Vida nueva / 13/07/2017
En el marco del 30º Congreso Internacional de la SOTER, en
Belo Horizonte (11 al 13 de julio), la intervención de la antropóloga social Regina Novaes,
investigadora de la Universidad Federal de Río de Janeiro en el área de
juventud, religión y política, y consultora de políticas públicas de juventud
de la UNESCO, generó un amplio debate en torno a ‘lo evangélico’ como ‘herederos’
de la Reforma en Brasil.
“Sin duda, son muchas las controversias sobre la presencia de ‘herederos de la
Reforma’ en Brasil”, ha dicho la investigadora. “En el escenario actual,
desde mi punto de vista, se trata de identificar aspectos comunes entre los
llamados ‘evangélicos’ y, al mismo tiempo, reflexionar sobre sus significativas
diferenciaciones internas”.
A la luz de su conferencia,
titulada ‘Herederos de la Reforma: diversidad, pertenencias y repercusiones’,
se destacan siete miradas sobre el fenómeno evangélico en Brasil.
1. Tendencia a generalizar
Se constata la tendencia a
generalizar cuando se hace referencia a ‘los evangélicos’. Esta postura,
también tiene que ver con los preconceptos que existen. Es necesario
“relativizar diagnósticos conclusivos sobre los evangélicos en general”. En lugar de hablar ‘de los’ evangélicos,
“sería mejor hablar ‘de’ evangélicos y, a partir de tal delimitación,
relacionar sus comportamientos con algunas características del Brasil actual”.
2. “Somos más que ovejas”
“Existen varias maneras de ‘estar’
en la iglesia, que se suman a las diferentes experiencias de vida de los
fieles”. El 29 de septiembre de 2016, Ana Paula Lisboa publicó en de O Globo un
artículo titulado ‘Somos más que ovejas’, donde afirma que “buena parte de la izquierda considera que
los creyentes son burros, cerrados y alienados”.
Lisboa distingue entre “creyente
activo que se compromete en las programaciones de la iglesia”, “creyente de
banco que entra y sale desapercibido”, y “creyente Raimundo, con un pie en la
iglesia y un pie en el mundo”. Con todo, “la segmentación continúa siendo una
característica del mundo evangélico”.
3. Presencia en las periferias
No es casual que diversas
denominaciones evangélicas estén presentes en prisiones, favelas y otras
periferias donde se registra la ausencia de la Iglesia católica y una precaria
intervención del Estado. “En espacios marcados por la fragmentación y la
violencia, las iglesias evangélicas
ofrecen recursos materiales y simbólicos para dar sentido a la vida y para
enfrentar situaciones difíciles. Allí circulan recursos rituales y
múltiples argumentos para enfrentar los sufrimientos relacionados con
desempleo, enfermedades, alcoholismo, drogas, violencia doméstica, etc.”.
4. Crecimiento pentecostal
En Brasil, el crecimiento
pentecostal ha eclipsado el catolicismo hegemónico. Los resultados de los
últimos censos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE)
muestran que “los evangélicos, apalancados por el crecimiento de las denominaciones
pentecostales”, han pasado del 6,6% en 1980 al 22,2% en 2010. Por el contrario,
“el catolicismo ha mantenido una línea decreciente”: del 89% en 1980 al 64,6%
en 2010.
5. ¿Productores de conservadurismo?
Por lo general, cuando se afirma
que las iglesias evangélicas ‘producen’ conservadurismo, se hace referencia a
la intolerancia religiosa, a la discriminación de las llamadas ‘minorías’ y a
la negación de sus derechos. En realidad, “no se trata de ‘producir’ conservadurismo, sino de exacerbar creencias y
valores preexistentes en el tejido social”, a fin de retroalimentar
preconceptos y sectarismos.
Si bien es cierto que “son
frecuentes las repercusiones de las declaraciones de ciertos conocidos
evangélicos que niegan el reconocimiento de los derechos de las mujeres, los grupos LGBT, los negros, las poblaciones
indígenas, y se contraponen a iniciativas que proponen desarmes y
tratamientos de salud para usuarios de drogas consideradas ilícitas”, por otra
parte, algunas de las nuevas denominaciones cuestionan estas prácticas
conservadoras. Por ejemplo, “las ‘iglesias evangélicas inclusivas’ vinculan la
pertenencia religiosa al compromiso en las luchas por el reconocimiento de la
población LGTB”.
6. Visibilidad en el campo político
“En las
últimas décadas, ‘los evangélicos’ se tornaron personajes obligatorios en las
conversaciones sobre la política brasileña. Disputan todas las elecciones y
están en diferentes partidos”. Al tiempo que se reconoce su escalada en la
política, con frecuencia son vistos como “la más perfecta metáfora del mal que
ronda la democracia brasileña”, por diversos motivos: “Bien sea por defender
intereses de sus iglesias, por fomentar la intolerancia religiosa, o por
cuestionar derechos y estimular discriminaciones”. Las ‘bancadas evangélicas’
“se articulan en torno a intereses religiosos y contrapartidas políticas”.
7. Comunicación y poder
El crecimiento de parlamentarios
que se presentan como evangélicos evidencia el poder de los medios de
comunicación. “El sistema beneficia a
los pastores-comunicadores”. En efecto, los más conocidos son aquellos
que tienen un mayor acceso a los medios de comunicación.
“También las radios y televisiones
‘evangélicas’ se mueven dentro de la lógica perversa en el área de la
comunicación en Brasil. La Record, que pertenece a la Iglesia Universal del
Reino de Dios, es hoy la segunda televisión del país. Sin embargo, también
‘alquila’ horarios en otros canales. Esta práctica es seguida por otras
iglesias evangélicas que, en concesiones públicas, practican alquileres sin
autorización, haciendo subconcesiones públicas y negociaciones publicitarias”.