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El Imperio contra Jesús de Nazaret

Juan José Tamayo
www.atrio.org/140417

El 9 de abril de 2004 publiqué en el diario EL PAÍS el artículo “El Imperio contra Jesús de Nazaret”. Treces años después, creo que conserva toda su vigencia tanto en el análisis exegético de los textos de la pasión, apoyado en prestigiosos especialistas, como en la interpretación políticamente liberadora y religiosamente subversiva de dicho acontecimiento, en el horizonte de la teología de la liberación. Por eso he querido recuperarlo y ofrecerlo como reflexión para estos días de Semana Santa. JJT.

Las dramáticas imágenes de la pasión de Cristo han estado grabadas en el imaginario social de varias generaciones de cristianas y cristianos que éramos arrastrados a las “misiones populares”, a las procesiones de Semana Santa, a los vía crucis, y nos vimos sometidos a una educación en el sacrificio que exigía reproducir en la propia carne los padecimientos de Jesús. Y todo ello teñido de un antisemitismo muy presente en la conciencia colectiva, que la misma religión oficial ayudaba a fomentar. Tal era el caso de los “oficios” del Viernes Santo, en los que se pedía “por los pérfidos judíos”, a quienes se hacía responsables de la muerte de Cristo, definida como un deicidio. Todo esto configuraba un cristianismo sacrificial sadomasoquista.

Cuando esas imágenes empezaban a diluirse y entrábamos en un proceso de serena aproximación histórico-crítica a los relatos evangélicos de la pasión, apareció la película de Mel Gibson para revivirlas en toda su crudeza y retornar a épocas pasadas. El realizador cinematográfico australiano confesaba que su decisión de rodar la película “fue como una especie de mandato divino” y respondía a la necesidad de “unir el sacrificio de la cruz con el del altar”. Ambas observaciones revelan el nivel providencialista e iluminado en que se sitúa Mel Gibson y los consiguientes prejuicios con que aborda cuestiones tan complejas y espinosas como el proceso de Jesús y la responsabilidad de los judíos en su muerte.

La película fue elogiada por las autoridades del Vaticano y pronto entró a formar parte de la videoteca personal de Juan Pablo II, quien, según algunos testimonios, tras ver la película declaró: “Así fueron las cosas”. La Iglesia Católica, la Iglesia Protestante y la Comunidad Judía de Alemania, empero, denunciaron la violencia que rezuma el film y la nueva ola de antisemitismo que podía despertar en Europa. Todo ello pretendía fundamentarlo Gibson en las visiones de la monja alemana Anne C. Emmerich y en los textos evangélicos, que ciertamente lee con mirada antijudía, de manera descontextualizada y sin recurrir a la mediación hermenéutica. ¿Todo sucedió en realidad como muestra la película? ¿”Así fueron las cosas”?

Mis reflexiones quieren ser una aproximación a los sucesos de los últimos días de la vida de Jesús de Nazaret a través de una lectura crítica de los textos evangélicos.

Empecemos por decir que en la reconstrucción histórica de la muerte de Jesús nos topamos con una dificultad no pequeña: la peculiaridad de los relatos de la pasión, donde no es fácil separar la historia de la interpretación, la biografía de la teología. Creo que a los estudios y filmes sobre la pasión de Cristo, y muy especialmente al de Gibson, se les puede aplicar lo que el profesor de Estudios Bíblicos estadounidense John Dominic Crossan dice de las investigaciones en torno al Jesús histórico: que son un campo abonado para hacer teología y llamarlo historia, o para hacer autobiografía y llamarla biografía (Jesús: vida de un campesino judío, Crítica, Madrid, 1994).

Lo que sí parece fuera de toda duda es que en la detención, el proceso y la ulterior ejecución de Jesús de Nazaret jugó un papel fundamental la espectacular protesta, o mejor, la provocación de Jesús en el Templo de Jerusalén, al arrojar al suelo las mesas de los comerciantes y dispersarlos a latigazos. Se trata de un hecho cuya historicidad no suele cuestionarse. Como asevera el investigador judío Geza Vermes, Jesús hizo lo que no debía, causar una conmoción, en el lugar donde no debía hacerlo, el Templo, y en el momento más inadecuado, inmediatamente antes de la Pascua (Jesús, el judío. Los Evangelios leídos por un historiador, Muchnik Editores, Barcelona, 1973).

El Templo era el lugar sagrado por excelencia y un motivo de orgullo para los judíos. Constituía la principal fuente de ingresos de Jerusalén y la principal atracción turística. La actividad mercantil desarrollada en él era necesaria para que los peregrinos pudieran cambiar la moneda y pagar así el impuesto al Templo. Asimismo, gracias al mercado, los peregrinos podían comprar allí los animales para los sacrificios, sin tener que soportar las molestias que suponía el tener que traerlos de sus propias casas.

¿Qué sentido tenía la acción de Jesús en el Templo? No parece que su intención fuera la de purificarlo. Se trataba de una acción simbólica con la que quería mostrar el final de la religión centrada en los sacrificios (“misericordia quiero, no sacrificios”), así como la protesta contra su significado económico extorsionador. Jesús declara derogado el culto sacrificial e innecesarias las actividades comerciales y fiscales que se desarrollaban en el Templo. Al perder éste sus funciones litúrgico-sacrificiales, comerciales y fiscales, ya no tenía razón de ser. La acción provocativa de Jesús se dirige primero y prioritariamente contra los jerarcas del Templo, verdaderos responsables del establecimiento del mercado allí. No pocos especialistas coinciden en que la provocación de Jesús en el Templo es el eslabón perdido entre el conflicto provocado en Galilea, de donde era oriundo Jesús, y los acontecimientos finales.

Con esta acción estaba tocando el nervio mismo de la aristocracia sacerdotal saducea, que consideraba el culto del Templo su núcleo fundamental tanto en el aspecto religioso como en el económico. Esa acción fue la gota que colmó el vaso de la ira de los sumos sacerdotes, quienes, junto con los escribas y los ancianos, que pertenecían al partido de los saduceos o estaban aliados con él, ocupan el primer plano en los relatos de la pasión.

El conflicto mortal lo tuvo Jesús no con el judaísmo, sino con las autoridades judías, no con los fariseos, sino con los saduceos, que se consideraban custodios del orden nacional, basado en el Templo y en la Ley. Un orden cuestionado por el profeta de Nazaret, que confirmaba así su actitud de permanente desafío tanto a la jerarquía religiosa como al Imperio, y se convertía en el principal enemigo de ambos. Por eso, había que deshacerse de él lo antes posible.

El pueblo judío nada tuvo que ver en su condena y posterior ejecución. La decisión de ejecutar a Jesús es de la autoridad política, concretamente del gobernador Poncio Pilato, suprema autoridad judicial de la provincia de Judea, quien gozaba de una autoridad ilimitada y poseía amplios poderes judiciales, también el de aplicar la pena de muerte, como reconoce Flavio Josefo. La potestas gladii era de exclusiva responsabilidad del gobernador romano.

Hay, con todo, una tendencia bastante generalizada en los relatos evangélicos de la pasión a cargar sobre los judíos todo el peso de la responsabilidad en la muerte de Jesús y a eximir de toda culpa a Poncio Pilato, que se habría limitado a entregar a Jesús para ser crucificado, pero en contra de su voluntad, y no habría dictado una sentencia formal de muerte.
Algunos de esos relatos presentan al gobernador romano en Judea como una persona insegura, vacilante, que parece no atreverse a tomar decisiones. Pero ese perfil no responde al comportamiento real de Pilato en el ejercicio de su autoridad al servicio del poder ocupante, sino que es fruto de la tendencia antijudía ya presente en algunos relatos de la pasión y radicalizada en la historia del cristianismo. En realidad, Pilato fue un gobernante duro e inmisericorde, inflexible y obstinado, violento y cruel, represivo y depravado, arbitrario e insolente. Así lo atestiguan con todo lujo de detalles Filón de Alejandría y Flavio Josefo.

La responsabilidad de Pilato en la condena a muerte de Jesús es confirmada por el historiador romano Tácito quien, cuando narra la persecución de los cristianos bajo Nerón, dice que el nombre de “cristianos” “procede de Cristo, que, bajo el principado de Tiberio, había sido entregado al suplicio por el procurador Poncio Pilato”. Éste condena a Jesús por motivos políticos, en concreto, por poner en peligro el orden público, por sedicioso.

