Jorge Luis
Prosperi Ramírez
Blog de Jorge
Prosperi/100317
Las cifras
disponibles de nuestro Instituto Nacional de Estadísticas y Censo, complementadas con
algunas estimaciones personales, sugieren que, en efecto, estamos disminuyendo
la Mortalidad Materna. Pero no cantemos victoria porque cualquier nivel de
mortalidad materna prevenible debe ser inaceptable. Y alcanzar el objetivo de
“cero muertes maternas por hemorragia” debe ser el desafío más crucial de nuestra
sociedad, porque nuestras mujeres son la fuente de nuestros principios y
valores, y el eje de nuestro desarrollo.
Antes de entrar en
materia reconozco y felicito el esfuerzo y compromiso del personal técnico y
profesional (auxiliares, enfermeras, médicos) en el nivel local (Puestos y
Centros de Salud y Hospitales). Ellos y ellas, son los responsables directos de
este importante logro. Y eso, subrayo, a pesar de limitaciones en equipos,
suministros y medicamentos. Y en no pocas ocasiones, a pesar de la incapacidad
demostrada de muchas de las autoridades superiores de los últimos tiempos.
Dicho eso,
comparto sin más preámbulos la información disponible en las páginas del INEC,
señalando antes, con pesar, que la descripción del estado de salud presentada en
la página Web del MINSA está desactualizada (data del 2013).
Tampoco hay información sobre los avances del plan y las actividades para
disminuir la mortalidad materna. Ojala y nuestras autoridades tomen nota de
esto y publiquen oportunamente lo que llevan a cabo.
Exceptuando las
cifras de 2011 (cuya validez recomiendo investigar), la gráfica muestra una
ligera, pero clara, tendencia al descenso. En el año 2011 el Ministerio de
Salud, la Caja de Seguro Social y el Despacho de la Primera Dama, en
colaboración con la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) y el Fondo
de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), llevaron a cabo el lanzamiento de la Iniciativa Maternidad Segura.
Lamentablemente no encontré información sobre el avance de esta iniciativa.
El examen por
provincia y comarca, muestra que Panamá y Colón, junto con la Comarca Ngäbe
Buglé, presentan la mayor cantidad de defunciones maternas (en cifras
absolutas) en el período 2008 al 2015.
No obstante, al
analizar el indicador “razón de mortalidad materna por 100,000 nacidos vivos,
apreciamos que, aunque se refleja la misma tendencia al descenso, nuestras
áreas rurales aún no alcanzan la Meta 3.1 de los ODS para 2030, “reducir la
tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100.000 nacidos
vivos”. Sin embargo parece claro que alcanzarán.
El caso de
nuestras tres comarcas y de la provincia de Colón, es muy diferente, pues
muestran una razón (promedio) superior a las 300 muertes maternas por cada
100,000 nacidos vivos, equivalente a cuatro veces el valor del indicador para
la provincia de Panamá, lo que nos aleja de alcanzar la meta antes señalada y
nos obliga a redoblar los esfuerzos en estos territorios.
En este contexto
el Gobierno de la República de Panamá y su Gabinete Social, puso en marcha en
el 2015, la iniciativa “Trabajando Juntos por la Salud Materna en la Comarca Ngäbe Buglé”,
para cumplir con el objetivo de reducir la mortalidad materna a un 65%. Tampoco
encontré información sobre al avance de esta iniciativa. Recomiendo que esta
iniciativa (actualizada y mejorada) se extienda a las demás Comarcas y a la
Provincia de Colón.
A pesar de la
tendencia al descenso señalada al inicio, las principales causas de defunciones
son: Hemorragia Obstétrica, Eclampsia, Aborto complicado con infección, Pre
eclampsia, Anemia que complica el embarazo, parto y puerperio, Embarazo
ectópico. Todas ellas asociadas a la atención médica en hospitales y centros de
salud, así como los cuidados prenatales, el estado de salud previo, y las
desigualdades en las condiciones de vida de la población. La concentración de
altas tasas afecta, principalmente, las áreas impactadas por la pobreza y la
falta de servicios básicos. En fin, todas las causas prevenibles y evitables…
¿Y Qué tenemos que
hacer para evitar las muertes maternas?
Las estrategias
para poner fin a la mortalidad materna prevenible requieren, antes de todo, del
desarrollo de un enfoque de la salud basado en los derechos humanos, y centrado
en la eliminación de las considerables desigualdades persistentes en nuestro
país, las que generan disparidades en el acceso a la atención sanitaria, en su
calidad y resultados.
La inmensa mayoría
de las muertes maternas se evitarían fortaleciendo los programas nacionales que
aumentan el acceso de las mujeres a servicios de salud de buena calidad y
culturalmente apropiados, con una Atención Primaria de Salud desarrollada por
personal con las competencias necesarias. Estos servicios deben integrar de
manera gratuita la educación sexual integral y la atención también integral en
todas las etapas: la preconcepción (incluida la planificación familiar), el
embarazo, el parto y el posparto. Una consideración especial requiere el tratamiento
del aborto terapéutico y el aborto inducido. Es otro tema pendiente que debe
resolver nuestra sociedad.
Es igualmente
necesario trabajar mucho más, de manera comprometida y sostenida en el
desarrollo y fortalecimiento de la Rectoría del MINSA y de las Funciones
Esenciales de Salud Pública, especialmente las que tienen que ver con el
desarrollo de nuestros recursos humanos, y con la vigilancia de la calidad y
calidez de la atención.
Para finalizar,
les invito a leer y utilizar el material disponible en la página “Cero muertes
maternas por hemorragia”, una iniciativa de la Organización
Panamericana de la Salud, OPS/OMS, y el Centro Latinoamericano de
Perinatología, Salud de la Mujer y Reproductiva, CLAP/SMR, dedicada a prevenir
que las mujeres mueran como consecuencia de una hemorragia posparto.