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¡Festividad de la Natividad de nuestro Señor Jesucristo!


Por: Rev. Pbro. Manning Maxie Suárez +

Los adornos de la celebración de la natividad de nuestro Señor Jesucristo, se encuentran por todos lados, donde uno vaya en la ciudad de Panamá y en todos los rincones de esta hermosa nación.  Se ven públicamente, las manifestaciones de buenos deseos de las personas y de las empresas que desean a tutiplén “Dicha y Felicidad” tanto a sus amigos como a sus buenos clientes.  Qué decir de los “Malls” de todo el país, se ve la solidaridad de los judíos y árabes como de otras nacionalidades con esta festividad cristiana.  El otro día que caminaba por la vía España en la ciudad de Panamá, me dijo un empresario judío conocido mío, “Feliz Navidad” a quién le contesté: “Evenu Shalom Alejem”.

La festividad de la natividad, tiene como propósito, el alegrarnos anualmente con el nacimiento del único Hijo de Dios que es Jesucristo.  Y es nuestro deseo en esta época, que Dios nos conceda que, así como le recibimos con júbilo como Redentor del mundo, de la misma manera podamos contemplarle con segura confianza cuando venga a ser nuestro Juez al final de los tiempos.  Así que es una época de Alegría y de Esperanza, por la infinita misericordia de Dios hacía nosotros.

¿Cómo celebramos los panameños la Navidad?, es una buena pregunta en tiempos donde un buen número de personas ha perdido la fe en Dios, en la Iglesia su mensajera y nuestra sociedad que antes se decía “Católica” o “Cristiana”, todos sabemos que hoy día no es así.  La Navidad se ha convertido para muchos en otra época de consumo, así como el “Black Friday”, “Halloween”, “Carnaval”, etc.  Y hemos perdido la esencia de la festividad que inicia con la celebración del primer domingo de Adviento.

Dios, nos ha dado a su unigénito Hijo para asumir nuestra naturaleza, y nacer ese día (25 de diciembre) de una virgen pura: María. Siendo nacidos de nuevo y hechos sus hijos por adopción y gracia, en esta celebración somos renovados cada día del año con su Espíritu Santo; mediante la acción amorosa de nuestro Señor Jesucristo.  Mediante el profetismo antiguo de Israel se previó que así pasaría como lo señala la narración del evangelista Mateo: “lo escribió el profeta: “En cuanto a ti, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre las principales ciudades de esa tierra; porque de ti saldrá un gobernante que guiará a mi pueblo Israel.” (Mateo 1: 6).

Navidad no es solo una fiesta pasajera que debemos esperar a finales de año y donde nos gastamos hasta lo poco que tenemos, dándole a aquellos que amamos o apreciamos sendos regalos porque su accionar en la vida fue buena y justa para nosotros, de ser así es lo más mezquino que podemos hacer en relación con lo que la fiesta persigue: “La verdadera conversión del corazón de cada hombre y mujer sobre la tierra que agradecidos ante esta Epifanía de Dios, acepta que él ha derramado sobre nosotros la nueva luz de su Verbo encarnado y nos concede esa luz que debe arder en nuestro corazones, resplandeciendo su bondad en toda nuestra vida”.

Desear entonces al prójimo una “Feliz Navidad”, es desearle lo mejor que le puede pasar a un ser humano, recuperar su estado original ante Dios y el Universo.  Es desear al otro la salvación, la paz y la alegría de vivir en armonía con todo lo Creado por el Omnipotente.  Navidad es un tiempo de alegría, pero también de contemplación de ese pequeño que nació en Belén de Judá hace dos mil años atrás, y que en esa escena podamos contemplar toda la beatitud y santidad que debe rodear nuestra festividad navideña y todos los días de nuestra existencia.

Feliz Navidad!