Feliz Navidad! les dejo con nuestro Arzobispo de Canterbury Justin Welby. Church of England and global Anglican Communion, reflexionando sobre el significado (y el milagro!) de la Navidad. Puedes ver la conversación con Gareth Malone sobre la historia de navidad desde Gran Bretaña.
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¡Festividad de la Natividad de nuestro Señor Jesucristo!
Por:
Rev. Pbro. Manning Maxie Suárez +
Los adornos de la celebración de la natividad de nuestro
Señor Jesucristo, se encuentran por todos lados, donde uno vaya en la ciudad de
Panamá y en todos los rincones de esta hermosa nación. Se ven públicamente, las manifestaciones de buenos
deseos de las personas y de las empresas que desean a tutiplén “Dicha y
Felicidad” tanto a sus amigos como a sus buenos clientes. Qué decir de los “Malls” de todo el país, se
ve la solidaridad de los judíos y árabes como de otras nacionalidades con esta
festividad cristiana. El otro día que
caminaba por la vía España en la ciudad de Panamá, me dijo un empresario judío
conocido mío, “Feliz Navidad” a quién le contesté: “Evenu Shalom Alejem”.
La festividad de la natividad, tiene como propósito, el alegrarnos
anualmente con el nacimiento del único Hijo de Dios que es Jesucristo. Y es nuestro deseo en esta época, que Dios
nos conceda que, así como le recibimos con júbilo como Redentor del mundo, de la
misma manera podamos contemplarle con segura confianza cuando venga a ser
nuestro Juez al final de los tiempos.
Así que es una época de Alegría y de Esperanza, por la infinita
misericordia de Dios hacía nosotros.
¿Cómo celebramos los panameños la Navidad?, es una buena
pregunta en tiempos donde un buen número de personas ha perdido la fe en Dios,
en la Iglesia su mensajera y nuestra sociedad que antes se decía “Católica” o
“Cristiana”, todos sabemos que hoy día no es así. La Navidad se ha convertido para muchos en
otra época de consumo, así como el “Black Friday”, “Halloween”, “Carnaval”,
etc. Y hemos perdido la esencia de la
festividad que inicia con la celebración del primer domingo de Adviento.
Dios, nos ha dado a su unigénito Hijo para asumir nuestra
naturaleza, y nacer ese día (25 de diciembre) de una virgen pura: María. Siendo
nacidos de nuevo y hechos sus hijos por adopción y gracia, en esta celebración somos
renovados cada día del año con su Espíritu Santo; mediante la acción amorosa de
nuestro Señor Jesucristo. Mediante el
profetismo antiguo de Israel se previó que así pasaría como lo señala la
narración del evangelista Mateo: “lo escribió el profeta: “En cuanto a ti,
Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre las principales
ciudades de esa tierra; porque de ti saldrá un gobernante que guiará a mi
pueblo Israel.” (Mateo 1: 6).
Navidad no es solo una fiesta pasajera que debemos esperar a
finales de año y donde nos gastamos hasta lo poco que tenemos, dándole a
aquellos que amamos o apreciamos sendos regalos porque su accionar en la vida
fue buena y justa para nosotros, de ser así es lo más mezquino que podemos
hacer en relación con lo que la fiesta persigue: “La verdadera conversión del
corazón de cada hombre y mujer sobre la tierra que agradecidos ante esta
Epifanía de Dios, acepta que él ha derramado sobre nosotros la nueva luz de su
Verbo encarnado y nos concede esa luz que debe arder en nuestro corazones,
resplandeciendo su bondad en toda nuestra vida”.
Desear entonces al prójimo una “Feliz Navidad”, es desearle
lo mejor que le puede pasar a un ser humano, recuperar su estado original ante
Dios y el Universo. Es desear al otro la
salvación, la paz y la alegría de vivir en armonía con todo lo Creado por el
Omnipotente. Navidad es un tiempo de
alegría, pero también de contemplación de ese pequeño que nació en Belén de
Judá hace dos mil años atrás, y que en esa escena podamos contemplar toda la
beatitud y santidad que debe rodear nuestra festividad navideña y todos los
días de nuestra existencia.
Feliz Navidad!
Las tres crisis de Iraq (II): una violenta ‘desiranización’ de Bagdad
Nazanin Armanian
www.publico.es / 161119
Iraq sigue viviendo unas jornadas de protestas
sociales mortales y una tensión política sin precedentes desde 2003.
La incompetencia de los gobernantes y la injerencia de las potencias regionales
en esta colonia de EEUU le está empujando hacia dos nuevas amenazas:
1) un golpe de estado “sunnita”, auspiciado
por la coalición anti-iraní formada por EEUU, Israel, Reino de Arabia Saudí
(RAS), Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Turquía, contra el régimen chiita de
Bagdad y en complicidad con parte de las autoridades, o
2) una guerra “civil” delegada y
patrocinada por los estados involucrados.
El incendio del consulado de Irán en
Karbala (y el de EEUU en Basora el año pasado) manifiesta la interrelación del
actual malestar social con la geopolítica del país.
Las
4 decisiones de Bush
La lucha encarnizada entre los países de
la zona para dominar Iraq se debe a los cambios que produjo EEUU en este país
tras 2003:
+ Destruyó
el estado de corte “nacionalista árabe sunnita” de Bagdad e instaló en su
lugar una teocracia chiita (obviamente de derechas), provocando la ira de los
países sunnitas y de Israel por “haber entregado el país a Irán”, afirman.
+ Rompió el país en la línea
étnico-religiosa, creando una Región Autónoma Kurda (RAK), enfrentándola a sus
hermanos árabes, además de poner la base de un futuro país kurdo, si consigue
minar también a Siria, Turquía e Irán.
+ Dividió el nuevo Iraq, en “chiitas,
sunnitas y kurdos”, mezclando las identidades religiosas con otra étnica,
cuando los kurdos iraquíes en su mayoría son sunnitas.
+ Insistió en que el nuevo sistema
político sería democrático porque entregaba el poder a la mayoría, los chiitas,
cuando 1) Los iraquíes, que nunca habían vivido bajo una teocracia, y 2) los
chiitas no son la mayoría: la suma de los árabes y kurdos sunnitas les supera:
éste fue el motivo de
la oposición de Obama a la independencia kurda en 2017.
