestigua. Proclama lo que vive y vive lo que proclama, por eso su palabra adquiere credibilidad.

El Papa Francisco insiste en que evangelizar es humanizar este mundo. El reino de Dios que Jesús proclamó consiste en ser hombres y mujeres nuevos y en conformar una nueva humanidad basada en la práctica de la justicia, la misericordia, el amor y la fe sincera en el Dios Padre de todos los seres humanos. (Mt 23,23).

Es un hombre profundamente sensible al sufrimiento de la gente, de los pobres, enfermos, migrantes, refugiados, niños de la calle, desempleados, jóvenes desorientados y sin futuro… Por eso dice que todo evangelizador debe “tocar la carne sufriente de Cristo en el pueblo” (Evangelii Gaudium, 24).

Denuncia el desarrollo económico que no tiene en cuenta el desarrollo humano. Señala que necesitamos cambiar el modelo de desarrollo global… Ha llegado la hora -dice- de aceptar cierto decrecimiento en los países ricos, aportando recursos para que puedan crecer sanamente los países subdesarrollados (Laudato Si, 193).

Y sigue diciendo: “Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de las mayorías se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de los Estados encargados de velar por el bien común. “Hoy, algunos sectores económicos ejercen más poder que los mismos Estados” (L.S,196).

“Se instaura una nueva tiranía invisible que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas… Se ha divinizado el mercado y convertido en regla absoluta” (EG.56). “No podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado” (E.G.204).
“La situación actual del mundo provoca una sensación de inestabilidad e inseguridad que a su vez favorece formas de egoísmo colectivo… Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir” (L.S, 204).
Y llama a un cambio de la conciencia y a un estilo de vida sobrio, sencillo y contemplativo, capaz de gozar profundamente sin obsesionarse por el consumo. Asimismo, llama a un cambio de las estructuras socio-económicas y exhorta ”a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética a favor de todos seres humanos, particularmente de los más desfavorecidos” (L.S, 222 y E.G.58).

A Francisco le duele la falta de solidaridad con la humanidad sufriente. Uno de sus primeros viajes fue a la isla de Lampedusa para encontrarse con los inmigrantes y refugiados que llegaban a este lugar, muchos de ellos sobrevivientes de naufragios. Allí gritó que es una vergüenza lo que está ocurriendo en Europa y en el mundo. Hace una llamada a la cooperación para resolver las causas estructurales de las migraciones y de la pobreza y para promover el desarrollo integral de los pueblos del Sur.

Insiste en que los bienes de la tierra tienen un destino universal y que el bien común está por encima de la propiedad privada, como ya lo habían dicho los anteriores Papas. Por eso dice que la solidaridad es devolverle al pobre lo que le corresponde (E.G.189). “Nos escandaliza el hecho de saber que existe alimento suficiente para todos y que el hambre se debe a la mala distribución de los bienes de la tierra”.

Y retomando a Pablo VI dice que “los más ricos deben renunciar  a algunos de sus derechos para poner con mayor liberalidad sus bienes al servicio de los demás” (E.G.190).
Denuncia la de ética en la sociedad, en la economía y en la política. Dice: ”Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia” (E.G.203). Y hace una imperiosa llamada a reconstruir los valores éticos en la sociedad. Porque la crisis de valores éticos es la mayor crisis del mundo de hoy.

El desafío es ser hombres y mujeres libres para amar y servir. No hay mayor esclavitud que el individualismo y el egoísmo. “Deseo que aquellos que están esclavizados por una mentalidad individualista, indiferente y egoísta, puedan liberarse de esas cadenas indignas y alcancen un estilo de vida y de pensamiento más humano, más noble, más fecundo, que dignifique su paso por esta tierra” E.G.208).

Francisco tiene una visión global del mundo, pero al mismo tiempo llama a concretizar todo eso que deseamos para el mundo que lo llevemos a la práctica en la realidad local. “Es necesario prestar atención a lo global para no caer en una mezquindad cotidiana, pero al mismo tiempo no hay que perder de vista lo local, que nos hace caminar con los pies sobre la tierra” (E.G. 234).

