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Un Rey que no jura su cargo

José M. Castillo S.
www.religiondigital.com/140614

En vísperas de la proclamación de Felipe VI como rey de España, se anda diciendo que el nuevo monarca seguramente no va a jurar, ante un crucifijo y una Biblia, el cargo de jefe del estado que asumirá en breve. En caso de no jurar, sino de limitarse a prometer fidelidad a la Constitución, ¿hace bien o hace mal?

Por supuesto, si Felipe VI no hace un juramento (invocar a Dios), sino una promesa (dar su palabra), hace lo que tiene que hacer, si es que este asunto se contempla desde el punto de vista constitucional. Si la Constitución es aconfesional, la toma de posesión del jefe del estado debe serlo también. Pero, ¿y si esta situación se analiza a fondo desde el punto de vista religioso? Si sociológicamente España sigue siendo un país religiosamente cristiano (y católico), ¿no sería lo más coherente que este nuevo rey haga, al ser coronado como tal, lo mismo que han hecho, en la larga historia de la monarquía, todos los reyes que en España hemos tenido?

La respuesta ahora tiene que ser más tajante que si la cosa se mira solamente desde una consideración meramente política, jurídica, civil o laica. Quiero decir, si pensamos en este asunto desde la fe cristiana, es decir, desde el Evangelio, entonces es cuando hay que oponerse con firmeza a que el rey (o cualquier otro ciudadano, que se considere cristiano) haga un juramento.

Por una razón tan clara como sencilla: el Evangelio prohíbe jurar. Lo dijo Jesús de forma terminante: “Yo os digo que no juréis en absoluto: no por el cielo... No por la tierra... Tampoco por vuestra cabeza... A vosotros os basta decir sí o no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno” (Mt 5, 33-37). Por eso tenía toda la razón del mundo Soren Kierkegaard cuando advirtió que no tiene razón alguna hacer un juramento poniendo la mano sobre un libro (la Biblia) que prohíbe jurar.

Y sin embargo, los juramentos se encuentran entre todos los pueblos y en todas las culturas. ¿Por que? Porque son un símbolo primario de la religión. Dado lo que es la condición humana, y supuesto que los humanos (con demasiada frecuencia) anteponemos nuestros intereses o conveniencias a la realidad de lo que es “lo verdadero”, también con demasiada frecuencia los humanos nos comportamos como unos perfectos embusteros. De ahí que nuestra palabra, tantas y tantas veces, no merece crédito alguno.

Por eso, desde que en este mundo hay religión, ni los contratos, ni los tratados, ni la administración de justicia funciona sin un juramento. Así, el juramento es el lugar donde claramente se encuentran la religión, la moralidad y la ley. Y esto se hace con una finalidad evidente: para que un poder superior y absoluto le dé a nuestra palabra humana el poder y la credibilidad que ella por sí misma, y por sí sola, no tiene. De ahí, la necesidad que tienen de la religión sobre todo los más embusteros.

Y me permito acabar esta breve reflexión con una última sugerencia. La postura tajante del Evangelio contra los juramentos es, en el fondo, una postura tajante contra la religión. O, si se prefiere, es una de las pruebas más claras de que, efectivamente, el Evangelio no es un “libro de religión”, sino un “proyecto de vida”. Cuando Jesús dijo “a vosotros os basta decir sí o no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno” (Mt 5, 37), en última instancia, lo que Jesús estaba afirmando era la condición laica del Evangelio.

Jesús nos estaba diciendo a todos los seres humanos: tenéis que ser tan profundamente humanos, tan auténticos, tan cabales, tan sinceros, tan honrados, que quien se vea en la necesidad de echar mano de los dioses para marrarlos a nuestras palabras (tantas veces interesadas y falsas), ése está diciendo (sin darse cuenta de lo que dice), no solamente que es un mentiroso, y por eso pone a Dios por testigo de su credibilidad, sino que además hace eso porque en su vida actúa como motor el Maligno.

Porque eso, y no otra cosa, es lo que hace Satanás: utilizar a Dios para que me dé la credibilidad que yo no merezco. Cuando la religión se utiliza para esto, como se utiliza para hacer carrera, para mandar sobre los débiles, para defender intereses o conveniencias, en definitiva, para disfrazar nuestras contradicciones y hasta nuestras maldades, semejante religión no es cosa de Dios. Es cosa muy oscura, que viene del Maligno.


Hambre en los niños: sociedad arruinada

José M. Castillo S.
www.religiondigital.com/250614

La noticia que nos han dado, y según la cual hay ahora mismo en España bastante más de dos millones de niños que pasan hambre, equivale a un “parte de guerra”. Y conste que, al decir esto, no estoy sacando las cosas de quicio. Lo digo utilizando exactamente el mismo vocabulario que utilizan los que saben de verdad de estas cosas.

El Nobel de economía Joseph Stiglitz ha citado, repetidas veces, lo que dijo el multimillonario Warren Buffett: “Durante los últimos 20 años ha habido una guerra de clases y mi clase ha vencido”. Efectivamente, así es. En los países del sur de la Unión Europea, en el Gran Sur que se configura en el arco que va desde Chipre a Irlanda, pasando por Grecia, Italia, España y Portugal, ha dejado ya su marca de derrota y destrucción la clase vencedora, la clase rica y dominante. Que es la clase que ha vencido y domina a la clase pobre y dominada.

En los países que acabo de mencionar, la clase media se ha debilitado, se ha empobrecido. Cada año que pasa, esa clase, que era la franja ancha y fuerte que daba consistencia a nuestra sociedad, es la clase que tiene menos peso social y político. Y lo que es más grave: en estos países se agiganta por días la brecha enorme que separa a ricos de pobres. El caso de España es elocuente y aterrador en este sentido.

En pocos años, nuestro país se ha encaramado casi a la cabeza de los pueblos y culturas en los que la distancia entre los más ricos y los más pobres ya va a ser insalvable durante muchas décadas. Y, ¡por favor!, que nadie me venga con soluciones a “largo plazo”. Ya Keynes nos advirtió de que “este ‘largo plazo’ es una guía errónea para comprender el presente. A ‘largo plazo’ estaremos todos muertos”.

Este texto de Keynes fue oportunamente recordado, hace dos años, por Paul Krugman, también Nobel de economía. Y es que, si no estamos muertos, la marca de los derrotados será espantosa. Como saben muy bien, en los países más pobres del mundo, los niños y niñas, que pasan años de hambre, quedan inevitablemente sellados para una muerte prematura. Y para una vida indigna y vergonzosa. Lo que les espera a esas criaturas son enfermedades nutricionales, neurosiquiátricas, respiratorias, carencias de vitaminas, limitaciones en la vista, en la dentadura, lesiones cerebrales, amenazas de procesos depresivos y un largo etcétera, que no viene al caso enumerar. Ni yo soy experto en medicina para hacer eso.

Lo que sí digo es que los derrotados tienen un futuro muy oscuro, demasiado incierto y, en todo caso, a sabiendas de que será un futuro de pobres gentes que irán tirando de la vida a duras penas, mientras el cuerpo aguante, que no será mucho.

No he pretendido ser tremendista, por más que tremendo sea lo que estoy diciendo. Lo he dicho, y lo mantengo, porque se trata de poner los pies en el suelo, de mirar al frente con frialdad, en cuanto eso es posible. El futuro que nos espera a los vencidos es muy duro. Porque, tal como se han puesto las cosas, quien mande en este país, sea quien sea, lo tiene duro, muy duro. Porque durísima es la situación a la que hemos llegado.

Con los pies en el suelo y mirando al frente, no nos hagamos ilusiones. Hemos perdido la batalla de la historia y del futuro. Se parte el alma cuando sabemos que cada noche, en nuestro país, más dos millones de niños se acuestan con hambre. Duro es pasar hambre. Pero hay sensibilidades para las que es más duro pasar vergüenza. Y qué vergüenza, ¡santo Dios!, es tener que pasar necesidad, tener que aguatarse y callar, soportar el sufrimiento de los que uno más quiere en la vida. Y a todo esto, añadir la pérdida de confianza en uno mismo. Sintiéndose además culpable. Porque no se cansan de decirnos que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.

Confieso que me da miedo, mucho miedo, el resentimiento acumulado. Porque un resentimiento así, pasa factura. El día que menos lo esperamos. Y como ni siquiera nos atrevemos a pensarlo. Ojalá me equivoque. Pero sólo añado, a quien lea esto, que me ha salido del dolor inmenso que nos produce - a quienes queremos tener todavía un mínimo de humanidad - el sufrimiento de un niño que llora de hambre.


