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Platero y yo


Platero y yo
(y que perdone don Juan Ramón)

La política consiste en usar el dinero
de los ricos para pagar el voto de los
pobres, diciéndoles a ambos que los
                            vas a defender de los otros.
Oscar Ameringer.

Yo tengo bien claro por quién votaré en las próximas elecciones: Por el que he votado durante diez años, por… ¡Caramba, se me olvidó el nombre! Bueno… Aquí todos dicen que es muy platero y por Platero lo conocemos.
Platero se llama un burro que viene en un librito que le mandaron leer a mi hijo en la escuela y yo pensé que el mote de este diputado se lo pusieron por bruto, pero ¡qué va! De bruto no tiene na. Si fuera bruto no seguiría con las nalgas pegadas a la silla de la Asamblea desde hace más de diez años. Será por otro motivo.
Y digo que votaré por Platero porque es el único que nos alivia algo la pobreza en que estamos sumergidos todos los que vivimos en esta barriada. Ya nos reunió a los vecinos en la cancha de béisbol que nos construyó hace tres años y tomó nota de lo que cada uno le pedíamos. Después se trepó a una escalerita que traía y gritó: «Les voy a dar tales y tales cosas (las que le habíamos pedido), pero para eso, de aquí tiene que salir un mínimo de 600 votos». A continuación, abrió las cajas de cerveza y las botellas de guaro mientras sonaba a todo volumen la música típica.
Los otros candidatos ni se han atrevido a asomar por aquí. Los del grupo que él tiene emplanillaos están atentos y si los ven acercarse les rompen las banderas y los echan a patadas.
Es verdad que Platero no siempre cumple lo que promete, pero cuando es así se disculpa diciendo que no le alcanzó la asignación que le dieron.
De vez en cuando nos trae a los vecinos unos papeles para que le firmemos y por cada firma siempre nos da algo. A mí ya me tiene dados 50 dólares en tres ocasiones y cien dólares en otras dos.
Los que escriben en los periódicos y hablan en la radio y en la televisión dicen que los honorables diputados no son tan honorables, que no debemos seguir votando por ellos porque roban al pueblo. ¿Qué sabrán esos intelectuales lo que el pueblo piensa cuando va a votar? ¿Qué me importa a mí si Platero roba o no roba? Yo soy del pueblo y a mí no me ha robado nada. Yo le doy mi voto porque recibo algo a cambio. Así seguiré mientras me beneficie esta relación entre Platero y yo. Lo demás son cuentos.