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MÚSICA CATÓLICA QUE DA TRANQUILIDAD 2020 - HERMOSA ALABANZA PARA ORAR - ...
MÚSICA CATÓLICA QUE DA TRANQUILIDAD 2020 - HERMOSA ALABANZA PARA ORAR - MÚSICA PARA EL ALMA
Elementos para un análisis de coyuntura Panamá, MARZO 2020
Jorge Sarsaneda del Cid
Panamá / 310320
1. En
general
Se cumplen nueve meses del nuevo gobierno.
Pocas cosas se aclaran y demasiadas se complican, sobre todo con el covid19. Problemas
de agua, comunicación, inseguridad, desempleo, y los diputados siguen en
su “fiesta” particular: seguir politiqueando y engañando, aprovechando para
meter “camarones” y madrugonazos. Ahora estamos “embarcados” en la lucha contra
el covid19 y no sabemos realmente a dónde vamos a ir a parar. Lo que queda
claro es que con discursos estilo Coello o religiosistas, no vamos a ningún
lado.
2. En
particular
2.1.
Economía:
Al fin de mes, los precios* están como sigue: petróleo brent, 24.93
dólares el barril (bajó mucho); oro,
1,624.13 la onza (subió bastante); del ganado, arroz, café, cobre, gas natural,
no dan precios.[1]
[LP-300320]. Si la situación estaba mal, el covid vino a ponerla “patas
arriba”.
+ Otros indicadores:
*Zona
Libre de Colón: En 2019, se redujo la actividad en 9.2%: las
reexportaciones fueron de 9,814 millones, con una reducción de 994 millones.
Son 2,600 empresas activas ahí [LE/040320]. En esto no tuvo que ver el covid,
pero la empeorará.
*Crecimiento:
El menor desde 2009 (3%), aunque en números subió de 25,066 millones (2009) a
43,061 millones (2019) [LP/040320].
2.2.
Política:
+ Asamblea y leyes necesarias: En este
mes “virulento”, la Asamblea ha insistido en sesionar a pesar del peligro de
contagios. De hecho, tres funcionarios han dado positivo, varios diputados
viajaron a España, Italia y Japón, pero no se hicieron exámenes. Han seguido
sesionando y han sancionado leyes con uno que otro “camarón”.
+ Asuntos serios, pendientes de
decisión: La resolución de casos de “alto perfil”, aunque algunos los están
desechando; el agua para la población y el canal; todos los proyectos que
afectan la ecología (electricidad, agua, tala indiscriminada, puentes,
comunicación, contaminación de ríos y mares); el asunto de la educación sexual
que dicen que “ahora sí va a empezar”, pero también el virus la detuvo; el
hospital oncológico, el cuarto puente sobre el canal… El hospital del Niño, cuando por fin se iba a comenzar, se tiene
que aplazar…
+ Funcionarios: El presidente nombró a
una nueva ministra de gobierno, con una “hoja de vida” impresionante por sus
estudios, no sabemos cómo funcionará en la práctica. Tiene que lidiar con
estamentos difíciles del Estado (cárceles, coordinar con Seguridad). ¿Quién le
pone el cascabel al gato?
+ Crisis en salud: Aunque la crisis
actual es por salud pública, se ha manejado con ciertas actitudes políticas y,
sobre todo, sin hacer daño a las empresas y al sector financiero. ¿Por qué no
hay una moratoria (en el pago del agua, la luz y etc)? Se ha dicho que se
pueden negociar las hipotecas, pero los intereses siguen “corriendo”. Se ha
rebajado el costo de la energía eléctrica, pero no se ha hecho la moratoria
pedida. ¿Qué pasa con la gente que vive “al día”? ¿Qué hay del sector informal
que dicen que anda por el 40%? Se va a necesitar mucho dinero para esta crisis,
ya se emitieron bonos, se sacó dinero del ahorro nacional. ¿Por qué no entregan
los diputados, aunque sea la mitad de sus salarios, para el fondo de
emergencia? Hasta votos ganarían con esto (asesoría gratis). Un dato: en dos
años, la Asamblea ha recibido muchos más millones que el Laboratorio Gorgas en
diez años. ¿Cuál es la prioridad?
2.3.
Sociedad:
Habría varias cuestiones que comentar:
+ Salud = Ahora que estamos en crisis
por el covid19, vemos que hay 6,932 médicos y 6,913 enfermeras en el país.
Supone una densidad real de 33.8 x cada 10 mil habitantes cuando la densidad
ideal -según la OMS- es de 25. Sin embargo, Bocas del Toro, Darién y las comarcas
no llegan a esa densidad ideal. Es más, la Comarca Ngäbe-Bugle tiene 2.4 de
personal médico por cada 10 mil habitantes, a nivel de los peores países de
África. Y la Comarca Enbera-Wounaan no le va a la zaga (2.45). ¿Qué va a pasar
cuando el covid19 llegue ahí? Si es que no hay llegado ya… Más aún, según las
proyecciones oficiales, si seguimos como vamos, llegaremos a 176 mil
contagiados, hacia finales de abril.
+ Educación = El año escolar ha sido
truncado por la epidemia. Probablemente el primer trimestre se pierda -en la
práctica- porque la mayoría de los colegios (sobre todo en las comarcas y en
los campos) no tienen la capacidad de entregar materiales y clases vía
internet. Si la educación ya andaba mal, ¿qué pasará ahora? ¿Se está pensando
la forma de arreglar esto?
+ Migrantes = En 2019 llegaron unos 4
mil niños a Darién, el 50% de ellos, menores de seis años. ¿Qué se está
haciendo? Unicef propone y ¿quién hace algo?
+ Basura = Ya sabemos que la ciudad de
Panamá tiene un problema de basura muy serio. De hecho, se generan 334
toneladas de desechos alimentarios por día. Sólo el mercado de abastos genera
22 toneladas diarias de desperdicios. Si a esto unimos la basura electrónica
que fue de 32,597 (en 2015) toneladas, tenemos serios problemas. Y pensar que
más de 400 mil panameños pasan hambre…
3.
Conclusión:
Lo que más resalta en este mes: el covid19.
Se han dado pasos serios de información, campañas de concienciación, se ha
hecho el esfuerzo para que la gente permanezca en sus casas… pero muchos no
obedecen. La disciplina no es nuestro fuerte. Una pregunta: si ya se sabía que
el covid19 se iba a extender, ¿por qué se permitió la promiscuidad carnavalera?
