Por: Rev. Pbro. Manning
Maxie Suárez +
Docente Universitario.
Orcid: orcid.org/0000-0003-2740-5748
Resumen
Este
ensayo profundiza en la filosofía moral del renombrado pensador griego
Sócrates, centrándose en su postulado fundamental de que la virtud es
conocimiento. Se explorará la vida y el contexto histórico de Sócrates para
comprender la génesis de su pensamiento ético. El análisis se centrará en su
argumento de que el conocimiento moral es intrínsecamente ligado a la acción
virtuosa, sosteniendo que nadie actúa mal a sabiendas y que la ignorancia es la
raíz de la conducta inmoral. Se examinará la implicación de esta teoría en la
enseñabilidad de la virtud y su impacto duradero en la tradición filosófica
occidental.
Finalmente, se ofrecerán
conclusiones prácticas para la vida cotidiana, resaltando la relevancia
continua del pensamiento socrático en la búsqueda de una existencia ética y
significativa.
Palabras
Claves: Sócrates,
filosofía moral, ética, virtud, conocimiento, ignorancia, mayéutica, filosofía
griega.
Abstract
This
essay delves into the moral philosophy of the renowned Greek thinker Socrates,
focusing on his fundamental postulate that virtue is knowledge. It will explore
Socrates' life and historical context to understand the genesis of his ethical
thought. The analysis will center on his argument that moral knowledge is
intrinsically linked to virtuous action, maintaining that no one knowingly does
wrong and that ignorance is the root of immoral behavior. The essay will
examine the implication of this theory on the teachability of virtue and its
lasting impact on the Western philosophical tradition. Finally, practical
conclusions for everyday life will be offered, highlighting the continued
relevance of Socratic thought in the pursuit of an ethical and meaningful
existence.
Keywords: Socrates, moral philosophy, ethics,
virtue, knowledge, ignorance, Socratic method, Greek philosophy.
Metodología:
La
metodología empleada en este ensayo se basa en una revisión exhaustiva de la
literatura académica existente sobre la filosofía moral de Sócrates. Se
realizará un análisis interpretativo de las principales ideas socráticas,
examinando sus argumentos y la evidencia textual disponible a través de las
obras de sus discípulos, principalmente Platón y Jenofonte.
Se
adoptará un enfoque filosófico para desentrañar la lógica y las implicaciones
de la tesis socrática de la virtud como conocimiento, considerando tanto el
contexto histórico como su relevancia contemporánea.
Objetivo
General:
Analizar
la concepción socrática de la virtud como conocimiento, explorando sus
argumentos fundamentales y su significado para la comprensión de la filosofía
moral y la ética.
Objetivos
Específicos:
a)
Describir
el contexto histórico y la vida de Sócrates que influyeron en su pensamiento
ético.
b)
Explicar
el argumento socrático de que la virtud es una forma de conocimiento.
c)
Analizar
la implicación de la tesis socrática en la naturaleza de la acción moral y la
ignorancia.
d) Evaluar
la relevancia y las críticas a la teoría socrática en el ámbito de la filosofía
moral contemporánea.
e) Derivar
conclusiones prácticas del pensamiento socrático para la vida diaria en
relación con la toma de decisiones éticas.
Contenido
Sócrates,
nacido en Atenas en el siglo V a.C., representa una figura crucial en la
historia de la filosofía occidental. Su vida, marcada por una constante
búsqueda de la verdad y la virtud a través del diálogo y el cuestionamiento,
sentó las bases para el desarrollo posterior del pensamiento ético.
A
diferencia de sus predecesores, que se centraban en la cosmología, Sócrates
dirigió su atención hacia el ser humano, indagando sobre la naturaleza de la
justicia, la belleza, la piedad y, sobre todo, la virtud.
Su método
dialéctico, conocido como mayéutica, buscaba extraer el conocimiento de sus
interlocutores mediante una serie de preguntas incisivas, revelando a menudo la
inconsistencia de sus creencias y la necesidad de una reflexión más profunda
sobre los principios morales (Nehamas, A. (1999).1
En el
corazón de la filosofía moral de Sócrates se encuentra la firme convicción de
que la virtud es conocimiento. Para él, las acciones morales correctas no son
el resultado de la suerte, la costumbre o la mera opinión, sino que emanan de
una comprensión profunda de lo que es bueno.
