Nazanin
Armanian
www.publico.es/160716
BlackLivesMatter, la vida de
los negros importa, en español, es el lema del movimiento negro que hoy desafía
al sistema en EEUU que, paradójicamente, lo dirige un presidente negro. Los
últimos asesinatos de los jóvenes negros desarmados por la policía y el
sentimiento de frustración que invade la comunidad negra por la inacción de
Barack Obama, manifiestan una profunda tensión social. Al final, Obama sólo
encarnaba una lucha simbólica: el espejismo de que los negros habían
tomado el poder, que devastó y neutralizó a las organizaciones negras.
La primera Cumbre de cerveza puso fin a
la ilusión de una América postracial: Obama, que recordaba al rey de España
cuando pedía perdón por ir a matar elefantes cuando la crisis azotaba a sus
súbditos, se bebió una cerveza en el jardín de la Casa Blanca con un
policía blanco racista al que había reprochado por detener a un profesor negro
cuando éste entraba en su domicilio situado en un barrio rico,
confundiéndole con un ladrón. A partir de entonces, Obama ignoró el profundo
racismo imperante en la sociedad, para salvarse de los brutales ataques
racistas. No obstante, se equivocó.
Karl Marx
trató el tema de la esclavitud racializada de EEUU y la creación de este Estado
sobre la alianza entre los esclavistas y los capitalistas (¡los
bancos, como J.P. Morgan, aceptaban esclavos como garantía de
préstamos!), a la vez que Abraham Lincoln, el “salvador de los esclavos”,
planeaba expulsarlos, enviándoles a Liberia: podrán ser iguales, pero fuera de
EEUU.
La
esclavitud abolida en 1899 fue sustituida por un Apartheid institucional,
respaldado por la organización terrorista de Ku Klux Klan. Hoy hay más hombres negros en la cárcel y en libertad condicional de
los que había esclavizados en el siglo XIX.
La
construcción de una imagen negativa de África y sus gentes en EEUU fue una
estrategia sofisticada: consiguió que los mismos afros sintieran desprecio
hacia sí mismos, señaló Malkom X. Tanto que el cantante Mickael Jackson, desde
el odio hacia su piel y sus rasgos, se sometió a la tortura de las máquinas
blanqueadoras de última generación hasta morir. El control sobre los
incivilizados negros será rotundo: en Ferguson, con el 60% de los vecinos
afros, el alcalde y el jefe de la policía son blancos y sólo tres de los 53
policías son ciudadanos negros.
Los
activistas negros pronto se percatarán de que los lazos de clase están por
encima de los de raza, etnia y religión; Obama, como miembro de la burguesía,
salvará primero los intereses de su clase; y la gestión del poder seguirá
en manos blancas, aunque sean cubiertas con guantes negros. Colin Powell,
Condoleezza Rice o Barack Obama no son más que servidores de un sistema que,
tanto dentro como fuera del país, utiliza ataques preventivos contra las
personas desarmadas de todos los colores, justificándolos con el argumento del
choque de las civilizaciones.
Barack Obama, el Gatopardo, nunca
propuso una reforma del sistema ‘semi apartheid multidimensional’ en el
que viven los afroamericanos, es decir, el 13% de la población del país. Su
desafío era a nivel personal, que no social: el hijo de un padre musulmán y
además negro, había logrado entrar en una Casa Blanca, levantada por esclavas y
esclavos negros. Y allí terminaba su misión, a pesar de que él mismo había sido
objeto de duros insultos racistas. Si no, ¿cómo se explica que a pesar de tener
el apoyo contundente de la sociedad y del mundo, Obama pidiera inacción a las
víctimas del racismo y llegase a deslegitimar sus frustraciones?
En vez de
abordar el odio racial en EEUU, se centró tanto en los logros al respecto, que
llegó a irritar a los líderes negros. A estas alturas, se sabía que la
preocupación del matrimonio Obama por las niñas nigerianas secuestradas no era
por solidaridadcon las hermanas africanas: en 2014 cerca de 683.000 mujeres
estadounidenses, en su mayoría negras y pobres, habían sido raptadas y/o
violadas, sin preocuparles en absoluto.
Las cifras
de la segregación
El mapa
genético de EEUU muestra que la violencia policial contra los negros es sólo
uno de los barómetros de discriminación racial:
*De los 50
millones de personas que viven bajo la línea de la pobreza, el 12,7% son
blancos no hispanos, y los 26,2%, negros. Aquí, unas 200 familias, todas
blancas, suman un patrimonio de 1,3 billones de dólares.
