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Abel Pintos - Encuentro en el Estudio - Programa Completo [HD]
www.encuentroenelestudio.com
Encuentro en el Estudio con Abel Pintos
Canal Encuentro
Ministerio de Educacion de la Nacion
Republica Argentina
Dirección: Ariel Hassan / Woody Gonzalez
Grabado en los Estudios ION Buenos Aires
Encuentro en el Estudio
Conduccion
Lalo Mir
Lucha de clases fiscal
Olmedo Beluche
240819
En menos de un mes de gobierno, Cortizo y
su equipo económico tomaron dos drásticas medidas que parecen contradictorias:
vendieron bonos soberanos por más de B/. 2,000 millones, que se suman a la
deuda pública que sobrepasa los 25,000 millones; decretaron la llamada
Austeridad con Eficiencia, por la cual le cortaron al presupuesto estatal de
2019, B/. 1,483.7 millones.
Pese a que anunciaron con bombos y
platillos la emisión de bonos, que pronto les daría la liquidez que dicen que
faltaba, el recorte presupuestario fue drástico en dos rubros que ya vienen muy
deteriorados, y que son los que más afectan a las familias pobres: salud y
educación públicas.
Al presupuesto de la Caja de Seguro Social
le recortaron nada menos que B/. 279.7 millones, y al Minsa B/ 127.9
millones. En un momento de quejas generalizadas por falta de insumos,
medicinas y mora quirúrgica. Al Meduca le tumbaron de un golpe B/. 85 millones
de balboas, 50 millones en servicios personales y el resto en inversión. Cuando
cada día hay protestas de padres por escuelas en mal estado. A las
universidades públicas también les afectó la tijera.
Aquí es donde cualquiera con sentido común se pregunta si, ante una crisis fiscal, lo primero que hay que hacer es afectar los servicios públicos que reciben los sectores más pobres de la sociedad. Máxime que ya se anuncian “revisiones” y recortes a otros programas sociales, como la beca universal.
Si se conoce algo de este país, se sabe
que aquí hay sectores empresariales que históricamente han hecho parte del
llamado “Club de los Exonerados”. Por ejemplo, la industria marítima, que
representa el 33.5% del producto interno bruto (PIB), unos 25 mil 780 millones
de dólares anuales, su tributación totaliza $603.4 millones, apenas un 2.3% de
todo el capital que mueven.
Por el contrario, un docente universitario
paga en promedio de impuesto sobre la renta el 7.35% de su salario y el 8.6%,
si se incluye el seguro educativo.
En 2015, el gobierno de Varela alegó un
déficit, según el cual el “impuesto sobre la renta de las empresas” había
bajado 27.3% de lo presupuestado y 15.3% respecto al año anterior, la suma
total que se debió recaudar era B/. 884.2 millones, esto significa que,
respecto a una economía estimada en B/. 76 mil 925 millones para ese año, las
empresas solo pagan de impuesto sobre la renta empresarial apenas el 1.1% del
PIB.
Un experto como el Sr. Publio Cortés
afirma que “ciertos contribuyentes de alto nivel económico, se benefician de la
opacidad de los refugios fiscales…”, además que utilizan gastos ficticios para
declarar mucho menos de lo que se debe pagar en impuestos (La Estrella,
3/5/16). Donde quiera que se mire, los mejores negocios del país, o están
exonerados o tributan muy poco.
Así que debemos exigir que el gobierno deje de atacar fiscalmente, con recortes o impuestos, a los asalariados y a los más pobres, que se deje de recortar los servicios y programas sociales. Hay que dejar de subsidiar a las grandes empresas extranjeras y nacionales que se benefician de nuestra posición geográfica. Exijamos una reforma fiscal progresiva en la que los que más ganan paguen más, y no al revés, que es lo que está pasando en Panamá.
Plataformas virtuales: la acumulación originaria de Silicon Valley
www.alainet.org
/ 050819
Las corporaciones de Silicon Valley se
hicieron de las jugosas ganancias que generan los medios conectivos, posterior
a una serie de inversiones públicas -que fueron de la mano con el desarrollo de
fuerzas productivas empleadas en centros de investigaciones especializados
(público y privado) de EE.UU.-, con el propósito de construir una red de redes
de telecomunicaciones, para conectar una multiplicidad de ordenadores dentro de
este territorio.
