Apuntes sobre Brasil, un país insólito
Eric Nepomuceno
www.jornada.unam.mx/111015
Todas las mañanas un
hombre llamado José María, de 32 años de edad, llega a la cárcel de la División
de homicidios de la Policía de Fortaleza, capital del estado de Ceará. El
hombre lleva café fresco, agua y galletas a una mujer que está detenida y
responderá a un juicio por doble intento de homicidio.
A veces, lleva
alguna fruta. Dice que quiere que la mujer se sienta cómoda y bien tratada.
Dice que no quiere que nada malo le pase a la mujer que ama.
Dice que la mujer
está arrepentida de los crímenes que cometió. ¿Cuáles crímenes? Intentar
matarlo en dos ocasiones seguidas, con un intervalo de cinco días. La mujer le
puso veneno contra ratas en la comida. En el segundo intento, la mujer casi
logró su objetivo: José María quedó internado por dos semanas.
Logró recuperarse.
Ahora dice que quiere recuperar su matrimonio.
El 12 de octubre se
celebra, en Brasil, el día de Nuestra Señora Aparecida, santa patrona del país.
También se festeja el Día del Niño.
Este año, los
peregrinos que se dirigen a la ciudad de Aparecida do Norte, interior del
estado de São Paulo, donde está la basílica dedicada a la santa, pedirán ayuda
para enfrentar la dura crisis económica que sacude al país.
Mientras, los
comerciantes ofrecen rebajas de hasta increíble 75 por ciento en el precio de
los juguetes. Es que las compras para el Día del Niño bajaron a menos de la
mitad de lo que se compró el año pasado. Cada cual –peregrinos y comerciantes–
busca su propio milagro.
En 2014, cada 11
minutos por lo menos una mujer ha sido víctima de estupro en Brasil. Se dice
por lo menos porque no todas las víctimas denuncian su tormento a la policía.
Acorde a lo divulgado por las secretarías estaduales de Seguridad Pública,
fueron registrados 47.646 casos de estupro en 2014. Algo es algo: en 2013,
fueron 51.090.
Sin embargo, esos
números son falsos: estudios indican que solamente
35 por ciento de las víctimas acuden a la policía. Es decir: el número de
mujeres violadas en Brasil el año pasado puede alcanzar la absurda marca de 470
mil.
No sin razón, una
encuesta realizada en 87 municipios con más de 100 mil habitantes muestra que
90 por ciento de las mujeres temen ser víctimas de estupro.
Por estos días, una
serie de videos grabados en teléfonos celulares muestran cómo actúa la policía
de São Paulo, la mayor y más rica ciudad sudamericana. En una de esas
grabaciones, un ladrón se rinde en el tejado de una casa, por donde intentaba
escapar de su perseguidor, un soldado de la policía militarizada. Es un ladrón
joven, flaco y mulato. Trata de equilibrarse sobre las tejas, se arrodilla y
levanta los brazos.
El policía se
acerca, apuntándole con una pistola. Y cuando llega al muchacho, lo empuja con
el pie. No se ve el cuerpo cayendo. Pero luego otra grabación muestra el
muchacho muerto en el suelo. El registro policial de lo acontecido indica: Se
desplomó del tejado mientras intentaba huir.
Otra grabación
muestra un joven arrodillado delante de tres soldados de la policía
militarizada, también en São Paulo. Dos policías lo levantan y lo llevan a la
vuelta de la esquina. Se oyen tres disparos. Uno de los soldados vuelve
corriendo, entra en el coche patrulla, y corre otra vez para donde está el
muchacho, que no aparece en pantalla. Se oye un disparo.
Registro policial:
Muerto cuando se resistió a la voz de prisión. En la mano derecha del muerto,
un revólver. El joven era zurdo y el revólver es el mismo que el soldado sacó
de la patrulla.
Eduardo Cunha,
presidente de la Cámara de Diputados, cada día renueva sus esfuerzos furiosos
para destituir a la presidenta Dilma Rousseff. El noble diputado está siendo
investigado por la Corte Suprema. Motivo: recibió al menos 5 millones de
dólares en coimas para facilitar negocios excusos junto a la Petrobras.
Cunha dice que es
mentira. Que jamás recibió dinero ilegal. Que jamás tuvo cuentas secretas en
Suiza.
El banco suizo
Julius Baer envió a las autoridades brasileñas las fichas de apertura de cuatro
cuentas a nombre de Eduardo Cunha. La dirección es la misma de la residencia
que Cunha tiene en Río. Dos de esas cuatro cuentas fueron cerradas cuando
estalló en Brasil el escándalo de corrupción en la Petrobras. Otras dos
abrigaban, hasta hace un mes, dos millones 500 mil dólares. El dinero fue
bloqueado por las autoridades suizas.
Cunha dice que es
mentira. Que nunca tuvo cuentas en Suiza. El banco envió a Brasil copias del
pasaporte presentado por el diputado al abrir las cuentas.
Cunha alega que es
mentira y que no tiene la menor intención de derrocar a Dilma a través de un
golpe parlamentario. Jura que no actúa por venganza.
El gobierno de Dilma
Rousseff, que llegó a su segundo mandato gracias a los votos de 53 por ciento
del electorado, está en manos de Eduardo Cunha. De él depende, si acepta o no,
que una petición de apertura de juicio parlamentaria contra la mandataria
llegue al pleno de la Cámara de Diputados. Hay como 13. Ya rechazó cuatro.
Faltan nueve.
Pobre país.