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Efectos de la política en la salud de los panameños


Jorge L. Prosperi

Para argumentar sobre los efectos de la política en la salud de los panameños, comienzo aclarando que por política me refiero a la “actividad (el quehacer diario) de los que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan a la sociedad o a un país”. Y, lógicamente, preguntándonos cuáles son los factores que producen salud y enfermedad en nuestro país, pues las principales causas de salud y enfermedad, como veremos más adelante, están todas relacionadas con los llamados Determinantes Sociales de la Salud, entre ellos la decisiones y acciones que toman los miembros de la oligarquía que administra los recursos que son de todos los panameños.

En ese contexto me he referido, en otras publicaciones, a la relación directa de los estilos de vida individuales con la salud y la enfermedad, que es uno de los determinantes sociales. Aunque es evidente que buena parte de nuestros males son el producto de nuestros hábitos y comportamientos, no podemos achacarle a la población la responsabilidad exclusiva y total por su salud.

Los panameños exigimos un gobierno y un sistema de salud que nos proteja y garantice el acceso a servicios de salud integrales, gratuitos y de calidad. Por esa razón dedicaré este artículo al contexto político de los últimos tiempos, determinante social que ejerce un efecto directo sobre el sistema de servicios de salud, nuestras opciones y decisiones cotidianas, es decir, sobre nuestros estilos de vida, y sobre nuestras posibilidades de alcanzar y mantener el desarrollo pleno, el bienestar y, claro, la salud.

¿De qué se enferman los panameños?

Para poner en perspectiva los efectos de la política en la salud de los panameños, debemos conocer antes cuales son las principales causas de enfermedad y muerte en el país.

En relación a las causas de morbilidad, el Ministerio de Salud nos informa que las principales enfermedades crónicas que son atendidas en las instalaciones del MINSA, fueron en el 2016: hipertensión arterial, diabetes, obesidad y asma. Mención especial merece el hecho de que, de acuerdo con el Censo de Salud Preventiva, el 46% de la población mayor de 40 años padece de algún grado de sobrepeso y/u obesidad.

Por otro lado, la Contraloría General de la República, a través del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) en su publicación “Estadísticas Vitales Volumen III-Defunciones” correspondiente al 2016 nos informa que durante el 2016 fallecieron 18,882 personas en el territorio nacional, 58% correspondieron a hombres y 42% a mujeres. Las principales causas de muerte se recogen en la siguiente tabla y representaron el 70% de todas las causas.



A lo anterior hay que sumarle que es evidente y de suma importancia destacar que todas estas defunciones pudieron y debieron prevenirse, evitarse o, en el peor de los casos postergarse. Con esto en mente volvamos a la pregunta inicial.

¿Cuáles son los efectos de la política en la salud de los panameños?

Para iniciar recordemos que hace casi medio siglo el Dr. Marc Lalonde, ministro de salud de Canadá, y su equipo de trabajo, desarrollaron un modelo explicativo, todavía vigente, de la forma cómo se produce la salud y la enfermedad en una población y anotara en su publicación “Una nueva perspectiva para la salud de los canadienses”, que la salud o la enfermedad no estaban relacionadas simplemente con factores biológicos o agentes infecciosos, subrayando que la mayoría de las enfermedades tenían una base u origen marcadamente socio-económico. Y esta base, agrego yo, está directamente relacionada con las decisiones que toman los políticos. Las cuales, en nuestro caso, afectan el desarrollo del sistema de salud que necesitamos y, en muchas ocasiones constituyen una fuente de ira, desesperación y tensión emocional entre los panameños.

En ese sentido comparto en la siguiente gráfica un diagrama elaborado a partir del enfoque del “campo de la salud” propuesto por el Dr. Lalonde, en el cual se aprecian claramente los cuatro grupos de Determinantes Sociales de la Salud y Enfermedad de la población.

Ya en mi publicación Impacto de los Determinantes Sociales en la Salud, manifesté que los DSS son las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud. Esas circunstancias, que influyen en la salud, son el resultado de la distribución del dinero, el poder y los recursos a nivel nacional y local, lo que depende a su vez de las políticas adoptadas. Allí me referí principalmente al abordaje de los “estilos de vida saludables”, por lo que no lo repetiré en esta ocasión. Sea suficiente subrayar la importancia del compromiso de la población de cambiar sus estilos vida. Es decir, evitar la comida chatarra, disminuir el consumo de alcohol, no fumar bajo ninguna circunstancia, practicar suficiente actividad física y hacer lo posible por manejar el estrés urbano al que estamos sometidos los ciudadanos que habitamos las principales ciudades del país.

El contexto político como un determinante de enfermedad

Mi planteamiento es que el desempeño de los políticos de las últimas administraciones ha sido una decepción para la mayoría de los panameños. Afectando el desarrollo del sistema de salud y generando estrés crónico en la población. Lo que es causa en no pocos casos, de elevados niveles de ansiedad, irritabilidad y de rabia. Tanto por la impotencia ante la impunidad manifiesta, como por la respuesta insuficiente de la red de servicios de salud. Todo lo cual incrementa el riesgo de padecer y recibir tratamiento integral, oportuno y adecuado para los problemas de salud que mencioné al inicio, incluidos los accidentes y violencias.

Para ilustrar la anterior declaración comparto a renglón seguido aspectos negativos de este contexto político. Promesas incumplidas de la actual administración. Dejo el realce de los aspectos positivos para los funcionarios de la administración.

A nivel de contexto político general, no se ha fortalecido la institucionalidad del país, ni se han mejorado las estructuras legales que la nación requiere. Tampoco contamos con un esquema bien estructurado de gobernabilidad en el cual cada órgano del Estado trabaje con total independencia, pero siempre en colaboración para lograr el fortalecimiento del sistema democrático. Persiste el clientelismo político y no se han resuelto todas las denuncias por falta de transparencia, nepotismo y corrupción en los tres Poderes del Estado. El país permanece estancado en el Índice de Percepción de la Corrupción, informe que elabora la organización Transparencia Internacional.

Estimaciones del PNUD demuestran que el robo por los políticos mediante la corrupción equivale a más del 5% del producto interior bruto nacional, lo que significa que en los últimos diez años la cifra de 14,400 millones de balboas (5% del PIB) pudo haberse quedado en los bolsillos de los políticos corruptos. Imaginemos entonces el impacto negativo enorme que esta corrupción tiene en el desarrollo del sistema de salud, en la educación, la justicia, la democracia, la prosperidad y el desarrollo. El PNUD también manifiesta que “en los países en desarrollo se pierde, debido a la corrupción, una cantidad de dinero diez veces mayor que la dedicada a la asistencia oficial para el desarrollo…”

En el terreno del sector salud no se ha cumplido con la promesa de transformar y fortalecer el sistema público de salud para que todos en todos los lugares seamos atendidos con prontitud y calidad, en instalaciones de salud adecuadas, con los recursos humanos, los medicamentos y los equipos necesarios para garantizar esa atención de calidad. Tampoco se ha desarrollado el Modelo de Atención primaria en Salud que favorezca el desarrollo de un enfoque de salud preventiva y promoción de la salud en todos los niveles de la red de servicios de salud. Y muchos panameños tienen que gastar sus ahorros en una clínica privada porque no existe el establecimiento, o porque no hay cupo, o no hay los equipos, o no hay medicinas.

Por nuestra parte, el Sector Salud no está exento del riesgo de la corrupción, pues cuando termine esta administración, ¡entre el MINSA y la CSS habrán manejado más de 34,000 millones de balboas! Y eso señores, sin acusar a nadie, es una cifra muy tentadora para los corruptos. Sobre todo, en un país donde la corrupción está presente y denunciada a diario.

Conclusión

Los efectos de la política en la salud de los panameños son evidentes. Vivimos un escenario político nacional, donde abundan las evidencias de clientelismo, desorganización, ineficiencia y corrupción; impide el desarrollo de un sistema nacional público de salud que cumpla en todo el territorio nacional con su función de proteger la salud de la población y garantice el acceso a servicios públicos integrales (promoción, prevención y atención) y gratuitos de salud, en condiciones de equidad y calidad.

Ese mismo escenario político produce “desilusión y rabia ciudadana”, mucho malestar, estrés, intranquilidad, inseguridad en los panameños pues nos sentimos engañados e impotentes ante la realidad. Esto es un claro generador de frustración y estrés, que produce a su vez comportamientos insalubres, y lleva sin remedio a la enfermedad.

No es suficiente con el abordaje sistemático de los estilos de vida. Los panameños estamos en ese límite crítico que amenaza con destruir nuestra paz social, bienestar y democracia. Necesitamos, con urgencia, romper la cultura de corrupción e impunidad, desarrollando un enfoque de gobernanza total que incluya, entre otras cosas, la creación de instituciones eficaces, responsables y transparentes en todos los niveles; el fortalecimiento del Estado de derecho, la defensa de nuestra soberanía y garantizar el acceso equitativo a la justicia.