Los orígenes del machismo y la misoginia
Jorge Durand
www.jornada.unam.mx/181015
La misoginia o la
aversión a las mujeres o la falta de confianza en ellas hunde sus raíces en
todas las culturas y se refuerza con versiones de libros sagrados de varias religiones
que la culpan, relegan y subyugan.
Retomo, de Jesús J.
Márquez, con su permiso, una increíble colección de citas de grandes
pensadores, filósofos, gobernantes, líderes y santos canonizados, sobre lo que
piensan y opinan de la mujer. Una manifestación clara y descarnada de cómo se
han construido e impulsado, a los largo de siglos, el machismo y la misoginia.
Aunque la conducta
del esposo sea censurable, aunque éste se entregue a otros amores, la mujer
virtuosa debe reverenciarlo como a un dios. Durante la infancia, una mujer debe
depender de su padre; al casarse de su esposo, y si él muere, de sus hijos, y
si no lo tiene, de su soberano. Una mujer nunca debe gobernarse a sí misma. Leyes
de Manu (libro sagrado de India).
La mujer que se
niegue al deber conyugal deberá ser tirada al río. Constitución Nacional
Sumeria (civilización mesopotámica, siglo XX aC).
Cuando una mujer
tenga una conducta desordenada y deje de cumplir sus obligaciones del hogar, el
esposo puede someterla a esclavitud. Este servicio puede, incluso, ser
ejercitado en el hogar de un acreedor de su esposo y, durante el periodo en que
dura, es lícito para él contraer un nuevo matrimonio. Código de Hammurabi
(constitución nacional de Babilonia, otorgada por el rey Hammurabi, siglo XVII
aC).
Quien confía en una
mujer confía en un ladrón. Hesíodo, poeta griego, siglo VII aC.
Los dioses olímpicos
han dotado al marido de una retrasada mental. La mujer desconoce por completo
lo que está bien y lo que está mal. El único talento que ella posee es el de
comer. Semonides de Amorgos, poeta yámbico griego, siglo VI aC.
La mujer es mala.
Cada vez que se le presente la ocasión, toda mujer pecará. Sidhartha Gautama,
fundador del budismo, siglo VI aC.
Hay un principio
bueno, que ha creado el orden, la luz y el hombre. Y un principio malo, que ha
creado el caos, las tinieblas y la mujer. Pitágoras de Samos, filósofo y
matemático griego, siglo VI aC.
“La mujer debe
venerar al hombre como a un dios. Cada mañana, por nueve veces consecutivas,
debe de arrodillarse a los pies del esposo, y de brazos cruzados, preguntarle:
‘Señor, ¿qué deseáis que haga?’” Zaratustra, filósofo persa, siglo V aC.
Las mujeres, los
esclavos y los extranjeros no son ciudadanos. Pericles, ateniense político
demócrata, siglo V aC, uno de los ciudadanos más brillantes de la civilización
griega.
La mujer es de lo
más corrupto y corruptible que hay en el mundo. Confucio, filósofo chino, siglo
V aC.
Lo único en el mundo
peor que una mujer es otra. Aristófanes, dramaturgo griego, siglo V, aC.
Temed el amor de la
mujer más que el odio del hombre. Sócrates, filósofo griego, siglo V, aC.
La naturaleza sólo
hace mujeres cuando no puede hacer hombres. La mujer no es más que un hombre
incompleto. Una especie de error de la naturaleza; la hembra es hembra en
virtud de cierta falta de cualidades. Aristóteles, filósofo griego y preceptor
de Alejandro Magno, siglo IV aC.
La mujer es inferior
al hombre en todo. Flavio Josefo, historiador judío, siglo I.
Mujeres, sed sumisas
a vuestros maridos como al Señor, pues el marido es el jefe de la mujer, como
Cristo es el jefe de la Iglesia, cuyo cuerpo ha salvado, y como la Iglesia es
sumisa a Cristo, así, las mujeres deben someterse en todo a sus maridos. San
Pablo, apóstol del cristianismo, siglo I.
Cabeza del crimen,
arma del diablo. Cuando tengáis delante una mujer, creed que tenéis ante
vosotros, no un ser humano, no una bestia feroz, sino el diablo en persona. Su
voz es el silbido de la serpiente. San Antonio Abad, ermitaño, siglo III.
Soberana peste es la
mujer, dardo del demonio. ¡Por medio de la mujer el diablo ha triunfado de Adán
y le hizo perder el Paraíso! San Juan Crisóstomo, patriarca de Constantinopla y
padre de la Iglesia, siglo IV.
Los hombres están
sobre las mujeres porque Alá les otorgó la primacía sobre ellas. Por lo tanto,
da a los varones el doble que les des a las mujeres. Los esposos que sufran la
desobediencia de sus mujeres pueden castigarlas: desde dejarlas solas en sus
camas hasta incluso golpearlas. No legó al hombre mayor calamidad que la mujer.
El Corán, libro sagrado de los musulmanes, escrito por Mahoma en el
siglo VI.
El estudio del
Talmud no debe darse bajo ninguna circunstancia a las mujeres, porque dada su
pobreza intelectual convertirían las palabras de la Torá en palabras vacías.
Maimónides, médico y rabino judío, siglo XII.
El peor adorno que
una mujer puede pretender tener es ser sabia. Aunque se agoten y mueran de
tanto parir, no importa, para eso existen. Martín Lutero, teólogo alemán,
protestante reformador, siglo XVI.
Y la lista sigue y
sigue…