Francisco es un hombre de diálogo y de paz. Busca un diálogo al interior de la Iglesia y con todas las confesiones religiosas en orden a contribuir al desarrollo de la Paz que nace de la justicia. Denuncia el uso de la violencia como medio de resolución de conflictos. Se opone radicalmente a la guerra y a la carrera armamentista.

Y, sobre todo, es un hombre de esperanza porque “en medio de la oscuridad siempre comienza a brotar algo nuevo”, dice.

A Francisco le preocupa la degradación del medio ambiente, la casa de todos los seres vivos. La paz del mundo tiene mucho que ver con el cuidado de la ecología y con el bien común. Porque el clamor de los pobres está unido al clamor de la tierra (L.S. 225).

Para hacer frente a los graves problemas que sufre la humanidad, tanto humanos como ambientales, proclama la urgencia de la conformación de una verdadera Autoridad política mundial (Laudato Si, 175).

La transformación económica de Bolivia


www.alainet.org / 18/10/2019

La economía de Bolivia ha experimentado una transformación estructural durante la presidencia de Evo Morales. El PIB real (ajustado a la inflación) per cápita creció en más de un 50% en los últimos trece años. Esto equivale al doble de la tasa de crecimiento de la región de América Latina y el Caribe. Aun cuando la economía regional latinoamericana sufrió una desaceleración en los últimos cinco años, Bolivia tuvo el mayor crecimiento del PIB per cápita en América del Sur.

Durante la mayor parte de los últimos 13 años, Bolivia ha tenido superávit en la balanza de pagos, lo que ayudó a mantener la estabilidad macroeconómica. El sólido crecimiento económico del país ha contribuido sustancialmente a la reducción de la pobreza y la pobreza extrema. La tasa de pobreza ha caído por debajo del 35% (estaba por debajo del 60% en 2006) y la tasa de pobreza extrema es del 15.2% (estaba por debajo del 37.7% en 2006).

La transformación económica de Bolivia fue posible gracias a un conjunto de amplias transformaciones políticas en el país. Estas incluyeron una nueva Constitución con directrices económicas importantes; la nacionalización y propiedad pública de recursos naturales y de algunos sectores estratégicos de la economía; una inversión pública redistributiva y una implementación de políticas salariales; la coordinación de políticas entre el Banco Central y el ministerio de Economía y Finanzas; y las políticas monetarias y cambiarias dirigidas a desdolarizar el sistema financiero boliviano.

La renacionalización de los hidrocarburos en 2006 fue vital para el progreso económico y social de Bolivia. En los primeros ocho años de la presidencia de Morales, los ingresos del gobierno nacional por hidrocarburos aumentaron casi siete veces, pasando de $731 millones a $4.95 mil millones; y aunque parte de esto fue consecuencia del aumento de precios, la mayoría fue el resultado de la nacionalización y de los cambios de política relacionados.

Es necesario hacer hincapié en la enorme importancia de la nacionalización de los hidrocarburos para el progreso económico de Bolivia de los últimos 13 años. Estos ingresos fueron fundamentales a la hora de permitir que el gobierno lograra una estabilidad macroeconómica (por ejemplo, evitar problemas en la balanza de pagos, mantener un tipo de cambio estable, aumentar enormemente la inversión pública), además de financiar el gasto social.

También es evidente que la capacidad del gobierno de elegir este camino mucho más productivo solo fue posible después de liberarse de las limitaciones de los acuerdos del FMI. Cuando Evo Morales tomó posesión del cargo en 2006, Bolivia llevaba operando bajo los acuerdos del FMI por 20 años, y su PIB per cápita era inferior al que tuvo en 1980. Un repaso de los documentos del FMI muestra la oposición del organismo internacional a cualquier tipo de nacionalización o incluso a intentos menores de aumentar el control gubernamental sobre los recursos de hidrocarburos. “El personal [del FMI] agradece el compromiso del presidente Mesa con vetar cualquier ley de hidrocarburos inapropiada”, frase que apareció en la Quinta Revisión del FMI en virtud del Acuerdo “Stand By” (de préstamo) en marzo de 2005, poco más de un año antes de la nacionalización dirigida por el sucesor de Mesa, Evo Morales.