¿Cuánta gente se habrá contagiado en ese tiempo? A la fecha en que escribo, se
han hecho unos 6,500 exámenes (84% negativos) y hay cerca de 1,100 contagiados
y los fallecidos son 27. ¿Por qué no se da la moratoria de electricidad y agua?
¿Qué más hay que hacer?
Son elementos (y opiniones) para el análisis…
[1]
¿Por qué fijarnos de estos precios? Porque dependemos del petróleo y hay que
seguir lo que suceda con ese precio, si es más caro, pagamos más por la
gasolina, como de hecho sucede. Porque no somos autosuficientes en producción
de arroz, de modo que hay que vigilar ese precio, además de mejorar nuestra
producción nacional. Porque el café es un ingreso importante y hay que mejorar
la calidad y cantidad; además, muchos ngäbe dependen de ese precio. Porque el
cobre, el oro y la plata comenzaron a producirse en la mina de Donoso y Panamá
recibe solamente el 2% de las regalías (lo cual es una miseria). Además, hay
otras cuatro posibles minas (concedidas en exploración) de cobre y oro. El gas
natural es el futuro de la energía en Panamá, según dicen. Panamá ha empezado a
exportar carne de ganado a China,
Sahel, el peligro del efecto talibán
www.rebelion.org | 26/02/2020
La guerra que se libra en el norte de Mali,
desde 2012 y que comenzó siendo una “simple” revuelta Tuareg, una más de
periódicas con las que intentan revindicar sus ancestrales derechos sobre la
región de Azawad, no solo se extiende en el tiempo, sino que suma kilómetros
cuadrados y víctimas casi a la misma velocidad.
Miles de muertos y heridos, centenares de miles
desplazados, hasta ahora han sido los únicos resultados que produjo la
intervención occidental y particularmente la de Francia, que con la operación
Barkhane, tiene desplegados en ese territorio, una región mayor a toda el área
de la Unión Europea, a unos 4,500 hombres, que ya suma cerca de 50 bajas. Un
número demasiado alto, para la baja paciencia del electorado francés.
Al estallar la crisis, estaba prácticamente
circunscrita a un sector del norte de Mali, ahora la mancha conforma un arco,
que abarca todo el norte de ese país, el norte de Burkina Faso, Níger y con
coletazos cada vez más frecuentes en Chad y mientras que en el área de Nampala
(Mali), junto a la frontera con Mauritania, existen varios campamentos
terroristas esperando el momento de comenzar a operar en ese país, que no
registra ataques terroristas desde 2011.
El ataque de Inates (Níger) en diciembre
pasado, en el que murieron 74 militares nigerinos (Ver: Sahel: Terrorismo, una
razón para subsistir.) es la confirmación de que toda la región se ha encendido
y ya no existe ni para Francia, ni para sus socios de la Unión Europea y
Estados Unidos, que ya opera abiertamente en Níger, más que dos salidas.
Una: retirarse humillados, con la carga
simbólica que eso puede representar en la política interna francesa, lo que
dejaría herido de muerte al presidente Emanuel Macron, pero lo realmente
peligroso es el altísimo riesgo de generar el mismo efecto que el triunfo de
los muyahidines en Afganistán, sobre el Ejército Rojo, a principio de los años
noventa.
Aquella victoria, alcanzada gracias a los
ingentes esfuerzos de los Estados Unidos, junto a una entente anticomunista que
abarcaban países como Egipto, Turquía, China, Pakistán Israel, Arabia Saudita,
Qatar, Reino Unido, Francia y un largo etcétera, disparó a cientos de miles de
jóvenes musulmanes, que coqueteaban con las vertientes más extremas del islam,
gracias al adoctrinamiento recibido en las miles de mezquitas y madrassas,
financiadas por Arabia Saudita en todo el mundo musulmán y muchas grandes
ciudades de occidente, a lanzarse a lo que ellos y sus doctrinantes llamaron
yihad, un término que va mucho más lejos de lo que en occidente rebajamos a la
categoría de “guerra santa”.
Con ellos y veteranos de la guerra afgana, a la
que habían llegado miles de voluntarios, y no tanto, para combatir, en la
primera gran guerra islámica, prácticamente desde la caída del Imperio Otomano,
encontrando la manera de resarcir a sus pueblos y su Dios, de la humillación y
el sometimiento a los que fueron sometidos por los imperios cristianos y
católicos.
Muchos de aquellos veteranos, con los
financistas de siempre (Washington y Riad), abrieron frentes en Chechenia,
Kosovo y Argelia y lanzaron operaciones en Egipto, Filipinas, entre otras
naciones a donde llegaron las olas de lo que podríamos llamar “el efecto
talibán” y que se verifica en las muchas guerras que hoy sacuden al mundo
islámico, en las que miles de veteranos de Afganistán y también forjados en los
otros frentes, llevados por el fanatismo en muchos casos y la falta de
expectativas e incentivos, se enrolan en movimientos vinculados a al-Qaeda y el
Daesh, lanzados a por todo, cuando nada tienen para perder.
Tal es el caso del Sahel, donde miles de
muyahidines no solo participan, sino que, a la luz de resultados tras ya ocho
años de guerra, y saben que los ejércitos occidentales no los pueden controlar
y que con mejor preparación, paga y armamento apabullan descontroladamente a
las fuerzas locales, que, en el mejor de los casos, apenas pueden resistir sus
embestidas.
Por lo que para que no se repita “el efecto
talibán”, en el Sahel, hablamos de una superficie más grande que Europa, por lo
que Occidente deberá implementar medidas extremas, ya ese arco de
conflictividad podría alcanzar dos polos muy activos en África Occidental, Boko
Haram, que no solo opera en el norte de Nigeria, sino que cada vez con más
frecuencia lo hace en Camerún, (Ver: Nigeria, la amplía estela del terror) y en
oriente del continente, en la siempre crítica Somalia, donde al-Shabbab, golpea
desde la capital Mogadiscio, en el centro del país, y en vastas zonas rurales
del sur del país e incluso con alguna frecuencia en Kenia.
