"Quórum Teológico" es un blog abierto al desarrollo del pensamiento humano y desea ser un medio que contribuya al diálogo y la discusión de los temas expuestos por los diferentes contribuyentes a la misma. "Quórum Teológico", no se hace responsable del contenido de los artículos expuesto y solo es responsabilidad de sus autores.
Quorum Teológico
Ya puedes traducir esta página a cualquier idioma
Déjanos tu mensaje en este Chat
Golpe palaciego en Riad
Thierry Meyssan
www.voltairenet.org / 071117 // 141117
La guerra contra el Emirato Islámico
va llegando a su fin en Irak y en Siria, parece que se ha logrado evitar el
conflicto armado contra el seudo Kurdistán y varios Estados del Medio Oriente
ampliado comienzan a retomar la iniciativa. Aprovechando la fluidez del
momento, el príncipe heredero de Arabia Saudita ha eliminado abruptamente a
todos los miembros de la familia real que podían representar algún peligro para
su control del poder. La guerra no sólo acaba de modificar la correlación de
fuerzas regional sino que uno de los principales actores acaba de cambiar de
objetivos.
Nueva etapa en el Medio Oriente
Dicen que a
la naturaleza no le gusta el vacío. El fin del «Emirato Islámico en Irak y
Siria» (Daesh, su acrónimo árabe) –que acaba de perder sucesivamente las
ciudades de Mosul, ante la ofensiva del ejército iraquí; Raqqa, tomada por el
ejército estadounidense; y Deir ez-Zor, liberada por el ejército sirio– cierra
una guerra y abre un nuevo periodo. El fracaso de Massud Barzani en su empeño
por obtener el reconocimiento internacional de la anexión de Kirkuk por los
kurdos del PDK (Partido Democrático del Kurdistán iraquí) descarta el proyecto
de creación de un nuevo Estado colonial, el seudo Kurdistán, puesto avanzada
del ejército israelí contra Irán.
En momentos
en que la devastación reina en el Medio Oriente ampliado, principalmente en Libia,
en Siria, en Irak, Yemen y Afganistán, quedan aún en esa región 4 Estados en
condiciones de hacer progresar sus intereses: Israel, Arabia Saudita, Turquía e
Irán. Para lograrlo, cada uno está obligado a tomar una iniciativa antes del
encuentro entre los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin, que debe
producirse durante la cumbre de la APEC (el Foro de Cooperación Económica
Asia-Pacífico) a celebrarse en Danang del 8 al 10 de noviembre.
El 3 de
noviembre, Israel se declaró dispuesto a proteger a los drusos del sur de Siria
de los yihadistas que acababan de atacar la localidad siria de Hader. Desde
principios de 2017, Tel Aviv viene tratando de crear en el sur de Siria un
movimiento separatista druso, siguiendo el modelo de lo que logró hacer con los
kurdos en el norte de ese mismo país y en Irak. El Mossad reclutó al mayor
sirio Khaldoun Zeineddine, quien trató de proclamar un “Drusistán” pero sólo
logró sublevar contra Damasco una docena de combatientes.
Ese mismo
día, Turquía reagrupaba los diferentes grupos yihadistas de Idlib para crear un
«Gobierno de Salvación Nacional», bajo la presidencia de Muhammad al-Sheikh
y con Riad al-Asaad como viceprimer ministro. Ankara trata así de aplicar en la
gobernación siria de Idlib la idea de su aliado Qatar, que ya en 2012 había
fundado un gobierno sirio alternativo bajo la denominación de «Coalición
Nacional Siria».
De Teherán
no ha llegado ninguna señal, probablemente porque la República Islámica de Irán
es el único de los 4 Estados anteriormente mencionados que sale vencedor
simultáneamente ante el Emirato Islámico como ante el clan Barzani, y no tiene
por ende interés en modificar la nueva coyuntura.
La sorpresa
vino de Riad. La familia real de Arabia Saudita no trató de imponer un nuevo
orden regional, pero el príncipe heredero Mohammed ben Salman trata de
modificar el anquilosado orden de su reino.
La dimisión del primer ministro libanés Saad Hariri
El 4 de noviembre, hacia las 11 horas TU, el primer ministro libanés
anunció su renuncia, compareciendo en vivo a través del canal saudita de
televisión Al-Arabiya, desde el hotel Ritz de Riad y en presencia del
príncipe heredero de Arabia Saudita.
Al leer, al pie de la letra, el texto que evidentemente le habían
entregado, Saad Hariri se olvidó inesperadamente de que presidía un gobierno
que contaba entre sus ministros varios miembros del Hezbollah. Y se expresó en
los siguientes términos:
«Allí donde Irán está presente, siembra la división y la destrucción. Prueba de ello es su injerencia en los países árabes, sin mencionar su profundo rencor contra la nación árabe (…) Irán confisca el destino de los países de la región (…) El Hezbollah es el brazo de Irán, no sólo en Líbano sino también en los demás países árabes (…) Desgraciadamente, comprendí que ciertos compatriotas marchan de la mano con Irán, que trata de sacar al Líbano de su entorno árabe. Glorioso Pueblo del Líbano, el Hezbollah ha logrado, gracias a sus armas, imponer una situación de facto (…) Quiero decir a Irán y sus acólitos que salen perdiendo. Las manos que se levantan contra los Estados árabes serán cortadas. Y el Mal se volverá contra quienes lo ejercen.»
Ese texto dramático entierra el conflicto religioso entre sunnitas y
chiitas para reactivar el conflicto racista de los árabes contra los persas. A pesar
de las apariencias, eso es una forma de progreso ya que las posibilidades de
guerra se vuelven así más limitadas, dado el hecho que sunnitas y chiitas
habitan territorios donde se hallan mezclados mientras que los árabes y los
persas viven en territorios diferentes. En el caso concreto del Líbano, ese
cambio de lenguaje no modifica gran cosa. Pero ese texto no indica qué motivó
la dimisión del primer ministro.
Saad Hariri agregó que teme por su vida. Al-Arabiya afirmó después
que Hariri escapó hace días a un intento de asesinato. Pero la policía y la
Seguridad General libanesas desmintieron sucesivamente precisando que no han
tenido conocimiento de tal cosa. Al-Arabiya aseguró que el padre de
Saad, Rafic Hariri, fue asesinado en 2005… por Irán, después de haber atribuido
ese crimen durante años al entonces presidente del Líbano Emile Lahoud y al
presidente sirio Bachar al-Assad.
