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La cruda violencia policial contra los niños mapuches

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Heridas con balines, bombas lacrimógenas, interrogatorios ilegales en los colegios, rapto e incluso tortura a menores mapuches por parte de Carabineros están siendo denunciados por diferentes organizaciones.

Mijael Carbone tenía apenas ocho años cuando corrió desesperado tras la patrulla policial que se llevó detenidos a su abuelo y a su abuela, las únicas dos personas con las que vivía en la comunidad de Temucuicui. Ambos adultos formaban parte de las demandas del pueblo mapuche por la restitución de sus tierras, una lucha que sigue vigente hasta el día de hoy.

Ese día el pequeño Mijael, sin ninguna explicación de Carabineros por la detención de sus familiares, tuvo que volver solo a su casa y esperar a que vecinos de la comunidad fueran a acompañarlo y le explicaran lo que había sucedido. El episodio lo recuerda como si hubiera sido ayer y fue lo que lo inspiró a estar a la cabeza de la organización Alianza Territorial Mapuche (ATM).

Uno de los aspectos del pueblo mapuche del que se preocupa especialmente la ATM es de proteger los derechos de la niñez para evitar que los niños pasen por situaciones como la que Miajel vivió y también para asistirlos en caso de que ocurran. “Me tocó una consecuencia muy parecida a la que están viviendo hoy día los niños mapuches, una situación sin posibilidades, sin derechos, con abuso de poder, reducción de territorio. Un montón de cosas con las que, obviamente, un niño mapuche no se cría de la mejor forma”, dice Mijael Carbone, hoy de 27 años.

Pero la situación que viven actualmente los niños indígenas no es tan diferente a la que él vivió. A pesar de que ya no hay presencia militar en el territorio, algo que sí le tocó ver al dirigente, la violencia policial hacia menores de edad mapuches es innegable. En el contexto de la reivindicación de sus tierras ancestrales, una serie de niños ha sufrido las consecuencias de los allanamientos policiales, viendo cómo los carabineros arrestan a sus familiares e incluso recibiendo golpes de parte de ellos. “En un allanamiento la agresividad es impactante, pocas veces hemos podido registrar imágenes donde Carabineros golpea a un niño, golpea a una mujer con una niña en brazos. Que tu casa esté llena de lacrimógenas al interior y tengas que salir producto del ahogo o ver a tu padre lleno de perdigones y sangrando por todos lados, son cosas que impactan mucho a un niño. Impactan a cualquier persona”, dice Mijael Carbone.

Para denunciar esta situación, hace un par de semanas la ATM, el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil) y la Fundación Apoyo a la Niñez y sus Derechos (Anide) hicieron una presentación ante la Comisión Internacional de Derechos Humanos en Washington D.C. donde mostraron pruebas visuales de acciones policiales violentas contra 73 niños, niñas y adolescentes mapuches en lo últimos años. Ahí, Mijael Carbone, junto a las abogadas Manuela Royo y Juliana Bravo, expuso un crudo video con imágenes de niños ensangrentados, con sus piernas heridas por balines y moretones en el cuerpo producto de allanamientos policiales.

En la misma exposición participó Juliana Bravo, abogada del Cejil que fue parte de la solicitud que se le hizo a la Comisión para que haga un seguimiento del tema. “Es una población que es vulnerable, no solo porque son niños, sino porque son indígenas. Esas dos condiciones se mezclan, son poblaciones en las que los estados tienen obligaciones reforzadas  a nivel internacional para proteger los derechos y no lo hace”, dice Bravo en conversación con eldesconcierto.cl desde la sede de la organización en Argentina.

Los hechos no son novedosos, por casos de esta misma índole el año 2011 tres organismos presentaron una demanda contra el Estado de Chile frente a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En ese momento la Red de ONGs de Infancia y Juventud de Chile también denunció presencia de bombas lacrimógenas, interrogatorios ilegales en los colegios, rapto e incluso tortura a menores mapuches. La demanda concluyó en un acuerdo con el que el Estado chileno se comprometió a no aplicar la Ley Antiterrorista a niños.

Pero la situación no me ha mejorado mucho. El escenario se repite años después en recursos de amparo que ha interpuesto el  Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).  En 2012 la institución denunció a Carabineros de Chile por disparar perdigones a cuatro menores en el Hospital de Collipulli mientras se llevaba a cabo la constatación de lesiones tras el desalojo de una toma de un fundo perpetuada por un grupo de comuneros. En 2014 policías bloquearon el paso de un furgón escolar con niños con sus vehículos blindados, el hecho generó descontento en los apoderados y terminó con la utilización profusa de gases lacrimógenos que afectaron a 11 niños y niñas.