Frente a esta realidad, Estados Unidos y
Francia, las dos naciones de mayor actividad militar en África, tendrán que
alentar al resto de sus socios de la OTAN y a Naciones Unidas, para que
incrementen su presencia no solo aportando ingentes cantidades de armamento,
sino y fundamentalmente, tropa propia para suplantar a los muy poco confiables
efectivos de los ejércitos locales, como la fuerza del Grupo Cinco de Sahel
(G5S) compuesta por hombres de Níger, Mali, Burkina Faso, Mauritania y el Chad,
que no han logrado prácticamente ningún avance.
Dudar acerca de la implementación de medidas
urgentes y extremas en referencia al Sahel, tendría connotaciones suicidas para
los intereses occidentales.
Retrato
de un espectro.
La crisis ya es inconmensurable para países
como Burkina Faso, que apenas un año atrás, prácticamente no sufría
consecuencias de la guerra que se libraba a pocos kilómetros de su frontera con
Mali. Poco a poco la porosidad de esas fronteras ha permitido que milicianos
tanto del Grupo Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes o Jama’at Nasr
al-Islam wal Muslimin, que responde a al-Qaeda o el Daesh en el Gran Sahara,
multipliquen sus operaciones en las provincias de Sum y Udalan, del norte
burkinés, concentrado sus ataques esencialmente contra escuelas, lo que obligó
el cierre de ciento de ellas, junto a la defección de sus maestros quienes son
víctimas propiciatorias de los atacantes e iglesias cristianas donde se han
producido masacres, ya que se ataca en plena misa. El último de estos ataques
se produjo el pasado domingo 16 de febrero, en una iglesia protestante en el
pueblo de Pansi en Yagha, una provincia volátil cerca de la frontera con Níger.
Aunque en las últimas semanas se registraron dos ataques explosivos contra
mercados comunales, donde obviamente las víctimas también puedan ser
musulmanas.
Este marco de situación ha hecho que los
desplazamientos de civiles desde enero de 2019 a enero de 2020, sea de 700 mil
personas, se estima que 150 mil en las últimas tres semanas, cuando antes de
enero de 2019, los desplazados alcanzaban a las 65 mil almas. La mayoría de
estos contingentes buscan llegar a las ciudades malíes de Andéramboukane y
Ménaka. Donde ya había casi 8 mil desplazados provenientes de otras regiones de
Malí.
La situación en Níger, no es mejor, donde 11
mil habitantes de zonas rurales fronterizas con Mali, han debido abandonar sus
casas, y trasladarse a otras poblaciones del sur de su país, En campamentos en
las áreas cercanas a las ciudades nigerinas de Tillaberi y Tahona, hay cerca de
60 mil refugiados malíes y otros 82 mil llegados de localidades del interior de
Níger. Mauritania ha debido recibir en la última, semana mil desplazados
llegados desde los poblados de Segou y Niono, en la región central de Mali.
Y en consecuencia de que ya los terroristas
tienen campamentos en Mali, muy cerca de la frontera de Mauritania, se
incrementan los ejercicios militares Flintlock
(trabuco) que, desde 2005, Mauritania realiza junto a los Estados Unidos. Esta
nueva versión del Flintlock, comenzó
el lunes 17 y se extienden hasta el día 28, junto a una treintena de países
africanos y europeos, en Atar, el centro-oeste del país en Nuakchot y Kaédi
(Mauritania) y en la ciudad senegalesa de Thiès, con la asistencia de unos 1,600
soldados, con la supervisión del Comando de los Estados Unidos para África
(Africom).
A pesar de ellos y de las declaraciones de Mike
Pomeo acerca de que Estados Unidos seguirá colaborando con los países africanos
en su lucha contra el terrorismo, otras versiones señalan que esa asistencia
está cada día más cerca del fin, lo que sin duda aceleraría de manera absoluta
“el efecto talibán”.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino.
Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.
En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.
El coronavirus y la sociedad de la mentira global
www.rebelion.org | 28/02/2020
Durante el año pasado se registraron en España
277.000 casos de cáncer. La mitad de los enfermos morirán en un plazo inferior
a cinco años, sufriendo durante el resto de su vida un calvario indecible de
idas y venidas al hospital, de quimio y radioterapia, de dolor y sufrimiento y
de miedo indescriptible. En una sociedad avanzada y civilizada, las
investigaciones para curar o paliar el cáncer, las enfermedades cardíacas y las
degenerativas deberían ocupar un lugar preeminente, dedicándoles todos los
medios económicos posibles.
Del mismo modo, en un mundo civilizado y justo,
la Organización Mundial de la Salud, en vez de callar, debería denunciar
los precios altísimos de los tratamientos para esas enfermedades que están
arruinando a los sistemas estatales de salud, declarar la libertad de todos los
países copiar cualquier medicamento que sirva para mejorar la vida de los
enfermos y condenar el reparto mafioso y monopolístico de los nuevos
tratamientos por parte de los grandes laboratorios. No lo hace, mira para otro
lado, y la curación de esas enfermedades que tanto dolor causan a tantísima
gente se pospone hasta que la mafia quiera.
El año pasado murieron en España por
accidente laboral casi setecientas personas, resultando heridos de gravedad o
enfermos debido al trabajo varios miles de personas. Las causas están claras,
precariedad laboral, jornadas interminables, destajo, escasas medidas de
seguridad y explotación. Ningún organismo estatal ni mundial alerta sobre el
deterioro de las condiciones de trabajo ni esas víctimas, que podrían haberse
evitado con muy poca inversión, abren los telediarios ni ocupan más de su
tiempo.
En 2019, seis mil españoles murieron de gripe,
una enfermedad tan común como el sarampión que mata todos los años a miles
de personas en África sin que la OMS exija a los Estados miembros que
aporten las vacunas necesarias -que valen cuatro perras- para evitar ese
genocidio silencioso. Al fin y al cabo, la mayoría son negros.
En 2018, más de cuarenta mil personas murieron
en España por la contaminación ambiental, siendo directamente
atribuibles a esa misma causa el fallecimiento de ochocientas mil personas en
la Unión Europea y casi nueve millones en el mundo, aparte de los
millones y millones que padecen enfermedades crónicas que disminuyen
drásticamente su calidad de vida.
En 2017 más de seis millones de niños murieron
de puta hambre en el mundo mientras en los países occidentales se tiran a la
basura toneladas y toneladas de alimentos. Ese mismo año, más de dos mil
millones de personas trabajaron jornadas superiores a 15 horas por menos de 10
euros al día. Ningún informativo, ningún periódico, ninguna radio lleva días y
días insistiendo machaconamente en esa tragedia que martiriza a diario a media
humanidad y amenaza con llevarnos a todos a condiciones de vida insufribles.