Si bien algunas de las medidas económicas de Bolivia durante los últimos 13 años se ajustan a las prescripciones de políticas estándar, otras implican el uso de un agregado de políticas heterodoxas junto a herramientas ideadas por ellos mismos.

Por ejemplo, empezando en 2010 el Banco Central ha aplicado una política monetaria poco convencional a través de un programa de flexibilización cuantitativa, con el fin de comprar instrumentos financieros emitidos por empresas estatales y bonos del gobierno. En diciembre de 2018, casi la mitad (44%) del balance del Banco Central se invirtió en activos nacionales (frente al 12% en 2010). Es importante subrayar que este aumento significativo en el dinero creado por el Banco Central no estuvo acompañado por un aumento en la tasa de inflación de precios. Los fondos del Banco Central están destinados a contribuir con el programa de inversión de Bolivia en los gastos de capital de sus empresas estatales estratégicas (EEE).

El compromiso del gobierno con la inversión pública también está fuera de las recetas convencionales dominantes en la actualidad, y ha mantenido la inversión pública de Bolivia—como porcentaje del PIB—en el nivel más alto de América Latina. El conjunto de la inversión (pública y privada) también ha sido sustancialmente más alta que en el pasado, con un promedio de 21.8% del PIB en los últimos cinco años. Y los esfuerzos de Bolivia para promover el crecimiento económico se han centrado en el mercado interno, en línea con su estrategia de desarrollo.

El compromiso de Bolivia con el crecimiento económico del PIB se ha concentrado en el mercado interno, en consonancia con su estrategia de desarrollo. Ha habido aumentos sustanciales en el consumo de los hogares (4.7% de crecimiento anual promedio real entre 2006 y 2018), formación bruta de capital fijo (9.2%) y gasto público (5.3%). Las exportaciones también han crecido, pero a un ritmo más lento (un promedio de 1.9% anual). De hecho, en los últimos años Bolivia ha mantenido la inversión en niveles muy altos en comparación con el pasado. Durante los últimos cinco años (2014-2018), los niveles de inversión han promediado el 21.8% del PIB anual.

También ha sido impresionante la variación en el tamaño del sistema financiero boliviano. Los depósitos han crecido a una tasa promedio anual del 14% (entre 2008 y 2019). El tipo de cambio y las políticas monetarias de Bolivia han sido factores clave para re-bolivianizar el sistema financiero: la proporción de depósitos en dólares en el sistema financiero ha disminuido del 34% en 2008 al 1% en 2019; todo gracias a una combinación de desincentivos y regulaciones. Los préstamos dirigidos a sectores productivos y con topes máximos de tasas de interés bajas son parte del conjunto de herramientas que las autoridades monetarias han implementado con éxito. El crédito total en el sistema financiero ha crecido a un promedio de 16% por año desde 2008.

Sin embargo, quedan desafíos importantes. Aunque Bolivia ha experimentado un crecimiento económico sostenido durante estos años, sigue siendo uno de los países más pobres de América del Sur. Su sector de exportación sigue concentrado en términos de productos y destinos. El crecimiento de la inversión en Bolivia ha ocasionado recientemente déficits considerables, pero aún sostenibles en su cuenta corriente, así como déficits sustanciales no financieros del sector público. El Banco Central ha contribuido a esto financiando los gastos de capital de las empresas estatales. No se prevén riesgos importantes para la cuenta de capitales de Bolivia, pero cabe destacar que una gran cantidad de activos financieros de los bolivianos se depositan en el extranjero. Si bien ha habido un aumento reciente en la deuda pública denominada en el exterior, no representa un riesgo a corto o mediano plazo, principalmente porque es a muy largo plazo y también por ser un préstamo con condiciones favorables (es decir, muy por debajo de las tasas de interés del mercado).

