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La representante
del pueblo mapuche ante las Naciones Unidas, Flor Calfunao Paillalef, premio de
Derechos Humanos de la Ciudad de Ginebra 2008, vive horas extremadamente
difíciles. Su demanda de asilo político ha sido rechazada y, por ende, la
situación migratoria en Suiza aparece fragilizada. Este martes 18 de julio de
2017 le retiraron su permiso provisorio de residencia. Las autoridades
competentes no brindan explicaciones públicas sobre el caso.
Su entrega hacia
la causa mapuche fue reconocida por Ginebra en 2008 con el Premio oficial
“Mujer Exiliada, Mujer comprometida”. Entre la “gloria” de entonces y su
inseguridad actual, se interpone un trámite migratorio que pende como la espada
de Damocles.
La historia de
resistencia de esta mujer mapuche arranca desde su cuna. Su relación con Suiza
data de casi veinte años, cuando se estableció en Ginebra. Miembro de una
familia perseguida y agredida, parte de una comunidad históricamente amenazada
del sur de Chile, Flor Calfunao Paillalef es la
Apo-Werken (embajadora) del pueblo mapuche ante las Naciones Unidas.
Asilo
político denegado
Según
informaciones publicadas por diversos cotidianos nacionales a fines de junio,
la solicitud de asilo político presentada por Calfunao Paillalef ante las
autoridades suizas en 2008 fue rechazada. Después de casi 9 años, una amenaza
de expulsión pesa sobre ella. Pospuesta, por el momento, por un recurso
jurídico a la espera de una decisión definitiva, aunque el martes 22 de julio
le retiraron ya su permiso provisorio de residencia.
Ante la demanda de
información a la Secretaria de Estado para la Migración sobre las causas de ese
rechazo y la posibilidad o no de una expulsión, la respuesta es lacónica: “por
razones de protección de la privacidad la Secretaría no da informaciones sobre
casos individuales”.
Comunidad
mapuche reprimida
“La realidad
cotidiana de mi familia y mi comunidad en el sur de Chile, es cada día más
grave”, subraya Flor Calfunao Paillalef en entrevista exclusiva. Lejos de mejorar,
con el tiempo se va empeorando, insiste.
La criminalización
de la lucha por la tierra ancestral, la denigración cultural, la persecución,
la represión con alevosía, son las constantes cotidianas, afirma Calfunao
Paillalef. Quien no demora un instante en dar ejemplos que fundan sus
afirmaciones.
Uno de ellos, que
tuvo repercusión internacional, fue la agresión a fines de enero de este año de
fuerzas de seguridad a su comunidad y en la cual resultó seriamente herido su
sobrino Waikilaf Cadin Calfunao, hijo de su hermana Juana, “Lonko” (autoridad
tradicional) de la Comunidad Juan Paillalef, ubicada en la Comuna de Cunco,
Araucania.
Tal como lo
constataron diversos medios helvéticos, el joven que fue atendido por
especialistas en Suiza algunos días más tarde de la agresión, tenía decenas de
perdigones incrustados en articulaciones en diversas partes del cuerpo, en
especial en su pierna izquierda.
“Denunciamos el caso de mi sobrino en la
última reunión del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra en abril pasado.
Constituye un ejemplo emblemático porque a pesar de su juventud ha tenido ya 90
causas judiciales en su contra y 60 detenciones arbitrarias, muchas de ellas
con maltrato y tortura comprobadas”, subraya la representante mapuche.
Quien recuerda que la casa de su familia fue destruida en tres ocasiones por
desconocidos y ha sufrido contantes allanamientos policiales.
“Esa represión aumenta cada día”,
enfatiza. E insiste en que el suyo es un pueblo históricamente reprimido
y hoy criminalizado. Expuesto desde siempre a una política sistemática de
exterminio. “La que se manifiesta a diario en el comportamiento agresivo de
médicos, policías, gendarmes, todos de origen colono que nos miran con
desprecio”. A pesar de “nuestra resistencia ancestral y actual, pagamos
un precio muy caro por nuestra falta de visibilidad mapuche”, señala.
