Olga
Rodríguez
www.atrio.org/171115
Los inicios de lo que después sería el ISIS
Los antecedentes que dieron
lugar al ISIS surgen en el contexto de la ocupación de Irak. Tras la toma
del país por las tropas británicas y estadounidenses (y españolas hasta 2004),
se formaron diversos grupos armados para luchar contra los invasores. Entre ellos aparece la autodenominada
organización de la base yihadista en Mesopotamia (procedente de Jamaa al Tawhid
wal-Jihad, nacida en 1999), conocida en la prensa como Al Qaeda en Irak.
Posteriormente se uniría a otros grupos bajo el nombre primero de Consejo de
Muyaidines y después, en 2006, Estado Islámico de Irak.
El contexto en Irak
Miles de iraquíes fueron
detenidos en cárceles secretas estadounidenses, donde recibieron torturas
diarias. Algunos arrestados desaparecían para siempre. Otros reaparecían años
después devastados por las torturas, y con una sobrevenida, inquebrantable y
extremista fe religiosa.
Tras la ocupación EEUU
desarticuló inmediatamente las Fuerzas Armadas iraquíes, criminalizó el partido
Baaz e integró a milicias sectarias en las nuevas fuerzas de seguridad iraquíes
para luchar contra la resistencia. Fomentó las divisiones y entrenó a
integrantes de milicias policiales que sembraron el terror.
Fue lo que se llamó los
escuadrones de la muerte, comandos que arrestaron a miles de jóvenes suníes,
muchos de los cuales aparecían semanas después muertos en las calles de
ciudades como Bagdad, con orificios de bala en la cabeza, pies o pulmones, con
huesos rotos, cráneos aplastados, piel quemada o arrancada, signos de descargas
eléctricas u ojos fuera de sus órbitas.
Cientos de miles de familias
huyeron del país. En tan solo unos meses más de cinco millones de iraquíes se
convirtieron en refugiados. Dos millones y medio de ellos se instalaron en
Siria.
En poco tiempo Irak, que había
sido un país donde muchos chiíes y suníes convivían juntos, donde un elevado
porcentaje de los matrimonios eran mixtos, donde no había grandes tensiones
sectarias, se convirtió en un infierno. Muchos antiguos integrantes de las
Fuerzas Armadas desmanteladas compartieron celda con miembros de grupos
religiosos que iban radicalizándose a medida que aumentaba la violencia y la
represión.
El grupo de la cárcel de Camp Bucca
Abu Baker Al Bagdadi, que se
convertiría en 2010 en el líder del Estado Islámico de Irak, fue arrestado por
los estadounidenses en 2004 en la ciudad de Faluya, duramente golpeada por las
fuerzas de ocupación, que bombardearon viviendas, mercados, escuelas,
hospitales y emplearon fósforo blanco, un armamento letal que abrasa la piel de
sus víctimas. El dolor provocado en aquella ciudad es recordado hasta día de
hoy por sus habitantes.
Al Bagdadi fue enviado a la
cárcel de Camp Bucca, donde las torturas estaban a la orden del día. Algunos se
empaparon allí de las doctrinas más extremistas y desvirtuadas del Islam, como
el wahabismo. De aquella prisión saldrían muchos hombres listos para integrar
las filas del Estado Islámico (ISIS o Daesh).
Las revueltas en Irak
En 2010, en un Irak totalmente
roto, irrumpió un movimiento pacífico de protesta contra el gobierno central,
que tomó fuerza tras el estallido de las revueltas en Túnez o Egipto en 2011.
Entrevisté por
aquel entonces a uno de los organizadores de aquellas manifestaciones iraquíes,
Udai Al Zaidi, hermano del famoso periodista que arrojó un zapato a George Bush
y fue encarcelado por ello. Al Zaidi, chií, se manifestaba en Irak con miles de
suníes y chiíes más, contra un gobierno al que tachaban de corrupto y sectario.
El gobierno de Al Maliki, aferrado al poder, reprimió aquellas
multitudinarias protestas empleando balas contra los manifestantes, y apoyado
por el Ejército estadounidense. Murieron cientos de personas y miles fueron
encarceladas.
El 'Estado Islámico' en Siria
La represión gubernamental
iraquí contra todo tipo de queja o protesta aumentó y llevó al extremismo a
algunos sectores de la oposición.
Lo mismo ocurrió en Siria,
donde las revueltas habían estallado en marzo de 2011. El 'Estado Islámico' de
Irak envió una delegación a Siria en agosto de 2011, cuando la guerra civil
siria ya estaba en marcha, tras el aplastamiento de las revueltas por Bashar al
Assad.
El líder del 'Estado Islámico'
de Irak, el clérigo Al Bagdadi, formateado tras su paso por la cárcel de Camp
Bucca y la guerra, anunció en 2013 la creación del 'Estado Islámico' de Irak y
Levante (Siria).
El auge del ISIS
En 2014 el 'Estado Islámico'
se hizo fuerte en Siria e Irak. Miles de hombres del ISIS, armados y protegidos
con humvees y tanques, tomaron varias
ciudades iraquíes sin apenas resistencia.