Desde entonces, los rivales de Irán han
decidido corregir a Bush y devolver el poder a los no-chiitas, aislando a la
República Islámica de Irán (RII).
El 30 de octubre, el primer ministro Abdul
Mahdi -acusado por los indignados iraquíes de estar al servicio de la RII-,
planteó la posible dimisión y adelantar las elecciones parlamentarias. Cambió
de idea en menos de dos días, tras recibir la visita de un equipo de los
Guardianes Islámicos de Irán: resistirá ante las presiones del “enemigo”,
-declaró-, aunque siguió prometiendo reformas, que son tan imposibles por un
gobierno burgués y sectario instalado por tropas imperialistas, como esperar
peras del olmo.
El Ayatolá Jamenei, caudillo de la RII,
recomendó al gobierno iraquí emplear mano dura contra los manifestantes,
similar a la que él usó en las protestas de los indignados iraníes en el junio
del 2009 (contra el fraude electoral)
y enero del 2018 (contra las
políticas neoliberales), que sacudieron unas 160 ciudades del país.
Sin embargo, Iraq no es Irán, país donde los partidos y sindicatos “no
islámicos” están en clandestinidad, y hasta las protestas pacíficas gremiales
son perseguidas por “entrar en guerra contra Alá”. El régimen iraquí perderá la
poca legitimidad que le queda si provoca un baño de sangre, y colocará a su patrocinador
EEUU en un grave aprieto.
Irán
en Iraq
Cierto que EEUU ostenta el poder militar
en Iraq con cientos de miles de efectivos, 12 bases “declaradas” y unos 400
acuerdos, pero es lrán, el país que comparte 1.458 kilómetros de frontera con
su vecino, el que cuenta con una mayor influencia política, social, económica y
religiosa. Por lo que, los intentos del primer ministro, –que curiosamente no
tiene un partido político propio y, por ende, carece de una conexión
organizativa con los ciudadanos-, de crear una relación equilibrada con todos
sus vecinos y presentarse neutral en las disputas regionales, no ha dado
frutos. Pues el territorio que, durante ocho siglos fue parte del impero persa,
ha entrado en su esfera de influencia gracias justamente del derrocamiento de
Saddam Husein por EEUU.
La RII está presente en Iraq a través de:
1+ Un importante sector de un millón de
iraquíes de origen iraní que fueron expulsados por Iraq en 1970 y enviados con
lo puesto a Irán, y de otros tres millones que entre 1991 y 2003 se refugiaron
en este país, huyendo de las bombas, y que al regresar a su patria mantienen su
simpatía al vecino que les acogió.
2+ “Una política para Iraq”: La RII, al
contrario de las demás potencias regionales, que han establecido conexiones
sólo con los centros del poder y operan promovidos por su política “anti iraní”,
ha tejido una compleja ingeniería de influencias verticales y horizontales (en
la sociedad civil), -menos contra otros, y más en favor de sí misma-, ganando
una amplia ventaja sobre sus rivales.
3+ El poder religioso: además de (re)construir
decenas de mezquitas, la RII es la principal proveedora del negocio del
“turismo religioso” para los iraquíes: acaba de enviar, por ejemplo, a 2
millones de peregrinos iraníes en 15.000 autocares, y con los gastos pagados a
las ciudades santas chiitas de Nayaf y Karbala.
Presentarse como la “alternativa benigna”
a la hegemonía de EEUU: este ha sido uno de los motivos por el que la mayoría
de los partidos políticos iraquíes han tolerado las injerencias de Irán.
Para la RII, Iraq representa:
1* Un terreno donde disuadir a Israel y
EEUU en su tentación de atacar a Irán; cuenta con media docena de milicias,
compuesta por decenas de miles de hombres armados iraquíes, entre ellas Badr,
Asa’ib Ahl ul-Haq o Hashad al Shaabi (Fuerzas de Movilización Popular, FMP),
grupo creado para luchar contra ISIS y aspirante a ser como el Hizbolá libanés.
El mes pasado, Mike Pompeo, en su visita a Bagdad, exigió al gobierno su
inmediata disolución en el ejército. Sin embargo, una facción de FMP se negó,
mientras el resto lo aceptaba encantado: ¡Era una gran oportunidad para
aprender a manejar las armas y equipamientos militares avanzados “made in USA”
vendidos a Iraq!
2* Para la RII, Iraq forma parte –junto
con Siria y el Líbano-, de un cinturón de seguridad amortiguador que ha
construido a su alrededor. La duda es si este expansionismo del islamismo iraní
es uno de los motivos de las amenazas a su seguridad o es lo que le han
salvado, hasta hoy, de una agresión militar extranjera.
3* Un mercado donde puede neutralizar las
sanciones impuestas por Trump: Iraq es
el mayor socio comercial de Irán: exhibe en los supermercados del país sus
productos, -desde frutas y verduras, hasta la pasta y zapatos-, como una
demostración de poder. También ha puesto en marcha el proyecto de la
construcción de un oleoducto entre ambos países.
4* Un aliado en una OPEP dirigida por su
archienemigo Arabia Saudí.
5* Una ruta para acceder a Siria, y desde
allí al Líbano.
Arabia
Saudí en Iraq
Riad no sólo cortó sus relaciones con
Bagdad en 1991 sino que financió parte de la guerra liderada por EEUU en 2003
para desmantelar el Estado iraquí (aunque fue percibida como “desmantelar a
Saddam”). Fruto de las presiones de EEUU, en 2016, RAS reanudó con
sus relaciones con Iraq, para hacer contrapeso a Irán. Un año después, el ex
primer ministro Haider al-Abadi, fue llevado a Riad (casi arrastras) por el
entonces secretario de Estado de EEUU Rex Tillerson al encuentro con el rey
Salman, con el fin de coordinar sus políticas en el estratégico país. En julio
del 2017, fue el clérigo chiita Moqtada al-Sadr, quien viajó a la tierra de
Mahoma para proponerle a los saudíes si dejan de repudiar el chiismo y lo
consideran una escuela más del islam, eso ayudaría a RAS abrir un consulado en
Nayáf, y así elevar la categoría religiosa de esta urbe frente a la ciudad
iraní de Qom, el “Vaticano del chiismo”.
