www.rebelion.org/130317
Manifestación
saharaui durante el funeral del líder del Frente Polisario Mohamed Abdelaziz,
en Tinduf (Argelia), 030616 (Reuters / Ramzi Boudina).
La cuestión del
Sahara Occidental no va a resolverse mientras no se encuentre una solución al
problema de la democracia en la región.
En un movimiento
unilateral, Marruecos ha decidido retirarse de la región Alkrkrat, en el
Sahara, evitando un conflicto que estaba ya a punto de estallar en esa zona.
Para los que no
conocen la geografía de la región, Alkrkrat es una zona-tapón entre la frontera
sur de la región del Sahara y la frontera norte de Mauritania. Se extiende
directamente por detrás de la barrera de arena construida por el ejército
marroquí a finales de la década de 1980 para proteger de los ataques del
Polisario las ciudades (y pueblos) de la región del Sahara que estaban bajo la
administración de Marruecos. Es la valla militar de seguridad más larga del
mundo.
El ejército marroquí
ha abandonado la zona-tapón entre esa zona y Argelia al este, y entre esa zona
y Mauritania al sur, para evitar cualquier fricción con sus dos vecinos cuando
persigue a los combatientes que utilizaban esos dos países como base de
retaguardia para lanzar ataques contra las tropas marroquíes. Los campos del
Polisario siguen estando en la zona de Tinduf, al sur de Argelia.
La decisión de
Marruecos es sensata, teniendo en cuenta que la zona de la que ha decidido
retirarse era considerada “zona-tapón”, apodada “Suiza” por los
contrabandistas, debido a la ausencia de una autoridad gubernamental en la
zona. Una pequeña franja separa el último puesto aduanero marroquí en la región
del Sahara y el primer puesto aduanero en el norte del suelo mauritano.
Por tanto, la
decisión marroquí de “retirarse” es de carácter político y simbólico, e intenta
enviar un mensaje al nuevo secretario general de las Naciones Unidas, Antonio
Guterres, de que el Estado marroquí está tendiendo una mano de cooperación a la
ONU bajo ese nuevo liderazgo, a fin de encontrar una solución al conflicto más
antiguo en el continente.
Por otra parte, el
Frente Polisario celebró lo que considera su “victoria militar”, explotándola
como publicidad positiva, especialmente porque este es el primer desarrollo
importante que se produce bajo su nuevo líder tras la muerte de su anterior
dirigente, Mohamed Abdelaziz. El grupo está enfrentándose a una auténtica
prueba a fin de consolidar su continuada adhesión al proyecto de establecer un
“Estado saharaui” en la región.
Sin embargo, lo
que ahora se llama el “conflicto de Alkrkrat” es sólo un eco de la batalla
diplomática que está produciéndose en los pasillos de la Unión Africana, a la
que Marruecos se incorporó recientemente después de más de 32 años de ausencia.
Al enviar sus fuerzas a una zona considerada “aislada”, Marruecos está
intentando confirmar su “soberanía” sobre la región del Sahara, considerando
por tanto las fronteras de la región como parte de su propio territorio. Eso
está en total conformidad con la Carta de la Unión Africana, que considera que
las fronteras de sus Estados Miembros son “sagradas” e inalterables. El Frente
Polisario está intentando desplegar su fuerza militar en esta zona-tapón para
recordar a los miembros de la Unión Africana su lucha con Marruecos, el
“viejo/nuevo” miembro de la organización.
Resulta evidente
que este conflicto no se ha resuelto con una guerra que dura ya 16 años entre
las dos partes y que tantas víctimas ha causado en ambos lados. Dado que una
nueva guerra no va a resolver nada, ninguna de las partes intenta provocarla,
aunque así lo pretendan en ocasiones.
Por tanto, la
solución natural a este conflicto crónico que se ha convertido en una carga
para la región del Magreb, desde Marruecos a Libia, pasando por Mauritania, es
la vuelta a la mesa de negociaciones para comprometerse seriamente en encontrar
posibles soluciones. Ese diálogo no resultará eficaz sin la participación de
una parte clave, Argelia, que alberga en su territorio al Frente Polisario y
tiene capacidad para influir en sus decisiones.
Hasta ahora,
Marruecos ha ofrecido una propuesta que concede la autonomía a la población de
la región pero manteniendo la soberanía marroquí, mientras que el Frente
Polisario, apoyado por Argelia, defiende del derecho del “pueblo saharaui” a la
“autodeterminación”.
Ante la negativa
de cada una de las partes a modificar su postura, el conflicto ha llegado a un
punto muerto. Las víctimas del conflicto son hoy los miles de seres que viven
en terribles condiciones en los campos del Polisario al sur de Argelia, así
como los millones de personas en Marruecos y Argelia que están teniendo que
pagar miles de millones de dólares al año que se dedican a comprar armamento.
Añádase a esto los
millones de habitantes de las naciones de la región del Magreb que a diario
están pagando la ausencia de una Unión Árabe del Magreb capaz de establecer un
mercado magrebí más amplio que otorgue dignidad a sus pueblos y les salve de
verse forzosamente obligados a emigrar a Occidente y mendigar en sus puertas.
En cambio, el conflicto ha creado las condiciones para que sus países se
transformen en campo fértil para la exportación de inmigrantes,
contrabandistas, criminales y terroristas.
Como he escrito en
muchas ocasiones anteriormente, la causa fundamental de la cuestión del Sahara
Occidental desde la década de 1970, antes que ser una cuestión entre dos o tres
países, es la ausencia de democracia en la región, especialmente en Marruecos y
Argelia. La continuación del conflicto es hoy en día la continuación de este
gran “déficit” de democracia que la región sigue sufriendo. El problema no va a
resolverse a menos que se resuelva el problema de la democracia en la zona.
Pero parece que ninguna de las partes en el conflicto, ni las que se ven
afectadas por el mismo, está tratando de hacer algo en tal sentido. Por tanto,
la crisis continuará, junto con la desesperación, hasta que el amanecer de la
democracia brille sobre la región. Pero ese futuro está aún muy lejos.
(Traducido del
original en lengua árabe publicado en Al-Araby
Al-Jadid , el 1 de marzo de 2017.)
Ali Anouzla es un
periodista y escritor marroquí, así como editor-jefe de la página de
información Lakome.com. Ha sido fundador y redactor de varios periódicos
marroquíes.