José
María Castillo S.
www.religiondigital.com/011016
Si
entendemos que "política" es la actividad de los que rigen o aspiran
a regir los asuntos públicos, eso lleva consigo, entre otras cosas, el ejercicio
de un "poder" que se utiliza para la consecución de un
determinado "proyecto" de país, de ciudad, de sociedad....
Dicho
esto, me pregunto sin rodeos cuál es la cuestión capital, que se nos
plantea, como ciudadanos españoles e incluso también - me atrevo a decirlo -
como creyentes en Jesús y su Evangelio.
Me
explico. En España estamos asistiendo al penoso espectáculo que están
ofreciendo los dirigentes del PSOE. Como es lógico, la gente se hace muchas
preguntas ante lo que está pasando. Pero tengo la impresión de que son pocos
los que afrontan la cuestión capital, que subyace y sustenta el verdadero
problema. El único problema que de verdad importa. Tal problema no está en saber quién debe
mandar en el PSOE, sino cuál es el proyecto de país y de sociedad
por el que los socialistas - y todos los españoles - tenemos que afanarnos.
Digo,
por tanto, que lo que menos importa es que el poder lo tenga Pedro Sánchez
o lo tenga Susana Díaz. Lo determinante y decisivo para España (y para el
mundo) es si lo que importa de verdad a nuestros gobernantes es hacerse con el
poder o es luchar contra el sufrimiento, que se produce en un país cuando ese
país es gobernado por políticos que roban, mienten, dan leyes de las que se
sigue inevitablemente una sociedad desigual, injusta, opresora de los débiles y
defensora de los canallas.
Por
todo esto, me pregunto ahora mismo: ¿de qué nos sirve que el poder lo
tenga fulano o lo tenga quien sea? ¿No será más importante y urgente que
el poder lo tenga quien sabemos que se va a enfrentar de verdad a los
corruptos, que va a luchar contra la corrupción, contra el engaño y la mentira,
contra la desigualdad (en derechos) entre los ciudadanos, contra el paro,
contra una educación y una sanidad mal atendidas, contra tantos y tantos miedos
que a todos nos atenazan?
Me dan
miedo los políticos insensibles ante el sufrimiento de tantos
millones de ciudadanos que ya no pueden seguir tirando de esta forma de vida
que nos han impuesto. Cuando cada día se nos informa, en los medios, de tantos
casos de corrupción, cuyos protagonistas han sido quienes ha tenido más poder,
yo me pregunto: ¿pero qué proyecto de vida y de sociedad tenía esta gente
en su cabeza y en su corazón?, ¿a dónde querían (y quieren) llevar a
España? ¿No es ésta la cuestión más apremiante que a todos nos interesa
tener clara y, sobre todo, tener resuelta?
Pues
esto, ni más ni menos, es lo que hoy pude quedar resuelto o, por el contrario,
puede quedar sepultado para bastante tiempo, quizá para siempre.