Las autoridades bolivianas están promoviendo importantes inversiones en políticas de soberanía alimentaria, con el fin de convertirse en una potencia agrícola para diversificar la economía. También están atrayendo inversiones considerables para industrializar sus materias primas, con el objetivo de llegar a ser un líder mundial en la exportación de baterías de litio. Estas inversiones estratégicas son parte de la Agenda 2025 de Bolivia que guía su política económica a mediano plazo.

- Andrés Arauz, Mark Weisbrot, Andrew Bunker y Jake Johnston


Claves para entender la Bolivia de Evo


Katu Arkonada
www.jornada.unam.mx / 26-10-2019

¿Cómo es posible que en el país con mayor crecimiento de la región se ponga en duda la continuidad del presidente responsable de su estabilidad política y económica?

Para responder a esta pregunta vamos a intentar ensayar no una, sino varias respuestas.

Proceso electoral. Aunque se ha explicado varias veces desde el domingo de las elecciones, no ha habido ninguna manipulación de los resultados. De hecho, ningún líder o partido opositor en Bolivia ha presentado ni una sola prueba de fraude, y las actas escaneadas de cada mesa electoral, donde había fiscalización de cada partido político, se pueden consultar en línea en la web del Órgano Electoral Plurinacional (OEP).

Lo que sí hubo es una muy mala gestión de los resultados. En primer lugar, por parte del OEP, que paró la transmisión de resultados electorales preliminares (TREP) en 83 por ciento una vez que empezó a cargar las actas del cómputo oficial de resultados.

Pero también hubo una pésima gestión comunicativa del gobierno boliviano cuando la oposición interna y externa comenzaron a hacer su trabajo cuestionando los resultados y no supo dar una explicación clara y certera de lo que estaba sucediendo, allanando el camino para que la OEA y las trasnacionales de la información (con Jorge Ramos a la cabeza), que no han cuestionado al gobierno de Piñera por imponer una dictadura violenta y sangrienta en Chile, pudieran sembrar la duda en la opinión pública internacional. De hecho, la mala gestión comunicativa es sólo la culminación de un 2019, y especialmente de una campaña electoral, donde no se logró comunicar nunca para qué se quería la reelección de Evo.

Mesa y Chi. Estos dos factores también son importantes para entender los resultados. En principio parece difícil de entender cómo el vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, el mandatario más timorato de la historia, un candidato sin estructura política, haya podido alcanzar en 2019 casi 36 por ciento de los votos y casi forzar una segunda vuelta que con toda seguridad le hubiese convertido en presidente. También parece difícil de entender como Chi Hyun Chung, un pastor evangélico desconocido y con un discurso homófobo y misógino, haya podido quedar tercero alcanzando más de medio millón de votos (8.78 por ciento).

La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que una parte importante de la ciudadanía no ha votado por Mesa, sino contra Evo, aun si el candidato opositor no les convencía. A su vez Chi ha acumulado el voto duro más reaccionario, doblando el porcentaje obtenido por Óscar Ortiz, representante de la derecha cruceña, que quedó en cuarto lugar.

Eso sí, es importante mencionar que la suma de Mesa, centro-derecha, Ortiz, derecha, y Chi, ultraderecha, suma 49.53 por ciento de los votos. Si le sumamos el resto de opciones electorales de derecha que sacaron porcentajes pequeños, la suma supera ampliamente la mayoría de votos.

Podemos concluir, por tanto, que Evo Morales ha ganado las elecciones en primera vuelta más por deméritos de la oposición, que no fue capaz de unirse ni de construir ni un candidato ni una alternativa electoral sólida, que por méritos del oficialismo. De hecho, es necesario reflexionar la pérdida progresiva del voto que va más allá del núcleo duro del MAS-IPSP, voto que en 2005 fue de 51 por ciento, en 2009 de 64 y en 2014 del 61, bajando al 49 en el referendo de 2016 y a 46 por ciento en 2019.

Factor Evo. Es claro que Evo Morales sigue siendo un líder que interpela a una amplia mayoría social en Bolivia, pero que ha ido perdiendo la confianza de las clases medias urbanas, en un país que paradójicamente se ha ido desplazando de rural a urbano en la medida en que se sacaba de la pobreza a casi 3 millones de personas (la extrema pobreza pasó del 38.4 por ciento en 2005 a menos de 15 por ciento actual). Pero se construyeron millones de consumidores sin politizar (o más bien, politizados por los medios de comunicación) que han estado a punto de ser los verdugos del proceso de cambio boliviano, de manera similar a lo sucedido en Argentina en 2015.