Es muy posible que el gobernador romano en Judea aprovechara gustoso la posibilidad de calmar con un acto intimidatorio la tensión que reinaba en Jerusalén durante la Pascua. Parece dudoso que las autoridades judías emitiesen contra Jesús una sentencia de condena, pues “el relato que la menciona (Mc 14,14; par Mt 26,66) es una excrecencia de origen cristiano elaborada a partir de una sentencia informal en la residencia de Anás, que no tenía personalmente ningún poder judicial”, afirma Simon Légasse (El proceso de Jesús, Desclée de Brouwer, Bilbao, 1996). No son pocos los investigadores que niegan cualquier intervención del Sanedrín en el proceso de Jesús o, al menos, consideran improbable una condena oficial a muerte. No parece que dicho tribunal estuviera facultado para dictar sentencias de muerte. Y si lo hubiera estado y la hubiera dictado, el castigo hubiera sido la lapidación.
Otro dato incontestable sobre la responsabilidad de la autoridad romana en la muerte de Jesús es que fue crucificado, y la crucifixión era un suplicio romano, no judío. Parece demostrado que todas las crucifixiones llevadas a cabo en Palestina desde la época de los procuradores hasta la Guerra Judía se produjeron por razones políticas.


¿Y la participación del pueblo pidiendo la amnistía para Barrabás y la ejecución para Jesús? Resulta discutible que fuera costumbre amnistiar a un preso durante la Pascua. Nada dice de dicha práctica Flavio Josefo.En definitiva, la lucha de Jesús de Nazaret no se dirigió contra el judaísmo, sino contra el Imperio, y éste reaccionó condenándolo a muerte por considerarlo enemigo público, como antes había hecho con el profeta Juan Bautista. La condena de Jesús no fue un error judicial como creía Bultmann. ¡Se lo había ganado a pulso por su comportamiento transgresor y su permanente actitud conflictiva frente a las autoridades religiosas y políticas!

Indígenas de Brasil: “Ustedes tienen escuelas, nosotros no, pero nosotros sabemos cómo cuidar de la selva”

Latinoamérica exhuberante
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Actualmente en Brasil viven alrededor de 240 tribus que suman un total de unas 900.000 personas, lo que equivale al 0,4% de la población brasileña.

El Gobierno ha reconocido 690 territorios para sus habitantes indígenas, que abarcan aproximadamente el 13% de la superficie del país. Casi toda esta reserva territorial (el 98,5%) se ubica en la Amazonia.
Pero, aunque aproximadamente la mitad de los indígenas de Brasil viven fuera de la Amazonia, estas tribus solo ocupan el 1,5% del total del territorio reservado para los indígenas en el país.

Los pueblos que habitan en las sabanas y en los bosques atlánticos del sur, como los guaraníes y los kaingangs, o en el árido interior del nordeste, como los pataxo hã hã hães y los tupinambás, fueron los primeros que entraron en contacto con los colonizadores europeos cuando estos llegaron a Brasil en el año 1500.

Pese a siglos de contacto con la sociedad fronteriza en continua expansión, en la mayoría de los casos, a pesar del continuo robo masivo e intrusión en sus tierras.

El pueblo indígena más numeroso es el guaraní, con 51.000 integrantes, y sin embargo ha perdido la práctica totalidad de su territorio. Durante los últimos 100 años casi toda su tierra les ha sido robada y transformada en vastas y secas redes de haciendas ganaderas, plantaciones de soja y caña de azúcar. Muchas comunidades viven hacinadas en reservas masificadas y otras bajo refugios de lona improvisados en los bordes de las carreteras.

Los indígenas con el territorio más grande son los 19.000 yanomamis relativamente aislados: ocupan 9,4 millones de hectáreas en el norte de la Amazonia, una superficie de tamaño similar al estado de Indiana en EE.UU. y algo mayor que Hungría.

La tribu con más densidad poblacional de Brasil es la de los tikunas, con 40.000 integrantes. La más pequeña la conforma un solo hombre que vive en una minúscula parcela de selva rodeada de haciendas ganaderas y plantaciones de soja, al oeste de la Amazonia brasileña, y que elude cualquier intento de contacto.
Muchos pueblos indígenas amazónicos no llegan al millar de miembros. La tribu de los akuntsus, por ejemplo, la constituyen solo cinco personas, y la tribu awá unas 450.

Aislados

Brasil es el hogar del mayor número de pueblos indígenas no contactados de todo el planeta. Ahora se estima que unas 80 tribus aisladas viven en la Amazonia. Algunas suman una población de varios centenares de personas y viven en recónditas zonas limítrofes del estado de Acre y en territorios protegidos como el Valle del Javarí, junto a la frontera peruana. Otros son grupos dispersos, supervivientes de tribus fragmentadas prácticamente arrasadas por los impactos de la fiebre del caucho y la expansión agrícola del siglo pasado. Muchos, como los nómadas kawahivas, que apenas suman unas decenas, están huyendo de los madereros y ganaderos que invaden su tierra.

A medida que aumenta la presión por la explotación de sus tierras, todos los indígenas aislados son extremadamente vulnerables tanto a violentos ataques (lamentablemente frecuentes) como a enfermedades comunes en otros lugares, como la gripe y el sarampión, frente a las que no tienen inmunidad.

Modos de vida

La mayoría de las tribus viven enteramente de las selvas, sabanas y ríos cazando, recolectando y/o pescando. Cultivan plantas para obtener alimentos y medicinas, y también las usan para construir sus casas y fabricar los utensilios que necesitan para el día a día.

“Nosotros, los indígenas, somos como las plantas. ¿Cómo podemos vivir sin nuestro suelo, sin nuestra tierra?” Marta Guaraní.
En los huertos plantan cultivos básicos como la yuca (mandioca), la patata dulce, el maíz, los plátanos y las piñas. Entre los animales que cazan por su carne están los pecaríes, tapires y monos, y aves como el hocofaisán.

Algunas tribus como los matis utilizan largas cerbatanas con dardos envenenados para capturar a las presas. Muchos usan arcos y flechas, y otros incluso armas de fuego. Los frutos secos, las bayas y otros frutos como el açaí y la palmera de melocotón se recolectan con frecuencia, y la miel de las abejas se disfruta con deleite.

El pescado, especialmente en la Amazonia, supone un importante alimento. Muchos pueblos indígenas utilizan veneno de timbó para aturdir a los peces y capturarlos. Los enawene nawes, que no comen carne roja, son conocidos por las complejas presas de madera o waitiwinas que levantan cada año a través de pequeños ríos para capturar a peces y ahumar grandes cantidades de pescado. Su ceremonia Yãkwa está vinculada a dichas presas y ha sido reconocida como parte del patrimonio nacional de Brasil.

Un puñado de pueblos, como los awás y los makus en el noroeste y algunas tribus no contactadas, son cazadores-recolectores nómadas. Viven en pequeños grupos familiares extensos y tan solo mantienen unas pocas pertenencias, lo que les permite moverse por la selva con rapidez. Son capaces de erigir refugios a partir de árboles jóvenes y hojas de palma en solo unas horas.

Como todos los pueblos indígenas, conservan en su memoria mapas mentales increíblemente detallados sobre la tierra y su topografía, fauna y flora, y sobre los mejores lugares para cazar. Los awás a veces salen a cazar de noche con antorchas que hacen a partir de la resina del árbol de la maçaranduba.
“Cuando mis hijos tienen hambre tan solo tengo que internarme en la selva y les encuentro comida”. Pecarí Awá

Conocimiento etnobotánico y rol de conservación

Los pueblos indígenas poseen un conocimiento sin parangón de sus plantas y animales, y desempeñan un papel fundamental en la conservación de la biodiversidad

“Vosotros tenéis escuelas, nosotros no, pero nosotros sabemos cómo cuidar de la selva.” Davi Kopenawa Yanomami

Según estudios científicos, las tierras indígenas son “actualmente la barrera más importante frente a la deforestación de la Amazonia”.

En algunos estados como Maranhão las últimas extensiones de selva que quedan se encuentran únicamente en territorios indígenas (los awás son un buen ejemplo de ello), y estos afrontan una enorme presión por parte de los foráneos.

El papel que los indígenas desempeñan en la conservación de la rica biodiversidad del cerrado (sabanas) y de la selva amazónica es vital.

“¿Por qué se tarda tanto en creer que si dañamos la naturaleza nos dañamos a nosotros mismos? No estamos viendo el mundo desde fuera. No estamos separados de él.” Davi Kopenawa Yanomami

Los yanomamis cultivan unas 500 plantas diferentes para obtener alimento, medicinas, materiales con los que construir sus casas y otras necesidades. Tan solo para el veneno con el que pescan emplean nueve especies diferentes de plantas. Los tukanos reconocen 137 variedades de yuca (mandioca).
El guaraná, omnipresente refresco gaseoso de cola brasileño, ya era conocido por los indígenas satere mawes mucho antes de que empezara siquiera a comercializarse. Para obtener esta bebida tostaban las semillas y las molían hasta convertirlas en polvo que luego mezclaban con agua y bebían antes de salir a cazar.

