Redacción
BBC News Mundo
www.bbc.com / 23-02-2020
En un
momento en el que las economías de los gigantes asiáticos están estancadas, si
no ralentizadas, un país que desde su fundación fue considerado un "caso
perdido" ha registrado un crecimiento asombroso en los últimos años:
Bangladesh.
Agobiado por inestabilidad política, corrupción, desastres
naturales, hambruna y pobreza, el país en el sur de Asia ha
estado catalogado por la ONU desde hace décadas como el país menos desarrollado
(PMD) del mundo en términos de su población y tamaño económico.
Sin embargo, gracias a un boom
económico, combinado con mejoras en la educación y salud pública y un menor
índice de vulnerabilidad, se proyecta que el país se librará de la onerosa
etiqueta PMD en 2024, según el Comité de Políticas de Desarrollo de Naciones Unidas.
Bangladesh registra ahora un índice de crecimiento que
ronda 8%, por encima del promedio asiático y muy superior a su
enorme vecino India, de acuerdo a las cifras del Banco de Desarrollo Asiático,
BDA. Se prevé que China crecerá 5,9% en 2020.
También ha aumentado sus ingresos
per cápita, con una caída en el número de empleados que viven por debajo de la
línea de la pobreza de 73,5% en 2010 a 10,4% en 2018, como lo indica el banco.
Además, el Informe de
Competitividad Global 2019 del Foro Económico Mundial declaró que Bangladesh
había sido el segundo país de Asia en mejorar su posición en esa tabla.
"Es una recuperación milagrosa,
impensable hace 20 años", comenta Sabir Mustafa, editor del Servicio
Bengalí de la BBC.
Un inicio
adverso
Bangladesh es uno de los países más
densamente poblados, 162 millones apiñados en sólo 143.998 km
cuadrados, un área definida por los deltas de varios ríos que
desembocan en la Bahía de Bengala.
Conocido anteriormente como Pakistán
Oriental, cuando Bangladesh logró su independencia en 1971 ya era un país
increíblemente pobre, con un índice de crecimiento de producto interno bruto
(PIB) de -14%, según el Banco Mundial.
La comunidad internacional lo
consideró un "caso perdido", un "saco roto" que
necesitaría ayuda exterior perpetua.
Estuvo 15 años bajo gobierno militar
y, aunque pudo superar la inestabilidad política y restablecer la democracia en
los 90, la situación continuó volátil, hasta la llegada en 2009 de un gobierno popular pero autoritario. El extremismo
islámico ha aumentado en lo que tradicionalmente ha sido un país tolerante.
Otro factor que ha afectado la
economía es su situación geográfica. Bangladesh es un país de baja altitud, propenso
a ciclones e inundaciones. Es uno de los más vulnerables al cambio climático.
Pero, en años recientes, el país ha
estado dando señales de desarrollo sostenido, gracias a su
inversión en capital humano, incremento en PIB per cápita, mejoras en infraestructura
y su resistencia a las calamidades económicas y ambientales.
La industria de la confección,
iniciada en los años 70, se calcula ahora US$30.000 millones, dice el Foro
Económico Mundial. Pero su economía se ha ido diversificando.
Sin embargo, Bangladesh ha tomado pasos agigantados al encontrar
nuevos mercados para sus exportaciones y atrayendo una gran cantidad de
inversión extranjera.
Giros decisivos
El primer gran cambio sucedió en
1991, con el restablecimiento de la democracia que planteó una igualdad de condiciones para los inversionistas, señala
Sabir Mustafa del Servicio Bengalí de la BBC.
"Bajo la dictadura militar, la
inversión sucedía en el marco de un capitalismo clientelista. Los que tenían
contactos con los militares tenían todas las ventajas y se había desarrollado
un monopolio. La corrupción estaba consumiendo todo", explica.
La corrupción no desapareció, pero se
abrió la economía, y con la democracia empezaron a entrar las inversiones. No
fue una avalancha, dice Sabir Mustafa, pero Bangladesh se ganó poco a poco el
prestigio de ser un país que estaba tratando de avanzar.
En segundo lugar, desde los años 80, el
país mantuvo un muy buen récord de inversión en capital humano,
particularmente en la educación y salud pública. Hubo acceso generalizado a la
educación primaria, privilegiando a las niñas y los cuidados de salud primaria
redujeron la mortandad infantil.