2019-2025. En 2025 Bolivia festejará el 200 aniversario de la independencia republicana que encabezó, dando su nombre al país, el libertador Simón Bolívar. Esta segunda y definitiva independencia, y probablemente el cierre de un ciclo constituyente que comenzó antes de la victoria de Evo en 2005 (más bien allá por los años 90 con las marchas indígenas en defensa de la tierra, el territorio y la soberanía sobre los recursos naturales), se presenta como el momento más complicado para un gobierno que reinicia en enero 2020 con el nivel de deslegitimación más alto de sus 14 años de historia.

Y si ya en febrero de 2016 la ciudadanía no entendió (no se le explicó en realidad) la necesidad de un referendo, toca ahora hacer pedagogía de la necesidad de terminar lo que se empezó. De la necesidad de profundizar el proceso de cambio y apretar el acelerador de la revolución en salud y justicia, los grandes pendientes del proceso. Asimismo, sólo una verdadera revolución cultural, que impulse la formación política y la memoria histórica, serán garantía de defensa de lo conquistado. Pero para ello, y como la gente no come ideología, es necesario cuidar más que nunca la estabilidad económica y la redistribución de la riqueza.

Todo ello ante los cantos de sirena de quienes quieren bajar banderas y construir un proceso light para las clases medias clásicas, apostando por hacer palanca en tu núcleo duro, aquel que, cuando las cosas se ponen complicadas, nunca te abandona.


El ataque de Trump a los kurdos de Siria y dos hipótesis

Nazanín Armanian
www.publico.es / 141019

Miles de personas, entre ellas niños, ancianos, enfermos y personas con discapacidad que habitaban el norte de Siria vuelven a huir de sus hogares, esta vez de los bombardeos de Turquía. No hay duda de que el autor “intelectual” de la invasión del 9 de octubre comandada por Erdogan ha sido el presidente de EEUU, quien dos días antes ordenó la salida de unos pocos soldados que tenía en la zona para que las víctimas no fuesen estadounidenses. Ante el estupor de sus opositores en el Congreso y el Pentágono, por haber entregado esta estratégica zona al aliado díscolo de la OTAN, Donald Trump ofreció sus particulares excusas:

1- Los kurdos no ayudaron a EEUU con Normandía, por lo que no hay ninguna deuda histórica con ellos, todo lo contrario: han recibido millones de dólares y equipamientos militares para defender su propio territorio, no el de EEUU.

2- El motivo de la presencia de las tropas de EEUU en Siria era acabar con ISIS, algo conseguido completamente -afirma- y en caso de que el grupo terrorista resurja, deberán ser los países de la región quienes se enfrenten a él.

3- Con esta (pequeñísima) retirada, EEUU ahorra «un montón de dinero» y cierra una de tantas «guerras ridículas» en la que ha participado. Pero, el presidente no explica por qué el mismo día anuncia el envío de otros 3.000 soldados a Arabia Saudí para enfrentarle a Irán.

Aun así, y de repente añade: «Dicho todo esto, nos gustan los kurdos», dejando la puerta abierta para ir a salvarlos si el presidente en su “sin igual sabiduría” lo considere. Los miembros del Concejo de Seguridad, incluidos China y Rusia, no han castigado y ni siquiera han condenado la invasión turca a un estado soberano de la ONU: se han limitado a mostrar su preocupación.

Lo que Trump no confiesa

+ Que la presencia de las tropas de EEUU en suelo sirio es ilegal, ya que no tiene la autorización de Damasco, ni de la ONU, ni siquiera del Congreso de EEUU.

+ Que no se retira de Siria, sino de una zona del norte de este país. Gracias a la guerra, EEUU por primera vez en su historia aquí cuenta con una veintena de bases militares, y del mismo modo que no ha sacado sus tropas de Japón o de Alemania pasados 74 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, no las sacará, ni por las malas, de un Estado ubicado en el corazón de Eurasia.