Riad
necesita:
*Coordinar su estrategia petrolífera con
este rival, que hoy exporta 5 millones de barriles de petróleo al día y mañana
puede robarle los clientes. Además, juntos, podrán impedir el regreso de Irán a
los mercados mundiales.
*Proteger los 800 kilómetros de su
frontera con Iraq, desde donde las milicias chiitas o los grupos sunnitas anti
saudíes pueden infiltrarse en su territorio.
*Participar en el desabastecido mercado
iraquí: Riad ha abierto la frontera terrestre con Iraq y ha reanudado los
vuelos comerciales a Bagdad, negocia los aranceles para sus exportaciones, y
también facilidades para “importar” trabajadores iraquíes.
*Para alcanzar dichos objetivos, RAS tras
las amargas aventuras por Siria
y Yemen,
prefiere utilizar el poder blando, y:
*Participar en la reconstrucción de Iraq:
organizó una gran conferencia con este fin en Kuwait (2018). También ha
ofrecido los puertos saudíes en el Mar Rojo para las exportaciones iraquíes, y
un crédito de 1000 millones de dólares para la reconstrucción.
*Acercarse a los kurdos -el sector
Barezani-, incluso defendiendo su independencia, desando romper Iraq: ha
seguido la misma política con los kurdos sirios,
*Utilizar la Liga Mundial Musulmana, y la
Universidad al-Azhar de El Cairo, ofreciendo becas a los “seminaristas”
islámicos, como medios para propagar su versión del islam en Iraq.
Turquía
en Iraq
Los imperios turco y persa, al igual que
en el siglo XVI, luchan por el dominio de la región. La posición turca en Iraq
no es la mejor: Ankara se opuso en 2003 al uso de su suelo por EEUU para
invadir Iraq, mientras soñaba con hacerse algún día con el control de la ciudad
petrolífera Kirkuk, y de la “Perla del Norte” Mosul.
Luego, criticó la nueva Constitución
iraquí por asignar el 20% de los escaños del parlamento a los kurdos, y sobre
todo por crear una Región Autónoma Kurda. Sin embargo, con habilidad y astucia,
Tayyeb Erdogan ha sacado un gran provecho de esta situación, utilizando a los
kurdos para sacar ventajas a Bagdad.
Las empresas turcas no han sido
bienvenidas en Iraq. Decenas han tenido que cerrar después de que el gobierno
prohibiese numerosos artículos turcos, proporcionados por Irán, aunque bajo el
pretexto de “proteger la producción nacional”.
La Turquía neo otomana prefiere abrirse el
camino en Iraq vía diálogo, consciente de que Teherán puede volver a jugar a “la
carta PKK”
en el mismísimo corazón de Turquía. Pero, Ankara también utiliza a los
kurdos iraquíes para debilitar al régimen chiita proiraní-estadounidense de
Bagdad: le compra petróleo a espaldas de Bagdad, e invierte en el oleoducto
kurdo, eso sí, también envía tropas (junto con Irán) a la RAK abortando la
declaración de independencia kurda en septiembre de 2017. La
RKI es el tercer mayor mercado de exportación de Turquía y un buen proveedor de
petróleo y gas. El Oleoducto Irak-Turquía (ITP) transporta el crudo de Kirkuk
al puerto turco Ceyhan en el Mediterráneo, desde donde es transportado a
Israel, ante la impotencia de Bagdad que lo ha denunciado ante los organismos internacionales por
el robo de su petróleo.
Israel
en Iraq
«Kerry recuerda al Congreso que Netanyahu
aconsejó a los EEUU invadir Irak», fue el titular de The New York Times del 25
de febrero del 2015. Aquella devastadora agresión contra la nación iraquí,
basada en 7 mentiras al
servicio de 10 objetivos, sucedía en el marco de la doctrina de Doble
Contención de Henry Kissinger con el objetivo de impedir el
desarrollo económico, político, social y militar de Irán e Iraq, a beneficio de
Israel. El desmantelamiento del estado sirio también
perseguía el mismo objetivo.
Pompeo también señaló a Iraq como el lugar
desde donde los drones que bombardearon
las instalaciones petrolíferas de RAS despegaron. Los actuales
ataques militares de la aviación israelí a las posiciones de FMP iraquí
disparan todos los temores: que en este juego de suma cero, Iraq ya es otro de los escenarios de la
guerra con Irán.
El odio al indio
www.rebelion.org
/ 181119
Como una espesa niebla nocturna, el odio
recorre vorazmente los barrios de las clases medias urbanas tradicionales de
Bolivia. Sus ojos rebalsan de ira. No gritan, escupen; no reclaman, imponen.
Sus cánticos no son de esperanza ni de hermandad, son de desprecio y
discriminación contra los indios. Se montan en sus motos, se suben a sus
camionetas, se agrupan en sus fraternidades carnavaleras y universidades
privadas y salen a la caza de indios alzados que se atrevieron a quitarles el
poder.
En el caso de Santa Cruz organizan hordas
motorizadas 4×4 con garrote en mano a escarmentar a los indios, a quienes
llaman “collas”, que viven en los barrios marginales y en los mercados. Cantan
consignas de que “hay que matar collas”, y si en el camino se les cruza alguna
mujer de pollera la golpean, amenazan y conminan a irse de su territorio. En
Cochabamba organizan convoyes para imponer su supremacía racial en la zona sur,
donde viven las clases menesterosas, y cargan -como si fuera un destacamento de
caballería- sobre miles de mujeres campesinas indefensas que marchan pidiendo
paz. Llevan en la mano bates de béisbol, cadenas, granadas de gas; algunos
exhiben armas de fuego. La mujer es su víctima preferida; agarran a una
alcaldesa de una población campesina, la humillan, la arrastran por la calle,
le pegan, la orinan cuando cae al suelo, le cortan el cabello, la amenazan con
lincharla, y cuando se dan cuenta de que son filmadas deciden echarle pintura
roja simbolizando lo que harán con su sangre.
