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No manipulemos la Biblia para torturar a “homosexuales”
Pablo Richard
www.amerindiaenlared.org / 17-03-18
Homosexualidad en los escritos del Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento hay solo dos textos donde
aparece la palabra original griega “arsenokoites” (1 Cor 6:9 y 1 Tim 1:8-11).
El sentido de este término es una relación abusiva de un hombre con otro hombre…
Está en consonancia con las otras designaciones en el mismo texto que son todas
negativas: idólatras, adúlteros, ladrones, difamadores y otras. No se refiere a
una relación “homosexual”. Mejor traducción sería “abusadores”. También aparece
otra palabra (en griego “malakoi”) que normalmente se traduce como “afeminados”,
que no designa a un “homosexual”, sino a una manera de vestirse.
Estos son los textos:
Primera carta de Pablo a los Corintios 6:9-11:
“¿No saben que los injustos no heredarán el reino
de Dios? No se dejen engañar: ni inmorales, ni idólatras, ni adúlteros, ni
afeminados, ni abusadores, ni ladrones, ni
avaros, ni borrachos, ni difamadores, ni estafadores, heredarán el Reino
de Dios”.
Primera carta de Pablo a Timoteo 1:8-11: “Nosotros sabemos que la ley es buena, si uno la
usa legítimamente, reconociendo que la ley no ha sido instituida para el justo,
sino para los transgresores y rebeldes, para impíos y pecadores, irreverentes y
profanos, parricidas y matricidas, para los homicidas, adúlteros, abusadores, traficantes de
esclavos, mentirosos, los que juran en falso, y para cualquier otra cosa que es
contraria a la sana doctrina”.
En la carta a los Romanos 1:18-32, no
aparece literalmente la palabra “homosexual”. La carta utiliza otra
terminología. Se refiere en general a perversiones sociales y sexuales:
“En efecto, la cólera de Dios se revela desde el cielo contra toda
impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad con la
injusticia (1:18). Por eso Dios los entregó a las
apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus
cuerpos (1:24); a ellos que cambiaron la verdad de Dios por
la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del creador, que
es bendito por los siglos. Amén (1:25). Por eso los entregó Dios a pasiones
infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra
la naturaleza (1:26), igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la
mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de
hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío
(1:27). Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios,
los entregó Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene
(1:28): llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de
envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos
(1:29), detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones,
ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres (1:30), insensatos, desleales,
desamorados, despiadados (1:31), los cuales, aunque conocedores del veredicto
de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no
solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen” (1:32).
El texto no se refiere a la “homosexualiad”, sino a
perversiones sexuales y sociales de todo tipo. Todas esas perversiones
sociales y sexuales eran costumbres frecuentes en los palacios del Imperio
Romano. El texto no está dirigido a las comunidades cristianas, que en
mayoría eran esclavos.
La clave profunda para interpretar el texto, es la
idolatría que se resume en tres expresiones claves:
- “Aprisionan la verdad con la injusticia” (1:18).
- “Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y
adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador“ (1:25).
- “Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero
conocimiento de Dios, los entregó Dios a su mente insensata, para que hicieran
lo que no conviene” (1:28).
Todos se fabricaban dioses, para justificar su
perversión. Reducir este texto a la “homosexualidad” es desconocer su sentido
real, ignorando todas las perversiones sociales y sexuales de un mundo
opresor e idólatra, que dice conocer a Dios, pero que “aprisionan la verdad con
la injusticia”.
En síntesis: los textos de la carta a los Romanos
que hemos citado se refiere a las perversiones sociales y sexuales en general,
cuyo origen era la idolatría. La traducción del término griego “arsenokotai”
como “homosexual” es errada. Históricamente la palabra “homosexualidad” nace en
el siglo XIX. En el desarrollo de la sexología se fueron acuñando los términos
“heterosexual”, “homosexual” y “bisexual. Toda esta conceptualización de
la sexualidad es “moderna”. No podemos interpretar conceptos bíblicos con esta
terminología.
Homosexualidad
en el Antiguo Testamento
1: Sodoma
y Gomorra es el mito más conocido y utilizado por la violencia homofóbica
En la tradición profética se menciona muchas veces
la situación de Sodoma y Gomorra, pero casi todas no tienen una referencia a un
pecado de tipo sexual, mucho menos a la relación entre dos varones. Cuando
hay menciones a perversiones sexuales se refieren casi siempre a la
“prostitución” y al “adulterio”, dentro del ámbito de relaciones heterosexuales
(relación varón-mujer) al margen del matrimonio.
La tradición referente a Sodoma y Gomorra en la
tradición profética del AT tiene varias connotaciones: el
castigo de estas dos ciudades como ejemplo o símbolo de una destrucción y
desolación espantosa. El pecado de estas
ciudades fue el orgullo y la arrogancia, la apostasía y la idolatría, la
corrupción y la opresión. Como ejemplo se puede leer Isaías 1:10-16 /
Ezequiel 16:56-57.
Un texto paradigmático es el texto de Ezequiel 1:49-50:
“Este fue el crimen de tu hermana Sodoma: orgullo,
voracidad, indolencia de la vida holgada de ella y sus hijas. No socorrieron al
pobre y al indigente. Se orgullecieron y cometieron abominaciones ante mi. Por
eso, las hice desaparecer”.
En el NT el nombre de Sodoma aparece 9 veces. Se
relaciona con una situación social, política y teológica, caracterizada por
graves problemas de politeísmo y de injusticia. Las víctimas de Sodoma son los
oprimidos. El pecado de Sodoma es su falta de hospitalidad y acogida. No hay
una connotación sexual, menos aún una connotación homosexual.
2.
Textos en el libro bíblico llamado Levítico: 18:22 y 20:13
Ahora veremos un texto muy difícil de interpretar,
por la manipulación homofóbica que se ha hecho del texto ya antes de estudiarlo
exegéticamente. Esta orientación ya dada hace difícil una interpretación nueva
con un sentido diferente.