EEUU no ha conseguido todos sus objetivos en Siria, que han sido:

1) Romper el Eje de Resistencia contra Israel, compuesto por Siria, Irán, Hizbolá y Hamas;

2) Eliminar al único aliado de Irán, siendo éste el “premio” de sus guerras en la zona, albergando la primera reserva mundial del gas y la tercera del petróleo;

3) Desmantelar a otro estado árabe después de transformar a Irak y Libia a cenizas, convirtiéndolo en una trampa mortal para los rivales de Israel;

4) Dividir el país en miniestados (como lo reveló el Sirialeaks), con el fin de poder dominarlos fácilmente en el futuro: Trump ya reconoció el dominio de Israel sobre una parte de Siria, los Altos de Golán;

5) Imponer una larga guerra y vivir del suculento negocio de armas;

6) Otanizar completamente el Mediterráneo, sin las molestas que pudiesen causar Libia y Siria;

7) Dominar Eurasia- el «heartland» o «área pivote»- desde Siria;

8) Cortar la Ruta de la Seda de China, en Siria;

9) Impedir la construcción del gasoducto Irán-Irak-Siria-Mediterráneo;

10) Seguir reconfigurando el mapa del «Nuevo Oriente Próximo» a la medida de sus intereses, un siglo después de que hicieron lo mismo Francia y el Reino Unido desintegrando el imperio otomano. Crear un estado kurdo Frankenstein de las entrañas de Siria e Irak es uno de los proyectos de Washington, a pesar de su imposibilidad. Por lo que, la guerra contra Siria continuará.

Debido a que los mortales no tenemos acceso a los sótanos oscuros de la Casa Blanca y del Pentágono para saber lo que han cocinado, dejamos volar nuestra imaginación buscando respuestas a esta misteriosa acción de Trump.

Primera hipótesis

El presidente está ejecutando el proyecto del “Nuevo Oriente Próximo” y ha considerado que es hora de balcanizar Siria a lo largo de sus fallas étnico-religiosas. En su comunicado, la Casa Blanca afirma que Turquía se iba a hacer cargo de los prisioneros de ISIS, quienes están en el campamento al-Hol cerca de Irak, lo que significa que no se trata de crear una zona de amortiguamiento en la frontera turco-sirio, sino de que los turcos se apoderasen de gran parte del noreste de Siria. Si Erdogan realmente estuviera preocupado por la «seguridad» de sus fronteras, hubiera levantado un muro en vez de lanzar un ataque tan arriesgado y costoso.

EEUU está provocando una situación semejante a la que tuvo lugar en Irak en 1991, coincidiendo con el fin de la Unión Soviética: incitó a los kurdos (y a los árabes chiíes) de levantarse en armas contra el régimen de Sadam Husein, su propio aliado. Una vez que lo hicieron, los abandonó, dejándoles a merced de la venganza de Sadam. La protesta mundial por aquella traición fue el pretexto de EEUU para establecer dos zonas de exclusión aérea, sacándolas del control de Bagdad. Una vez debilitado el Estado, por los continuos bombardeos y un criminal embargo, en 2003 derrocó a Sadam con 7 mentiras y por 10 objetivos, y creó la Región Autónoma Kurda (con su parlamento, ejército, himno, bandera, etc.), convirtiéndola en una de sus principales bases en la región.

Es posible que hoy Washington haya trazado los siguientes pasos en Siria: habrá una matanza de kurdos a mano del ejército turco y una terrible crisis humanitaria, ampliamente televisadas (al contrario de las atrocidades cometidas por la coalición dirigida por EEUU-Arabia Saudí en Yemen); ISIS reaparecerá cortando cabezas delante de las cámaras. En 2014, nació como un ejército de mercenarios cuya misión fue «hacer de buldócer», allanando el camino del dominio del EEUU sobre Siria, sin que perdiera un solo soldado: lecciones de Vietnam, Irak y Afganistán. Paso seguido, la llamada «comunidad internacional» estará obligada, por ética, a enviar tropas de «paz» compuestas por árabes, turcos y europeos, al norte del país, -el granero de Siria, donde además tiene sus reservas de petróleo y agua-, para así separarla del resto del territorio.

