Juan José Tamayo /entrevista
www.publico.es/15/03/17
Puedes
ponerlo, fui condiscípulo riguroso del cardenal Cañizares, nuestras tesis doctorales
fueron dirigidas por el mismo profesor de Teología. Él nos decía que no había
dirigido dos tesis con posiciones más contrarias".
La
tesis de Juan José Tamayo (Palencia, 1946) versó sobre la Juventud
Obrera Cristiana, mientras
que la del cardenal Antonio Cañizares, sobre la vida, obra y milagros de un
santo valenciano. Tamayo continuó sus estudios hasta convertirse en uno de los
más reconocidos teólogos de la liberación. Ideología que, cuentan, inspiró el giro
que el papa Francisco quiso dar a la Iglesia católica.
Justo
cuando se cumplen cuatro años de papado de Jorge Bergoglio, cuando la
Conferencia Episcopal ha elegido a Cañizares vicepresidente, y cuando el
laicismo del Estado español vuelve a ser foco de debate, Tamayo, director de la
cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones en la Universidad Carlos
III, carga duramente contra el alto clero español y el papel de la Iglesia en
la democracia.
P:
¿Ha logrado la democracia española independizarse de la Iglesia católica?
R: La
democracia española, después de la muerte de Franco, desde la Transición hasta
nuestros días, es rehén de la Iglesia católica. O mejor, de la jerarquía
católica. Desde la Transición lo que han hecho los diferentes partidos que han
estado en el Gobierno ha sido dotar a la Iglesia de cada vez más privilegios
esperando una rentabilidad en apoyo político.
No estamos en una
democracia laica, sino en un Estado que dudo que sea siquiera no confesional,
sino que tiene una confesionalidad que no disimula. Primero en los textos, ya
que la Constitución reconoce el estatuto especial de la Iglesia católica, y
segundo en la práctica política, ya que le concede todo tipo de privilegios:
educativos, económicos, fiscales e incluso militares, ya que el Ejército
español cuenta con un arzobispo con sacerdotes a su servicio, y que van
ascendiendo en graduación al mismo nivel que el resto de los militares.
Estas prebendas no
solamente no se han reducido no solamente no se han reducido con el paso del
tiempo y con los partidos de izquierda en el gobierno, sino que se han
incrementado todavía más. El ejemplo más claro es la casilla de la declaración
de la renta, que le supone un ingreso de 250 millones que concedido por el
Estado generosa y gratuitamente, sin que haya una justificación para esa
aportación.
El trato que se da
a la Iglesia católica en este tema es del mismo nivel que el trato que se le da
a los asuntos sociales. Eso es una hipoteca gravísima y un ejemplo claro de que
seguimos en un Estado confesional.
¿Y
la moral del Estado? ¿Cree que también está demasiado influida por la Iglesia
católica?
Claro. La moral
del Estado es una moral católica, pero además de los sectores más
conservadores. Lo que está pasando es que afortunadamente la ciudadanía
éticamente es mayor de edad, se rige por su propia conciencia, los derechos
humanos y los principios de una ética cívica, y para nada tiene en cuenta ese
trasvase desde la moral católica hacia la moral del Estado. El mejor antídoto
frente a esa dependencia está en esa madurez y mayoría de edad de ciudadanos y
ciudadanas españolas, que en muy poco tiempo han conseguido liberarse de la
moralina represiva de la Iglesia católica.
Buena parte de las
leyes que se han elaborado en estos 40 años, que han rozado los principios
doctrinales de la Iglesia católica, han tenido que salir con forceps. Y además
con unas enormes limitaciones, porque la Iglesia católica se ha encargado de
identificar pecado con delito, calificando de delitos aquellos comportamientos que
en el interior de la Iglesia católica son pecado, cuando tenían que estar clara
y netamente separados. Un ejemplo de esta falta de separación está en los
juicios de personas que han expresado libremente una serie de actitudes en
espacios religiosos que se consideran profanación dentro de la Iglesia católica
y el Código Penal los traduce en culpabilidad penal.
Yo creo que
todavía la moral del Estado está hipotecada por la moral cristiana...
Tradicional. Porque hay una ética del Evangelio, que es la ética de la
Liberación, de la justicia, de la solidaridad, la ética de la opción por los
excluidos, que no practican los jerarcas, no la ponen en práctica y tampoco se
ha traspasado al Estado.
Pero
a la hora de identificar sus propios delitos...
No se ha producido
ninguna colaboración de la Iglesia católica en casos claramente delictivos de
sacerdotes, de profesores de colegios, pederastas, que no han sido entregados a
la justicia, ni tan siquiera han recibido un castigo dentro de la propia
comunidad cristiana.
La jerarquía
católica, la Conferencia Episcopal, no se ha pronunciado ante el autobús de
Hazte Oír. Tenía que haberse pronunciado, porque es un mensaje totalmente
homófobo, pero sin embargo ha preferido callarse. ¿Por qué? Porque en el fondo
está de acuerdo con esos mensajes ultraconservadores que fomentan el odio.
