Dios familia en la experiencia religiosa guaraní
Margot Bremer
DIOS,
por ser infinito, ha querido hacerse CAMINO
con los hombres, encarnándose en JESÚS y
siendo
ESPÍRITU DE VIDA en la vida
de la humanidad.
Xabier Pikaza1
Con este texto, Pikaza quiere sintetizar el gran misterio de Dios Uno
y Trino como Dios Camino, manifestado en Jesús quien se encarnó en el caminar
de la humanidad, dando su vida mediante el Espíritu: el relacionamiento
entre Padre e Hijo; Dios en clave de familia.
Esta comparación, limitada como todas, puede abrir un nuevo acceso a
la teo-cosmovisión del pueblo guaraní, un pueblo sumamente itinerante que
camina “sobre la cuerda tensa del misterio”2.
La palabra de Dios, encarnada y visibilizada en Jesús, está íntimamente unida a
la creación, aunque la trasciende. Para los guaraní, la Palabra es sagrada, ya que expresa el dinamismo de
vida del mismo Creador. Por ser concebida como Espíritu interior de
Dios, como Inspiración, ella está fuera del alcance de los dogmatismos, así como
dice Meliá, “la libertad de la palabra no hace sino decir la libertad de la
vida”3.
Hoy reconocemos que la visión y el estilo de vida de un pueblo son
fuertemente marcados por la cultura. En consecuencia, las imágenes y metáforas religiosas para designar
a Dios, necesariamente proceden de las experiencias espirituales vividas en la
propia cultura. Aquí queremos investigar la imagen de Dios-familia en la
cultura guaraní. Para ello, nos proponemos escuchar y oír los sonidos de un
discurso oral aún no formulado, pero ya presente en los registros de la memoria4.
1 Estructura familiar de los pueblos indígenas del Cono Sur
Al acercarnos a la estructura familiar de los indígenas del Cono Sur, debemos recordar
que estos pueblos nunca
han sido jerárquicamente organizados sino más bien constituidos por unidades de
familias extensas, a veces articuladas entre sí. No conocían ciudades,
sino que vivían en pequeños grupos en medio de la naturaleza. Producción, política y religión,
hasta hoy, no son concebidas separadamente, sino que forman una unidad
holística, establecida por la pertenencia a una misma familia. Esta
experiencia de profunda unión en la diversidad de generaciones y sexos, pero de
la misma sangre, marca la imagen de Dios en su cultura. En efecto, estos
pueblos están convencidos que la Vida de Dios se manifiesta en toda la creación
en una relación familiar que se sostiene en la palabra, la reciprocidad y la
comunión. La familia es para ellos el paradigma de la auto-manifestación de la
Vida en el relacionamiento de Dios con su creación.
Siempre escuchamos a los guaraní hablar de Dios en plural. Sin
embargo, en una entrevista realizada en 2006 a un mbya guaraní, a la pregunta
de cuántos dioses hay, él respondió categóricamente: “uno, no más”, los demás
son creados, son sus hijos5. Susnik,
citando a Cadogan, llama a estos, “dioses tutelares”, es decir, los que
protegen a los hombres y todos los seres vivientes en la tierra6.
2 La familia guaraní pai tavyterá
Hay muchos modelos diferentes de familia. Nosotros estamos
acostumbrados a la familia nuclear de padre, madre e hijo(s). De ahí surge la
tradición de llamar a Dios “Padre” y a Jesús su “Hijo”. Pero en el mundo
guaraní había otras formas de constituir una familia y por consiguiente también
otras formas de nombrar a Dios en la terminología del parentesco de ellos. En
efecto:
1. Fundamento de la unidad guaraní a nivel socio-económico y político,
ha sido hasta hace poco la familia
extensa, el clan. Se puede encontrar aún tal constitución familiar en
algunos lugares, como, por ejemplo, en Amambay entre los pai tavyterá. Cada linaje,
teii, abarca a los descendientes de
un ancestro común, el abuelo, cabeza de tal familia extensa. Antes solían vivir
todos juntos en una gran casa –maloca–
que podía hospedar hasta 200 personas7y
hoy es constituida por 50 personas como máximo.