Hace unas semanas surgió en una región
de China un virus que causa neumonía y tiene una incidencia mortal
menor al uno por ciento. Los medios de comunicación de todo el mundo,
acompañados con las redes sociales de la mentira global, decidieron que ese era
el problema más terrible que había azotado al mundo desde los tiempos de la
peste bubónica del siglo XIV que diezmó la población de Europa en casi un
tercio. No hay telediario, portada de periódico por serio que sea o red social
en la que el coronavirus no ocupe un lugar preferente y reiterativo hasta la
saciedad, como si no tuviésemos bastante con las enfermedades ya conocidas que
matan de verdad a muchísima gente después de largos periodos de sufrimiento y
tortura vital. No sé cómo surgió ese nuevo virus, tampoco si es nuevo, carezco
de conocimientos científicos para ello, lo único que sé es lo que cuentan los
especialistas, y es que apenas mata ni deja secuelas importantes. Pese a ello,
a que lo saben, los informativos siguen creando alarma a nivel mundial. ¿Por qué?
No creo que nada de lo que pasa en el mundo sea
por casualidad, ni que los informativos ignoren inocentemente el número de
muertos por guerras absurdas que cada año asolan al mundo de los pobres.
Vivimos un tiempo de relevos, la potencia
hegemónica –Estados Unidos– tiene por primera vez desde el final de
la Guerra Fría un serio competidor que se llama China. Ese
competidor fue alimentado desde los años ochenta por las potencias occidentales
debido a su enorme población, a su pobreza y a los salarios bajísimos de sus
trabajadores. Han pasado cuarenta años y lo que entonces pareció una decisión
magnífica para acabar con los Estados del Bienestar, abaratar costes e
incrementar riquezas de modo exponencial, ha tomado otro cariz y ahora esa
potencia pobre produce casi el 18% de todo lo que se fabrica en el mundo y está
en disposición de dar el gran salto que la coloque en como primera potencia
mundial, algo que será inevitable hagan lo que hagan Trump y sus
amigos porque tienen el capital, la tecnología y la mano de obra necesaria.
La suspensión del Congreso Internacional
de Móviles de Barcelona -Congreso que probablemente no se vuelva a
celebrar tal como lo hemos conocido en años sucesivos- no se debió al
coronavirus, sino a la exhibición que las grandes tecnológicas chinas iban a
hacer sobre sus avances en el 5G. Se trataba de impedir de cualquier manera que
los chinos pudiesen demostrar que hay campos en los que ya están por delante
de Estados Unidos y, por supuesto, de Europa. No hay otra explicación
ni otra razón. Con la cancelación del congreso de Barcelona y la
información apocalíptica sobre las consecuencias de la expansión del
coronavirus se daba un paso más en la nueva guerra fría que se ha inventado
Donald Trump, dejando claro a China que todo vale en la guerra y que su ascenso
al primer puesto les va -nos va- a costar sangre, sudor y lágrimas.
El
coronavirus es una enfermedad que no arroja datos alarmantes, primero porque no se
expande al ritmo de las grandes epidemias que ha sufrido el mundo, segundo
porque tampoco los porcentajes de mortandad son equiparables a los de otras
plagas como la “gripe española”. Sin embargo, y dentro de un lenguaje medieval,
se está intentando crear pánico a escala global y por eso cada día nos cuentan
el nuevo caso que se ha descubierto en Italia, Croacia,
Malasia o Torrelodones, uno por uno, haya dado muestras de quebranto
o no.
Se trata
de alimentar el bicho del miedo a escala global con fines estrictamente
políticos y económicos, y nunca antes como hoy, en la sociedad de la desinformación,
han existido tantos medios para imponer las mentiras como verdades absolutas al
servicio de intereses bastardos. El coronavirus no es el fin del mundo ni nada
que se le parezca, es una enfermedad normal, como tantas y con poca mortandad,
pero la manipulación mediática interesada puede llevarnos a una crisis de
consecuencias devastadoras.
El Ecoceno como alternativa al Antropoceno
Leonardo Boff
04-02-2020
Entrevista
a Leonardo Boff. Reportaje de Annachiara Sacchi, publicado en el cuaderno La
Lettura, del Corriere della Sera del 26-01-2020, reproducido por IHU
on line, el 26/01/2020.
¿Profesor
Boff, está usted optimista?
En
realidad, estoy preocupado. La situación en Brasil es trágica: el
ultraliberalismo de Jair Bolsonaro, la extrema derecha política que hace
apología de la violencia y de los regímenes dictatoriales, que exalta a los
torturadores como héroes nacionales… Nunca vivimos nada semejante.
¿Cuál
es la explicación?
Detrás
de eso, está el proyecto de recolonizar América Latina y obligarla a ser
solamente exportadora de commodities
(carne, alimentos, minerales…). Y, en esa estrategia perversa, Brasil es
central.
¿Por
qué?
Porque
es un país riquísimo, una reserva de bienes naturales que faltan en el mundo.
Como dijo varias veces el premio Nobel Joseph Stiglitz, en los próximos años
toda la economía dependerá de la ecología. Y Brasil tendrá un papel primordial
en ese juego.
¿Es
difícil vivir en Brasil hoy?
Mucho.
El ministro de Economía, Paulo Guedes, es uno de los “Chicago Boys”, formados
en la Universidad de Chicago, que trabajaron en el Chile de Pinochet. El
ultraliberalismo de derecha está haciendo una política de los ricos para los
ricos, está privatizando todo. Guedes está trayendo la política de Pinochet a
Brasil. ¿Y sabes por qué nadie protesta, por qué la gente no sale a la calle
como está pasando ahora en Chile?
No.
¡Porque
el gobierno anunció que reprimirá cualquier protesta con el ejército! Aquí
todos tienen miedo, aunque el descontento crezca. Pero dentro de las paredes de
casa. Asistimos a una triste forma de inercia popular.
En
América Latina presidentes como Evo Morales y Lula cerraron su era. Ahora,
nuevas fuerzas orientan la opinión pública. ¿El impulso reformista acabó?