Después de pronunciar su alocución, Saad Hariri telefoneó al presidente
libanés, Michel Aoun, para comunicarle oficialmente su dimisión. La conversión
fue muy breve y tampoco aclaró las causas de la renuncia.
El ministro saudita de Asuntos del Golfo aseguró, contrariamente a lo que
podía pensarse a primera vista, que Arabia Saudita no tiene preso a Saad Hariri
y que el ahora dimitente primer ministro libanés puede volver al Líbano cuando
quiera. Ante la persistencia de los rumores de que Hariri estaba detenido en
Arabia Saudita, se difundió a través de su cuenta de Twitter una foto de este
en ropa casual junto al embajador de Arabia Saudita en Líbano.
Cuando Saad Hariri ni siquiera había terminado su alocución, su rival, el
ex director central la policía libanesa (FSI) y posteriormente ministro de
Justicia Achraf Rifi, regresaba a Beirut de su exilio italiano. No está de más
recordar que Saad Hariri es uno de los individuos más endeudados del mundo
–tiene una deuda personal que ronda los 4,000 millones de dólares con Arabia
Saudita– y no parece por tanto en condiciones de tomar decisiones contrarias a
los intereses de su acreedor.
Hacia las 23 horas y 45 minutos TU, los rebeldes huthis disparaban desde Yemen
un misil balístico hacia el aeropuerto internacional Rey Khaled de Riad, misil
que fue interceptado por los misiles antimisiles Patriot instalados en Arabia
Saudita. Dado el hecho que el armamento moderno de los huthis proviene de Irán,
los observadores vincularon el incidente del misil con la dimisión de Hariri y
concuerdan en ver el disparo de ese artefacto como una respuesta al discurso
anti-iraní de Saad Hariri.
El príncipe heredero Mohamed ben Salman toma el poder
Los
acontecimientos se aceleran entonces. Minutos más tarde, el rey Salman firmó
dos decretos. El primero pronunciaba la jubilación anticipada del jefe del
estado mayor de la marina de guerra y revocaba al ministro de Economía y al
jefe de la Guardia Real, el poderosísimo príncipe Muteb, hijo del ex rey
Abdallah. El segundo decreto instauraba una Comisión de Lucha Contra la
Corrupción… bajo la presidencia del príncipe Mohamed ben Salman. Mientras tanto,
la prensa anunciaba también la entrada en vigor de la nueva ley antiterrorista,
que incluye disposiciones que permiten pronunciar condenas de 5 a 10 años de
cárcel por difamación o por ultraje público a la autoridad del rey o del
príncipe heredero.
En el
transcurso de la siguiente hora, la Comisión de Lucha Contra la Corrupción se reunía
y adoptaba una serie de medidas preparadas desde hace mucho tiempo, acusando de
malversación de fondos a 11 príncipes, 4 ministros en funciones y decenas de ex
ministros. Los acusados fueron puestos de inmediato bajo arresto por el
nuevo comandante de la Guardia Real y a varios de ellos incluso se les abría
expedientes en virtud de la nueva ley antiterrorista. En la carreta de los
condenados figuraban tres personalidades anteriormente destituidas por el rey,
como el ex comandante de la Guardia Real, el príncipe Muteb. En el transcurso
del día se supo que las cuentas bancarias de los sospechosos fueron confiscadas
y que de ser declarados culpables –lo cual es sólo una formalidad– sus bienes
pasarán al Tesoro nacional.
Según la
agencia de prensa del reino, los sospechosos malversaron fondos durante las
inundaciones de 2009 y la crisis del coronavirus (el llamado Middle East
Respiratory Syndrome o MERS), acusación posiblemente fundada pero que no los
distingue en nada de los demás caciques de la monarquía saudita.
Aunque no se
ha publicado ninguna lista de nombres, se sabe que el príncipe Walid ben Talal
figura entre los sospechosos. Considerado uno de los hombres más ricos del
mundo, el príncipe Walid ben Talal era el embajador secreto del reino ante
Israel. La Kingdom Holding Company,
propiedad de este príncipe y poseedora de acciones en el Citygroup, Apple,
Twitter y Euro-Disney, perdió inmediatamente 10% de su valor al abrirse las
operaciones de la Bolsa de Riad, en la mañana del domingo, y finalmente se decretó
la suspensión de cotización.
A pesar de
las apariencias, nada indica que las víctimas de la purga hayan sido
seleccionadas debido a sus funciones o sus ideas, lo cual parece corroborar el
discurso oficial sobre la lucha contra la corrupción.
En la tarde
del domingo, un helicóptero se estrella cerca de Abha. Se anuncia entonces que
varios dignatarios sauditas murieron en el siniestro, entre ellos un príncipe
llamado Mansur.
El éxito del
príncipe heredero, que acaba de derrocar la oligarquía para instaurar su propia
autocracia, nada dice sobre su capacidad para gobernar el reino. Con 32 años,
este hijo de súper rico no ha tenido la oportunidad de entrar en contacto con
su pueblo y comenzó a ocuparse de política hace sólo 2 años. Sus primeras
decisiones –la decapitación del jefe de la oposición y el inicio de la guerra
contra Yemen– fueron catastróficas. Después de haber neutralizado a todos los que
podían oponerse a él dentro de la familia real, el príncipe Mohamed ben Salman
tendrá ahora que asegurarse un respaldo popular para ejercer el poder. Por el momento,
ya ha tomado algunas medidas a favor de los jóvenes (que constituyen el 70% de
la población saudita) y de las mujeres (51% de la población). Por ejemplo, abriendo cines y organizando
conciertos –hasta ahora prohibidos– y autorizando las mujeres a conducir
automóviles, a partir de 2018.
Y próximamente
tendría que abolir la siniestra policía religiosa y la obligación de tutelaje
masculino que se impone a las mujeres sauditas. Esta última medida tendría la
ventaja de complacer a las mujeres y de liberar al mismo tiempo a los hombres
de esa carga para poder reactivar la economía. Lo más importante es que el
príncipe heredero ha proclamado no sólo su intención de modernizar la práctica
religiosa sino también de “limpiar” los hadiz –la leyenda dorada de
Mahoma– de pasajes violentos o contradictorios, un proyecto laico que entra en conflicto
con la práctica de toda la comunidad musulmana de los últimos siglos.