En La Paz sospechan de sus empleadas y no
hablan cuando ellas traen la comida a la mesa. En el fondo les temen, pero
también las desprecian. Más tarde salen a las calles a gritar, insultan a Evo
y, con él, a todos estos indios que osaron construir democracia intercultural
con igualdad. Cuando son muchos, arrastran la wiphala, la bandera indígena, la
escupen, la pisan la cortan, la queman. Es una rabia visceral que se descarga
sobre este símbolo de los indios al que quisieran extinguir de la tierra junto
con todos los que se reconocen en él.
El odio racial es el lenguaje político de
esta clase media tradicional. De nada sirven sus títulos académicos, viajes y
fe porque, al final, todo se diluye ante el abolengo. En el fondo, la estirpe
imaginada es más fuerte y parece adherida al lenguaje espontáneo de la piel que
odia, de los gestos viscerales y de su moral corrompida.
Todo explotó el domingo 20, cuando Evo
Morales ganó las elecciones con más de 10 puntos de distancia sobre el segundo,
pero ya no con la inmensa ventaja de antes ni el 51% de los votos. Fue la señal
que estaban esperando las fuerzas regresivas agazapadas: desde el timorato
candidato opositor liberal, las fuerzas políticas ultraconservadoras, la OEA y
la inefable clase media tradicional. Evo había ganado nuevamente pero ya no
tenía el 60% del electorado; estaba más débil y había que ir sobre él.
El perdedor no reconoció su derrota. La
OEA habló de “elecciones limpias” pero de una victoria menguada y pidió segunda
vuelta, aconsejando ir en contra de la Constitución, que establece que si un
candidato tiene más del 40% de los votos y más de 10% de votos sobre el segundo
es el candidato electo. Y la clase media se lanzó a la cacería de los indios. En
la noche del lunes 21 se quemaron 5 de los 9 órganos electorales, incluidas
papeletas de sufragio. La ciudad de Santa Cruz decretó un paro cívico que
articuló a los habitantes de las zonas centrales de la ciudad, ramificándose el
paro a las zonas residenciales de La Paz y Cochabamba. Y entonces se desató el
terror.
Bandas paramilitares comenzaron a asediar
instituciones, quemar sedes sindicales, a incendiar los domicilios de
candidatos y líderes políticos del partido de gobierno. Hasta el propio
domicilio privado del presidente fue saqueado; en otros lugares las familias,
incluidos hijos, fueron secuestrados y amenazados de ser flagelados y quemados
si su padre ministro o dirigente sindical no renunciaba a su cargo. Se había
desatado una dilatada noche de cuchillos largos, y el fascismo asomaba las
orejas.
Cuando las fuerzas populares movilizadas
para resistir este golpe civil comenzaron a retomar el control territorial de
las ciudades con la presencia de obreros, trabajadores mineros, campesinos,
indígenas y pobladores urbanos -y el balance de la correlación de fuerzas se estaba
inclinando hacia el lado de las fuerzas populares- vino el motín policial.
Los policías habían mostrado durante
semanas una gran indolencia e ineptitud para proteger a la gente humilde cuando
era golpeada y perseguida por bandas fascistoides. Pero a partir del viernes,
con el desconocimiento del mando civil, muchos de ellos mostraron una
extraordinaria habilidad para agredir, detener, torturar y matar a
manifestantes populares. Claro, antes había que contener a los hijos de la
clase media y, supuestamente, no tenían capacidad; sin embargo, ahora, que se
trataba de reprimir a indios revoltosos, el despliegue, la prepotencia y la
saña represiva fueron monumentales.
Lo mismo sucedió con las Fuerzas Armadas.
Durante toda nuestra gestión de gobierno nunca permitimos que salieran a
reprimir las manifestaciones civiles, ni siquiera durante el primer golpe de
Estado cívico del 2008. Y ahora, en plena convulsión y sin que nosotros les
preguntáramos nada, plantearon que no tenían elementos antidisturbios, que
apenas tenían 8 balas por integrante y que para que se hagan presentes en la
calle de manera disuasiva se requería un decreto presidencial. No obstante, no
dudaron en pedir/imponer al presidente Evo su renuncia rompiendo el orden
constitucional. Hicieron lo posible para intentar secuestrarlo cuando se
dirigía y estaba en el Chapare; y cuando se consumó el golpe salieron a las
calles a disparar miles de balas, a militarizar las ciudades, asesinar a
campesinos. Y todo ello sin ningún decreto presidencial. Para proteger al indio
se requería decreto. Para reprimir y matar indios sólo bastaba obedecer lo que
el odio racial y clasista ordenaba. Y en sólo 5 días ya hay más de 18 muertos,
120 heridos de bala. Por supuesto, todos ellos indígenas.
La pregunta que todos debemos responder es
¿cómo es que esta clase media tradicional pudo incubar tanto odio y
resentimiento hacia el pueblo, llevándola a abrazar un fascismo racializado y
centrado en el indio como enemigo? ¿Cómo hizo para irradiar sus frustraciones
de clase a la policía y a las FF.AA. y ser la base social de esta
fascistización, de esta regresión estatal y degeneración moral?
Ha sido el rechazo a la igualdad, es
decir, el rechazo a los fundamentos mismos de una democracia sustancial.
Los últimos 14 años de gobierno de los
movimientos sociales han tenido como principal característica el proceso de
igualación social, la reducción abrupta de la extrema pobreza (de 38 al 15%),
la ampliación de derechos para todos (acceso universal a la salud, a educación
y a protección social), la indianización del Estado (más del 50% de los
funcionarios de la administración pública tienen una identidad indígena, nueva
narrativa nacional en torno al tronco indígena), la reducción de las
desigualdades económicas (caída de 130 a 45 la diferencia de ingresos entre los
más ricos y los más pobres); es decir, la sistemática democratización de la
riqueza, del acceso a los bienes públicos, a las oportunidades y al poder
estatal. La economía ha crecido de 9.000 millones de dólares a 42.000,
ampliándose el mercado y el ahorro interno, lo que ha permitido a mucha gente
tener su casa propia y mejorar su actividad laboral.
