SIGMUND FREUD: ACADEMIC ANALYSIS OF CONTRIBUTIONS TO PSYCHOLOGY AND CONTEMPORARY ETHICS"
Por: Rev. Pbro. Manning Maxie Suárez +
Docente Universitario
Email: manningsuarez@gmail.com
Orcid: https://orcid.org/0000-0003-2740-5748
Google Académico:
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Resumen
En este ensayo se examina la figura de Sigmund Freud, como el arquitecto de la psicología profunda, analizando cómo su ruptura con la medicina organicista del siglo XIX dio origen al psicoanálisis. Abordaré su formación académica, oscilante entre el positivismo biológico y la filosofía, y se detallan sus hallazgos capitales como el inconsciente dinámico, la sexualidad infantil y la estructura tripartita de la mente. El texto argumenta que las hipótesis freudianas no solo transformaron la clínica psicológica, sino que reconfiguraron la ética secular moderna al desmantelar la ilusión de un sujeto racional autónomo, proponiendo una responsabilidad ética basada en el reconocimiento de las pulsiones.
Palabras claves: Psicoanálisis, Inconsciente, Metapsicología, Sexualidad Infantil, Ética Secular, Psicología Clínica, Pulsión.
Abstract
This essay examines the figure of Sigmund Freud as the architect of depth psychology, analyzing how his break with 19th-century organicist medicine gave birth to psychoanalysis. It addresses his academic background, oscillating between biological positivism and philosophy, and details his capital findings: the dynamic unconscious, infantile sexuality, and the tripartite structure of the mind. The text argues that Freudian hypotheses not only transformed clinical psychology but also reconfigured modern secular ethics by dismantling the illusion of an autonomous rational subject, proposing an ethical responsibility based on the recognition of drives.
Keywords: Psychoanalysis, Unconscious, Metapsychology, Infantile Sexuality, Secular Ethics, Clinical Psychology, Drive.
Metodología
Para la consecución de este ensayo se ha empleado una metodología cualitativa de revisión bibliográfica y análisis hermenéutico. Se han contrastado las obras fundamentales de Freud (fuentes primarias) con revisiones críticas de historiadores de la psicología y psicoanalistas contemporáneos (fuentes secundarias). El análisis se estructura cronológica y temáticamente para aislar los conceptos clave y evaluar su vigencia, utilizando bases de datos científicas como referencia para validar la persistencia de estos constructos en la psicología actual.
Objetivo General
Evaluar críticamente los aportes teóricos y metodológicos de Sigmund Freud al campo de la psicología, determinando su influencia en la comprensión de la estructura psíquica humana y su impacto en la ética secular moderna.
Objetivos Específicos
1.
Contextualizar
la formación científica y filosófica de Freud para entender el paso de la
neurología a la metapsicología.
2.
Desglosar
los hallazgos fundamentales del psicoanálisis (inconsciente, represión,
transferencia) y su ruptura con la psicología de la conciencia.
3.
Analizar
el impacto de la teoría freudiana en la ética moderna, específicamente en la
responsabilidad subjetiva frente a las pulsiones.
4. Sintetizar conclusiones prácticas sobre la relevancia del autoconocimiento psicoanalítico para el individuo del siglo XXI.
Contenido
Introducción:
La psicología anterior a Freud, heredera de la tradición de Wilhelm Maximilian Wundt y Gustav Theodor Fechner, era una disciplina que equiparaba lo "psíquico" exclusivamente con lo "consciente", limitando su estudio a fenómenos observables y mensurables en laboratorio.
Freud introdujo una ruptura epistemológica radical y necesaria al demostrar que esta visión era insuficiente: postuló que la vida mental consciente es apenas la "punta del iceberg" de una psique dominada por fuerzas inconscientes dinámicas.