Sucesivos gobiernos continuaron
concentrándose en la enseñanza, expandiéndola a la educación secundaria y
superior. Hasta los años 80, la educación superior estaba en manos del
gobierno, ofrecida a través de universidades públicas. También el camino a las
instituciones privadas. Actualmente hay más de 100 universidades privadas.
El resultado ha sido una fuerza laboral educada que está entrando
en el muy importante sector de servicios que corresponde a un
50% de PIB.
Según Sabir Mustafa, un factor
que no se puede obviar en el desarrollo bangladesí es el papel de las ONG que
potencializaron la labor del gobierno desde los años 80.
"El gobierno no era lo
suficientemente extenso para suplir todos los servicios de educación, proyectos
de nutrición, empoderamiento de las mujeres, etc", explica.
"Las ONG entraron a llenar
esos vacíos creando escuelas informales para los excluidos, proveyendo salud
primaria y hasta trayendo capital extranjero a proyectos en los que el gobierno
no tenía el dinero para cumplir".
Mega
proyectos
El tercer momento clave fue la
llegada al poder de la primera ministra Sheikh Hasina, en 2009. Su campaña se
había enfocado en invertir en la infraestructura, empezando por la generación
de energía eléctrica.
Bangladesh era notorio por sus
apagones. Sólo el 47% de la población tenía acceso a la electricidad. Una gran inversión en el tendido eléctrico aumentó la generación
energética en 300%, brindando servicio al 95% de la ciudadanía y
repercutiendo en la economía. Se impulsaron la industria, la agricultura -que
depende de la irrigación con motores- y otros sectores.
El gobierno de Hasina luego se
concentró en carreteras y vías de comunicación, emprendiendo enormes mega
proyectos, como la construcción de un puente de 6km sobre el río
Padma para conectar una tercera parte del país con el resto del
territorio. "Normalmente, ese tipo de proyectos son financiados por el
Banco Mundial, pero el banco rehusó hacerlo por temor a la corrupción",
resaltó el editor del Servicio Bengalí de la BBC. Así que el gobierno decidió
invertir su propio dinero."Ningún otro gobierno se hubiera atrevido a
invertir 3 o 4 mil millones de su propio dinero en semejante proyecto",
destacó.
Esa fue una expresión de la
seguridad del gobierno en sus propias capacidades.
Aunque el índice de crecimiento
de PIB cayó otra vez en 2012 y 2014 debido a un período de mucho conflicto político y violencia
-tras unas cuestionadas elecciones- que afectaron la productividad y las
exportaciones, Sheikh Hasina pudo contener el conflicto y el PIB empezó a
crecer, hasta lo que actualmente registra de 8% al año.
Industria
tradicional y diversificación
Bangladesh ha dependido
extensamente de la industria textil, exportando ropa confeccionada a la Unión
Europea y Estados Unidos, que le representa unos US$15.000 millones en
ingresos. La industria de la confección ha ofrecido oportunidades de empleo a
mujeres de zonas rurales que, con anterioridad, no habían tenido la posibilidad
de ser parte de la fuerza laboral.
Otra fuente son las remesas, US$14.000 millones al año enviados por trabajadores en el exterior,
principalmente de los países del Golfo Árabe y el sureste asiático, como
Singapur, Malasia, Arabia Saudita, Qatar, Bahréin.
Estas son las dos principales fuentes
de dólares, pero también está diversificando su economía: la producción en
cuero es grande, alimentos congelados como langostinos y, en años recientes,
incluso productos agrícolas han empezado exportarse.
El desarrollo de la industria tecnológica es central a la transformación digital y
continuidad del crecimiento económico.
Bangladesh ha estado siguiendo el
modelo indio, queriéndose convertir en centro de programación de software y
subcontratación. Todavía hay limitaciones, como el idioma, comenta Sabir
Mustafa, pero la esperanza es que el mundo digital sea la próxima revolución en
el país.
Bangladesh es un país de baja
altitud, propenso a ciclones e inundaciones. Es uno de los más vulnerables al
cambio climático. En 1991, fue golpeado por un catastrófico ciclón que cobró
casi 150.000 vidas y causó daños valorados en US$1.700 millones de la época.
Desde entonces, a pesar de las
tormentas tropicales anuales,
Bangladesh a aprendido a manejar los efectos devastadores de la naturaleza.