Pero esto dio lugar a que en una década el
porcentaje de personas de la llamada “clase media”, medida en ingresos, haya
pasado del 35% al 60%, la mayor parte proveniente de sectores populares,
indígenas. Se trata de un proceso de democratización de los bienes sociales
mediante la construcción de igualdad material pero que, inevitablemente, ha
llevado a una rápida devaluación de los capitales económicos, educativos y
políticos poseídos por las clases medias tradicionales. Si antes un apellido
notable o el monopolio de los saberes legítimos o el conjunto de vínculos
parentales propios de las clases medias tradicionales les permitía acceder a
puestos en la administración pública, obtener créditos, licitaciones de obras o
becas, hoy la cantidad de personas que pugnan por el mismo puesto u oportunidad
no sólo se ha duplicado -reduciendo a la mitad las posibilidades de acceder a
esos bienes- sino que, además, los “arribistas”, la nueva clase media de origen
popular indígena, tiene un conjunto de nuevos capitales (idioma indígena,
vínculos sindicales) de mayor valor y reconocimiento estatal para pugnar por
los bienes públicos disponibles.
Se
trata, por tanto, de un desplome de lo que era una característica de la
sociedad colonial: la etnicidad como capital, es decir, del fundamento
imaginado de la superioridad histórica de la clase media por sobre las clases
subalternas porque aquí, en Bolivia, la clase social sólo es comprensible y se
visibiliza bajo la forma de jerarquías raciales. El que los hijos de esta clase
media hayan sido la fuerza de choque de la insurgencia reaccionaria es el grito
violento de una nueva generación que ve cómo la herencia del apellido y la piel
se desvanece ante la fuerza de la democratización de bienes. Así, aunque
enarbolen banderas de la democracia entendida como voto, en realidad se han
sublevado contra la democracia entendida como igualación y distribución de
riquezas.
Por eso el desborde de odio, el derroche
de violencia; porque la supremacía racial es algo que no se racionaliza, se
vive como impulso primario del cuerpo, como tatuaje de la historia colonial en
la piel. De ahí que el fascismo no sólo sea la expresión de una revolución
fallida sino, paradójicamente también en sociedades postcoloniales, el éxito de
una democratización material alcanzada.
Por ello no sorprende que mientras los
indios recogen los cuerpos de alrededor de una veintena de muertos asesinados a
bala, sus victimarios materiales y morales narran que lo han hecho para
salvaguardar la democracia. Pero en realidad saben que lo que han hecho es proteger el privilegio de casta y apellido.
El odio racial solo puede destruir; no es
un horizonte, no es más que una primitiva venganza de una clase histórica y
moralmente decadente que demuestra que, detrás de cada mediocre liberal, se
agazapa un consumado golpista.
Los obispos comercian con las catedrales
Entrevista a J.
M. Castillo S.
www.religiondigital.org / 02/11/19 / por A. Moreno
Una noche poco antes de cenar, José María Castillo,
sacerdote y teólogo, recibió una llamada por teléfono. Era un número oculto. Al
otro lado, emergió la voz serena y cálida del papa Francisco. Jorge Mario
Bergoglio, pontífice del Vaticano, quería agradecer al prolífico y renovador
teólogo granadino, autor de una extensísima obra ensayística, su público apoyo
frente al creciente acoso de sectores eclesiásticos ultra conservadores. Y le
suplicó: “Rece por mí. Lo necesito mucho”.
José María Castillo es un referente imprescindible
entre las comunidades cristianas de base de España. De sólida formación
teológica, su lectura transformadora del Evangelio le ha ocasionado no pocos
sinsabores en el interior de la Iglesia. En 1981, le fue retirada la cátedra de
Teología. Y en 1988 le prohibieron de por vida enseñar en una institución
católica. Muchos de sus libros han sido proscritos por la Conferencia Episcopal
Española. A sus 90 años (Puebla de don Fadrique, 1929), mantiene una lucidez
conmovedora a través del teléfono. Su verbo es cristalino, rotundo y punzante
como un bisturí.
No se ha llevado usted muy bien con la jerarquía
eclesiástica
Me retiraron la “venia docendi” y me lo comunicaron
oralmente, sin juicio y sin explicarme los motivos. Me dijeron que había venido
la decisión desde Roma. ¿Por qué? Me voy a morir sin saberlo. Hice indagaciones
en la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe y, por lo que me pude
enterar, según me dijo el provincial de los jesuitas, la decisión fue el
resultado de una entrevista entre Joseph Ratzinger, que luego fue el papa
Benedicto XVI, con el cardenal de Madrid, el secretario general de la
Conferencia Episcopal Española y el cardenal Javierre.
¿Qué temen los obispos de usted?
No sé qué motivos adujeron. Nadie me lo ha contado.
Fui dos veces a Roma, hablé largamente con el superior general de los jesuitas
y no conseguí sacarle qué motivos habían dado. No me lo explico. He tenido buen
cuidado de no enseñar ninguna doctrina contraria a la fe. Lo que pasa es que me
daba cuenta de que la sociedad avanzaba y la Iglesia estaba estancada en sus
ideas, en sus prácticas, en sus leyes. Estaba como en la Edad Media. Poco más.
Y yo decía que la Iglesia tenía que actualizarse y eso no me lo callaba.
¿Y ha avanzado la Iglesia algo desde entonces?
El cambio más importante es el que se está
produciendo en el pontificado del papa Francisco. Cuando tomó las riendas, tiró
de la manta y apareció toda la corrupción en asuntos de moralidad relacionada
con el abuso de menores, que era una cosa que venía de antiguo. Yo le puedo
decir que, en los años 50, cuando terminé mis estudios, antes de ir a Roma me
dijeron que urgía en una diócesis de España porque el rector del seminario
había abusado ni se sabía de cuantos [niños]. Y, cuando se supo, el obispo tuvo
que echar a todos los profesores y le pidió al provincial que mandara allí
jesuitas. Tuve que estar un tiempo en ese seminario.
¿La iglesia ha actuado con celeridad o ha
encubierto los casos?
En aquel tiempo se ocultaba. De tal manera, que
recibíamos cartas de Roma imponiendo un silencio severo y total sobre lo que
había pasado. Lo cual era inútil porque en la ciudad donde sucedió lo sabía
todo el mundo. Era el tema de comentario en los bares, las tiendas y las
reuniones.
