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El maíz sembrado para comer es sagrado sustento del hombre que fue hecho
de maíz. Sembrado por negocio es hambre del hombre que fue hecho de maíz. Sencilla y profunda
frase de Miguel Ángel Asturias que cada día adquiere más significados.
Ahora el negocio de
sembrar hambre es de cuatro trasnacionales que quieren monopolizar y contaminar
transgénicamente el maíz, hasta que las manos que lo criaron y cuidaron para
alimento de toda la humanidad tengan que comprarles a ellos la semilla y
pagarles incluso por uso indebido de patente si sus maíces
ancestrales se contaminan con transgénicos.
Vasto es el ataque,
pero más lo es la defensa. Tan importante es el maíz en mesoamérica, que las
trasnacionales no pueden creer que encuentren tantas dificultades para imponer
su voluntad, cuando en tantos otros temas lo han hecho con impunidad. Tan
hondas son las raíces y razones de las mujeres y los hombres de maíz, que como
el sol, vuelven sin falta, disipando nubarrones, tejiendo amaneceres,
germinando nuevas semillas y creciendo mazorcas de muchos colores, formas y
sabores.
La siembra de maíz transgénico en México, su centro de origen, está
suspendida legalmente desde hace 21 meses, hecho inédito y
encomiable, que entra ahora en una nueva etapa. Colectivas AC, representante
legal de una demanda colectiva presentada por 53 individuos y 20
organizaciones, anunció que luego de superado un largo proceso para impedir que
ésta ni siquiera se discutiera, comenzará finalmente el juicio para considerar
la acusación contra el maíz transgénico, por los daños que conlleva a la
biodiversidad y a la salud, entre otros.
Al presentar esta
acción colectiva en 2013, el juzgado autorizó una medida precautoria que
suspendió las siembras de maíz transgénico, a nivel experimental, piloto o
comercial, al tiempo que ordenó a las autoridades abstenerse de realizar
cualquier trámite tendiente a su aprobación, hasta haber decidido sobre las
acusaciones presentadas.
En estos 21 meses
pasados, tuvieron que afrontar 91 impugnaciones de Monsanto, Syngenta, Dow,
Pioneer (DuPont) y de las secretarías de Agricultura y de Ambiente, éstas
últimas en actos vergonzosos de desvío de los poderes del Estado para favorecer
las ganancias de las trasnacionales contra los intereses de los pueblos que
crearon el maíz y contra la voluntad de la inmensa mayoría de los habitantes de
México. Así lo constató también el internacional Tribunal Permanente de los
Pueblos en su sentencia final en noviembre de 2014.
Empresas y gobierno
en conjunto han presentado 11 juicios de amparo (nueve de las trasnacionales y
dos del gobierno federal) para revertir la medida precautoria de suspensión y
otros 11 (nuevamente nueve de las empresas y dos más del gobierno federal)
contra el fondo de la demanda.
La colectividad tuvo
que responder a cada una de las impugnaciones y además presentó otras 26. Han
intervenido hasta ahora 17 tribunales: un juzgado federal, un tribunal de
apelación, tres tribunales de amparo, una comisión administrativa, 10
tribunales colegiados y la primera sala de la Suprema Corte. Al haberse
desechado finalmente todos los amparos contra la demanda, comenzará el juicio.
En el camino, varias instancias judiciales se pronunciaron también reafirmando
la suspensión como medida precautoria, por lo que ésta se mantendrá también
durante el juicio.
La siembra de maíz
transgénico está suspendida no sólo por este importante trabajo legal y la
acción de jueces honestos que afirmaron la defensa del patrimonio genético más
importante del país. Está suspendida también gracias a la defensa territorial,
de semillas, tierra, agua y bosques, en comunidades y ejidos de todos los
puntos cardinales del país, gracias a cada barrio y organización que decide
comer tortillas sin transgénicos, a cada escuela, foro, comedor, charla de
feria, donde se denuncian sus atrocidades y se busca construir o reafirmar
redes que garanticen que sean manos campesinas y libres de transgénicos las que
alimenten los mercados y ferias locales.
Gracias a la fuerte
opinión pública nacional e internacional contra la liberación de maíz
transgénico en su centro de origen, porque es condenar a la contaminación
inevitable a México, reservorio genético global del maíz, uno de los tres
granos pilares de la alimentación mundial.
Eduardo Galeano,
presencia querida que siempre sintió y acompañó las luchas de los pueblos del
maíz, citando al Popol Vuh nos decía que cuando los dioses
formaron los seres humanos, antes de hacerlos de su esencia verdadera, el maíz,
probaron hacerlos de madera. Esos, aunque parecían seres humanos, eran
insensibles, ambiciosos, no respetaban la tierra ni a los otros seres vivos.
Los dioses pensaron haberlos eliminado, pero algunos se escaparon y hoy, nos
decía Galeano, gobiernan el mundo.
Pero pese a sus
asaltos, también se rompen y al fin mueren. La defensa del maíz y su cuidado
colectivo seguirán siempre vivos, son de plazo perpetuo. En los caminos del
maíz, Eduardo sigue caminando. Sus sentires y palabras, que como semillas
vuelven a crecer y casarse con muchas otras que nacen de las comunidades,
seguirán germinando.
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Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC