"Quórum Teológico" es un blog abierto al desarrollo del pensamiento humano y desea ser un medio que contribuya al diálogo y la discusión de los temas expuestos por los diferentes contribuyentes a la misma. "Quórum Teológico", no se hace responsable del contenido de los artículos expuesto y solo es responsabilidad de sus autores.

Ya puedes traducir esta página a cualquier idioma

Déjanos tu mensaje en este Chat

Anarquía al volante: ¡vamos de mal en peor!


Jorge L. Prosperi
www.elblogdejorgeprosperi.com / 08-08-18

Luego de más de tres años de estar escribiendo sobre el tema de la seguridad vial y la anarquía al volante en nuestras calles, observo con tristeza que “vamos de mal en peor”. Sigue imperando la ley del más fuerte, la desconsideración, la irresponsabilidad, el juega vivo impune que nos caracteriza a la mayoría de los panameños en nuestro quehacer cotidiano. Y también persiste la muy limitada presencia de las autoridades de policía, quienes en su mayoría optan por no detener a los infractores y ponerles su merecida boleta, pues no hay suficientes efectivos de la policía, y si se interrumpen para discutir con cualquier conductor, se forma el despelote en el semáforo o donde sea que estén parados. Tampoco parece que las autoridades de salud hayan tomado conciencia efectiva de este grave problema que muestra una clara tendencia al ascenso y provoca más de 15,000 heridos y más de 400 vidas cada año.

Situación nacional

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censo, durante el año 2017 se registraron 56,847 accidentes de tránsito, provocando 16,273 heridos y 422 defunciones. El 94.3% de los accidentes de tránsito fueron colisiones, seguido de los atropellos y los vuelcos que representaron el 5%. La mayor parte de estos ocurrió entre viernes y lunes. Por tal razón, los días con mayor riesgo de suceder un accidente fatal son los fines de semana, especialmente los viernes. Todos los accidentes muestran una clara tendencia al aumento.


Con respecto a las víctimas, las cifras registraron un total de 16,273 de heridos (¡37 por día!), de los cuales 12,581 correspondieron a colisiones, 1,447 a atropellos y 1,469 a vuelcos. En este caso las cifras también evidencian una clara tendencia al aumento.



En el período comprendido entre 2012 al 2017 un total de 2,533 personas perdieron la vida en un accidente de tránsito (¡una persona fallecida cada día!). El 44% correspondieron a atropellos, 43% a colisiones y 13% a vuelcos. Estas cifras, que también muestran una tendencia al aumento, son el más descarnado reflejo de la anarquía en la calle de nuestra ciudad. De hecho, a excepción de los domingos, no hay un día ni una hora, en la cual no estemos en riesgo de ser atropellados o participar en una colisión.



A pesar de las leyes y reglamentos, siguen siendo las principales causas de accidentes y muertes: el exceso de velocidad, las distracciones como chatear frente al volante, el estrés cotidiano, manejar bajo los efectos del alcohol, la impericia y el incumplimiento de los reglamentos de tránsito, como el no usar el cinturón de seguridad o, en el caso de los motociclistas, no usar casco. Muy preocupante es el hecho de que el año pasado, las muertes por atropello y fuga se incrementaron en el país un 20 por ciento, lo que implica, además de lo anterior, una falta de solidaridad y humanidad. Esta situación constituye un grave problema que es prevenible y debe evitarse. Estamos obligados, sociedad y gobierno a tomar conciencia y detener esta espiral de sufrimiento nacional.

En el mismo período la cantidad de vehículos en circulación registrados en la república pasó de 616,854 a 900,000, lo cual implica casi un millón de conductores cuya capacidad, responsabilidad, pericia, educación, y solidaridad humana debe ser garantizada por ellos mismos recuperando los valores cívicos, éticos y morales que hemos perdido. Y por las autoridades nacionales, exigiendo el cumplimiento de todos los requisitos para la circulación de vehículos en excelente estado y para obtener una licencia de conducir, sin contribuir a la anarquía al volante.



Finalmente, es importante subrayar que de acuerdo al Plan Nacional Para el Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020 de la República de Panamá, los costos de la atención de un paciente proveniente de un accidente de tránsito (heridos) le cuesta al Estado Panameño aproximadamente 9,800 balboas y un tiempo promedio de recuperación de 43 días. Por lo tanto, la atención de 15,000 heridos anuales nos cuesta alrededor de 150 millones de balboas anuales. Eso sin contar los gastos de las familias, el costo de 43 días de recuperación y el costo de las reparaciones y pagos de seguros de los vehículos accidentados.

¿Existe anarquía al volante en América Latina y el Caribe?

De acuerdo con el informe de la OPS titulado La seguridad vial en la Región de las Américas, “los traumatismos causados por el tránsito en la región de las Américas se cobran la vida de unas 154.089 personas al año y representan un 12% de las muertes ocasionadas por el tránsito a escala mundial. La legislación es fundamental para las iniciativas destinadas a mejorar el comportamiento de los usuarios de las vías de tránsito y disminuir el número de víctimas. La mayoría de los países de la Región tienen que aprobar leyes más estrictas para abordar los factores de riesgo y los de protección relacionados con la seguridad vial, a fin de armonizarlas con las mejores prácticas internacionales”.