Esta
estrategia impide al príncipe Mohamed ben Salman entrar en guerra contra Irán y
el Hezbollah y desmiente el discurso oficial actual. Explicación: no es posible
plantearse una guerra contra Irán sabiendo que, desde que los Guardianes de la
Revolución iraníes acudieron en ayuda de los huthis, Arabia Saudita ha sufrido
una derrota tras otra en Yemen. También resulta imposible movilizar a los
sauditas para enviarlos a la guerra mientras que el príncipe heredero reforma
radicalmente la sociedad.
Retrospectivamente,
resulta que este golpe palaciego había sido anunciado hace días. El príncipe
heredero había declarado que había que estar listo para el cambio que tendría lugar
en la noche de sábado a domingo. Es imposible que la caída del gobierno libanés
y la decapitación de la familia real saudita se hayan organizado sin aprobación
de Washington. Se concluyó discretamente con el príncipe un acuerdo que prevé
que la oferta pública de compra en efectivo de Aramco (empresa de petróleo-gas
de Arabia S.) no será en Riad sino en la Bolsa de Nueva York. Por otra parte,
el discurso anti-iraní de Saad Hariri se produce después de toda una campaña de
Washington en el mismo sentido. Desde el 10 de octubre, la administración Trump
ha prometido recompensas por la captura de dos comandantes de la resistencia
libanesa y presentó un plan contra las actividades financieras de los
Guardianes de la Revolución iraníes, mientras que el Congreso estadounidense ha
votado no menos de 5 leyes contra el Hezbollah.
Hipótesis de interpretación
Ningún medio
de prensa relaciona la dimisión del primer ministro libanés Saad Hariri con la
purga efectuada en la familia real saudita. Los medios se limitan, además, a
tomar nota del golpe palaciego pero sin interrogarse sobre la identidad de los
sospechosos arrestados, olvidando así cómo funcionan las monarquías absolutas.
Yo propongo
una hipótesis diferente para interpretar los hechos. Recordemos, primero que
todo, que cuando muere el rey Abdallah –antecesor del actual rey Salman– el
príncipe heredero era su amigo el príncipe Mukrin. La familia real estaba
dividida en tres clanes: el del hijo de Abdallah, el príncipe Muteb; el del
hijo del ministro del Interior Nayef; y el del hijo del rey Salman, el príncipe
Mohamed ben Salman. Recordemos también otro secreto a voces: Saad Hariri no es
hijo biológico de su padre legal sino un bastardo de la familia Saud y miembro
del clan Abdallah.
En abril de
2015, el príncipe heredero Mukrin fue apartado de sus funciones y reemplazado
por Mohamed ben Nayef mientras que el príncipe Mohamed ben Salman aparecía en
la escena política convirtiéndose inesperadamente en segundo heredero. Pero en junio
de 2017 Mohamed ben Salman lograba destituir a Nayef y lo ponía bajo detención
domiciliaria. Para no ser solamente primer heredero sino quedar como único
candidato al trono, Mohamed ben Salman tenía entonces que deshacerse del clan
Abdallah. Y para eso tenía que destituir al príncipe Muteb, que controlaba la
Guardia Real, pero no podía olvidar a Saad Hariri ya que, como primer ministro
del Líbano, este último tenía posibilidades de ayudar a los miembros de su clan.
Si Saad
Hariri todavía no es arrestado en ese momento es porque, aunque ya dimitió,
sigue provisionalmente en funciones como primer ministro del Líbano hasta la
designación e investidura de un sucesor. Pero Achraf Rifi, que regresó a Beirut
para ocupar ese cargo, necesita un poco de tiempo para ser designado
legalmente, sobre todo porque el presidente libanés Michel Aoun no quiere
precipitarse y desea aclarar primero todo este enredo, lo cual puede llevar
bastante tiempo si se tiene en cuenta que el secretario general del Hezbollah,
Hassan Nasrallah, no dudó en defender a Saad Hariri en un discurso transmitido
en la noche del domingo, donde estima que el primer ministro dimitió obligado
por el príncipe heredero Mohamed ben Salman y que eso constituye una nueva
injerencia saudita en Líbano. Finalmente, como resultado de una intervención de
Francia, el primer ministro libanés es autorizado a salir de Arabia Saudita
hacia los Emiratos Árabes Unidos.
La mayoría
de las personalidades arrestadas fueron trasladadas al hotel Ritz de Riad,
donde ya estaba Saad Hariri, para ser mantenidas bajo arresto “domiciliario”.
Como había
que garantizar que nadie pudiese rivalizar con el príncipe Mohamed ben Salman,
también necesario cortar la rama del ex príncipe heredero Mukrin. Eso explica
el accidente de helicóptero que costó la vida a su hijo, el príncipe Mansur. En
dos días, son arrestadas más de 1,300 personalidades.
Ni el propio
Saad Hariri, ni tampoco Irán, habían previsto los acontecimientos de los días 4
y 5 de noviembre. El Guía de la Revolución iraní, Alí Khamenei, había enviado
al ex ministro de Exteriores Alí Akbar Velayati de visita en Líbano. Durante su
estancia, Velayati se reunió con todos los líderes libaneses, incluyendo al
primer ministro. Todos los encuentros transcurrieron satisfactoriamente y el
que sostuvo con Hariri concluyó con felicitaciones recíprocas. Pero, minutos
después, Hariri fue llamado a presentarse urgentemente en Riad.
Moscú y Washington, únicos ganadores del golpe
palaciego
Atenta a lo que venía preparándose, Rusia acompañó el movimiento
extendiendo su propia influencia. El rey Salman viajó a Moscú el 5 de octubre.
Aunque es aliado de Estados Unidos, el rey Salman, al igual que el presidente
turco Recep Tayyip Erdogan, compró armamento ruso –incluyendo los ya célebres
sistemas de misiles antiaéreos S-400. Como abandonó el apoyo al
terrorismo, desde el discurso del presidente Trump en Riad, el monarca saudita
pudo pactar con Rusia un plan para el intercambio de información en materia de
antiterrorismo. Lo fundamental es que, después de firmar numerosos contratos,
acordó mantener las limitaciones de la producción de petróleo aún después de
que se haya concretado la oferta pública de compra en efectivo de Aramco, lo cual
debería favorecer la especulación y, por consiguiente, el alza de precios. Este
último acuerdo terminó de negociarse y se firmó en los últimos días, con la
mayor discreción, en Taskent.
