Marco
A. Gandásegui h.
www.marcoagandasegui15.blogspot.com
En un artículo muy
sabio, el padre José Fitzgerald, cura de la Iglesia católica en la Comarca
Ngobe Buglé, nos recuerda que sólo en 2014 en EEUU fueron desmanteladas 72
hidroeléctricas (y, además, un total de 900 en las últimas dos décadas). Según
la revista National Geographic “están recuperando los ecosistemas
naturales para liberar los ríos, desarmando las hidroeléctricas después de
muchos años de daños. Los peces están de nuevo migrando hace arriba donde han
recuperado más de 1,100 kilómetros de ríos. No es tarde, puntualiza Fitzgerald,
para tomar la decisión responsable sobre Barro Blanco, desmantelar la
construcción y dejar al río correr libre.
Fitzgerald también
le envía a todos los panameños un mensaje sobre como hacen las familias ngobe y
buglé para sobrevivir en esta época del año (entre cosechas). Cuando la
alimentación es escasa se practica la reciprocidad y solidaridad entre
familias. Es decir, los que tienen en abundancia comparten con los vecinos que
han tenido dificultades. Según Fitzgerald, la base espiritual descansa en la
práctica de ‘compartir la casa’. Para los ngobe y buglé, todos vivimos en una
sola casa, la casa de Dios, que es toda la Tierra y lo que contiene.
Hay una total
coincidencia entre esta filosofía y la reciente encíclica del papa Francisco
(jefe de la Iglesia católica): ‘Alabado
sea: Sobre el cuidado de la casa común’. Según Fitzgerald, uno puede
imaginar que el papa Francisco escribió la encíclica junto al río, sentando
bajo un palo de mango, escuchando los oprimidos de la casa común. El papa
tomaría muy en serio la gran sabiduría que ofrecen los pueblos para salir de la
crisis. Crisis provocada por sobreponer los intereses económicos por encima de
las necesidades que demandan el ambiente, la cultura y el espíritu.
El papa Francisco, agrega Fitzgerald, critica
directamente las grandes violaciones de los gobiernos y empresas contra los
derechos de los pueblos ngobe y buglé. El papa “señala los pecados contra la
integridad de la creación de Dios por la imposición de proyectos que no
consideran los efectos ambientales, culturales y espirituales” como Barro
Blanco. (Lo) presenta como una ofensa contra Dios en su plan para la renovación
de la tierra y el cielo. Estamos equivocados si creemos en el ‘desarrollo’ no
planificado a base de una ‘visión consumista del ser humano'. (Alabado sea
144)
En Panamá tenemos tres presidentes que han
gobernado durante la construcción de la represa hidroeléctrica de Barro Blanco:
Martín Torrijos, Ricardo Martinelli y Juan C. Varela. Los tres mandatarios
elegidos en 2004, 2009 y 2014, respectivamente, han colocado por encima de los
intereses del país y de los pueblos ngobe y buglé, a un grupo de especuladores
cuyos cabecillas están, actualmente, detenidos por peculados en Honduras.
Pasaron por encima de las leyes panameñas y de los reglamentos ambientales (con
la complicidad de funcionarios públicos) para alegar ahora que son inocentes de
todo pecado, buscando la manta de la ‘seguridad jurídica’ inexistente para este
caso.
El papa dice que “en diversas partes del mundo,
(los indígenas) son objeto de presiones para que abandonen sus tierras a fin de
dejarlas libres para proyectos extractivos… que no prestan atención a la
degradación de la naturaleza y de la cultura”. El papa también expresa que “es
indispensable prestar especial atención a las comunidades (indígenas) y sus
tradiciones culturales. No son una simple minoría entre otras, sino los
principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes
proyectos que afecten a sus espacios”. (Alabado
sea 146).
Los pueblos ngobe y buglé se han levantado contra
la imposición de una represa que les arrebata su cultura y abre el camino a su
extinción. La hidroeléctrica es una apuesta de los especuladores, basada en la
posible explotación futura de una mina de cobre. Si falla, creen que la energía
podría sumarse al flujo contemplado por el proyecto meso-americano que
alimentaría a EEUU (Los Angeles vía Houston).
Fitzgerald asegura que los ngobe “saben cuál es el
orden que Dios ha puesto en esta parte de la tierra, donde las aguas fuertes
vienen de la cordillera, caen sobre la tierra, bajan en las quebradas y son
llevadas al mar por los caldosos ríos”. La encíclica del papa nos pide que
rescatemos ese rincón de la tierra y que los gobernantes tomen conciencia que
el futuro de todos los panameños está en Barro Blanco.