Moniz Bandeira
www.alainet.org/16/06/2016
El profesor Moniz Bandeira considera que el proceso golpista en el
Brasil recibió el apoyo de algunos sectores estadounidenses. También se refiere
a las bases estadounidenses en la Argentina.
P-¿Cómo evalúa usted el proceso de impeachment de la presidente Dilma
Rousseff?
R – El hecho de que el presidente interino Michel Temer y sus acólitos,
designados ministros, actúen como definitivos, mudando toda la política de la
presidente Dilma Rousseff, evidencia nítidamente la farsa montada para encubrir
el golpe de Estado, un golpe frío contra la democracia, descargado bajo el
manto del impeachment. Ese golpe, entretanto, debe ser comprendido dentro del
contexto internacional, en que los Estados Unidos tratan de recomponer su
hegemonía sobre América del Sur, al punto de negociar y establecer acuerdos con
el presidente Mauricio Macri para la instalación de dos bases militares en
regiones estratégicas de la Argentina. El proceso de impeachment de la
presidente Dilma Rousseff no se trata, por lo tanto, de un acto aislado, por
motivos domésticos, internos del Brasil.
P-¿Dónde serían implantadas tales bases?
R – Una en Ushuaia, en la provincia de la Tierra del Fuego, cuyos
límites se extienden hasta la Antártida. La otra en la triple frontera
(Argentina, Brasil y Paraguay), antigua ambición de Washington,
a título de combatir al terrorismo y al narcotráfico. Pero el gran
interés, inter alia, es, probablemente, el acuífero guaraní, el
mayor manantial subterráneo de agua dulce del mundo, con un total de
200.000 km2, un manantial transfronterizo, que abarca a Brasil
(840.000 Km²), Paraguay (72.500 Km²), Uruguay (58.500 Km²) y Argentina (225.000
Km²). Ahí los grandes bancos de los Estados Unidos y de Europa – Citigroup,
UBS, Deutsche Bank, Credit Suisse, Macquarie Bank, Barclays Bank, the
Blackstone Group, Allianz, e HSBC Bank y otros – compraron vastas extensiones
de tierra.
P-La elección de Mauricio Macri ¿significa que la Argentina va a volver
al tiempo en que el ex-presidente Carlos Menem, con la doctrina del “realismo
periférico”, deseaba mantener “relaciones carnales” con los Estados Unidos?
R – Los Estados Unidos están tratando de recuperar su hegemonía en
América del Sur, hegemonía que comenzaron a perder con el fracaso de las
políticas neoliberales en la década de 1990. Con la elección de Mauricio
Macri, en la Argentina, consiguieron una gran victoria.
En Venezuela, el Estado se encuentra en la inminencia del colapso,
debido a la conjugación de las desastrosas políticas de los gobiernos de
Hugo Chávez y Nicolás Maduro, con la caída del precio del petróleo y las
operaciones para el cambio de régimen, implementadas por la CIA, USAID, NED y
ONGs financiadas por esas y otras entidades.
La implantación de bases militares en Ushuaia y en la triple frontera,
además de herir la soberanía de la Argentina, significa una seria amenaza a la
seguridad nacional no sólo del Brasil sino de los demás países de la
región. Los Estados Unidos poseen bases en Colombia y algunos
contingentes militares en Perú, ostentando su presencia en los Andes y en el
Pacifico oriental. Con las bases en la Argentina completarían un cerco virtual
de la región, al norte y al sur, al lado del Pacífico y del Atlántico.
P - ¿Qué implicaciones tendría el establecimiento de tales bases en la
Argentina?
R – Cualesquiera que sean las más diversas razones, inclusive
científicas, la presencia militar de los Estados Unidos en la Argentina
implicaría una mayor infiltración de la OTAN, en América del Sur, penetrada ya,
discretamente, por la Gran Bretaña en el archipiélago de las Malvinas.
Abrogaría de facto y, definitivamente la resolución 41/11 de la Asamblea
General de las Naciones Unidas, que, en 1986, estableció al Atlántico Sur como zona
de paz y cooperación (ZPCAS).
Brasil jamás aceptó que la OTAN extendiese al Atlántico Sur su área de
influencia y actuación. En 2010, durante el gobierno de la presidente Dilma
Rousseff, el entonces ministro de Defensa del Brasil, Nelson Jobim (del PMDB,
el mismo partido del presidente provisorio Temer), atacó la estrategia de
ampliar el área de injerencia de la OTAN al Atlántico Sur, afirmando que ni
Brasil ni América del Sur pueden aceptar que los Estados Unidos “se atribuyan”
el derecho de intervenir en “cualquier teatro de operaciones” bajo “los más
variados pretextos”, para que la OTAN “pueda servir de instrumento para el
avance de los intereses de su miembro exponencial, los Estados Unidos de
América, y, subsidiariamente, de los aliados europeos”
P- Pero ¿establecer una base militar en la región de la Antártida no es
una antigua pretensión de los Estados Unidos?