Benedicto XVI acaba de culpar al Concilio Vaticano
II de la crisis de pederastia en la Iglesia por su “moral laxa”.
Es mentira. Si lo ha dicho, que yo lo dudo, no
porque usted se lo esté inventando, sino porque hay agencias que transmiten
esas informaciones con intereses de desprestigiar la dirección de la Iglesia y
el gobierno de Benedicto XVI. Él tuvo otros problemas muy serios y uno de ellos
es que no se le puso remedio a esto a tiempo. Él tiene una mentalidad muy
conservadora y una teología que se acomoda más a la que había antes del
Concilio Vaticano II. Esto es evidente.
José María Castillo mastica las palabras
pausadamente. Enfatiza las sílabas con precisión y subraya las ideas que estima
cruciales para hacerse entender. Su discurso se adentra, a veces, en los territorios
intrincados de la teología, a cuyo estudio ha dedicado su vida. En otras,
desciende a lo prosaico. “Yo tuve que ir a Toledo a dar una conferencia y quise
ir a la Catedral porque es una maravilla de arte, con los cuadros de El Greco y
la belleza del gótico. Pero cuando me pidieron dinero para entrar dije: “Yo
aquí no”. Es lo que dice el Evangelio. Jesús entró un día en el templo de
Jerusalén con un látigo y a latigazo limpio echó a todos los comerciantes que
había. Y dijo: “Habéis convertido la casa de oración en una cueva de bandidos”.
¿Usted cree que los obispos están comerciando con
las catedrales?
Sí, claro. ¿A usted le cabe en su cabeza que el
obispo de Córdoba haya inmatriculado la Mezquita por no sé cuántos euros? La ha
hecho propiedad de la Iglesia y, si usted va a Córdoba y quiere ver la
Mezquita, tiene que pagar. ¿Y ese dinero dónde va? Al bolsillo de los canónigos
y del obispo.
¿Y a usted qué le parece?
Eso es un escándalo. Han convertido la casa de Dios
en una cueva de bandidos, según el Evangelio. Con esto no llamo bandido al
obispo y los canónigos. Simplemente relato lo que dice el Evangelio.
¿Qué hay que hacer con las inmatriculaciones?
Devolver todo al Estado. Todo eso es de dominio
público. Que el Estado lo estudie. ¡Pero si Jesús le prohibió a los Apóstoles
hasta llevar dinero! Lea usted el capítulo 10 del Evangelio de Mateo. Lo dice
clarísimamente Jesús: “No llevéis dinero”. Ni mucho menos cobrar. A mí me
indigna que cobren por los sacramentos. Por una boda, por un bautizo. ¿Qué
cobrar? ¿Qué negocio es este? Y dicen: ¿el cura de qué va a vivir? ¡Que
trabaje! ¡Que se busque la vida como todo bicho viviente!
¿El papa Francisco es su papa?
Claro que sí. Me ha llamado dos veces por teléfono.
La primera vez no estaba en casa y cuando volví me dijeron que había llamado el
papa. Yo dije: “¿Esto qué broma es?”. Y una noche estaba sentado en casa para
cenar, suena el teléfono y era un número oculto. Y no lo cogí. Antes de un
minuto, volvió a llamar y lo cogió otra persona de la casa. Era el papa. Me
dijo que quería agradecerme lo mucho que lo defiendo y digo a favor suyo. Luego
me pidió: “Rece por mí. Lo necesito mucho”. A la tercera vez que me dijo que
rezara por él se emocionó y se le rompió la voz. Casi empezó a llorar. Eso me
emocionó mucho y le dije: “Mire, padre Jorge Mario, vamos a descansar, que es
muy tarde. Ya tendremos ocasión”. A los cinco días me llaman de Madrid para
decirme que el papa me espera tal día en la residencia de Santa Marta en el
Vaticano. Allí fui. Estuvimos hablando y me dijo: “Siga escribiendo y
publicando, que eso le hace mucho bien a la gente”. Me insistió mucho en eso.
Le dije: “Padre, usted y yo somos dos jesuitas sin papeles”. Se reía como un
chiquillo. Me dio las gracias por los libros publicados y me dio un abrazo.
¿Qué revolución ha venido a hacer el papa Francisco
en la Iglesia?
Humanizarla. Habla con todo el mundo. Y me consta
que su ilusión sería poder salir como un ciudadano más por la calle. Le voy a
contar una historia que mucha gente no sabe. Cuando lo nombraron papa y salió
la fumata blanca, al que ha sido elegido lo llevan al balcón central de San
Pedro para dirigirse al pueblo. Pero con él se tardó casi una hora. ¿Por qué?
Porque apenas salió tuvo el primer encontronazo con los cardenales. ¿Por qué?
Porque salió de la Capilla Sixtina y en el jardín había un cochazo para
llevarlo. Y cuando vio aquello dijo: “Yo ahí no me subo. ¿No tienen un coche
más sencillo que este?”. Claro. Aquello puso en guardia a todos los que tenían
buenos coches. Le trajeron otro coche que se parecía al primero y dijo que
tampoco. “¿Pero es que aquí no hay coches utilitarios de los que usa todo el
mundo?”. Ese fue el primer encontronazo.
¿El Vaticano representa al Evangelio?
Bueno, lo representa, sí. Pero tal como ha quedado
configurado con ese gran palacio y esos señores, en ese sentido, está muy lejos
del Evangelio.
El papa Francisco está encontrando serias
resistencias dentro de la curia romana. ¿La Iglesia es reformable?
No solamente es reformable, sino que tiene que ser
reformada. El papa no ha visitado todavía ningún país de Europa. Italia, porque
es de allí, y Portugal. No ha estado en España, Francia, Bélgica, Alemania,
Inglaterra. En ninguno. ¿Dónde ha ido? A los pueblos más pobres de África, a
Filipinas, a Asia, a América Latina. Es un hombre al que se acerca todo el
mundo. Va a casa de enfermos, a hospitales, a la cárcel. Es otro estilo
completamente distinto. Este hombre ha acercado la Iglesia al pueblo y quiere
que la Iglesia viva en la sencillez y la simplicidad del pueblo como
Jesucristo.
¿Y lo van a dejar en la curia?