Excepto algunos pequeños intercambios con los clanes más cercanos,
cada unidad familiar se autoabastecía, ya que la economía comunitaria produce
fuertes lazos de pertenencia y de interdependencia, consolidando y renovando
cada día de nuevo la unión. La
práctica intensiva de la reciprocidad (jopoi), principio fundamental de la
cultura guaraní, garantiza el dinamismo y la permanente renovación de las
interrelaciones entre la familia que en algunas ocasiones puede incluir también
a otras. La pertenencia a una familia extensa comporta a todos sus
miembros asumir derechos y deberes; un ejemplo es la ayuda mutua que se
extiende a toda clase de trabajos: rozada, caza, pesca, construcciones de
casas, caminos, canoas, templos y otros.
2. El clan representa siempre el núcleo más importante, también cuando
se forma una ampliación con otras
familias, el teko’a, nueva unidad
que puede estar constituida de tres a ocho familias extensas. El lugar de una
nueva organización viene a ser fortificado con grandes empalizadas y asegurado
por trampas. El motivo de esta articulación de clanes es tener una seguridad
más grande en el control del territorio para la recolección, la caza y
plantación. La cohesión se solidifica aún más entre los teii articulados, cuando contraen matrimonio entre los clanes
diferentes, lo que asegura no solamente un parentesco sanguíneo de lealtad
afectiva, sino también el derecho incondicional de ayuda mutua, especialmente
del yerno8. De este modo, la familia se ensancha
en población; los lazos familiares
son siempre para los guaraní las relaciones más fuertes y sólidas; mucho más
que pactos, votos o alianzas, sean religiosas, políticas o económicas.
Precisamente, en ese sistema familiar, el pueblo guaraní se expandió por toda
la región y hasta el continente de AbyaYala,
percibiéndose como una sola familia, la gran familia guaraní9.
3.El jefe (político) de cada teii
es el abuelo y el del teko’a es
elegido por ellos al que los españoles llamaron equivocadamente “cacique”
(confusión con un término arawak). Estos líderes
no tienen ningún poder de coaccionar a la familia grande, ya que su poder
también se basa en la reciprocidad.
4. Estas interrelaciones hasta hoy suelen fortalecerse y renovarse
mediante convocaciones a la asamblea,
aty guazú, que les re-une
regularmente en la celebración de ritos, informaciones, reflexiones, soluciones
de problemas, intercambios, diálogos, propuestas, juicios, reconciliaciones y
decisiones en consenso. Allí se encuentran regularmente, tanto a nivel de teii como también a nivel de teko’a. El último objetivo de estas
asambleas es re-novar y re-forzar el sentido de pertenencia a una gran familia,
comenzando con la memoria de los orígenes comunes familiares, de sus
antepasados ya fallecidos, de la fundación de su cultura guaraní, etc.,
recitando uno de sus múltiples mitos fundantes. Esta memoria les ayuda a
re-asumir su misión que los dioses les han dejado de herencia: mantener y
permanentemente re-establecer el equilibrio y la armonía en esta tierra. Cuenta
un mito que uno de los hijos de Dios había convocado a toda su familia divina a
una gran asamblea (aty guazú) para
renovar la unión familiar, reconciliándose entre todos. Hasta el día de hoy,
los seis pueblos guaraní10 son
fieles a este paradigma divino. Participar en la asamblea es participar en un acto sagrado. En
estas ocasiones los participantes se quitan los zapatos, porque “hablar de la vida en comunidad
es cosa sagrada, es hablar de Dios y con Dios”11.
5. Otra gran importancia tiene la fiesta
ritual que reúne a las distintas familias teii de la región; con esta compartida de comida y bebida (chicha)
especialmente después de la cosecha de maíz (avatí), expresan su agradecimiento a Dios por la sobreabundancia de
cosecha y mediante la justa distribución de la misma, expresan la preeminencia
del amor mutuo practicada cotidianamente en familia, sobrepasando cualquier
codicia.