R – Sí. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial ese es un objetivo
estratégico del Pentágono a fin de dominar la entrada en el Atlántico.
Posiblemente, tal pretensión ahora se acentuó más, debido al hecho de que China
está por construir en el Paraje Quintuco, en la provincia del Neuquén, corazón
de la Patagonia, la más moderna estación interplanetaria y la primera fuera de
su propio territorio, con una poderosa antena de 35 metros para investigaciones
en el “espacio profundo”, como parte del Programa Nacional de Exploración de la
Luna y Marte. La previsión es que comience a operar a fines de 2016.
Pero a fin de recuperar la hegemonía sobre toda la América del Sur, en
la disputa cada vez más obstinada con China, era necesario controlar, sobre
todo, a Brasil, y acabar con el MERCOSUR, la UNASUR y otros órganos creados
juntamente con la Argentina, su principal socio e interlocutor estratégico,
cercando a los demás países de la América del Sur.
La destitución de la presidente Dilma Rousseff podía permitir a
Washington colocar un apoderado para sustituirla. El cambio en la situación
económica y política tanto de la Argentina como del Brasil parece, entretanto,
muy difícil para los Estados Unidos. China se volvió el principal socio
comercial de Brasil, con inversiones previstas superiores a los US$54 billones,
y el segundo mayor socio comercial de la Argentina, después de Brasil. Este
país, al desenvolver una política exterior con mayor autonomía, fuera de la
órbita de Washington, y de no intervención en los países vecinos y de
integración de la América del Sur, conforme la Constitución de 1988, constituye
un obstáculo a los designios hegemónicos de los Estados Unidos, que pretenden
imponer a todos los países de la América tratados similares a los firmados con
las repúblicas del Pacífico. A los EUA les desagrada que Brasil integre el
bloque conocido como BRICs y sea uno de los miembros del banco con sede en
Shanghai para competir con el FMI y el Banco Mundial.
P- ¿Cómo percibe usted la degradación de la democracia en Brasil, con la
actuación de sectores de la burocracia del Estado (Ministerio Público, Policía
Federal y Poder Judicial) que actúan violando la Constitución, desquiciando al
país?
R – La campaña contra la corrupción, en los términos que el
procurador-general Rodrigo Janot y el juez Sérgio Moro ejecutan, apunta,
objetivamente, a desmoralizar a Petrobras y a las grandes constructoras
nacionales, tanto que ni siquiera las empresas extranjeras fueron investigadas,
y ellas están, efectivamente, involucradas también en la corrupción de
políticos brasileños. Al mismo tiempo se creó el clima para el golpe frío
contra el gobierno de la presidente Dilma Rousseff, aumentado por las
demostraciones de junio de 2013 y los abucheos contra ella en la Copa del
Mundo.
La estrategia se inspiró en el manual del profesor Gene Sharp,
intitulado De la Dictadura a la Democracia, para el entrenamiento
de agitadores y activistas, en universidades americanas y hasta incluso en las embajadas
de los Estados Unidos, para liderar ONGs. Entre ellas Estudiantes por la
Libertad y el Movimiento Brasil Libre, financiadas con recursos de los
billonarios David y Charles Koch, sustentáculo del Tea Party, bien como por los
billonarios Warren Buffett y Jorge Paulo Lemann, propietarios de los grupos
Heinz Ketchup, Budweiser y Burger King, y socios de Verônica Allende Serra,
hija del ex-gobernador de San Pablo José Serra, en la heladería Diletto. Otras
ONGs son sustentadas por el especulador George Soros, que igualmente financió
la campaña “Venga para las calles”.
P)- ¿Los pedidos de prisión de los “próceres” del PMDB y del presidente
del Senado, encaminados por el procurador-general de la República pueden
desestabilizar al Estado brasileño?
R – Los motivos alegados en los medios de comunicación, no justificarían
una medida tan radical, como alcanzar a toda la línea sucesoria del gobierno
brasileño. El objetivo de la Procuraduría General de la República podría ser de
promoción personal, no obstante tanto el juez Sérgio Moro como otros actúan con
el propósito de debilitar y desmoralizar -aún más- a todo el Estado brasileño,
como si estuviesen al servicio de intereses extranjeros.
No sólo desmoralizar al Estado brasileño. Van mucho más lejos en sus
objetivos antinacionales. Las sospechas levantadas contra la fábrica de
submarinos, donde se construye, incluso, el submarino nuclear, todos con
transferencia para Brasil de tecnología francesa, permiten percibir el
propósito de desmontar el programa de rearme de las Fuerzas Armadas, reiniciado
por el presidente Lula y continuado por la presidente Dilma Rousseff. Es muy
posible que, en seguida, el objetivo sea la fabricación de los jets, con
transferencia de tecnología de Suecia, lo que los EUA no hacen, como en el caso
del submarino nuclear. Es preciso recordar que, desde el gobierno Collor de
Melo y, principalmente, durante la gestión del presidente Fernando Henrique
Cardoso, el Brasil fue virtualmente desarmado, el Ejército no tenía recursos
para alimentar a los reclutas y fue desmantelada la industria bélica, que el
gobierno del general Ernesto Geisel había incentivado, después de denunciar el
Acuerdo Militar con los Estados Unidos, en la segunda mitad de los años 1970.