Para terminar, ¡por favor!, que nadie me diga que, al decir todo esto, me meto en política, que soy rojo, violento o anti-sistema. Me importa un bledo que me digan eso o cosas peores. Si hablo de esta manera, y lo digo así, es porque estoy convencido de que si me callo, entonces es cuando me haría cómplice del sufrimiento de los más débiles y los más inocentes. 

El problema no es el Papa, ni el papado

José M. Castillo S.
www.religiondigital.com/090614

Hace tiempo no paro de darle vueltas a este asunto. Más de una vez he dicho que el problema no es el papa, sino el papado. Ahora caigo en la cuenta, después de estar unos días en Roma, de que estamos ante un problema mucho más grave. Un problema que - a mi modesto entender - muchísima gente no imagina. Lo digo ya. Y lo digo claramente. El problema no es ni el papa, ni el papado. El problema es la religión, que el papa y el papado representan.

Es verdad que el papa actual, el papa Francisco, es en este momento uno de los hombres más importantes del mundo. Es cierto también que este papa ha tenido (y tiene) tanta resonancia, en amplios sectores de la opinión pública mundial, porque la gente palpa en él una cercanía, una humanidad y una bondad que no es frecuente encontrar en los hombres importantes que gobiernan este mundo. Esto es así. Y nadie lo pone en duda.

Sin embargo, esto que está tan claro es precisamente lo que nos enfrenta al problema de fondo. Porque es evidente la preocupación del papa Francisco por los que sufren en el mundo. Pero, tan evidente como esa preocupación bondadosa del papa, está patente también la fidelidad religiosa del papa a la institución que representa, la Iglesia Católica Romana, regida y controlada por la Curia Vaticana.

El papa Francisco quiere, sin duda alguna, estar cerca de los que sufren. Pero quiere estar cerca de ellos desde la lejanía que representa para ellos la grandeza, la solemnidad, el enigma de la Ciudad del Vaticano, la ciudad sagrada, la ciudad por excelencia de la religión. La religión que seduce a la gente. Pero que, al mismo tiempo, es generalmente aceptada como un sistema de rangos, que implica dependencia, sumisión y subordinación a superiores invisibles.

El papa Francisco sabe estas cosas. Y sufre con estas cosas. Porque en sus carnes soporta la contradicción que lleva en sí mismo el cargo que ocupa. La contradicción que implica recibir a los pobres en la plaza de san Pedro, y a continuación recibir a los que oprimen a los pobres en el palacio papal. Lo que, en última instancia, equivale a potenciar la estabilidad del sistema establecido. La estabilidad que encuentra su garantía última en la autoridad invisible del poder más alto. Y es evidente que, para muchos ciudadanos del mundo, el representante visible de ese poder invisible es el papa.

¿Puede un papa, este papa, darle un giro tan radical y tan fuerte al papado, que no sólo modifique el gobierno de la Iglesia, sino que, sobre todo, el mundo entero pueda ver la coherencia y la armonía entre lo que el papa dice y lo que el papa hace?

Reconozcamos que eso no está al alcance de un solo hombre. Sobre todo, si sabemos que ese hombre - el jesuita Jorge M. Bergoglio - está teniendo resistencias muy fuertes dentro de su propia casa. Por eso yo no paro de preguntarme: ¿será posible desalojar del Vaticano los interminables y detallados rituales, que legitiman y justifican tantos cargos, tantas codicias, tantos puestos de mando, ocupados (no pocas veces) por gente mediocre, y poner en su lugar el Evangelio de Jesús, que es tanto como poner, en el centro mismo de la Iglesia, la bondad de Jesús como sistema de gobierno?

Yo sé que todo esto es una utopía. Pero, ¿no fue también una utopía el Sermón del Monte (Mt 5-7), el juicio final que anunció el evangelio de Mateo (Mt 25), la vida entera de Jesús? Es cierto. Aquello fue una asombrosa utopía. Y sin embargo, es aquella utopía la que (sea como sea) guía los pasos del papa Francisco, en este momento, tan dramático como decisivo para el futuro de la Iglesia. Y quizá del mundo.


La iglesia, ¿edificada sobre el Vaticano?

José M. Castillo S.
www.religiondigital.com/28.06.14

Pope Godoy, co-autor (con el catedrático de Filología Griega de la Universidad de Córdoba, Jesús Peláez, y su Grupo de Análisis Semántico) del “Diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento” (DGENT), ha publicado en “Eclesalia” (27.VI. 14) un excelente comentario al texto evangélico de Mt 16, 19, en el que demuestra que el apóstol Pedro no es, ni puede ser, la “roca” sobre la que presuntamente Jesús edificó su Iglesia.

Pues bien, si es un error semántico (y teológico) afirmar que la Iglesia se fundamenta sobre la “roca”, que sería Pedro, mayor despropósito o equivocación es pretender - por más que esto no se diga explícitamente - que en realidad lo que Jesús instituyó en Pedro y sobre Pedro fue la primacía canónica del obispo de Roma. Y digo esto porque el especialista en eclesiología más reconocido en los últimos tiempos, el profesor Y. Congar, dejó escrito, en su “Diario de un Teólogo” (Madrid, Trotta, 2004, p. 404) lo siguiente:

“Veo cada vez con más claridad que el fondo de todo es una cuestión de eclesiología, y me doy cuenta de cuáles son las posiciones eclesiológicas que están en causa. Mi estudio de la historia de las doctrinas eclesiológicas me ayuda a ver las cosas con toda claridad. Todo parte de esto: en Mt 16, 19 los Padres han visto la institución del sacerdocio y del episcopado. Para ellos, lo que se funda en Pedro es la ecclesía; los poderes conferidos a Pedro pasan de él a la ecclesía. Dicho esto, los Padres, algunos de ellos al menos (¿los occidentales?), admiten, dentro de la ecclesía, la primacía canónica del obispo de Roma. Sin embargo, la propia Roma, y eso a partir, tal vez, del siglo II, monta las cosas de otra forma. Ella ve en Mt 16, 19 su propia institución. Para ella, los poderes no pasan de Pedro a la ecclesía, sino de Pedro a la sede romana. De suerte que la ecclesía no se forma solamente a partir de Cristo, vía Pedro, sino a partir del papa. Para la Iglesia, estar construida sobre Pedro significa, a ojos de los papas, recibir consistencia y vida del papa, en el cual, como en la cabeza, reside la plenitudo potestatis [potestad plena]”.

Esto supuesto, y en la medida en que todo esto es así para no pocos funcionarios del Vaticano, se comprende que el actual obispo de Roma, el papa Francisco, esté viviendo un “auténtico calvario”. Es un secreto a voces que el mismo papa, aclamado con entusiasmo por tantos miles y miles de personas de buena voluntad, al mismo tiempo está soportando la resistencia (incluso, a veces, el rechazo) de no pocos altos cargos de la Curia Vaticana. Son “hombres de Iglesia” que no toleran el nombramiento de ocho cardenales como los consejeros del papa en su proyecto de renovación de la Iglesia. Ocho cardenales que no pertenecen a la Curia y que, sin embargo, en asuntos de suma importancia, pueden tener - y seguramente tienen - más poder de consejo y decisión que la misma Curia.

Por primera vez, en muchos siglos, los curiales se encuentran ante la posibilidad real de perder el poder que hasta ahora vienen disfrutando. Como ocurrió en el concilio Vaticano II, lo sola posibilidad de entrar en un proceso de auténtica descentralización de la “sacra potestas”, que, desde el siglo XI, se ha concentrado de forma creciente en la Curia Vaticana, pone demasiado nerviosos a los que ostentan los cargos más determinantes de las decisiones eclesiásticas que vienen de Roma.

Ahora bien, si esto efectivamente es así, la situación que acabo de describir sería la demostración más patente de que en realidad Congar tenía razón en la profunda constatación que he copiado de su diario personal.

Es decir, estaríamos ante la prueba más clara de que, afectivamente, la Curia Vaticana se atribuye una historia y un poder que ciertamente no tiene su origen en Cristo, sino que solamente se puede explicar a partir de las lógicas apetencias de mando que son propias de los seres humanos, sobre todo de quienes somos demasiado humanos.

Y conste - para cerrar esta reflexión - que, si digo estas cosas, no es porque yo no quiera lo mejor para la Iglesia. Todo lo contrario. Porque la Iglesia me importa tanto, y la quiero tanto, por eso no me puedo callar ante una situación que tantísimo daño le está haciendo a esta Iglesia, que puede ser fuente y origen de tanto bien o de tanto mal para millones de seres humanos, que la queremos y la necesitamos. Si no consta que Jesús diera un poder tan decisivo a determinados cargos residentes en Roma, ¿con qué autoridad se lo apropian ellos? Mientras esta pregunta no tenga la debida respuesta, esta Iglesia que tenemos no tiene arreglo.