Y de ahí la
importancia de su presencia al frente de la Misión Mapuche ante las Naciones
Unidas. “Fui designada por un Consejo de Lonkos en septiembre
de 2011 como Apo-Werken (embajadora) del pueblo
mapuche en las instancias de la ONU en Ginebra”, lo que abre una ventana de
información y denuncia internacionales en coordinación con otros mapuches,
sobre la cruda realidad que vive mi pueblo, enfatiza Flor Calfunao Paillalef.
Medidas cautelares
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
La situación de
inseguridad de la familia Calfunao ha traspasado las fronteras chilenas y
constituye un caso asentado en la Comisión de Derechos Humanos (CIDH) de la
Organización de Estados Americanos (OEA).
En octubre del
2015 el organismo internacional solicitó “medidas cautelares”, es decir de
protección, para Juana Calfunao y su familia. En su fundamentación, el
organismo interamericano se remonta a hechos acaecidos ya en el año 2000,
cuando “agentes de seguridad pública golpearon a Juana Calfunao, a pesar que se
encontraba embarazada, lo que provocó la pérdida de su bebé”. Las violaciones
de derechos humanos han continuado hasta la actualidad, según lo constata el
organismo.
Sin respuesta de
parte del Estado chileno, la CIDH amplió en febrero del 2016 dichas medidas
cautelares a través de la Resolución 33/2016 a otros miembros de la familia de
la lideresa mapuche, expuesta en primera línea por su lucha por el territorio
ancestral de su pueblo. El organismo reconoce también la situación de “gravedad
y urgencia puesto que su vida e integridad se encontrarían en peligro”, según
lo expresa en un documento de seis páginas firmado por Elizabeth Abi-Mershed,
Secretaria Ejecutiva Adjunta.
Es importante
recordar, subraya Flor Calfunao, que en dicha resolución la CIDH enfatiza que
“los pueblos indígenas y tribales tienen derecho a gozar del control efectivo
de sus tierras “…y de liberarse de aquellos que intenten ocupar sus
territorios.
“No pueden privar
al pueblo mapuche de tener una voz en la ONU”
“No tengo miedo…,
quiero seguir luchando junto a mi pueblo. Así como en marzo de 1923,
el gobierno suizo permitió que el Jefe Iroqués Cayuga Deskaheh, en un acto
público, se digiera al pueblo de Ginebra, después de que la Sociedad de
Naciones se negara a escucharlo, hoy Suiza nuevamente debería reafirmar su
compromiso con los derechos humanos y las libertades fundamentales de los
pueblos indígenas con medidas concretas y no coartando la libertad de expresión
del pueblo mapuche en las Naciones Unidas”, subraya.
Su inseguridad
migratoria actual, si bien la preocupa, no la atemoriza. “Me preocupa que en
caso que Suiza decida expulsarme le esté haciendo un gran daño a todo mi
pueblo”, enfatiza Flor Calfunao.
Y el argumentario
fluye de inmediato. “Una decisión de este tipo le privaría a la nación mapuche
de un palco de denuncia y de visibilidad internacional, al negarnos su
representación ante las Naciones Unidas”.
Riesgo que ha
provocado la movilización de numerosas organizaciones internacionales apoyo a
los pueblos autóctonos, quienes han lanzado una petición en línea (ver al pie
de la nota). La misma, que a inicios de julio contabilizaba casi mil firmas,
solicita a las autoridades helvéticas que concedan el asilo a la representante
mapuche. “Constato un notable apoyo internacional e incluso representantes de
tres Estados han suscrito una carta en el mismo sentido”, subraya.
Es paradójico,
señala Calfunao Paillalef, “que Ginebra me galardonara en el 2008 con el premio
de los derechos humanos, sin preguntarme entonces si estaba legal o no en
Suiza”. Y que ahora, “las autoridades migratorias amenacen con expulsarme”.
Una paradoja de
complejo código de interpretación. O tal vez, sin ninguna clave de racionalidad.
Lo que es cierto, como lo afirma a nivel de conclusión la representante mapuche
en la ONU, “que, si me expulsan a Chile, corro riesgos en cuanto a mi vida, mi
seguridad y mis derechos. Toda mi familia y mi pueblo son sistemáticamente
maltratados. Y la comunidad internacional tiene sobradas pruebas de esta
realidad”.
Petición a favor
de la no expulsión de Suiza de Flor Calfunao Paillalef: