Nazanin Armanian
En 1829, el dramaturgo y
diplomático ruso Aleksandr Griboyédov era asesinado en Teherán por un grupo de
ciudadanos enfurecidos por el humillante Tratado de Turkmenchay (1828), que
Rusia imponía a Irán tras la victoria en la última guerra entre ambos estados:
20 millones de rublos por daños, la anexión de Armenia, Georgia, Azerbaiyán,
Abjasia, Osetia del Sur, y el control total sobre el mercado iraní.
Así, los zares ganaban el
Gran Juego al Imperio británico en Irán. Y serán cosas de la vida que cuando el
día 19 de diciembre del 2016 el embajador ruso en Ankara era asesinado (porque
Rusia desafiaba el dominio de Turquía y sus aliados sobre Siria), Vladimir
Putin iba a ver una obra de teatro de Griboyédov.
El magnicidio del
diplomático ruso Andrei Karlov sugiere las siguientes observaciones:
1.Que Karlov ha sido uno de
las cerca de 550 personas que han sido víctimas de los atentados terroristas en
las dos últimas semanas ocurridos en Turquía, Egipto, Yemen, Jordania, Nigeria,
Irak y Alemania. Pero, ya ven, ni la muerte iguala a los seres humanos, ni nos
paramos a indagar en el “Cui bono”.
2.El atentado, que muestra
los graves problemas de seguridad en Turquía, más que dañar las relaciones
entre Moscú y Ankara, transmite un mensaje al propio Erdogan: ¡no será difícil
acabar con él! Aunque éste golpe también será utilizado por el sultán miope
para endurecer la represión y restaurar la pena de muerte. El “Estado Profundo”
que domina el escenario turco y allí lo llaman “mentes oscuras”, integra a
miles de agentes de la CIA, Mossad, BND, Mit, Gulenista (o sea, Gladio), etc.,
está provocando una guerra civil, que apunta además al propio presidente.
3.Ankara, sin tener
pruebas, ya señala al clérigo exiliado Fethullah Gülen, mientras Moscú pide una
investigación exhaustiva sobre la identidad de los responsables. Pero, aunque
ambos tienen en la mente el rostro del verdadero autor intelectual, lo llamarán
“terrorismo” para salvar la relación recién reanudadas y cerrar la crisis.
4.Se intenta provocar a
Rusia, empujándole hacia otra
trampa. Vladimir Putin anunciaba dos semanas antes la nueva
estrategia de Rusia de “fortalecer sus posiciones” en el mundo que es más
contundente que “la Doctrina Putin” del 2013.
5.Las balas enviaron
también un aviso a los representantes de Ankara antes de reunirse con sus
homólogos iraníes y rusos en Moscú para decidir los siguientes pasos en Siria
sin contar con EEUU y Arabia saudí. La cumbre que fue convocada por el Kremlin
tras la liberación de Alepo, querrá mostrar el control de Rusia sobre la
situación de Siria en la víspera de la toma de posición por Donald Trump en
enero, y así aumentar su capacidad de negociar acerca de las sanciones
impuestas a Rusia y el nuevo reparto de influencias en Oriente Próximo.
6.Sale a luz el pulso
entre los “atlantistas” y los “eurasianistas” en el Partido de la Justicia y el
Desarrollo. ¿En qué lado debemos estar? Un dilema que de otra manera
también está presente en el seno del poder en Irán. Pero el ejército turco ha
sido entrenado por la OTAN para luchar contra los adversarios de EEUU en la
región, entre ellos Rusia, Irán y Siria, y unos cuantos acuerdos comerciales
con unos y otros no cambia esta realidad.
7.Días antes Benjamín
Netanyahu visitaba Azerbaiyán, vecino de Irán, al que ha vendido en los últimos
años armas por el valor de 85,4 mil millones de dólares. Israel, que es el
único ganador absoluto de las guerras bélicas y económicas contra Irak, Libia,
Siria, Sudan, Yemen e Irán, pretende alquilar en el país azerí las cuatro bases
militares de la era de la URSS para
llevar adelante el plan de EEUU contra Irán.
8.Es cierto que este
asesinato ofrece ventajas a Rusia
en Siria en sus negociaciones con Turquía: tendrá más motivos para atacar las
posiciones de los rebeldes y exigirle abandonar
realmente la idea de derrocar a Assad. Cosa que haría ya que hoy la principal
preocupación del dictador turco son los kurdos sirios y los de su país, por lo
que seguirá patrocinando el terrorismo yihadista para destruirlos.
9.EEUU, que utiliza la “carta kurda” en la región, ignoró a
Ankara, armando la guerrilla kurda de Siria. Pues ahora cuenta con dos
bases militares en el territorio kurdo del país destrozado.
10.Es ingenuo pensar que
Rusia, Irán y Turquía podrían formar
un triángulo estratégico. La historia, la geografía y los intereses
contradictorios de los tres hacen que su alianza sea absolutamente táctica y
fruto del pragmatismo; se romperá por el peso de las fuerzas antirrusas y pro
occidentales en los gobiernos de Irán y Turquía, así como por el pulso de cada
uno en hacerse con la hegemonía de la región.
11.Turquía, que en la
década de 1980 contaba con el respaldo de sus aliados en la lucha contra el
“terrorismo” kurdo, hoy está solo. Es más: el viejo aliado, EEUU, planea acabar con el presidente del país.
12.Washington, al enviar a
Turquía a la guerra contra Siria repetía la misma táctica que hizo con Irak en
1991, incitándole a Saddam Husein a invadir
Kuwait para poder anunciar el Nuevo Orden Mundial sobre los
restos de la URSS. Ankara se equivocó en una cuestión clave: la OTAN (o sea,
EEUU) no está para servir a sus socios, sino para que ellos le sirvan de
instrumento para mantener su hegemonía global. Erdogan ya sabe que EEUU suele regalar una soga a sus aliados cuando ya no les
necesita.
13.El hecho de que en 2017
el director de ExxonMobil, Rex Tillerson, dirija la política exterior de EEUU
pondrá el proyecto qatarí del gasoducto a Siria en el centro de la guerra ahora que ya ha cumplido su principal objetivo: desmantelar
el Eje de Resistencia a Israel formado por Irán, Siria, Hizbolá y Hamas. Trump
necesitará una Turquía estable y amiga para ejecutar este proyecto y Erdogan no
es su hombre. Todos saben que la “prosperidad” y estabilidad de Turquía (algo
que ya es historia) bajo su mandato fue fruto de la destrucción de Irak, Siria
y las sanciones contra Irán. El regreso
de las petroleras a la primera fila de la política de EEUU augura
nuevas guerras en la región más estratégica del planeta.
14.Una de las
consecuencias de la desestabilización de Turquía será la salida masiva, no solo
de los refugiados sirios, sino de los propios turcos del país. Cuestión que no
le preocupa a los “desestabilizadores” ya que será considerado “daño colateral”
de los determinantes juegos estratégicos-energéticos mundiales.
Turquía, uno de los
pilares de Eurasia, se encuentra peligrosamente en un callejón sin salida de
una guerra “civil” que ya está puesta en marcha.