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El referéndum
constitucional del Congo, así como las elecciones presidenciales de Guinea y
Costa de Marfil, son cualquier cosa menos democráticas. Y Francia se esfuerza
por desmarcarse de esas derivas.
A priori no hay nada
en común entre el referéndum del Congo del domingo 25 de octubre y las
elecciones presidenciales celebradas recientemente en Guinea y Costa de Marfil.
Pero si observamos de cerca cada una de esas tres experiencias “democráticas”
en todas ellas tenemos la impresión de desorganización e incluso de una
negación de la democracia.
Guinea lastrada por
la tentación de la violencia
Examinemos en primer
lugar el caso de Guinea, que abrió el 11 de octubre la serie de las citas
electorales: el 57,85 % de los votos a favor del presidente saliente, Alpha
Condé, una validación esperada de la Corte Constitucional. En primer lugar no
hubo consenso respecto a la lista electoral, sobre la composición de la
Comisión Electoral Nacional independiente (CENI) ni siquiera sobre el
calendario electoral. Los candidatos de la oposición amenazaron con retirarse
hasta la víspera de las elecciones.
Por otra parte hizo
falta toda la carga de persuasión de una delegación de la comunidad
internacional dirigida por el ghanés Mohamed Ibn Chambas, representante de Ban
ki-Moon en el oeste de África, para que los principales candidatos de la
oposición consintieran in extremis aspirar a los sufragios de los
guineanos. El boicot habría hecho que encallara la naciente democracia guineana
ya lastrada por la decena de muertos de la campaña electoral. «La violencia
política es un poco la marca de Guinea, desde Sékou Touré a Daddis Camara»,
afirmó a Mondafrique el politólogo Michel Galy, «reaparece de tiempo en
tiempo con ocasión de las consultas electorales».
El grado de
violencia no es la única tara de la democracia guineana. El 11 de octubre la
jornada electoral estuvo salpicada de numerosas irregularidades: apertura
tardía de algunos colegios electorales, electores titulares de sus carnés que
no encontraron sus nombres en las listas, falta de material en otros colegios…
Por otra parte la oposición ha cuestionado la tasa de participación récord en
los bastiones de la Unión del Pueblo Guineano (RPG), el partido del poder, con
20 puntos más que la media nacional, estimada alrededor del 68%.
Otras acusaciones de
los candidatos de la oposición versan sobre el aumento de más del 15 % del
número de electores inscritos en las listas entre 2013 y 2015 en las zonas
consideradas feudos del presidente saliente. Recordemos que llegó a la
presidencia a pesar de que en la elección de 2010 fue el segundo, con el 18 %
de los votos, dejando con dos palmos de narices a su rival, Cellou Dalein
Diallo, que consiguió el 44 %. La coalición Arco iris, que había apoyado al
presidente, después perdió las elecciones legislativas de 2013.
El análisis de los
datos de las anteriores elecciones presidenciales arroja hoy serias dudas sobre
la amplia victoria del candidato Condé desde la primera vuelta. «Es difícil
admitir que su victoria fuera cabal y transparente», señaló un observador
extranjero citado en las columnas de nuestros colegas de Le Monde. En
París ningún comentario oficial de momento.
El Congo con aires
plebiscitarios
En el Congo el
referéndum organizado el domingo 25 de octubre para dotar al país de una nueva
constitución no provocó el menor consenso. Frente a lo que considera la
voluntad del presidente Sassou de pasar por la fuerza para poder volver a
presentarse en 2016, la oposición se agrupó en el Frente Republicano para el
respeto del Orden Constitucional en el Congo (FROCAD) y organizó una serie de
manifestaciones que causaron, según las fuentes, entre cuatro y 10 muertos. La
falta de serenidad ha impedido a los congoleños conocer el contenido exacto del
proyecto de constitución sobre el que debían pronunciarse.
Resultado, la
consulta tenía más bien la forma de un plebiscito a favor o en contra de Sassou
Nguesso. Como en Guinea, aquí también las elecciones fueron caóticas. En los
colegios electorales la falta de aislamiento obligaba a los electores a cumplir
su deber cívico sin la menor confidencialidad. Otros colegios tuvieron que
cerrar antes de la hora para prevenir la violencia. Según varios testimonios la
consulta no suscitó un especial desbordamiento de entusiasmo. «El único colegio
electoral bien organizado fue el de la alcaldía de Ouenzé, donde Denis Sassou
Nguesso vino a votar», dijo a las antenas de RFI el enviado especial de la
radio en Brazzaville.