Ese mismo año, en el contexto de otro desalojo por la ocupación de un fundo, una niña de diez años y un niño de doce grabaron el procedimiento policial y “personal de Carabineros de forma violenta se dirigió a los niños/as, obligándolos a tirarse al suelo y a entregar los artefactos mencionados. En estas condiciones los niños/as fueron esposados y arrastrados al furgón policial”, según constata el documento del INDH.

En el último informe anual de la institución, publicado a comienzos de 2015, se lee: “las violaciones de derechos –en particular de niños y adolescentes mapuches– producto del uso excesivo de la fuerza por parte de personal de Carabineros, se ha mantenido a lo largo del año sin mayores cambios en un patrón sobre el cual el INDH ha reclamado, y al cual se ha referido la justicia, en el sentido de cuestionar y sancionar el actuar de las fuerzas de seguridad, particularmente respecto de niños y niñas mapuches, exigiendo su apego irrestricto a las normas y reglamentos vigentes”. 

El INDH ya expresó su preocupación al Comité de los Derechos del Niño de la ONU, que hizo público el recién pasado 2 de octubre un documento con observaciones y sugerencias respecto a la infancia al Estado de Chile. Allí declara que “El Comité sigue profundamente preocupado por la situación permanente de la desigualdad, la discriminación y la violencia contra los niños indígenas, en particular los niños mapuches”.

Juliana Bravo, del Cejil explica que en un escenario como este se puede prestar para pensar que existe discriminación hacia estos niños por ser mapuches". Una de las preguntas que nosotros nos hacíamos era qué pasaría con la sociedad, con los medios de comunicación, si lo que sucede en una escuela en el sur en Chile con niños mapuches en la que un grupo de funcionarios del estado lanza gases lacrimógenos, pasara en una escuela en Santiago. No tenemos una evaluación para decir que esto es dirigido a ellos porque son mapuches, pero si uno hace una evaluación en este sentido uno puede pensar sí”, declara.

Carabineros no se refirió a los hechos cuando fue contactado por eldesconcierto.cl, arguyendo que necesitaban más tiempo para gestionar la respuesta. En cuanto al gobierno, en conversación con eldesconcierto.cl la directora del Consejo de la Infancia, Estela Ortíz, dijo que se ha “avanzado en un acuerdo con el Ministerio del Interior para que cuando se use la violencia desmesurada y un carabinero sea condenado sea inmediatamente dado de baja, cosa que hasta hace meses atrás no ocurría. Independientemente de eso, hemos tenido una mesa de trabajo con expertos indígenas. Tenemos situaciones graves de las cuales tenemos que hacernos responsables”.

Crecer con rabia

“Si ustedes continúan en los mismos pasos que sus papás, los vamos a matar a todos”, recuerda un niño de nueve años que le dijo un Carabinero en uno de los enfrentamientos que le han tocado vivir en su corta vida.

Amenazas de este tipo, según Mijael Carbone, son casi pan de cada día. “Los mapuches nos educamos siempre cercanos al papá y la mamá, entonces crecimos viendo qué es lo que hacen, lo que hablan, lo que pasa. Yo viví teniendo las ganas de crecer lo antes posible para poder defenderme y defender a los que estaban alrededor mío. Los niños de hoy día también crecen con allanamientos, ven la agresividad de parte de Carabineros sin tener explicación alguna, entonces hay una niñez mapuche con rabia y no queremos que nuestros niños se críen con ese odio”, declara el dirigente de la ATM.

A su propia hija, de nueve años, le ha tocado vivir varios allanamientos e incluso un ataque con bombas lacrimógenas dentro de su escuela. Como ella son muchos los niños que temen y desconfían de los adultos que llevan uniforme verde. Para tratar estos casos la organización está llevando a cabo talleres de pintura, eventos con payasos, cuenta cuentos, clases de mapudungún y otras actividades que permitan a los menores conectarse con su niñez y que puedan “cambiar el switch”, dice Mijael. “Queremos que ellos puedan tener una niñez, la niñez que nosotros no tuvimos. Nosotros nos criamos con eso y no queremos seguir criando a más gente con lo mismo. Hemos crecido para poder protegerlos y evitar que ocurra absolutamente lo mismo. Queremos que esto cambie”, añade.

Pero el cambio al que aspira no es fácil, sobre todo considerando que desde su visión la violación a los derechos de los niños, niñas y adolescentes indígenas va a seguir hasta que se solucione el conflicto de fondo entre el Estado de Chile y el pueblo mapuche: “Acá hay un tema de fondo; mientras no haya un dialogo directo verdadero con las comunidades, una disponibilidad de parte del Estado para avanzar en las demandas, los derechos, no solamente de los niños, sino de las personas, se van a seguir violando en territorio mapuche”.