"En las zonas costeras plantaron bosques, que controlan y bloquean las
inundaciones que son las que causan más muertes y construyeron cientos de
refugios con voluntarios trabajando allí", dice Sabir Mustafa.
Tienen un sistema de salud que se
despliega para tratar los heridos y afectados por las enfermedades que generan
las inundaciones. "Bangladesh tiene un sistema de manejo de desastres
mejor que el de India" asegura el editor del Servicio Bengalí de la BBC.
Ahora, el gran desafío viene del
cambio climático. Está enfrentando una futura emigración masiva de
sus zonas costeras. Así que Bangladesh está empezando a solicitar a países
occidentales que abran sus puertas a los "refugiados climáticos",
porque ese desplazamiento no lo puede absorber internamente. "No es algo
en lo que los países occidentales están interesados", señala el editor,
"por eso están explorando medidas e inversión en proyectos de mitigación
para que la gente se adapte a su nuevo ambiente".
Los investigadores están trabajando
en el desarrollo semillas que resistan la salinización del agua
por inundación, por ejemplo. "En la manera que han lidiado con
inundaciones y ciclones, lo podrán hacer", sostiene Sabir Mustafa.
La otra cara de la moneda
La gran mancha en esta próspera
economía es la corrupción. "Es endémica desde
arriba abajo y nadie sabe cómo lidiar con el problema a pesar de que el
gobierno insiste en que lo está haciendo", sostiene Mustafa. Uno de
los sectores más afectados es la banca que, según el editor del Servicio
Bengalí soporta casi US$11.000 millones en malos préstamos que nunca serán
saldados porque son de personas políticamente conectadas.
Al no tener los recursos, los bancos no pueden dar créditos a quienes
los necesitan: la pequeña y mediana industria. Al mismo tiempo,
el gobierno exige préstamos para sus ambiciosos proyectos y está muy endeudado.
"Ese es un problema que continuará incubándose y podría resultar en un
colapso, como pasó en Occidente en 2008, sólo que Bangladesh no tendría cómo
rescatar la banca, ni imponer un período de austeridad, porque necesita más
dinero para pagar su deuda, no menos", alega.
"Ese es el problema de un
gobierno autoritario donde no hay rendición de cuentas, porque hay que mantener
contentas a algunas personas, las personas que necesita para sostenerse".
Sabir Mustafa dice que en los últimos 10 años ha habido enormes
escándalos financieros, todos conectados con personas de
influencia que, por ende, no enfrentan cargos y salen libres.
Por otra parte, están las
dificultades de recaudo de impuestos. "Hay una población de tantos
millones que deberían estar flotando en dinero", afirma Mustafa.
"Pero no hay cómo gravar a la gente en el sector agrícola, por ejemplo,
que es una economía informal".
El gobierno tiene dificultades
creando la infraestructura para recaudar impuestos, en la que también
interfiere una excesiva burocracia,
por eso optó por el indirecto impuesto al valor agregado, IVA.
La corrupción además hace impacto
en las condiciones laborales. Aunque hay leyes para garantizar la seguridad y
salud, estas no son implementadas. El gobierno no es capaz de hacerlas cumplir
por funcionarios corruptos que se hacen los de la vista gorda.
Aunque la economía está
creciendo, la brecha entre rico y pobre se
agranda. "Los ricos, son tan ricos que ya no gastan en el
país, se van a Singapur", declara Sabir Mustafa.
Es cierto que el sistema
educativo está sacando más graduados de las universidades, pero el gobierno no
tiene trabajo para todos ellos, lo que crea desempleo. Además, dice el editor,
muchos universitarios no están capacitados en las áreas necesarias.
"Las empresas de confección
necesitan gerentes, expertos en mercadeo, comunicadores. Para eso, van a
buscarlos en Sri Lanka, India porque los bangladesíes no tienen esas
capacidades ni el idioma requeridos".
Para poder asegurar la continua
inversión en el país y garantizar su desarrollo, el gobierno debe enfrentar la corrupción y los
enredos burocráticos que hacen que los inversionistas prefieran ir con su
dinero a otra parte, asegura el editor del Servicio Bengalí de
la BBC.
Si Bangladesh ha podido hacer
frente a los embates de la naturaleza, puede hacerle frente a la corrupción y
la burocracia, sostiene Mustafa. "Estos no son actos de Dios, son creados
por humanos, son problemas que el gobierno puede abordar y están dentro de su
control".