Traducción literal de los textos:
Lev 18:22: “No te acostarás con varón como con mujer: es una abominación”.
Lev 20:13: “Si alguien se acuesta con varón como los que se
acuestan con mujer, los dos han cometido abominación; ciertamente han de
morir”.
Este segundo texto es casi igual al anterior, solo
agrega que es una abominación con pena de muerte.
Los dos textos están en el libro de Levítico, pero
están aislados, y no aparecen en ningún otro lugar de la Biblia y en ninguna
otra literatura. Estos dos textos son insignificantes dentro de la sobreabundancia
de otras prescripciones del libro Levítico. El primer texto que citamos
(18:22) es una de las 20 normas acerca de la unión conyugal contenidas en todo
el capítulo 18. El segundo texto (20:13), es una de las 14 faltas contra la
familia, contenidas en el capítulo 20.
En la actualidad se ha hecho una “Lectura
crítico-antropológica del Levítico bíblico” (véase artículo de Nacy
Cardoso en el libro Teorías y teologías: estar en otro lugar.
San José, C.R. editorial DEI, 2013). “El Levítico es un libro marcado por
la tradición sacerdotal judía que encierra la propuesta de organizar toda la
vida y sus redes a partir del altar, el sacrificio y el sacerdocio” (p. 181).
“El Levítico, sin crítica y sin mediaciones, pasa a formar parte del circo de
horrores de la teología retributiva y patriarcal sin cuerpo, contra el cuerpo y
a pesar del cuerpo” (p. 182). “Los usos y prejuicios de la lectura del Levítico
han venido a reforzar el poder de la Iglesia patriarcal, elitista y homofóbica
del cristianismo occidental, que reivindica para si el papel guardián de una
pretendida heterosexualidad normativa y universal” (p. 179)”. Este es el campo
semántico para interpretar los dos versículos citados.
El Levítico se dirige a varones judíos, con la
intención concreta de reconstruir la frontera entre lo masculino y lo femenino.
Sigue la tradición sacerdotal de poner todo en su lugar.
La palabra “homo” no significa “hombre”, sino
“igual” o “semejante”. Cuando usamos el término “homo-sexualidad”
nos referimos a la identidad de la relación sexual, sin especificar la
diversidad de género. Cuando usamos el término “homo-erotismo”, nos
estamos refiriendo a la identidad de la relación erótica, sin especificar la
diversidad posible de todas las manifestaciones eróticas. El “erotismo” se
refiere a una relación amorosa, que puede tener muchas maneras de manifestarse:
atracción, cariño, amor, que puede o no incluir una relación sexual.
Bibliografía consultada
- Renato Lings K: “Biblia y Homosexualidad.
¿Se equivocaron los traductores?”, San José, Costa Rica (Editorial SEBILA),
2011, 394 pp.
- Renato Lings K. “¿La Biblia conoce la
homosexualidad? Revista Pasos (DEI) 151, abril-junio 2011, San José, Costa
Rica, pp. 40-48.
- Nancy Cardoso Pereira: “Corpora
fluida: contaminación y peligro en el imaginario religioso. Lectura crítico
antropológica del Levítico bíblico”, En: “Teorías queer y teologías: estar…en
otro lugar”. Genilma Boeler y otros editores. San José, Costa Rica (DEI), 2013,
p 175-190.
La fiebre del litio amenaza a las culturas indígenas de los desiertos de sal andinos
www.rebelion.org / 16-03-18
No
hace falta ser experto en energía para darse cuenta de que es imperativo buscar
alternativas a los combustibles fósiles, entre otras cosas, porque estamos
llegando al principio del fin de la producción de petróleo, pero sobre todo
porque los efectos destructivos que provocan –agotamiento permanente de fuentes
de agua, deforestación, inundaciones, vertidos tóxicos, incendios, huracanes,
subida de los niveles del mar, etc.– son cada vez más palpables para la mayoría
de la población mundial.
Una
de las soluciones tecnológicas para paliar los deletéreos efectos de la
economía del petróleo es la producción de automóviles eléctricos. El estado de
California, por ejemplo, planea reducir la emisión de gases en un 40% hasta
llegar a niveles inferiores a los de 1990. Para ello, proyecta crear una serie
de incentivos financieros y de regulaciones que permitan que en el 2030 haya 4.2 millones de autos eléctricos en su parque automovilístico.
En Europa algunos estados como Holanda tienen objetivos incluso más ambiciosos
y aspiran a tener un parque automovilístico 100% eléctrico para el 2030.
Con
semejantes incentivos estatales, los principales productores de autos mundiales
–Ford, Toyota, Nissan, General Motors, BMW, etc.– hace tiempo ya que llevan
experimentando con vehículos híbridos y modelos eléctricos, pero ninguna de
ellas iguala en ambición ni en grandilocuencia tecno-utópica a la californiana
TESLA y a su capitán de industria Elon Musk. Como Steve Jobs en su día, Musk,
portada incluso de revistas de entretenimiento como Rolling Stone, es idealizado o vilipendiado como el auténtico
gurú de una secta que podría salvarnos del apocalipsis ecológico sin renunciar
a la comodidad de nuestros vehículos utilitarios. De las paredes de la gigafactory de Tesla en Nevada cuelga un
cartel enorme que reza: “Para acelerar la transición mundial a la energía
sustentable”.
TESLA
produce automóviles eléctricos de lujo con la promesa de alcanzar niveles de
producción masivos y precios al alcance de las clases medias. Pero, como el
iphone en su día, los automóviles TESLA son mucho más que un automóvil: son el
futuro, “un sueño hecho realidad”, como le escuché decir a una de sus usuarias californianas.
Los modelos TESLA poseen, entre otras cosas, reconocimiento facial, capacidad
de estacionarse automáticamente y, eventualmente, autonomía para operar sin
control humano.