*De entre
las 18 millones de mujeres que viven en la pobreza, las negras doblan la cifra
de las blancas. Luego, las de piel oscura, las ancianas y las del
colectivo LGBT, se presentan como las más desheredadas de todas.
*La pobreza
infantil general se redujo en un 20% durante los años 2010 y 2013, pero el de
los niños negros se mantuvo.
*El ingreso
medio de los hogares blancos es de 91.000 dólares, el de los negros 7.000.
*El
desempleo de los negros es doble que el de los blancos, a pesar de que tengan
un mejor curriculum.
*Cerca del
80% de las personas retenidas y cacheadas en la calle por la policía es negra.
*Un hombre
negro tiene seis veces más probabilidades de ir a la cárcel que uno blanco. Hay
más jóvenes negros en la cárcel que en la universidad. Por el mismo
delito, los negros pasan mayor tiempo en la prisión que un delincuente blanco.
*Un chaval
negro de entre 15 y 19 años, tiene 21 veces más probabilidades de ser asesinado
por la policía que uno blanco.
*Este país,
con sólo el 5% de la población mundial, alberga el 25% de los presos del mundo.
Y los afros, que sólo son el 13% de sus habitantes, componen casi la mitad de
los presos. Uno de cada 15 varones negros (y 1 de cada 36 hombres latinos)
están actualmente encarcelados. Lo cual significa que EEUU tiene más presos negros de los que tenía la Sudáfrica del
Apartheid en proporción a su población.
*Los menores
negros son el 60% de los niños presos.
*Aunque la
esperanza de vida de los negros haya aumentado (como en todo el mundo, salvo en
Afganistán, que ha caído de 44 a 41 años tras invasión de la OTAN), los negros
aún viven seis años menos que los blancos.
Lo que (no)
hizo Obama por los negros
Barack
Obama, que padeció el síndrome de “la carga de la representación” de su raza,
se negó a pronunciar la palabra negro, rodeándose de asesores blancos. Pudo
reconocer los derechos de los homosexuales, pero no se atrevió a tratar con
normalidad la lacra racista. Sabía que contaba con el respaldo incondicional de
los afros, y decidió atraer la simpatía de los blancos o, al menos, no
espantarlos. Con frases sin sentido como “debemos trascender la raza”, esquivó
su deber de proponer medidas de discriminación positiva y programas especiales
educativos, económicos y sociales para reducir la brecha entre las razas.
No hizo nada
para reducir el impacto de la crisis de “ladrillo” en los hogares negros (e
hispanas) de la clase media, por lo que la caída de su riqueza llegó a ser veinte
veces mayor que la de los hogares blancos. Las políticas económicas de Obama
permitieron que los ingresos aumentaran un 10%, al mismo tiempo que los
salarios se reducían para la mayoría. Así, la débil clase media negra
recibió un golpe duro, y miles de sus integrantes fueron lanzados a la pobreza
absoluta, beneficiando a los bancos que se quedaban con sus casas y sus
sueldos.
Al final,
Obama que perdió una gran oportunidad para conseguir una verdadera
transformación social, se conformó con:
+Los proyectos
del ‘Guardián de mi hermano’, que pretende ayudar a la formación de jóvenes
negros.
+Visitar una
prisión y conmutar las sentencias de 46 delincuentes por drogas no
violentos.
+Firmar el
Acta de Sentencias Justas que limita los castigos severos que se promulgaron en
la década de los 80 para delitos menores relacionados con droga, aunque no
permitió que tuviera efecto retroactivo para que miles de negros y latinos, que
seguirán perdiendo años de su vida entre rejas.
+La Ley de
Asistencia Asequible (Obamacare),
lideró la cobertura de salud de 20 millones de estadounidenses (cientos de
miles de afroamericanos) aunque unos 30 millones siguen sin tener un seguro de
salud integral.
Obama no
puede decir que no le dejaron: Amplió las competencias de la Casa Blanca para
lanzar guerras imperiales por todo el planeta, mientras lo que hizo por los
negros fue “demasiado poco, demasiado tarde”. Como si un presidente de piel
oscura no hubiera pasado por la Casa Blanca.
Hoy, el
movimiento negro debe cruzar el capitalismo racial y reflexionar sobre los
valores de EEUU, impregnados de la supremacía de una raza, una clase y una
religión.