3 El pai tavyterá dentro de su seno familiar
La mayor preocupación de los padres durante el primer año de su hija
recién nacido es la del crecimiento de su palabra-alma. El niño o la niña
recibe la máxima atención de sus padres hasta el punto que en este período no
deben ejercer trabajos pesados, ni ser violentos, además de mantener una dieta
estricta. El desarrollo del nacimiento de la palabra-alma llega a un estado de
solidez cuando el niño balbucea sus primeras palabras. Entonces, el líder
religioso busca a descubrir su nombre para imponérselo como su palabra-alma que
Dios le había enviado cuando fue concebido en el seno de su madre12.
Mediante juegos y
ocasiones que se presentan en cada seno familiar, los niños aprenden a escuchar
la sabiduría de los adultos, practicar la reciprocidad, respetar la naturaleza,
etc. Desde pequeños, ellos están participando en la vida de los adultos para llegar
a ser un verdadero pai tavyterá. Así pues, “la participación en las fiestas
religiosas es ya activa y viene a ser una introducción casi formal en las
tradiciones orales”11.
En la fiesta de iniciación participan todos los miembros de la familia
extensa, normalmente es la comunidad entera. Es un momento de gran importancia,
pues están celebrando la incorporación de nuevos miembros en el seno de sus
familias; esto se visibiliza en los varones mediante la perforación del labio
inferior con la imposición del tembetá.
La etapa después de la iniciación concluye con el casamiento. Los jóvenes ya
han adquirido actitudes independientes y pueden asumir propia responsabilidad
que les hace aptos para casarse. Deben demostrar a sus futuros suegros que ya
son capaces de trabajar y de mantener una propia familia. Los novios reciben
antes en su casamiento muchos consejos de todos sus familiares. Cuando nacen
los niños, toda la familia como conjunto se encarga de su educación, teniendo
los siguientes ejes: dar ejemplo, comunicarse, demostrar al niño los
comportamientos aceptados e inaceptables en la convivencia familiar. Todo lo
que favorece a la buena convivencia familiar, es valorado y estimulado, y lo
que le daña, es sancionado. En caso grave, el joven puede ser expulsado del teii y también del teko´a.
Ha observado Meliá que para los pai tavyterá, la muerte es la última
prueba de su vida12. Significa estar en camino hacia la verdadera casa
de la familia de los dioses, es volver de donde han venido. Normalmente no
mueren solos y aislados, sino rodeados de todos sus familiares que les
acompañan en ese paso con rezos y les preparan contando la felicidad de la
nueva vida en la morada divina. Dice Meliá que “morirse como pai entre los pai,
no carece de consuelo”13, pues la muerte, el paso hacia el paraíso, es un motivo de alegría que
expresa toda la profundidad de la fe pai tavyterá. Antes se simbolizaba este
nuevo nacimiento mediante un entierro en postura fetal, tradición que comparten
muchas otras culturas indígenas del Cono Sur.
4 La relación pai tavyterá con Dios desde su experiencia familiar
Los pai tavyterá, como todos
los pueblos guaraní, se distinguen por su intensa búsqueda de sabiduría divina
en todo lo creado. Siempre buscan e intentan sintonizar con los principios y los ritmos
de vida en la naturaleza y en el cosmos y, considerándose parte del cosmos, buscan
el origen común en la Palabra de Dios, que también está presente en la
naturaleza: en los árboles, los animales, las flores, etc., todos ellos creados
con ciertas normativas para desarrollar su vida y de todos ellos “fluyen
palabras”. Obedecer y respetar esta palabra de vida encontrada, protegida
también por “espíritus protectores”, significa para ellos cuidar y mantener el
orden familiar encontrado en la naturaleza y establecido por el Creador. De
esta forma expresan su colaboración con la voluntad, el proyecto, el sueño
divino. Entran en diálogo con Dios atravesando el cosmos entero. Para ese
diálogo permanente han elaborado diferentes formas, especialmente los mitos.
En efecto, como todos los pueblos con propia cultura, también los pai
tienen una oratoria sagrada, el Arakuaávy
(conocimiento del mundo), un conjunto de relatos sobre la teogonía y
cosmogonía, sobre el relacionamiento en reciprocidad de la palabra-alma y sobre
la misión del pueblo en la tierra y sobre la inmortalidad14.