Además
de sus vehículos eléctricos, Musk ha producido en Australia la batería de
litio más grande del mundo con 100 megavatios de potencia para
abastecimiento eléctrico doméstico, planea fabricar camiones eléctricos para el transporte de mercancías pesadas e
incluso lanzar automóviles que alcancen la luna.
Con
estos mimbres resulta casi imposible restarse al optimismo tecnológico que
promueve Musk, o, si no se comparte su visión futurista, al menos no reconocer
la necesidad de iniciar lo antes posible una transición hacia el uso de
energías alternativas al petróleo, a ser posible renovables y más limpias. Sin
embargo, antes de aceptar las nuevas soluciones tecnológicas que se nos
ofrecen, deberíamos, por una cuestión de ética esencial, preguntarnos de dónde
vienen los materiales que hacen posible el uso de estas nuevas energías en la
producción de vehículos limpios.
En
este caso la pregunta puede ser bastante simple y, a la vez, bastante esquiva.
La funcionalidad de los vehículos eléctricos depende de la capacidad de
fabricar baterías relativamente livianas. Hoy, esto se consigue fabricando
baterías de litio, las mismas que también hacen posible que la batería de
nuestros celulares y computadores funcione sin estar conectada a una fuente de
red. La pregunta entonces es: ¿De dónde viene el litio y qué efectos tiene su
minería en las comunidades donde opera?
El
litio está bastante concentrado en ciertas áreas geográficas. Hay litio en roca
en Australia, en Carolina del Norte (Estados Unidos) y en algunos lugares de
China, pero la forma más barata de extraer litio es mediante evaporación en
salares (lagos de sal formados tras un prolongado periodo de erupción
volcánica). Hay salares en Tíbet y en Nevada (Estados Unidos), pero la mayoría
de las reservas mundiales de litio –entre el 80% y el 85% dependiendo de los
expertos—están en una zona transandina que se extiende a través de las
fronteras de Argentina, Bolivia y Chile e incluye los salares de Atacama
(Chile), Hombre Muerto, Olaroz y Salinas Grandes (Argentina) y Uyuni y Coipasa
(Bolivia) entre otros muchos de menor tamaño. Se trata de cuencas endorréicas
(cerradas al flujo de los ríos y otros cauces de agua) que oscilan entre los
2,400 y los 4,000 metros de altitud y que presentan índices de precipitación
muy bajos y de radiación muy altos. O dicho más prosaicamente: hace mucho calor
en el día, mucho frío en la noche y hay muy poca agua para la vida en general.
La
revista Forbes, que rebautizó la zona con el nombre de "Arabia
Saudí del Litio", describe en estos términos el Salar del Atacama:
"Nada
crece en el corazón del Salar de Atacama, esta antigua cuenca lacustre, 700
millas al norte de Santiago, debe ser el lugar más seco del planeta, una tierra
baldía, cubierta de una costra de rocas de sal que se parece a una plasta de
vaca […]. Si no fuera por la preciosa salmuera que burbujea 130 pies por debajo
de la superficie, los humanos se mantendrían alejados del Salar de
Atacama".
Se
trata de un gesto típicamente colonial: ver el territorio vacío para evitar
hacerse cargo de los potenciales impactos ambientales y humanos que pueda
causar la actividad emprendida por un agente foráneo como la minería del litio.
Sin
embargo, si el periodista de Forbes hubiera sido un poco menos bárbaro, se
hubiera informado de que en los oasis que bordean el Salar de Atacama viven
comunidades indígenas, según el registro arqueológico, al menos desde el 8,000
AD. De hecho, el pueblo atacameño o Lickan Antay –gente de la tierra en kunza,
su lengua– fue capaz de levantar toda una civilización en mitad del desierto
más árido del mundo, domesticar la llama y otros camélidos para utilizarlos en
sus largas caravanas transandinas, emplear el fruto del chañar y del algarrobo
(dos de los pocos árboles que crecen en estos parajes) para aportar proteína a
su dieta y fabricar “aloha”, un licor utilizado en ceremonias y ritos. En los
Oasis del Salar de Atacama se cosecha hoy alfalfa, maíz, papas y habas; en sus
huertos sigue habiendo árboles frutales que reciben agua a través de un
escrupuloso sistema de uso comunal del agua que convive con el turismo
ecológico y otros emprendimientos comunitarios. Y por si todo eso fuera poco
además han sobrevivido a las distintas olas de colonialismo desde la llegada de
los españoles hasta el presente.
Por
eso, las malas noticias para los inversionistas de Forbes y para el optimismo
tecnológico del norte es que, lejos de ser una tierra baldía, el Salar de
Atacama, como el resto de territorios del llamado triángulo suramericano del
litio, sigue habitado por las comunidades ancestrales Aymara, Quechua, Kolla y
Lickan Antay que son, según derecho consuetudinario, los legítimos dueños del
territorio, los que lo siguen haciendo florecer respetando sus ciclos de
regeneración mediante todo un sistema ritual de pagos a la tierra y respeto a
la naturaleza.
A
diferencia de los occidentales, estos pueblos indígenas, que se consideran los
herederos directos de los Incas, no ven la naturaleza como un objeto exterior a
ellos del que pueden disponer a capricho o destruir, sino como un ser vivo.
Verónica Chávez, de la comunidad de Santuario de Tres Pozos en Salinas Grandes
(Argentina), cuenta que el Salar es un ser vivo con sus venas de agua y sus
ciclos de regeneración que atraviesan la estación de las lluvias hasta secarse
y hacer brotar la sal que se cosecha después, en la estación seca, como una
planta más. Por eso cuando llegaron las mineras del litio a explotar el Salar,
el efecto en ella fue demoledor: “Por lo que yo vi, era que gente venía sin
conocimiento, no les importaba nada el destrozo de nuestra Mamita Pacha, le
tiraban ácido, le rompían la venita de agua, ¡hacían todo un desastre! Y para
mí es un dolor eso, porque ella es una mamita para mí, a una madre no se le
hace eso”.
Conviene,
no obstante, no idealizar ni romantizar a los pueblos indígenas de los salares.
En la cuenca de Salinas Grandes, Argentina, han logrado parar, de momento, la
explotación del litio, pero unos kilómetros más al este, en Olaroz y Laguna
Guayatayoc, las comunidades Lickan Antay han firmado un acuerdo con la minera
Orocobre (proveedor principal de litio para Toyota). Lo mismo sucede en el
Salar de Atacama donde la norteamericana Rockwood Lithium, subsidiaria del
gigante minero Abermale, tiene convenio con la mayoría de comunidades indígenas.
A
veces estos convenios se firman por intereses, porque las comunidades tienen
necesidades de infraestructura o fuentes adicionales de ingresos y, otras
veces, se hace a regañadientes, porque si van a sacar el mineral de la tierra
es mejor que quede algo en las comunidades. Pero en todos los casos, los
pueblos indígenas quieren lo mismo: que se aplique el convenio 169 de la OIT,
que haya consulta previa, libre e informada; en el caso de la cuenca de Salinas
grandes, sus 33 comunidades incluso tienen un protocolo llamado Kachi Yupi,
huellas de sal en quechua, que estipula cómo llevar a cabo esta consulta.
La
realidad, sin embargo, no parece dispuesta a respetar la voluntad de estos
pueblos indígenas. La presión que ya existía sobre el litio se está
incrementando exponencialmente porque si para una batería de teléfono móvil hacían falta 3 gramos de litio, para un auto
eléctrico hacen falta casi 20 kilos, más de 50 si se trata de uno de los
rutilantes modelos de TESLA.
Con
el cambio de ciclo político en Argentina y Chile parece que se han abierto las
puertas definitivamente para la explotación sin límites del llamado oro blanco
de los salares. Mauricio Macri en Argentina está otorgando licencias de
explotación sin consultas y sin muchas cortapisas, hay en la actualidad hasta 63 proyectos
aprobados en las provincias de Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja.
Del
mismo modo, en Chile, con la llegada de Sebastián Piñera al poder, la minera
SQM –una de las más corruptas de la región, privatizada durante la dictadura de
Pinochet y vendida a su yerno Julio Ponce Lerou, envuelto hoy en escándalos de
financiación política ilegal– acaba de llegar a un acuerdo con el Estado
chileno para retomar y aumentar la explotación de litio en el Salar de Atacama.
Paralelamente, Elon Musk visita clandestinamente el país para explorar la
posibilidad de abrir una megafábrica de baterías de litio en Chile con gran
regocijo de las clases dirigentes.
Estos
movimientos entre bambalinas, sin duda, hacen que las comunidades indígenas se
sientan amenazadas. Saben que la minería del litio extrae grandes cantidades de
salmuera y agua que luego se secan al sol en mega piscinas, son conscientes de
que viven en cuencas cerradas cuyas fuentes de agua están interconectadas y
pueden llegar a secarse definitivamente haciendo la vida en el salar inviable.
Como explica Sandra Flores, de la comunidad de Coyo en Atacama, esta
posibilidad se vive como un potencial genocidio cultural. En sus propias
palabras:
“[Explotar
el litio] es terminar con una parte de la humanidad y lo que es la cultura. Eso
creo que sería como…trágico, o sea… como decir tú puedes matar a la otra
persona y lo matas y listo. Para mí eso es trágico, para mí sería eso, traer
algo grande para que mate a los pequeños, eso sería como lo trágico, lo
terrible. Es… extinguir una cultura, matarla. Qué ha costado harto vivir en
este desierto, es difícil, no es fácil, y… lo hemos podido conservar muchos
años… Pero no tenemos las armas para poderlo seguir cuidando, no tenemos. Si el
gobierno prefiere el litio, no tenemos nada más que hacer, porque no podemos
luchar con algo tan grande. […] Pero si la luchamos, si la gente se preocupa de
poder conservar el agua...”.
Es
evidente que necesitamos alternativas al petróleo, pero también pensar en los
desafíos que presentan esas nuevas tecnologías y hacernos preguntas incómodas: ¿podemos
simplemente sustituir los autos que funcionan con hidrocarburos por autos
eléctricos? ¿Qué papel debe cumplir el transporte colectivo y público en la
lucha contra el calentamiento global? ¿Existen alternativas al litio como por
ejemplo la batería de sodio? ¿Impiden la minería transnacional y los inversores
financieros la búsqueda de alternativas al litio? ¿Estamos dispuestos a
facilitar con nuestros patrones de consumo la destrucción de ecosistemas de
gran complejidad y diversidad como los de los salares? ¿Queremos asumir
éticamente la destrucción de culturas milenarias y modos de vida y gestión de
lo social alternativos al modo de vida occidental?
Luis
Martín-Cabrera es profesor de Estudios Culturales y Estudios Latinoamericanos
en la Universidad de California San Diego. Su proyecto sobre el litio ha sido
financiado con una beca de la Fundación Wihting.
El Gobierno derechista de Hungría intenta destruir el archivo de Georg Lukács y su legado
www.rebelion.org
/ 03/03/18
Acababa
de ponerse el sol el viernes por la noche cuando sonó el teléfono. Miklós
Mesterházi del Lukács Archívum en Budapest se enteró de que la Academia Húngara
de Ciencias (MTA) confiscaría toda la colección de manuscritos y
correspondencia que se encontraban allí.
El
siguiente lunes por la mañana, llegaron los empleados de MTA y comenzaron a
examinar la colección. Revisaron el inventario y se prepararon para trasladar
el material al Departamento de Manuscritos y Libros Raros del Centro
bibliotecario e Informativo de la MTA.
Según
la MTA, su decisión se basa en el espíritu de "integridad académica":
la ubicación de los manuscritos les permitiría digitalizar la colección, lo que
permitiría acceder al material a más académicos.
Pero
debemos situar la decisión de la MTA dentro de la coyuntura histórica y
política de Hungría.
Desde
la transición del socialismo de Estado a la democracia burguesa en 1989, la MTA
ha venido perdiendo personal de forma permanente, por lo que los proyectos de
investigación y edición son casi imposibles. El archivo de la obra de Lukács,
mucha de la cual no ha sido publicada y aún está por estudiar, en dicha
instalación, no sirve ni para la "integridad académica" ni para los
intereses de la "investigación", sino todo lo contrario.
Más
aún, Hungría vive hoy bajo un régimen autoritario que quiere reescribir el
pasado de la nación. El régimen de Orbán trabaja para rehabilitar las
tradiciones nacionalistas y fascistas de Hungría. Ha derribado estatuas en
honor a quienes lucharon contra la dictadura militar de Horthy y el régimen de
la Cruz Flechada, reemplazándolos con monumentos que glorifican a los
antisemitas y a los colaboradores nazis.
El
partido gobernante Fidesz pone en el punto de mira a inmigrantes, romaníes,
musulmanes, judíos, comunistas, socialistas, liberales y quien considere extraño.
Ha tomado el control de numerosas instituciones estatales y amenazó con
liquidar numerosas instituciones de la sociedad civil; incluso la Universidad
Centroeuropea.
En
este clima de paranoia y miedo, la MTA no quiere parecer apoyando a un
"comunista", por lo que, bajo el manto de la racionalización y la
eficiencia, están trabajando para desmantelar los archivos.
Lo que está en juego
El
Lukács Archívum es una instalación única para la investigación.
Los
visitantes pasan por las mismas habitaciones en las que Lukács vivió y trabajó
desde 1945 hasta su muerte en 1971. El apartamento, a orillas del Danubio y que
domina el puente de la Libertad ( Szabadság híd), alberga no solo sus
manuscritos sino también su biblioteca completa, con todas sus anotaciones Los
eruditos que han trabajado en la instalación a lo largo de años han recopilado
allí más o menos todo lo que publicó el gran teórico marxista.
Pero
el archivo perderá su activo más valioso cuando el MTA traslade los
manuscritos. Un ejemplo para hacernos una idea de su valor.
Uno
de los logros teóricos más significativos de Lukács fue su teorización de los
impactos sociales de la producción de mercancías. Bajo este sistema [el
capitalismo], los productos terminados son ajenos a los trabajadores que los
crean. El trabajo bajo el capitalismo es degradante y monótono; convierte a los
trabajadores y trabajadoras en máquinas. Todo el proceso está diseñado para
maximizar el beneficio, transformando la dimensión cualitativa de la
experiencia humana, el trabajo, en una medida cuantitativa del tiempo.
"Aquí", escribió Lukács en Historia y Conciencia de clase, " la
persona se convierte en espectador impotente de todo lo que le ocurre a su propia
existencia, fragmento aislado e integrado a un sistema ajeno".
A
pesar de ser un producto del trabajo humano, la producción de mercancías solo
se expresa en mecanismos sociales inhumanos: dinero, mercados, capital y
salarios. Estos adquieren vida propia, apareciendo como sistemas naturales,
hostiles y respetuosos de la ley que nadie puede comprender y mucho menos
controlar.
Una
vez que se vuelve universal, esta lógica subordina todas las esferas de la
existencia humana a su racionalidad matemática. Un código abstracto y formal
diseñado para procesar miles de casos rige un sistema legal encargado de tomar
decisiones de vida o muerte. La política, separada de la vida cotidiana,
comienza a parecer inalterable. Abismos gigantes dividen estos mundos, y cada
esfera de la existencia parece independiente de la otra.
Lukács
repudiaría más tarde estas posiciones bajo la presión del Comintern: primero,
con Zinóviev a la cabeza y luego bajo Stalin. Sus puntos de vista radicales no
encajaban con la reacción termidoriana que tuvo lugar tanto en la Unión
Soviética como en el movimiento comunista internacional.
Hasta
la fecha, el intento más claro de justificarse aparece en la introducción de
1967 a Historia y Conciencia de Clase. Allí, Lukács argumenta que no pudo
distinguir entre objetivación (trabajo) y alienación (una forma mistificada de
ese trabajo).
Sin
embargo, cuando visité a Mari Székely, el último empleado que quedaba, me
informó de una serie de manuscritos inéditos de 1933, escritos durante los
primeros años del período de Lukács en Moscú. En uno de estos textos, Lukács
comienza a reevaluar algunas de sus afirmaciones anteriores a la luz de su
encuentro con los Manuscritos Económicos y Filosóficos de Marx de
1844. La publicación de este ensayo en una próxima colección, junto con otro
material no traducido previamente de 1924 a 1933, aclarará y profundizará los
términos de este debate, arrojando más luz sobre el cambio teórico de Lukács y
su incómoda reconciliación con el estalinismo.
Este
descubrimiento representa solo un camino sin trazar en un vasto laberinto que
aún no se ha explorado por completo.
Mirando al presente
Preservar
los archivos no es solo por el pasado. También tiene que ver con la actualidad
y las posibilidades que se encuentran dentro de él.
El
Archívum organiza regularmente reuniones y eventos en los que investigadores de
Hungría y de todo el mundo se reúnen para analizar el potencial crítico de las
ideas de Lukács, muchas de las cuales permanecen inéditas, abandonadas o
incomprendidas.
Por
ejemplo, un malentendido frecuente ha sido el lugar de la resistencia en la
explicación de la forma mercancía de Lukács. La lógica dominante del
capitalismo es cuantitativa, pero nunca se puede excluir completamente
la calidad. Mientras que el capitalista busca impulsar al máximo los
beneficios como algo puramente cuantitativo, los trabajadores lo experimentan
como algo cualitativo: un asalto a su individualidad y a su humanidad. Este
ataque a su calidad de vida proporciona la base para la resistencia.
La
argucia de racionalización y eficiencia bajo la que la MTA está confiscando los
manuscritos de Lukács, expresa la lógica cuantitativa del capitalista; el
rechazo crítico de la izquierda a este movimiento, en nombre de los valores
humanos, expresa la lógica de la resistencia.
Con
este espíritu, una petición de protesta por la decisión de la MTA, con más de
1.500 signatarios, entre ellos Agnes Heller, Nancy Fraser y Fredric Jameson,
por nombrar algunos, fue entregada a la academia el 25 de enero. Actualmente
circula una petición similar sobre change.org .
Mantener
el universo teórico que contienen estos archivos, parafraseando a Lukács en Teoría
de la novela, nos ayudará a guiarnos a través de estos tiempos oscuros y
revelar las estrellas que nos rigen.
Róbert
Nárai, coeditor y traductor de una próxima colección de trabajo inéditos de
Georg Lukács. Milita en la organización australiana Socialist Alternative.
Economía política de las masacres
www.rebelion.org /
15-03-18
Cada año más de 30.000 ciudadanos de Estados Unidos pierden la vida a causa de disparos. Cada mes, en patios escolares, discotecas, salas de concierto, centros de trabajo y lugares públicos, personas inocentes son exterminadas por asesinos que manejan potentes armas semiautomáticas compradas legalmente. La Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas inglesas), una organización con 3 millones de afiliados, apoya y promociona el acceso libre a armamento militar. La inmensa mayoría de legisladores, presidentes y jueces de EE.UU. es partidaria de la posesión de esas mismas armas que causan las masacres.
¿Por
qué el sistema político estadounidense se lamenta de la frecuencia con que se
producen atentados masivos y sin embargo respalda el proceso político que hace
posibles las matanzas? El volumen, alcance y duración de las masacres requiere
que examinemos las características sistémicas a gran escala y largo plazo de la
economía política estadounidense.
Política bélica: Las
masacres en el exterior como símbolo del “heroísmo americano”
El
gobierno de EE.UU. ha participado en multitud guerras sangrientas en las que ha
masacrado a millones de civiles –incluyendo familias enteras en sus casas– que
no suponían ninguna amenaza para el pueblo estadounidense. Las guerras
representan el triunfo de la destrucción y la muerte como modo de promover los
programas políticos de Estados Unidos. Se rinde honores a los criminales de
guerra. Los conflictos políticos y problemas sociales internos se resuelven
destruyendo a adversarios inventados y a naciones enteras.
En
una economía política en la que las masacres perpetradas en el extranjero son
dirigidas por líderes elegidos democráticamente, ¿quién va a cuestionar el
comportamiento de un “vecino sociópata” que se limita a seguir el modo de
actuar de su presidente? Este hecho no debería sorprender a nadie: las masacres
al por mayor en el exterior promovidas por nuestros dirigentes se reproducen en
las masacres al por menor en el interior desencadenadas por el “chiflado local”.
Los medios de
comunicación: Hablan las armas, los asesinatos resuelven y los medios se
enriquecen
Todos
los días, a todas horas, en todos los medios de comunicación, las armas y las
matanzas dominan las mentes, los pensamientos y las fantasías (o las
pesadillas) de los espectadores, especialmente de los millones que absorben el
“mensaje”. Las películas, los programas de televisión y los videojuegos están
plagados de conflictos que se resuelven por las armas, matando víctimas, ya
sean policías o civiles. Los problemas se resuelven mediante la violencia.
El
mensaje de los medios de comunicación es que las masacres logran victorias. Las
guerras y los asesinatos se reproducen en multitud de escenarios: hogares,
edificios públicos, escuelas, centros de trabajo, calles y plazas. Las guerras
y las masacres son un elemento esencial de este sistema político y los medios
de comunicación aseguran que penetren en la mente de las masas y se normalicen.
La economía
Las
armas que se utilizan en las masacres son un negocio muy lucrativo. Los
fabricantes, vendedores al por mayor, vendedores al por menor y clubs de armas,
así como las instituciones policiales y militares prosperan en este mercado
libre del asesinato. Los dirigentes políticos utilizan la economía que se mueve
alrededor de las armas para financiar sus campañas electorales.
Los
políticos ven con buenos ojos las guerras, la industria armamentística y las
asociaciones pro-armas, con lo que perpetúan las condiciones para que se
produzcan las masacres. Las grandes empresas están protegidas de los asesinatos
internos. ¿Por qué iban a preocuparse los ejecutivos y las élites políticas de
las matanzas que se producen en las escuelas públicas si sus propios hijos
están a salvo en sus caros colegios privados? Al fin y al cabo, están en juego
los votos y los beneficios. Solo los “fracasados” envían a sus hijos a
peligrosas escuelas públicas. Los “triunfadores” tienen alternativas más
seguras…
Soluciones
Para
hacer frente a la epidemia de matanzas masivas es esencial efectuar cambios en
la economía política.
1.
Reemplazar las políticas de guerras imperiales por el fomento de la diplomacia,
las negociaciones y la resolución pacífica de los conflictos.
2.
Reemplazar la cultura de las armas presente en los medios de comunicación por
los valores culturales de la solidaridad en comunidades seguras y comprometidas
con lo público.
3.
Reemplazar la obsesión de los civiles por poseer armas militares con una visión
de la propia vida edificada en torno a un ambiente saludable compartido por
vecinos comprometidos socialmente.
4.
Prohibir o regular los clubs de armas y las milicias. Abolir la venta del
armamento militar que se utiliza en estas carnicerías. Las armas empleadas en
tiro deportivo y en la caza son diferentes de las armas de guerra utilizadas
para masacrar a docenas de niños apiñados en sus aulas.
Planteamientos falsos
y verdaderos sobre las masacres
El
presidente Trump ha propuesto armar a los profesores para “solucionar” las
matanzas en la escuela. Se trata de una opción descabellada que solo agravaría
la proliferación de armas, estimularía nuevas carnicerías, socavaría el papel
de los maestros como educadores y crearía nuevos “modelos” para potenciales
futuros asesinos. La propuesta de Trump también pone de manifiesto el profundo
desprecio de su administración por el papel que tienen la educación pública y
los educadores públicos en la construcción de una sociedad sana. Su propensión
a culpar a las víctimas (“si los maestros estuvieran armados…”) es una muestra
del grotesco darwinismo social inherente a su ideología y de su interés por
destruir por completo el sector público. Los hijos de la élite y de los
políticos no tienen que asistir a clases de matemáticas o de francés a cargo de
profesores armados. Según la lógica de Trump y de la élite empresarial y
política, los tiroteos en las aulas de las escuelas públicas simplemente
subrayan la necesidad de disolver los Departamentos de Educación de todos los
niveles, así como los demás servicios públicos de esta nación.
Los
profesores deberían poder concentrarse en educar a sus alumnos sobre cómo ser
ciudadanos productivos y competentes que valoran la comunidad y la cooperación
por encima de las armas y la guerra. Deberían graduar estudiantes capaces de
evaluar críticamente el papel de los medios de comunicación en la promoción de
la violencia. Deberían fomentar en sus alumnos habilidades cívicas que les
llevaran a movilizarse contra líderes políticos que han aceptado sobornos
(“donaciones”) de sectas de la muerte como la Asociación Nacional del Rifle.
Para
detener la violencia, los dinamizadores comunitarios pueden boicotear a las
empresas que proporcionan apoyo político y material a quienes promueven la
guerra, a las milicias y a los extremistas armados.
Sería
necesario aprobar leyes nacionales para limitar las armas de fuego a parcelas y
eventos bien definidos, como los clubs de tiro o la caza.
Los
propietarios de armas deberían obtener los permisos de uso según estrictos
criterios psicológicos y tener que renovar dichos permisos con frecuencia. El
ejército debería informar a las autoridades civiles locales de cualquier
conducta violenta y criminal de los soldados que dejen el ejército. No pueden liberar
una “bomba de relojería” en medio de la población a la que han jurado proteger,
así como así. La enfermedad mental es un asunto de salud pública y debería
incrementarse la partida presupuestaria destinada a financiar hospitales e
instalaciones en las que identificar y tratar a los individuos que lo
necesiten. Estos enfermos no deberían entrar y salir de las cárceles o ser
arrojados a las calles.
Los
vendedores de armas y las exhibiciones de armas tendrían que estar regulados y
obligados a seguir protocolos estrictos bajo amenaza de sanciones.
Los
cazadores deberían usar armas apropiadas para el tipo de caza que practican.
Las armas semiautomáticas no son las indicadas para cazar ciervos, conejos o
pavos. Pero se utilizan para cazar y para matar a seres humanos, incluyendo a
niños desarmados en sus aulas.
Conclusión
Es
posible poner en marcha cambios culturales, políticos y económicos, pero para
ello es preciso que las luchas populares se mantengan en el tiempo. Mientras
tanto, deberían implementarse reformas a corto plazo para regular y reducir la
frecuencia y mortandad de las masacres locales.
Es
preciso divulgar y rectificar el protocolo por el cual la policía acordona el
perímetro de las matanzas, impidiendo que entren rápidamente los primeros
equipos médicos que acuden a estabilizar a los heridos al tiempo que se protege
a sí misma (un proceso que puede prolongarse durante una hora y provocar
muertes innecesarias por pérdida de sangre). Mientras los equipos SWAT* se
preparan y “aseguran el perímetro”, con una serie de maniobras coreografiadas
para asegurar la “protección de la fuerza”, (un eufemismo que significa
“proteger a la policía”), se desperdician los “minutos de oro” en que se podría
estabilizar a las víctimas. Si los heridos recibieran rápidamente primeros
auxilios y pudieran ser inmediatamente transferidos a los hospitales para someterse
a cirugía de emergencia y transfusiones de sangre, muchas de las víctimas se
salvarían. Es un escándalo la terrible tasa de mortalidad de estos tiroteos (el
100% en el caso de los niños y profesores de la Escuela Primaria de Sandy
Hook**) especialmente si tomamos en cuenta lo poco que se reflexiona sobre ello
posteriormente. Parece claro que los jueces y la policía locales y estatales
ocultan información sobre el efecto que tiene impedir la entrada rápida de
equipos médicos de emergencia. Es imprescindible que se realice una
investigación independiente sobre el retraso deliberado de la policía en
permitir la asistencia inmediata que salva vidas.
Prácticamente
todos los tiroteos producidos en escuelas que han terminado en masacres los
cometen individuos a quienes la policía o la comunidad conocen por su
comportamiento imprevisible y maltrato familiar. El hecho de que la policía
local o la familia conocieran que estos individuos dementes y homicidas tenían
acceso a armamento militar y no actuaran, a pesar de las quejas recibidas al
respecto, exige que una investigación independiente a escala estatal y federal.
Es
preciso reforzar las leyes o estatutos relacionados con la hospitalización o
detención preventivas de estos individuos inestables y violentos. Es preciso
nombrar una comisión nacional que investigue la situación de los tratamientos
de salud mental en Estados Unidos y los recursos destinados para ello. En vez
de pedir a los profesores que vayan armados, hay que mantener instituciones
cualificadas de salud mental. No basta con encerrar a los enfermos mentales en
cárceles locales por pequeñas faltas y luego volver a ponerlos en la calle sin
ofrecerles ninguna asistencia.