Muchas tribus de Brasil, como las que viven en el Parque del Xingú, los yanomamis o los enawene nawes, viven en malocas, grandes casas comunales que dan cobijo a familias extensas que cuelgan sus hamacas de las vigas del techo y comparten la comida alrededor de las hogueras familiares.

El mundo de los espíritus y el chamanismo

Como otros pueblos indígenas del mundo, los indígenas de Brasil tienen unas profundas conexiones espirituales con su tierra. Esto se refleja en su rica historia oral, en su cosmología, sus mitos y rituales.
Algunas tribus toman drogas alucinógenas que les permiten viajar a otros mundos, conectar con espíritus y curar enfermedades. Esto no ocurre de forma casual o recreativa, sino que sucede a años de entrenamiento e iniciación.

Los chamanes yanomamis inhalan yakoana o yopo, un tabaco alucinógeno, con el objetivo de llamar a sus espíritus chamánicos o xapiris. Los xapiris juegan un papel crucial en las ceremonias curativas y en el reahu o festejos fúnebres, cuando diferentes comunidades se reúnen para consumir las cenizas de sus parientes fallecidos.

“Yo soy chamán de la selva y trabajo con las fuerzas de la naturaleza, no con las fuerzas del dinero o de las armas. El papel de los chamanes es muy importante: curan a las personas enfermas y estudian cómo conocer el mundo.” Davi Kopenawa Yanomami
Los chamanes de tribus como la de los kaxinawás y asháninkas beben ayahuasca, un brebaje que elaboran a partir de la vid del caapi, durante las sesiones curativas. Otros, como los arawetes y los akuntsus, fuman tabaco o lo inhalan.

En el caso de los awás, ellos no toman drogas ni estimulantes pero entran en trance a través del poder que ejercen las rítmicas danzas y palmadas para viajar al iwa: la morada de los espíritus donde se reúnen con las almas de sus antepasados y con los espíritus de la selva, los karawaras.

La transición de la niñez a la edad adulta a menudo viene también marcada por ceremonias y retiros. Cuando una niña tikuna tiene la menstruación por vez primera, se le pinta de negro con tinte del genipapo y se le atavía con plumas de águila. Salta sobre hogueras, canta y baila durante cuatro días sin apenas dormir, y después se le deja en aislamiento varios meses, durante los cuales se le enseña la historia de su pueblo y se le informa sobre sus responsabilidades futuras.

Los pueblos del Xingú son famosos por ceremonias funerarias en honor a líderes fallecidos, que son representados por troncos de madera decorados a los que llaman kwarup.

Historia

La historia de los pueblos indígenas de Brasil ha estado marcada por la brutalidad, la esclavitud, la violencia, la enfermedad y el genocidio.
Cuando los primeros colonizadores europeos llegaron en el año 1500, lo que ahora es Brasil lo habitaban unos 11 millones de indígenas de alrededor de 2.000 tribus diferentes. Durante el primer siglo de contacto el 90% resultó aniquilado, principalmente a causa de las enfermedades portadas por los colonizadores, como la gripe, el sarampión o la varicela. En los siglos siguientes, miles más murieron esclavizados en las plantaciones de caña de azúcar y caucho.

En torno a los años 50 del siglo pasado la población indígena se había desplomado a niveles tan bajos que el eminente senador y antropólogo Darcy Ribeiro predijo que para el año 1980 no quedaría ni uno solo. Se estima que de media se ha extinguido una tribu cada año a lo largo del último siglo.

En 1967 un fiscal federal llamado Jader Figueiredo publicó un informe de 7.000 páginas que recogía y catalogaba miles de atrocidades y crímenes cometidos contra los indígenas, que iban desde el asesinato, al robo territorial o la esclavitud.

En un caso tristemente conocido como “La masacre del paralelo once”, un barón del caucho ordenó a sus hombres que lanzaran cartuchos de dinamita sobre una comunidad de indígenas cintas largas. Los que sobrevivieron fueron asesinados después por los trabajadores del caucho que entraron caminando en la comunidad y les atacaron con machetes.

El informe ocupó titulares internacionales y condujo al desmantelamiento del Servicio de Protección Indígena del Gobierno brasileño (SPI) que fue reemplazado por la FUNAI (Fundación Nacional del Indio). Este organismo sigue siendo el departamento para asuntos indígenas gubernamental.

Survival International se fundó en 1969 en respuesta a un artículo de Norman Lewis publicado en la revista dominical The Sunday Times sobre el genocidio de los indígenas brasileños.

El tamaño de la población indígena comenzó a crecer gradualmente una vez más, aunque en las décadas de los años 60, 70 y 80 el ejército abrió la Amazonia al desarrollo y una nueva oleada de presas hidroeléctricas, haciendas ganaderas, minas y carreteras supusieron para miles de indígenas la pérdida de sus tierras y sus vidas. Decenas de tribus desaparecieron para siempre.

Veintidós años de dictadura militar llegaron a su fin en el año 1985 y se redactó una nueva Constitución. Los indígenas y sus simpatizantes hicieron una gran labor de incidencia para el reconocimiento de más derechos.

Es mucho lo que se ha logrado, aunque los indígenas todavía no disfrutan de los derechos territoriales colectivos de los que son titulares en virtud del derecho internacional.

“Esta es mi vida, mi alma. Si me separas de esta tierra, me quitas la vida.” Marcos Veron, guaraní

Amenazas y cambios en la actualidad

En los más de 500 años que han transcurrido desde que los europeos llegaron a Brasil, los pueblos indígenas han experimentado genocidio masivo y la pérdida de la mayor parte de su tierra.

“No sabíamos que los blancos iban a robarnos nuestra tierra. No sabíamos nada sobre la deforestación. No conocíamos las leyes de los hombres blancos.” Enawene Nawe

En la actualidad, Brasil sigue forjando agresivos planes para desarrollar e industrializar la Amazonia, incluso los territorios más remotos se encuentran ahora en peligro. Varios complejos de presas hidroeléctricas están siendo construidas cerca de grupos de indígenas aislados; también privarán a miles de otros indígenas de su tierra, agua y modos de vida. Estos complejos de presas proporcionarán energía barata a las empresas mineras que prevén sacar adelante planes mineros a gran escala en territorios indígenas si el Congreso aprueba un proyecto de ley por el que está presionando con fuerza el lobby minero.

En el sur, muchas tribus como los guaraníes viven en condiciones deplorables bajo lonas de plástico junto a los bordes de carreteras. Sus líderes son sistemáticamente perseguidos y asesinados por milicias privadas de pistoleros contratados por los terratenientes para evitar que los indígenas reocupen su tierra ancestral. Muchos guaraníes se han suicidado por la desesperación que sienten ante un futuro desolador.

“Antes éramos libres; ahora ya no somos libres. Por eso nuestros jóvenes miran a su alrededor y piensan que no queda nada y se preguntan cómo pueden vivir. Se sientan y piensan, olvidan, se pierden y al final se suicidan.” Rosalino Ortiz, guaraní

Resistencia indígena y organizaciones

Actualmente existen unas 200 organizaciones indígenas que lideran la batalla por la defensa de los derechos que tanto les ha costado obtener. Cientos de indígenas salieron a las calles de Brasil el año pasado para protestar contra los planes del Gobierno de debilitar sus derechos. Muchos dirigen sus propios proyectos, clínicas sanitarias y escuelas bilingües. Los tikunas incluso han creado un museo para mostrar sus tecnologías, su arte, su cultura y su lengua a las personas blancas.

Algunas tribus han grabado vídeos con sus rituales y ceremonias para que las conozcan sus descendientes y para potenciar la comprensión de sus modos de vida. El Consejo Indígena de Roraima desarrolla proyectos para la cría de animales, la pesca y para preservar bancos de semillas para la diversidad genética que asegure la autosuficiencia de la tribu.

A pesar de estos logros, continúa existiendo un racismo endémico hacia los indígenas en Brasil. Ante la ley todavía son considerados menores de edad. El objetivo más importante para los pueblos indígenas y tribales de Brasil es el control sobre sus territorios: Brasil es uno de los dos únicos países de América del Sur que no reconoce el derecho territorial indígena. (Marta Guaraní).


“En el silencio escuché tu voz”

Jorge Sarsaneda del Cid
Panamá, 090417

Así dijo el misionero Rodrigues cuando aceptó su realidad en el Japón. Antes había dicho su interlocutor japonés: “Hombre arrogante, como todos ellos. Por tanto, caerá”. He visto la película Silencio, de Scorsese. No creo que llegue a los cines. Es larga (2 horas y 40 min.) y con una carga teológica tal, que difícilmente la hará popular.

Me pareció correcta (con pequeños fallos pero también con aciertos en detalles); nada sangrienta aunque muy dura (incluso en las torturas); con una extraordinaria fotografía; excelente actuación de los japoneses, no así del protagonista; un montaje escénico muy bueno. Un ritmo lento como corresponde a un proceso de “conversión”, en el que se plantean muchas preguntas fundamentales y se da algunas respuestas. La generosidad del pueblo, su fe ingenua y su fortaleza están bien presentadas.

El pecado, la misión, el mal, la fe, dónde está Dios, el concepto de Dios, el perdón, en quién pongo mi esperanza, la debilidad humana, la “evangelización” tan poco evangélica de aquellos tiempos, el ‘silencio’ de Dios, cómo encontrar a Dios en el ser humano, la importancia de compartir el dolor de los otros, son algunos temas importantes presentados. La disyuntiva entre morir por la fe o vivir con la vergüenza del repudio público de signos externos de esa fe. ¿Permitir que maten a otros porque yo no reniego públicamente de mi fe? ¿Qué hacer? Todos son asuntos fundamentales de la fe y de la vida cristiana o de cualquier religión.


Conclusión: una fe que no se plantea desde dentro de la cultura, es una fe que no echa raíces. La fe no está en los signos externos ni en los ritos, ni siquiera en la teología. La fe está en el seguimiento de ese Jesucristo pisoteado en la misma gente y cuya figura les ponen a rechazar. Y la última pregunta: ¿qué haríamos nosotros? Gran cuestionamiento. Gracias a Scorsese.

“Nuestra economía mata, porque está fundada en el robo con guante blanco, en la mentira bien vestida”

José I. González Faus, S.J  
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José Ignacio González Faus es jesuita, profesor y teólogo español, expone el por qué Francisco sostiene que la economía “mata”, y cómo lo más negativo de la política es la hipocresía de la derecha y el simplismo de la izquierda.

Etimológicamente, el interés designa algo que está entre la realidad y yo (inter-esse): así me vincula y me pone en relación con las cosas. Pero la palabra degenera cuando su significado principal pasa a ser el de “beneficio económico”: de modo que lo único que me pone en contacto con la realidad es la posibilidad de lucro.

Eso explica por qué Francisco sostiene que nuestra economía “mata”. He leído artículos que, queriendo defender la enseñanza social de este papa, parecen tropezar cuando afrontan esa frase tan dura: quizá Francisco sólo quería decir que mata cuando la gestionamos mal, etc.

Pues no: nuestra economía mata porque está fundada en el robo con guante blanco, en la mentira bien vestida, en la explotación y en la falta de respeto.

Veamos:

1. Fundamental en nuestro sistema es el crédito y el interés. Pero éste último se ha convertido hoy en usura pura y dura: de ser compensación razonable por una pérdida o un riesgo, ha pasado a ser un lucro gratuito. Si el prestamista gana sólo por prestar, eso es claramente usura. La filosofía griega, el islam y el primer cristianismo son muy duros con la usura. Aristóteles la compara al proxenetismo: aprovechar la necesidad del otro para el enriquecimiento propio. Y escribe que es “la más aborrecible de todas las formas de obtener dinero, porque en ella la ganancia procede del dinero mismo y no de los objetos naturales”. Si hoy eso nos parece anormal, debe ser por aquello de que “nuestro mundo ha perdido el sentido del pecado”. Pero aplicando esa frase donde debe ser aplicada...

2. Ese atraco del interés se apoya además, como ya sugería Aristóteles, en la mentira de que el dinero es fecundo por sí mismo. Pero el dinero sólo puede ser oportunidad, nunca causa de riqueza. Su presunta fecundidad se apoya además en otra ficción: el dinero que me presta el Banco no es tal: el Banco me da un dinero que no tiene (pues en cada momento los Bancos están prestando mucho más dinero del que tienen y es falsa la idea de que el Banco presta con los depósitos de los ciudadanos). El Banco lo que hace es darme una especie de aval o de ficción, poniendo en mi cuenta unas cifras con las que yo podré empezar a invertir. Y por ese dinero que no me ha dado, el Banco me cobrará unos intereses grandes mientras que, por el dinero que yo le he depositado, me dará un interés mínimo, ridículo (que luego además recupera en comisiones por sacar de un cajero etc.)

Buen ejemplo lingüístico: en griego, tiktô significa engendrar, de ahí viene vg. tokós (padre, engendrador); y en griego moderno el interés se llama toketós (= engendrado). El dinero queda así, como una especie de semilla: un germen vital que, con sólo caer en buena tierra, ya fructifica.

3. Esa fábula del dinero, falso y fecundo a la vez, tiene que acabar fallando, sea porque a uno no le salen los negocios o porque lo dilapida. Así se producen las crisis que por eso, según Piketty y otros economistas, son intrínsecas a nuestro mercado y más cuanto más perfecto mercado sea. En las crisis, la reacción lógica es ir a sacar el dinero de los bancos, pero resulta que éstos ya no lo tienen. Con lo que el estado habrá de sostenerlos (¡con dinero de los ciudadanos!) para evitar que se pierdan los depósitos de la gente. Así se acuñó la más criminal de las defensas: el “too big to fail” (“demasiado grande para dejarlo caer”). Como si dijera: no podemos tocar a los bancos porque tienen armamento atómico...

Y claro: si el banco siempre está seguro y el ciudadano nunca lo está, esa es una economía que mata. Si, cuando se derrumba esa fábula del dinero fecundo por sí mismo, lo pagan los otros, no el banco que se aprovechaba de ella, entonces esa economía tiene que matar como el arsénico, por más que nos digan que es "arsénico por compasión".

4. Finalmente, en una sociedad donde todo es mercantil y donde cada cual aspira a tragarse al otro buscando el máximo interés, la única manera de crear empleo es no pagarlo, o darle una calderilla de hambre. Marx todavía hablaba de pagar “lo justo para que pueda reponer su fuerza de trabajo”; hoy ni eso: porque si no repone sus fuerzas siempre hay una multitud esperando poder ocupar su puesto. ¿Cómo no va a matar esa economía?

Ya hace tiempo fue acuñada la expresión “capitalismo de casino”. Quiere decir que nuestro sistema económico es como uno de esos juegos de cartas donde uno puede apostar fuerte con poco juego; pero asusta a los demás y, a lo mejor, gana. La única diferencia con los casinos reales es que, cuando en nuestro capitalismo falla la treta y el jugador pierde la partida, no pierde él el dinero que apostó: ese dinero lo perderá el croupier, o el repartidor por las cartas que dio, o el portero por haberle dejado entrar...

Ladrona, mentirosa, explotadora e impune. Y gracias a eso eficaz. Dígame Ud si esa economía no ha de matar. Por eso creo que lo más negativo de nuestra política es la hipocresía de la derecha y el simplismo de la izquierda. Pero éste queda para otro día.


Semana Santa: El miedo al Evangelio

José M. Castillo S.
www.religiondigital.com/090417

Una de las cosas que quedan más claras, en los relatos de la pasión del Señor, que la Iglesia nos recuerda en estos días de Semana Santa, es el miedo que da el Evangelio. Sí, la vida de Jesús nos da miedo. Porque, a fin de cuentas, lo que no admite duda alguna es que aquella forma de vivir –si es que los evangelios son el verdadero recuerdo de lo que allí pasó– llevó a Jesús a terminar sus días teniendo que aceptar el destino más repugnante que una sociedad puede adjudicar: el destino de un delincuente ejecutado (G. Theissen).

La muerte de Jesús no fue un “sacrificio religioso”. Es más, se puede asegurar que la muerte de Jesús, tal como la relatan los evangelios, fue lo más opuesto que, en aquella cultura, se podía entender como un sacrificio sagrado. Todo sacrificio religioso, en aquel tiempo, debía cumplir dos condiciones: se tenía que realizar en el templo (en lo sagrado) y se tenía que hacer cumpliendo las normas de un ritual religioso. Ninguna de estas dos condiciones se dio en la muerte de Jesús.

Más aún, Jesús fue crucificado, no entre dos “ladrones”, sino entre dos “lestaí”, una palabra griega de la que sabemos que se utilizaba para designar, no sólo a los “bandidos” (Mc 11, 17 par; Jn 28, 40), sino además a los “rebeldes políticos” (Mc 15, 27 par), como advierte F. Josefo (H. W. Kuhn; X. Alegre). Por eso se comprende que, en su hora final y decisiva, Jesús se vio traicionado y abandonado por todos: el pueblo, los discípulos, los apóstoles… Aquello, de religioso, tuvo los sentimientos del propio Jesús. Y sabemos que su sentimiento más fuerte fue la conciencia de verse abandonado incluso por Dios (Mt 27, 46; Mc 15, 34). La vida de Jesús aconteció de forma que acabó así: solo, desamparado, abandonado.

¿Qué nos viene a decir todo esto? La Semana Santa nos viene a decir, en los textos bíblicos que leemos estos días, que Jesús vino a poner en cuestión la realidad en que vivimos. La realidad violenta, cruel, en la que se impone “la ley del más fuerte” frente a “la ley de todos los débiles”.

Sabemos que Pablo de Tarso interpretó el relato mítico del pecado de Adán como origen y explicación de la muerte de Jesús, para redimirnos de nuestros pecados (Rom 5, 12-14; 2 Cor 12-14). Es la interpretación de la que echan mano los predicadores, que centran nuestra atención en la salvación del cielo. Eso es bueno. Pero tiene el peligro de desviar esa atención nuestra de la trágica realidad que estamos viviendo. La realidad de la violencia que sufren los “nadies”, la corrupción de los que mandan y, sobre todo, el silencio de quienes saben estas cosas y se las callan para no perder su poder, sus dignidades y sus privilegios.

La belleza, el fervor, la devoción de nuestras liturgias sagradas y de nuestras cofradías nos recuerda la pasión del Señor. Pero, ¿nos pone en cuestión la durísima realidad que están viviendo tantos millones de seres humanos? ¿Nos recuerda la vida que llevó a Jesús a su fracaso final? ¿O nos distrae con devociones, estéticas y tradiciones que utilizan la “memoria passionis”, el “recuerdo peligroso” de Jesús, para pasarlo bien con buena conciencia?


La guerra de Trump

Atilio A. Borón
www.atilioboron.com.ar/abril2017                                      

Acosado por sucesivas derrotas en el congreso –el  rechazo a su proyecto de eliminar el Obamacare- y en la órgano judicial, por el tema de los vetos a la inmigración de países musulmanes,  Donald Trump apeló a un recurso tan viejo como efectivo: iniciar una guerra para construir consenso interno.

El magnate neoyorquino estaba urgido de ello: su tasa de aprobación ante la opinión pública había caído del 46 al 38 por ciento en pocas semanas; un sector de los republicanos lo asediaba “por izquierda” por sus pleitos con los otros poderes del estado y sus inquietantes extravagancias políticas y personales; otro hacía lo mismo “por derecha”, con los fanáticos del Tea Party a la cabeza que le exigían más dureza en sus políticas anti-inmigratorias y de recorte del gasto público y, en lo internacional, ninguna concesión a Rusia y a China.

Por su parte, los demócratas  no cesaban de hostigarlo. En el plano internacional las cosas no pintaban mejor: mal con la Merkel durante su visita a la Casa Blanca, un exasperante subibaja en la relación con Rusia y una inquietante ambigüedad acerca del vínculo entre Estados Unidos y China. Con el ataque a Siria, Trump espera dotar a su administración de la gobernabilidad que le estaba faltando. 

Los frutos de su iniciativa no tardaron en aparecer. En el flanco interno, el chauvinismo y el belicismo de la sociedad y la cultura política norteamericanas le granjearon el inmediato apoyo de republicanos y demócratas por igual. Quien antes aparecía como un peligroso neofascista o un incompetente populista emergió de los escombros de la base aérea de Al Shayrat como un sabio estadista que “hizo lo que debía hacer”.

Tanto la impresentable Hillary Clinton como el anodino John Kerry no ahorraron elogios al patriotismo y la determinación con que Trump enfrentó la inverosímil amenaza del régimen sirio, a quien se le acusó, contra toda la evidencia, de haber utilizado el gas sarín que días atrás produjo la muerte de al menos ochenta personas en un ataque perpetrado en la ciudad de Jan Sheijun.

Mentiras. Fuentes independientes señalan que esa macabra operación no pudo ser causada por Damasco sino por los “rebeldes” amparados y protegidos por Occidente, las tiranías petroleras del Golfo y el gobierno fascista de Israel. El área en donde se produjo la masacre estaba bajo el control del Al-Nusra, rama de Al Qaida que Naciones Unidas y EEUU habían calificado como terrorista.

En el 2013 el gobierno sirio firmó su adhesión a la Convención para la Prohibición de Armas Químicas (OPAC) y tres años más tarde el país fue declarado territorio libre de armas químicas. Así reza el informe que esa organización elevó al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Claro está que una parte de ese arsenal pudo haber sido capturado y escondido por Al-Nusra, facilitada esta maniobra por la debacle en que estaba sumida Siria a causa de la guerra.

Pero al  bombardear la base aérea de Al Shayrat Washington destruyó al equipo y el arsenal militar que presuntamente podría haber probado que fue el ejército sirio quien cometió el crimen con el gas sarín. ¿Por qué destruir la evidencia que eventualmente podría culpabilizar (o inocentizar) a Al-Assad, se preguntaba la vocera de la cancillería rusa? Destruir pruebas es un delito, o por lo menos una actitud sospechosa, sobre todo si se atiende a la inevitable pregunta que hace Günter Meyer, director del Centro de Investigaciones del Mundo Árabe, con sede en Maguncia, Alemania, y que reproduce un cable de la Agencia Deutsche Welle. En cualquier película policial-asegura Meyer- cuando se investiga un crimen los detectives se preguntan quién gana y quien pierde con lo ocurrido.

En este caso la pregunta tiene una clara respuesta: "De semejante ataque con gas letal solo pueden beneficiarse los grupos opositores armados” y (agrego por mi parte) sus aliados en Occidente, a la vez que sólo puede perjudicarse el gobierno sirio. Entonces, ¿por qué cometería semejante crimen? ¿Puede  Al-Assad ser tan estúpido? No parece, porque de haberlo sido ya habría sido derrocado hace años.

Todas estas consideraciones fueron soslayadas por Trump. Y en esto el  outsider demostró no serlo tanto porque siguió al pie de la letra el guión al cual se ajustaron los presidentes que le precedieron, desde Bush padre a Barack Obama, pasando por Bill Clinton y Bush hijo: atacar, invadir, ocupar naciones usando como pretexto un torrente de mentiras y difamaciones –eufemísticamente llamadas “posverdad” por los infames manipuladores de la opinión pública mundial- que persiguen justificar lo injustificable.

Todos conocemos la historia de las “armas de destrucción masiva” que supuestamente tenía en su poder Saddam Hussein y que jamás se hallaron, ni antes de la destrucción del régimen ni después. Pero la tragedia igual fue consumada a partir del 2003 porque la mentira se había arraigado en la sociedad americana. Todo sabían, además, que el único país de la región que las poseía era Israel, pero como es el gendarme regional del imperio, eso es una nimiedad que se oculta cuidadosamente ante los ojos de la opinión pública y que intencionadamente marginan de sus análisis  los más sesudos especialistas.

Con el ataque del viernes pasado Washington violó, por enésima vez, la Carta de las Naciones Unidas demostrando más allá de toda duda que el presunto “orden mundial” no es tal sino un brutal e inmoral “desorden mundial” en donde rige la máxima bárbara del derecho del más fuerte. Pero no sólo eso: Trump también violó la Carta de la OEA, que en su Capítulo 2, inciso 9, dice textualmente que “los Estados americanos condenan la guerra de agresión: la victoria no da derechos”. Sería bueno que el secretario general de esa siniestra organización, Luis Almagro, tan preocupado por aplicar la Carta Democrática a la República Bolivariana de Venezuela tomara nota de esto y denunciara a Washington, con el mismo ardor con que enjuicia a Caracas,  por su agresión a Siria.

Ante la gravedad de la situación es obvio que Rusia no permanecerá de brazos cruzados: tiene en Siria una vital base naval en Tartus que le abre las puertas del Mediterráneo (y de ahí al Atlántico Norte) a su flota del Mar Negro anclada en Sebastopol y también una base aérea en Latakia. China e Irán también tienen  intereses en juego en Siria y una Rusia cercada por tierra -con la OTAN estacionada a lo largo de toda su frontera occidental  con lo que algunos observadores consideran como el mayor despliegue de fuerzas y equipos de toda  su historia- y por mar si llegara a producirse la caída de Al-Assad.