Tuvimos
gobiernos que hicieron mucho por los pobres. En Brasil, 36 millones de personas
fueron incluidas en el welfare. Pero el
año pasado, un millón de familias pasaron de la pobreza a la miseria. El
gobierno está desmontando las políticas sociales de Lula. Estamos tratando con
una élite reaccionaria y esclavista que nunca aceptó que un obrero –en el caso
de Brasil, Lula, o un indígena en el caso de Bolivia, Evo Morales– llegase a la
presidencia del país. Esa élite ha hecho de todo con los medios más brutales.
Pero a esta ola de violencia se le está oponiendo un movimiento de grupos
progresistas, de afro-latino-americanos, de indígenas. Son los brotes de una
realidad que veremos. Esa es la esperanza que nutrimos.
¿Ve
usted algún nuevo líder político?
Lamentablemente
no. Estamos en un momento de vacío, faltan figuras carismáticas, principalmente
en Brasil. Tal vez también por culpa de Lula, gran carismático, pero que no
supo formar una clase dirigente con nuevos carismas.
Su
nuevo libro en italiano, “Soffia dove vuole” (Sopla donde quiere) habla del
Espíritu Santo. ¿Por qué?
Los
tiempos inquietantes que estamos viviendo exigen una reflexión seria sobre el Spiritus Creator.
Que
quedó al margen de la teología.
Eso no
es cierto. Existen estudios grandiosos sobre el Espíritu, desde el de Yves
Congar hasta el de Jürgen Moltmann, en diálogo con el nuevo paradigma
cosmológico. Pero lo que podemos decir es esto: el Espíritu Santo ha estado
casi siempre al margen de la jerarquía eclesiástica. Y con razón.
¿Cómo
es eso?
La
jerarquía está orientada hacia “áreas” como el poder, el orden, los dogmas, el
derecho canónico, en una condición constante de autorreferencia. Son todos
aspectos que sirven para mantener el statu quo y que tienen su razón de ser, no
niego eso. Del mismo modo, sin embargo, ellos no pueden ser predominantes. El Espíritu es más carisma que poder, más
movimiento que estabilidad, más innovación que permanencia. Él sigue una
lógica diferente a la de la jerarquía de la iglesia (católica). Por eso, casi
todos los predicadores del Espíritu Santo fueron marginados o perseguidos. Los
hechos confirman eso. Mi libro juzgado en 1985 por la Congregación para la
Doctrina de la Fe (cuyo prefecto era Joseph Ratzinger), se titulaba Iglesia: carisma y poder. En Roma sin
embargo lo leyeron como “Iglesia: carisma o poder”. Por esa confusión, me
condenaron.
¿En
vez de eso, que es lo que usted quería decir?
Yo
quería crear un equilibrio entre carisma y poder. Pero ese equilibrio debe comenzar
por el carisma. Si se comienza con el poder, se corre el riesgo de que este
sofoque al carisma. En vez de eso, si se comienza con el carisma se impide que
el poder sea ejercido de forma autoritaria, se le imponen límites, y se le
obliga a ser poder-servicio y ponerse al servicio de la comunidad.
¿Cuál
es el papel del Espíritu Santo hoy?
Estamos
en un momento histórico, el Antropoceno, en el que las bases que sustentan la
vida y la tierra han sido profundamente atacadas. O cambiamos o morimos. El
Espíritu es Spiritus Creator, Spiritus
Vivificans. Sólo el Espíritu puede
restaurar el equilibrio destruido por la voracidad del hombre. Sólo con el
Espíritu es posible superar el Antropoceno y llegar al Ecoceno, a una sociedad
sostenible, vital, abierta a la convivencia de todos con todos donde lo
ecológico ocupará la centralidad. De ahí, ecoceno.
¿Por
qué, en su elaboración teológica, usted insiste en enfatizar el papel de la
ciencia?
No es
posible hacer una teología actualizada sin un diálogo profundo con la nueva
visión del mundo proveniente de las ciencias de la vida, de la tierra, del
cosmos. Esa lectura tiene ya un siglo, pero no es hegemónica. Son pocos los
teólogos que han aceptado este desafío.
¿Por
qué?
Porque
obliga a estudiar ciencias diferentes: la física cuántica, la nueva biología,
la astrofísica, la teoría del caos y de la complejidad. Después de tal camino,
digo esto por experiencia, es más fácil hacer teología, porque con esos datos,
Dios aparece inmediatamente como la energía misteriosa y amorosa que sustenta
todo y que lleva adelante todo el proceso cosmogénico. La categoría teológica
del Espíritu Santo es más adecuada para esa nueva forma de teología.
La
conciencia ecológica, ¿qué tiene que ver con el Espíritu Santo?
El
principal objetivo de mi libro es afirmar que el diálogo con la ecología y con
la nueva cosmología nos obliga a cambiar el paradigma. El paradigma de la
filosofía y de la teología occidentales es de raíz griega, esencialista, basado
en naturaleza, sustancia, esencia y otros términos semejantes que pertenecen al
área de la permanencia, de la estabilidad. En vez de eso, cuando se habla de
Espíritu, todo es dinamismo, innovación. Hay que cambiar la forma de pensar a
Dios, la historia, la iglesia. Dios es dinamismo de tres personas divinas en
comunicación entre sí y con la creación.
¿Teología
de la ecología, entonces?
Yo he
tratado de hacer una teología con un nuevo horizonte de comprensión. El mismo
que el Papa Francisco indica en la encíclica Laudato si’: todo es relación;
nada existe fuera de la relación. Poéticamente Francisco escribe: “El sol y la
luna, el cedro y la florecilla, el águila y el gorrión: el espectáculo de sus
incontables diversidades y desigualdades significa que ninguna criatura se
basta a sí misma. Ellas existen solo en dependencia unas de otras, para
completarse mutuamente en el servicio de unas a otras”. La tesis de la ecología
es precisamente esta: todo está conectado para formar la gran comunidad de
vida, el todo de la naturaleza y del universo. Y este modo de pensar
corresponde a la naturaleza del Espíritu Santo.
¿Le
parece a usted que la iglesia católica está lista para aceptar estas
reflexiones suyas?
La
situación es diferente en cada país, pero en todas partes faltan profetas. Con
Wojtyla y Ratzinger asistimos al retorno de la gran disciplina, vimos una iglesia
cerrada en sí misma, preocupada con la ortodoxia, atenta a combatir enemigos
como la modernidad, las nuevas libertades. Y, sobre todo distante del pueblo,
con una teología erudita pero pobre en innovación y una liturgia ajena a la
sensibilidad moderna.
Mientras
que ahora…
Con el
Papa Francisco surge otro tipo de iglesia, abierta como un hospital de campaña,
donde la centralidad no es tanto la ortodoxia, sino la pastoral del encuentro,
de la ternura, de la convivencia. Para el Papa Francisco las doctrinas son
importantes, pero lo más importante es entender que Cristo vino para enseñarnos
a vivir los bienes del reino como el amor incondicional, la misericordia, la
solidaridad, la compasión por quien sufre, por los últimos en total apertura al
Padre de bondad y misericordia.
¿Mensaje
recibido?
No
siempre. Muchos católicos tradicionalistas no se han dado cuenta de que estamos
ante otro tipo de papa, menos doctor y más pastor en medio de su pueblo. Un
papa que lleva menos los símbolos paganos de los emperadores romanos y más la
sencillez de un párroco de aldea, sencillo humilde, amigo de todos. Un hombre
que viene de lejos, por eso es libre. Si no fuese así, ¿por qué el nombre de
Francisco? Sería una contradicción pensar en San Francisco de Asís en un
palacio pontificio. Pero tenemos a Francisco de Roma que vive y come con todos
los demás, no él solo.
¿El
aumento de las protestas públicas en la iglesia contra el Papa Francisco le
preocupa?
No me
preocupa, porque no le preocupa. ¿Cómo sé esto? Un amigo suyo Carlo Petrini,
con el cual el Papa le gusta dialogar porque es agnóstico y que me visitó aquí
en Petrópolis-Rio, reveló que el papa duerme desde las 21h30 hasta las 5h30
como un tronco, bebe su mate y lleva adelante, franciscanamente, su misión, con
una irradiación mundial en sentido religioso, ético y político. Nos conocemos
desde 1972. Intercambié con él algunas cartas sobre temas de ecología y sobre
el Sínodo para la Amazonia de octubre pasado.
¿A
propósito, qué espera usted de la exhortación apostólica pos-sinodal de
Francisco, que se espera en breve?
Algo
bueno. Sobre todo, sobre la defensa del rostro indígena de la iglesia y sobre
las mujeres. En mis cartas le pedí que hiciese un gesto profético sin pedir
nada a nadie, como hizo Juan XXIII cuando convocó el Concilio Vaticano II.
¿Qué
gesto?
Ordenar
a las mujeres.
¿Y
le respondió?
Me
gradeció la carta sin comentar nada.
Usted
dedica su libro a las mujeres
Yo digo
que la primera Persona divina en entrar en este mundo, o en irrumpir en el
proceso de la evolución, no fue el Hijo, como dice la iglesia. Fue el Espíritu
Santo. Esto está muy claro en el texto de Lucas: “El Espírito vendrá sobre ti…
y te cubrirá con su sombra”. Hice una búsqueda de meses en patrología: no hay
ningún rastro de la centralidad del Espíritu. Ni siquiera en los grandes
teólogos. De acuerdo con una lectura predominantemente masculina, prevalece el
Hijo. Pero el Hijo vino después de la aceptación (“fiat”) de María, por lo
tanto, después del Espíritu. Y digo más aún: el Espíritu asumió a María, la
divinizó. En el proyecto del Altísimo, hombre y mujer son igualmente
divinizados. Forman parte de Dios.
Hoy
la teología de la liberación es ecoteología, teología feminista, teología afro.
Los pobres siguen siendo muchos y oprimidos. ¿La teología de la liberación
tiene todavía un largo camino por delante?
La
existencia de los pobres, de los oprimidos me hace pensar siempre en Jesús, en
San Francisco y en tantos otros que tuvieron misericordia de ellos. Mientras
existan pobres, especialmente en la medida en que su número aumenta, más
necesaria se hace una teología de liberación. Es la situación actual en todo el
mundo.
Le
acusaron de ser pro-marxista.
Marx
nunca fue padre ni padrino de la teología de la Liberación, como insinuaban los
dictadores latinoamericanos. Pero hoy, más que nunca, la teología de la
liberación es urgente. El ejército de los pobres ha aumentado terriblemente. Si
la teología, sea la que sea, no toma en serio la situación actual difícilmente
se librará de la crítica de cinismo y de irrelevancia histórica. Es preciso
leer los signos de los tiempos. El Espíritu nos invita a tomar una posición del
lado de las víctimas, de aquellos que el sistema imperante ha hecho invisibles.
La guerra de los muchachos
www.rebelion.org
/ 20/02/2020
La guerrilla más antigua de Asia acaba de
cumplir 50 años de existencia, y lo hace con una gran cantidad de jóvenes en
sus filas. Viajar a las entrañas de este conflicto, caminar con sus frentes
móviles y escuchar sus motivaciones es descubrir la cara menos paradisíaca de
las siete mil islas que componen las Filipinas.
Más que llover diluvia, pero nada impide al
camarada Drigo terminar su arriesgada tarea. “Mira, la única forma de llegar a
donde hemos acampado es mediante este sendero. Si un operativo del Ejército se
acerca, cojo estos dos cables, los pego a la batería, y la carga explosiva que
he dejado a un lado del camino, estalla. Con eso tenemos unos cuantos minutos
extra para escapar tan lejos como podamos”. Drigo, de veintitrés años,
complexión fuerte y bigotillo incipiente, es miembro del Nuevo Ejército del Pueblo (o NPA
según sus siglas en inglés) la guerrilla más antigua de todo Asia. Fundada en
1969 por el profesor de Literatura y Ciencias Políticas, José María Sisón,
esta estructura armada está formada por unos 5.000 hombres y mujeres que responden a las directrices
del ilegalizado Partido Comunista filipino.
Sisón, que a sus 80 años sigue gozando de buena
salud, reside desde 1987 en Holanda, país de una Unión Europea que en el 2009
decidió suprimirlo de su lista de líderes y organizaciones “terroristas”. Ajena
a cómo la puedan juzgar los gobernantes de unos estados tan ricos como
distantes, la guerrilla es capaz de mantener combatientes en todas las islas
más importantes del archipiélago. En el caso del “Frente Apolonio Mendoza” del
que hace parte el camarada Drigo, esta presencia significa vivir a las faldas
de la Sierra Madre, en la Isla de Luzón, no muy lejos de esa metrópoli de 21
millones de almas a la que sus habitantes se refieren como “la Gran Manila”.
El recodo de un río, y mejor aún, si éste está
protegido por alguna cota desde la que divisar la posible llegada de militares,
es el lugar ideal donde poder instalarse durante unas pocas semanas. Allí,
mientras una unidad peina el perímetro, los oficiales de inteligencia definen
sus próximas acciones armadas junto a los integrantes del bureau político.
Sentada sobre un banco hecho con juncos (todo
el mobiliario de la guerrilla se construye a golpe de machete) y tejiendo una
bandera roja con la hoz y el martillo, está “Cleo del Mundo”, una mujer curtida
en mil batallas, y ya hoy, pese a su juventud, uno de los rostros más visibles
del NPA. Con más de una década en el frente bélico, Cleo (o Ka Cleo, pues aquí
el Ka de camarada se antepone a todo nombre de guerra) expone los motivos por
los que se sumó a la insurrección. “En Filipinas la mayoría de los campesinos
siguen viviendo en un régimen semifeudal. Ni poseen la tierra que trabajan ni
su esfuerzo les da para salir del ciclo de pobreza que se releva generación
tras generación. Por eso decimos que el régimen es semifeudal. Porque la tierra aún está en poder de
una elite que gana mucho y paga poco. Y ese fue el primer objetivo de nuestra
lucha armada. Destruir los mecanismos militares que los oligarcas tienen para
dar continuidad al sistema que sigue manteniendo al país en la pobreza”.
Preguntada por las escasas posibilidades de
lograr amplias victorias en el terreno militar, responde: “Cierto, pero podemos
debilitarlos. Desestabilizarlos para que cedan en algunos aspectos, cosa que a
menudo conseguimos. Lo
nuestro es la guerra popular. Ellos llevan casi medio siglo diciendo que
van a terminar con nosotros, pero aquí seguimos. Nunca nos rendiremos”.
Las acciones armadas que habitualmente se
llevan a cabo son la quema de maquinaria agroindustrial en plantaciones, “donde
se explota al proletariado rural”, y ataques, “a proyectos de minería que
destruyen el medio ambiente, el futuro del país y la vida de sus operarios
explotados”. Admiten aquello que el gobierno califica de “extorsión” y ellos
tildan de simple “impuesto revolucionario”. No en vano, a lo largo de los días
pasados en el campamento era común ver cómo los jóvenes guerrilleros, (algunos
de ellos incluso menores) simulaban atentados con sus armas ligeras de 9 mm. En
ocasiones, a empresarios que no pagan lo que se les pide. En otras, a presuntos
confidentes que avisan al ejército de sus planes, rutas de suministros o
escondites habituales.
Según Ka Apo, uno de los oficiales políticos
del frente Apolonio Mendoza, “el dinero se pide a dos sectores. Primero a la
burguesía que comercia y trafica con lo que producen los grandes industriales,
y luego a los industriales terratenientes que poseen el territorio donde se
produce la explotación”. Este joven con la cabeza rapada y aspecto intelectual,
asegura que “ambos tienen representación en los grupos de burócratas
capitalistas”, que ostentan el poder, “gracias a la financiación de los
anteriormente citados, así ellos hacen el juego de la democracia mientras se
valen del poder ejecutivo y legislativo para hacer la guerra al pueblo y seguir
lucrándose”. En Filipinas lo del “régimen semifeudal” no es retórica marxista.
Organizaciones No Gubernamentales como la británica Oxfam también se refieren
en esos términos a una realidad que en muchas zonas del país mantiene a 7 de
cada 10 familias bajo el umbral de la pobreza.
El NPA
se ha definido como maoísta. Para ellos, dos de los principales problemas que
históricamente atraviesa el archipiélago son el reparto de la tierra y las
políticas neocolonialistas. Con 105 millones de habitantes, repartidos fundamentalmente en sólo 11 de
sus más de 7.000 islas, la pobreza rampante es campo abonado para la
continuidad de la guerrilla. Década a década, generación a generación, la suya
es la guerra prolongada tal y como definió el padre de su ideario, Mao
Tse-Tung. Apoyarse en las masas para subsistir; practicar una guerra ligera,
donde la capacidad de moverse es mucho más importante que la capacidad de
fuego; y por encima de todo, valerse del factor sorpresa. Dadas estas condiciones,
encontrarse con estos combatientes exige meses de preparación, algunas
formalidades y seguir un protocolo de actuación una vez se aterriza en el
archipiélago.
Relativamente aislada del exterior, y siempre
en zonas remotas, la insurgencia delega en su base social el contacto con lo
urbano, de ahí aquello de que “el pueblo es a la guerrilla, lo que el agua al
pez”, que dejó escrito Mao. Saliendo en autobús desde Manila se llega a un
municipio acordado, lugar en el que, se es recibido por alguien con quien
nuevamente se toma un jeep colectivo hasta alcanzar un segundo punto de
encuentro, por lo general, una infravivienda del campo. Con la noche encima y
una vez cenados, se hacen los preparativos para iniciar un camino que
dependiendo del lugar y terreno no suele durar más de tres o cuatro horas.
Selva a dentro se terminan escuchando unos silbidos, un santo y seña, y por
fin, la presencia de unos guerrilleros con pistolas de 9mm asomando en la
cadera.
“El secreto de nuestra supervivencia es muy sencillo.
Conocemos el terreno al detalle y nos movemos donde las masas simpatizan con
nosotros. Aquí particularmente nos apoyan desde hace mucho”, afirma la curtida
Ka Cleo. De hecho, el embrión del NPA bebe de estas selvas, y se remonta a la
experiencia del Hukbalahap, que primero fue resistencia armada contra la
ocupación japonesa durante la II Guerra Mundial y después, ya en los cincuenta,
contra el neocolonialismo estadounidense que terminó erradicándolos.
Esos “Huks” (tal y como se les conoció popularmente)
fueron, de alguna manera, el origen del pálpito rebelde que recorre las aldeas
de esta región. “De todos modos en el NPA no sólo hay campesinos. En nuestros
cuadros hay también muchos universitarios que han renunciado a una vida pequeño
burguesa para cambiar el país. Yo misma vengo de ese proceso”, afirma Ka Yumi,
una joven de gafas, “aún en proceso de adaptación a este frente de guerra”. Una guerra que entre
insurgentes, soldados y civiles ya ha costado 40.000 vidas.