Sueños patagónicos

www.rebelion.org/040614

Durante su corta visita a Israel el Papa Francisco depositó unas flores sobre la tumba de Theodor Herzl. No fue un gesto habitual. Los jefes de Estado extranjeros están obligados a visitar Yad Vashem, como hizo el Papa, pero no la tumba de Herzl. No es como la Tumba del Soldado Desconocido de París.

Entonces, ¿por qué la tumba de Herzl? Obviamente, ese gesto tenía como objeto subrayar la naturaleza sionista del Estado. Herzl fue el fundador del sionismo político moderno. Se le denomina oficialmente "el Visionario del Estado". La suya es la única foto que adorna la cámara de plenos de la Kneset. Si tuviéramos santos se llamaría San Teodoro.

Probablemente Francisco no le dio mayor importancia a ese gesto. Si es así, es una lástima. El Papa argentino podría haber encontrado muy interesante la figura de ese pintoresco periodista y dramaturgo vienés. Porque si Herzl se hubiera salido con la suya, Francisco habría sido recibido por el presidente Peres y por el primer ministro Netanyahu en castellano. Habría honrado la tumba de Herzl en el Estado judío en algún lugar al sur de Buenos Aires.

Si Francisco nunca ha oído hablar de este episodio, no es el único. La inmensa mayoría de los israelíes tampoco lo ha hecho. No se enseña en las escuelas israelíes. Se oculta de forma un tanto vergonzante.

Los israelíes saben sobre "Uganda". Poco antes de su muerte prematura, Herzl fue invitado por el gobierno británico para poner en práctica sus ideas en una parte del África Oriental Británica (en realidad se trataba de las tierras altas de Kenia, una meseta con un clima suave que más tarde se convirtió en territorio de Kenia.)

Para entonces Herzl había perdido la esperanza de obtener Palestina del sultán turco. El proyecto de Kenia, que podía ejecutarse inmediatamente, lo atrajo a él y a su principal valedor, Max Nordau, quien le aconsejó que lo aceptara al menos provisionalmente, como una especie de "asilo nocturno”.
Pero los sionistas rusos, el baluarte del movimiento, se rebelaron. Palestina o nada. Herzl fue desbordado por sus propios admiradores y murió poco después con el corazón destrozado, según se dijo.

Este episodio es bien conocido. Mucho se ha escrito sobre él. Algunos dicen que si durante la década de 1930 hubiera existido en África una Comunidad judía muchos judíos europeos podrían haberse salvado de los nazis.

Pero el capítulo argentino ha sido borrado. No encajaba con la imagen del Visionario del Estado que cuelga en las paredes.

La larga senda de Herzl hacia el sionismo comenzó cuando, siendo un estudiante judío de origen húngaro residente en Viena, se dio de bruces con el antisemitismo. Su mente lógica halló la respuesta. Como era dramaturgo, describió la escena: todos los judíos austríacos, excepto él mismo, marcharían de forma ordenada a la Catedral y se convertirían en masa al catolicismo. El Papa se habría entusiasmado.

Sin embargo, Herzl pronto comprendió que ni los judíos aceptarían el bautismo ("Los judíos le temen al agua", bromeó en cierta ocasión Heinrich Heine) ni los Goyim nacionalistas soñarían siquiera con aceptarlos en sus filas. ¿Cómo podrían hacerlo? Los judíos estaban en todas partes, dispersos en multitud de países diferentes, así que ¿cómo podrían adherirse sinceramente a ningún movimiento nacional?

Ahí es cuando Herzl tuvo su visión histórica: si los judíos no podían adherirse a ninguno de los movimientos nacionales que brotaban como champiñones por toda Europa, ¿por qué no habrían de constituirse ellos mismos en una vieja-nueva nación independiente?

Para Herzl esa era una idea sobria, racional. No había ningún Dios involucrado, ni Sagradas Escrituras, ni tonterías románticas. Palestina no entró en su plan. Tampoco sentía el más mínimo interés por las fantasías religiosas de los cristianos sionistas de Gran Bretaña y EEUU del tipo de Alfred Balfour.

El proyecto de Herzl fue completado íntegramente hasta el más mínimo detalle y plasmado por escrito en el folleto que se convirtió en la Biblia Sionista, Der Judenstaat, incluso antes de que Herzl comenzara a pensar seriamente en el lugar donde debía ser implementado. El panfleto inició su andadura como un discurso que pronunció ante el "consejo de familia" de los Rothschild, los judíos más ricos del mundo. Herzl confiaba en que financiarían su proyecto.

El texto está inmortalizado en sus Diarios, un documento muy bien escrito que ocupa varios tomos. En la página 149 del primer tomo de la edición original en alemán, tras explicar sus planes, comenta que "les puedo decir todo sobre la ‘Tierra prometida’ excepto su ubicación". Esa cuestión quedará en manos de una conferencia de destacados geógrafos judíos que decidirán dónde se instalará el Estado judío tras examinar todas las características geológicas, climáticas, "en definitiva, las circunstancias naturales, teniendo en cuenta las investigaciones más modernas". Se trata de una decisión de carácter "puramente científico".

Al final, cuando el panfleto salió a la luz con el título de Der Judenstaat, el asunto de la ubicación quedó prácticamente ignorado. A esa cuestión se le consagraba menos de una página bajo el expresivo título de "¿Palestina o Argentina?". Claramente, Herzl prefería Argentina. La razón de ello también se ha olvidado.

Una generación antes de Herzl Argentina consistía principalmente en el territorio situado al norte del país, alrededor de Buenos Aires. El gran sur, denominado Patagonia, estaba casi vacío.

En aquel momento Argentina inició una campaña de conquista que hoy en día muchos consideran genocida. La población indígena precolombina, incluida una tribu de "gigantes" (dos metros de altura), fue exterminada o expulsada. A eso se lo llamó, casi en términos sionistas, "la campaña del desierto".

Campañas genocidas de ese tipo eran bastante habituales en aquella época. Los EEUU hicieron la suya contra los "pieles rojas". Los alemanes perpetraron genocidio en la actual Namibia y el asesino de masas fue agasajado en la Alemania del Kaiser como un héroe nacional. El rey de los belgas hizo algo similar en el Congo.

Lo que Herzl vio con el ojo de su mente era un enorme nuevo país más o menos vacío aguardando a convertirse en un Estado judío. Pensó que el gobierno argentino entregaría el territorio a cambio de dinero. La población local restante podría ser expulsada o inducida a trasladarse a otro lugar, pero "sólo después de que hubieran exterminado a todos los animales salvajes".

(Los propagandistas anti-israelíes utilizan esta frase como si estuviera dirigida a los palestinos. Eso es completamente falso. Herzl jamás habría podido haber escrito eso sobre Palestina mientras el califa musulmán fuera el soberano del país.)

La Patagonia es una región muy pintoresca, con muchos paisajes diferentes, desde las costas de los océanos Atlántico y Pacífico hasta las increíblemente hermosas montañas cubiertas de hielo de los Andes. El clima es generalmente fresco, incluso frío. La ciudad más austral del mundo está situada en su extremo sur.

El enfoque racional de Herzl quedó rápidamente engullido por el carácter irracional de su movimiento, una mezcla de fantasías religiosas y de romanticismo de Europa del Este. El plan para reubicar a los judíos en un entorno seguro se transformó en un movimiento mesiánico. Esto ya les había sucedido a los judíos antes y siempre terminó en desastre.

Herzl detestaba Palestina. Pero sobre todo detestaba Jerusalén.

Cosa curiosa tratándose del profeta del sionismo: siempre se negó a visitar Palestina. Recorrió de cabo a rabo toda Europa, desde Londres hasta San Petersburgo, desde Estambul hasta Roma, para reunirse con los grandes del mundo, pero no puso el pie en Jaffa hasta que fue prácticamente obligado a hacerlo por el Kaiser alemán.

Guillermo II, un tipo romántico y bastante inestable, insistió en reunirse con el líder de los judíos en una tienda de campaña cerca de las puertas de Jerusalén. Fue en noviembre, el mes más cálido en este país, pero Herzl sufrió terriblemente por el calor, sobre todo porque nunca se quitaba su pesado traje europeo. El Kaiser, un antisemita nato, escuchó cortésmente y luego comentó: "Es una buena idea, pero imposible de realizar con judíos".