En tal caso Moscú no tendría sino dos alternativas: aceptar mansamente su sumisión a los dictados de Estados Unidos, cosa que obviamente no está en el ADN de Vladimir Putin y que por lo tanto jamás hará; o activar su poderoso dispositivo militar y aplicar represalias selectivas intensificando su campaña en contra del ISIS creado y protegido por Washington e, inclusive, adoptando una postura más activa en caso de una nueva agresión norteamericana.

Cuesta pensar de otro modo cuando se ataca a un país como Siria que, junto a Rusia, había logrado grandes éxitos en controlar a la horda de fanáticos que sembró el terror en Siria y otras partes de Oriente Medio. El inesperado giro de Trump (que en su campaña había divulgado nada menos que 45 tuits diciendo que “atacar a Siria era una mala idea porque podría precipitar el estallido de la Tercera Guerra Mundial”) debe poner en guardia a todos los pueblos y gobiernos del planeta porque con el ataque a Siria el mundo camina sobre el filo de una navaja.

Esta actitud de vigilancia y preparación para la lucha debe ser impulsada en Nuestra América, especialmente cuando se analizan las muy recientes declaraciones del Jefe del Comando Sur, Kurt Tidd, ante el Comité de Fuerzas Armadas del Senado de Estados Unidos. En esa ocasión textualmente habló de “una creciente crisis humanitaria en Venezuela que eventualmente podría obligarnos a una respuesta regional.”

Los latinoamericanos y caribeños sabemos lo que esas palabras significan y estaremos preparados para desbaratar esos planes. Suenan los tambores de guerra en la Casa Blanca y no sería de extrañar que aparte de continuar con sus operaciones bélicas en Siria hubiera en Washington  quienes crean que llegó el momento de ajustar cuentas con Corea del Norte y Venezuela, dos espinas que hace mucho tiempo Tío Sam tiene clavadas en su garganta.

Cuando comienzan su periplo descendente los imperios potencian su barbarie y tratan de retrasar lo inevitable apelando a cualquier recurso, entre ellos, inventando guerras. No sería de extrañar entonces que ante este cuadro de situación, cuando son los propios estrategas imperiales los que se desvelan por tratar de detener su declinación, Trump intentara “normalizar” el mapa sociopolítico latinoamericano y del sudeste asiático recurriendo al lenguaje de los misiles. Si lo hiciera se llevaría una sorpresa enorme.


¡Panamá resucitado!

Adaptación de un texto de Alejandro von Rechnitz González
160417

Nunca podremos precisar el impacto de la ejecución de Jesús sobre sus seguidores. Sólo sabemos que los discípulos huyeron a Galilea. La rápida ejecución de Jesús los hundió si no en una desesperanza total, sí en una crisis radical.

Sin embargo, al poco tiempo sucede algo difícil de explicar. Estos hombres vuelven a Jerusalén y se reúnen en nombre de Jesús, proclamando que el profeta ajusticiado días antes por las autoridades del templo y los representantes del Imperio está vivo. Cuando les preguntan, ellos sólo dan una respuesta: “Jesús está vivo. Dios lo ha resucitado”. Su convicción es unánime e indestructible.

Los seguidores de Jesús saben que están hablando de algo que supera a todos los humanos. Nadie sabe por experiencia qué sucede exactamente en la muerte, y menos aún qué le puede suceder a un muerto si es resucitado por Dios después de su muerte.

Sin embargo, muy pronto logran condensar en fórmulas sencillas lo más esencial de su fe. Son fórmulas breves y muy estables, que circulan ya hacia los años 35 a 40 entre los cristianos de la primera generación.

Esto es lo que confiesan: “Dios ha resucitado a Jesús de entre los muertos”. No se ha quedado pasivo ante su ejecución. Ha intervenido para arrancarlo del poder de la muerte. En todas las fórmulas, los cristianos hablan de la “resurrección” de Jesús.

El tercer día.

¿Por qué se dice que Jesús “resucitó al tercer día, según las Escrituras”? En realidad, en el lenguaje bíblico, el “tercer día” significa el “día decisivo”. Después de días de sufrimiento y tribulación, el “tercer día” trae la salvación. Dios siempre salva y libera “al tercer día”: él tiene la última palabra; el “tercer día” le pertenece a él. Así podemos leer en el profeta Oseas: “Vengan, volvamos a Yahvé, él ha desgarrado, pero él nos curará; él ha herido, pero él vendará nuestras heridas. Dentro de dos días nos devolverá a la vida, al tercer día nos levantará y viviremos en su presencia” (Oseas 6,1-2).

Los primeros cristianos creen que, para Jesús, ha llegado ya ese ha llegado ya ese “tercer día” definitivo. El ha entrado en la salvación plena. Nosotros conocemos todavía días de prueba y sufrimiento, pero con la resurrección de Jesús ha amanecido  el “tercer día”.

¿En qué consiste la resurrección de Jesús?

La resurrección es algo que le ha sucedido a Jesús. Algo que se ha producido en el crucificado, no en la imaginación de sus seguidores. Esta es la convicción de todos ellos. La resurrección de Jesús es un hecho real, no producto de su fantasía ni resultado de su reflexión.

Esta resurrección no es un retorno a su vida anterior en la tierra. La resurrección no es la reanimación de un cadáver. Es mucho más. Nunca confunden los primeros cristianos la resurrección de Jesús con lo que ha podido ocurrirles, según los evangelios, a Lázaro, a la hija de Jairo o al joven de Naín. Jesús no vuelve a esta vida, sino que entra definitivamente en la “Vida” de Dios.

Según los evangelistas, nos dicen Jesús es el mismo, pero no es el de antes; se les presenta lleno de vida, pero no le reconocen de inmediato; está en medio de los suyos, pero no lo pueden retener; es alguien real y concreto, pero no pueden convivir con él como en Galilea. Sin duda es Jesús, pero con una existencia nueva.

Tampoco han entendido los seguidores de Jesús su resurrección como una especie de supervivencia misteriosa de su alma inmortal, al estilo de la cultura griega. Los discípulos nunca hablan de la “inmortalidad del alma” de Jesús.  El resucitado no es alguien que sobrevive después de la muerte despojado de su corporalidad. Ellos son hebreos y, según su mentalidad, El “cuerpo” es toda la persona tal como ella se siente enraizada en el mundo y conviviendo con los demás.

Cuando Dios resucita a Jesús, resucita su vida terrena marcada por su entrega al Reino de Dios, sus gestos de bondad hacia los pequeños, su vida truncada de manera tan violenta, sus luchas y conflictos, su obediencia hasta la muerte. Jesús resucita con su “cuerpo” que recoge y da plenitud a la totalidad de su vida terrena.

El sepulcro vacío

El relato del sepulcro vacío, tal como está recogido al final de los escritos evangélicos, encierra un mensaje de gran importancia: es un error buscar al crucificado en un sepulcro; no está ahí; no pertenece al mundo de los muertos. Es una equivocación rendirle homenajes de admiración y reconocimiento por su pasado. Ha resucitado.

Hay que “volver a Galilea” para seguir sus pasos: hay que vivir curando a los que sufren, acogiendo a los excluidos, perdonando a los pecadores, defendiendo a las mujeres y bendiciendo a los niños; hay que hacer comidas abiertas a todos y entrar en las casas anunciando la paz; hay que contar parábolas sobre la bondad de Dios y denunciar toda religión que vaya contra la felicidad de las personas; hay que seguir anunciando que el Reino de Dios está cerca.

¿Qué tiene esto que ver con Panamá y su realidad?

Para ser claros y directos, se trataría –para los cristianos- de seguir el ejemplo de ese Jesús resucitado. Tal y como se concluye de lo dicho en el párrafo anterior, si siguiéramos a Jesús resucitado, ya no permitiríamos abusos entre nosotros como el de la isla Pedro González; no habría accidentes absurdos sin explicación, como el de los ngäbe en Antón; no estaríamos hablando de corrupción a todos los niveles del país; no debería haber tantos miles de indígenas viviendo en pobreza; no tendríamos el escandalosamente desigual acceso a recursos que vivimos actualmente; no habría las insultantes relaciones por raza, género, etnia, tal como vivimos en nuestros días.