P)- ¿Usted considera que los Estados Unidos estuvieron por detrás de la
campaña para derribar al gobierno de la presidente Dilma Rousseff?
R – Hay fuertes indicios de que el capital financiero
internacional, esto es, de que Wall Street y Washington nutrieron la crisis
política e institucional, aguzando la feroz lucha de clases en Brasil.
Ocurrió algo similar a lo que el presidente Getúlio Vargas denunció en la
carta-testamento, antes de suicidarse, el 24 de agosto de 1954: “La campaña
subterránea de los grupos internacionales se alió a la de los grupos nacionales
sublevados contra el régimen de libertad y garantía del trabajo”.
Mucho dinero corrió en la campaña por el impeachment. La
influencia de los EUA aparece en los vínculos del juez Sérgio Moro, que conduce
el proceso de Lava-Jato. Él realizó cursos en el Departamento de Estado, en
2007. Al año siguiente, en 2008, pasó un mes en un programa especial de
entrenamiento en la Escuela de Derecho de Harvard, en conjunto con su colega
Gisele Lemke. En octubre de 2009, participó de la conferencia regional sobre
“Illicit Financial Crimes”, promovida en Rio de Janeiro por la Embajada de los
Estados Unidos. La Agencia Nacional de Seguridad (NSA), que monitoreó las
comunicaciones de la Petrobras, descubrió la ocurrencia de irregularidades y
corrupción de algunos militantes del PT y, posiblemente, pasó información sobre
el “doleiro” (persona que negocia dólares en el mercado paralelo) Alberto
Yousseff a un delegado de la Policía Federal y al juez
Sérgio Moro, de Curitiba, ya entrenado en acción multi-jurisdiccional y
prácticas de investigación, incluso con demostraciones reales (como preparar
testimonios para delatar terceros).
No sin motivo el juez Sérgio Moro fue elegido como uno de los diez
hombres más influyentes del mundo por la revista Time. Él dirigió la
Operación Lava-Jato, auxiliado por el procurador-general de la
República, Rodrigo Janot, como un reality show, sin ninguna
discreción, descargando selectivamente informaciones para los medios de
comunicación, con base en delaciones obtenidas bajo amenazas y coerción, y
prisiones ilegales, con el objetivo de mancillar e incriminar, sobre todo,
al ex-presidente Lula. Y la campaña continúa.
P)- ¿Hacia dónde va?
R – Va lejos. Intenta alcanzar a todo Brasil como nación. De ahí que se
anuncia una campaña contra la industria bélica, comenzando contra la
construcción de los submarinos, con tecnología transferida de Francia, el único
país que acordó hacerlo, y va a llegar a la construcción de los aviones, con
tecnología de Suecia y otras industrias. Esas iniciativas de los presidentes
Lula da Silva y Dilma Rousseff afectaron y afectan a los intereses de los
Estados Unidos, cuya economía se sustenta, largamente, con la exportación de
armamentos. A pesar de toda la presión de Washington, Brasil no compró los jets
F/A-18 Super Hornets de la Boeing, lo que contribuyó, juntamente con la
cancelación de las contrataciones realizadas por Corea del Sur, para que la
firma estadounidense tuviese que cerrar su planta en Long Beach, en
California. La decisión de la presidente Dilma Rousseff de optar por los
aviones de Suecia representó un duro golpe para la división de defensa de la
Boeing, con la pérdida de un negocio por un valor US$4,5 billones. Ese y otros
factores concurrieron para la organización del golpe en Brasil.
P)-Y ¿cuál es la perspectiva?
R) – Es sombría. El gobierno interino de Michel Temer no tiene
legitimidad, es impopular y, lo que todo indica, no ha de perdurar hasta 2018.
Es débil. No contenta a griegos y troyanos. Y, aunque el presidente interino
Michel Temer no consiga el voto de 54 senadores para efectivizar el
impeachment, será muy difícil a la presidenta Dilma Rousseff gobernar con un
Congreso, en gran parte corrompido, y el Supremo Tribunal Federal comprometido
por la desvergonzada actuación, abiertamente político-partidaria, de algunos de
sus miembros.
Dadas estas circunstancias y en el caso de que haya nuevas elecciones,
creo que sólo las Fuerzas Armadas, cuyo comando del Ejército, Marina y
Aeronáutica hasta ahora está inmune y exento, pueden organizar y presidir el
proceso. También ellas pueden impedir que el Estado brasileño sea desmantelado,
en medio de este clima de inquisición, creado y mantenido en el país, en
colaboración con los medios de comunicación corporativos, por elementos del
Poder Judicial, como si estuviesen encima de cualquier sospecha. Y no lo están.
No son los dioses del Olimpo.