Vincenς Navarro
www.publico.es / 270717
Una de las
posturas ampliamente extendida entre economistas neoliberales (que goza de gran
visibilidad mediática en los mayores medios de comunicación, tanto privados
como públicos y tanto escritos como orales y televisivos) es que el mayor
problema de la economía española es que el Estado ha sido gestionado y dirigido
por gente muy poco competente, que no sobrevivirían en el sector privado.
Según tales
economistas, los gestores públicos no tienen ni idea de cómo debería
gestionarse una empresa. Lo que se necesitaría, dicen tales autores, es
permitir que sean grandes empresarios los que contribuyan con su experiencia a
la eficiencia de la gestión pública. En Catalunya, el economista de mayor
proyección mediática en la televisión pública TV3, de clara sensibilidad
neoliberal, ha enfatizado en más de una ocasión que el problema del Estado
español (y catalán) es que los que lo gestionan no tienen ninguna experiencia
en la empresa privada, alentando que sean gestores de tales empresas los que
gestionen también las públicas.
Trump
como modelo de la gestión empresarial
Lo que hemos
estado viendo en la Administración Trump es la toma del poder directo de los
distintos aparatos del Estado por la clase empresarial del país, en un proceso
en el que las mayores agencias del Estado pasan a ser dirigidas por grandes
empresarios o gestores próximos a las grandes empresas del país sin ningún
intermediario. Es la máxima expresión del “capitalismo de amiguetes” en el que
todo el aparato del Estado está dirigido y gestionado por los amiguetes del
presidente.
Uno de los casos
más recientes es el que se ha dado en las agencias federales de Salud Pública,
hoy dirigidas por personas procedentes de o próximas a las compañías
comerciales del sector agropecuario, consideradas algunas de ellas las mayores
promotoras de alimentos que no son considerados saludables, como en el caso de
Coca-Cola. Veamos los datos.
En un excelente
artículo publicado por Sheila Kaplan en primera plana del New York Times del 23
de julio de este año, se detalla cómo la empresa Coca-Cola influencia las
políticas alimentarias del país, promoviendo las bebidas azucaradas, que se
considera son la mayor causa de la obesidad infantil en EEUU.
En realidad, tal
obesidad ha alcanzado unos niveles epidémicos en toda la sociedad, pero muy en
particular entre los niños y los jóvenes. Las causas de dicha epidemia se han
estudiado con gran detalle y son conocidas. Investigaciones llevadas a cabo por
la mayor agencia federal de investigación en salud pública, el Center for Disease Control -CDC-
(localizado en el mismo Estado de Georgia donde está también ubicada la sede de
la empresa Coca-Cola), han señalado, por ejemplo, que las bebidas azucaradas
como la Coca-Cola (entre otras) son una de las mayores causas del crecimiento
de la obesidad en EEUU, siendo también responsables del aumento de la diabetes
tipo 2, de enfermedades del corazón, de enfermedades renales, de enfermedades
del hígado, del aumento de cavidades dentales y caries, y de artritis.
Tales bebidas no son
las únicas causas. Hay otros alimentos, como los ricos en grasas (la típica
hamburguesa McDonald’s es un ejemplo de ello), que son otros ejemplos de ello.
En realidad, el mejoramiento de la dieta ha sido una de las campañas más
centrales de las agencias de salud pública federales. ¡Al menos hasta ahora!
Ahora bien, tales
empresas alimentarias, responsables de dicha epidemia (y a fin de diluir el
énfasis en la dieta como medida preventiva), están enfatizando el ejercicio
físico como la manera de prevenir la obesidad. Coca-Cola ha financiado en el
mismo Estado de Georgia un programa gestionado por el Departamento de Salud
Pública de tal Estado, que consiste en añadir media hora de ejercicio en las
escuelas públicas de aquel Estado, convirtiéndose en la campaña central del
programa contra la obesidad entre los jóvenes de Georgia. Ni que decir tiene
que dicho programa tiene mérito propio, y es aconsejable que se continúe.
Ahora bien, es
dramáticamente insuficiente para prevenir el problema, pues como bien señala la
profesora de nutrición de la New York University, la Dra. Marion Nestle -autora
del excelente libro crítico con el consumo de soda, Soda Politics: Taking On Big Soda (and Winning)-, “una
persona normal y corriente tiene que correr 3 millas (unos 5 kilómetros) para
compensar las calorías existentes en una botella de 20 onzas de peso (un medio
kilo)… Yo estoy muy a favor del ejercicio físico. Pero la realidad es que no
hace mucho para reducir peso. De ahí que considere la campaña de perder peso a base
primordialmente de hacer ejercicio físico (que es lo que la industria de la
soda y comida basura promueven) como muy limitada, a no ser que vaya acompañada
de un cambio de dieta, que es un factor más importante para resolver la
epidemia de obesidad”.
Coca-Cola
ahora tiene gran influencia en el gobierno federal y en el CDC
El presidente
Trump ha nombrado directiva del CDC a la Dra. Fitzgerald, que era precisamente
la Directora del Departamento de Salud del Estado de Georgia, cuando Coca-Cola
financió el programa de aumentar media hora de ejercicio en las escuelas
públicas. Coca-Cola tiene gran influencia en el Estado de Georgia y sobre sus
representantes, la mayoría republicanos (incluido el famoso Newt Gingrich,
asesor hoy del presidente Trump), influencia que ahora se ha extendido también
al gobierno federal, siendo el nombramiento de la Dra. Fitzgerald un indicador
de ello.
Como consecuencia
de ello, la gran amiga de Coca-Cola tendrá ahora una gran influencia en el
diseño de las campañas de reducción de la obesidad. Consciente de la
movilización en su contra de la comunidad salubrista de EEUU, la Dra.
Fitzgerald ha subrayado recientemente su interés también en promover la ingesta
de fruta y vegetales entre los niños. Pero como bien señala la autora del
artículo, Sheila Kaplan (de la cual extraigo todos estos datos), es muy
probable que a partir de ahora se enfatice mucho más el ejercicio físico que no
la dieta para reducir la epidemia de obesidad en EEUU.
En realidad, el
artículo de la Dra. Fitzgerald sobre nutrición que aparece en la promoción de
los programas en contra de la obesidad de la web de Coca-Cola lleva el significativo
título de que “La solución de la obesidad infantil requiere movimiento
(físico)”. Y las subvenciones federales a instituciones que están haciendo
estudios sobre la obesidad se centrarán primordialmente en áreas no
relacionadas con los productos que ellos promueven, tales como las sodas. Esta
es la consecuencia del capitalismo de amiguetes que existe hoy en EEUU y que,
sin lugar a dudas, va a afectar a España también.