Es
preciso apoyar la enseñanza pública y a sus profesores. Hay que terminar con
décadas de políticas que debilitan servicios públicos como la educación, y
potencian la “libertad de elección de escuela”, —un eufemismo para decir
enseñanza privada— convirtiendo la educación en un privilegio para ricos en vez
de un derecho de los ciudadanos. En lugar de un único profesor (preferiblemente
armado, según el presidente Trump y la NRA) para dar clase a cuarenta alumnos,
cada aula debería contar con tres profesores competentes que trabajaran en
equipo para asegurar el progreso de los estudiantes en las diversas asignaturas
necesarias para llegar a ser en un futuro ciudadanos libres y productivos. Es
un escándalo que el Departamento de Educación y la Secretaria de Educación
hayan mantenido silencio y permanecido ausentes tras las frecuentes masacres de
estudiantes.
Pero
tampoco resulta extraño si consideramos las prioridades de sus altos cargos,
procedentes de la élite y, en el caso de la secretaria actual Betsy DeVos, de
la clase de los multimillonarios. Nunca han puesto un pie en una escuela
pública. Sus hijos reciben “educación en casa” con tutores privados o asisten a
elitistas academias privadas. Sus programas contrarios a la enseñanza pública
reflejan su hostilidad ideológica hacia el propio concepto de bienestar social.
Las palabras de Trump culpando a los profesores por no ir armados en el aula
muestran claramente su desdén por la enseñanza pública y por las familias de
clase trabajadora y media que confían sus hijos a la educación pública en todo
el país.
Estos
sucesos tienen lugar en el espacio público, un espacio a disposición de todos
los ciudadanos que debería ser seguro. La escuela pública ha sido uno de los
cimientos en los que se basaba la creación de una ciudadanía libre y
productiva. No es casualidad que las masacres de jóvenes tengan lugar
exclusivamente en escuelas pública. Los valiosos hijos de la élite están a
salvo en sus hogares-fortaleza y en escuelas privadas superselectas, atendidas
por profesores altamente cualificados, que pueden dedicarse a enseñar sin
preocuparse por si alguien esconde un arma o por la aparición repentina de un
pistolero. Sus hijos tienen el futuro garantizado.
Pero
la situación de los hijos de clase media y trabajadora es mucho más incierta. El
acceso a la educación de calidad ha dejado de ser un derecho y un deber para
los ciudadanos. En el mejor de los casos, los jóvenes pueden “acceder a
préstamos para la educación” con tipos de interés usurarios que les encadenan a
décadas de servidumbre por deudas, mientras los estudiantes de clase alta
tienen libertad para seguir una carrera y desarrollar su talento. Mientras
continúen deteriorándose las perspectivas de futuro de los jóvenes, con el
traspaso masivo de riqueza nacional a las élites, estas masacres, los suicidios
y las muertes por sobredosis no pararán de aumentar. Todo esto ocurre en un
contexto sociopolítico: las decisiones deliberadas tomadas desde arriba generan
horror y caos en la base.
Existe
un sustrato de clase en las pesadillas que atenazan a los padres, profesores y
estudiantes de clase media y trabajadora de todo el país. Seguridad, educación
de calidad y sanidad de calidad son, cada vez más, dominio exclusivo de la
élite. Las políticas dirigidas por esta, que se iniciaron en el reinado del
presidente Ronald Reagan, han orquestado la disolución de las instituciones
públicas de salud mental y el alta masiva de individuos inestables y
vulnerables, al tiempo que violentos, en comunidades que no están preparadas
para ello. Quienes sufren las consecuencias de dichas políticas no significan
nada para la élite, aunque asistan a sus funerales para hacerse la foto. Las
políticas dirigidas por las élites de los presidentes Bill Clinton, George Bush
hijo, Barack Obama y Donald Trump no han dejado de promover el desmantelamiento
del sector público y la privatización de la riqueza y de las instituciones de
la nación.
La
tremenda reducción de impuestos provocada por la ley fiscal de Donald Trump
representa una ganancia inesperada de más de un billón de dólares para la clase
inversora (la élite financiera) a costa de las instituciones públicas y la red
de seguridad que dan servicio a las clases media y trabajadora. La mayor
incidencia de asesinatos en masa, así como el lugar donde se producen y la
identidad de las víctimas, no son fruto del azar: están definidas por la clase
y son reflejo de la pérdida de poder ciudadano. Los ganadores de esta lucha de
clases derraman lágrimas de cocodrilo para la foto mientras en privado
ridiculizan a las familias de las víctimas por confiar en las instituciones
públicas.
Las
decisiones tomadas desde arriba que han producido esta epidemia de masacres en
las escuelas públicas, así como otras epidemias paralelas de suicidios y
sobredosis entre las clases media y trabajadora, han beneficiado enormemente a
la élite. Los multimillonarios y los donantes de ambos partidos políticos no
tienen motivo alguno para dar marcha atrás y poner en marcha reformas o
programas destinados a recuperar los derechos de los ciudadanos y el espacio
público. Solo los amigos, familias y vecinos de las víctimas de clase media y
baja, a quienes en privado se considera “fracasados que deciden enviar a sus
hijos a instituciones públicas”, pueden unirse para cambiar todo esto y
recuperar la justicia social y económica que rinda homenaje a los muertos
inocentes y ofrezca un futuro digno y justo para sus hijos.
No
se trata de armar a los profesores o de envolver a los alumnos pequeños en
“mantas a prueba de balas”, mientras la élite nos culpa de nuestro sufrimiento
desde la seguridad de sus mansiones. Comprender el sustrato de clase de esta
crisis nos ayudará a levantar los cimientos de las soluciones reales.
Notas:
*
SWAT, unidad de élite incorporada a diversas fuerzas de seguridad,
especializada en operativos de alto riesgo y dotada de equipos muy
sofisticados.
**Tiroteo
masivo en la escuela de Sandy Hook, Connecticut, en diciembre de 2012, que
produjo 26 muertos (20 de ellos, niños de 6 y 7 años). Fue el más mortífero de
los habidos en escuelas primarias o secundarias en la historia del país.
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