Sin embargo, contra
toda evidencia, el poder anunció el martes 27 de octubre una tasa de
participación del 72,44 % y una victoria del sí con el 92,96 %. Ciertamente el
cómputo es bueno para Sassou, que podrá presentarse legalmente en 2010 gracias
a la nueva constitución. Pero el referéndum no arregla la cuestión de fondo que
trata de la urgencia de una alternancia democrática y pacífica en el Congo,
país dirigido desde 1977 por el presidente Sassou, que acumula un total de 30
años en el poder.
«Desde el regreso
del presidente Sassou al poder en 1997 no ha habido ninguna elección
transparente en el Congo, declaró Brice Mzamba, presidente del Círculo de la
Ruptura y portavoz del movimiento Ras-le-bol. La mascarada que acaba de
organizar deja íntegro el problema político en el que su gobierno
antidemocrático ha sumido al Congo».
Tras la posición
ambigua expresada por el presidente Hollande la víspera de la consulta, el
Elíseo difundió el martes 27 de octubre un comunicado precisando que las
condiciones en las que se organizó el referéndum «no permiten apreciar el
resultado, especialmente en términos de participación».
Costa de Marfil empañada
por la guerra de cifras
Como el socialista
Condé y el marxista Sassou, el presidente marfileño Alassane Ouattara no
ofreció a sus competidores las condiciones consensuales en las elecciones del
domingo 25 de octubre. La composición de la Comisión Electoral Independiente
(CEI) dirigida por Youssouf Bakayoko, que tenía ya ese puesto durante las
elecciones presidenciales de 2010, no satisfizo a los adversarios del candidato
de la Unión de los Houphouëtistes para la Democracia y la Paz (RHDP). La
oposición era también crítica sobre el acceso igualitario a los medios de
comunicación públicos, especialmente la radiotelevisión Marfileña (RTI) y el
diario Fraternité Matin.
La salida del
insigne profesor Francis Wodié de su puesto de presidente del Consejo Constitucional,
según algunas fuentes por no respaldar un escrutinio sesgado, ya había arrojado
una sombra sobre el proceso. Mucho tiempo después la retirada de los candidatos
Amara Essy, Mamadou Koulibaly y Charles Konan Banny vinieron a mermar la imagen
de una elección presidencial que parecía cerrada de antemano dada la gran
desproporción entre los colosales medios humanos y financieros de Outtara y los
de sus competidores. Y por si todo esto fuera poco, llegó la polémica sobre la
tasa de participación. Fue del 60 % según la CEI, del 53 % según la sociedad
civil y de menos del 30 % según una estimación de la oposición. Esta guerra de
cifras empaña la victoria del presidente saliente.
Sin embargo, Alassane
Ouattara tenía todos los triunfos en la mano para ganar la votación con la
unción democrática. En primer lugar, en el plano político, el candidato del RDR
contaba con el apoyo total del ala mayoritaria del Partido Democrático de Costa
de Marfil (PDCI) del antiguo presidente Henri Konan Bédié. Muchos observadores
sostienen incluso que fue esa unión del antiguo partido único la que permitió a
Ouattara ganar las elecciones presidenciales de 2010 frente a Laurent Gbagbo.
La otra ventaja del
ex primer ministro de Houphouët-Boigny en la carrera para la renovación de su
mandato es su balance económico. Desde 2012 su país marca un crecimiento
económico del 8 al 9%, ha logrado dotarle de nuevas infraestructuras al mismo
tiempo que ha rehabilitado las universidades y se prepara para ofrecer a la
capital económica marfileña un metro.
Señal de la buena
salud económica del país, el sector del transporte aéreo se desarrolla a
grandes pasos. El número de pasajeros en el aeropuerto Félix Houphouët-Boigny
pasó de 640.000 en 2011 a 1,3 millones en 2014. En vez de aprovechar los
dividendos políticos de su balance económico para asegurarse un éxito
indiscutible, Alassane Ouattara ha elegido una estrategia que le garantiza una
victoria sin brillo.
El modelo anglófono
Mientras los tres
países francófonos luchaban contra las dificultades de la organización de sus
elecciones, el domingo 25 de octubre Tanzania se preparaba para la alternancia
democrática con un presidente saliente, Jakaya Kikwete, que no ha intentado en
absoluto modificar la constitución para mantenerse en el poder. Nigeria, otro
país anglófono, ya mostró el pasado mes de marzo que en África se pueden
celebrar elecciones presidenciales de forma regular y transparente y además
abrir el camino a la alternancia pacífica. Finalmente, lo mismo que en materia
de desarrollo, el África anglófona ha avanzado ampliamente en el plano de la
democracia con respecto a los países francófonos.
Seidik Abba es el jefe de redacción de Mondafrique
tras haber sido jefe de la oficina de PANAPRESS en París y jefe de
redacción de Jeune-Afrique.