Seguidamente, el presidente Vladimir Putin viajó a Teherán, el 1º de
noviembre. Allí aseguró a su homólogo iraní, el jeque Hassan Rohani, que las
declaraciones del presidente de Estados Unidos que cuestionan el acuerdo 5+1
sobre el programa nuclear iraní no pasarán de ahí. El presidente Putin reiteró
al Guía de la Revolución, Alí Khamenei, la exigencia de los israelíes de que no
haya Guardianes de la Revolución iraníes ni fuerzas del Hezbollah libanés en el
sur de Siria. Lo más relevante es que se acordó con Khamenei un plan para la futura
Siria basado en la idea de que Arabia Saudita renuncia a seguir desempeñando un
papel destructivo.
En definitiva, para el Medio Oriente ampliado sería muy ventajoso que
Arabia Saudita pase de una dictadura oscurantista a un despotismo ilustrado. En
todo caso, el cambio de modo de funcionamiento, de dirigentes y de objetivos en
Riad abre numerosas oportunidades. Cada actor regional va a tratar de adaptarse
lo más rápidamente para promover sus propios intereses antes de que la
situación vuelva a bloquearse.
La
bofetada de Arabia Saudí al presidente francés
La renuncia del
primer ministro libanés Saad Hariri, desde Riad, y su televisivo anti-persa no han
logrado provocar en Líbano el enfrentamiento esperado. Peor aún, su eterno
adversario, el dirigente chiita Hassan Nasrallah, secretario general del
Hezbollah, se dio el lujo de defenderlo, revelando que Hariri estaba preso en Riad
y denunciando la injerencia de Arabia Saudita en la vida política libanesa. En pocas
horas, la comunidad religiosa (sunnita) a la que pertenece Hariri comenzó a
preocuparse por su jefe.
Por su parte, el
presidente del Líbano, Michel Aoun, que es cristiano, denunció un «secuestro» y
rechazó la renuncia, evidentemente forzada, hasta que Hariri venga a Beirut a
entregársela personalmente. Mientras que algunos líderes de la Corriente del Futuro,
el partido de Hariri, afirmaban que su jefe estaba libre y saludable, el conjunto
de los libaneses reclamaban en bloque su liberación. Todos comprendieron que el
breve viaje de Saad Hariri a los Emiratos Árabes Unidos y sus fugaces
apariciones no eran más que una cuestión de imagen ya que su familia se halla
retenida en el hotel Ritz-Carlton de Riad, junto a cientos de personalidades
sauditas arrestadas. Todos se dieron cuenta también de que al rechazar la
dimisión del primer ministro, el presidente Michel Aoun actuaba como un
estadista y conservaba el único medio que pudiera permitir la liberación de
Saad Hariri.
Francia es la ex
potencia colonial que ocupó el Líbano hasta la Segunda Guerra Mundial y por
mucho tiempo ha impuesto su voluntad en ese país, al que actualmente utiliza
como una especie de sucursal en el Levante y como paraíso fiscal.
Personalidades libanesas han estado implicadas en todos los escándalos
político-financieros que han sacudido Francia en los 30 últimos años.
Actuando como
protector del Líbano, el presidente francés Emmanuel Macron repetía en estos
días que era necesario que el primer ministro Saad Hariri regresara a Beirut.
Por un azar de la
agenda, el presidente Macron tenía que viajar a Abu Dabi el 9 de noviembre para
inaugurar allí el llamado «Louvre de las Arenas», así que no podía dejar pasar
la oportunidad de tomar la iniciativa. Durante su campaña electoral, este
sucesor de «Chirac el Árabe», «Sarkozy el Qatarí» y «Hollande el Saudita» no se
cohibió para decir todo lo malo que pensaba de Doha y Riad y, a pesar de no sentir
simpatía por ninguna de las monarquías del Golfo, acabó acercándose, por defecto,
a los emiratíes. Ante lo sucedido con Saad Hariri, el equipo de trabajo del
presidente de Francia trataba de organizar una escala de Macron en Riad para
traer de allí al primer ministro libanés. Pero el rey Salman de Arabia Saudita
se negaba a recibir al francesito.
Desde el punto de
vista del Consejo de Cooperación del Golfo (o sea, de todos los países árabes
de esa región), Francia fue durante los 7 últimos años un aliado seguro contra Libia
y contra Siria. Participó militarmente –tanto de manera pública como en secreto–
en todos los golpes bajos contra esos dos países y proporcionó el paraguas
diplomático así como el discurso justificativo para esas agresiones.
Pero ahora, ante
una Libia donde reina el caos y una Siria que –contradiciendo todos los planes–
está ganando la guerra, Francia permanece totalmente confundida e inerte. El nuevo
inquilino del palacio del Elíseo, Emmanuel Macron, no sabe absolutamente nada
sobre esta región del mundo, al extremo que un día expresa reconocimiento a la
República Árabe Siria y al día siguiente profiere insultos contra su presidente
electo.
Por otra parte,
Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos recibieron con extremo desagrado
las declaraciones del presidente Macron llamando a la desescalada frente a
Qatar. Para Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, conociendo los
esfuerzos que han iniciado para romper con los yihadistas, resulta inaceptable
tolerar el apoyo que Qatar sigue aportando a los terroristas.
La inauguración
del «Louvre de las Arenas» era una buena ocasión para pronunciar un bonito
discurso sobre la cultura que nos une, un show que ya venía incluido en el
paquete de 1,000 millones de dólares pactado desde hace tiempo entre Francia y
los Emiratos. Después de haber llenado esa formalidad, el presidente Macron
trató de averiguar con el jeque Mohamed ben Zayed lo que estaba sucediendo en
la vecina Arabia Saudita y de informarse sobre la suerte de Saad Hariri.
