Miguel Antonio Bernal
Con la situación económica imperante en nuestro país, -la cual se refleja
sin tapujos en el creciente costo de la vida-, cada día se escucha más y de
quien menos uno espera, la expresión: “Estoy buscando el real”.
Todo panameño de clase media
alta, media o baja está resintiendo lo que podríamos llamar “el “efecto
Varela”. El último quinquenio ha sido
destructivo para decenas de miles de hogares, pero no solo en el terreno
de la economía doméstica . En lo social el efecto ha sido contundente y en lo
moral, el desastre va en aumento.
Detrás de la expresión “Estoy
buscando el real”, concurren un sinnúmero de eslabones de la larga cadena
de frustraciones, decepciones, amarguras, desilusiones y pesimismos. El
lenguaje corporal de los que te dicen que “están buscando el real”, habla por
si solo y te anuncia que se abre el pórtico a la perdida de valores humanos
esenciales en estos tiempos.
Acompañando al pesimismo u optimismo de los que “están buscando el
real”, viene el reflejo de la caída libre, que viven cada día más personas y,
que no tiene que ver con las características del empobrecimiento o de quienes
dicen “haberse acostumbrado a ser pobres”.
El tradicional “juega vivo” del
comportamiento de amplios sectores de la población, ha iniciado su apresurada
carrera hacia un oportunismo novedoso por las personalidades de quienes lo adoptan.
Nuestra
sociedad, la del país nacional, se despersonaliza y la dignidad cede su espacio
a la envidia, la arrogancia, la
deslealtad, el mal agradecimiento, La sociedad vive un proceso de
descomposición moral y ético, que no deja de ser aprovechado por los factores
reales de poder, dispuestos a todo, con tal de no ceder un milímetro de su
control social, con tal de que se aplauda la mediocridad y la impunidad que los
caracteriza.
Y mientras crece la deuda
pública, el desabastecimiento de medicamentos no cesa, la criminalidad se
agiganta y el desempleo se extiende, Odebrecht, la Encubridora y los
encubridores desde los Órganos del Estado, se recrean viendo cómo la miseria
humana, se apodera de los que han optado por “estar buscando el real”.