Gerardo Honty
www.alainet.org/081216
En mayo de este año la
empresa Energy Transfer Partners
inició la construcción del oleoducto Dakota Access Pipeline que debe unir los
campos petroleros de Bakken, en Dakota del Norte, con las refinerías
de Illinois. El ducto, de casi 2.000 kilómetros de extensión, transportará
medio millón de barriles diarios y su tendido tendrá un costo de USD 3.000
millones. Si bien los cuatro estados por donde debe pasar el ducto (Dakota del
Norte, Dakota del Sur, Iowa e Illinois) habían aprobado las obras, aún faltaba
la autorización del cuerpo de ingenieros del ejército para el cruce de la
tubería por debajo de los ríos Mississippi y Missouri.
Standing
Rock
En el límite entre los
estados de Dakota del Norte y del Sur, sobre el río Missouri se encuentra la
reserva sioux (pueblos lakota y dakota) de Standing Rock. Esta reserva, de
9.000 km2 de extensión y 8.000 habitantes, es una de las mayores de Estados
Unidos y es parte de la Gran Reserva Sioux definida en 1851 por el tratado de
Fort Laramie. Algunos años después de la firma del tratado en las montañas de
Black Hill (Colinas Negras), sagradas para los sioux, fue descubierta una importante veta
de oro y el Congreso de Estados Unidos modificó unilateralmente y sin
consentimiento indio los límites del tratado para apropiarse de Black Hills.
Esto dio origen en 1876 a una de las mayores guerras
entre el ejército y los nativos americanos en la historia de Estados Unidos y tuvo su
epicentro en la famosa batalla de Little Bighorn donde Toro Sentado derrotó y
dio muerte al general George Custer. Pero finalmente los Sioux fueron vencidos
por el poderío del ejército y en 1889 la Gran Reserva Sioux fue dividida en seis reservas menores
entre las que se encuentra Standing Rock.
Como en una batalla
definitiva, o como manera de avasallar el corazón sagrado de las montañas
indias, el Congreso de Estados Unidos aprobó la construcción en las laderas de
las Black Hills de las famosas esculturas con los rostros de los cuatro
presidentes de EEUU: George Washington, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln y
Theodore Roosevelt, finalizadas en 1941.
La población de Standing Rock manifestó desde el
principio su oposición a que el oleoducto pasara por sus tierras y por debajo
del lago Oahe, en el río Missouri, argumentando que destruirían sus sitios
sagrados, contaminarían el agua y destruirían su ambiente.
Según los líderes
indígenas el tendido proyectado pasa a menos de un kilómetro de la frontera de
su territorio y, por lo tanto, la tribu defiende lo que entiende es su interés
soberano sobre la protección del agua, sus recursos culturales y su patrimonio.
Además, a lo largo de la ruta del oleoducto existen sitios de importancia
religiosa y cultural, incluyendo sitios de entierro de sus antepasados. El
oleoducto cruzaría las tierras tradicionales y ancestrales de la tribu, que
formaron parte del tratado de Fort Laramie poniendo en peligro muchos lugares
sagrados. Los indígenas argumentan que la ley federal y los tratados
internacionales obligan a la consulta y su consentimiento previo, obligaciones
que no se han cumplido.
La
resistencia
Unos meses atrás, se
estableció el campamento Oceti Sakowin para sostener la protesta. Cientos de
personas fueron llegando, provenientes de diferentes tribus y pueblos el país,
hasta transformase en la mayor concentración sioux en Estados Unidos desde la
batalla de Litle Bighorn. Oceti Sakowin (Och-et-eeshak-oh-win) es el nombre
lakota del Consejo de los Siete Fuegos, la histórica unión de varios clanes
tribales para dar origen al pueblo sioux. A fines de noviembre unas 7.000
personas acampaban cerca de la zona donde la policía mantenía bloqueado el
puente de Backwater, cerca de Cannon Ball.
Los activistas de la protesta fueron reprimidos en varias
ocasiones por la policía y la seguridad privada de la empresa utilizando gas
lacrimógeno, balas de goma, granadas y perros. A pesar del intenso
frío, llegando a fines de noviembre, el campamento seguía creciendo y personas
de distintas partes del mundo llegaban para apoyar a los manifestantes. El 25
de noviembre, la corporación de ingenieros del ejército envió una carta al
presidente sioux de Standing Rock, declarando que planeaba cerrar la propiedad
federal al norte de Cannonball River el 5 de diciembre, incluyendo el
campamento Oceti Sakowin. Cualquiera que acampara más allá de esa fecha sería
considerado intruso y sujeto a procesamiento.