Para los cristianos en Panamá y para todos los ciudadanos, hay un mensaje claro en esta fecha: Hablar de resurrección significa que con Jesús es posible un mundo diferente, más amable, más digno y justo. Decir otra cosa es falsear el evangelio.

EL PLAN DE EEUU PARA INTERVENIR A VENEZUELA

(documento de Comando Sur): Operación Venezuela Freedom-2


*Creo que este documento es la prueba como los desclasificados de Kissinger y el golpe a Allende, señores estamos ante una manipulación a nivel continental, la masas creen en los medios que siempre los manipularon, un ejemplo muy claro es Perú, los medios que en los 90 apoyaron a Fujimori, en los últimos años no vieron a Odebrecht, si ven a Venezuela, pero no ven a Paraguay, ni lo que pasa en Argentina, pero si replican que en Siria supuestamente Bashar Al Assad atacó con armas químicas a la población civil, repito estamos ante una manipulación a nivel continental.

Este documento del SouthCom (US Southern Command, conocido en Latinoamérica como Comando Sur), fue revelado recientemente sin que el gobierno de Estados Unidos haya desmentido su existencia.

Fase precedente
Resumen Ejecutivo

Tal como lo reseñó el general John F. Kelly ante Comité Senatorial de Servicios Armados del Congreso de los EEUU, el 12 de marzo del año 2015: “…Venezuela se enfrenta ahora a la inestabilidad económica, social y política significativa debido a la rampante violencia, la delincuencia y la pobreza, la inflación galopante, la grave escasez de alimentos, medicinas y electricidad.

Violaciones de los derechos humanos por las fuerzas de seguridad y continuada mala gestión del gobierno del país están contribuyendo a un ambiente de incertidumbre, y grandes segmentos de la población dice que el país va por el camino equivocado. Además, la caída de los precios del petróleo y el deterioro económico generan condiciones que podrían llevar al gobierno venezolano a recortar los programas de bienestar social y su política exterior como el programa de subsidio de petróleo (Petrocaribe).

Más recortes a los programas de bienestar social y la continua escasez que parecen inevitables, podría prever un aumento de las tensiones y las protestas violentas, fomentando el presidente Maduro y su partido una ola represiva adicional, como medidas contra los manifestantes y la oposición…”.

Esta evaluación ha sido confirmada por los últimos acontecimientos, situación que en el transcurso de 2015-2016 ha empeorado ostensiblemente, debilitando aún más la administración de Maduro, siendo uno de sus resultados la pérdida de apoyo electoral reflejado el 6 de diciembre pasado.

La derrota en las elecciones y la descomposición interna del régimen populista y anti-norteamericano recoge el impacto exitoso de nuestras políticas impulsadas con fuerzas aliadas en la región en la fase 1 de esta operación, entre las que destacan:

a) Poner en evidencia el carácter autoritario y violador de los derechos humanos del gobierno de Maduro.

b) Empleo del mecanismo de la Orden Ejecutiva (EXECUTIVE ORDER) como parte de una estrategia que puede justificar el desarrollo de nuestra política, teniendo como justificativo legal la Constitución y las leyes de Estados Unidos de América, incluida la Ley Internacional de Poderes Económicos de Emergencia (50 USC 1701 y siguientes) (IEEPA, por sus siglas en inglés), la Ley de Emergencia Nacional (50 USC 1601 y siguientes) (NEA, por sus siglas en inglés), la Ley de Defensa de Derechos Humanos y de la Sociedad Civil de Venezuela de 2014 (Ley Pública 113-278) (la “ley de Defensa de Derechos Humanos de Venezuela”) (la “Ley”), la sección 212 (f) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1952 (8 USC 1182 (f)) (INA), y la sección 301 del título 3 del Código de Estados Unidos, emitiendo nuestro gobierno la “orden” donde se declara una emergencia nacional con respecto a la amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos, representada por la situación en Venezuela.

c) Aislamiento internacional y descalificación como sistema democrático, ya que no respeta la autonomía y la separación de poderes.

d) Generación de un clima propicio para la aplicación de la Carta Democrática de la OEA.

e) Colocar en la agenda la premisa de la crisis humanitaria que permita una intervención con apoyo de organismos multilaterales, incluyendo la ONU.

Por otro lado, los factores democráticos han aprovechado estas circunstancias para crecer como fuerza a pesar de las rivalidades y desunión en sus filas, ya que se mueven en su seno diferentes intereses y puntos de vista.

Sin embargo, nuestra intervención oportuna ha permitido delinear un camino para una salida rápida del régimen. Si bien se está enarbolando el camino pacífico, legal y electoral, ha crecido la convicción de que es necesario presionar con movilizaciones de calle, buscando fijar y paralizar a importantes contingentes militares que tendrán que ser dedicados a mantener el orden interno y seguridad del gobierno, situación que se hará insostenible en la medida en que se desaten múltiples conflictos y presiones de todo tipo. Inscrita en esa perspectiva, planteo examinar un conjunto de recomendaciones para la segunda fase de la Operación Venezuela Freedom-2.
Desarrollo de la Fase-2

Considerando los diversos aspectos reseñados en el resumen anterior, esta Junta Evaluativa y nuestro componente de operaciones especiales común (Componentes Operacionales del U.S. Southern Command: Comando de Operaciones Especiales Sur, Joint Task Force-Bravo, Fuerza de Tarea Conjunta Interagencial Sur – Jiatfs) involucrados en esta operación, debe elevar un conjunto de recomendaciones que permita una planeación efectiva de nuestra intervención en Venezuela, concebida como una operación de amplio espectro, conjunta y combinada dentro del área de responsabilidad, priorizando los conceptos estratégicos: fuerza decisiva, proyección de poder, presencia en ultramar y agilidad estratégica (Joint Vision 2020, como un proceso de actualización permanente de la doctrina militar) (que) continuarán rigiendo nuestros esfuerzos donde se incorpore todos los instrumentos de autoridad nacional, entre ellos, recursos diplomáticos, de información, militares, económicos, financieros, de inteligencia y jurídicos.

Con esa dirección estratégica, los aspectos que debemos evaluar a partir de los soportes informativos previos y sus proyecciones, son el resultado de la labor conjunta entre la Agencia de Inteligencia para la Defensa (DIA, que es nuestro organismo de adscripción) en estrecha colaboración con otros entes de la Comunidad de Inteligencia (IC, por sus siglas en inglés). Con estos fundamentos, traigo una agenda resumida (anexo tienen ustedes los soportes documentales) para el análisis de una serie de políticas que nos permitan abordar los diversos ámbitos (político y militar) siendo necesario su desagregación en acciones específicas:

a) Con los factores políticos de la MUD hemos venido acordando una agenda común, que incluye un escenario abrupto que puede combinar acciones callejeras y el empleo dosificado de la violencia armada. Por supuesto, hay que seguir impulsando como cobertura el referéndum o la enmienda que se apoya en el texto constitucional y que sirve para censar, movilizar y organizar una masa crítica para la confrontación. Por eso, también hay que enarbolar los artículos 333 y al 350 que legitiman la rebelión.

Es indispensable destacar que la responsabilidad en la elaboración, planeación y ejecución parcial (sobre todo en esta fase-2) de la Operación Venezuela Freedom-2 en los actuales momentos descansa en nuestro comando, pero el impulso de los conflictos y la generación de los diferentes escenarios es tarea de las fuerzas aliadas de la MUD involucradas en el Plan, por eso nosotros no asumiremos el costo de una intervención armada en Venezuela, sino que emplearemos los diversos recursos y medios para que la oposición pueda llevar adelante las políticas para salir de Maduro.

b) Bajo un enfoque de “cerco y asfixia”, también hemos acordado con los socios más cercanos de la MUD, utilizar la Asamblea Nacional como tenaza para obstruir la gobernanza: convocar eventos y movilizaciones, interpelar a los gobernantes, negar créditos, derogar leyes.

c) También en el plano político interno hay que insistir en el gobierno de transición y las medidas a tomar después de la caída del régimen, incluyendo la conformación de un gabinete de emergencia, donde puedan incluirse sectores empresariales, jerarquía eclesial, sindicatos, Ongs, Universidades.

d) Para arribar a esta fase terminal, se contempla impulsar un plan de acción de corto plazo (6 meses con un cierre de la 2 fase hacia julio-agosto de 2016), como señalamos, hemos propuesto en estos momentos aplicar las tenazas para asfixiar y paralizar, impidiendo que las fuerzas chavistas se pueden recomponer y reagruparse.
Hay que valorar adecuadamente el poderío del gobierno y su base social, que cuenta con millones de adherentes los cuales pueden ser cohesionados y expandirse políticamente. De allí nuestro llamado a emplearnos a fondo ahora que se vienen dando las condiciones.