Los emiratíes, se
diferencian de los beduinos de Arabia Saudita en que son un pueblo de
pescadores. Los beduinos vivieron siglos moviéndose por el desierto mientras
que los ancestros de los emiratíes recorrían los mares. Debido a esa
particularidad, los colonizadores británicos pusieron a los emiratíes bajo la
autoridad del llamado Imperio de las Indias o «Raj británico», lo cual implica
que no dependían de Londres sino de Delhi.
Hoy en día, los
Emiratos Árabes Unidos han invertido los ingresos provenientes de la venta de
su petróleo en la compra de unos 60 puertos en 25 países, entre ellos el puerto
de Marsella en Francia, el de Rotterdam en los Países Bajos, así como los de
Londres y Southampton en el Reino Unido. Eso permite a los servicios secretos
emiratíes meter y sacar lo que quieran de esos países, a pesar de los controles
de las aduanas locales, servicio que saben vender muy bien a otros Estados.
Gracias a las sanciones de Estados Unidos contra Irán, el puerto de Dubai se ha
convertido de hecho en la puerta de Irán, y los emiratíes perciben dividendos
enormes por permitir violar el “embargo” estadounidense. Por eso Abu Dabi tiene
un interés económico vital en estimular la querella arabo-persa, mientras que
los propios Emiratos reclaman las islas de Tonb y de Bu-Mussa, que para ellos
se hallan «ocupadas» por Irán.
Para nadie es un
secreto que el jeque emiratí Mohamed ben Zayed ejerce gran influencia sobre el
príncipe heredero del trono saudita, Mohamed ben Salman, lo cual le permitió
comunicarse telefónicamente con él, en presencia del presidente Macron, para
gestionarle un encuentro en Riad.
En su viaje de regreso
a Francia, el presidente Macron, de 39 años, hizo entonces una escala en Riad,
donde el príncipe heredero, de 32 años, lo recibió en el aeropuerto y cenó con él
en la propia terminal aérea.
En la noche del 4
al 5 de noviembre, el príncipe heredero Mohamed ben Salman ponía fin al
gobierno colegial de la dinastía Saud e instauraba en el reino el poder
personal de su padre, el rey Salman. Para lograrlo, hizo arrestar o asesinar a
todos los líderes de los demás clanes que componen la familia real. Lo mismo
hizo con los predicadores e imams vinculados a esos clanes. Estamos hablando,
en total, de unas 2,400 personalidades. Varios “comunicadores” israelíes
presentan ese golpe palaciego como una operación anticorrupción.
En definitiva, el
presidente francés viajó a Riad inútilmente. No pudo traer de regreso a Saad
Hariri, quien –a pesar de su dimisión– sigue siendo el primer ministro libanés
en funciones. De hecho, ni siquiera pudo verlo. Más grave aún, el príncipe
heredero Mohamed ben Salman, diciendo estar consciente de las numerosas y
complicadas obligaciones que esperaban al presidente Macron en París, le mostró
el camino de regreso a su avión.
El comportamiento
saudita parece tan increíblemente grosero que es posible que algunos lectores
no perciban la envergadura de la humillación que sufrió Emmanuel Macron.
Digámoslo de otra manera: el presidente francés no pudo entrevistarse con el rey
de Arabia Saudita, quien en estos días concede audiencias incluso a
personalidades de segundo plano.
Esta forma de
grosería, característica de la diplomacia árabe [1], no es sólo imputable al príncipe
heredero saudita sino también al jeque Mohamed ben Zayed, quien sabía
perfectamente lo que iba suceder cuando envió al joven presidente de Francia a Riad.
Conclusión: por no
haber sabido adaptarse rápidamente al viraje de Arabia Saudita, iniciado
después del discurso antiterrorista que el presidente estadounidense Donald
Trump pronunció en mayo durante su visita en Riad, y también por tratar de
apostar simultáneamente a dos caballos, Francia se ha excluido a sí misma de la
región. A los emiratíes les agradan el museo del Louvre y las corbetas de la
marina de guerra francesa… pero ya no toman en serio a los franceses. Los sauditas
no han olvidado lo que el candidato Macron dijo de ellos… ni tampoco lo que
dijo el presidente Macron a favor de Qatar, el actual padrino de la Hermandad
Musulmana. Así que le dieron a entender que no debe meterse en los asuntos del
Golfo, ni en las disputas de sucesión de los Saud y menos aún en la querella
contra Irán o en los conflictos alrededor del Líbano.
Francia ha perdido
su influencia en el Medio Oriente.
[1] Y, por favor, no vean ustedes esta
observación como una expresión de racismo antiárabe, sino sólo como una
referencia a la Historia. Nota del Autor.
Estados Unidos sigue mostrando su incapacidad para admitir la realidad en la ONU
Thierry Meyssan
www.voltairenet.org / 211117
Mientras los presidentes Putin y Trump avanzan sobre el tema sirio, los
altos funcionarios estadounidenses en la ONU se empeñan en seguir probando
fuerza con Rusia. Negándose a aceptar que se investigue un crimen cuyos
culpables ellos designan pruebas, los “diplomáticos” estadounidenses ya han
provocado no uno sino cuatro vetos en el Consejo de Seguridad. Para Thierry
Meyssan, el comportamiento esquizofrénico de Estados Unidos en la escena
internacional muestra tanto la división de la administración Trump como la
decadencia del imperialismo estadounidense.
Reeditando la postura de su
lejano predecesor en el cargo, Adlai Stevenson, durante la Crisis de los Misiles
del Caribe, la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, denuncia el
incidente de Khan Cheikhun mostrando imágenes escalofriantes, “pruebas” que el Mecanismo
de Investigación ONU-OPAQ se negó a autentificar. En esta foto aparece, junto a
la embajadora de Estados Unidos, el halcón estadounidense Jeffrey Feltman, jefe
del Departamento de Asuntos Políticos de la ONU.
Es imposible negar que las
cosas han cambiado mucho desde el 11 de septiembre de 2001. Estados Unidos
persiste en manipular la opinión pública internacional y los mecanismos de la ONU,
por razones diferentes, pero mostrando siempre el mismo desdén por la verdad.
En 2001, los representantes de
Estados Unidos y del Reino Unido, John Negroponte y Stewart Eldon, aseguraban
que sus dos países acababan de atacar Afganistán en legítima defensa después de
los atentados cometidos en Nueva York y Washington [1]. El secretario de Estado
Colin Powell prometía, claro está, distribuir al Consejo de Seguridad de
la ONU un completo dossier con las pruebas de la responsabilidad de Afganistán.