Sócrates
argumentaba que, si alguien conoce genuinamente lo que es justo y virtuoso,
necesariamente actuará de acuerdo con ese conocimiento. La idea subyacente es
que nadie elige el mal conscientemente; si alguien realiza una acción
incorrecta, es debido a la ignorancia, a una falta de comprensión de lo que
realmente conduce al bienestar y la felicidad (Brickhouse, T. C., & Smith,
N. D. (2010).2
Esta
concepción de la virtud como conocimiento tiene profundas implicaciones. Si la
virtud es conocimiento, entonces puede ser enseñada y aprendida. Sócrates creía
que, a través de la indagación racional y el examen crítico de nuestras
creencias, podemos alcanzar una comprensión más clara de los valores morales y,
por lo tanto, mejorar nuestro carácter. Su famoso lema "conócete a ti
mismo" no era solo una exhortación a la introspección, sino también un
llamado a la búsqueda del conocimiento moral como fundamento de una vida
virtuosa (Irwin, T. H. (1995).3
La tesis
socrática implica que las personas que actúan de manera inmoral no lo hacen por
maldad intrínseca, sino por una falta de conocimiento o una creencia errónea
sobre lo que es realmente bueno para ellos o para los demás. Desde esta
perspectiva, la solución a la conducta inmoral no reside tanto en el castigo
como en la educación y la búsqueda de la verdad. Al adquirir un conocimiento
más claro de las consecuencias de nuestras acciones y de la naturaleza del
bien, estaremos más inclinados a actuar de manera virtuosa (Vlastos, G. (1991).4
Es
importante destacar que el "conocimiento" al que se refiere Sócrates
no es meramente un conocimiento teórico o intelectual. Se trata de una
comprensión profunda y práctica que involucra la internalización de los valores
morales y su aplicación consistente en la vida cotidiana. Este conocimiento
moral implica una conexión intrínseca entre la razón y la acción; conocer el
bien significa también desearlo y esforzarse por alcanzarlo. La falta de
virtud, por lo tanto, se equipará a una forma de "ignorancia
práctica", donde la persona no comprende verdaderamente lo que es mejor
para sí misma y para su comunidad [Fine, G. (2003).5
Si bien la
idea de que "la virtud es conocimiento" puede parecer simplista a
primera vista, plantea importantes interrogantes sobre la naturaleza de la
motivación moral y la responsabilidad individual. ¿Es suficiente tener
conocimiento del bien para actuar correctamente? ¿Qué papel juegan las
emociones, los deseos y la voluntad en nuestras decisiones morales? Estas
preguntas han sido objeto de debate y reflexión a lo largo de la historia de la
filosofía, y la perspectiva socrática sigue siendo un punto de referencia
fundamental en estas discusiones (Prior, W. J. (1998).6
Sobre
la naturaleza de la justicia
Sócrates
abordó el tema de la naturaleza de la justicia principalmente a través de su
famoso método dialéctico, tal como se presenta en los diálogos de su discípulo
Platón. En estos diálogos, Sócrates no solía ofrecer definiciones directas y
definitivas, sino que más bien se dedicaba a cuestionar las concepciones
tradicionales y las opiniones de sus interlocutores sobre la justicia, buscando
alcanzar una comprensión más profunda y fundamental del concepto.
Sócrates
iniciaba sus investigaciones sobre la justicia planteando preguntas como
"¿Qué es la justicia?". A través de una serie de preguntas incisivas,
buscaba exponer las inconsistencias y las limitaciones de las respuestas
ofrecidas por sus interlocutores. Este método de refutación no buscaba imponer
una respuesta, sino más bien eliminar las creencias erróneas y preparar el
camino para una comprensión más sólida (Vlastos, G. (1991).4
Creía que,
para poder hablar significativamente sobre la justicia, era necesario
identificar su esencia o forma universal. No se contentaba con ejemplos
particulares de actos justos, sino que buscaba la cualidad común que hacía que
todos esos actos fueran justos. Este enfoque en la búsqueda de definiciones
universales es característico de su filosofía moral (Nehamas, A. (1999). 1
Para
Sócrates, la justicia no era meramente una convención social o una cuestión de
leyes externas, sino una virtud intrínseca del alma. En el diálogo La República
de Platón, donde la discusión sobre la justicia es central, Sócrates argumenta
que la justicia en la ciudad es análoga a la justicia en el alma individual,
donde cada parte (razón, espíritu y apetito) cumple su función apropiadamente
en armonía con las demás. Un alma justa es, por lo tanto, un alma sana y bien
ordenada (Plato. (2003).7
Sostenía
firmemente que la justicia era beneficiosa para quien la práctica, tanto en sí
misma como por sus consecuencias. Argumentaba que una vida justa conduce a la
felicidad y al bienestar del individuo, mientras que la injusticia conduce a la
discordia interna y al sufrimiento. Incluso llegó a afirmar que es mejor sufrir
una injusticia que cometerla, ya que la injusticia corrompe el alma del
perpetrador (Aporia. (2015). 8
Si bien
Sócrates cuestionaba las leyes injustas, en el Critón de Platón se presenta un
fuerte argumento a favor de la obediencia a las leyes de la ciudad, incluso
cuando se consideran injustas en un caso particular. Su razonamiento se basaba
en la idea de que el individuo tiene una obligación con la sociedad que lo ha
criado y sostenido, y que desobedecer las leyes socavaría el orden social y la
propia justicia (Plato. (2002).7
Podríamos
señalar que Sócrates, trató el tema de la justicia mediante un riguroso examen
dialéctico, buscando definiciones universales y explorando su naturaleza como
una virtud del alma intrínsecamente ligada a la felicidad.