Un lugar especial tienen los mitos en los cuales se busca la integridad perdida, con la
intención de restituirla. Mediante las palabras sagradas de sus mitos,
recitados en las fiestas y asambleas religiosas, quieren volver al gran
principio del mundo originario para recuperar fuerza, espíritu y orientación en
su caminar, afirmando: “porque así lo
hicieron los dioses por eso así lo debemos hacer los pai tavyterá” (palabra
de un chamán pai tavyterá de Itaguazú). La escucha de los mitos, ayuda a la familia guaraní para
volver a reintegrarse en el orden establecido.
4.1 Jasuka, principio de la vida de Dios y de su familia
Del principio activo del universo, Jasuka,
vivificante y revivificante, se desplegó Dios Ñane Ramoi Jusu PaPa, el Primero y Último. He aquí la palabra
escuchada de un anciano (tamoi):
Tupá nos dejó
descubrir los rastros de su propio padre para que llevemos esta tierra a su
madurez (plenitud), para que dejemos la tierra así como Él nos la entregó. El
elevó palabras de amor y de ellas se desplegó esta tierra; primero para su vida
propia, para iluminarse a sí mismo y para después dar luz y vida a todos los
futuros paí tavytera. Desde el principio estaba parado en la luz de Jasuka, en
las neblinas de Jasuka, en el resplandor de Jasuka. El lugar de Jasuka es un lugar de amor mutuo15.
En muchos de los mitos pai tavytera se menciona el Jasuka, ese “principio activo del
universo”, como el elemento originario creador. Tiene la forma de neblina, llovizna
suave, transparente y en movimiento permanente. También para los mbya guaraní,
la tatachina tiene forma de neblina,
simbólicamente representado por el humo de la pipa ritual de los chamanes. Lo
consideran como un fluido con potencia creadora, dando y regenerando vida que
rejuvenece permanentemente a toda la creación. Por tanto, dioses y guaraní se
bañan en ella para mantener el vigor de la vida.
Según un mito mbyá guaraní, la verdadera Madre, Ñande Sy Eté, la que está habitando el interior de la tierra, cuida
el nacimiento, los manantiales de las aguas16. Los pai tavyterá
hablan de la abuela primigenia, Jaryi Jusú
la que identifican a veces con Ñande Sy Eté.
Jasuka tiene un
vínculo fuerte con el sexo femenino, en el rol de madre y creadora. Es
experimentada en la familia como fuente de vida, la que “garantiza la
existencia, la continuidad y la evolución a través de la procreación, del
abastecimiento de los alimentos y la concepción y elaboración de la mayor parte
del equipo material”17.
4.2 Mito del origen del mundo
En medio de aquella Jasuka
surgió la primera Palabra; era un canto, que fue creciendo y desarrollándose; atrajo
la luz y se fue perfeccionando; iluminó cada vez más a su entorno, envuelto en Jasuka, y la luz finalmente daba forma
material a Ñane Ramoi Jusu Papa,
parecido a un líder espiritual pai tavyterá con todos sus ornamentos sagrados
(vincha sagrada y vara de mando). Sus primeras palabras eran: “Aquí estoy, yo había sido desde un
principio inmerso en Jasuka”18. Engrandecía visiblemente, alimentado
por Jasuka, literalmente: “mamaba los pechos de Jasuka”, signo de
su feminidad. Ñane Ramoi estaba apasionado de comunicar, de desplegar y
ensancharse, ya que su dinámica es la permanente evolución.
Los actos de crear hacen crecer la identidad de Ñane Ramoi ya que él está descubriéndose a sí mismo en la medida en
que está creando. Por tanto sigue creando con el deseo de expandirse como
familia. Crea también a su compañera, Ñane
Jarýi Jusú. Según algunos líderes religiosos, hay en total 21 dioses entre
abuelos, padres e hijos: una familia extensa. Los dioses habitaban al principio
esta tierra junto con sus creaturas. Pero al destruirse la primera tierra por culpa de los humanos, Ñane Ramoi crea una segunda, pero
después se retiran todos al cielo19. Antes de retirarse,
entregan el cerro sagrado Jasuka Venda,
el centro de la tierra, a los Pai Tavyterá.