Insistir en debilitar doctrinariamente a Maduro, colocando su filiación castrista y comunista (dependencia de los cubanos) como eje propagandístico, opuesta a la libertad y la democracia, contraria a la propiedad privada y al libre mercado. También doctrinariamente hay que responsabilizar al Estado y su política contralora como causal del estancamiento económico, la inflación y la escasez.

e) Mantener la campaña ofensiva en el terreno propagandístico, fomentando un clima de desconfianza, incitando temores, haciendo ingobernable la situación.

En esto es importante destacar todo lo que tiene que ver con desgobierno: las fallas administrativas, la afectación con los altos índices de criminalidad y la inseguridad personal. En este terreno el gobierno está a la defensiva y muestra signo de agotamiento, con un discurso que cada día tiene menos credibilidad. Los análisis evidencian que se ha conformado una corriente de opinión incrédula y apática en torno a las promesas del llamado “Socialismo del siglo XXI”, existiendo en los jóvenes, fundamentalmente, una creciente identidad con nuestra forma de vida e ideales.

De esta manera contamos con un piso sólido para nuestra seguridad e intereses económicos y nuestros valores políticos. EEUU quiere una Venezuela próspera para todos, asentada sobre una base de valores compartidos, con un gobierno eficiente, una democracia representativa y una economía abierta de mercado. Estos avances en los actuales momentos son el resultado de nuestras campañas propagandísticas, pero no podemos obviar el peso de la crisis como dato empírico que la detona y refuerza.

f) Por esto, particular importancia tiene la explotación de los temas como la escasez de agua, de alimentos y de electricidad, teniendo este último aspecto un carácter grave para el gobierno, ya que la sequía ha generado una amenaza de colapso de los embalses y debemos prepararnos para explotarlo al máximo desde el punto de vista político, reforzando la matriz mediática que ubica la crisis eléctrica como responsabilidad exclusiva de Maduro.

g) Especial interés adquiere, en las actuales circunstancias, posicionar la matriz de que Venezuela entra en una etapa de CRISIS HUMANITARIA por falta de alimentos, agua y medicamentos, hay que continuar con el manejo del escenario donde Venezuela está “cerca del colapso y de implosionar” demandando de la comunidad internacional una intervención humanitaria para mantener la paz y salvar vidas.

h) Al mismo tiempo, en el plano internacional hay que insistir en la aplicación de la Carta Democrática, tal como lo hemos convenido con Luis Almagro Lemes, Secretario General de la OEA y los ex-presidentes, encabezado por el ex-secretario de la OEA, César Gaviria Trujillo, pudiendo contar con algunos nexos con la Alianza Parlamentaria Democrática de América a quienes hemos sumado a la compaña en desarrollo. Conjugar estas iniciativas con la citada figura de las “emergencias humanitarias” que permita construir alianzas con otros países que están en el área de influencia del Comando Sur. Más adelante nos referiremos a este aspecto.

Aquí se hace relevante la coordinación entre organismos de la Comunidad de Inteligencia (IC) y otras agencias como las organizaciones no gubernamentales (ONGs), corporaciones privadas de comunicación como la SIP y diversos medios privados (TV, Prensa, Redes, circuitos radiales). En esto juega un rol preponderante el enlace en Venezuela Tenney Smith, de la Agencia de Inteligencia para la Defensa (DIA), quien con Rita Buck Rico de la sección de asuntos políticos, tienen una cubierta en la Embajada de Caracas y deben ser apoyados con un contingente de inteligencia mayor.

i) No se puede dejar a un lado el esfuerzo que hemos venido haciendo para vincular al gobierno de Maduro en la corrupción y el lavado de dinero. En esto debemos apoyarnos en el trabajo que vienen haciendo las Unidades de Inteligencia Financiera (Grupo Egmont), el Grupo de Acción Financiera (GAFI) y el Comité de Expertos sobre la Evaluación de medidas contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo (MONEYVAL).

Estos son organismos intergubernamentales cuyo propósito es el desarrollo y la promoción de políticas nacionales e internacionales para combatir el lavado de dinero y la financiación del terrorismo. El GAFI, por ejemplo, actualmente cuenta con 36 miembros que comprende 34 países, quienes pueden aportar datos y proporcionan información para demostrar la vinculación de los personeros del gobierno de Maduro sumariados en la Orden Ejecutiva. En estas coordenadas, hay que desarrollar campañas mediáticas con los testigos protegidos que colaboran con la aplicación del decreto del 9 de marzo de 2015.

j) En otro ámbito, tenemos que prestarle atención a la cuestión militar. Si bien hasta ahora ha resultado exitosa la campaña que hemos impulsado para disuadir y ganar adeptos en sectores institucionalistas (Generales apegados a la ley, quienes han garantizado el reconocimiento de la oposición y han trazado una línea de no emplear la represión contra manifestaciones) existe una alta probabilidad que los mandos identificados con el chavismo duro ofrezcan resistencia, sobre todo en unidades élites que históricamente se han alineado con el régimen. Por eso, hay que sostener el trabajo de debilitar ese liderazgo y anular su capacidad de mando.

k) Lectura similar es necesario hacer en relación al empleo que va a hacer el gobierno de las llamadas milicias y colectivos armados. La presencia de este personal combatiente y fanatizado en las ciudades priorizadas en el plan, se convierten en obstáculos para las movilizaciones de calle de fuerzas aliadas y grupos opositores, siendo también un impedimento para el control efectivo de instalaciones estratégicas. De allí la demanda de su neutralización operativa en esta fase decisiva.

l) Si bien en este terreno foco de la situación militar no podemos actuar ahora abiertamente, con las fuerzas especiales aquí presente hay que concretar lo ya anteriormente planificado para la fase 2° (tenaza) de la operación. Los entrenamientos y aprestos operacionales de los últimos meses, con la Fuerza de Tarea Conjunto Bravo en la base de Palmerola, en Comayagua, Honduras, la Fuerza de Tarea Conjunta Interagencial Sur –Jiatfs, permite colocar tales componentes en condiciones de actuar rápidamente en un arco geo-estratégico apoyado en las bases militares de “control y monitoreo” en las islas antillanas de Aruba (Reina Beatriz) y Curazao (Hato Rey); en Arauca, Larandia, Tres Esquinas, Puerto Leguízamo, Florencia y Leticia en Colombia; todo ello como Lugar de Operaciones de Avanzada (FOL con proyecciones sobre la región central de Venezuela donde se concentra el poderío político-militar).

En este aspecto debemos mantener la vigilancia electrónica sobre esta zona de influencia, sobre todo en la fachada atlántica, manteniendo las incursiones de los RC-135 COMBAT equipados con sistemas electrónicos que han permitido recientemente recolectar inteligencia, interceptar y bloquear comunicaciones, tanto del gobierno como de contingentes militares (Ver informe confidencial respectivo). También se debe poner OK el Primer Batallón 228 del Regimiento del Aire con sus 18 aviones y los helicópteros UH-60 Blackhawk y CH-47, aproximándolos al terreno, preferiblemente las instalaciones de Hato Rey en Curazao. Ya hemos establecido las directivas y órdenes vinculantes.

En estas 12 recomendaciones están involucrados aspectos políticos, económicos y militares que son parte de planes estratégicos de nuestro gobierno, las cuales vienen siendo impulsados por múltiples agencias y a los que se apega el U.S. Southern Command.

En correspondencia con esa guía de planeamiento, he enfocado mis esfuerzos en cuatro áreas principales: garantizar que seguimos siendo el primer socio de seguridad de elección en este hemisferio; profundizar en la colaboración entre las agencias generando confianza, plataforma de innovación para el Departamento de Defensa y planificación de operaciones críticas y transregionales como esta Operacion Venezuela Freedom-2 donde se involucran comandos combativos y socios interagenciales.

Vamos a seguir construyendo alianzas que protegen nuestros intereses, defender nuestro territorio, defender el bien común mundial, y avanzar la seguridad, el buen gobierno, frente a las amenazas como las que presenta el régimen opresivo de Venezuela. Por esto en la planificación hay cuestiones particulares que nos atañen, donde debemos elaborar planes específicos que operacionalicen las recomendaciones, tal como se reseñan en los apartados y documentos anexos, siendo la tarea del día de esta Junta Evaluativa, por lo que ordeno la mayor atención y esfuerzo en la reunión.

Almirante Kurt W. Tidd
Comandante U.S. Southern Command (SouthCom)
25 de febrero de 2016