Herzl huyó de la ciudad y del país lo más rápido que pudo. La Ciudad Santa, por la que sus sucesores están hoy dispuestos a derramar mucha sangre, le pareció fea y sucia. Se escapó a Jaffa y allí se subió en mitad de la noche al primer barco que zarpaba rumbo a Alejandría. Decía que había oído rumores sobre un complot para matarlo.

Todo esto podría haber sido alimento para las reflexiones del Papa si se hubiera centrado en el pasado. Pero Francisco vive en el presente y abrió sus brazos a los vivos, especialmente a los palestinos.

En lugar de entrar en el país a través de Israel, como todos los demás, le tomó prestado un helicóptero al rey Abdallah II y voló directamente desde Amman a Belén. Eso fue una especie de reconocimiento del Estado palestino. En su camino de vuelta desde Belén hasta el helicóptero, de pronto solicitó parar, se acercó al muro de ocupación y posó sus manos sobre su feo cemento, como sus predecesores las habían posado en el Muro de las Lamentaciones. Su oración allí sólo podía escucharla Dios.

Desde ahí el Papa voló al aeropuerto de Ben-Gurion, como si acabara de llegar de Roma. Caminó sobre la alfombra roja flanqueado por Peres y Netanyahu (pues ninguno de los dos estaba dispuesto a cederle el honor al otro).

No sé de qué pudo haber hablado el Papa con esa pareja de superficiales, pero desde luego yo habría disfrutado de lo lindo escuchando una conversación entre los dos inteligentes argentinos, Francisco y Herzl.

Irak, 23 observaciones sobre la nueva guerra líquida de EEUU

www.rebelion.org/240614

1. El 20 de junio, en el medio de la matanza de los iraquíes, Israel recibió el primer cargamento de petróleo crudo enviado desde el Kurdistán iraquí. El Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) controla el norte del país, incluida la ciudad petrolífera de Kirkuk, cuyo oleoducto alcanza el puerto turco de Ceyhan. Es una demostración de la nueva situación política de la región y plantea muchas sospechas sobre lo que sucede en el escenario iraquí y los que dirigen la función.

EEUU se prepara para un nuevo asalto sobre el país, y, como siempre, la verdad —a la que suelen denominar Teoría de la conspiración— es la primera víctima de la guerra. Ya saben, ni Irak tenía las dichosas armas, ni Bin Laden estaba en Afganistán [Ver: Doce años de la OTAN en Afganistán: un fracaso histórico]

2. Dada la alta capacidad destructiva y el nivel de organización de unos 8.000 hombres de EIIL, llegados de las fronteras de Siria con Turquía —país miembro de la OTAN que les aloja y les arma—, y el alcance que está tomando su ofensiva, en presencia de 55.000 efectivos estadounidenses en el país y 300.000 soldados iraquíes entrenados por asesores occidentales, es conveniente que Barak Obama aclare, a estas alturas, si esta banda (y grupos parecidos) han formado parte o no de las redes stay-behind* americanas en Oriente Próximo.

Sorprende el parecido en la forma de actuar del núcleo de los “rebeldes” de Ucrania y de Irak-Siria. Quizás se deba a que sus entrenadores son los mismos: servicios de inteligencia occidentales, saudíes y turcos.

3. Tampoco es una coincidencia la actual escalada de violencia en Irak —gran proveedor de energía—, con el corte de gas por parte de Rusia a Ucrania, o que Vladimir Putin haya firmado un acuerdo de venta de gas a China por el valor de 400.000 millones de dólares. Obama ha enviado fuerzas militares a las proximidades de ambos escenarios, y mientras no se atreve a invadir a Rusia, sí que se prepara (con un plan para cambiar el mapa de la zona a medida de sus intereses y sin la autorización del Congreso) para un nuevo bombardeo al sufrido pueblo iraquí.
De hecho, la instalación de un régimen sectario en el Irak en 2003 y el haberle diseñado un ejército basado en unidades étnico-religiosas consiguieron su objetivo: mantener el caldo de cultivo de la tensión y división entre la población, la iraquización de la guerra, que le permite poder intervenir en cualquier momento, bajo cualquier pretexto. Que mandara al famoso John Negroponte como embajador en Irak (2005) para que formase a los Escuadrones de la Muerte —como lo hizo en América Latina—, iba en esta dirección.

4. Paradojas de la vida: Hace trece años EEUU derrocó a su viejo aliado, Saddam Hussein, intentando destruir el pueblo, el Estado y las infraestructuras iraquíes, con la ilusión de dominar aquella tierra de Oro Negro hasta la eternidad. Hoy pretende deshacerse de otro de “sus hombres”: Nuri Al Maliki —colocado en el poder por Bush en 2006—, y no por ser un criminal y un corrupto, sino por inepto e incapaz de instalar la paz de cementerio en un país que se niega a morir. Si no se va por las buenas, enviará a Hilary Clinton para que le pronuncie en su cara el “Fuimos, vimos y él murió” que cantó tras asesinar a Gadafi.

Conseguir que el parlamento iraquí desnacionalice la industria de hidrocarburos, será otro objetivo de Obama, ya que Maliki no se ha atrevido llevar el proyecto al Parlamento. La correspondiente protesta de los sindicatos terminó en detenciones y el asalto de los paramilitares a sus sedes.

5. Mientras se desvanece la ilusión de que Irak aumente su producción de petróleo de los 3 millones de barriles por día actuales a 12 millones en 2017, los especuladores hacen su agosto: han subido el precio del barril de 110 a 113 dólares (y puede llegar hasta 150), sin que haya habido perturbación en su suministro. Así, aumentará también el precio de los alimentos, los impuestos y el número de personas que dormirán con el estómago vacío.

6. Los estrategas del Pentágono han conseguido convertir lo que era considerado el principal conflicto de la zona, el árabe-israelí, primero en palestino-israelí, y ahora en el sunnita-chiita. Ésta ha sido la guinda de los éxitos de Tel Aviv, que ha visto cómo su protector americano ha puesto fin a cuatro de los estados árabe-musulmanes: Irak, Sudán, Libia y Siria.

7. En esta empresa de matarse entre los hermanos, hasta el ayatola iraquí, Alí Sistani, se ha metido. En vez de invitar a dialogar con los representantes sunitas, laicos, chiítas, árabes y kurdos de la sociedad descontenta iraquí, está incitando a una guerra religiosa, llamando a los chiítas a luchar no se sabe contra quién. En este mismo país, desde su fundación en 1934, el poderoso Partido Comunista había sido el espacio donde los activistas de todos los credos y etnias se daban la mano en una lucha de clases por la democracia política y económica.

8. Barak Obama intenta envolver a Irán en esta mortal trampa y convertirlo en carne de cañón de sus intereses. Y, de paso, regalar sus restos a Netanyahu. El presidente Rohani se prepara para caer en ella de cabeza: ha dicho que lo hará cuando los yihaditas sunníes ataquen los santuarios chiítas en Irak.

9. El avance de dichas fuerzas —apoyadas por Turquía y Arabia Saudí— coincide con la clausura, casi exitosa, de la primera ronda de las negociaciones nucleares irano-estadounidenses. ¡Hay que contener a Irán, aunque sea desde Siria e Irak!

10. Los maestros de historia ya señalaban a Irak como el segundo Vietnam del imperio estadounidense, donde se precipitó su debacle. El actual infierno de Mesopotamia, también es un gran clavo para el ataúd de Obama: el presidente que quiso ir al Pacífico a meter miedo en el cuerpo a la tierra de Mao, se vuelve a dejar utilizar por sus aliados débiles en Oriente Próximo. Caso omiso a la sabiduría de Albert Einstein: “La locura es hacer la misma cosa una y otra vez y esperar resultados diferentes”.

11. EEUU, que importa tan sólo el 3% de sus necesidades petrolíferas de Iraq, necesita controlar el suministro total de la región y el consumo de rivales como China, Japón o Europa, India para mantener su potencia hegemónica,

12. Ante el ruego de Maliki a Obama de “¡Por favor, bombardea las aldeas y ciudades de mi país!”, el presidente pone condiciones: impunidad para sus soldados. ¿Para que monten más Guantánamos y Abu Ghraib, violen y maten a mujeres y hombres iraquíes, entre otros servicios que prestan?
13. Los EIIL, tras asaltar bancos, ya tienen 425 millones de dólares y una gran cantidad de lingotes de oro para fundar su amplio estado medieval con tierras arrancadas de Siria e Irak, y desde allí atentar contra Jordania, Irán y los demás vecinos.

14. En pasado mes de febrero y antes de ser cesado, el director de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EEUU, el general Michael Flynn advirtió ante el Congreso del intento de la toma de Irak y Siria por los yihadistas [Ver: ¿Por qué Obama no luchó en Irak contra Al Qaeda?].