Aunque no siempre llegó a
definiciones concluyentes en los diálogos platónicos, su método de
cuestionamiento y su enfoque en la reflexión racional sentaron un precedente
fundamental para la filosofía moral y la comprensión de la justicia en la
tradición occidental.
Sobre
la belleza.
Al igual
que con la justicia, Sócrates abordó el tema de la belleza a través de su
método dialéctico, principalmente reflejado en los diálogos de Platón. Su
enfoque no consistía en ofrecer una definición simple, sino en explorar las
diversas concepciones de belleza mediante el cuestionamiento y el debate con
sus interlocutores.
Sócrates,
fiel a su método, buscaba la forma o esencia universal de la belleza. En
diálogos como el Hipias Mayor, Sócrates interroga a Hipias sobre qué es lo
bello en sí mismo, no simplemente qué cosas son bellas. A través de este
diálogo, se exploran diversas definiciones propuestas por Hipias, como
"una bella muchacha", "el oro", o "ser rico y honrado
y vivir hasta la vejez y enterrar a sus padres", pero todas son refutadas
por Sócrates al no alcanzar la cualidad universal que él busca (Plato. (1997).9
En el
Hipias Mayor, Sócrates también explora la idea de que la belleza podría estar
relacionada con la utilidad o la adecuación a un propósito. Un objeto podría
considerarse bello si cumple bien su función. Sin embargo, Sócrates cuestiona
esta definición al señalar que algo que es útil para un propósito malo no
podría ser considerado bello en un sentido pleno (Plato. (1997).9
Para
Sócrates, la belleza trascendía la mera apariencia física. Él consideraba que
la belleza del alma, manifestada en la virtud y el buen carácter, era una forma
de belleza superior. Una persona justa, sabia y valiente poseía una belleza
intrínseca mucho más significativa que cualquier atractivo superficial (WisdomShort.com.
(2024, February 5).10
En la
filosofía socrática, existe una estrecha relación entre la belleza y el bien.
Sócrates a menudo consideraba que lo bello era también bueno, y viceversa. Esta
conexión sugiere que la verdadera belleza no es solo agradable a la vista, sino
que también tiene una cualidad moral o beneficiosa. En La República, se
menciona que la forma del bien es la cosa más bella que existe, al ser la causa
del conocimiento y la verdad (Richardson Lear, G. (n.d.).11
Algunos
estudios sugieren que Sócrates veía la apreciación de la belleza,
particularmente en su forma más elevada, como un medio para acercar el alma a
lo divino y a la comprensión de las formas ideales y eternas que trascienden el
mundo físico (Philosophy.institute. (2023).12
A pesar
de las posibles objeciones y matizaciones, la contribución de Sócrates a la
filosofía moral es innegable. Su énfasis en la importancia de la razón, el
conocimiento y la reflexión crítica en la búsqueda de la virtud estableció un
legado duradero que influyó profundamente en sus sucesores, como Platón y
Aristóteles, y en toda la tradición filosófica occidental. Su insistencia en
que una vida examinada es la única vida que vale la pena vivir sigue siendo un
llamado poderoso a la autoconciencia y al compromiso con la excelencia moral (Plato.
(2016).7
Conclusiones
La
filosofía moral de Sócrates, con su énfasis en la virtud como conocimiento,
ofrece perspectivas valiosas para la vida diaria.
En primer
lugar, nos recuerda la importancia de la educación y el aprendizaje continuo en
la formación de nuestro carácter moral. Al esforzarnos por comprender mejor los
principios éticos y las consecuencias de nuestras acciones, estamos más
capacitados para tomar decisiones informadas y virtuosas (Brickhouse, T. C.,
& Smith, N. D. (2010).8
En
segundo lugar, la idea de que nadie hace el mal a sabiendas nos invita a
abordar la conducta inmoral con una mentalidad de comprensión y búsqueda de
soluciones a través de la educación y la persuasión racional, en lugar de
recurrir únicamente al castigo. Hay que reconocer que la ignorancia puede ser
una causa fundamental del mal nos impulsa a fomentar la reflexión crítica y el
diálogo constructivo en nuestras interacciones personales y sociales (Vlastos,
G. (1991). 4
Finalmente,
el llamado socrático a "conócete a ti mismo" nos anima a practicar la
introspección y el autoexamen constante. Al reflexionar sobre nuestros valores,
nuestras creencias y nuestras acciones, podemos identificar áreas de ignorancia
o confusión moral y esforzarnos por adquirir un conocimiento más profundo de lo
que significa vivir una buena vida. Esta búsqueda continua de la sabiduría y la
virtud es esencial para alcanzar la felicidad y la plenitud personal (Nehamas,
A. (1999).1