4.3 El origen divino de la Palabra
La Palabra en la espiritualidad
guaraní mbya significa muchas cosas: voz, habla, lenguaje, nombre, alma, vida, personalidad,
origen.
“La experiencia de vida es la experiencia de la palabra; Dios es Palabra”,
afirma Graciela Chamorro20.Dios es esencialmente Palabra y los hombres son una
pequeña porción de la misma que contiene su sabiduría, su amor y su canto
sagrado. El creó la palabra-alma en su soledad, buscando a través de ella
comunicación, diálogo, reciprocidad con otros. El famoso himno sobre el
fundamento de la palabra humana, nos ayuda a entrar en el misterio de la
reciprocidad amorosa entre Dios y los hombres:
Habiendo concebido [el origen de la palabra]
de la sabiduría
contenida en su propia divinidad,
y en virtud de su
sabiduría creadora concibió el fundamento del amor […]
Habiendo creado, en
su soledad el fundamento [(de la Palabra…],
una pequeña porción
de amor, […] un
corto himno sagrado,
reflexionó
profundamente sobre a quién hacer partícipe del fundamento (de la palabra)…
Antes de existir la
tierra, […].
Habiendo
reflexionado profundamente,
de la sabiduría
contenida en su propia divinidad, […]
creó a quienes
serían compañeros de su divinidad.
[…] creó al
Ñamandú de corazón grande.
Para padre de sus
futuros numerosos hijos.
[…] A
continuación, […] en
virtud de su sabiduría creadora
[creó] al verdadero Padre de los futuros Karaí,
al verdadero Padre
de los futuros Jakaira,
al verdadero Padre
de los futuros Tupâ
les impartió
consciencia de la divinidad.
[…] A
continuación, el verdadero Padre Ñamandu
para situarse frente
a su corazón
hizo conocedora de
la divinidad a la futura verdadera Madre de los Ñamandu; […].
Por haber ellos
asimilado la sabiduría divina de su propio Primer Padre;
después de haber
asimilado [la Palabra];
después de haberse
inspirado en el amor al prójimo;
después de haber
asimilado [las
palabras del canto sagrado];
Después de haberse
inspirado en los fundamentos de la sabiduría creadora,
a ellos […] también llamamos:
«excelsos
verdaderos padres de las palabras-almas;
En este himno mbya guaraní se canta cómo Dios Ñamandu creó –antes de existir la tierra– la Palabra divina, desplegándose
en una triple diversidad de divinidades (ñamandú),
sus hijos: Karaí, Jakairá y Tupá, que
serán los “padres” de los futuros seres humanos. En nuestro sistema familiar, Ñamandu, Primero y Último, sería el
abuelo, los pequeños ñamandú, sus hijos y los seres humanos, sus nietos.
Dios comparte con los humanos una pequeña porción de su divinidad
gracias a la encarnación de su palabra-alma en cada guaraní nacido en esta
tierra. Pues cada guaraní es resultado de un sueño de Ñamandú, sueño que envía a los padres guaraní para comunicarles una
nueva palabra-alma, un hijo. Esta palabra-alma “toma asiento” en el niño en el
momento que nace para que pueda empinarse, es decir, ponerse de pie. “Alma” en
el pensamiento guaraní es la identidad personal, el propio “yo”22. Los guaraní
se consideran constituidos de este modo por, con y en la palabra divina, lo que
implica estar insertos en el orden establecido de la creación de Ñamandú, orden que deben mantener y
cuidar para seguir siendo guaraní. Tienen como guías y protectores en esa
misión a sus padres protectores, los ñamandú.
La palabra-alma es el lazo familiar que une lo divino con lo humano
más que una relación creador-creatura es la de padre-hijo. Por esa razón los
guaraní buscan durante toda su vida renovarse y fortalecerse mediante la vuelta
a sus orígenes divino-paternos. Según Pierre Clastres hay un íntimo parentesco
entre el ser humano y la Palabra divina23.