15. Esta nueva guerra favorece a la economía de EEUU: destruye a los competidores, y convierte a los países de la zona en sus colonias económicas. Una nueva amenaza terrorista volverá a ser un negocio redondo de los vendedores de armas, artefactos de seguridad, etc. ¡Cuánto más bárbaros se comporten los “malos”, más beneficios recibirán “los salvadores de la humanidad”!

16. La incertidumbre que domina la Casa Saud, con el rey Abdalah enfermo y anciano, y una lucha por la sucesión en otro país proveedor de fuel, es otro motivo de dirigir las armas y las miradas hacia esta región.

17. Mientras se frustró el plan de la OTAN para construir el gaseoducto Turkmenistán-Afganistán-Pakistán (uno de los principales motivos de la ocupación del país de los afganos) , los turcomanos suministran su gas a China –por un tubo de 7000 kilómetros— y otro a Irán, habiendo acabado con los sueños centroasiáticos de EEUU y sus socios.

18. Ante la presión de EEUU, Bulgaria (consumidor total del gas ruso) y Serbia han suspendido los trabajos de construcción del gasoducto South Stream, proyecto ruso que iba a llevar a partir de 2015 unos 60 millones de metros cúbicos de gas al año a Europa y que iba a ser rival del Gasoducto Nabucco. Congelada también su puesta en marcha [Ver: Nabucco: Europa esclava], puede empezar a operar con el gas iraní.

19. Una vez integrado Irán en el mercado occidental, aumentaban las posibilidades de reavivar el proyecto Nabucco —que iba a ser trazado desde el Caspio hasta Europa, sorteando Rusia—. Sin embargo, el gas azerbaiyano no daba para tanto, por lo que el proyecto mimado por Washington —cuyo fin era reducir la dependencia de Europa al gas ruso— se congeló. Aunque Teherán normalice sus relaciones con Occidente, este gasoducto no dejará de ser político y, por lo tanto, estará a merced de los cambios constantes en el tablero de energía.

20. Se desmonta el proyecto del gasoducto South Pars (el campo iraní de gas, el más grande del mundo) que en sus 6.000 kilómetros iba a unir el Golfo Pérsico con el Mediterráneo pasando por Irak, Siria, y Líbano. Qatar, Arabia Saudí, Turquía e Israel respiran tranquilos [Ver: El "factor gas" en la crisis siria]

21. Todo ello, al servicio del estrangulamiento de la economía rusa primero, y china después, por Washington, cuyo objetivo es mantener su estatus como única superpotencia mundial.

22. La enemistad de EEUU hacia los rusos va en paralelo a la reintegración de Irán —la primera reserva mundial del gas— en la esfera del occidente. En septiembre, Teherán convocará a las grandes petroleras europeas y estadounidenses para poner en marcha las concesiones.

23. Ya ven, la era del post-islamismo —tan tratada después de las rebeliones “laicas” árabes— aún no ha llegado. Le queda mucha vida a la religión utilizada por los políticos.

En pocos días, un millón de niños, ancianos, enfermos, mutilados, desesperados ciudadanos iraquíes han huido de sus hogares hacia ninguna parte, en una tierra maldita por el petróleo.


[*Así se llamaban a las redes de espías nazis que operaban en distintos países y que fueron acogidas por la CIA tras la Segunda Guerra Mundial, sirviendo, así, a los intereses de EEUU].


Irak: la falsa guerra entre chiíes y suníes

Nazanin Armanian
www.publico.es/260614

Sólo durante los primeros cinco meses del año, alrededor de 3.500 ciudadanos iraquíes de a pie, de todos los credos, edades y condiciones, fueron asesinados en los atentados realizados por grupos de origen oscuro. A este dato hay que añadir la cifra de varios miles de personas ejecutadas en las últimas semanas por el misterioso grupo Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés), al que la BBC, la emisora estatal británica, llama “combatiente” y no terrorista.

¿Qué ha pasado en Irak —este milenario crisol de etnias y religiones— para que sus ciudadanos, de repente, “hayan decidido” matarse entre sí en nombre de Alá, en vez de hablar con pasión, como lo hacían en los cafés de los años 50 y 60, del panarabismo y del socialismo, de un futuro de paz y desarrollo?

Desde entonces ha llovido mucho sobre este sufrido pueblo.

Fundado sobre las ruinas del Imperio Otomano tras la Primera Guerra Mundial, los británicos y franceses que crearon nuevos Estados —y a pesar de su promesa, se negaron a asignar también uno a los kurdos— excluyeron a los chiíes del poder por la negativa de sus ayatolás a ratificar la Constitución fundacional del 1924. El hecho de que una élite de árabes suníes monopolizara el poder en Irak y lo repartiera sólo entre las tribus afines obstaculizó el proceso de la formación de un Estado-Nación.

Otro golpe mortal le fue asestado con las agresiones militares encabezadas por EEUU, primero en 1991, al apoyar a los árabes chiíes y kurdos suníes, en perjuicio de los árabes suníes, y luego en 2003, con la instalación de una teocracia árabe-chií en el país. Era de cajón que un régimen de rasgos medievales, totalitario y sectario que, además, se corrompió con los petrodólares, en una sociedad de tradiciones semi laicas, desarrollada y con diferentes sectores étnico-religiosos, no iba a tener apoyo. Ni siquiera entre los chiíes que también están divididos por las clases sociales: miles de familias de Bagdad (nombre persa que significa “Regalo de dios”) carecen de agua potable y electricidad, mientras caminan sobre un mar de oro negro cuyas rentas acaban en el bolsillo de cuatro individuos.

Fidelidades tribales antes que religiosas

Más que mimar a los correligionarios, los dictadores que han dirigido Irak, desde la era de Ba’as hasta la actualidad, han tenido como base social a un pequeño segmento de la población, por los lazos familiares, tribales, clientelismo y el sistema de patronazgo, discriminando no sólo al resto de la población por su credo, etnia y clase social, sino también a la mayoría de personas con las que compartían la religión.

Así, Saddam Hussein, pensando en el lema de “uno para todos, todos para uno”, cuidó de los clanes árabe-suníes de Tikrit dándoles poder y privilegios en su organigrama político, esperando su fidelidad absoluta. Su mente limitada de déspota narcisista no podría imaginar que en el mercado del capitalismo, hasta el honor y la sangre se comercializan y el más leal, devoto, nacionalista o patriota puede venderle por mucho menos que los 25 millones de dólares de premio que EEUU había asignado por su captura (ver Saddam: verdugo, héroe, mártir). Este mismo sistema, el de recompensar la lealtad por encima de otros criterios, también se ha aplicado en Siria.

Aun así, la familia en el sentido corleoniano del término,  se presentaba como el único espacio seguro para un solitario y aterrorizado gobernante de esta clase.

Samuel Huntington se tiraría de los pelos

“Los musulmanes incivilizados se unirán contra el Occidente judeo-cristiano progresista”, ha sido una de las sentencias de la teoría del profesor estadounidense Samuel Huntington y que sigue sirviendo a los intereses bélicos de los cárteles de armas y de petróleo (ver Ni choque ni diálogo de civilizaciones). Oculta tanto la lucha de clases que discurre  en todos los países del mundo, como la alianza entre las oligarquías mundiales. Si no, ¿cómo explicaría la profunda amistad entre los jeques saudíes —unos fanáticos wahabíes— con los gobiernos  “cristianos” occidentales, contra los seguidores de Mahoma y de Jesús en Irak, Siria o Libia?

Un ciudadano iraquí primero es iraquí, luego árabe, kurdo o turcomano perteneciente a una tribu determinada, y en tercer lugar es suní, chií, ateo, izadi, etc. Por esta lógica, es un error considerar a los chiíes iraquíes como “la quinta columna de Irán”. Durante la larga guerra irano-iraquí (1980-1988) los soldados de ambos lados de mayoría chií no reparaban de matarse unos a otros. Allá donde dichas corrientes del Islam son minoría —como los suníes de Irán o los chiíes de Arabia Suadi, Kuwait, Indonesia, Egipto, Pakistán, etc.— luchan por conseguir derechos para ciudadanía, no se juegan la vida defendiendo un país extranjero (para más información sobre estas dos corrientes del Islam ver Diferencias entre el chiísmo y el sunismo).

Los desclasados: bomba de relojería

En los países musulmanes, todos capitalistas y dirigidos por la derecha secular o religiosa, el conflicto inter-clase convive con la lucha de millones de personas desclasadas —fruto de un capitalismo fallido que ha sido más comprador que industrial—  por encontrar un lugar en la comunidad. Protegidas por unos fuertes lazos sociales y familiares precapitalistas, esta peligrosa masa deforme, el lumpemproletariado, se deja moldear por quienes pueden ostentar el poder. No les costará cambiar de chaqueta, de bando, de credo y de convicciones o matar y torturar  a otros, con tal de mostrar sus méritos a los pequeños y grandes líderes (Führer), también productos de estas circunstancias anómalas.