De paso, tiende una gran trampa a la Turquía de Erdogan -ahora que el golpe de estado contra él fracasó-, hundiéndole en lo que será un profundo pantano para su ejército y su economía debilitada. Además, es probable que los kurdos de Turquía vuelvan a la guerra partisana semejante a los años ochenta. De hecho, los países de la OTAN, que sin duda estaban al corriente del plan de invasión, han llamado «operación» al ataque militar ilegal a un país soberano. ¿Cómo reaccionarían si Venezuela invadiera a Colombia, por ejemplo?

Segunda hipótesis

Se trataría de una estrategia de supervivencia de Donald Trump acorralado por los demócratas y el «Estado profundo», quienes han pretendido destituirle, incluso barajando un golpe de estado: lo han intentado a través del Rusiagate, la campaña de MeToo -lanzada desde el Hollywood «demócrata»-, sensibilizando la opinión publica hacia abusos sexuales (y él ya tiene unas cuantas denuncias), y sobre todo empujarle hacia una guerra con Irán. A partir de agosto, la presión ha aumentado sobre el presidente:

12 de agosto: un petrolero japonés y otro noruego sufren ataques en el golfo de Omán, en medio del aumento de las sanciones sobre el petróleo iraní.

20 de agosto: Irán derriba por error un avión no tripulado de EEUU. Podría haber sido un perfecto pretexto para un castigo militar a Irán, pero Trump se negó y afirmó que no había sido intencionado.

10 de septiembre: Trump destituye al halcón más belicista de su gobierno: John Bolton. Su impacto sobre la política de EEUU es tal que el precio del petróleo cae unos 2 dólares el barril, algo que nunca había sucedido en este país con la salida de un asesor de seguridad.

12 de septiembre: la Casa Blanca filtra que las agencias de inteligencia de EEUU han acusado a Israel de colocar dispositivos de escucha en la Casa Blanca para espiar al presidente.

14 de septiembre: un ataque de procedencia misteriosa destruye la planta petrolífera de Saudí Aramco y Mike Pompeo, sin presentar ninguna prueba, acusa a Irán. Aun así, Trump se niega a entrar en una guerra con Irán, que podría acabar con sus aspiraciones electorales de 2020. Pompeo, ex jefe de la CIA, ocupó la Secretaría de Estado poniendo fin a la diplomacia en EEUU sustituyendo a Rex Tillerson, quien fue cesado por defender el acuerdo nuclear con Irán y había recortado el presupuesto de las operaciones militares en el extranjero en un 31%.

26 de septiembre: empieza el Ucraniagate, y la posibilidad real del triunfo de una moción contra Trump y el vicepresidente Mike Pence, ofreciéndole a la presidenta demócrata del Congreso, Nancy Pelosi, sustituirle.

En este contexto, Trump realiza la llamada de teléfono a Erdogan, invitándole a atacar al norte de Siria y anuncia la retirada de unos pocos soldados de una base militar, sorprendió hasta a Mike Pompeo que afirmaba que EEUU nunca dio ‘permiso’ a Turquía para lanzar esta “operación militar” contra los kurdos. ¡Pompeo podrá ser el siguiente en caer del gobierno!

Trump sigue jugando su baza del máximo jefe de las fuerzas armadas para deshacer los logros imperialistas del «Estado profundo»: podrá desmantelar cerca de 800 bases militares de EEUU esparcidas por el mundo y repatriar a decenas de miles de soldados, asestando un duro golpe al Pentágono y el complejo industrial-militar. En este caso, su intención sería un intercambio con sus enemigos: ellos retirarán la moción de censura y él no echará a la basura el resultado de años de guerras de expansión de EEUU en Oriente Próximo.

Por el momento, el ganador es Trump: ha conseguido, con este caos controlado, desviar la atención del mundo de Ucraniagate a la brutalidad de los turcos y la tragedia de los kurdos.