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Los representantes de 195 países, la mayoría de los Estados del mundo,
se reúnen en la cumbre del Clima de París entre el 30 de noviembre y el 11 de
diciembre. En este encuentro se tratará de cerrar el primer acuerdo global para intentar frenar el
cambio climático.
¿Qué es el cambio climático?
Los llamados gases de efecto invernadero, principalmente el dióxido de
carbono (CO2), se acumulan en la atmósfera e impiden que las radiaciones
infrarrojas que emite el planeta al calentarse salgan al espacio. Esto hace que
la temperatura del planeta suba. Estos gases siempre han estado presentes en la
atmósfera. El problema, según el consenso científico (casi absoluto), es que
las actividades humanas han contribuido a romper el equilibrio existente. La
industria, el transporte y los usos de suelos han aumentado la concentración de
estos gases. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la concentración de CO2 en la atmósfera
alcanzó en 2014 las 397,7 partes por millón (ppm). Antes de la Revolución
Industrial era de 278 ppm.
¿Qué consecuencias tiene el cambio climático?
Los científicos del grupo IPCC de la ONU señalaban que si el ser humano
continúa con el ritmo de emisión de gases sin tomar medidas de mitigación la
temperatura media global subirá entre 3,7 y 4,8 grados en 2100 respecto al
nivel preindustrial. Además del aumento de la temperatura y del nivel del mar,
los científicos sostienen que también afectará a los fenómenos climáticos
extremos, como inundaciones, sequías y ciclones. La Administración Nacional
Oceánica y Atmosférica de EE UU ha analizado 28 fenómenos extremos registrados
en el planeta en 2014. Y concluye que en 14 casos el cambio global ha hecho que
sean más probables o más fuertes.
¿Se puede revertir?
Los científicos del IPCC advierten de que ya existe un cambio climático
comprometido debido a los gases de efecto invernadero que el hombre ha emitido,
sobre todo, desde la década de los setenta del siglo pasado. Esto hace que no
se pueda impedir que la temperatura media global aumente. La opción que dan es
limitar ese incremento a dos grados en 2100 respecto a los niveles
preindustriales, para evitar así grandes desastres naturales.
¿Qué es la COP21 de París?
La vigésimo primera Conferencia de las Partes (COP21) es la cumbre en la
que se sientan los 195 países firmantes de la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). En este tratado internacional, que
data de 1992, se reconocía la importancia del calentamiento global. Pero ese
texto tenía que desarrollarse con medidas concretas.
¿Qué es el Protocolo de Kioto?
El Protocolo de Kioto, de 1997,
fija las metas concretas de reducción de gases que tienen que acometer los
países desarrollados. Pero,
finalmente, solo vinculó a 37 Estados,
de los que 28 pertenecen a la Unión Europea, y que representan el 12% de las
emisiones globales. Fuera se quedaron las principales potencias emisoras:
China, al no estar dentro del grupo de países desarrollados, y EE UU, que no
ratificó el protocolo. Kioto entró en vigor en 2005 y, tras diez años de
aplicación, ha conseguido una reducción del 22% de las emisiones en los 37
países firmantes, muy por encima del 5% fijado como meta. Pero al no estar las
principales potencias, las emisiones globales han seguido creciendo. Entre 2000
y 2010, por ejemplo, se incrementaron un 24%.
¿Qué se discute en París?
Un protocolo que sustituya al de
Kioto y que se empezaría a aplicar a partir de 2020. En este caso, la intención es que los 195
firmantes lleven a cabo políticas de mitigación, es decir, reducciones de
emisiones. Además, se espera que se fije como objetivo que, a final de siglo,
la temperatura global no supere los dos grados, aunque los Estados más expuestos
(como los isleños) quieren bajar esa meta a 1,5 grados.
¿Qué fórmula se ha elegido?
El tratado no impondrá metas individuales de reducción de CO2. Para
intentar no repetir Kioto, con un alcance muy limitado, se ha optado por otra
fórmula: que cada país voluntariamente presente compromisos de reducción de
emisiones, tanto los desarrollados como los que no lo son. A unos días del
inicio de la cumbre, más de 170 lo han hecho. Entre ellos figuran todas las
principales potencias económicas del mundo.
¿Son suficientes los esfuerzos presentados?
No. Según las estimaciones realizadas por la ONU, al extrapolar los
compromisos voluntarios (en los que los Estados fijan metas para 2025 y 2030)
el resultado es que la temperatura a final de siglo subirá como mínimo 2,7
grados, aunque otras organizaciones e instituciones hablan de hasta cuatro
grados. De hecho, la previsión es que hasta 2030 las emisiones sigan creciendo,
aunque a un ritmo menor que en las últimas décadas. Algunas potencias, como la
UE y China, proponen como solución ante esta brecha que esos compromisos
individuales se vayan revisando al alza cada cinco años e ir acercándose a la
meta de los dos grados.
¿Será vinculante el protocolo de París?
Este puede ser uno de los puntos más complicados en la cumbre de París.
La UE apuesta por un protocolo con apartados vinculantes. Por ejemplo, que lo
sean los compromisos de reducción de emisiones que cada país ha presentado
voluntariamente. Sin embargo, la Administración de Barack Obama podría tener
problemas, como ya ocurrió con Kioto, para que el Congreso y el Senado
ratifiquen un protocolo legalmente vinculante. La UE ha renunciado ya a que se
incluyan sanciones, al considerarlo un elemento que puede disuadir a algunos
países a la hora de firmar el acuerdo.
¿Qué es la adaptación?
Además de mitigación, en la cumbre también se discuten políticas de
adaptación, es decir, medidas para que los países más vulnerables puedan
prepararse para el cambio climático. Para ello, está prevista la creación del
llamado Fondo Verde para el Clima, que a partir de 2020 cuente con 100.000
millones de dólares anuales. ¿Quién debe aportar? Esta puede ser otra de las
dificultades en París. En teoría, solo los países considerados desarrollados.
Pero fuera de esa categoría se quedarían potencias como China.
¿Habrá acuerdo?
Es complicado aventurarse. En 2009, con la cumbre de Copenhague, se
levantaron expectativas parecidas a las de París y se fracasó. En esta ocasión,
al margen de que las señales del cambio climático se han acentuado, parece
haber una implicación mayor de las principales potencias, del G20 en general y
de China, EE UU y Alemania en particular. Los líderes de estos tres países han
situado el cambio climático en su agenda durante el último año.
¿Y si no hay acuerdo?
Si no se cierra, o se cierra un pacto poco ambicioso, no significará que
la lucha contra el cambio climático se pare. Muchos de los compromisos
voluntarios de reducción de emisiones ya los contempla cada país en su
legislación nacional. Sería el caso, por ejemplo, de la UE, que se ha fijado
unas metas concretas para 2030 al margen de la cumbre. Si no hay acuerdo,
quizás, la peor parada sería la ONU y la idea de que un problema global como el
cambio climático puede tener una respuesta también global.