Hoy, 16 años después de aquella promesa, seguimos esperando por esas pruebas.
El secretario de Estado Colin
Powell miente al Consejo de Seguridad de la ONU. En plena sesión, Powell
muestra lo que presenta como una muestra de ántrax capaz de matar a toda la
población de Nueva York y acusa a Irak de haber preparado esa terrible arma
para atacar Estados Unidos. Ninguna de las administraciones estadounidenses
posteriores ha presentado excusas por aquella farsa.
En 2003, el mismo Colin Powell
se presentaba ante el Consejo de Seguridad
de la ONU para explicar a sus miembros, en una intervención difundida por las
televisiones del mundo entero, que Irak también estaba implicado en los
atentados del 11 de Septiembre y que ese país estaba preparando una nueva
agresión contra Estados Unidos, pero con armas de destrucción masiva [2]. Años después, cuando ya
había abandonado sus funciones en el seno de la administración estadounidense, Powell
reconoció ante las cámaras de una televisora de su país que las acusaciones que
contenía aquel discurso eran todas falsas [3]. Hoy, 14 años después de
aquel discurso, seguimos esperando que Estados Unidos se disculpe ante el Consejo
de Seguridad.
Todo el mundo ha olvidado las
acusaciones de Estados Unidos sobre la responsabilidad del presidente iraquí
Saddam Hussein en los atentados del 11 de septiembre (antes, Washington también
atribuyó aquellos atentados a Arabia Saudita y ahora los atribuye a Irán,
sin haber aportado nunca pruebas contra ninguno de esos países). Pero sí se recuerda
el debate, que se prolongó por meses, sobre las famosas armas de destrucción
masiva.
En aquella época, la Comisión
de Control, Verificación e Inspección de Naciones Unidas (UNMOVIC, siglas en inglés)
no encontró absolutamente ningún indicio de la existencia de aquellas armas. Se
produjo entonces un duro enfrentamiento entre el director de la UNMOVIC, el sueco
Hans Blix, y Estados Unidos, al principio, y posteriormente entre la ONU y, en definitiva,
todo el mundo occidental. Washington afirmaba que si Hans Blix no encontraba
las armas de destrucción masiva era porque hacía mal su trabajo. Pero Hans Blix
aseguraba que Irak nunca tuvo la capacidad necesaria para fabricar ese tipo de
armas. De todas maneras, Estados Unidos bombardeó Bagdad, invadió Irak, derrocó
al presidente Saddam Hussein y lo ahorcó, ocupó su país y lo saqueó.
El método estadounidense
posterior al 2001 no tiene nada que ver con lo que Estados Unidos hacía antes.
En 1991, el presidente George Bush padre se aseguró de poner el Derecho
Internacional de su parte antes de atacar Irak. Lo hizo empujando Bagdad a
invadir Kuwait y estimulando a Saddam Hussein a persistir en su error. Así
obtuvo Bush el respaldo de casi todas las naciones del mundo. En 2003, por el
contrario, George Bush hijo se limitó a mentir y a seguir mintiendo una y otra vez.
Numerosos Estados se distanciaron entonces de Washington mientras que el mundo
asistía a una de las manifestaciones pacifistas más grandes de toda la Historia,
de París hasta Sydney y de Pekín a Ciudad México.
En 2012, el Departamento de
Asuntos Políticos de la ONU redactó para Siria un proyecto de capitulación
total e incondicional [4]. Su director, el
estadounidense Jeffrey Feltman, ex secretario de Estado adjunto de la secretaria
de Estado Hillary Clinton, utilizó todos los recursos a su disposición para
conformar la más amplia coalición internacional de la Historia y acusar a Siria
de todo tipo de crímenes, sin que ninguno haya podido probarse.
Si los países que tienen en su
poder el documento de Feltman han decidido no publicarlo es para proteger la ONU.
Es, en efecto, inaceptable que los recursos de la ONU hayan sido utilizados
para promover la guerra, tratándose de una organización creada precisamente
para preservar la paz. Como no me atan las obligaciones que tienen los Estados,
yo publico en mi libro Sous nos yeux [5] un estudio detallado de ese
abyecto documento.
En 2017, el Mecanismo Conjunto
de Investigación ONU-OPAQ [6], creado a pedido de la
República Árabe Siria para investigar el uso de armas químicas en su territorio
fue objeto de la misma oposición que ya había tenido que enfrentar Hans Blix de
parte de Washington. Pero esta vez, algunos contendientes habían cambiado de
bando: en 2003, la ONU defendía la paz. Ya no es así actualmente. El estadounidense
Jeffrey Feltman fue mantenido en sus funciones y sigue siendo el segundo
funcionario más poderoso en la jerarquía de la ONU. Ahora es Rusia la que se opone,
en nombre de la Carta de las Naciones Unidas, a una serie de funcionarios
internacionales pro-estadounidenses.
Los trabajos del Mecanismo de
Investigación se analizaron y fueron objeto de debates de manera normal durante
su primer periodo, o sea desde septiembre de 2015 hasta mayo de 2017. Pero se hicieron
sesgados cuando el guatemalteco Edmond Mulet reemplazó en su dirección a la
argentina Virginia Gamba. La nominación de Edmond Mulet fue impulsada por el
nuevo secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres.
El Mecanismo de Investigación
reúne en su seno a funcionarios de la ONU y de la OPAQ. Esta última
organización internacional recibió en 2013 el Premio Nobel de la Paz,
principalmente por su trabajo en la supervisión de la destrucción –por Estados Unidos
y Rusia– del arsenal químico sirio. Pero su director, el turco Ahmet Uzumcu, ha
cambiado mucho. En junio de 2015, fue invitado a Telfs Buchen (Austria) para
asistir a la reunión anual del Grupo de Bilderberg, el restringido club de la OTAN.
La cuestión resulta
extremadamente grave. En 2003 el enfrentamiento era entre Hans Blix y Estados Unidos,
que amenazaba con intervenir militarmente contra Irak si la ONU comprobaba que
Bagdad tenía armas de destrucción masiva. Pero en 2017, Rusia se opone a Edmond
Mulet, quien podría avalar a posteriori la intervención estadounidense
contra Siria. Porque el hecho es que Washington ya decidió, sin investigación,
que Siria es responsable de un ataque con gas sarín en Khan Cheikhoun, y ya
bombardeó por eso la base aérea siria de Sheyrat [7].
