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Del conocer, y del saber


El saber de la Ciudad, 18-19

Del conocer, y del saber
Guillermo Castro H.

Por la América nuestra y el mundo se multiplican las ciudades del conocimiento, y empieza a tomar interés el hecho de que en Panamá exista, además – y como pionera – , una Ciudad del Saber. ¿Son lo mismo, ambas? Y si no, ¿cómo se relacionan entre sí?

            La respuesta a la primera pregunta es que no son lo mismo, pues – como ciudades - articulan modalidades distintas de vida social y desarrollo humano. Y, al mismo tiempo, ambas se relacionan estrechamente entre sí en el marco de la economía global, porque no hay saber sin conocimiento, ni conocimiento sin base en el saber.
El conocer es una forma de actividad social cuyo producto es el conocimiento. Como tal, ese conocimiento – y en particular su forma más elevada y compleja, el conocimiento científico - está estrechamente ligado al desarrollo de las fuerzas productivas en el mercado global. En ese sentido, es un hecho de civilización. El saber en cambio es un hecho de cultura. Incluye lo conocido, pero más allá de eso abarca aquellas formas de conducta y criterios de valor que caracterizan a cada sociedad.

Lo importante, en todo caso, es que el saber desempeña un importante papel en la definición de los temas y la selección de los métodos del conocer. El conocer, por su parte, ayuda a depurar al saber de sus expresiones más supersticiosas, y a ampliar y enriquecer su expresión más consistente, que es el sentido común. De este modo, así como los resultados del conocer se sedimentan en el saber, éste es un elemento fecundante del conocer.

El caso de la malaria ilustra esa relación. El saber popular le dio ese nombre a partir del hecho de que los ambientes cálidos y pantanosos favorecían la incidencia de la enfermedad debido en apariencia al “mal aire” producido por las aguas estancadas. Descartado el aire, se llegó paso a paso a otro elemento ambiental: el mosquito que servía de vector al parásito malaria falciparum, cuya multiplicación se veía facilitada por el estancamiento de las aguas.

El conocimiento progresa con rapidez. El saber cambia lentamente. El primero da los frutos; el segundo ofrece la raíz. La Ciudad del Saber expresa, en este sentido, demandas muy antiguas de identidad y de inclusión junto a tradiciones muy difundidas de respeto a la educación, a la ciencia y la cultura.

Ella promueve, acoge y apoya las actividades de producción, difusión y aplicación del conocimiento, pero lo hace para contribuir a la formación de una sociedad próspera, equitativa, inclusive y sostenible. La utopía hace parte del saber, como lo posible es tarea del conocer. En las condiciones de Panamá, la Ciudad es una utopía que se hace posible, y en ese hacerse, es.

Ciudad del Saber, Panamá, 11 de mayo de 2018