Él hace lo que puede. Y prueba de ello es la
cantidad de enemigos que tiene. Mucha gente del alto clero son unos trepas. El
papa ha usado esa palabra. Que lo que quieren es trepar, subir, conquistar
puestos importantes, ser personajes famosos. Con estos no vamos a ninguna
parte.
¿Y en la Conferencia Episcopal Española tiene
muchos enemigos?
Sí. Hay un grupo que se sabe quiénes son. Está
publicado. Ahora yo tengo mucha esperanza con el cambio del nuncio. El que
había era un italiano que soltó cosas extrañas a propósito de cambiar los
restos mortales de Franco. Se ve que estaba en contra de eso y quería que
Franco estuviera allí o en la Almudena. En esas cosas no debe meterse la
Iglesia. Lo que tiene que hacer es vivir con la sencillez, la humanidad, la
bondad y la cercanía a la gente más necesitada.
Usted cree que la principal reforma de la Iglesia
es la supresión del clero.
Esa es una de las que habría que hacer. Suprimir el
clero y dar protagonismo a los laicos. A todo el mundo que tenga fe y
creencias. Eso del clero y ser cura no es una carrera para ganarse la vida y
ser una persona importante.
Es usted partidario del fin del celibato y el
ordenamiento de mujeres. ¿Le hacen caso?
No. Hasta ahora. Pero no van a tener más remedio.
De aquí a unos cuantos años es que no hay [vocaciones].
¿Por qué las mujeres tienen un papel subordinado en
la Iglesia?
Porque en la antigüedad no tenían los mismos
derechos que el hombre. Y este es un fenómeno histórico que se ha mantenido.
¿Hay que cambiarlo?
Claro que sí. La mujer debe tener los mismísimos
derechos que el hombre. Iguales. Si pueden ordenarse los hombres, ¿por qué no
las mujeres? Que me den una razón. En la antigüedad había tres colectivos
marginales: mujeres, niños y esclavos. Eso es una cuestión histórica. Pero
nuestra fe no puede depender de los procesos históricos del año de María
Castaña.
¿Por qué hay esa resistencia numantina en la
Iglesia?
Por el machismo de los hombres. Que no queremos
ceder nuestra superioridad sobre las mujeres.
Las encuestas indican que el 49% de los jóvenes
entre 18 y 24 años se declaran no creyentes, el 80% de las bodas son ya civiles
y solo un 14% señala en exclusiva la casilla de la Iglesia en el IRPF. ¿Qué
está pasando en España?
Sencillamente que la religión, tal como se entendía
en la Edad Media, en la modernidad y posmodernidad no tiene sentido. ¿Qué hay
que hacer? ¿Prescindir de la religión? No. Adaptarla.
¿Hay que denunciar el Concordato?
Sí. Eso se hizo en tiempos de Franco en el 53 y
muchas de las cuestiones ya no tienen sentido. Hay que actualizarlo.
¿Iglesia y modernidad son como agua y aceite?
De facto, sí. En muchísimos casos y circunstancias,
pero no debe ser así. La Iglesia debe estar actualizada, fundida con la
sociedad y asumiendo las costumbres de las culturas. Las de África y Asia no
son como las de Europa. Que se adapte a cada cultura, preservando lo que es
fundamental, que son las cosas en que Jesús centró su actividad. La iglesia se
tiene que actualizar. Entonces cambiarán muchas cosas.
Sacerdote, ex jesuita y catedrático de Teología, se
doctoró en la Universidad Gregoriana de Roma y es autor de más de 40 libros de
contenido doctrinal. En 1989, un año después de ser apartado de la enseñanza
por la jerarquía católica, viajó a El Salvador para ayudar en la sustitución de
los seis jesuitas asesinados por el Ejército. Ha sido vicepresidente de la
Asociación de Teólogos Juan XXIII y ha mantenido una fecunda actividad docente
en Latinoamérica. Su interpretación abierta del Evangelio, reflejada en su
vasta producción investigadora, ha levantado ampollas en el seno de la Iglesia.
Su cosmovisión no es la estándar que se puede escuchar en cualquier templo de
barrio. “El relato de la creación, de Adán y Eva, del pecado original, de Caín
y Abel, de la Torre de Babel o del diluvio universal no tienen valor histórico
ninguno. Son mitos tomados por los judíos de religiones orientales anteriores a
ellos”. A nosotros nos los han enseñado como si fueran realidades históricas.
Pues no son realidades históricas. Todo eso no
concuerda con los estudios de paleontología, antropología y prehistoria. Los
seres humanos no empezaron en un paraíso original. Empezaron hace cien mil años
en África. Eso está muy estudiado y hay una literatura enorme de auténticos
sabios. Lo que apareció entonces es la religión. Aparecieron rituales,
ceremonias de sacrificio relacionadas con la muerte.
Entonces, el mundo no fue creado en siete días.
No. El origen del mundo no se conoce. Eso es una
leyenda mítica, primitiva. Por eso, muchos dicen que todo esto de Dios es un
cuento. Esto es importante: no confundamos a Dios con la religión. Dios es una
realidad trascendente. Y si nos trasciende es que no nos podemos comunicar con
él. Lo cual no quiere decir que no exista, sino que pertenece a un ámbito de
realidad que no está a nuestro alcance. La solución está en el Evangelio. ¿Y
qué es el Evangelio? Una recopilación de pequeños relatos en los que emerge el
personaje central, que es Jesús de Nazaret. A él le preocupaban tres cosas.
Primero: la salud humana. Por eso, en los Evangelios son relatos de curación de
enfermos muchos de ellos. ¿Qué quiere decir esto? Que a Dios se le encuentra
remediando el sufrimiento. Segunda preocupación: la alimentación. En los
Evangelios, Jesús nunca le da a alguien una limosna para que se compre un
bocadillo. Juntaba a la gente y comían todos juntos. Y tercero: las relaciones
humanas. Hoy está de moda hablar de los derechos humanos. El Evangelio va mucho
más lejos. No solo defiende los derechos humanos, sino que Jesús insiste en que
tenemos que saber renunciar a nuestros propios derechos con tal de hacerle el
bien a otro. Todo esto la gente no lo conoce ni los curas lo predican.