Llegan
refuerzos
Ante esta amenaza, en los
primeros días de diciembre un grupo de al menos 2.000 veteranos de guerra del ejército
de los Estados Unidos se hicieron presentes para formar un "escudo
humano" de protección de los sioux en lucha. Convocados por Wesley Clark
Jr. (un ex teniente de caballería, hijo del reconocido general retirado y ex
candidato presidencial Wesley Clark) y Michael Wood Jr. (veterano de la marina),
los ex militares vestidos con sus uniformes, rangos y banderas militares,
comenzaron a arribar al campamento. “Nos congregaremos como una milicia
pacífica y desarmada en la Reserva Sioux Standing Rock”, dijo Clark a los
medios de prensa a su llegada al campamento.
Otro veterano, Jason
Brocar, de 44 años, dijo al New York Times que se conmovió por las escenas
televisadas entre la policía y los civiles y que eso estuviera sucediendo en
los Estados Unidos. "Incluso en Irak, había algunas reglas que cumplir. Si
esos chicos no tienen armas, simplemente no tiene sentido, esto no es un
polígono de tiro".
Finalmente, en la tarde
del 4 de diciembre, esta batalla llegó a su fin: el cuerpo de ingenieros del ejército
decidió no aprobar el actual trazado del oleoducto. La resolución argumenta
que, después de extensas consultas, entiende que la mejor forma para proceder
es “explorar rutas alternativas para el cruce del oleoducto” y elaborar un
estudio de impacto ambiental más amplio. Seguramente no sea la batalla final.
La amenaza de una rectificación de esta decisión una vez que Donald Trump asuma
la presidencia, pende sobre la cabeza de los sioux. Tampoco es evidente que un
nuevo trazado vaya a minimizar las amenazas para los sitios y el agua de su
población.
El
perdón
Pero lo más significativo,
o quizá la batalla tal vez más trascendental para el futuro fue lo que ocurrió
el lunes 5 cuando los cientos de veteranos del ejército de los Estados Unidos
pidieron perdón por las atrocidades cometidas contra el pueblo Sioux. "Hoy
fui testigo de algo poderoso y profundo", dijo Jon Eagle, oficial tribal
de la Reserva Sioux en Standing Rock. "Wes Clark Jr. y
los veteranos reunidos se arrodillaron y colectivamente pidieron perdón por el
genocidio y los crímenes de guerra cometidos por los militares de Estados
Unidos contra naciones tribales en este país".
"Muchos de nosotros,
yo particularmente," comenzó diciendo Clark, "provengo de unidades
que los han lastimado a lo largo de muchos años, tomamos sus tierras, firmamos
tratados que luego rompimos, robamos minerales de sus montañas sagradas,
insultamos con las caras de nuestros presidentes sus colinas sagradas y
tratamos de eliminar su idioma... Nosotros no los respetamos, contaminamos su
tierra y los hemos herido de muchas maneras". Luego se arrodilló ante el
jefe Leksi Leonard (Crow Dog) y agregó: "Pero ahora venimos a decir que lo
sentimos, que estamos a su servicio y le rogamos su perdón".
El jefe Leonard, en nombre
de las tribus presentes, a su vez pidió perdón por cualquier daño que podría
haber sido causado el 25 de junio de 1876, cuando la Gran Nación Sioux derrotó
a la 7 ª caballería dando muerte a más de doscientos cincuenta soldados
estadounidenses. "Hoy perdonamos y pedimos la paz mundial", dijo al
finalizar su discurso.
La
hora de los veteranos
Sin duda, más allá del
gran apoyo logrado de miles de personas, la presencia de los veteranos fue un
elemento clave en la resolución del conflicto. Iba a ser muy difícil para la
policía arremeter contra ellos como lo habían hecho contra los miembros de la
comunidad y los demás activistas en ocasiones anteriores.
Pero además, estos
veteranos han logrado un cierto reconocimiento y organización que les permite
imaginar nuevas batallas alineadas con sus nuevos objetivos. Estos ex militares
están planeando dirigirse a la ciudad de Flint en Michigan, donde la población
está embarcada en una batalla contra el gobernador Rick Snyder por la
contaminación con plomo del agua potable.
"No sabemos cuándo
vamos a estar allí, pero nos dirigiremos a Flint", dijo Wesley Clark Jr.
quien ha logrado recolectar más de un millón de dólares para su causa a través
de GoFundMe, un sitio de recaudación
de fondos para campañas de interés público. Según ABC News, este sábado 10 de
diciembre, los veteranos tendrán su primera asamblea para resolver la mejor
manera de apoyar la lucha de los ciudadanos de Flint.
Un inesperado y poderoso apoyo viene a recibir el
activismo ambiental norteamericano. Apoyo que aparenta ser una consecuencia
directa de la victoria electoral de Donald Trump, una victoria que parece haber
sembrado un nuevo mapa de alianzas en el corazón de la ciudadanía
norteamericana.
- Gerardo Honty es analista de CLAES
(Centro Latino Americano de Ecología Social).