Raúl Rejón
www.eldiario.es / 030617
El negacionismo
del cambio climático es más una creencia que una teoría política. El
presidente de EEUU cree que el calentamiento global provocado por la acción
humana no existe. El Partido Republicano de EEUU cree que el cambio climático
no es un problema.
A pesar de haber
hecho patente esa fe desde el inicio de su candidatura, Donald Trump ha venido
diciendo que estaba reflexionando sobre la postura que iba a tomar respecto al
Acuerdo Climático de París. Después de meses, ha decidido abandonarlo. Y ha despachado la salida con una
batería de argumentos formulados para satisfacer su creencia previa que los
datos desmienten.
"En
interés de nuestra economía"
Incluso un buen
puñado de las locomotoras de la economía norteamericana, entre las que están
Goldman Sachs, Unilever, Procter & Gamble, Disney o Pacific Gas &
Electric, han dicho al presidente que la mejor manera de "crear
empleos e impulsar la competitividad es permaneciendo en el acuerdo".
La petrolera Exxon
Mobil, al menos de manera oficial, reniega del negacionismo de Trump:
"El riesgo del cambio climático es claro y ese riesgo demanda acción. El
aumento de las emisiones a la atmósfera está teniendo un efecto de
calentamiento", admite esta empresa que gana dinero con la principal causa
de ese calentamiento, los combustibles fósiles. El que fue presidente y
consejero delegado de Exxon durante diez años y actual jefe de la
diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, se ha opuesto a la decisión de
Trump.
La española Repsol
también ha aceptado que el cambio climático necesita ser combatido y está unida
junto a Shell, Pemex, Total, Eni o BP en un grupo para, al menos, rebajar las
emisiones de sus operaciones.
Los
empleos del carbón "se irán" a China e India
Los empleos del
carbón son empleos que "nadie quiere", ha dicho el premio Nobel de
Economía Joseph Stiglitz. Son puestos de trabajo asociados a enfermedades
graves. En España los mineros pueden jubilarse con edades tempranas por esto.
Sin embargo, fueron sacados al ruedo por Trump en su explicación sobre la
estampida climática.
En EEUU, esos
empleos ya están cayendo por su propio peso. El mismo departamento de Energía
norteamericano ha contabilizado en su informe de enero de 2017 que la generación de
electricidad a base de carbón dio 87.000 empleos. Y la extracción genera
57.000, pero han caído un 39% desde 2009.
Por el contrario,
el mismo informe muestra que la generación solar de electricidad ya está
proporcionando 373.000 puestos de trabajo. Y la eólica otros 101.000 puestos
directos.
Donald Trump ha
esperado a tener algún documento que relacionara directamente el Acuerdo de
París con menor empleo. Le llegó en marzo pasado cuando se publicó un informe que decía directamente que los compromisos
climáticos de su antecesor Barack Obama destruirían 2,7 millones de puestos en
el sector industrial. Así lo repitió en su discurso del jueves. Detrás del
informe, financiándolo, han estado dos instituciones conocidas de antemano por
su negacionismo, entre ellas la Cámara de Comercio de Estados Unidos.
Si se cumple el
acuerdo, "solo se evitará el calentamiento en 0,2 ºC"
Trump se parapetó
en una organización de gran prestigio como el Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT) para sostener esta frase: irse del acuerdo sería
"bueno para la economía y el clima no se resentirá mucho".
La cuestión es que
los investigadores del MIT que hicieron esos estudios han salido a refutar a Trump. "Nosotros no somos esos
investigadores", han dicho. Su informe, reiteraron, decía que tal y como
está el Acuerdo de París, el freno del calentamiento se quedará en 0,9 grados.
Que París se quedaba corto ya era conocido nada más analizarse los compromisos
de reducción enviados por los países. El texto es abierto y contempla una
revisión en 2020 para una posible "mayor ambición".
"El
país más limpio. El aire más limpio"
Para quitar
importancia al hecho de desentenderse de la lucha contra el cambio climático,
Trump ha contado que su país "continuará siendo el más limpio. Con el aire
más limpio y el agua más limpia". Aparte de que los registros de emisiones
de gases le colocan como segundo más contaminador, el Índice de
Actuación Medioambiental de la Universidad de Yale da a EEUU el
puesto 26º. Si se atiende a los esfuerzos para contener sus emisiones, la
universidad lo coloca en el 128º. Y para deshacerse de la intensidad en el uso
del carbono, el 50º.
"Una
reafirmación de nuestra soberanía"
Eso es lo que cree
Trump que ha hecho. "¿En qué punto quedó EEUU degradado? ¿En qué momento
empezaron reírse de EEUU como país?", se preguntaba. El Acuerdo de París
se llama acuerdo y no tratado porque la administración de Obama lo quiso así
debido a las vinculaciones legales que, entendía, se derivaban de la
denominación.
Este acuerdo se
basa, desde el punto de vista funcional, en las contribuciones
que cada país decide aportar: Cada Estado ha calculado cuánto está
dispuesto a recortar sus emisiones, ha optado por la línea base desde la que
contar esa reducción y cómo recorrerá ese camino. Todo es voluntario. Por
eso la suma no ha conseguido llegar a los 2ºC. Es el camino inverso al
Protocolo de Kioto que estableció el nivel de reducción global y luego trató de
repartirlo. No salió.
Trump no ha estado
solo en esta creencia. No solo los grupos conservadores negacionistas le apoyan
en esto: 22 senadores republicanos le enviaron una carta en mayo para que se
saliera del acuerdo. Rivales en la carrera para la candidatura del partido como
Ted Cruz o Marco Rubio denigraron el compromiso de París. Todos comparten esa
fe. El jueves por la noche, según Trump iba desgranando sus razones para
boicotear el esfuerzo mundial contra el cambio climático, el presidente
republicano repetía con cada dato "creedme, creedme".