Luis
Van de Velde
www.religiondigital.com/290415
Claro, será la gran
celebración oficial de la beatificación de Monseñor Romero, pero él mismo, él
que dijo que resucitaría en el pueblo salvadoreño, ¿estará presente ahí la
vigilia en catedral, en el estadio o en las calles hacia el Salvador del Mundo?
A lo mejor extrañe esta pregunta. Trato de encontrar piezas para una
respuesta...
Recuerdo que
Monseñor Romero dijo que no volvería a estar presente en un acto oficial del
Estado y que no deseaba a ningún funcionario estatal en las celebraciones de la
Iglesia hasta que se aclarara de fondo el asesinato de Rutilio Grande y sus
compañeros. Aunque no lo dijo así, se puede añadir... hasta que aclaren de
fondo el asesinato de los otros sacerdotes, religiosas, catequistas, y tantos
miles de salvadoreños/as. Sin embargo el Estado salvadoreño no ha resuelto esos
crímenes (de lesa humanidad!!). El ejército no quiere abrir sus archivos.
Hace unos días
regresó (expulsado de los EEUU) todavía un ex director de la guardia nacional y
ex ministro de defensa... y entró paseando, casi triunfante, recibido por sus
súbditos: a tus órdenes mi general!!! La ley de amnistía sigue vigente e impide
hasta la investigación de todas las violaciones a los derechos humanos durante
los años de represión y guerra.
Sin embargo, el 23
de mayo, altos funcionarios del estado salvadoreño y de otros países, estarán
ahí, en un lugar privilegiado y especialmente vigilado y cuidado. El anterior y
el actual presidente han "pedido" perdón por ciertos crímenes, pero
la verdad no ha podido surgir: los responsables no han sido juzgados, las
victimas siguen con sus heridas,... Ahí estarán también los señores/as
embajadores. ¿Estará Monseñor Romero presente en ese acto con tantos altos
funcionarios públicos?
La celebración
presidida por cardenales, arzobispos, obispos y en presencia de más de mil
sacerdotes, y unos 300,000 laicos/as, será un acto religioso, por supuesto
solemne, pero lejos del pueblo. La conferencia episcopal aparecerá unida (ya no
dividida como hace 35 años en contra de Monseñor Romero). Todos los sacerdotes
y todas las religiosas y religiosos se unirán en esa fiesta religiosa. El
pueblo podrá "ver" la ceremonia (una misa tradicional con la declaración
oficial de la beatificación) a distancia, de lejos, a través de pantallas
grandes por las calles y en el estadio Flor Blanca, y por televisión. Será con
cantos tradicionales y si cantan algo sobre monseñor Romero serán de los cantos
nuevos y adaptados para que se hable de él como el ejemplo de amor a Dios y al
prójimo. Será el gran rito religioso ejecutado por varios príncipes de la
iglesia romana, la jerarquía,...
"El pastor
tiene que estar donde está el sufrimiento", dijo el 30/10/1977. El mensaje
será dirigido a "todos" sin distinción para que "nos
amemos" así como Monseñor Romero dio su vida por amor. No van a inquietar
a nadie, no van a tocar la conciencia de nadie, no van a provocar crisis en
nadie. Y las grandes mayorías presentes en las calles estarán cantando y
aplaudiendo. Recuerdo que dijo: "Una iglesia que no provoca crisis, un
Evangelio que no inquieta, una palabra de Dios que no levanta roncha como
decimos vulgarmente, una palabra de Dios que no toca el pecado concreto de la
sociedad en que está anunciándose, ¿qué Evangelio es ése?
Consideraciones
piadosas muy bonitas que no molestan a nadie, y así quisieran muchos que fuera
la predicación. Y aquellos predicadores que por no molestarse, por no tener
conflictos y dificultades evitan toda cosa espinosa, no iluminan la realidad en
que se vive, no tienen el valor de Pedro de decirle a aquella turba donde están
todavía las manos manchadas de sangre que mataron a Cristo. ¡Ustedes lo
mataron! Aunque le iba a costar también la vida por esa denuncia, la proclama.
Es el evangelio valiente, es la buena nueva que vino a quitar los pecados del
mundo." (16/4/1978) ¿Estará presente ese Monseñor Romero, ese profeta
valiente del Evangelio, el próximo 23 de mayo?