Si el Mecanismo de
Investigación se apartara de alguna manera del discurso de Washington, eso
pondría a Estados Unidos en la obligación de presentar excusas e incluso de
indemnizar a Siria. Los funcionarios internacionales pro-estadounidenses
consideran por tanto que su misión es determinar que Siria utilizó contra su
propia población gas sarín que aún mantendría ilegalmente en la base aérea
bombardeada de Sheyrat.
Desde el mes de octubre, el
intercambio ha ido subiendo de tono entre ciertos funcionarios de la ONU y
Rusia. Pero, la divergencia no tiene nada que ver –como pretende la prensa
occidental– con las conclusiones del Mecanismo Investigador sino sólo con sus
métodos ya que Moscú dio a conocer que rechaza toda conclusión obtenida
mediante métodos que no se ajusten a los principios internacionales establecidos
en el marco de la Convención sobre las Armas Químicas y de la OPAQ [8].
El gas sarín es un agente
neurotóxico extremadamente letal para el hombre. Existen variantes de ese
producto, como el clorosarín y el ciclosarín, y una versión aún más peligrosa:
el VX. Todos esos productos se absorben a través de la piel y pasan
directamente a la sangre. Luego de su dispersión en el entorno se degradan en semanas
o meses, no sin consecuencias para la fauna que puede entrar en contacto con ellos.
Cuando el sarín penetra en el suelo, a salvo de contacto con el oxígeno o la luz,
puede mantenerse activo durante mucho tiempo.
Basta con ver las fotos
divulgadas después del ataque de Khan Cheikhoun, que muestran varias personas
recogiendo muestras sólo horas después del ataque –sin ningún tipo de traje de
protección para evitar el contacto del sarín con su piel– para saber que si realmente
se usó allí algún tipo de agente químico no fue sarín ni ninguno de sus
derivados. Para más detalles, vale la pena ver el estudio del profesor Theodore
Postol, del Massachusetts Institute of Technology (MIT), que echa abajo uno a uno
todos los argumentos de los supuestos expertos de la CIA [9].
Sin embargo, contraviniendo
los principios de la Convención sobre las Armas Químicas, el Mecanismo
Investigador no fue al lugar para recoger muestras, analizarlas e identificar
el gas utilizado, si realmente ocurrió eso.
Al responder a las preguntas
de Rusia sobre ese asunto, en mayo y junio de 2017, la OPAQ respondió que
estaba estudiando las condiciones de seguridad para viajar al lugar. Pero
finalmente concluyó que no era necesario hacerlo porque «la utilización de
gas sarín está fuera de duda».
Por su parte, el Mecanismo
Investigador estuvo en la base aérea siria de Sheyrat, donde –según Washington–
estaba ilegalmente almacenado el gas sarín y donde fue cargado en los aviones
que supuestamente lo utilizaron. Pero, a pesar de la insistencia de Rusia, se negó
a recoger muestras.
El Mecanismo Investigador
también se negó a estudiar las revelaciones de Siria sobre las entregas de
gases de combate a los yihadistas por parte de las empresas Federal
Laboratories y NonLethal Technologies –de Estados Unidos– y Chemring Defence UK
–del Reino Unido [10].
Estados Unidos y sus aliados
incluso reconocen en el proyecto de resolución que presentaron el 16 de
noviembre que los funcionarios internacionales deberían realizar sus
investigaciones de «una manera apropiada para la realización de su mandato»
[11].
Rusia rechazó el informe del
Mecanismo Investigador debido al amateurismo de sus autores y rechazó en 3 ocasiones
la prolongación de su mandato. Utilizó el veto el 24 de octubre [12] y los días 16 [13] y 17 de noviembre, como ya
lo había hecho antes, el 12 de abril [14] cuando Estados Unidos y Francia
[15] trataron de condenar a Siria
por el supuesto ataque con gas sarín. Eran la octava, novena, décima y undécima
veces que Rusia utilizaba el veto sobre el tema sirio.
Se ignora por qué razón
Washington ha presentado 4 veces la misma alegación al Consejo de Seguridad por
vías diferentes. Ese tartamudeo ya se había producido antes, al principio de la
guerra contra Siria: el 4 de octubre de 2011, el 4 de febrero de 2012 y el
19 de julio del mismo año, cuando Francia y Estados Unidos trataron de que el
Consejo de Seguridad condenara lo que llamaron la represión de la primavera
siria. En aquel momento Rusia aseguraba, por el contrario, que no había en Siria
ninguna guerra civil sino una agresión externa. Y los occidentales siempre
replicaron que iban a «convencer» a su socio ruso.
Es interesante observar que la
leyenda que se repite en Occidente afirma que la guerra en Siria comenzó siendo
una revolución democrática que se desvió de su rumbo y acabó bajo la dirección
de los yihadistas. Pero, contrariamente a lo que se dijo entonces y a lo que
aún se dice, no existe ninguna prueba de que se haya producido en Siria la
menor manifestación en reclamo de democracia en 2011-2012. Todos los videos que
datan de aquella época muestran manifestaciones de apoyo al presidente Assad o
contra la República Árabe Siria, pero los manifestantes nunca reclaman
democracia. Ninguno de esos videos incluye consignas o pancartas en reclamo de
democracia. Todos los videos de supuestas «manifestaciones revolucionarias»
que corresponden a aquel periodo fueron grabados los viernes a la salida de
mezquitas sunnitas, ninguno se grabó otro día ni en otro lugar que no fuera una
mezquita sunnita.
Es cierto que en algunos de
esos videos se oyen consignas que incluyen la palabra «libertad». Pero
al prestar atención se comprueba que los manifestantes no reclaman «Libertad»,
en el sentido occidental, sino «la libertad de aplicar la sharia». Si usted,
estimado lector, encuentra un documento realmente fidedigno que me contradiga
mostrando una manifestación de más de 50 personas, le agradeceré que me lo envíe
y me comprometo a publicarlo.