Los dos millones de hombres iraquíes que deberían estar construyendo su país y ahora se han apuntado para ir a Yihad contra el ISIS forman parte de este desolador panorama social (ver Los marxistas y los islamismos, desde la experiencia de Irán).

Es así como el Ejército de al-Mahdi de Muqtada al-Sadr se ha enfrentado con el Gobierno chií o contra los ocupantes, a veces incluso uniéndose con las milicias del clérigo suní Ahmed Kubeisi. El poder y el dinero —que no la religión— también son los factores que explican la matanza de los suníes del Jabhat al-Nusra por los suníes del ISIS.

Los Sunshis

Millones de hombres y mujeres suníes y chiíes han unido sus vidas en matrimonio, innovando el concepto Sunshi: ya sabíamos que el amor está por encima de la fe, pero pocos saben que el islamismo político fue promovido en la Guerra Fría (ver Islam político: empujando la historia hacia atrás) y que hasta entonces, al igual que los fieles de otros credos, los musulmanes practicaban aquellas normas religiosas que les hacían felices en este mismo mundo y si cometían algún pecado, contaban con un dios misericordioso. Que unos hombres se autoproclamasen representantes de Dios en la tierra y convirtieran los pecados en delitos de duros castigos (relaciones extramatrimoniales, la homosexualidad o el escalofriante caso de la mujer sudanesa condenada a muerte por apostasía) era y aún es inaudito, increíble.

En Irak no es extraño encontrar comunidades de chiíes dirigidas por un suní y viceversa. Los matrimonios entre personas de distintas creencias son millones en Oriente Próximo sobre todo en el Golfo Pérsico, en las “zonas mixtas”, como  las ciudades fronteras entre dos nacionalidades. De hecho, Abd al-Karim Qasim, el primer presidente después de la revolución de 1958, era fruto de un matrimonio chií-suní, también lo fue Benazir Bhutto, hija de madre chií iraní y padre suní paquistaní, Zulfiqar Ali Bhutto, ex primer ministro del país.

¿Fin del poder chií en Irak?

Israel y Arabia Saudí, que llevan años pidiendo a Washington que bombardee Irán, no le han perdonado que su protector instalara en Irak un Gobierno chií, ampliando la influencia de Teherán en un país árabe. Ahora parece que sus intentos de poner fin al primer estado chií en Irak estén dando sus frutos. La Casa Blanca ha organizando un golpe de Estado “blando” para apartar a Nuri Al Maliki.

Irán se enfrenta ahora a dos problemas importantes en su política exterior: mientras vigila los acontecimientos de Siria, está viendo cómo el país que hacía de tapón —Irak— se ha vuelto en llamas alcanzando sus propias fronteras.

Al principio Teherán, consciente de la ineptitud de Maliki, no se opondría a su cese siempre y cuando las tropas americanas no vuelvan a patrullar las calles de Irak.

Ahora, la pelota está en el tejado de Obama:

1. O se rinde ante la presión republicana-israelí-saudí, apartando a los chiíes del poder en Irak y también en Siria (el Pentágono ha creado un espacio único, al igual que con Af-Pak, en Asia Central), para luego y en nombre de la paz, bombardear Irak. Esta sería una declaración de guerra a Teherán (ver Alauismo, Geopolítica de una religión).

2. O colabora con Irán y Rusia, buscando una salida política consensuada con las potencias regionales (¡el pueblo iraquí seguirá sin voz ni voto!) y así dar espalda al aquel eje anti iraní. Opción poco probable, a pesar de sus consecuencias.

EEUU impide la creación de un Estado kurdo

Nazanín Armanian
www.publico.es/300614

Esta vez tampoco podrá ser. A pesar de la euforia desatada entre los kurdos iraquíes por la conquista de varias ciudades del norte del país, entre ellos Mosul y la petrolífera Kirkuk, que permite duplicar su dominio geográfico y su población, John Kerry rechazó la petición del presidente del Gobierno Regional del Kurdistán (GRK), Massoud Barezani, de reconocer un Estado kurdo independiente. Los hechos suceden en el 68 aniversario del derrocamiento de la efímera República de Kurdistán de Irán dirigido por el socialista Gazi Mohammad, por el ejército del Sha bendecido por EEUU.

Esta es la triste historia de millones de integrantes de una milenaria cultura atrapados entre varios Estados poderosos, quienes no han parado de aplicar el kurdicidio en todas sus dimensiones: étnica, lingüística, religiosa, histórica, humana. Y aún a pesar de tanto sufrimiento, de batallas sin ganar, mantienen, no la esperanza, sino el espejismo de que en las circunstancias actuales de un mundo dirigido por bancos y empresas de armas y de petróleo, en un Oriente Próximo, a la deriva, con dirigentes  serviles a los intereses ajenos, un EEUU, al que llaman la cuna de la democracia (que niega un Estado para los palestinos), respetará la voluntad de los kurdos y les asignará un escaño en la ONU. ¡Cuánta ingenuidad en un mundo de realpolitik!

El dilema de Obama

Barak Obama sigue resistiendo, sin mucho éxito,  a la presión (y trampas) de los republicanos, israelíes y saudíes que pretenden que EEUU mantenga una gran presencia militar en Oriente Próximo apuntando a Irán y Rusia; no oculta que su objetivo principal ha sido contener a China y no implicarse en minúsculas peleas vecinales en esta zona. 

Aún no había podido organizar la permanencia de las tropas en Afganistán, atender la crisis Siria y Ucrania, y firmar el acuerdo nuclear con Irán, cuando “de repente” se le presenta un nuevo desafío: recoger los destrozos producidos por unos cuantos hombres despiadados al apuntalado Gobierno iraquí. Como guinda, le informan de que unas personas llamadas “kurdos” le pidan permiso para declarar un Estado independiente sobre los restos del país que invadieron las tropas de su Ejército. Su repuesta ha sido un rotundo NO, por las siguientes razones:

1 – Para defender un Estado Kurdo de sus enemigos regionales, debe estacionar tropas en la región. Y hoy ni se lo plantea.

Los árabes no olvidan que  los caudillos kurdos, desde un nacionalismo clasista, miope e insolidario fueron cómplices necesarios de la agresión de EEUU a Irak en 2003 que dejó decenas de miles de muertos (ver: iraqbodycount.org), luego cerraron sus ojos ante la muerte de millón y medio de niños y adultos árabes durante 12 años de bloqueo económico genocida y miraron hacia otro lado cuando salió el escándalo de Abu Ghraib o los vuelos de la CIA que transportaban personas secuestradas a los agujeros negros  de la democracias capitalista.

2- Un Kurdistán separado no solo significaría la tutela total de Irán sobre la región petrolera del sur chií, sino regalarle un acceso terrestre directo a la zona chií de Arabia Saudí. Por lo que Riad tampoco defiende un Irak desintegrado.

3 – Un Irak fragmentado enfrentará directamente a Irán y Arabia Saudí, hundirá la producción de petróleo de los tres países, y con ello a los mercados de petróleo, obligando a Obama a enviar tropas al Golfo Pérsico.

4 – Empujaría a Irán a una carrera armamentística, y fortalecería sus lazos con Rusia y China.

5 – El cambio de mapa de Irak y de Siria, o simplemente el cambio de sus  mandatarios de chiíes a suníes ─que es lo que piden Israel y Arabia─, pondría fin a las negociaciones nucleares que se están desarrollando con Irán, consolidando los  sectores belicistas en los gobiernos de ambos países.

6 – No quiere dar la impresión de que Irak se ha desintegrado como consecuencia de la invasión.

7 – Prefiere retocar y mejorar la actual fórmula para Irak: un presidente suní kurdo, un primer ministro chií árabe, y un presidente del parlamento suní (algo parecido al Líbano). Lo que no se comprende es cómo pide la cooperación de Irán para un gobierno iraquí inclusivo, sabiendo que en la República Islámica los suníes, judíos, cristianos, ateos, kurdos, baluches, mujeres, entre otros sectores, están excluidos del poder. ¿O quizás pretende involucrar a Irán en una larga guerra de desgaste?

8 – No ve un movimiento nacional kurdo unido. El tribalismo de sus dirigentes, sobre todo el iraquí y el de Turquía lo han obstaculizado. El Partido Democrático de Kurdistán de Irak (PDK) es un partido de derechas, conservador,  pro-occidental, casi propiedad de la familia Barezani. Mientras el PKK, de izquierda marxista, representa a las clases medias y al campesinado pobre. Difícilmente podrán alcanzar acuerdos aunque sean tácticos.