Contacté entonces con algunos
antiguos efectivos de las fuerzas armadas iraquíes desmanteladas por EEUU y de
varios grupos de la resistencia iraquí. En un momento en el que ellos mismos
habían ganado posiciones en territorio iraquí, se hacían la siguiente pregunta:
¿Interrumpimos nuestra lucha
contra nuestro enemigo, el gobierno de Al Maliki [apoyado por EEUU], para
luchar contra el Estado Islámico, superior en número y fuerza a nosotros, o nos
unimos al Daesh, a pesar de nuestras diferencias, para evitar ser derrotados?
La respuesta elegida por
muchos fue la segunda. Prefirieron ser cómplices que enemigos.
Quién les iba a decir a
algunos oficiales de las fuerzas del laico Baaz iraquí en 2003 que años después
combatirían mano a mano con yihadistas extremos que proclamaban un califato y
dictaban las normas más violentas y medievales en nombre de un distorsionado e
instrumentalizado Islam.
La toma de más territorio
Grupos suníes de diversa
procedencia, solo unidos por un enemigo común, terminaron integrando las filas
del Daesh. Tomaron varias ciudades iraquíes y llegaron muy cerca de
Bagdad. Apenas encontraron resistencia por parte del ejército iraquí, marcado
por la corrupción:
“Los militares se fueron
corriendo, no había aviones, no había nada que los parara. Para ser sincero,
los únicos que hicieron algo para detener [al Daesh] fueron los militares
iraníes y las milicias chiíes”, confesaba recientemente el exministro de
Defensa iraquí Ali Allawi en un documental de
Al Jazeera.
Desvincular Irak como contexto
y desarrollo del Daesh sería hacer un análisis cojo de su evolución. En 2014,
tras la toma de un amplio territorio en Irak, el Daesh proclamó el Califato del
Estado Islámico de Irak y Siria, controlando un espacio similar al de Jordania.
A sus filas se unieron chechenos, musulmanes procedentes de los Balcanes, del
norte de África y de Asia.
En agosto de 2014 llegó la
respuesta internacional. Obama prometió acabar con el Daesh, y una alianza
militar integrada por EEUU, Arabia Saudí, Emiratos o Jordania empezó a
bombardear focos supuestamente controlados por el grupo terrorista.
La vista gorda y la financiación
El Daesh ha sido visto por algunos actores regionales -Israel, Turquía,
Arabia Saudí, etc- como un arma potencial contra Irán. Ha mantenido débil al
régimen chií de Irak y ha tenido ocupados a grupos enemigos de Israel, como
Hezbolá, que lucha en Siria contra diversos grupos de la oposición, entre ellos
el Daesh.
Turquía ha hecho la vista gorda ante el Daesh. El primer ministro Erdogan
ha querido ver en movimientos islamistas radicales una forma de detener tanto
la influencia chií en la zona como a los kurdos. Ha permitido el paso de
yihadistas por su frontera, ha bombardeado a las YPG kurdas -unidades de
protección popular- cuando se suponía que esos ataques tenían que dirigirse al
Daesh, y ha permitido el flujo de camiones que cruzan la frontera cargados de
petróleo procedente de los campos sirios controlados por el ISIS.
De ese modo cree evitar la
posibilidad de una soberanía de los kurdos -que están luchando contra el Daesh-
junto a su territorio.
La compra de petróleo en el
mercado negro turco ha sido uno de los modos más eficaces de financiación para
el Daesh, junto con el cobro de grandes sumas de dinero por el rescate de
algunos secuestrados.
También recibe apoyo económico de individuos saudíes ante los que el
régimen de Riad hace la vista gorda. Esas personas entregan dinero al Daesh y hacen
lobby por él, presionando para que otros lo apoyen.
La guerra contra el terror
Los aliados de EEUU en Siria
en la coalición que bombardea el país han sido entre otros la monarquía
absolutista de Arabia Saudí, que sigue consintiendo el apoyo al Daesh desde su
país.
Washington y los saudíes
también operan juntos, con Emiratos, en la coalición que bombardea Yemen, donde
están creando más caldo de cultivo para el terrorismo con ataques como el que
el pasado septiembre mató a 131 personas e hirió a cientos más.
Las matanzas como la de París
son habituales en Oriente Próximo y Medio, ya sea por ejércitos o por grupos
terroristas. La llamada guerra contra el terror, la estrategia de las bombas y
las intervenciones, se ha mostrado ineficaz: lejos de menguar, el terrorismo y
la violencia crecen.
François Hollande decía el
sábado que la masacre de París es un acto de guerra. En realidad Occidente
participa en una contienda desde que se involucró en Afganistán armando a
los muyaidines que devinieron en los talibanes. Luego llegarían Irak, Libia,
Siria, Yemen… Pero al ser guerras que se libran lejos de nuestras fronteras,
solo nos acordamos de ellas cuando algún macabro eco llega a nuestros
territorios.