Cañizares es un
cardenal que en sus declaraciones demuestra odio a todo lo que tenga que ver
con las relaciones que no son heterosexuales. Que está en contra de la teoría
de género, a la que desprecia llamándola ideología de género y diciendo que es
una de las ideologías más funestas de la humanidad. Además, con motivo del
fenómeno de la inmigración dijo que había que tener mucho cuidado con los
inmigrantes porque podían ser como el caballo de Troya.
Eligen por mayoría
absoluta a un cardenal que es homófobo, que es xenófobo, que es machista,
patriarcal y sexista. ¿No es esto un ejemplo claro de cómo está posicionada la
Conferencia Episcopal? No es un obispo sin más, es que este obispo con estas
declaraciones ha sido ratificado por mayoría absoluta como vicepresidente de la
Conferencia Episcopal. ¿No es esto grave?
¿Es
esto una prueba de la progresiva radicalización del discurso de la Conferencia
Episcopal?
En la medida en
que avanzan las leyes críticas con la violencia de género, defensoras de la
Igualdad entre hombres y mujeres, respetuosas con las diferentes identidades
sexuales, ellos radicalizan todavía más sus posiciones reaccionarias e
integristas. Se consideran los guardianes de la moral.
"En la medida
que avanzan las leyes que defienden la igualdad ellos radicalizan todavía más
sus posiciones integristas"
Yo nunca he hecho
declaraciones contra Cañizares, fue mi condiscípulo y fuimos buenos amigos. Él
era un hombre… Nunca progresista, pero tampoco tan integrista como ahora, sino
más centrista, del Vaticano II, de planteamientos más moderados. Nunca sacó los
pies del estribo como lo está haciendo ahora.
Que haga esas
declaraciones me parece muy mal, aún cuando nunca le he criticado públicamente,
las repruebo radicalmente. Pero que a esta persona la hayan nombrado
vicepresidente de la Conferencia Episcopal me parece la mejor prueba, la
verificación empírica de la deriva inmovilista que está siguiendo la jerarquía
católica.
El
cardenal Antonio Cañizares, en una imagen de 2007 portando una 'capa magna',
prenda en desuso y desaconsejada para las ceremonias por el papa Pablo VI en el
año 1969.
¿Podría estar Cañizares radicalizando su discurso precisamente para ascender en la jerarquía eclesiástica?
Precisamente ahora
con [el papa] Francisco, hacer esas declaraciones tan generadoras de odio
debería generar todo lo contrario. Pero claro, la reforma de Francisco no ha
pasado los Pirineos. Y por eso Cañizares, que se posiciona de manera clara y
directa y sin ningún tipo de reparo contra las orientaciones renovadoras del
papa, puede ascender. Si realmente los obispos españoles caminaran en la
dirección del papa, a Cañizares nunca le habrían podido elegir vicepresidente.
Se ha impuesto la
continuidad integrista y conservadora en contra de la orientación reformadora.
Estas elecciones han sido una bofetada en contra del proyecto del papa
Francisco.
¿Se
ha quedado la Iglesia española anclada en el pasado?
A la Conferencia
Episcopal le falta sentido profético, están demasiados instalados en el sistema
eclesiástico, son demasiado complacientes con el poder político del que reciben
muchas prebendas, y en agradecimiento no demuestran esa crítica que por ejemplo
hace Francisco al capitalismo por ser injusto de raíz. Estos obispos, a lo
largo de la crisis no han hecho apenas declaraciones contra la responsabilidad
que tiene el neoliberalismo al provocar todavía más desigualdad.
Es ingente la
cantidad de documentos que han publicado los obispos españoles en estos últimos
40 años contra el divorcio, contra el aborto, contra la píldora del día
después, contra las relaciones prematrimoniales, contra la fecundación in
vitro, contra la ordenación de las mujeres, contra el matrimonio de los
sacerdotes, contra y contra y contra todo aquello que supone una apertura en la
sexualidad, en las relaciones de pareja, en los modelos de familia, etc. Yo he
recogido hasta 14 noes de los obispos.
Sin embargo muy
pocas veces, y de manera encubierta, han condenado la violencia de género.
Condenan la teoría de género descalificándola como ideología, incluso algunos
obispos consideran que esta ideología de género es la responsable de que las
mujeres se rebelen y luego los hombres ejerzan la violencia contra ellas. Es
escandaloso.
Tantos documentos
contra la ideología de género y ni una sola manifestación, ni una solo
documento público contra la violencia de género que se lleva por delante
mujeres. ¿No es eso una falta de piedad, de misericordia, de sensibilidad hacia
la violencia contra las mujeres? ¿No está también legitimando, al menos
indirectamente, esa violencia?
¿Y
no va eso contra su propio interés? ¿Cómo logrará la Iglesia llegar a la gente
si adopta una postura tan reaccionaria?
Son los peores
propagandistas de su propio producto. Ellos mismos se están haciendo el
harakiri. Con estas posiciones cada vez es mayor el número de apostatas
explícitos que abandonan la Iglesia porque no pueden compartir estos
planteamientos que no tienen ninguna sensibilidad hacia los sectores que
sufren.
Ellos van a decir
que la causa de la falta de fe es de la secularización, de la pornografía, del
libertinaje… Pero en el fondo la responsabilidad en la crisis que está
sufriendo la Iglesia hoy es interior, están eligiendo el peor camino para poder
defender la autenticidad y la verdad del mensaje que dicen anunciar.