9 – La desunión no solo reina entre los partidos kurdos de Irak, Siria, Turquía e Irán, sino también entre las formaciones de un mismo país: siguen abiertas las heridas de la última guerra civil en 1994, entre el PDK, del clan de Massoud Barezani (presidente del GRK) y la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK) el de Jalal Talebani (presidente de Irak). Por lo que EEUU desconfía de su capacidad de administrar un Estado en una zona tan compleja: ni siquiera han podido formar un nuevo Gobierno tras las elecciones parlamentarias del pasado septiembre por las peleas entre dos codiciados ministerios, el de los recursos naturales y el de Interior.

10 – No hay que ir a Kurdistán para saber que allí no hay democracia sino un corrupto clientelismo tribal adornado con libertades políticas. En el mismo Washington, Barezani ha impedido que la Oficina de Kurdistán sea dirigida por alguien que no sea de su familia. Por lo que lleva meses sin representante.

11 – Massoud Barezani ni siquiera respeta las formas de la democracia formal. A pesar de agotar los dos mandatos constitucionales, se niega a apartarse del poder porque, según sus seguidores, “es insustituible y el pueblo le quiere”. ¿Qué continuidad tendría un Estado kurdo vinculado a una persona que es mortal como todos? Sólo un sistema estéril y opresor es incapaz de producir talentos y renovarse.

De modo que de los tres principales requisitos para fundar un Estado, los kurdos cumplen sólo dos, a saber:
Viabilidad económica: la conquista de Kirkuk posibilita la atención a las necesidades primarias de la población y en un nivel digno.

Capacidad de mantener su propia seguridad: los peshmargas, entrenados por Israel y EEUU, ya son un ejército de profesionales con moral y  motivación, que lucharían para proteger a lo que sería el embrión de un gran Estado.

Por otro lado, les falla “un proyecto de estado, sostenible y duradero en el tiempo”, por razones antes explicadas.

No es un secreto que Washington carece de una política propia respecto a los kurdos, y sus posiciones varían según la posición de los Estados de la región donde habitan. En caso de Turquía, un socio de la OTAN, Washington ha incluido a la izquierdista PKK en su lista de organizaciones terroristas; tampoco apoyó a los kurdos de Irak cuando fueron gaseados por Saddam Husein, todavía amigo en 1988.

Así que, la soberanía kurda no está en la agenda de la Casa Blanca.
¿Qué dicen los países vecinos?
Turquía: de negar la existencia de los 20 millones de kurdos de su país, sus autoridades han pasado a asimilar la presencia kurda en los órganos del poder en Turquía (ver: Baile de Turquía con el PKK: ¿Estrategia o táctica?), y a defender con la boca pequeña la independencia del GRK. Turquía ha invertido grandes cantidades de dinero y, a espaldas de Bagdad y a pesar del enfado de EEUU, sigue firmando contratos comerciales con el GRK directamente. La integración de Kirkuk en el dominio kurdo abre la posibilidad a Ankara de diversificar sus fuentes de energía, hoy muy dependiente de Rusia e Irán, y de paso consolidar lazos con la población turcomana y aumentar su influencia en el futurible país kurdo.

Erdogan juega a dos bandas: apoya a los yihadistas ─de hecho les ha cobijado en la frontera común con Siria (ver: Carta kurda en la partida siria)─, y también al GRK. Dentro de dos meses necesitará el voto de los kurdos para convertirse en el primer presidente elegido por sufragio directo del país. Para ello, debe amnistiar a los presos del PKK. Pero, ¿será capaz de hacerlo? Un pequeño estado kurdo en el norte de Irak, necesitaría el reconocimiento de Turquía, ese socio de la OTAN.

Israel: “EEUU debe lanzar un gran ataque para mantener la unidad de Irak o permitir su división en líneas religioso-étnicas”. Así han enfocado los israelíes el tema del Estado Kurdo con Washington, poniéndole entre la espada y la pared.

En la aplicación de la estrategia de “alianzas periféricas” de Ben-Gurión ─que propone desarrollar uniones con países y pueblos no árabes y/o no musulmanes de Oriente Próximo y África─, el Gobierno israelí ha establecido fuertes vínculos con los kurdos: durante sus levantamientos contra los gobiernos iraquíes de los años 1965-1975,  enviándoles instructores y armas, por ejemplo. Luego las actividades culturales de unos 200.000 kurdos judíos iraquíes y decenas de asociaciones kurdo-israelís, han consolidado estas relaciones, no siempre inocentes.

La autonomía kurda iraquí es hoy una base de espionaje israelí en las fronteras de Irán, de Siria y de Bagdad. Una vez independiente, Israel podrá usarlo como plataforma de ataque a Irán, en sustitución de Azerbaiyán ─otro vecino de Irán, de gobierno y mayoría de población chií, aunque socio de la OTAN e Israel─. Busca la complicidad de Turquía  y repartir la zona de influencia entre ambos. Desde el 1991, el Mossad cuenta con una oficina en Erbil, capital de Kurdistán, entrena a los peshmargas e instruye a los servicios de inteligencia kurda. En julio de 2007, Human Rights Watch detallaba las torturas y los malos tratos en las prisiones administradas por los kurdos.

Los líderes kurdos son conscientes de que una relación abierta con Israel les cierra las puertas de los países musulmanes y de su gran mercado. No se privan de los mismos que reciben de los judíos, donde por arte de magia, encontraron en la leyenda del Rey Salomón raíces comunes entre ambos pueblos, desmontando la tesis del origen medo de los kurdos que les ubicaba en el grupo ario de los pueblos junto a los persas.

Rusia: a Moscú no le interesa un Kurdistán bajo el dominio total de Israel, ni más tensión en Irak. Cuando fue URSS, éste país fue el primero que en 1923 otorgó pleno derecho a los kurdos para desarrollar su cultura y realizar importantes investigaciones sobre sus orígenes, lenguas y religiones, y una autonomía administrativa que se llamó el “Kurdistán rojo”. Moscú también apoyó la Republica kurda de Irán de 1946 y, un año después, otorgó asilo al Mulla Mustafá Barezani, el padre de Massoud.

A Bagdad no le gustaron los acuerdos petrolíferos de  Lukoil  y Gazprom con el GRK, ni a éste la venta de armas y aviones rusos a Bagdad.

Con este panorama, en el mejor de los casos los kurdos mantendrán su estatus actual: un Estado semi independiente conseguido sin enfrentamientos con otros centros del poder como Bagdad o Teherán. Sin embargo, los kurdos pagarán un precio muy alto por apoderarse de Kirkuk: la seguridad y la paz de las que tanto gozaban hasta entonces.

Mar para Bolivia: una solución del siglo XXI para un problema del siglo XIX

www.rebelion.org/280614

"Nos conviene" por Alvaro Ramis

Nuestra relación con Bolivia pone en colisión dos puntos de vista. El primero, al que adhiero, considera que Chile tiene una obligación de justicia, por la que debe restituir la calidad marítima a Bolivia. Nuestro país realizó un expolio salvaje durante la guerra del salitre que va mucho más allá de la usurpación territorial. Las consecuencias de 1879 se extienden, en la historia boliviana, hasta hoy, originando un daño multidimensional que no somos capaces de captar sin visitar el país altiplánico y estudiar detalladamente su historia política y económica. Desde esa perspectiva, la demanda en La Haya debe ser atendida y Chile está obligado a acatarla.

El otro enfoque se basa en la legitimidad del “derecho de conquista”, por el cual los territorios asimilados constituyen un patrimonio irrenunciable, herencia de la sangre derramada. Esta argumentación se puede desplegar de forma brutal, chovinista, racista y discriminatoria. Pero también puede adquirir formas sutiles, civilizadas y racionales. “No hay nada que discutir”, es el axioma que pone candado a toda reclamación boliviana.

Con oídos sordos y la mirada perdida en el horizonte, Chile asume que con Bolivia la mejor relación es no tener relación. Dice atender así a nuestra conveniencia. ¿Por qué ser generosos? Especialmente si este mundo se muestra como un campo de batalla. El hombre es un lobo para el hombre, decía Hobbes. Y el que no lo entienda, que salga a la calle y lo entenderá.

Los reclamos de justicia no sólo chocan con el chovinismo y el racismo que corroe sin distinción de clase. También se estrellan ante el muro de la conveniencia, del pragmatismo, del autointerés colectivo. Y ante ese bastión es difícil oponer argumentaciones morales. Es necesario cambiar la discusión.