Fue el Departamento de Defensa de Estados
Unidos, institución pública de ese país, por medio de su Agencia de Proyectos
de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), el que utilizó recursos públicos
para diseñar el ARPANET. Esta fue la red madre de telecomunicación -desde 1969
hasta 1990- que dio paso a la llegada del Internet. Más adelante, otra
organización pública, el Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN),
logró vincular, en 1991, la tecnología de hipertexto a la Internet, con la
creación de la World Wide Web. Este adelanto, diseñado por Tim Berners Lee,
fundó los cimientos de una nueva era de telecomunicaciones.
Paralelamente a este espacio entre el
desarrollo de la ARPANET y la era del Internet, que tomó cerca de 30 años, en
medio de un contexto de guerra fría, los usuarios, y los no, de estas redes de
telecomunicaciones, fueron teniendo distintas consideraciones con las nuevas
formas de comunicación. Durante la década del sesenta, los ciudadanos
norteamericanos, sumergidos en el movimiento contracultural, desconfiaban de
todos los avances tecnológicos de la época. Eran consideradas estructuras de
control y vigilancia de los aparatos gubernamentales y de las grandes
corporaciones.
Hasta la década siguiente empezaron a
familiarizarse con las nuevas tecnologías. De hecho, explica Van Dijck
(2016:16) que los valores contraculturales, “de comunidad y colectividad con
los imperativos de libertad personal y empoderamiento, valores que entraban en
conflicto franco con las nociones de opresión y restricción de la
individualidad aún asociadas a las tecnologías de la información”, los que encarnaron
en la figura del nerd rebelde, amante de las computadoras, que trabajaba, desde
un supuesto sótano oscuro de alguna vivienda, ubicada en cualquier ciudad de
Estados Unidos, en pro del bien público y en contra de los poderes estatales y
económicos. De estos valores de los movimientos contraculturales surgieron los
nuevos valores de los defensores de la cultura web que, pasado el milenio, se
enfrentarían a las corporaciones de Silicon Valley.
Entrado el siglo en curso, los medios
conectivos fueron tomando forma gracias al previo desarrollo de la web 2.0 y el
espíritu participativo de los defensores de la cultura web, que preferían
desarrollar sus actividades online, colectivamente, en espacios públicos, no
comerciales, y que les permitiesen comunicarse -tal cual como lo sintiesen- sin
las fuerzas de las restricciones que normalmente se encuentran en los espacios
controlados por los gobiernos y/o los mercados. Dado que estos nuevos canales
de comunicación permitían tales demandas de los usuarios -gratuidad, libertad,
participación, colectividad- en un contexto neoliberal, estos fueron
considerados por las comunidades de usuarios como medios alternativos.
Pero esto significó el origen de una
tensión entre lo público y lo privado, entre lo libre y lo restringido, entre
lo alternativo y lo formal en el mundo online. A las corporaciones que
empezaron a adquirir estos medios, entre los años 2004 y 2008, les fue difícil
conjugar la coexistencia entre sus intereses comerciales y las normas de usos
que imponían las comunidades de usuarios. Estas tensiones llevaron a las
corporaciones a apropiarse de los valores colectivos y públicos que contemplaba
la retórica de los defensores de la cultura web sobre las nuevas tecnologías de
la información y la comunicación. Además, de saber “navegar entre la cultura de
inversión capitalista de Silicon Valley, caracterizada por la búsqueda de
ganancias rápidas y una veloz capitalización en el mercado accionario, y el
espíritu de participación originario, que había favorecido su crecimiento” (Van
Dijck, 2016:21).
Este hábil movimiento de las
corporaciones, a lo cual ellos catalogan como emprendimiento mixto público y
privado, implicó mantener la misma retórica -impregnada de valores como libertad,
transparencia, gratuidad, participación y colectividad- pero con significados
distintos en el trasfondo. La retórica terminó siendo una fortaleza de
eufemismos utilizados por las corporaciones. La libertad la transformaron en
vigilancia, la transparencia en pérdida de privacidad, la gratuidad en la
mercantilización de la privacidad de los usuarios, la participación en una
comunicación canalizada tecnológicamente y la colectividad en la explotación
del trabajo de los produsuarios. Con relación a esto último, poco se advierte
que estas corporaciones no generan ningún tipo de contenido; todo en ellas es
producto del trabajo de los usuarios a cambio de conexión, lo que algunos
podrían denominar como ciberexplotación.
Adentrados los medios conectivos en las
prácticas culturales de comunicación, los usuarios no tuvieron otro remedio que
negociar cuando se sintieron inconformes con algún cambio tecnológico en estas
plataformas y cuando supieron que ellos eran el producto a negociar de estas
corporaciones (2012). Al parecer, fue demasiado tarde el descubrimiento para un
abandono masivo de estos espacios de sociabilidad. Esas negociaciones se
mantienen hasta la fecha, pero han tomado mayor relevancia con los escándalos
de Cambridge Analytica. Por otra parte, en Europa se habían adelantado
ligeramente las discusiones en cuanto a establecer medidas de regulación a las
corporaciones que mercantilizan la privacidad de los usuarios sin su
consentimiento, mientras en regiones como las nuestras, Latinoamérica, mantienen
libre paso para negociar con la privacidad de cada uno de los usuarios.
La acumulación original del capital
privado de Silicon Valley no terminó con las cuantiosas inversiones públicas
para edificar la red de redes que utilizamos hasta nuestros días ni con los
trabajos colectivos desarrollados por comunidades de usuarios aficionados,
durante la década del noventa (web 1.0) y que posterior expandieron con los
medios conectivos (web 2.0), a inicios del siglo en curso. Se mantendrá
mientras el modelo de negocio no sea otro a la mercantilización de la
privacidad de los usuarios, sin su consentimiento, y la explotación de su
trabajo.
- Mario Enrique De León, sociólogo,
Universidad de Panamá. Investigador asociado del Centro de Estudios
Latinoamericanos, (CELA), “Justo Arosemena”. Becado IDEN-SENACYT.
Maestrando en Ciencias Sociales.
"El fin (el Evangelio) no justifica nunca los medios"
www.religiondigital.org / 10.08.2019
La Iglesia se ha organizado de manera y es
gestionada de forma que en ella se palpa la verdad del dicho antiguo: “El
fin no justifica los medios”. ¿Por qué y en qué sentido digo esto? La
finalidad de la Iglesia es difundir y hacer presente lo que difundió e hizo
presente, en este mundo, el mensaje de Jesús, el Evangelio.
Ese es el fin, para el que se fundó y para el que existe la Iglesia. Pero, para
el logro de ese fin, ¿qué medios pone en práctica esta Iglesia?
Si lo original y central, en la Iglesia,
es el Evangelio, a él nos tenemos que atener, no sólo en cuanto se refiere a la
finalidad, que es el Reinado de Dios, sino además en todo lo que se refiere a
los medios para que, efectivamente, se pueda alcanzar el logro de esa
finalidad.
Pero aquí viene la pregunta capital:
¿pone realmente la Iglesia los medios, que el Evangelio indica, para alcanzar
la finalidad que nos presenta el Evangelio?
La respuesta a esta pregunta es
complicada. Porque es evidente que en la Iglesia hay muchas personas a las que,
no sólo entusiasma el Evangelio, sino que además se esfuerzan, cuanto pueden,
para vivir de acuerdo con los se nos dice en el Evangelio.
Lo que ocurre es que resulta muy difícil
saber quiénes son las personas o grupos humanos que viven así. Porque, entre
otras razones, el mismo Evangelio manda que, cuando reces, des limosna (ayudes
a quien lo necesita) o te prives de lo que te gusta (tema del ayuno), hagas
todo eso de manera que nadie se entere (Mt 6:1 ss y par.). Vivir de acuerdo con
el Evangelio es vivir de manera que lo que la gente vea, sea tu honestidad y tu
honradez. Eso y las consecuencias, que de esa forma de vida se siguen. Pero ni
más ni menos que eso.
Esto supuesto, el problema que
tiene la Iglesia está en que, efectivamente, busca y quiere
cumplir el fin que le marca el Evangelio, pero no pone los
medios, que indica el mismo Evangelio, para alcanzar ese fin.
Esto supuesto, resulta inevitable decir
que la Iglesia vive en una patente contradicción. No es una contradicción que
tiene su centro en la ética o en la espiritualidad. Es una
contradicción institucional. Porque esta Iglesia nuestra se ha
organizado de manera que, para ser importante e influyente en ella, no hay más
remedio que “trepar”: subir, ser socialmente importante, tener poder, gozar de
privilegios, manejar dinero. O sea, reproducir a los “hijos de Zebedeo”, los
que querían los primeros puestos, pasar de largo ante los que están tirados en
las cunetas de los caminos de la vida…
Los ejemplos se podrían seguir enumerando.
Pero no hace falta. Baste pensar en que el papa Francisco llama tanto la
atención y se ha hecho tan popular porque, en su manera de vivir y tratar a la
gente, no parece un papa. Este simple hecho, ¿no justifica de sobra que el fin
(anunciar y enseñar el Evangelio) no justifica los medios, que nos llevan a trepar
en la sociedad y apetecer privilegios, que no pueden ser los medios
que nos lleven a tener fe en Jesús y a vivir su Evangelio?
Müller y compañía ya preparan el cónclave
www.religiondigital.org
/ 310719
Para nadie es un secreto que las
relaciones de un sector del clero con el papa Francisco no son precisamente
fáciles y distendidas. Un ejemplo elocuente, en este orden de cosas, es lo que
recientemente ha dicho el cardenal Müller (ex Prefecto del Santo Oficio), que,
según circula por la prensa y las redes, ha llegado a decir que la Iglesia
tiene ahora mismo “un papa herético”.
No me cabe en la cabeza que un cardenal
tan reconocido, como es el caso del cardenal Müller, haya llegado a decir y
difundir semejante disparate. En todo caso –y sea cual sea el comportamiento del
ex Prefecto del Santo Oficio– el hecho es que la resistencia de un sector del
clero, al gobierno pontificio de Francisco, se hace cada día más patente.
Ahora, cuando nos estamos acercando al
sínodo de la Amazonía, el rechazo de los resistentes a este papado, se acentúa.
Y el motivo más destacado –según dicen los entendidos en el asunto– es el tema
del celibato eclesiástico. Porque, como es lógico, si la ley del celibato deja
de ser obligatoria para los curas que atienden a los indígenas del Amazonas,
¿por qué va a seguir obligando a los párrocos de Europa?
El
celibato no es una ley universal
Esto es lo que piensan y dicen los
clérigos “anti-Francisco”. Pero lo que realmente les motiva a estos curas (y a
sus secuaces) para atacar al papa ¿es el tema del celibato? No hay que ser ni
un sabio, ni un lince, para darse cuenta de que, en todo este asunto, hay
trampa. Porque el celibato de los sacerdotes no es “una verdad que ha de
creerse con fe divina y católica” (can. 751). El celibato de los curas es una
ley eclesiástica. Una ley que no ha sido nunca universal. A los clérigos
católicos de la Iglesia Oriental no les obliga. Además, se introdujo en
Occidente después de siglos de fuertes discusiones.
Celibato
Más aún, en el Nuevo Testamento se dice
que la ordenación de obispos y presbíteros se debe administrar a hombres
casados (1 Tim 3, 2-5. 12; Tit 1, 6), que sepan gobernar bien su casa y su
familia. Porque quien no sepa educar a su familia en la Fe, ¿cómo va a tener el
debido cuidado de la Iglesia de Dios? Es más, se sabe que, en el concilio de
Nicea (año 325), según el historiador Sócrates, algunos obispos propusieron
“introducir una nueva ley en la Iglesia: que los ordenados, es decir, los obispos,
los presbíteros y los diáconos, no durmiesen con sus mujeres con las que se
habían casado siendo laicos”; pero Pafnucio, obispo de la Tebaida Superior,
célibe y venerado confesor de la fe, intervino en contra de la propuesta “y
gritó bien alto que no se debía imponer a los hombres consagrados ese yugo
pesado, diciendo que es también digno de honor el acto matrimonial e inmaculado
el mismo matrimonio; y que no dañasen a la Iglesia exagerando la severidad;
porque no todos pueden soportar la ascesis de la “apatheia” ni se proveería
equitativamente a la templanza de sus respectivas esposas” (Hist. Eccl. I, XI.
PG 67, 101-104).
Esto se dijo en el primer concilio
ecuménico de la Iglesia, algunos años después de que el Sínodo local de Granada
(Ilíberis) les impusiera a los clérigos casados la obligación de la
continencia.
¿Un
Papa herético?
No es cuestión aquí de recordar la
complicada y larga historia del celibato en la Iglesia. En lo que sí quiero (y
debo) insistir es que no tiene pies ni cabeza calificar de “herético” al papa
Francisco por unas decisiones (que aún no se ha tomado) a las que pueda llegar
el Sínodo de la Amazonía. Entonces, ¿qué
hay detrás de todo esto? Sin duda alguna, gastar y desgastar la imagen y la
forma de gobernar del Papa Francisco.
¿Por qué y para qué este desgaste? Lo más
lógico parece ser que todo este desagradable embrollo tiene una finalidad que
salta a la vista: preparar el cónclave, para que el sucesor de Francisco tenga
que tomar otro camino. Sin duda alguna, un papa que humaniza el papado y lo
acerca a los que más sufren en la vida, un papa así, no “le conviene” (¿?) ni a
la “Iglesia”, ni al mundo en que vivimos.
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