La obstinación estadounidense
en manipular los hechos podría interpretarse como una forma de alineamiento de
la administración Trump con la política de los 4 últimos mandatos
presidenciales. Pero esa hipótesis está en contradicción con la firma en Amman
–el 8 de noviembre– de un Memorándum secreto entre Jordania [16], Rusia y Estados Unidos, y
con la Declaración común de los presidentes Putin y Trump, fechada el 11
de noviembre en Da Nang, y dada a conocer al margen de la Cumbre de la APEC [17].
El primero de estos documentos
no se ha publicado, pero varias indiscreciones ya han permitido saber que no tiene
en cuenta la exigencia israelí de crear una zona neutral –en territorio sirio–
que abarcaría 60 kilómetros más allá no de la frontera israelí sino de la línea
de alto al fuego de 1967. El gobierno británico, que no deja pasar la menor
ocasión de añadir leña al fuego, reaccionó haciendo publicar a través de la BBC
varias fotografías satelitales de la base militar iraní de Al-Kiswah (a 45 kilómetros
de la línea de alto al fuego) [18].
Como era de esperar, el primer
ministro israelí Benyamin Netanyahu rechazó de inmediato el acuerdo entre los dos
grandes y anunció que Israel se reserva el derecho a intervenir militarmente en
Siria para preservar su seguridad [19], comentario que constituye
una amenaza contra un Estado soberano y, por tanto, viola la Carta de las
Naciones Unidas. En todo caso, todos han podido comprobar en los últimos 7 años
que el pretexto de las armas destinadas al Hezbollah libanés está más que
gastado. Por ejemplo, el 1º de noviembre Israel bombardeó ilegalmente una zona
industrial en la región siria de Hassiyé… otra vez con el pretexto de destruir
armamento destinado al Hezbollah. En realidad, el blanco del ataque era una
fábrica de cobre indispensable en el restablecimiento de la red eléctrica siria
[20].
La Declaración de Da Nang
incluye avances bien definidos. Por ejemplo, deja establecido por primera vez
que todos los sirios podrán participar en la próxima elección presidencial. Hay
que recordar que los miembros de la coalición internacional violaron la
Convención de Viena impidiendo que los sirios residentes en el exterior votaran
en la última elección presidencial. Por su parte, la «Coalición Nacional de
Fuerzas de la Oposición y de la Revolución» boicoteaba las elecciones
porque estaba bajo control de la Hermandad Musulmana y esta proclama que «El
Corán es nuestra ley» y que no hay espacio para elecciones en un régimen
islamista.
El contraste entre, por un
lado, el avance de las negociación ruso-estadounidense sobre Siria y, por otro
lado, el empecinamiento del mismo Estados Unidos en negar los hechos ante el
Consejo de Seguridad de la ONU resulta realmente sorprendente.
Es interesante observar el
desconcierto de la prensa europea, tanto ante el trabajo de los presidentes
Putin y Trump como frente a la terquedad infantil de la delegación de Estados Unidos
en el Consejo de Seguridad. Casi ningún medio de difusión ha mencionado el Memorándum
de Amman y todos comentaron la Declaración Común Putin-Trump antes de su
publicación, basándose sólo una Nota de la Casa Blanca. En cuanto a las niñerías
de la embajadora estadounidense Nikki Haley en el Consejo de Seguridad, los medios
europeos se limitaron a señalar unánimemente que los dos grandes no pudieron
llegar a un acuerdo… pero sin mencionar los argumentos rusos, a pesar de que
Moscú los expuso extensa y detalladamente.
Lo que puede verse es que mientras
el presidente Trump trata de separarse de la política imperialista de sus
predecesores, los funcionarios internacionales pro-estadounidenses de la ONU
son incapaces de adaptarse a la realidad. Después de 16 años de mentiras
sistemáticas, ya no logran pensar en función de los hechos sino sólo de sus obsesiones.
Ya no logran dejar de creer que la realidad corresponde a lo que ellos quieren.
Es el comportamiento característico de los imperios en decadencia.
[2] «Discours de M. Powell au Conseil de
sécurité de l’ONU», por Colin L. Powell, Réseau Voltaire, 11
de febrero de 2003.
[4] «Alemania y la ONU contra Siria», por Thierry Meyssan, Al-Watan
(Siria), Red Voltaire, 28 de enero de 2016.
[7] «¿Y por qué Trump bombardeó
Sheyrat?», por Thierry Meyssan, Al-Watan (Siria) , Red Voltaire,
2 de mayo de 2017.
[8] «Observations émises par le Ministère russe
des Affaires étrangères au sujet du dossier chimique syrien», Réseau
Voltaire, 23 de octubre de 2017.
[9] «El informe de la CIA sobre el
“ataque químico” de Khan Shaykhun es una burda falsificación», Red Voltaire,
15 de abril de 2017.
[10] «Londres y Washington entregaron armas
químicas a los yihadistas», Red Voltaire, 16 de agosto de 2017.
[11] «Projet de résolution sur le Mécanisme
d’enquête conjoint Onu-OIAC (Véto russe) », Réseau Voltaire,
16 de noviembre de 2017.
[12] «Projet de résolution sur le
renouvellement du Mécanisme d’enquête conjoint (Veto russe)», «Utilisation d’armes chimiques en
Syrie (Veto russe)», Réseau Voltaire, 24 de octubre
de 2017.
[13] «Projet de résolution sur le Mécanisme
d’enquête conjoint Onu-OIAC (Véto russe)», Réseau Voltaire,
16 de noviembre de 2017.
[14] «Debate sobre el presunto incidente
químico de Khan Cheikhun (veto ruso)», Red Voltaire,
12 de abril de 2017.
[15] «Évaluation française de l’attaque
chimique de Khan Cheikhoun», Red Voltaire, 26 de abril
de 2017.
[17] «Declaración de los Presidentes de
Rusia y Estados Unidos sobre Siria», Red Voltaire, 11 de
noviembre de 2017.
[18] “Iran building
permanent military base in Syria – claim”, Gordon Corera, BBC, 10 de
noviembre de 2017.
[19] «Israel rechaza el plan
ruso-estadounidense para la paz en Siria», Red Voltaire, 15
de noviembre de 2017.
[20] «Israel bombardea una fábrica de cobre
en Siria», por Mounzer Mounzer, Red Voltaire, 3 de noviembre de 2017.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)