Chile y Bolivia están condenados por geografía e historia a vivir juntos y entenderse. Su forzada convivencia puede ser provechosa, o seguir siendo un dilema que cause constantes desgastes económicos y políticos. Chile sufre el costo de este conflicto secular como un enorme daño reputacional. El estigma de “mal vecino”, “usurpador”, “problemático”, “sordo y prepotente” tiene un precio, que los propagandistas del “derecho de conquista” nunca calculan.

Pero las mismas dinámicas de la globalización exigen ponderar este aspecto. Hoy los gobiernos intentan potenciar la “marca país”, entendida como el valor de su reputación. Calculan el valor simbólico de sus productos -turismo, selecciones deportivas, artistas, servicios públicos- y obtienen un dato que refleja cuantitativamente sus cualidades diferenciadoras. Aborrezco la noción de “marca país”. Mercantiliza a los pueblos, las identidades y las culturas. Pero me llama la atención que los mismos que la promueven, nunca caen en la cuenta de que la mejor manera de potenciar la “marca Chile” sería resolver creativamente un conflicto que nos coloca contra las cuerdas en los foros internacionales. Si nos importa el prestigio y el “capital confianza”, las agencias creadoras de imagen, ya deberían proponer una salida al principal flanco débil de nuestra marca.

Kant decía que “el establecimiento de un Estado siempre tiene solución, incluso cuando se trate de un pueblo de demonios, basta que estos posean entendimiento”. Lo racional, lo lógico, es darse normas de convivencia, que sin despreciar las “tendencias egoístas”, las reoriente hacia el máximo beneficio. Chile podría torcer el rumbo del conflicto, tener audacia y ofrecerle a Bolivia una propuesta que sea imposible de rechazar.

Ser generoso y cambiar el juego de suma cero en el que hemos caído. Si lo hace, The Economist nos declararía “país del año”, tal como lo hizo con Uruguay luego de la ley sobre el consumo de marihuana. Ofrecer a Bolivia una solución definitiva sería una medida igualmente inteligente. No sólo resolvería una disputa cara e inútil. También nos posicionaría como uno de los pocos países que ofrecen soluciones del siglo XXI a los problemas del siglo XIX.

"Relaciones con Bolivia" por José Aldunate S.J

 Frente a la aspiración boliviana de una salida soberana al mar, podemos oponer razones válidas fundadas en el tratado de 1904. Podemos aun sentar nuestra posición por la fuerza. Pero, ¿nos bastará todo esto para que quedemos satisfechos y tranquilos? Alguno pensará tal vez blandir en esta ocasión nuestro desgraciado lema “Por la razón o la fuerza”. Ojalá que un día reneguemos de él.

Ciertamente no basta tener la razón, ni la fuerza. Hay otros valores que crecientemente se aprecian en el mundo de hoy. Está la apreciación ética, la amistad, la simpatía. Prácticamente todos nuestros países hermanos de Sudamérica apoyan la postulación boliviana. Podemos aparecer como prepotentes y autosuficientes. La generosidad no es solamente una virtud para el individuo, lo es también para una nación. Nuestro ingrediente cristiano nos impulsa en esta dirección. Chile debe dejar en el pasado su visión corta de pueblo isleño. Vive en un continente -o en un subcontinente- destinado a convivir, a colaborar, a crear en conjunto un organismo integrante de un mundo globalizado.

¡Tantos desafíos surgen ante este llamado a integrarnos! Podemos tener la capacidad de integrar el problema boliviano a esta visión, y discernirla a la luz de esta totalidad. Ciertamente en esta perspectiva no basta tener la razón y la fuerza. Nuestra situación actual con Bolivia es de tensión, no de amistad. A esta tensión contribuye aún más el recurso impuesto por Bolivia ante el Tribunal de La Haya. El recurso de Bolivia en el Tribunal de La Haya no es comparable con el que formuló Perú. La iniciativa peruana se justificaba por el hecho que Chile no consintió en dialogar sobre su diferendo, como Perú se lo había pedido. Ahora, en cambio, ya estaban dialogando Chile y Bolivia. Bolivia dice que interrumpió el diálogo porque sentía que éste se había vuelto engañoso y no conducía a nada. Los ex presidentes chilenos han aconsejado al gobierno actual que no reconozca autoridad al Tribunal de La Haya para intervenir en este litigio.

Yo creo que el camino verdaderamente constructivo para buscar una solución sería reanudar el diálogo, ofreciendo la garantía de un diálogo serio. Se le podría pedir a Bolivia que suspenda su recurso ante La Haya. En todo caso, que se “encapsule” el litigio si no se puede suspender. Un encapsulamiento que no se hizo por torpeza de los cancilleres chilenos en el caso del recurso peruano a La Haya. Lo importante es que continuemos abiertos y dialogando todo lo posible en búsqueda de un acuerdo viable.

No puedo dar un consejo autorizado: mi opinión es personal, pero está ciertamente influida por una visión cristiana del mundo y un patriotismo que quiere ver a Chile integrado a una América Latina y a un mundo ecuménico. La solución se trataría fundamentalmente de una donación, aunque percibamos compensaciones menores que se podrían pactar. Por ejemplo, compensaciones en gas o en agua. No haría falta la mediación jurídica de un tribunal, pero sí podría pedirse la asistencia de una entidad pública como la OEA, Mercosur o Unasur, -o bien de la misma Santa Sede que nos ha ayudado en otras ocasiones a dar sabiduría, peso y solemnidad a las resoluciones-.

En cuanto a la concreción de la salida al mar para Bolivia, uno piensa espontáneamente en localizarla en un territorio y un mar situado entre Perú y Chile, o sea, en la región de Arica. Contrariamente a lo que se ha dicho, entiendo que Perú no se opone radicalmente a esta salida. Pondrá sí, me imagino, sus condiciones.

Quisiera avanzar otra opinión -que tendrá oposiciones- pero es bueno que todos opinemos y se conozcan esas opiniones. Podría barajarse la posibilidad y la conveniencia de convertir a Arica en un puerto común bajo el dominio de los tres Estados: Bolivia, Perú y Chile. O aún de quedar la ciudad de Arica -y su región- como un Dánzig (1) perteneciente a los tres países, como ciudad abierta o bien perteneciente al co-gobierno de los tres países. Es evidente que en cualquier caso lo determinante sería la voluntad de los ariqueños. No hemos de considerar estas posesiones de territorio o regiones como inconcebibles. Un falso nacionalismo nos podría llevar a ello.

Debe primar un claro bien común de la región y también el bien común del continente. Arica podría ser el término de un importante corredor transcontinental que uniría el Atlántico con el Pacífico. Los ariqueños se sienten en parte frustrados y postergados. Sufren desocupación y podrían ser los grandes beneficiados por el crecimiento previsto de una nación entera como Bolivia y el interior del Brasil.

Al hacer esta proposición de entregar un territorio patrio lo que quisiera, ante todo, es inculcar un cambio en nuestro discernimiento de lo bueno y malo en temas patrióticos o que interesan a la patria. El cambio de criterio a que me refiero consiste en el paso de una actitud egoísta a una actitud altruista, más universal en la valoración de las relaciones entre países. Y vale el dicho de que lo más universal es lo más divino. Haber contribuido al bien de todo nuestro continente americano debería ser lo que cause mayor satisfacción y orgullo patrio a Chile.

El mundo ha cambiado, el “bien común” se ha corrido de lo particular a lo más universal. Bien común de Chile es América Latina, es incluso todo el universo. Nuestra grandeza es poder contribuir a ese bien común. Hemos de corregir criterios errados que aún dominan entre nosotros. Un ejemplo: no estoy de acuerdo con el ex presidente Sebastián Piñera y la actual presidenta Bachelet en su lamentación por el resultado del Tribunal de La Haya en el litigio de fronteras marítimas con Perú. Se lamentaron por algo que tendrían que haber valorado, que deberíamos todos valorar: que el tribunal haya devuelto las costas peruanas como el mar territorial que les correspondía, rectificando así una falla que afectaba al continente mismo en sus “derechos geográficos” por llamarlos así.

(1) Se refiere a la ciudad libre de Dánzig, establecida el 10 de junio de 1920 bajo tutela de la Sociedad de Naciones.

Nota de PF.- Punto Final comparte y hace suyas las opiniones de los redactores José Aldunate S.J. y Alvaro Ramis. La revista siempre ha apoyado la justicia histórica de facilitar a Bolivia una salida soberana al mar. Ha llegado el tiempo de tomar una iniciativa que dignificaría la posición de Chile en América Latina.
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 807, 27 de junio, 2014