4.4 El mito de los Gemelos en la versión pai tavyterá
El mito de los gemelos en la tradición pai tavyterá trata del “camino
de llegar a Dios” en una imagen familiar. Ñane
Ramoi crea la tierra y a la vez la sostiene, trabajando en ella como padre
de familia cultivando maíz. Crea también a su compañera, Jaryi Jusu24. Entre la
pareja aparece un conflicto familiar. Él decide abandonar la tierra yéndose a
la morada celestial25. Entonces también la mujer embarazada se pone a
caminar en busca de su marido, pero le devoran los tigres. Nacen los gemelos ya
huérfanos. En su caminar, en busca de una sobrevivencia, ellos transforman la
tierra en un lugar habitable para futuras familias, es decir, inventan la
cultura guaraní; son los “héroes culturales” guaraní pues han “humanizado” la
tierra. Entre los dos hermanos, al ser muy distintos, se originan a veces
conflictos pero también se complementan. A los dos les une la misma pertenencia
familiar que culmina en el momento en que se encuentran con su madre; han
llegado al “paraíso” después de una larga búsqueda (búsqueda de la Tierra sin
Mal). Descubren que su padre les había acompañado durante todo este camino.
Con ese mito de los gemelos, los guaraní se afirman en una cultura que
se basa en la familia y es la que hoy quieren continuar a construir un mundo
habitable, la gran familia “cósmica”, la “casa común”. Dice Egon Schaden que
Los Gemelos “guaranizaron” el mundo26. En particular, es el camino
de constituir y reconstituir el mundo a base de relaciones familiares, camino
que conduce a la Tierra sin Mal.
5 La casa familiar guaraní de los dioses
Como ya indicamos, en la mitología pai tavyterà, la tierra antes fue
habitada por la familia de los dioses. Sobre el soporte de una cruz surgió la
primera tierra que fue creciendo bajo el dinamismo de la palabra, del canto y
de la danza. Según los pai tavyterá, ese lugar sagrado de aquella cruz que
originó la tierra, es el centro, el ombligo del mundo donde algunas familias de
ellos hoy están asentados como “cuidadores”. El nombre “pai tavyterá” significa
“habitantes del centro de la tierra”. Ese centro era antes la casa de la
familia de los dioses y por esa razón, hasta hoy, la mayoría de las casas
guaraní tienen la estructura de esta cruz originaria, simbolizando que cada
familia, a partir de su propia casa, debe cuidar y mantener el equilibrio de la
tierra y del cosmos27.
En efecto, por una parte, suponemos que la experiencia familiar pai tavyterá
ha marcado profundamente su visión de Dios. Graciela Chamorro constata: “la fuerza de una tribu está en el grupo
doméstico; es la familia -con los conflictos que la caracterizan- la que modela
la concepción de divinidades originarias”28.
Vimos que el patrón de la familia pai tavyterá es la familia extensa,
por tanto, su modo de personificar a Dios es representado en relaciones de la
familia extensa, la autoridad máxima no es el padre sino el abuelo. Ñane Ramoi Jusu quiere decir “Nuestro
gran Abuelo” incluyendo a los no-pai tavyterá. Lógicamente se habla también de Ñane Jarýi Jusú, “Nuestra Gran Abuela” y
de sus hijos Ñane Ru, “Nuestro
Padre”, y Ñane Sy, “Nuestra Madre”.
Por otra parte, los pueblos guaraní en general y en especial los pai tavyterá,
intentan incansablemente re-establecer el equilibrio y la armonía del orden
creado. Para eso incluyen también a todas formas de vida de la naturaleza en su
sistema familiar, llamando parientes suyos a los humanos, animales, plantas y
árboles. Están convencidos que el crecimiento hacia la plenitud de vida se
realiza mediante buenas relaciones familiares, siempre abiertas a la inclusión
y en flexible proceso de reconstrucción. Los guaraní se renuevan en esa misión
mediante rezos, cantos y danzas en sus celebraciones comunitarias. Cada nueva
generación reasume esta misión, transmitida de familia a familia, hasta que la
tierra y toda la creación lleguen a su plenitud (madurez), formando la gran
familia, la gran casa común (cf. Encíclica del Papa Francisco Laudato Sií).