Alerta por la derechización de Uruguay
Candelaria Domínguez
www.pagina12.com.ar
/ 291119
Uruguay: país que se considera para muchos
el último bastión del progresismo; tierra donde derechos como el aborto legal,
la separación de la Iglesia y el Estado no son meros ideales sino realidades
que existen hace años. Donde el pueblo uruguayo atravesó una dictadura brutal y
luego gobiernos neoliberales que parecían arrasarlo todo. Y también donde,
finalmente, lograron encontrar un equilibrio y un crecimiento.
El domingo 24 y desde temprano habían
llegado barcos repletos de uruguayos que cruzaban el río para votar, mientras
en la terminal del puerto, en las calles y los puentes, se les daba la
bienvenida con aplausos y banderas del Frente Amplio. Un grupo de chicas dijo
que iban a votar, volviendo al país del que se habían ido diez años atrás,
porque estaban convencidas de que había que frenar el avance de la derecha.
A las 22.20 la Corte Electoral declaró que
no podrían nombrar a un ganador hasta que no se hayan analizado los 35.000
votos observados. La tristeza inundaba a los militantes frenteamplistas que
esperaban afuera del escenario instalado en la esquina del hotel Crystal Tower
y la tensión en ambos búnkers era latente: se estaba definiendo qué modelo de
país tendría Uruguay los próximos cinco años y también -no menos importante
dada la coyuntura- el mapa político de la región, atravesada por protestas,
revueltas contra el establishment neoliberal y un golpe de Estado. Las
elecciones cerraban con una incógnita para el infarto: una diferencia de 28.666
votos entre el candidato Luis Lacalle Pou, conservador del Partido Nacional, y
Daniel Martínez, candidato del Frente Amplio y unos 35.229 votos observados que
se define en esta jornada.
¿Cómo
llega un candidato conservador a obtener casi el 48 % de los votos? Un candidato que,
además, cuenta con la alianza de un militar oscuro como Guido Manini Ríos, ex
comandante en Jefe del Ejército, líder del partido Cabildo Abierto y
antiderechos que llamó abiertamente a votar a Lacalle Pou el viernes violando
la veda electoral.
En las elecciones generales el Frente
Amplio había conseguido el 39.02% de los votos, mientras que el Partido
Nacional llegó al 28,62%. El avance de la derecha se explica primero con la
alianza electoralista de los partidos de derecha en la llamada alianza
“multicolor”. Pero también hay que sumar otras cuestiones. Es importante
entender, por un lado, la situación macroeconómica de Uruguay: en quince años
de gobierno de izquierda, el índice de pobreza pasó de un 34% a un 8% la desocupación
bajó del 20% al 9%. Uruguay tiene un PBI de los más altos de Latinoamérica, una
inflación del 7% anual y el salario mínimo más alto de la región (463 dólares).
La redistribución de la riqueza se tradujo con mayores impuestos a los salarios
más altos y en la ley que se sancionó en 2008 limitando la jornada laboral de
los peones rurales a 8 horas.
Por otro lado, el avance en materia de
derechos revolvió el avispero en el núcleo conservador. Soledad Castro Lazaroff
es activista feminista, docente y letrista de la murga Falta y Resto. La noche
del domingo la vivió con muchísima preocupación, rodeada de compañeras que
miraban con gravedad el riesgo de perder lo conquistado. “Venimos asistiendo un
proceso de derechización de la sociedad muy grave. La alianza que representa
Lacalle Pou es una alianza de ultraderecha porque tiene aliados a partidos de
neto corte militar como Cabildo Abierto. Tienen una fuerte agenda en contra de
lo que ellos llaman “ideología de género”, aliados con los órdenes patriarcales
y religiosos de la región. Hablan de combatir la legalización del aborto, de
combatir la educación sexual. Que hayan llegado al parlamento es un retroceso
en sí mismo, que las fuerzas militares hayan llegado al poder por la vía
institucional como pasó con Bolsonaro en Brasil, es bastante atroz para nuestro
pueblo gobernado por la izquierda que, con sus avances y retrocesos, estaba
dando muchos pasos a favor de una democracia más plural e inclusiva. Esto es
grave”, explica.
En Montevideo, la militancia
frenteamplista trató de entender cómo se llegó al punto de un avance de la
derecha tal que pone en riesgo lo construido durante los últimos años. Se habló
de que los logros conseguidos en materia de derechos no eran la principal
preocupación al interior, sino que otros temas como la inseguridad ocupaban la
agenda política. La alianza que tiene a Lacalle Pou como candidato ganó en
todos los departamentos menos en Montevideo y Canelones, donde el Frente Amplio
pudo mantener los votos.
La diferencia entre ambos partidos en
muchos departamentos del interior del país llegó al 30% a favor de Lacalle Pou.
Se habló de una desconexión de las bases más jóvenes con la dirigencia histórica
del Frente. Se rindieron cuentas de los aciertos y desaciertos. La coyuntura
también fue uno de los ejes de los intercambios: “Es un proceso que no es
aislado, tenemos que ver a Brasil, Chile, lo que pasa en Bolivia. Está claro
que todo este movimiento tiene que ver con un avance geopolítico donde
Latinoamérica empieza a ser un lugar de muchísima tensión política. Las
izquierdas tienen que preguntarse qué pasó”, indica Patricia González Viñoly,
politóloga y activista feminista del Frente Amplio.
“Todos estos avances que han sido tan
importantes para la región, es Uruguay el que hoy está en riesgo si gana esta
coalición. Cabildo Abierto encontró en su neofascismo un eco. Tenemos que
construir una relación más fuerte entre las bases de la izquierda y la dirigencia.
Creo que lo que se viene es un neoliberalismo salvaje, están en riesgo los
consejos de salarios y también ese lugar de refugio y de impulso para los
feminismos de la región, como la Ley de Aborto Legal tan importante en la
región, sobre todo para las compañeras argentinas que están dando esa lucha.
Uruguay ha dado muchos pasos en ese camino y es una pérdida enorme que perdamos
esto sobre todo por una nueva generación que creció con estas luchas. Es un
momento muy grave, pero confío en nuestro movimiento feminista, movimientos de
base popular para resistir”, dice Soledad, mientras trata de entender y pensar
cómo seguir.
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