"La Iglesia se
predica desde los pobres y no nos avergonzamos nunca de decir: la Iglesia de
los pobres, porque entre los pobres quiso poner Cristo su cátedra de
redención" (24/12/1978). El espectáculo religioso, el gran culto religioso
de la beatificación de Monseñor Romero, costará un dineral. A lo mejor nunca se
sabrá cuánto haya costado de verdad. En las iglesias romanas se hace colectas
para juntar dinero para ese magno evento. El estado invertirá una enorme
cantidad de dólares. Hasta no me extrañaría que algunos empresarios grandes
aportan una buena cantidad de dinero por la causa de la beatificación. Las
líneas áreas, los buses regionales y nacionales y los hoteles harán un gran
negocio con tantos "peregrinos"(¿).
Será una ceremonia
donde no se ve la vida de los pobres, donde no se oye la voz de los pobres,
donde no se visualiza el rostro de los jóvenes asesinados, ni de los migrantes
en el desierto, donde no se sentirá las lágrimas de los familiares de los
policías y soldados asesinados. No se recogerá el clamor del pueblo y el dolor
de tanto crimen. Tampoco se escuchará la voz profética que denuncia la pobreza
y la miseria, la exclusión social y económica de las mayorías. Pero él dijo:
"Los pobres han marcado el verdadero caminar de la Iglesia. Una Iglesia
que no se une a los pobres para denunciar desde los pobres las injusticias que
con ellos se cometen, no es verdadera Iglesia de Jesucristo" (17/2/1980).
Uno se pregunta: ¿de qué Romero estarán hablando?
La celebración del
23 de mayo es un acto religioso oficial preparado y organizado en coordinación
entre la jerarquía de la Iglesia romana y el estado. Se hablará de la gran
alegría, de la fiesta por el salvadoreño más conocido en el mundo entero, por
el "primer" salvadoreño declarado beato oficialmente, del
"fervor religioso" al estilo de las procesiones de semana santa y la
bajada. Será la máxima expresión eucarística presidida con tanta solemnidad
religiosa. Centenares de sacerdotes habrán recibidos a los penitentes que
desean confesarse y les darán la comunión (también en el estadio!).
Pero me pregunto:
¿habrá conversión? ¿Los ricos presentes se convertirán compartiendo su riqueza
para que pueda ser distribuida entre todos y todas? ¿Los pobres creerán en los
pobres para organizarse solidariamente en la conquista de la justicia? ¿Los
políticos y gobernantes presentes empezarán a "servir al pueblo" en
vez de servirse del pueblo? ¿Los jueces y fiscales presentes se convertirán en
administradores de justicia sin corrupción? ¿Los dueños de los medios de
comunicación y sus empleados se convertirán para ser centinelas de la verdad en
vez de instrumentos ideológicos del sistema neoliberal? ¿Los pobres se
convertirán en micrófonos de Dios? ¿Los sacerdotes y los obispos y cardenales
presentes se convertirán para vivir su ministerio como Monseñor Romero lo ha
hecho? Sospecho que habrá mucha euforia religiosa, pero poca conversión
verdadera, de hechos!!! Sospecho que será como "las luces camperos"
en cercanía de navidad: oooh!... qué bonito! un ratito y luego se apagan y todo
está oscuro de nuevo. ¿Estará Monseñor Romero presente ahí?
Ojalá que todo eso
pase muy pronto, para que la voz de Monseñor pueda volver a sonar con claridad
en las comunidades eclesiales de base, en congregaciones cristianas, en las
luchas por la justicia, la verdad, la libertad, la solidaridad, la vida, en las
organizaciones populares, en algún periódico que desea "sentir con el
pueblo" y tratar de hablar como hablaría Monseñor Romero hoy, en alguna
protesta frente a la embajada USA para exigir que dejen de intervenir en nuestro
pueblo, en cooperativas que sí creen que es posible cooperar para vivir
mejor,...
Ahí estará monseñor
Romero presente cuando se glorifique a Dios en la defensa de vida digna de las
y los pobres. Recordando las palabras del Resucitado para sus hermanos: que vayan
a Galilea y que ahí lo encontrarán. Así será con Monseñor Romero, nuestro San
Romero de América. No nos quedemos con las tres chozas de la celebración del 23
de mayo, sino "bajemos, hay que trabajar" (19/11/1978). Solamente
hablando como él habló, actuando como él actuó, orando como él oró, lo
encontraremos!!!