6 Conclusión
Se constata que en el mundo guaraní Dios es uno solo, y por ser tan
pleno de vida y dinamismo, él se despliega de sí mismo hacia dentro y hacia
fuera, tomando cada vez más autoconsciencia y visibilizándose en su obra: la
creación. Creación es comprendida por los guaraní como una evolución en
constante movimiento, comenzando con Dios mismo, Ñane Ramoi, que se despliega en una familia. En un proceso largo,
él engendra vida telúrica, cósmica, biológica y humana; todos contienen y
revelan su palabra creadora, todos están destinados a emparentarse en
relaciones familiares.
Como Primero y Último, Ñane Ramoi
desde su origen demuestra que él es la vida, emergiendo del elemento
vivificante y re-vivificante y en permanente movimiento, la Jasuka, y también de la palabra, Ñe’é, que evoca a reciprocidad y convoca
a la unión y re-unión, ambos íntimamente interpenetrados entre sí.
Desde mi fe cristiana puedo descubrir cierta semejanza con el Dios
trinitario:
·
La Neblina vivificante (Jasuka) y el Espíritu Santo,
·
La Palabra-alma (Ñe´é/Ayvu) que se encarna en cada ser
humano y Jesucristo
·
El creador, Nuestro Abuelo/ Padre (ÑaneRamoi/ Ñamandu) y Dios Padre
Los tres actúan en estrecha unión y compenetración entre sí, percibido
por nosotros los seres humanos como Creador y permanente Recreador de vida, en
la misma pertenencia divina. Una presentación explícita de Jesucristo yo no soy capaz aún de encontrar en la mitología guaraní.
Es difícil separar en la teología guaraní lo divino de lo humano; pues
cada guaraní tiene una “conciencia de divinidad”, así como lo tuvo Ñane Ramoi, el que “se descubrió a sí
mismo en su divinidad”. Para esa hipótesis, Meliá cita a Viveiros de Castro
quien está convencido que para el guaraní “es posible superar la condición
humana de modo radical, pues la distancia entre hombre y dioses es al mismo
tiempo infinita y nula”…”El secreto de la filosofía tupi-guaraní parece ser”…”la
suposición de una inmanencia de lo divino en lo humano”29.
Los guaraní están experimentando una diversidad de manifestaciones
divinas a las que dan diferentes nombres, pero las perciben y centralizan en el
sistema de relaciones familiares. En esta estructura ellos se experimentan
individuo y familia a la vez, y así perciben también al Dios transcendente.
La comunidad familiar es la vida del guaraní, y donde está la Vida
allí está su Dios. La palabra teko, vida,
encierra muchos significados: manera de
ser, de pensar y actuar, hábito y costumbres, norma y comportamiento, sistema
de vida, cultura; así ya lo señaló Antonio Ruiz de Montoya (1639). Por tanto, Meliá se atreve a hablar de una “teko-logía, que tiene como centro al
Dios de la Vida30 y la Vida se experimenta en la convivencia familiar
cotidiana. Esta experiencia de Dios entre los guaraní confirma que la
comprensión de Dios depende de la comprensión de la vida practicada en
convivencia familiar y esa depende de la calidad de relaciones de amor
recíproco. Para los guaraní toda la vida tiene su origen en lo divino, allí se
despliega, se diversifica, se multiplica con el destino de volver a unirse y
ser “uno”, reflejando el dinamismo de la familia humana.
1Cf.
Xabier Pikaza, Trinidad, Itinerario de
Dios al hombre, o en http://www.sigueme.es/libros/trinidad.html (consultado 07.09.2016).
2Cf. Augusto Roa Bastos, “Historias que hacen historia”, en http://www.psiconet.com/tiempo/historias/roabastos.htm (consultado 07.09.2016).
4 Roa Bastos, dito.
5 Cf. Isaac
Díaz-Ambrona Moreno, Cómo influye El opy
en la construcción de La identidad de los Mbyá, CEADUC, Asunción 2011, 169.
8 Esto fue
aprovechado hasta el abuso por los españoles cuando se casaron con mujeres
guaraní.
9 Hoy,
adaptándose a nuestro lenguaje moderno, se llaman la “nación continental
guaraní” (cf. CCNAGUA = Consejo Continental de la Nación Guaraní). cf. www.naciónguaraní.org
10 A la gran
familia guaraní pertenecen los pueblos ava, mbya, ache, ñamdeva, pai tavyterá, guaraní
occidentales.
11 Palabras de
los ancianos Pai Tavyterá en una peregrinación realizada con ellos al Jasuka Venda (cerro sagrado) en abril de
2015.
12Cf. Bartomeu Meliá,
Pai Tavyterá. Etnografía guaraní del Paraguay
contemporáneo,
CEADUC-CEPAG, Asunción 2008, 179.
14
Cf. Según los pai tavyterá, se necesita por lo menos 40 días y noches para
contar todos estos relatos. Cf. Tadeo Zarratea, “Cosmogonía, Teogonía y
Religión de los guaraní (en
versión paî-Tavyterâ)”, en http://mbatovi.blogspot.com/2010/07/cosmogonia-teogonia-y-religion-de-los.html (consultado 07.09.2016).
15Escuché
cantarlo a un chamán pai tavyterá en un encuentro de Teología India en
Itaguazú/Amambay, oct. 2012.
16Cf.
León Cadogan, Ñane Ramoi Jusú Papa
Ñengareté, en: Suplemento
Antropológico, Vol.3, Nr. 1-2, Oct. 1968,
425.
17Viveiros
de Castro: 54, citado por Graciela Chamorro, Teología India, AbyaYala, Quito 2004, 133.
18Traducción
de Meliá/Grünberg, en Suplemento
Antropológico, Vol. XI, 1-2 (1976) 280.
19Desde
entonces, cada uno de los dioses habita un “cielo”, es decir, un espacio
sideral.
20Graciela
Chamorro, Teología India, op. cit., 56
21 En las mitologías de los
Guaraníes Mbya, Ava y Apapokuva, la existencia de la mujer es marcada por la
olla; ella no fue creada, sino descubierta por Dios, es decir que ya existía
antes. Cf. León Cadogan, Un texto mítico
de los Mbyá-Guaraní del Guairá en http://www. revistadelauniversidad.unam.mx/ojs.rum/files
/journals/1/articles/8445/public/8445-13843-1-PB.pdf (Consultado 13.09.2016)
22cf.
Graciela Chamorro, Teología India, op.
cit., 57.
23Cf. Pierre Clastres, La
Sociedad contra el Estado, ÍNDICE, Barcelona, primera edición española 1978,
188.
24En
la versión apapokuva -recogida por Nimuendajú- es la mujer que no obedece al
marido, mostrándose incrédula frente a su afirmación de que lo recién sembrado
ya esté para cosechar.
25En
la versión pai tavyterá, él abandona su casa, su mujer, su tierra, señalando
con esta partida el proceso migratorio que caracteriza al pueblo guaraní. Otro
mito complementa que antes de abandonar la tierra, Ñane Ramoi encarga a su hijo Ñande
Ru Pavé (Nuestro Padre de todos) el cuidado y ordenamiento de la creación.
En esta herencia familiar, él marca ahora –junto con su propia familia- las
pautas culturales para conservar el equilibrio y la armonía de la tierra.
Comienza a ordenar la tierra recorriendo todas las regiones, colocando mojones
y fundando los teko’a de familias
extensas.
26Schaden,
citado por Bartomeu Meliá, El Guarani, op. cit., 52.
27Según
los Pai Tavyterá, esta casa de Dios se encuentra en Amambay: es el cerro
sagrado Jasuka Vendá, también lo
llaman Karavié guazú, pues Karaviées uno de los hijos del gran
Abuelo Creador, que había quedado en ese lugar como guardián, también lo llaman
yvypyru´a (ombligo de la tierra). Los
Mbya Guaraní tienen también su centro del mundo, el Yvy Mbyte, en el territorio original de ellos al sureste de la
región de Guairá, a lo largo del río Paraná.
29Viveiros
de Castro, citado por Bartomeu
Meliá, en El Guaraní, Experiencia religiosa, CEADUC, Asunción, 1991, 61. Los pai
tavyterá, habitantes del centro de la tierra, usan el título “pai” para sí que
corresponde en realidad al mundo de los dioses; se atreven usarlo porque se
consideran parientes de los dioses.
30 Cf. ibid, 316.