El legado del imperialismo español está bien
presente, no sólo en algunos edificios y topónimos, sino en la propia guerrilla
que en días de fiesta hace “cocido con chorizo”, dicho tal y como suena en la
lengua de Cervantes, o celebrando la boda entre los camaradas con nombres
castellanos como José y Andrés, pues el NPA acepta y celebra matrimonios
civiles entre combatientes del mismo sexo. Es algo que lleva haciendo desde el
2005, años antes de que la mayoría de países europeos aprobaran este tipo de
derechos para el colectivo LGTB. Una mirada progresista del mundo que, en las
filas del Ejército que los combate, fue vista como “inmoral y cuestionable”.
Así las cosas, mientras otros países de la
región, como China o Vietnam, hacen tímidos progresos en relación a la pobreza
entendida como falta de acceso a la salud, nutrición y vivienda, Filipinas no
termina de sacudirse una desigualdad que empuja a sus ciudadanos a ser mano de
obra barata en otros rincones de Asia como Hong Kong o Emiratos Árabes, donde
se han reportado casos de semiesclavitud.
En las ciudades más pobladas del archipiélago,
como Cebú o Manila, son innumerables los menores que sobreviven solos en la
calle, desnutridos y a merced de todo tipo de abusos. Tierra adentro y lejos de
las urbes, la situación no es mejor. En las aldeas de campesinos que a lo largo
de la elaboración de este reportaje frecuentó el NPA, se vieron aldeas
alumbradas a la luz del fuego y niños con heridas por sanar. De vuelta en el
campamento, los muchachos del NPA viven en unas condiciones no menos difíciles
que las del campesinado. Buena prueba de ello es la visión del camarada Lito
bajo una lluvia implacable, comiendo arroz blanco servido en una cascara de
coco, que es lo que usa como platos la guerrillerada.
En el Frente Apolonio Mendoza, el arroz es la
base del desayuno, comida y cena. Este se sirve junto a un exiguo trozo de piel
de cerdo, y en ocasiones especiales, con unas sardinas en lata o un trozo de
lagarto a la brasa. Además de la comida, aquí el mundo de los objetos también
brilla por su ausencia. Un pequeño pedazo de cristal viene a ser un espejo; un
peine se comparte cada mañana, y toda bala es un objeto codiciado que se cuenta
en poco más de un puñado por cada militante armado.
Aunque unos viejos M16 de fabricación estadounidense
son los fusiles más populares, también se ven reliquias con más de 60 años de
batalla a cuestas. Tal es el caso del M14 que se usó en la guerra de Corea y
hoy tiene en las manos un combatiente con rostro de niño. Las pocas granadas
que atesoran estas unidades sirven o bien para esconder trampas en el camino, o
bien para persuadir al enemigo en caso de encontronazo.
Sin embargo, y aún con carencias, el buen humor
es el espíritu que aparentemente predomina en el campamento. Desde que se
inicia el día con la gimnasia colectiva al ritmo del, “un, dos, tres, un, dos,
tres, derecho, otra, derecho…”, dicho así, en castellano, hasta el pequeño
“desayuno” las bromas y risas forman parte del despertar cotidiano. Luego, tras
tomarse un respiro, la tropa que no está comprometida con ninguna
responsabilidad concreta se reúne para programar las actividades del día.
Asimismo, el trabajo de alfabetización y formación de cuadros
políticos también es diario, tanto para los militantes como para
aquellos civiles de confianza que se encuentren en el área. En fechas como las
presentes, las clases coinciden con el aprendizaje de canciones y consignas que
serán entonadas en las celebraciones de su próximo aniversario. Con gran ahínco
y determinación, los muchachos se vuelcan con temas como la Internacional, el
himno del NPA y otras canciones que relatan los sacrificios de la vida
revolucionaria. Escribiendo con un rotulador sobre una bolsa de basura verde,
el siempre animado camarada Lito instruye a una unidad de muchachos imberbes y
algún que otro varón maduro. La tropa parece pasarlo en grande. Aquí, “salir de
la rutina siempre nos gusta”, afirma Lito, que dice haber sobrevivido a una
infancia de penurias en Makati.
Mientras tanto la dirección política se reúne
en ese cuadrilátero de bambú y toldo al que llaman “aula”. Hoy hablan de los
campesinos y de los problemas a los que se enfrentan con los grandes hacendados
por la tenencia de vacas. No lejos de aquí, hay una empresa que cede las vacas
a los campesinos para que estos las críen y engorden, sin embargo, los pequeños
granjeros están notablemente insatisfechos. Por lo que cuentan, la empresa les
paga mucho menos de lo acordado. Sin sindicatos ni cooperativas eficaces, el
campesino con sobrecarga familiar se encuentra a expensas de lo que decida el
empresario. Alertada la guerrilla, “se esperan consecuencias”, afirma Ka Cleo
sin dar más explicaciones.
Filipinas, hoy una república y, según hallazgos
científicos, territorio habitado desde hace 67.000 años, mantiene esta
denominación desde el siglo XVI, cuando los colonizadores peninsulares la
impusieron como homenaje a la hispanidad y Felipe II. Hoy, el presidente,
Rodrigo Duterte, un abogado que ha puesto precio a las cabezas de los
guerrilleros muertos, quiere cambiar el nombre del país, recuperando una
propuesta de un senador que en los setenta propuso Maharlika, un término no
menos polémico dado que los historiadores no se ponen de acuerdo sobre su
significado real.
Para Ka Wino, uno de los más veteranos
combatientes del Frente Apolonio Mendoza, “el nombre de Filipinas nos recuerda
cada día que el hecho colonial aún no se puede decir que sea pasado, pues
tenemos multinacionales saqueando como de costumbre y fuerzas de Estados Unidos
en nuestro archipiélago… De todos modos y aun siendo un viejo debate, lo
importante no es tanto los nombres, sino las políticas. Decir que se deja de
ser una colonia por el simple hecho de cambiar el nombre es querer ganarse a
las masas con propaganda barata”.
Duterte, quien nada más llegar al poder detuvo
las últimas negociaciones de paz auspiciadas por Noruega, ha declarado la
“guerra total” al NPA, asegurando que terminará con la guerrilla para el 2022,
año en el que termina su actual legislatura. Esta previsión suena optimista
dado que la guerrilla sigue operando en todos sus frentes y causando bajas en
las filas del Estado.
Fuente: Gara, 16 de febrero de 2020
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