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III Encuentro Nacional de Agricultura Orgánica

COMUNICADO

III Encuentro Nacional de Agricultura Orgánica
Santa Fe de Veraguas,  República de Panamá
21, 22 y 23 de abril de 2017

En el día de la tierra, 230 agricultores y agricultoras participaron en el III Encuentro Nacional de Agricultura Orgánica en las históricas tierras de Santa Fe de Veraguas, donde emergió uno de los movimientos organizativos más fuertes y comprometidos en la defensa de la tierra, de las costumbres y de la autodeterminación del campesino, que fue capaz de hacer frente a una sociedad que los había marginado y expoliado.  Ésta experiencia del pueblo santafeeño, lleva la marca indeleble de un gran visionario de la transformación de las personas y de la sociedad, el mártir P. Héctor Gallego.

En el análisis de la realidad observamos que nos encontramos en un cambio de época, que presenta grandes retos, que podemos sintetizar en el más impactante: el cambio climático. La conservación de la creación se encuentra amenazada por una economía expansiva, consumista y por una agricultura que ha convertido la alimentación en un negocio, olvidando, que es un derecho humano.  Ese reto que supone el cuidado de la Casa Común, pasa por enfrentar el cambio climático.

Ante el cambio climático hay dos posturas: una que dicen que no existe y si existe hay que enfrentarlo desde la agricultura de altos insumos de síntesis químicas.  Otra que dice que la única manera de frenar la destrucción de la tierra y de enfrentar el cambio climático es desde la agricultura orgánica y agroecológica, que hunde sus raíces en la agricultura familiar tradicional. Esa experiencia al entrar en diálogo con otros saberes, se fortalece y genera nuevos conocimientos y soluciones prácticas capaces de mitigar el cambio climático y de generar mejores condiciones de vida. 

Desde la agricultura convencional química, solamente podemos decir que es insostenible, impagable e inhumana.  Las políticas públicas deben tener la claridad de reenfocar sus recursos hacia la agricultura familiar orgánica, por la sencilla razón de que en ella descansa entre el 67% al 82% de la producción alimentaria de los países.  Además en la agricultura familiar orgánica, las mujeres han sido las expertas en semillas, productoras de semillas, selectoras de semillas conservadoras de la biodiversidad del mundo.  Los 10 mil años de experiencia humana en alimentarnos son una experiencia que no puede negar el valor de lo femenino. Las semillas son nuestra madre y guardar las semillas es un acto político para conseguir la soberanía alimentaria, pues nos permite ser libres y conseguir autonomía.  Panamá es uno de los países que tiene mayor diversidad en nuestra región.  Esa biodiversidad está amenazada, por eso la importancia que tienen los organismos internacionales de apoyar iniciativas que están encaminadas a mitigar los efectos del cambio climático.  En las experiencias vistas en este encuentro, nos encontramos una gran riqueza de organizaciones que desde su actividad están siendo capaces de enfrentar y mitigar los efectos de cambio climático a pesar que no cuentan con apoyos institucionales.  Si entre el 70% al 80% de la producción alimentaria está en manos de la producción familiar, esta debería recibir entre el 70 al 80% de la ayuda internacional dedicada al desarrollo sostenible.  Eso no es lo que sucede.

Ante la nueva realidad de la descentralización municipal en Panamá, surge una oportunidad que permite  a las autoridades locales, que están en contacto con el pueblo, desarrollar planes que potencien la agricultura familiar orgánica como parte importante del desarrollo social y económico de las comunidades rurales.

La agricultura sostenible está unida a una producción diversificada, produce variedad de alimentos acordes con las preferencias culturales y garantiza la alimentación para toda la familia durante todo el año.  El campesino resume esa idea en una frase: “Tengo la comida del gasto”.  Eso es soberanía alimentaria, no depender del exterior y no comprar fuera lo que puedo producir en casa. La prioridad es garantizar una alimentación sana.

El movimiento orgánico en Panamá tiene un conocimiento extraordinario y un camino de más de 25 años que le ha permitido llegar a grandes logros, no sólo desde el punto de vista de mejorar la producción sino en el campo de la investigación y experimentación.  Tiene expertos en producción de semillas, producción de abono orgánico, manejo de suelos, manejo de agua, manejo de disfunciones vegetales y en organización comunitaria.  Ha logrado crear una conciencia nacional donde se respete y valore la producción orgánica y con capacidad para abordar los problemas complejos que presenta la producción de alimentos. Fruto de este esfuerzo es el desarrollo de una legislación cada vez más favorable hacia la agricultura orgánica. Como productores orgánicos tenemos una sintonía que nos hace amar la naturaleza, respetarla, cuidarla como una hermana y nos permite reconocernos unos a otros como si fuéramos realmente hermanos.


Finalmente, el encuentro termina con un acto cultural donde se destaca la importancia de la poesía, del canto, música vernacular como elementos que fortalecen la identidad cultural y desde esa identidad, alegre y comunitaria ser capaces de recrear un nuevo tejido social, fundamentado sobre la agricultura orgánica y familiar.