Esta justificación teórica implica que el sujeto racional cartesiano es una ilusión, ya que las verdaderas causas de nuestros afectos, síntomas y conductas no residen en la deliberación lógica, sino en una lógica pulsional atemporal y arcaica que opera en una oscuridad inaccesible a la introspección voluntaria, obligando a la ciencia a investigar no lo que el sujeto dice saber, sino aquello que ignora pero que determina su existencia.
Este ensayo explora cómo este cambio de paradigma redefinió nuestra comprensión de lo humano.
¿Quién fue Sigmund Freud?
Sigmund Freud (1856-1939) fue un médico neurólogo austriaco que desafió las convenciones médicas de su tiempo al sugerir que ciertas enfermedades (como la histeria) tenían causas psicológicas y no orgánicas.
Fue el creador del psicoanálisis, un método de investigación de los procesos anímicos, una terapia y una teoría cultural. Su vida estuvo marcada por la perseverancia ante el rechazo académico inicial y una incesante autoobservación que fundamentó gran parte de su teoría (Jones, 1955).1
Su Formación Académica, Filosófica y Científica
La genialidad de Freud radica en la intersección de disciplinas aparentemente opuestas, por ejemplo:
1. El Rigor Científico-Médico: Formado en la Universidad de Viena, trabajó en el laboratorio de fisiología de Ernst Brücke. De esta etapa positivista heredó la convicción de que la mente es un aparato que gestiona energía (libido), buscando siempre el principio de constancia o reducción de tensión. Su base era el determinismo biológico (Assoun, 1982).2
Bajo la tutela de Ernst Brücke —quien a su vez pertenecía a la escuela fisicalista de Helmholtz, la cual juraba que "no hay otras fuerzas que las fisicoquímicas" actuando en el organismo—, Freud interiorizó un modelo hidráulico y termodinámico de la mente que se convertiría en la piedra angular de su "punto de vista económico".
Esta herencia positivista le llevó a conceptualizar el aparato psíquico no como un ente espiritual, sino como un sistema homeostático encargado de procesar volúmenes de excitación (Q); por tanto, la libido no es una metáfora poética, sino una cuantificación de energía somática que presiona a la mente para ser descargada.
El principio de constancia actúa así como la ley fundamental de este sistema: el aparato psíquico busca instintivamente evitar el "displacer" (que equivale a una acumulación excesiva de tensión o energía) y procura el "placer" mediante la descarga (reducción de la tensión a su nivel más bajo posible), lo que ancla el comportamiento humano y sus patologías en un determinismo biológico donde el síntoma neurótico es, en última instancia, un intento fallido o costoso de gestionar ese exceso de energía represada que no encontró una vía motriz adecuada.
2. La Influencia Filosófica: Aunque Freud recelaba de la filosofía especulativa, asistió a las clases de Franz Brentano, de quien tomó la idea de que la conciencia es siempre "intencional" (conciencia de algo). Además, las resonancias de Schopenhauer (la voluntad como impulso ciego) y Nietzsche (el autoengaño moral) son evidentes en su obra, aunque Freud afirmara haber llegado a ellas por la vía clínica.
A pesar de la declarada "incapacidad constitucional" de Freud para la filosofía, su obra respira la atmósfera intelectual de la Viena de fin de siècle, transformando intuiciones metafísicas en mecanismos clínicos operativos.
La influencia de Franz Brentano fue decisiva para dotar de sentido al síntoma: al entender que toda consciencia es "intencional" (dirigida hacia un objeto), Freud pudo postular que incluso el lapsus o el sueño tienen una dirección y un objeto oculto, validando así la interpretación hermenéutica frente al mero azar neurológico.
Sin embargo, es en las resonancias con el romanticismo alemán donde yace la profundidad trágica del psicoanálisis: la "Voluntad" ciega e irracional de Schopenhauer se biologiza casi idénticamente en el concepto de Ello (una fuerza pulsional que ignora el tiempo y la contradicción), mientras que la sospecha de Nietzsche sobre las virtudes morales como máscaras de impulsos bajos prefigura la dinámica de la represión y el Superyó.
Aunque Freud alegó haber evitado leer a estos autores para mantener su "imparcialidad científica", es innegable que el psicoanálisis sistematizó y dio cuerpo médico a una verdad que la filosofía ya había vislumbrado: que la razón es solo una frágil superficie sobre un océano de fuerzas inconscientes.
3, El Giro Clínico (Jean-Martin Charcot y Josef Breuer): Su pasantía con Charcot en París (1885) fue crucial. Al ver que la hipnosis podía inducir o curar síntomas histéricos, comprendió que existían ideas patógenas fuera de la conciencia. Junto a Josef Breuer, desarrolló el método catártico, preludio de la asociación libre (Roudinesco, 2015, 3).
Este "giro clínico" representa un verdadero cisma epistemológico en la carrera de Freud, donde la mirada pasó de la anatomía del cerebro a la anatomía de la representación psíquica.
La experiencia con Charcot legitimó la histeria, demostrando que una parálisis podía no deberse a una lesión nerviosa, sino a una "lesión dinámica" causada por una idea intrusa o trauma disociado, revelando el poder de lo psíquico sobre lo somático. Junto a Breuer, Freud transformó esta observación en una técnica terapéutica: entendieron que el síntoma histérico es un símbolo mnémico, un afecto estrangulado (una emoción no procesada) que ha quedado "encapsulado" en el cuerpo.
El método catártico permitía, mediante la hipnosis, recuperar el recuerdo y liberar la emoción (abreacción), "limpiando la chimenea" de la mente. Sin embargo, fue el fracaso parcial de la hipnosis y la aparición de la transferencia (el vínculo emocional intenso con el médico) lo que obligó a Freud a abandonar el trance y desarrollar la asociación libre, exigiendo que el paciente comunicara todo lo que viniera a su mente sin censura, lo que marcó el nacimiento oficial del psicoanálisis como una disciplina de la escucha y no de la sugestión.
Sus Posturas Filosóficas y Teóricas Importantes
Las posturas de Freud constituyen una antropología que despoja al ser humano de su soberanía racional, en este sentido podemos señalar algunas de sus posturas sobre los siguientes temas:
1. El Determinismo Psíquico: Todo fenómeno mental, desde un olvido hasta un sueño o un delirio, tiene una causa y un sentido. No existe la arbitrariedad en la mente; existe una causalidad inconsciente.
El determinismo psíquico constituye una de las tres famosas "heridas narcisistas" que Freud infligió al ego humano (junto a Copérnico y Charles Darwin), pues postula que la libertad absoluta de la consciencia es una ilusión.
Al aplicar la rigurosa ley de causalidad del mundo físico al mundo inmaterial, Freud elimina la categoría del "azar" o el "accidente" en la vida mental; establece que cada laguna, cada lapsus linguae, cada olvido de un nombre o acto fallido no es un error trivial del sistema, sino un acto psíquico pleno con un propósito definido.
Lo que parece arbitrario o inconexo en la superficie es, en realidad, el resultado de una cadena asociativa invisible donde un deseo o conflicto inconsciente ha logrado burlar la censura para manifestarse.
De este modo, se valida una continuidad psíquica ininterrumpida: el ser humano no es el "capitán de su alma" que decide cada movimiento, sino que vive sujeto a una lógica interna implacable donde el pasado (lo infantil y reprimido) determina activamente la conducta presente, haciendo que cada "no sé por qué hice eso" sea la puerta de entrada a una verdad oculta pero estrictamente causal.
2. El Sujeto Dividido
(Spaltung): A
diferencia del sujeto cartesiano ("pienso, luego existo"), el sujeto
freudiano está escindido. Hay una parte de nosotros que "no sabe que
sabe" y otra que actúa en contra de nuestros intereses conscientes.
La noción de la Spaltung (escisión) radicaliza la concepción humana al proponer que la unidad del "Yo" es una ficción imaginaria construida sobre una fractura fundamental e insalvable.
A diferencia del sujeto cartesiano, que encuentra certeza y totalidad en su pensamiento consciente, el sujeto freudiano es un ser descentrado y alienado, habitado por una "otredad" interna (el Inconsciente) que posee su propia lógica, memoria y deseos, los cuales operan a espaldas de la voluntad oficial.
Esta división estructural condena al ser humano a vivir en un conflicto permanente entre instancias psíquicas rivales (el Ello pulsional, el Superyó moral y el Yo mediador); por lo tanto, la paradoja de actuar en contra de los propios intereses conscientes —como en la neurosis o la compulsión a la repetición— deja de ser una anomalía para convertirse en la norma antropológica: somos sujetos gobernados por fuerzas que nos resultan extrañas y que sabotean nuestra búsqueda de felicidad racional, demostrando que la verdad de nuestro deseo reside precisamente allí donde nuestra consciencia no tiene acceso.
3. La Pulsión (Trieb) como Frontera: Freud no habla de instinto (fijo, biológico), sino de pulsión: un empuje constante que nace en el cuerpo y exige satisfacción psíquica. Esta pulsión es plástica y nunca se satisface del todo, lo que condena al ser humano a una insatisfacción estructural (Laplanche & Pontalis, 1996, 4).
La noción de la Pulsión (Trieb) es fundamental en la metapsicología freudiana, pues actúa como un concepto límite que traza la frontera entre lo somático (la energía corporal) y lo psíquico (la representación mental), constituyendo el motor constante de la vida anímica.
A diferencia del instinto (fijo, específico y cíclicamente aplacable), la pulsión es un empuje continuo y constante que, aunque tiene su origen en una fuente orgánica, es plástica en su objeto y su meta, lo que le permite ser desviada (sublimación) o reprimida.
Esta maleabilidad es la raíz de la tragedia humana: como la pulsión exige una descarga que nunca logra una satisfacción total y permanente (siempre retorna la demanda), el ser humano queda condenado a una insatisfacción estructural
Es esta necesidad perpetua de gestionar, representar y metabolizar un caudal constante de energía —que choca con las demandas de la realidad y la censura moral— lo que obliga al aparato psíquico a trabajar constantemente, generando las fantasías, los síntomas y, en última instancia, toda la compleja red de deseos y renuncias que definen la cultura.
Hallazgos e Hipótesis en el Campo del Psicoanálisis
Los aportes de Freud a la psicología técnica y teórica son vastos, cito algunas de ellas como:
1. El Inconsciente Dinámico: No es un simple almacén de recuerdos, sino una fuerza activa que presiona por salir y que la conciencia reprime. El "retorno de lo reprimido" explica los síntomas neuróticos.
2. La Sexualidad Infantil: Freud escandalizó a la sociedad victoriana al afirmar que el niño no es un ser asexuado, sino un "perverso polimorfo" que atraviesa etapas de desarrollo libidinal (oral, anal, fálica). El Complejo de Edipo se erige como el núcleo de la neurosis y el momento fundacional de la ley interna (superyó) y la identidad sexual (Freud, 1905).5
Las Tópicas del Aparato Psíquico:
Primera Tópica: Inconsciente, Preconsciente, Consciente.
Segunda Tópica (1923): Ello (polo pulsional), Yo (mediador con la realidad) y Superyó (conciencia moral e ideal del yo). Este modelo estructural sigue vigente para entender conflictos internos (Freud, 1923).6
3. La Interpretación de los Sueños: Freud postuló que los sueños son la "vía regia" al inconsciente, realizaciones alucinatorias de deseos reprimidos, disfrazados por la censura onírica (Freud, 1900).7
Su Impacto en la Ética Secular y la Psicología Contemporánea
A nuestro criterio el legado de Freud trasciende la clínica y funda una nueva ética:
1. Ética de la
Honestidad Radical:
La psicología contemporánea y la ética secular deben a Freud la noción de que la verdadera moralidad no consiste en reprimir los deseos "malos", sino en reconocerlos e integrarlos. La ética psicoanalítica es una ética de la verdad: el sujeto debe hacerse responsable incluso de aquello que ignora de sí mismo. "Donde Ello era, Yo debo advenir", es la máxima ética freudiana que invita a la apropiación de nuestra propia historia (Lacan, 1966).8
2. La Humanización de
la Locura:
Antes de Freud, la enfermedad mental era vista como degeneración o posesión. Al demostrar que los mecanismos del neurótico (represión, proyección) son los mismos que los de la persona "normal", solo que más intensos, Freud democratizó la psique. Todos somos, en cierta medida, neuróticos lidiando con el malestar de la cultura.
3. Crítica a la
Felicidad Normativa:
Freud advirtió que la adaptación social completa es imposible sin un costo enfermizo. La psicología moderna ha heredado esta visión crítica: la salud mental no es solo adaptarse a la sociedad, sino tener la capacidad de "amar y trabajar" sin que el costo pulsional sea paralizante. Esto desafía las visiones modernas de la felicidad como un imperativo de consumo (Bauman, 2003).9
Conclusiones
Las implicaciones de los hallazgos de Freud para la sociedad del siglo XXI son profundas y prácticas. Vivimos en una sociedad de inmediatez. Freud nos enseña que la satisfacción inmediata de la pulsión es imposible o destructiva. Aprender a posponer la satisfacción y tolerar la frustración es esencial para la salud mental en la era digital.
Por otro lado, no podemos excusarnos diciendo "no quise hacerlo". Freud nos invita a asumir que nuestros actos fallidos y elecciones repetitivas hablan de nuestros deseos reales. Hacernos cargo de nuestro inconsciente nos da mayor libertad de acción.
En un mundo saturado de información visual, el psicoanálisis rescata el valor de la palabra y la escucha. La cura por la palabra sigue siendo la herramienta más potente para reestructurar el sufrimiento humano.
Debemos reconocer que no somos “amos absolutos de nuestra mente” eso nos hace más humildes y empáticos con el sufrimiento ajeno. La normalidad es un mito; la singularidad del sufrimiento de cada uno es la realidad.
Referencias Bibliográficas
1.
Jones, E. (1955). The Life and Work of Sigmund Freud. Basic Books. (Referenciado en: ¿Quién
fue Sigmund Freud?).
2.
Assoun,
P-L. (1982). Introducción a la epistemología freudiana. Siglo XXI Editores.
(Referenciado en: Formación Académica).
3.
Roudinesco,
E. (2015). Sigmund Freud: En su tiempo y en el nuestro. Debate. (Referenciado
en: Formación Académica).
4.
Laplanche,
J., & Pontalis, J-B. (1996). Diccionario de psicoanálisis. Paidós.
(Referenciado en: Posturas Filosóficas y Teóricas).
5.
Freud,
S. (1905). Tres ensayos de teoría sexual. En Obras Completas, Vol. VII.
Amorrortu Editores. (Referenciado en: Hallazgos e Hipótesis).
6.
Freud,
S. (1923). El Yo y el Ello. En Obras Completas, Vol. XIX. Amorrortu Editores.
(Referenciado en: Hallazgos e Hipótesis).
7.
Freud,
S. (1900). La interpretación de los sueños. En Obras Completas, Vol. IV.
Amorrortu Editores. (Referenciado en: Hallazgos e Hipótesis).
8.
Lacan,
J. (1966). Escritos 1. Siglo XXI Editores. (Referenciado en: Impacto en la
Ética Secular).
9. Bauman, Z. (2003). Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica. (Referenciado en: Impacto en la Ética Secular).