El informe, cuya lectura completa recomiendo, presenta información actual de seguridad vial de 31 Estados miembros (Panamá entre ellos). Incluye la tasa regional, así como información específica por país sobre el manejo de la seguridad vial. El documento también proporciona un análisis legislativo de los factores prioritarios: “conducción bajo los efectos del alcohol, velocidad, uso del casco, uso de cinturón de seguridad y sistema de retención infantil”.

Datos más relevantes que nos proporciona el documento para ALC, complementado con comentarios sobre nuestra situación.

La tasa de mortalidad debida al tránsito en toda la región es de 15,9 por 100.000 habitantes, cifra inferior a la tasa mundial de 17,4. Sin embargo, tras este promedio regional se ocultan marcadas diferencias de un país a otro, ya que las tasas nacionales varían mucho, desde una cifra baja (6,0) en el Canadá a una muy alta (29,3) en la República Dominicana. En Panamá fue de 10.55 en 2017.

Del total de defunciones ocasionadas por el tránsito en la región, un 45% correspondió a peatones, ciclistas y motociclistas, considerados como usuarios vulnerables de las vías de tránsito. Las defunciones de motociclistas aumentaron en 5% entre el 2010 (15%) y el 2013 (20%), lo que destaca la necesidad de proteger aún más a estos usuarios de las vías de tránsito. Similar situación a la nacional.

La legislación es fundamental para las iniciativas destinadas a mejorar el comportamiento de los usuarios de las vías de tránsito y disminuir el número de víctimas. La mayoría de los países de la región tienen que aprobar leyes más estrictas para abordar los factores de riesgo y los de protección relacionados con la seguridad vial, a fin de armonizarlas con las mejores prácticas internacionales.

La legislación en materia de seguridad vial es eficaz solo cuando se acompaña del cumplimiento eficaz; de acuerdo con los informes presentados por los países, es necesario mejorar el cumplimiento de estas leyes. Aquí tenemos leyes, pero muchas no se aplican igual para todos, pues, como es del dominio público, nuestra justicia además de ciega es muchas veces selectiva.

Las normas relativas a los vehículos representan una parte importante de la seguridad vial. Sin embargo, actualmente solo siete de los países de la región aplican alguna de las siete normas internacionales prioritarias sobre la seguridad de los vehículos recomendadas por las Naciones Unidas y ninguno aplica las siete. En el país circulan muchos vehículos en mal estado, ya sea particulares, taxis y buses piratas. Eso sí, todos con su revisado del año.

Doce países (39%) informan de que disponen de políticas nacionales para separar a los usuarios vulnerables de las vías de tránsito de gran velocidad. Hacen falta pasos peatonales y policías que hagan cumplir la

Dieciséis países han aprobado políticas que incentivan a las personas a caminar o andar en bicicleta. Estas políticas pueden aportar otros beneficios para la salud y son compatibles con las actividades destinadas a luchar contra la obesidad y reducir las enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías y la diabetes. No existe tal política, mucho menos los espacios apropiados para ir en bicicleta. Es un riesgo que pone en peligro la vida de los ciclistas.

El mejoramiento de la infraestructura de las vías de tránsito es un mecanismo eficaz para reducir los traumatismos causados por el tránsito; 23 países exigen inspecciones para verificar la seguridad de las vías de tránsito nuevas y 20 evalúan regularmente las vías existentes. Sim comentarios…

Ciertas medidas, como poner a disposición un número centralizado de acceso para situaciones de emergencia, pueden mejorar la atención médica recibida tras una colisión y ayudar a reducir el número de muertes y traumatismos causados por el tránsito. Actualmente, 25 países de la región han establecido un número de acceso para situaciones de emergencia. Sin comentarios…

Las muertes causadas por el tránsito han aumentado levemente en la región. Los países tienen que acelerar el ritmo de aplicación de medidas eficaces de seguridad vial para lograr el objetivo de desarrollo sostenible adoptado recientemente en materia de seguridad vial, a saber, reducir a la mitad las muertes y los traumatismos causados por el tránsito a nivel mundial para el 2020. Sin comentarios…

Y eso es todo, como he señalado en casi todas mis publicaciones previas, reitero ahora que, los panameños tenemos que comprometernos con revertir esta tendencia, comenzando por la recuperación de nuestros valores cívicos y morales, y cuando nos subamos a un vehículo o seamos peatones; tomemos conciencia de los factores de riesgo que influyen en la posibilidad de un accidente y en la gravedad del mismo. Cumplamos con las leyes y normativas de tránsito, y seamos responsables, cuidándonos y protegiendo las vidas de los demás conductores y peatones.

Por su parte el gobierno debe honrar su compromiso, desarrollar una política real de prevención vial y fortalecer el la aplicación efectiva de las intervenciones propuestas en nuestro Plan Nacional para el Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020, el cual lanzamos con bombos y platillos, confirmando nuestro compromiso nacional con el Plan Mundial de Naciones Unidas para el Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020.

El desarrollo exitoso del plan requiere que gobierno y sociedad construyamos una cultura de trabajo intersectorial, para que la participación de los sectores gubernamental, la sociedad civil y privado se consolide y profundice.

Nos toca a los panameños superar la anarquía al volante y cuidar nuestras vidas en las carreteras, ¡Hagámoslo!